Un domingo en Moscú sin partidos, pero plagado de fútbol.

Por Ariel Scher

1) En Moscú, un domingo, en el Parque de la Victoria, el espacio en el que se levanta el Museo de la Gran Guerra Patriótica (la Segunda Guerra Mundial), un escocés que no explicó por qué visita la ciudad le pidió a un hincha de Vélez que visita la ciudad por el Mundial que le dijera a Wilfredo Caballero que la vida va a seguir y va a ser maravillosa.
2) En Moscú, un domingo, en una canchita de Yasenebo, un rincón en la periferia de la periferia, los hermanitos Cris y Martin sonrieron porque están de vacaciones y porque, aunque son hijos de un matrimonio ruso-nigeriano, le pudieron contar a un argentino que les gusta que Messi juegue como Messi.
3) En Moscú, un domingo, un georgiano que trabaja los domingos vio en la pantallita del subte que recorre el primer anillo de la capital rusa, un cacho del partido en el que Colombia le ganó 3 a 0 a Polonia y cuando Juan Fernando Quintero dio un pase maravilloso aplaudió de frente a la pantallita sin enterarse de que Quintero se llama Quintero pero sí enterado de que el fútbol tiene que ver con la belleza.
4) En Moscú, un domingo, un peruano que continúa hablando muy bien de su selección sin cambiar de juicio porque perdió dos partidos se cruzó con un alemán cerca de la estatua de Carlos Marx y le aseguró que, un día antes, lo importante no había sido que su selección venciera a Suecia sino que siempre habían intentado vencer.
5) En Moscú, un domingo, una rusa que disfruta de los puntos de equilibrio que alcanzan los bailarines del Teatro Bolshoi aseguró, a dos cuadras de las puertas del Teatro Bolshoi, que James Rodríguez pisa el césped de la cancha como si fuera un bailarín del Teatro Bolshoi.
6) En Moscú, un domingo, un argentino veterano le recordó a un argentinito que está lejísimos de ser un veterano que hace 40 años, el 25 de junio de 1978, también había un Mundial, que ese Mundial tenía ese día su final y que esa final y ese Mundial se jugaron mientras en el país se cometía un genocidio.
7) En Moscú, un domingo, un uruguayo se despidió temporariamente de la Plaza Roja, anunció el viaje al estadio de Samara para alentar a su selección ante Rusia y evaluó que si el Maestro Tabárez le queda más o menos cerca le dirá que lo quiere.
8) En Moscú, un domingo, un pibito ruso recubierto con la camiseta del Tottenham que luce todo el año Harry Kane caminó con una pelota debajo del brazo y con su papá agarrado de ese brazo, no detalló si miró en la tele todos los goles que Kane, recubierto con la camiseta de Inglaterra, le metió a Panamá y avisó que él, por supuesto, era Kane.
9) En Moscú, un domingo, una belga, un tunecino, un iraní, un marroquí, un policía destinado a estar atento en el Centro, una mujer que se bajaba del subte 7, un señor que nunca miraba los partidos de los mundiales y una señora que siempre seguía los partidos de los mundiales no pudieron conocerse pero coincidieron en que el único gol que Panamá le metió a Inglaterra les recordó que el fútbol puede ser una fiesta y no una histeria.
10) En Moscú, un domingo, un argentino con boleto a San Petersburgo para palpitar Argentina-Nigeria habló con otro argentino que guardaba un boleto idéntico y le recordó que la esperanza es lo último que se pierde y que a los que usan al fútbol para transformar a los otros en idiotas o en dañinos habría que perderlos del horizonte personal bastante rápido.
11) En Moscú, un domingo, no se jugó ningún partido, pero, como se nota, hubo fútbol.

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