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El principio del fin

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La reconversión de San Telmo. Al ritmo de la especulación inmobiliaria y la demanda del turismo, el barrio explotó. Los especialistas calculan que ya la mitad está ocupado por extranjeros y que el ritmo de los desalojos aumentará. Por lo pronto, ya hay 23 padres y madres detenidos por resistirse a pagar el triple. Y el macrismo lanzó su negocio de reciclar el barrio.

El principio del finSe llama Catherine Back y tiene el mismo nombre que la actriz que interpretaba a la ingenua sexy de la serie Los Duques de Hazard, pero es la directora de El Sol de San Telmo, un periódico acorde con los tiempos que sincroniza ese barrio: distinguido y moderno. Desde las páginas de su publicación, Catherine lanzó la pregunta correcta en el momento adecuado: “El mercado inmobiliario de San Telmo ha experimentado un boom tan importante como el del turismo, con algunas propiedades puestas en venta por más de un millón de dólares, cuando diez años atrás el metro cuadrado no superaba los 800. Vale la pena preguntarnos: ¿qué tipo de impacto tendrá este auge en el tejido social y cultural de la zona?”.
La respuesta es brutal y se contrasta con el tono ingenuo y sexy de la pregunta de Catherine. Es el resultado de un proceso que se inició luego de la crisis de 2001, cuando esas ruletas de la especulación global llamadas “fondo de inversión” se concentraron en el mercado inmobiliario criollo y clavaron sus colmillos primero en Puerto Madero y luego, por extensión, en San Telmo. En la actualidad, los especialistas calculan que el barrio está ocupado por extranjeros en un 50 por ciento y que el cóctel de turismo e inversión financiera fue lo que produjo el monumental aumento en los precios de los alquileres. Para muestra, un botón: Daniel Aramburu, dueño de la peluquería del mismo nombre, sobre la calle Defensa, cuenta que tuvo que dejar su departamento cuando el alquiler fue aumentando paulatinamente desde 400 pesos a 1.800. La tendencia es que la suba siga, alentada por la especulación. Otro botón: Rodrigo Fernández Prieto, representante de uno de los fondos que comercializan en el exterior la inversión inmobiliaria en esa zona, declaró: “Los valores de la propiedad en San Telmo se tienen que disparar y alcanzar los 2.500 dólares el metro cuadrado en los próximos cinco años”.
Razona Catherine: “Para incorporar una nueva población en una zona con poca densidad edilicia, otra población tiene que irse: la de aquellos que no pueden pagar el precio de vivir en el nuevo y codiciado San Telmo. Ya son un hecho corriente los desalojos de casas tomadas y la reconversión de hoteles familiares en alojamientos para turistas”.
 
Fue Catherine, justamente, la encargada de organizar y coordinar un encuentro entre vecinos “notables” con funcionarios de la Ciudad, enfrentados por el plan que la administración macrista presentó recientemente como un negocio consumado: reciclar las calles de San Telmo. A la reunión asistieron, por un lado, la legisladora porteña Teresa de Anchorena, su asesor Facundo de Almeida y la directora de la Comisión Especial de Patrimonio de la Legislatura, la arquitecta Laura Weber. La administración macrista estuvo representada por el director del Casco Histórico, el arquitecto Luis Grossman. Del otro lado del ring –una licencia poética si hablamos de este intercambio de opiniones realizado en la coqueta inmobiliaria Giesso– el encargado de demoler el proyecto oficial fue el padre arquitectónico del barrio, José María Peña. El momento más acalorado del debate fue cuando se tocó el tema más sensible: los adoquines.
La reunión se realizó pocos días después de que fueron encarceladas 23 padres y madres que se resistieron a pagar el aumento que pretendían los propietarios del hotel Carlos V, ubicado en Bernardo de Irigoyen al 1100. Los nuevos dueños pretendían cobrar, por habitaciones de 15 metros cuadrados y baño compartido, 1.200 pesos mensuales.
 
Tres son dominicanas, cuatro son mujeres en estado de prostitución y todas son madres de varios hijos. En total suman ocho las mujeres detenidas en la cárcel de Ezeiza desde el 8 de agosto, cuando fueron acusadas de coacción agravada, privación ilegitima de la libertad, usurpación, resistencia a la autoridad, lesiones y robo. Cinco de ellas tienen sus maridos encarcelados en Devoto o en Marcos Paz. El resto son jefas de hogar. Es lógico, entonces, que lo primero que compartan con los visitantes sea la angustia por la situación de sus hijos.
“Ayer internaron al más chico con un espasmo bronquial y todavía no salió del hospital. Mi familia me cuenta que cuando llegó la ambulancia se puso peor y se escondió debajo de la cama. No podían sacarlo. Gritaba: ´La policía, la policía´. Es el trauma que le quedó del desalojo”. No son las únicas malas noticias que recibió Natalia Soledad Silva en ésta, su cuarta semana en prisión. “El jefe de mi marido nos avisó que ya no puede esperarlo más y que está obligado a mandarle el telegrama por abandono de trabajo”.
¿Dónde trabaja tu marido?
En la Casa Rosada.
 
Natalia tiene tres hijos de 12, 8 y 2 años. Su marido está en el penal de Marcos Paz, sin zapatillas, porque apenas llegó se las robaron. “Perdimos todo, porque nuestras cosas no sé dónde están. La ropa, las mochilas del colegio, el lavarropas, todo. Dicen que el hotel ya está vacío y en el juzgado no nos responden dónde fueron a parar nuestras cosas. Encima, como el lavarropas lo saqué en cuotas, si no pago me va a hacer un juicio Garbarino”. Parece una preocupación menor, pero en los detalles de esa vida cotidiana perdida está la dimensión de lo que le pasa a Natalia: no sabe por dónde empezar a contar lo que representa para ella esto que llama “la pesadilla”.
Al hotel llegó con su familia hace casi un año. Lo eligió por el precio –350 pesos mensuales– y porque quedaba cerca del trabajo de su marido y la escuela de sus hijos. “Aguantamos por eso también el maltrato que nos daba la encargada, una mujer muy violenta, que les gritaba más que nada a las dominicanas”. Cuando la situación se puso peor, Natalia y Jenny –una de las caribeñas que ahora está detenida junto a ella– decidieron denunciar la situación. Primero fueron al fuero contravencional donde presentaron una denuncia cuando, a finales de julio, la encargada empujó a Natalia por la escalera. Llamaron al Same y el certificado que le extendió el médico municipal formó parte de los papeles que Natalia presentó en ese fuero. La empleada que les tomó la declaración les aconsejó que fueran al Inadi, donde un abogado las escuchó y les informó que allí no podían hacer nada. Las derivó a la Defensoría del Pueblo de la Ciudad, donde asentaron el reclamo. Luego, se contactaron con el movimiento Asambleas del Pueblo, en el que tenían amigos que habían pasado por lo mismo. Estaban esperando el resultado de esos trámites cuando el sábado 8 de agosto se desató el conflicto.
La justicia, esa noche, actuó rápido y expeditivamente. En menos de 24 horas las 23 familias ya estaban en los penales y acusadas de delitos graves.
Carmen no habla, pero me entrega una carta escrita con letra escolar, que resume –con una brevedad que lastima– lo que le pasó y lo que siente. Escribe Carmen: “Tenía dos años viviendo en el Hotel Carlos V, donde alquilaba una habitación con baño y cocina compartida, con el valor de 565 pesos. El día 28 de julio apareció una nueva dueña, aumentándonos el alquiler. A mí me lo subió a 900. Los vecinos nos reunimos para llegar a un arreglo, porque el hotel no estaba en condiciones para pagar ese precio. Había muchas cucarachas, los baños eran dos que compartíamos 23 habitaciones, los matafuegos estaban vencidos. Soy dominicana, tengo 4 chicos y mi pareja es argentino y tiene 4 niños. Siendo así que los dos estamos presos injustamente, mientras nuestros hijos están afuera dependiendo de la plata que le mandamos. Necesito que se haga justicia porque la pesadilla que estoy pasando es muy fea. Si yo no trabajo mis hijos no comen”.
El juez Manuel de Campos les negó la excarcelación, alegando “la gravedad de los hechos investigados”. En estos días la Cámara de Apelaciones deberá decidir si avala esa medida o si las 23 familias pueden recuperar la libertad, mientras sigue el proceso. En tanto, los dieciocho hijos que suman estas mujeres están desparramados en casas de familiares, amigos y compañeros de la Asamblea.
Cualquier cosa que pretenda escribir para terminar esta nota tendrá el tono exactamente opuesto a la elegante prosa de Catherine. Reconozco que el lector no lo merece. Y mi derrota: ella es más sexy. Los dejo entonces con la perfecta síntesis de Catherine: “Cuando el mercado inmobiliario reconoció la oportunidad de oro que esta zona podía ser, se destapó la fiebre de inversiones que hoy preocupa a tantos inquilinos y pobladores tradicionales de San Telmo, y provoca fantasías de riqueza instantánea a dueños y comerciantes. Un hecho visto por algunos como un gran escalón hacia arriba y, por otros, como el principio del fin”.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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