Nota
El tic tac del Bauen: amenaza de desalojo y marcha, mientras los diputados demoran la expropiación
El jueves 19 de abril será un día decisivo para el Hotel Bauen. En realidad, cada día de funcionamiento, cada hora, es decisiva. Pero esta vez, más aun, los trabajadores enfrentan momentos en los que se sacuden las agujas de todos los barómetros. Y por eso el 19 convocan a marchar desde Callao 360 hasta un juzgado; otra vuelta por el laberinto judicial.
Para comprender: el pasado martes 10 los trabajadores se reunieron con asesores de distintos diputados para tratar el proyecto de Ley de Expropiación del edificio a su favor, con resultados positivos. La instancia clave debía ser la del día siguiente, miércoles 11, cuando el proyecto sería tratado en la Comisión de Asuntos Cooperativos, Mutuales y ONG de la Cámara de Diputados.
Sin embargo, los funcionarios suspendieron la reunión y la reprogramaron para el 26 de abril, fecha que saltea el otro round clave en la pelea por la expropiación: este jueves 19 de abril en el que fueron citados al Juzgado nº 9 de Capital Federal (M.T de Alvear y Callao) para que les notifiquen, presumen, una nueva orden de desalojo.
“Los tiempos de las cámaras legislativas van a contramano de los tiempos de los trabajadores, se supone que ellos deberían estar prestos a reunirse y tratar los proyectos de ley que tienen urgencia como en nuestro caso. Sabían claramente que el 19 tenemos una audiencia y que era muy importante conseguir un despacho favorable en la Comisión de Cooperativas”, analiza ante lavaca Federico Tonarelli, presidente de la cooperativa del BAUEN.
Lo legal y lo político
Desde el lunes 11 de julio de 2011, cuando la Corte Suprema rechazó un recurso de queja presentado por la cooperativa, las instancias legales por la expropiación del Hotel BAUEN a favor de sus trabajadores fueron agotadas. La citación del 19 significa así que “la causa se sigue moviendo, y no en un sentido favorable a nosotros”, dice Tonarelli.
Por eso los trabajadores ponen todas las fichas a los dos proyectos de ley que plantean la expropiación del inmueble, que tienen estado parlamentario y serán tratados el 26 de abril en primera instancia. Según pudieron adelantarles los asesores de diputados de distintos bloques, “todos, menos el Pro –que ha estado históricamente en contra de la cooperativa- manifestaron que era necesaria la sanción de la ley. Pero a pesar de ese acuerdo, los diputados no se presentaron”, se lamenta Federico sobre esa brecha entre las palabras con los hechos.
Un proyecto de Ley de Expropiación del Hotel BAUEN había sido presentado por la diputada de Libres del Sur Victoria Donda. Cajoneado, perdió estado parlamentario en 2011. Este año la propuesta se volvió a presentar, así como un nuevo proyecto del bloque de Nuevo Encuentro, que lidera Martín Sabbatella. Tonarelli no hace diferencias entre uno y otro, salvo “algunas variaciones técnicas en la transferencia del inmueble” y entiende que, lejos de ser una puja partidaria, ambos alimentan la necesidad de la expropiación. En la reunión con los asesores, cuenta, también diputados del Frente para la Victoria –que tiene mayoría en ambas cámaras- se expresaron a favor deteniéndose en la “historia oscura” que trae la propiedad del hotel desde la dictadura.
Historia oscura
La historia de la propiedad del edificio de Callao 360 se remonta no casualmente al año 1978. Situado en una zona porteña estratégica – Corrientes y Callao- el BAUEN fue construido para ampliar la infraestructura de servicios de la Ciudad de cara al Mundial y por iniciativa del gobierno militar. Tonarelli: “El hotel se levantó con fondos estatales y con un préstamo del ex Banco Nacional de Desarrollo (actualmente en manos del Banco Nación) a un tal Marcelo Iurcovich. El préstamo jamás fue cancelado”. La confianza del Estado militar hacia Iurcovich es al menos sospechosa.
A comienzos de los 90, el hotel entró en decadencia y hubo un brusco descenso en los porcentajes de ocupación. Tras algunas maniobras que intentaron posicionarlo nuevamente, finalmente en 1997 fue vendido parcialmente al Grupo Solari, a cargo de una cadena hotelera en Chile, que debía saldar la deuda de Iurcovich con el Estado. Una nueva estrategia de apostar a los viajeros de negocios y contingentes turísticos tampoco funcionó y, en febrero del año 2000, la firma Solari pidió la propia convocatoria de acreedores. Tan sólo había pagado 4 de los 12 millones que adeudaban, por lo que, dicen los trabajadores, “la quiebra es fraudulenta y el Grupo Solari no fue nunca el propietario”.
Venderse a uno mismo
Reaparece en escena el apellido Iurcovich, quien ofrece al juzgado saldar las deudas a cambio del inmueble; el juez concede pero las cuentas indican que Irucovich nunca devolvió el dinero.
El hotel fue cerrado el 28 de diciembre de 2001, en plena crisis, un día de los Inocentes. Los trabajadores despedidos enseguida se contactaron con el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas y formaron una cooperativa. Durante un año y medio subsistieron con algunos subsidios de desempleo que utilizaban para mantener la infraestructura del hotel. A mediados de 2003 firmaron un convenio con el Gobierno de la Ciudad y el propio Marcelo Iurcovich, que les permitió empezar a explotar comercialmente los salones a cambio de ceder el uso del teatro a la Ciudad. Antes y después, la familia Iurcovich calificaría a los trabajadores de “ocupantes ilegítimos”.
La familia Iurcovich anunció, en 2005, una nueva venta del edificio, esta vez a Mercoteles S.A., empresa que supuestamente se haría cargo de las inversiones necesarias para su reapertura, y en cuyo directorio está el propio Iurcovich hijo, de nombre Hugo. Ninguna de las firmas todavía había pagado la deuda impositiva de 5 millones que pesaba sobre el negocio.
Trampa mauricia
En diciembre de 2005 el macrismo ganó en la Legislatura la votación de una ley con el mínimo de votos que perdonaba la deuda pero proclamaba nula la cooperativa de los empleados para manejar el Hotel. Gracias a la presión de los trabajadores, el entonces jefe de gobierno porteño Jorge Telerman demoró la firma de la ley. En julio de 2006 la Justicia determinó que el hotel pertenecía a la firma Mercoteles, y el 30 de ese mes la jueza comercial Paula Hualde intimó al desalojo del Bauen para el mes de septiembre. Los trabajadores lanzaron un comunicado: “Hoy tenemos un pleno funcionamiento. Desde que nos constituimos como Cooperativa hemos realizado todas las acciones y medidas a nuestro alcance para poder explotar el lugar, seguir generando más puestos de trabajo y demostrar que la gestión de las empresas recuperadas por sus trabajadores es viable, concreta y exitosa. Los logros están a la vista, hemos generado más de 150 puestos de trabajo -de los 20 iniciales -, en menos de tres años, y otra cantidad de empleos tercerizados si tenemos en cuenta los contratos con empresas proveedoras de insumos”.
Testaferros originarios
Si bien la orden de desalojo se mantiene, hasta hoy los trabajadores continúan autogestionando el hotel. La última presentación que hicieron fue en 2009, un recurso de queja que se detenía en “la deuda impaga del grupo originario, el que construyo el hotel, que hasta el día de hoy no fue saldado. Y, segundo, que se le quiere restituir el inmueble a un grupo económico que no presenta actividad económica, no presenta patrimonio y que claramente es testaferro del grupo originario”.
La presentación fue rechazada en primera instancia y luego en la Cámara de Apelaciones. El fallo intimaba a devolver el hotel a la firma Mercoteles S.A. Los trabajadores pidieron a la Corte Suprema que se examinara el expediente. Pero en julio de 2011 la Corte consideró suficientes los fallos anteriores, y avaló su resolución. “No queda una instancia superior a la Corte Suprema. Si bien desde el principio supimos que la pelea judicial iba a ser difícil, con esto nos queda más que claro que tenemos que resolverlo a través de la Ley nacional de Expropiación”, decía Federico Tonarelli por entonces a lavaca.
¿Cuál es la idea de los proyectos que se deberían discutir lo más rápidamente posible? Como expropiante puede actuar tanto el Estado Nacional como la Municipalidad de la Ciudad. “El Estado se sienta con la cooperativa a buscar algún modelo de transferencia del edificio, que puede ser la venta, el préstamo o la cesión”. Todo será nuevo: no hay antecedentes en la ciudad de una expropiación a favor de los trabajadores.
La esperanza está puesta en la mayoría que en ambas cámaras tiene el Frente Para la Victoria, que de palabra parecer estar de acuerdo con los proyectos de ley: “Lo que queremos es que el Gobierno juegue todas las cartas en esto. Hasta ahora, nos ha apoyado tibiamente” dice Federico. La idea es que este año “no hay excusas” y en eso están los trabajadores: difundiendo la enredada historia propietaria del inmueble, construyendo alianzas, y lo de siempre: trabajando.
Este jueves 19 de abril tienen una nueva cita en el juzgado. Y no quieren llegar solos. Por eso, en las puertas del Hotel, a las 10 de la mañana, convocan a marchar hasta el Juzgado Comercial nº9 de Capital Federal Será, como siempre, un día decisivo.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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