Nota
¿El fin de El Mundo?: crónica de la precarización a radio
Pauta oficial, cambio de gobierno, empresarios fantasma y persecución. La historia reciente de la mítica radio El Mundo parece repetir el camino de otras radios en crisis. Mientras el ENACOM dilata respuestas y los gremios apuestan a la espera, los trabajadores se organizan. Aquí lo cuenta uno de los despedidos, echado por publicar una nota en Tiempo Argentino.
Por Patricio Torres Díaz

Los trabajadores de Radio El Mundo, en lucha.
Cuatro meses sin pagar salarios.
Cinco trabajadores que tienen prohibido el ingreso a la emisora.
Y el dueño, presidente y director viviendo, literalmente, en los estudios de la calle Gorriti, junto a su familia.
Estas tres postales muestran que LR1 Radio El Mundo, al aire durante 82 años de manera interrumpida, puede dejar de existir en los próximos meses. Si bien hay una cadena de responsabilidades que llega hasta empresarios ligados al ex ministro de Planificación Julio De Vido, la persona que en sólo dos meses puede cargarse un emblema de la historia radiofónica argentina se llama Eduardo Martín Rodríguez Flores.
Un breve googleo alcanza para saber quién es: el hombre de triple apellido se hizo cargo de Radio Chaco a fines de 2013, con promesas similares a las que hizo apenas llegó a El Mundo. Inversión millonaria, regularización de los trabajadores y contrataciones estelares.
A los pocos meses de su ingreso, Radio Chaco fue intervenida por Gendarmería y se dictó la caducidad de la licencia. En 2011 había hecho lo mismo con LV2, de Córdoba. En 2016 apareció en el edificio de Tiempo Argentino y Radio América, con una propuesta similar, pero le negaron el ingreso.
En febrero de este año se hizo cargo de El Mundo luego de comprar las acciones de la empresa FIO FIO Producciones (que administra ilegalmente la licencia de la AM desde el 2006). Durante la primera quincena se abonaron los sueldos adeudados de diciembre y Rodríguez Flores anunció un plan de pago para los haberes de enero, asegurando que para marzo la situación ya estaría completamente regularizada, manteniendo todos los puestos de trabajo. Para abril no sólo no ocurrió nada de esto, sino que prohibió el ingreso de trece trabajadores, llamó a la policía para expulsar a un conductor de los estudios y se armó un dormitorio en una de las oficinas de la emisora. Sumó cinco personas a la seguridad privada, encargadas de revisar periódicamente la lista de desterrados y de vigilar a aquellos que si bien pueden ingresar, deben quedarse en la recepción a cumplir su horario de trabajo, debiendo solicitar autorización para tomar agua o ir al baño.

El empresario
La retención de tareas decidida en asamblea (durante más de un mes sólo se música en el dial 1070 de la AM) no logra hacer mella en las autoridades ni en el Estado. Las audiencias en el Ministerio de Trabajo concluyen con intimaciones y multas de cotillón, mientras que el ENACOM se limita a responder que se están evaluando las propuestas de Difusora Baires para normalizar la situación, empresa licenciataria de El Mundo.
Mientras tanto, Rodríguez Flores contrata nuevo personal y se entrevista con distintas personalidades para ofrecerles un programa, desde Marcelo Araujo hasta Santo Biasatti, pasando por Cherquis Bialo y Oscar González Oro.
El medio de la crisis
En la radio argentina, parece ser que la precarización es ley: a la norma del monotributo se suma la rotación de horarios sin previo aviso, la exigencia de realizar múltiples tareas (community manager, editor de mensajes o audios para los programas), el desconocimiento de horas extras o feriados o el retaceo de viáticos para los que trabajan como movileros. Es normal que productores, operadores, periodistas y locutores tengan que organizar su vida y su tiempo en torno a dos, tres o cuatro trabajos distintos. En todos les pedirán conseguir pauta para sumar un manguito más, claro.
Hay que agregar la situación particular de cada una de las emisoras que ingresan al circuito de vaciamiento que hoy hace escala en El Mundo: Radio América se quedó sin aire luego de la faena llevada a cabo por Sergio Szpolski y Martínez Rojas; las que integran el ex Grupo Indalo (Mega, Radio10, Vale, Pop y One) pagan sus salarios en cuotas, como ocurre también desde el año pasado en Del Plata (Electroingeniería). A Rivadavia y Radio Uno se les decretó la quiebra y el síndico nombrado por el Poder Judicial solicita el despido de 50 trabajadores. Rock&Pop y Splendid, en convocatoria de acreedores. En la mayoría también es regla dejar de abonar cargas sociales o prepagas y “ofrecer” miserables retiros voluntarios.

Postal de la radio hoy.
Cuestión de elecciones
Desde hace tiempo que la publicidad oficial se convirtió en el principal sostén de los medios de comunicación (por supuesto no sólo en radio: canales, productoras, diarios y portales también). Puede funcionar como combustible para el aliado, o como látigo para el desviado. Si bien el encendido en radio se mantiene estable (según Ibope hay más de seis millones de oyentes diarios, al igual que hace diez años), las empresas privadas eligen pautar preferentemente en redes sociales o páginas de internet. Los auspicios estatales, entonces, pasan a convertirse en un pilar económico indispensable para el resto de las estaciones.
En el caso de Radio El Mundo, la promesa de cuantiosa pauta oficial en un eventual cuarto gobierno kirchnerista motivó la renovación de plantel con ‘figuras’ como Eduardo Feinmann, Luis Ventura o Fabián Doman; la renovación integral de los estudios (incluyendo la mudanza entera a un edificio en el Distrito Audiovisual); la creación de una agencia de noticias y la posibilidad de incorporar una radio online. Pero Scioli no ganó.
Sin pauta oficial y sin departamento comercial que saliera a vender publicidad, lo que hubiera sido un negocio se convirtió en pérdidas mensuales por 4 millones de pesos.
Los hermanos Vignatti (socios del ex ministro De Vido y dueños de la radio a través de intermediarios) se corrieron, haciendo un pasamanos que llegó, dos años más tarde, a Julián Mansilla, director deportivo en TN y uno de los protagonistas del primer cierre de El Gráfico, en 2002. Finalmente, Mansilla se marchó para hacerse cargo de la flamante televisación de la Superliga en TNT Sports y luego de otro breve pasamanos, le vendieron a Rodríguez Flores, que en tiempo récord certificó ante la Inspección General de Justicia la compra de FIO FIO y asumió como presidente, dueño y director. Puso de vice a un ex policía bonaerense que encaró la tarea de amedrentar a los trabajadores que comenzaban a organizarse en asambleas y sostenían las primeras medidas de fuerza-, de socia comercial a su pareja, y conformó el directorio con su madre y otros familiares.
Habiéndose cargado a más de una docena de periodistas, locutores, productores y redactores, la nueva gestión se quedó sin personas para mantener el aire. Así, recurrió a otros que –aún al tanto de la situación- decidieron tomar la posta de los desplazados, rompiendo un paro por tiempo indeterminado que llevaba más de una semana. Del mismo modo, trabajadores que vivieron el proceso de los últimos meses negociaron su permanencia a cambio de migajas y aseguran a sus ex compañeros que “todo se va a solucionar”.
El Estado en la Macrix
Representantes sindicales (ATRAC por operadores, SALCo por locutores y UTPBA por periodistas) y de las empresas involucradas (FIO FIO y Baires) se reúnen en el Ministerio de Trabajo desde que comenzó la gestión de Rodríguez Flores. Desde el ENACOM, mientras tanto, sostienen que se trata de “una situación delicada”, que no quieren “otra Radio América” y que están analizando las propuestas presentadas –aunque no difundidas-, para encontrar una salida al conflicto. La única participación concreta del Estado fue la intervención de la Policía de la Ciudad cuando desde la radio denunciaron la irrupción de un conductor armado y cuando tres de los trabajadores despedidos se pararon frente a la ventana de la radio, sorprendidos porque en pleno paro había programación al aire.
Pero no todo es traición y desesperanza. Ante el vaciamiento y las amenazas, surgieron los respaldos y las adhesiones a la lucha de los trabajadores, especialmente desde aquellos lugares en los que se peleó para hacer frente a maniobras similares, como Tiempo Argentino o Radio Del Plata. Gran parte del colectivo de prensa se puso a disposición para difundir y colaborar en las medidas de fuerza y periodistas como Reynaldo Sietecase o María O’Donnell ayudaron a visibilzar el conflicto en las redes sociales. Jorge Formento declinó un ofrecimiento para un programa argumentando que no podía hacerlo mientras se debieran salarios.
Frente a la inacción del Estado, la estafa del empresario y el letargo de los sindicatos se cristalizaron la bronca y la organización de los laburantes denunciando y exponiendo a los rompehuelgas que renunciaron.
Esa misma tarde en que periodistas, locutores y productores se manifestaban en la calle, la empresa resolvía en el Ministerio de Trabajo acatar la conciliación obligatoria y reincorporar a los despedidos, aunque estableciendo una nómina de cinco indeseables a los que se les mantendrá la prohibición de ingresar a la emisora, bajo la figura de “licencia con goce de sueldo”.
Mientras el Enacom dilata respuestas, Rodríguez Flores sigue sin pagar los sueldos y los gremios apuestan a la espera, la lucha de los trabajadores de El Mundo sigue adentro y fuera de la radio.
Y le sobra aire.
Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
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