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Un mundo ideal: Opera Queer en CALLE, el nuevo ciclo de MU Trinchera Boutique

El dúo de las hermanas Ferni y Luchi llenaron de lírica la Plaza de los Dos Congresos en el segundo Ciclo Artístico Lírico Llamativo y Extraordinario (CALLE), de MU Trinchera Boutique. Del grito urgente por el pedido de aparición de Tehuel a la Ley de Cupo Laboral Travesti Trans que sería tratada en el Senado la semana que viene, la poética abrigó los corazones en un espacio cuidado: «En el arte encontramos una herramienta y una forma de construir, como dice Susy Shock, esos mundos y esas humanidades mejores que nos merecemos».

“Ya vienen las maricas cantando la tonada, ya vienen las mariposas derribando las miradas, diaguita, también trava y no me van a derribar sus insultos, sus maltratos, me van a respetar”.
Este canto a dos voces se escucha por la calle Riobamba al 100, cruza Bartolomé Mitre y dobla en Av. Rivadavia. Se dirigue hacia la Plaza de los Dos Congresos y a su paso despierta miradas, dedos que señalan y oídos que se acercan a escuchar. Quienes cantan son Luchi y Ferni – de Ópera Queer- y lo que sucede es C.A.L.L.E. (Ciclo Artístico Lírico Llamativo y Extraordinario), el nuevo ciclo al aire libre de lavaca.
Ambas van de la mano, acompañándose en esta caminata sobre baldosones grises, con el repique de sus tacos, las calzas de terciopelo, chalinas multicolores para protegerse de un viento que traspasa la piel, las pestañas postizas y sus bocas pintadas de rojo. Llevan un cartel con el interrogante que se repite hace casi un centenar de días: ¿Dónde está? Cuando el semáforo corta Rivadavia se detienen unos instantes ante autos y colectivos mostrando el rostro sonriente de Tehuel, a quien todavía seguimos buscando.
Son poco más de las cinco de la tarde, las gemelas cantantes se ubican cerca del equipo de sonido y Luchi toma el micrófono: “¡Ay, qué frío. Cantate una ópera!”. Por detrás, el Congreso de la Nación recibe la última hora de luz del sol que se cuela por entre las nubes oscuras. Para aliviar la baja temperatura, se repartieron vasitos con mate cocido y té con jengibre. La primera canción fue una caricia que junto a la bebida caliente, hizo que el público ocasional disfrutara del comienzo del show. “Vamos a comenzar con un dúo romántico, un clásico de Disney”. Y cantaron “Un mundo ideal”, de la película infantil “Aladdin”. Varies niñes se sentaron en la platea formada por una hilera de sillas negras y escucharon el repertorio con expectativa y sonrisas.
El segundo tema pertenece al famoso musical de Brodway “Cats”. Luchi cuenta: “Grizabella está cansada de este mundo que le dio la espalda tanto tiempo y nadie la quiere porque es una gata vieja, prostituta, hay que decirlo, y no la quieren por eso. Ella accede a cantar frente a esta gente que la discrimina, las conmueve y de esta manera logra ser elegida para que reencarne”. Cantan entonces, “Memory” y más personas se van acercando para sumar oídos atentos en este atardecer musical. Unas llegan en bicicletas, otras de paseo con sus perritos, algunas hacen running y pasan sistemáticamente por el lugar donde irrumpió el hecho artístico que engalanó la plaza.
“La bella y la bestia” fue presentada por Ferni. Esta canción “nos deja un mensaje tan hermoso, que guardaremos por siempre en nuestro corazón, como aquello de que la belleza está en el interior, ¿no es cierto? Y si para conseguirlo tenemos que capturar una princesa y encarcelarla en nuestro castillo, bueno, no importa. Cómo nos educó Disney, cuántas cosas hemos aprendido con Disney. Para ustedes entonces, en esta hermosa tarde otoñal en la Ciudad de Buenos Aires, la canción de la Bestia, es un momento muy emocionante en el cual la Bestia se abre y en su soledad se permite aquellos lamentos de macho sensible y empieza a haber un camino de posible deconstrucción”.

Luego llegó la hora en la que el dúo ofreció la propuesta esencial que les define: la ópera. “Me siento una estafadora –bromeó Luchi-, como que estamos con Disney Queer, todo comedia musical, Otoño Queer”. Se alegra con el anuncio: “Hoy salió el dictamen para que se trate en el Senado la ley de Cupo Laboral Travesti y Trans. ¡Es ahora Senado!”, en alusión a la aprobación en comisión del texto que compone la ley que ya tiene media sanción de Diputados y que será tratada en el Senado la semana próxima. Para celebrar, Ferni cantó por primera vez ante público un aria del segundo acto de la ópera “Sansón y Dalila”. Antes de que Ferni tome el micrófono, Luchi explica: “Es un aria muy famosa, muy romántica basada en este relato en el que Sansón tenía el pelo largo y Dalila, hija de filisteos, lo enamora para cortarle el pelo en esa noche de amor y que Sansón pierda el poder. En la última escena de la ópera Sansón está sin fuerzas, con el pelo corto y a último momento le pide al Señor que le dé fuerza, eso es muy emocionante en esta ópera, toda la gente festeja, ´puto, marica, te cortamos el pelo´, y Sansón tira las columnas abajo y mata a toda la gente. Este acto es el de la seducción, muy común en la ópera francesa, Dalila le canta para enamorarlo”.

Una niña de unos cuatro años pregunta a su madre qué están cantando. La mamá le responde que cantan ópera y que se canta en otro idioma. Ella escucha, ríe y aplaude al término de cada tema. Ferni y Luchi se proponen con Ópera Queer quitarle el polvo de la sobriedad a este género musical y mostrar la veta graciosa y distendida de la ópera. Mientras cantan, intercalan frases en castellano, como “Aumentale a les maestres, Larreta”. Se mezclan con el público y cantan mirando a los ojos.
Isabel, de nueve años, observa desde la silla. Con su moño verde aborto y su pulsera con los colores de la diversidad, declara estar “muy contenta de ver a Ópera Queer”. Cuenta que días atrás en la escuela sus compañeritos “se burlaron de los gays” y ella les dijo que eso no estaba bien, porque “todes somos personas y merecemos respeto”. Al llegar a su casa, hizo un dibujo. Su mamá lo muestra en el celular: una persona con el torso desnudo y musculoso, con cabello rojo, pollera a rayas, rostro feliz, debajo un arcoriris de colores y a un costado escribió: “Sepan que ser gay no es algo malo. Es ser lo que te gusta”.
¿Quieren más ópera?”, preguntan. ¡Sí! Gritan todes. “¡Pues la tendrán!”. Cuenta Luchi que se tiene que ir rápido, apenas termine el show, porque va a dar clases en la Cátedra de Canto Disidente de la Universidad Nacional de las Artes. Todes aplauden. Se despiden con dos fragmentos de la ópera Carmen, “una joven cigarrera que vive la vida como quiere y eso lo canta en su famosa Habanera, que el amor es como un pájaro libre, que cuando lo querés tener el pájaro se te va y cuando no te importa, vuelve. Más o menos así dice la canción. Ella se enamora de Don José, un cabo, que es nuevo en el ejército y le da una una rosa y le dice que tiene veneno, que es el amor, te vas a enamorar de mí. El dice que no, que tiene una novia en su campo, que se llama Micaela y le gusta. Van pasando los días y parece que la rosa tenía algo, o Carmen era muy seductora y Don José empieza a pensar en Carmen y se enamora. Carmen se pelea con otra, ella es de armas tomar, él la salva, ella se escapa. El cae preso y cuando sale la va a buscar y ella ya no lo ama, ama al torero y Don José está tan obsesionado con ella que la mata. Estamos hablando de un femicidio y esto no se dice así. Carmen es un crimen pasional, el famoso crimen de amor. No, es un femicidio. Hoy tenemos la lupa transfeminista”.
Al finalizar el fragmento de Carmen, el público pidió ¡otra! Así que volvieron a cantar “Un mundo ideal”, porque es “el que queremos nosotres. Estamos tan felices de haber conseguido la Ley de Equidad en medios de comunicación, tan felices de tener el dictamen para tratar la Ley de Cupo Laboral Trans y Travesti. Vamos por una ley integral trans en nuestro país. Gracias por estar acá, por confiar. En el arte encontramos una herramienta y una forma de construir, como dice Susy, esos mundos y esas humanidades mejores que nos merecemos”, dijo Ferni. Y agregó Luchi: “Nos seguimos preguntando dónde está Tehuel”. Tras recibir los aplausos, se abrigaron y partieron. El público se fue dispersando por la plaza y así finalizó el segundo evento de C.A.L.L.E. Sesenta minutos de arte a la intemperie, para no olvidar que aun pueden sucedernos hechos llamativos y extraordinarios. Este fue uno. Vendrán otros.

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Docente:
Mariano Randazzo, comunicador y realizador sonoro con más de 30 años de experiencia en radio. Trabaja en medios comunitarios, públicos y privados. Participó en más de 20 proyectos de podcast, ocupando distintos roles de producción. También es docente y capacitador.




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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
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