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Vicu Villanueva: generación tetazo

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Con la imagen, la música y el humor construyó un personaje que desafía estereotipos. Su objetivo: llegar a quienes más les molesta su mensaje. Por Lucía Aita.
Vicu Villanueva: generación tetazo

Con la adrenalina del tetazo todavía en la piel y la líbido puesta en el paro del 8M, es fácil notar que Vicu Villanueva (alias Queen V) encarna una furia y fuerza feminista contemporánea. Vicu es una artista del poder femenino. Es reflejo de una generación joven que ya no se banca el machismo y lo demuestra de todas las formas y por todos los canales posibles. Es un símbolo de lo que la poeta y artista trans Susy Shock llama “la pendejada empoderada”. Es la sensibilidad queer actual: creatividad al palo, pero con concha.

Vicu tiene 22 años y escribe canciones desde los 14.  Es sobreviviente de un colegio católico y de lo que ella denomina generación Abzurdah, refiriendo a la autobiografía de Cielo Latini que fue best seller durante su adolescencia.  Vicu pertenece al sector de la población que se crió con las redes sociales. Su arte no tiene clasificación. Escribe un blog, sube declaraciones filmadas a las redes, hace humor, canta solista y también es parte de la banda Dúo Microcentro. Su música tiene elementos de pop, hip hop, rap y electrónica pero no es ninguna. Maneja una ironía cómica que tiene un aire stand up y hace tutoriales que son una parodia de las Its Girls.  Su carrera como solista se profesionalizó el día que decidió subir tres de sus canciones a Youtube y se viralizaron. Los nombres de esos temas hablan de la crudeza de lo que hoy es necesario gritar: Feminazi, Publicitame esta y Disney miente. Algunas claves:

1

Estética: Pop-Punk. Vicu nos recibe con el pelo teñido de rubio casi blanco con mechas verdes y rapado a un costado. Sus labios están pintados de violeta y los parpados, rosas. Usa un vestido con flores que deja ver los tatuajes multicolores que tiene en los brazos y la espalda. Me cuenta que para los shows y videos usa toda la artillería: glitter (brillo), disfraces, pestañas postizas y pelucas. Vicu se autodenomina Hannah Montana Trash o Barbie Vampiro, se ríe de eso y plantea que lo que hace es una sátira. “Es tomar elementos de lo establecido como femineidad aceptada y marketinizada y buscarle una vuelta exagerada”.

Pregunto si su influencia es Lady Gaga y me dice que le gusta, pero que en realidad son los Drags Queens, artistas que se visten con elementos estereotipados como femeninos con fines performáticos y se ven en los boliches, las fiestas y la cultura nocturna.

Ante las críticas que recibe, Vicu plantea segura que no hay contradicción entre maquillarse y ser feminista, sino todo lo contrario. “Hay que apropiarse del maquillaje como una herramienta artística y de disfrute. Es la búsqueda de la belleza única, no la que te venden. Mucha gente asocia el maquillaje con taparse ojeras y verse perfecta. Yo no lo uso para pretender que me levanté así. Es el extremo opuesto”.

Vicu cuenta que su mamá, por ejemplo, le dice que “se afea apropósito”. Ahí está el punto que más cuestiona su generación: la idea de belleza. “Un ejemplo claro es el tetazo. Se escuchó mucho decir que eran todas tetas feas porque no eran operadas o de modelos. El problema al que nos enfrentamos es seguir esa escala de valores. Es ridículo. No deberíamos tener que justificar lo que nos hace sentir bien física y estéticamente porque no encaja con el esquema que vende”, dice Vicu y le habla a sus seguidoras en los videos de Youtube sobre abrazar las propias imperfecciones.

2

Mensaje: Antiromántico.  El disco de Queen V se llama Ironía Erótica. Es una colección de canciones que escribió entre los 14 y los 19 años. Fueron una reacción ante lo que llama relaciones tóxicas. Vicu dice que habla desde su propia experiencia de aventuras desamorosas porque son las que hoy le permiten detectar las creencias falsas sobre el amor y resignificarlas. Por eso, bromea con que la cantante Tylor Swift es su gemela diabólica. “Todas sus canciones fetichizan el ser la otra, que no te quieran o te traten mal. Hay que terminar con esa idea de amor de canción pop de me muero por vos aunque no me demuestres nada”, dice Vicu y suma que batallar contra el amor romántico es la gran meta de su feminismo personal. “Realmente creo que si en libros, canciones y películas empezamos a hablar de cómo son en realidad las relaciones, las nuevas generaciones no se meterían en situaciones de abuso porque los malos tratos no tendrían ese valor de fantasía”.

Otra batalla personal que tuvo que dar Vicu fue contra el libro Abzurdah. Ella cuenta que el relato construía un personaje de mártir sexy y angelical,  enamorada de un hombre mayor casado. Ponía la idea de víctima sufrida en un rol heroico. La autora romantizaba la bulimia, la anorexia y la autoflagelación, pero relativizó su peligrosidad como mensaje para adolescentes porque era autobiográfico. “Cuando yo tenía 13, lo leía todo el mundo y coincidió con el nacimiento del fotolog. Para mí eso se potenció y mucha gente de mi generación fue tras esos mismos patrones”. Vicu es la muestra de la repuesta a un mensaje que le resultó violento y dañino. El símbolo de esa resistencia es una camada de pibas que van juntas al frente y contra todo.

3

Forma: Manifiesto humorístico. Vicu plantea que ni ella sabe etiquetar qué hace. Lo que sí sabe es que la herramienta que usa es el humor y que sus videos y canciones están especialmente dirigidos a los y las que no piensan como ella.  En Anarkochetxs, el disco que sacó con Dúo Microcentro, sus canciones son las que se viralizaron y el contenido es crudo, fuerte y casi sin metáforas: “Hay algo que no está del todo bien ahí porque la Bella Durmiente no dijo que sí”, canta en Disney Miente.

En Feminazi, una de sus canciones más sarcásticas,  grita: “Que te expreses me incomoda y si vas a abrir la boca, mamita, que sea para tragártela toda”.

En Puta se ríe mientras la aplauden por entonar: “Si seguís hablando tampoco va a importar, porque me voy a seguir garchando al que me quiera garchar”.

Y en Mi gata quiere abortar dice: “Es complicado poder ir a un hospital, y es que todas las gatas abortan por igual, pero las que tienen plata abortan bien y las que no, abortan mal”.

Así el disco es un abanico de declaraciones. Por un lado, a favor del aborto y la libertad sexual, política y de pensamiento. Por otro, en contra de los estereotipos de género, el machismo y la hipocresía de los discursos del sentido común en general. Vicu se ríe porque su escritura no tiene una estrategia muy marketinera. “Hablar de temas distintos a los que se consumen masivamente hace que a mucha gente se enoje. Al parecer, decir aborto en una canción es de lo más grave. Hay gente que se levanta y se va o nos insulta por las redes. Igual nosotros seguimos abogando por los derechos que creemos que deberían ser de todo el mundo y porque todos puedan llegar a  ser plenos de la forma que sientan”. A pesar de esas reacciones, Queen V tiene claro que es a esa gente a la que le quiere cantar. “El objetivo es exponer la hipocresía por eso le hablamos al que piensa distinto. Le hablamos al que mira Tinelli y después te dice que las tetas deberían ser algo íntimo”.

Una vez más, como con Malena Pichot y otros mil ejemplos, es el humor la forma de acercar este tipo de contenidos al público. Vicu explica muy bien el por qué: “Es como cuando le querés dar una pastilla al gato y se la cubrís en comida para que la coma. La risa acerca un mensaje a gente que no iría jamás a ver a una feminista teórica. Además, hace que te tomes el trabajo de tratar de entender el chiste. En cambio, si te dicen lo mismo de forma seria te ponés a la defensiva y ni escuchás”.

4

Ética: Feminista. Vicu se reconoce feminista desde la infancia y dice que siempre le hizo ruido algo de la forma de relacionarse entre los sexos. También cuenta que un buen uso que le dio a las redes sociales fue autoproporcionarse material sobre el tema aunque no se leyera sobre eso en su casa. Si bien admite que no sabe definir bien qué es el feminismo arriesga: “Creo que hay mil formas de ser feministas. Personalmente lo vivo como tratar de hacer redes con gente que piensa y siente parecido a mí. El valor del feminismo está en las redes de contención mutua y es un compañerismo íntimo que después cambia el afuera. La comunidad que se forma para no ser discriminadas u oprimidas es lo que más me gusta”.

Vicu define su arte como un Feminismo Friendly. Le consta que en el ambiente hay gente que describe su feminismo como “lavado”. Es decir, que simplifica las cosas. Ante eso, Queen V dice que ella quiere ser un puente entre el movimiento y las mujeres que no lo conocen y critica a lo que llama la “policía del feminismo”: “Son las mujeres que en lugar de incluir, retan a las nuevas feministas con malas intenciones. Para mí no suma en nada criticar a otra mujer porque se confundió un término teórico. Justamente yo trato de hablar con las mujeres que no saben lo que es, no con las que ya lo saben. No me interesa un feminismo que sea sentarnos a tomar el té, juntarse tipo secta y charlar del significado de las palabras”. Con esto Vicu deja en claro que es parte de una generación de feministas que no da cátedra, no se venden y no especula. Tampoco es ya de la generación Abzurdah de mujeres víctimas y sufridas, sino su contracara: la generación tetazo.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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