Nota
El campo de batalla
Villa Zavaleta, escenario de una pelea por el control del territorio de bandas narcos y unas fuerzas de seguridad que liberan la zona al grito: “Que se maten entre ellos”. El resultado: el asesinato de Kevin, un niño de 9 años. Un caso, una historia y un relato que desnuda la cruel verdad: la impunidad de la violencia.
Villa Zavaleta, escenario de una pelea por el control del territorio de bandas narcos y unas fuerzas de seguridad que liberan la zona al grito: “Que se maten entre ellos”. El resultado: el asesinato de Kevin, un niño de 9 años. Un caso, una historia y un relato que desnuda la cruel verdad: la impunidad de la violencia.
La cumbia suena fuerte: hasta los vidrios de las ventanas laten con Ráfaga, Los Palmeras, La Nueva Luna. Un racimo de la generación sub-12 baila alrededor de los parlantes. La gente anda con cuidado sobre el barrial que dejó la lluvia de anoche. Hay una pequeña plaza redonda construida y cuidada juego a juego por los vecinos en el corazón de la villa Zavaleta. Flota un enorme globo blanco con la foto de un nene que sonríe y unas palabras: Kevin vive.
En el ambiente hay una extraña alegría rellena de tristeza. Alegría por lo que se está haciendo: dar una respuesta. Tristeza, porque “Kevin vive” es una metáfora, pero fue asesinado el 7 de septiembre. Hay lágrimas, abrazos, miradas de reojo, gendarmes y prefectos. Y cumbia. Hay chicos hamacándose en los juegos. Hay galletitas, pan con dulce de leche, panchos con mostaza, excelentes pizzetas y jugo, que el vecindario ha preparado para los invitados, varios de ellos periodistas de medios que no sé si recibirían con similar hospitalidad a la gente de la villa Zavaleta.
Junto a la plaza los vecinos han construido una casilla. No la quieren llamar garita. Está pintada de blanco con letras rojas y negras, y frases muy raras:
- Vecinos sin gorra.
- La comunidad al servicio de la comunidad.
- Si la gorra se zarpa denunciala acá.
- Acá estamos.
- Si ves un uniformado sin identificación.
- Si la gorra te maltrata a vos o a cualquiera.
- Si allanan tu casa sin la orden de un juez.
- Si te revisa o cachea una persona del otro sexo.
- Si te culpan por algo que no hiciste.
Firma: La Poderosa. La casilla fue construida a pulmón y ladrillo hueco durante tres días. Se ve un mural con el rostro de Kevin: “te queremos”. La cumbia canta “te amo”, todo sigue latiendo y se ve a un grupo de mujeres y hombres de la villa que lucen unas camperas rojas con dos propuestas estampadas:
- Violencia institucional cero.
- Control popular de las fuerzas de seguridad.
Son vecinos elegidos por sus vecinos, que estarán en contacto directo con la fiscalía a cargo de Adrián Giménez, una red de periodistas, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y la Procuraduría contra la Violencia Institucional (Procuvin) que encabeza Abel Córdoba. No hay otra intervención estatal en la idea. Con parte de lo que se obtiene por la revista La Garganta Poderosa y otras cooperativas del barrio, se pagará una retribución mínima a quienes intervengan, para que además hagan el mantenimiento la plaza.
Jugo en mano y zapato en barro, Córdoba razona: “Es una respuesta que no han sabido dar todos los que estudian estos temas, se dicen especialistas, y cobran miles de pesos para diseñar programas que no llegan a nada”.
Azul y Marilyn, 7 y 8 años, regalan un pin redondo con una estrella amarilla que dice Kevin. Son sus hermanas. Kevin tenía 9 años y estaba con ellas, el día de la bala, frente al televisor sintonizado en el Canal Disney.
De ese crimen nació esta propuesta presentada en el barrio, con la cual los vecinos de Zavaleta podrían transformar varios lugares comunes actuales sobre ciudadanía, seguridad, droga, participación y violencia, entre otros. El objetivo es acaso revolucionario, y está sintetizado en una pared blanca: “Ni un pibe menos”.

El cartucho en el ropero
Roxana tiene 13 hijos, 10 nietos, 41 años, vive con 6 de sus hijos y Claudio, su pareja, que maneja un camión volquete. La casa que es un ambiente de unos 7 x 4 con una ventana que en Zavaleta no es a la calle, sino al pasillo de dos metros y medio de ancho. Roxana mira la mesa de fórmica.
“El 7 de septiembre me despertó Claudio, mi marido. Serían las 6 de la mañana. Escucho ruidos, me dijo. Nos levantamos despacito para mirar. Vimos gente tratando de entrar a esa casa que está justo frente a la nuestra. Me asomé y vi que serían 6 ó 7 y estaban armados. Les dije: Ahí no vive nadie. No pasa nada señora, tranquila que no es con usted la cosa, me dijeron. Cerré. Aquí sabemos que hay peleas por el territorio, para asegurarse la venta, ¿se entiende? Nos quedamos tomando mate, prendimos la tele. Mi marido se fue a trabajar a las 7 de la mañana, parecía todo calmo. A los 20 minutos vino el otro grupo. Se pusieron a los dos costados de mi casa y desde ahí disparaban a la de enfrente, se ve que para recuperarla. Desde adentro contestaban. Se escucharon los 30 primeros disparos. Había escopetas UZI, FAL, pistolas, de todo. Pero ningún herido. En eso, se van los que estaban afuera, no sé si a buscar más gente o a recargar las armas. Silencio total. Vino la Prefectura, unos 5. Un chiquito les indica dónde estaba la casa desde donde tiraban tiros. Los prefectos se acercan, no mucho. Tiran un camioncito de juguete que estaba por ahí contra la puerta, para ver si alguien de adentro respondía. Como no había movimientos los prefectos se fueron. Una vecina escuchó que uno decía: Que se maten entre ellos. Se fueron a su garita que está a unos 100 metros. Ahí volvieron los tipos que se habían ido antes y empezó todo de nuevo, pero se cruzaron más tiros. Después se levantaron más de 150 balas. Una bala entra a mi casa por el marco de la ventana y atraviesa ahí, la punta del mueble, donde duermen las nenas. Los chicos estaban despiertos. Azul y Marilyn estaban agarraditas ahí, con uno de los hermanos. Otra bala entró también por el marco y la encontré después en el ropero. Kevin salió de la cucheta y se paró al lado de esta mesa. Había un parlantito. Me dice: Mirá si le dan al parlante. Le digo: Fantasmín, dejá de hablar pavadas, y fui al baño. Cuando salgo lo veo a Kevin acá mismo, debajo de la mesa, con los bracitos al lado del cuerpo. Siento que hace un temblequeo y le digo: ¿Qué te pasa? Pensé que estaba escondiéndose. Cuando me agacho le siento la respiración, como ronquidos cortitos. Y veo el charco de sangre. Lo arrastro de abajo de la mesa, lo levanto en brazos. Ya era un peso muerto. Después supe que en ese momento le funcionaba solamente el corazón”.
Mirá la campera
La bala había atravesado el vidrio de la ventana. Todavía está la perforación, que cruzó en leve diagonal por arriba de las camas hasta dar en Kevin. Roxana: “Tenía al nene en brazos, sangrando. Le pedí unas camperas a Priscilla para taparlo. Además, llovía. Abro la puerta, ya no había tiros. Salgo para la plaza gritando: Un auto por favor. Si llamaba una ambulancia todavía la estaríamos esperando. Un vecino que es remisero me llevó al Hospital Penna. Llego, grito que el nene tiene un tiro en la cabeza. Me lo pusieron en una camilla. Me dijeron: Mamá, vamos a ver qué se puede hacer. Lo llevaron a terapia intensiva. Lo entubaron con oxígeno y con suero. Había una ventanita redonda, Dios no quiso que esté tapada como las otras. Yo veía que le hacían así, como golpeándole el pecho para reanimarlo. Vino mi esposo Claudio. Le dije: Se nos va. Él dice: No. Yo le digo: Quiero que se vaya, mirá la campera, mirá la zapatilla. Había materia fecal y parte del cerebro de mi hijo. Le dije: Para qué quiero que quede así. Él me decía: No importa, aunque sea un vegetal y lo tenga que bañar y limpiarle la cola, lo quiero al nene. Claudio no es el papá, lo conocí después de tener a Kevin, pero fue siempre el papá real, ¿se entiende? Yo le decía: No, estás equivocado, pedile a Dios conmigo para que se lo lleve, que no quede así. El nene tuvo 16 paros. Hicieron lo posible y lo imposible. Casi se me va mi marido, que tuvo un preinfarto cuando nos dijeron que no pudieron salvarlo. Me acerqué al cuerpito de Kevin y pude descargarme, me rodeó gente del Hospital, psicólogos, me tocaban la espalda. Le dije al nene: allá te vas a encontrar con tu tía, mi hermana, que murió hace dos años. Portate bien. No la hagas renegar”.
Cómo entender la muerte
Habla Garganta, por llamar así a uno de los vecinos y referentes de la revista La Garganta Poderosa, el medio de comunicación de la organización barrial La Poderosa. La revista imprime entre 12.000 y 22.000 ejemplares, según el mes, tiene 40.000 seguidores en Twitter y 105,000 en Facebook. Es una de las cooperativas de la organización junto a las de ambulancieros, recicladores de basura, gastronómica, y textil. La Poderosa tiene 15 asambleas distribuidas en Capital Federal y 8 provincias. El nombre proviene de la motocicleta de Ernesto Guevara. Explica Garganta que el anonimato permite una voz colectiva, y evitar de paso cooptaciones y otros pantanos.
“Hay tiroteos cada dos o tres días a lo sumo, por conflictos que no son del barrio, sino que se digitan en otros lugares. Pero desde que trajeron gendarmes y prefectos, no hubo ni un solo registro oficial de enfrentamientos en los que hayan intervenido”.
El Plan Unidad Cinturón Sur nació en julio de 2011, cuando el Ministerio de Seguridad estaba a cargo de Nilda Garré. Gendarmería aporta 1550 efectivos y 200 vehículos entre patrulleros, camiones, motocicletas y ambulancias en Nueva Pompeya, Bajo Flores, Villa Soldati y Villa Lugano. Prefectura agrega otros 1250 uniformados, 26 camionetas, 24 cuatriciclos y 10 patrulleros en Barracas, La Boca y Parque Patricios. Zavaleta y la 21-24 son contiguas, y tienen a los unos y los otros.
Repaso al 7 de septiembre: “Vino una banda de afuera seguramente a disputarse algún negocio que ni sabemos. Hubo enfrentamiento. Pasaron los de Prefectura. Vieron que había ocurrido la primera tanda de tiros, y se fueron a su garita a 100 metros diciendo ‘que se maten entre ellos’. Kevin estaba vivo. Después supimos que el Ministerio de Seguridad tiene registrados dos llamados al 911. Si los de Prefectura se hubieran quedado en el lugar, no hubiera existido el enfrentamiento, y hoy Kevin estaría jugando con nosotros acá, como siempre”.
Kevin pasaba buena parte de su tiempo en la revista, o al lado, en la plaza que La Poderosa y los vecinos crearon para ellos. Esa placita se llama también Kevin. “Pero es por otro nene que tenía 4 años y murió de un balazo en 2009, otra historia compleja de exclusión, droga, y espacios donde el poder decide que se pierdan las balas. El día que mataron a aquel chiquito en 2009, Kevin estaba conmigo. Cuando escuchamos el disparo, un perro dejó de ladrar. Kevin no pronunciaba bien la erre y dijo: ‘mataron al pedo’”.
Robar, posar y burlar
Roxana y Claudio volvieron del Hospital Penna a su casa y la encontraron ocupada por los prefectos que investigaban lo sucedido. El matrimonio descubrió que faltaban 100 pesos que tenían escondidos envueltos en una sábana, y dos celulares. Garganta: “Es como un reflejo. No intervienen, liberan la zona, se llevan la comisión, y de última se llevan las cosas que quedan adentro de las casas”.
Federico Efron, abogado del CELS que acompaña a la familia en sus presentaciones judiciales, confirmó a Mu que son tres las causas abiertas:
- Homicidio de Kevin.
- Incumplimiento de deberes por parte de los prefectos que se retiraron del lugar facilitando el segundo tiroteo, que provocó la muerte.
- Robo a la familia por parte de los uniformados.
Tres días después del crimen los prefectos estaban escuchando música en la puerta de la casa. Roxana pensó que eran chicos y salió para que bajaran la música. Al ver uniformados, les pidió identificación, que no tenían o no exhibieron. Garganta: “Son fantasmas de escopeta. Fue una compañera de la revista a sacarles fotos para documentar que estaban sin identificarse. ¿Sabés que hicieron? Llamaron a los gendarmes: ‘vengan, que así posamos todos juntos’. Unos días después la familia de Kevin, que es muy creyente, organizó un rezo en la plaza, y los gendarmes pasaban y hacían muecas y burlas”. El gesto era el del arqueológico pito catalán.
Doctrina chasquibum
Empezaron a sonar nombres y apodos de sospechosos por el enfrentamiento del 7 de septiembre, replicados de modo zombi por los medios. “Ya se sabe, meten a Ganzúa y a Porolo, a 4 o 5 perejiles, y eso significa que todo quede en la nada”. Todo en la nada: para evitar esa metafísica, la asamblea barrial de La Poderosa resolvió ir el 16 de septiembre a Tribunales a denunciar lo que definen como “participación indispensable y evidente de las fuerzas de seguridad”.
Esa noche la Gendarmería sitió el barrio y ocupó la placita Kevin frente a la redacción con uniformados no identificados y ocultos tras pasamontañas. Garganta: “Las hermanitas de Kevin estaban con nosotros. A Azul empezó a sangrarle la nariz y Marilyn decía ‘me van a dar un tiro en la cabeza’. Salí a preguntar quién era el jefe del operativo. Me apuntaron, me doblaron el brazo, me pusieron contra la pared. Después supimos que tenían órdenes de allanamiento en el barrio, pero el problema es cómo hacen los allanamientos, que terminan siendo una violación a nuestros derechos y donde capaz que le meten a alguien un chasquibum para decir que desbarataron una banda. Y decí que acá murió un chico: si la bala le pegaba a un adulto, iban a decir que era un jefe narco o un ajuste de cuentas, y nadie se enteraría de la realidad”.
En Zavaleta reconocen que otros barrios, cuando tienen problemas, llaman al 911: “Pero acá llamamos a periodistas. Te confieso que da rabia e impotencia ver que hay como una solidaridad corporativa, de difundir lo que creían erróneamente que era un allanamiento a La Garganta, pero en realidad era un sitio al barrio entero. Hubo más respuesta a eso que a la muerte de Kevin. Como que hay una empatía con el medio pero no inquietud por descubrir realidades que son mucho más duras”.
A los 7 y 8 años de edad se aprenden realidades del barrio: Azul sangró de la nariz; Marilyn, de su memoria.
La gracia a la vista
Los vecinos de Zavaleta tuvieron un encuentro con la Procuradora de la Nación, Alejandra Gils Carbó: “Resultó un manto de tranquilidad, nos sentimos respetados y escuchados”. No tan fluida ha sido la relación con el Ministerio de Seguridad que según indicios encabeza Antonio Puricelli, y tiene en el Secretario Sergio Berni a su figura más mediática. Enviaron a Zavaleta a la Subsecretaria de Participación Ciudadana, Agustina Propato. Garganta: “Estábamos en asamblea, dijo que sólo hablaría con la madre de Kevin. Roxana le contestó que no, que hablase con todos. Propato planteó que al llegar vio que gendarmes y prefectos estaban todos identificados. ‘Tienen la gracia a la vista’, nos decía. La sacamos, caminamos diez metros y le mostramos que no era cierto, ninguno estaba identificado”.
Situación típica: tienen una identificación en la camisa, pero se ponen encima un chaleco o campera y ya quedan en el anonimato. “Que dejen de ser fantasmas de escopeta nos abre un mundo. Si nosotros somos sujetos de derecho que tenemos que pagar por lo que hacemos, identificarlos significa que ellos también paguen por lo que hacen”.
Le preguntaron a la enviada a qué se debían las sobredosis de gendarmes ocultos tras pasamontañas y con los dedos en los gatillos frente a vecinas y vecinos pacíficos. Refieren que la funcionaria respondió: “Se venía de un enfrentamiento con 150 balazos”. Garganta: “Pero ellos no habían participado. Y además, ¿ella misma podía entrar en ojotas a la villa sin problema, pero los gendarmes tienen que venir armados para la guerra?”. Cálculo: “No se puede pedir que arreglen de un día para para el otro el narcotráfico mundial, pero sí que le pongan una chapita de identificación a los uniformados”. Más allá de la estrecha relación de la señora Propato con el secretario Berni, los prefectos y gendarmes volvieron a ser detectados en varias ocasiones sin exhibir su gracia.
¿Qué es la inseguridad?
Paola, prima de Kevin, nacida en el barrio, redactora de La Garganta Poderosa: “Inseguridad es que se te burlen en la cara. Que se haya incendiado una casa que mató a una familia y los bomberos vinieran sin agua, y los de la ambulancia sin médico. O que directamente las ambulancias no entren”. Garganta: “A 10 minutos del centro no hay teléfono de línea, se te apaga la luz por baja tensión, no hay cloacas. Te tratan de delincuente en los medios. En TN hablaron del caso sólo para criticar al gobierno. Los oficialistas callaron tres días hasta que pasó un acto de Cristina en el barrio. El diario Tiempo puso en el copete que habían detenido a paraguayos. ¿Cuál es el dato, para elegir ‘paraguayos’ entre mil palabras? Criticás la xenofobia de La Nación, pero hacés lo mismo”. Una teoría laboral: “Si no querés nadar, no seas bañero. Si no querés decir la verdad, no seas periodista, amigo. Dedicate a otra cosa”.
Otra percepción desde Zavaleta: “El vínculo del negocio del narcotráfico y nuestros barrios es una decisión del poder y sus fuerzas de seguridad. No hay otro modo de entenderlo. Están acá porque ellos digitan que estén. Si quieren discutir de seguridad, nosotros preguntamos: ¿Dónde hay un centro gratuito serio y de calidad del Estado donde podamos llevar a los pibes para que se rescaten? Mientras eso no exista, todo lo que se habla es cotillón. Me dicen que está el Cenareso: mil veces peor que si están acá en la calle. Cuando haya un centro de rehabilitación en serio, podremos discutir cómo les cortaron las oportunidades de vida a los pibes de estos barrios, empujándolos a consumir. Pero en vez de un centro de rehabilitación, vienen y te inauguran una Casa de la Cultura, cuando aquí ya hay mil centros culturales. Todo bien con la cultura. Pero en el barrio ya hay cultura. Falta de lo otro”. Son cinco los chicos muertos en los últimos dos años. Garganta: “El fiscal Giménez nos dijo que hay más de cinco homicidios por mes en estos barrios, que es el promedio más alto de la ciudad, pero no aparecen en ningún lado. Como que no existen”.
Apuntes: mientras se hacía esta nota se cumplieron 10 años de la desaparición de Iván Torres en Chubut, y la justicia intenta desandar lo avanzado en la causa. En el caso de otro desaparecido, Luciano Arruga, se denunció que el juzgado que debía investigar a los policías, espió a la familia. Hace un rato entró un mensaje a mi celular desde Trelew, donde tras una violación en una comisaría, mataron a un testigo protegido y a su sobrino: “Pibe muerto, 25 años, fue la policía”.
El negocio
La imaginación puede ser hija de la desesperación: “No podíamos esperar otro muerto. Otro velorio con cajón chiquito y pibes que dejan dibujos y juguetes en vez de flores. Nuestros tiempos no son los del Estado, y largamos una alternativa para cuidarnos de los que debieran protegernos”. Nació Vecinos sin Gorra, cuyo destino funciona ligado al apoyo barrial. “Se decidió en la asamblea de La Poderosa y se recorrió casa por casa para explicarlo. Encontramos una adhesión unánime, todos tenemos atragantadas las situaciones de violencia y abusos y no queremos que vuele una bala más aquí” describe Garganta.
En el barrio se había vivido como un alivio la llegada de gendarmes y prefectos en 2011 relevando a la Policía Federal “cuando ya fue obvio que la Policía no era parte del negocio, sino el negocio mismo. Pero con el correr del tiempo se enviciaron en las mismas prácticas”.
Luciana Pol, coordinadora del Equipo de Políticas de Seguridad y Violencia Institucional del CELS: “Llega una nueva fuerza, y se desactiva la cuestión más turbulenta de negocios, punteros, delitos. Por un tiempo. Después la fuerza de ocupación empieza a tener contactos, intercambios, a conocer el funcionamiento barrial. Y se reactivan los actores locales, las fuerzas policiales, se reconstruyen redes y canales de comunicación. Y lo que se reconfigura es una nueva relación entre las fuerzas de seguridad y los grupos del barrio, legales o ilegales”.
¿Puede eso ser más grave aún si se trata de fuerzas con funcionamiento en las fronteras donde hay tantos tráficos oscuros, y que ahora agregan poder territorial en los barrios? ¿Cómo interpretar el descubrimiento de las cúpulas narcopoliciales santafecinas y cordobesas, por nombrar las recientes? ¿Éxitos reales contra el narcotráfico, o reconfiguraciones del negocio? Las preguntas flotan, y Pol aporta otro argumento: “Hay una reconfiguración, y además hay otro estilo no sé si de corrupción pero sí de gestión del territorio, con mucho más énfasis de Gendarmería en un tipo de militarización y disciplinamiento social”.
Otra cuestión: ¿a quién se protege en los barrios? “Los cambios en el Ministerio de Seguridad han ido relajando los controles sobre las fuerzas, y pasa lo que pasó con Kevin. Los prefectos no entran al barrio. Hay un doble efecto negativo. Uno es que se van acomodando y transando con quien haya que transar. Y el otro es que el Ministerio vuelve al esquema tradicional de rondas perimetrales, donde se trabaja para afuera y no para adentro. Que la gente del barrio no salga, no moleste a los de afuera. Proveer seguridad al barrio de clase media y no a los más pobres”.
La gente del barrio interpreta eso como inoperancia en el mejor de los casos, o como zonas liberadas para negocios obvios. Luciana Pol: “No sé cómo va la investigación. Si liberaron para que ocurra el tiroteo. O si hay tiroteo y no se meten, con esa idea de que se maten entre ellos. En cualquier caso, los tiroteos son un evento cotidiano. Si el tiroteo es en Caballito se arma un escándalo, sale en todos los medios y va la policía. En las villas no”.
Verbo policializar
El fiscal Abel Córdoba retoma el problema de Gendarmería y Prefectura: “La llegada de nuevas fuerzas cambia la problemática e instala nuevas alertas. Lo que los vecinos piden es que las fuerzas actúen dentro de la ley. Las autoridades deben atender muy especialmente que se no se policialice nuevamente la situación. Sabemos que las agencias policiales establecían una regulación del delito, y no una ofensiva contra el delito. Hay que evitar que eso siga ocurriendo, y es cierto que el traslado de una fuerza de frontera a un ámbito urbano siempre es complejo”.
Córdoba cree que la otra novedad es la respuesta social que surgió en Zavaleta: “Es lucidez desde el dolor. La gente ha perdido hijos, amigos, familiares. Pero en lugar del pedido de venganza, la iniciativa es algo propositivo que busca la democratización del espacio público. Que rija la misma ley que en otros barrios. Y en lugar de mano dura o ese tipo de cosas, aquí se plantea el control democrático de las fuerzas. Me parece una lección para toda la sociedad”. Dicen que son tiempos de elecciones. En Zavaleta parecen haber hecho la suya.
Por qué hacer las cosas
Claudio, el papá de Kevin, dice en su casa junto a Roxana: “Yo tenía seis hijos, y ahora tengo cinco. Por esos cinco, y por todos los demás, lo que queremos hacer es esto: buscarles la felicidad”. Paola lo mira muy seria, y ceba el mate. Tiene un hijo de la misma edad que Kevin. Cuenta por qué le gusta hacer periodismo. Trabajaba un mínimo de 16 horas diarias como personal de limpieza de una sucursal del Banco Nación, sus gerentes y cajeras. Con eso ayudaba a su mamá para mantener a las hermanas y al padrastro alcohólico. Cuando apareció el contacto con la revista Paola se entusiasmó: “Siempre me gustó escribir, era una descarga porque llevaba una mochila muy pesada desde los 8 años”.
La mochila era la siguiente: Paola había sido abusada por ese padrastro. “Mi mamá era cartonera. Nunca me faltó nada, pero siempre me faltó mi mamá. Por eso me pasó lo que me pasó. Y ella después me decía que no sabía nada. La gente a veces no sabe las cosas para que no le lastimen. Yo siempre dije que mi mayor presencia era la pared. Yo le hablaba a la pared, le contaba lo que me pasaba, y hasta podía pegarle sin que me respondiera”. Paola se incorporó a La Garganta Poderosa. “Entrevisté a Maradona, el Indio Solari, Joan Manuel Serrat, un montón, pero para mí una de las mejores fue con Félix Díaz, el qom, que yo sé que es una persona que lleva una lucha pesada”. Ajena al cholulismo, Paola dice: “No me creo nada por entrevistar gente, si no tengo cloaca en mi casa, que ni siquiera es mía porque alquilo. Yo tomo la revista como cuando iba a limpiar una oficina. Si no pienso así, terminaría como la gente de los medios, que no se sabe qué se cree que son”. Paola ya no habla de Kevin o de Zavaleta, sino de la vida. Murió aquel padrastro, murió la madre: “Puedo decir que mi hijo ha sido criado distinto. Entonces corté una historia familiar de abusos a los chicos y las nenas. Y en el barrio también queremos cortar con las historias que nos escriben los otros, y poder escribir nosotros qué somos, cómo vivimos y qué queremos. Yo estudié, trabajé, escribo, me dedico a mi hijo. Hice cosas que otras generaciones de mi familia no pudieron hacer”.
Paola y el barrio hablan de no resignarse a la realidad que les fabrican otros: de abuso, de violencia, de silencio, de hablarle a la pared. Paola le pasa el mate a Roxana, que me lo pasa a mí, y plantea un proyecto de alta política con palabras sencillas que, conociendo estas luces y estas sombras, cada vez tienen más sentido: “Vivir y dejar vivir”. Kevin, el 29 de octubre, cumpliría 10 años.
El programa Decí Mu en Zavaleta
Nota
La Estela: tierra guaraní en escena

Las actrices Casandra Velázquez e Ivana Zacharski crearon un unipersonal sobre una niña litoraleña que descubre aventuras al amparo del monte misionero. El calor agobiante, la siesta obligatoria, los árboles de yerba mate y las leyendas de ese territorio se cruzan con la inspiración de Clarice Lispector como punto de partida.
Por María del Carmen Varela
A la hora de la siesta el pueblo entra en una pausa obligatoria barnizada por un calor agobiante. Ni el sueño ni el sofoco detienen a la niña, que abandona su cama con sigilo y logra escapar al amparo del monte. Encuentra en la intemperie el abrigo que no es costumbre en su casa. Cada día la espera una aventura distinta, aunque no siempre hay juego y risas. Rebelde, divertida, decidida, busca compañía para sus andanzas y si no la encuentra, transita en soledad. La salvación a cielo abierto, la naturaleza como sostén y una fascinación: “La Estela”.
La actriz y bailarina Casandra Velázquez y la actriz y directora de teatro Ivana Zacharski dieron luz a esta niña litoraleña sumergida en la vastedad de un paisaje indómito y deslumbrada por Estela, la joven esquiva con mirada de pantera. Ivana y Casandra se conocieron a sus 18 años tomando clases de actuación con Pompeyo Audivert en el Teatro Estudio El Cuervo, poco tiempo después de que cada una viniera a estudiar teatro a la Capital. Casandra nació en Rosario y creció en Venado Tuerto (Santa Fe), Ivana es de Apóstoles, Misiones, donde se desarrolla esta historia que juntas llevaron a escena. Este universo, recorrido por Ivana, de tierras guaraníes surcadas por árboles de yerba mate y leyendas de peligros a la hora de la siesta, fue la inspiración para La Estela.
Ivana tenía ganas de dirigir un unipersonal y eligió a su amiga Casandra para actuarlo. El punto de partida fue un cuento de Clarice Lispector: La relación de la cosa. Casandra: “Los primeros encuentros fueron sin texto, nos acercamos a la obra desde el cuerpo, la respiración y la carne. En los primeros ensayos bailé un montón, unas danzas extrañas, medio butohkas, transpire, canté, corrí, toqué el bajo. Ivana empezó a escribir y yo a probar y actuar todos esos textos e hipótesis, el insomnio estaba presente, la obsesión con el tiempo, los fantasmas del futuro, algo vinculado a la materialidad del agua y el devenir del río. Aparecieron unos cuentos protagonizados por distintas niñas en paisajes litoraleños. Nuestro personaje de ese momento: una mujer en medio del insomnio, se contaba esos cuentos a ella misma para poder dormir”.

Foto: Gentileza La Estela.
Después de que Ivana hiciera un taller de escritura con Santiago Loza y Andrés Gallina, la historia fue tomando fuerza. Cuenta Casandra que algo se abrió y comenzó a aparecer la trama: “La obra apareció y nos empezó a hablar. Nos metimos adentro de esos cuentos, de esos paisajes y de esas niñas y dejamos de lado todo lo demás. Apareció algo muy mágico entre nosotras, algo de eso que las obras permiten, que es crear un universo común, descubrir conexiones y relaciones nuevas. Sentía que la obra estaba apareciendo y tenía voz propia, apareció el cuerpo de la obra y una forma de narrar”. Casandra recorre el escenario y su fuerza expresiva invita a adentrarse en la historia de esta niña llena de vitalidad y asombro. La vemos en su habitación, presa del calor de la tarde, en busca de libertad y juego, invocando protección divina cuando algo se le escapa de las manos, trabajando en el puesto rutero, pateando una pelota, como se patea a la injusticia, hipnotizada al descubrir la mirada felina de “la Estela”.
El entusiasmo de la juventud, las tragedias inesperadas, las súplicas, el goce de la novedad caben en ese cuerpo palpitante de sueños. Ivana y Casandra apelaron a sus propias vivencias para hilar la narración. Casandra: “Las dos pasamos nuestras infancias y adolescencias medio punkis en distintos paisajes litoraleños, lejos de esta ciudad, sus ritmos y velocidades. Había algo de ese universo común, de elegir siendo muy chicas irnos de las ciudades donde crecimos, que empezó a operar, casi telepáticamente. El ejercicio de revisitar esos paisajes y poblarlos de ficción fue fascinante, mirar el mundo con ojos de infancia nos abrió mucho permiso y nos devolvió mucha vitalidad, nos permitió vincularnos con la violencia, el dolor y la crudeza de crecer desde un lugar de mucho delirio y mucho juego. La obra es bastante impune en ese sentido, el relato no pide permiso, ni da explicaciones, sólo sucede. Justicia poética, decimos, un conjuro de liberación”.
Al cabo de dias de ensayo, la voz de la niña litoraleña comenzó a asomar y Casandra hizo un trabajo específico con la coach vocal Mariana García Guerreiro. El actor Iván Moschner también se sumó a pulir el fluir de la voz. Escuchar radios misioneras, discos y entrevistas a Ramón Ayala y otrxs artistas misionerxs colaboró con esa tarea. La niña que sube el escalón hacia la adolescencia, la que se enfrenta al monte y sus amenazas, se abre paso en la oscuridad con la lumbre de su irreverencia. Salvar y ser salvada, desafiar la imposición de la siesta, para correr a soñar despierta.
La Estela
El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA
Sábados a las 18 hs, hasta el 27 de septiembre
@laestela.obra
Nota
Litio: nace un nuevo documental

Este viernes 29 de agosto se presentará un nuevo contenido de Cooperativa de trabajo lavaca: Litio. Un documental dirigido junto a Patricio Escobar que refleja la lucha de las comunidades originarias y el paralelismo entre la reforma (in)constitucional de Jujuy, como experimento hacia la Ley Bases votada a nivel nacional.
“Te cuento esta historia, si me prometés hacer algo. ¿Dale?”.
Así arranca el documental Litio, una historia de saqueo y resistencias, que continúa…
Un documental independiente y autogestivo de cooperativa lavaca y dirigido en conjunto con Patricio Escobar, que traza un hilo conductor entre la reforma (in)constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Este proyecto tiene algunas particularidades: por un lado, no se trata de una única pieza audiovisual, sino de varias. Una más larga, de 22 minutos; y otras más cortas, de menos de 6 minutos. Por otro lado, se propone un documental en construcción permanente, al que se le irán agregando nuevas piezas de una cadena extractivista que parece no tener fin. Para esto, creamos una página web (que también estrenaremos el viernes 29) en la que iremos agregando los nuevos eslabones que surjan a futuro relacionados al oro blanco.
LITIO muestra cómo viven las comunidades de la puna jujeña en la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, y a la par, zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. Dato insoslayable: para obtener un kilo de carbonato de litio se utilizan hasta dos millones de litros de agua. Las imágenes se entrelazan con los ostentosos congresos mineros, la represión policial a las manifestaciones por la reforma (in)constitucional y la resistencia de un pueblo que no otorga la licencia social a la explotación minera.
“¿Cuánto cuesta, cuánto vale… nuestra Pacha?”, cantan las comunidades originarias. Esa bandera hecha canción – y esa pregunta- se construye a través de distintas entrevistas a las comunidades Santuario de Tres Pozos, Lipán, El Moreno, Tres Morros, Potrero de la Puna, así como a otros actores. También evidencia el silencio de las autoridades, que no quisieron hacer declaraciones públicas. “Todas las Salinas están cuadriculadas de pedimentos mineros. Allí viven las comunidades y debajo, en el subsuelo, están las minas”, cuenta Alicia Chalabe, abogada de las comunidades.
El documental plantea una premisa: la reforma (in)constitucional de Jujuy en 2023 impuesta por el entonces gobernador Gerardo Morales –a merced de la explotación del litio, ya que modificó el régimen de agua, de tierras fiscales y de la propiedad privada, y ratificó la propiedad exclusiva de la provincia sobre los recursos naturales, entre los que incluye el subsuelo y el mineral de litio– fue el experimento que sirvió de antesala a la Ley Bases aprobada en 2024. Esta profundizó no sólo la matriz extractivista mediante enormes beneficios fiscales a empresas mineras, petroleras y del agronegocio, sino también las relaciones carnales con Estados Unidos y particularmente con Elon Musk, dueño de la empresa Tesla que construye autos eléctricos, para lo cual el litio es fundamental.
LITIO termina con tres palabras, y se erige como punto de partida:
“Esta historia continuará
¿Dale?”.
Te invitamos a seguir construyendo esta historia, este viernes 29 de agosto a las 20, en MU Trinchera (Riobamba 143, CABA).

CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre


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