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Historias del Comercial 12 de Lugano, una de las nocturnas que quiere cerrar el gobierno porteño
A días de finalizar las clases y mediante una resolución, el Gobierno de la Ciudad decidió el cierre progresivo de 14 escuelas comerciales y de decenas de cursos en nueve liceos y bachilleratos nocturnos. Docentes y estudiantes, unidos, ya anunciaron que así no arrancan las clases en 2019 y marcharon para evitar la medida. “No quiero terminar en Rappi, Glovo y todas esas empresas que te explotan, porque parece que lo hacen para eso: para que terminemos como mano de obra barata», dice Malena, estudiante del Comercial 12 de Lugano. Las historias de ese establecimiento, las vidas que se ven afectadas y los argumentos falaces de un gobierno que sigue recortando en educación.
Por Alejandro Volkind.
Rodrigo tiene 17 años y hace dos que sigue la misma rutina: trabaja de siete de la mañana a cinco de la tarde en una constructora, vuelve a su casa a las cinco y media, se baña, come algo, y se va caminando a la nocturna, donde cursa hasta las once y cuarto de la noche. Rodrigo está en tercer año en el Comercial 12 de Lugano y tiene claro que recibirse es el único camino para reescribir su futuro porque, dice, no le gustaría ser albañil toda la vida. “Es un trabajo digno pero es muy pesado, muy cansador, y yo quisiera tener un título que me dé la posibilidad de ir a la facultad para poder hacer algo más”.
Hoy Rodrigo decidió cambiar la rutina y faltar a la obra para acompañar a sus docentes a la movilización. Sabe que la chance que tiene él de cursar en el turno noche no la tendrán otros pibes debido a la resolución que hace una semana dio a conocer el ministerio de Educación de la Ciudad en la cual ordena el cierre progresivo de 14 escuelas comerciales y de decenas de cursos en nueve liceos y bachilleratos nocturnos para el año próximo. “Me parece un insulto que estén jugando con la educación de la gente y con el trabajo de los docentes porque sin educacion, ¿qué seríamos?”, se pregunta. La respuesta la conoce en carne propia.
Trabajar, estudiar y luchar
El Comercial 12 es un colegio histórico y muy querido en Lugano. En sus aulas cursan pibes y pibas como Rodrigo, que viven en Ciudad Oculta, en el Barrio “INTA”, en la Villa 20 y en Piedrabuena, y que encontraron en la escuela un lugar de referencia. “Sin ofender a las demás, es la mejor de la zona”, comenta orgullosa Alejandra, para quien el Comercial 12 es, también, parte de su vida. “Yo era ex alumna y anoté a mis dos hijos ahí. Mi hija terminó hace tres años en el turno mañana y me dijo ´Ma, ahora te toca a vos terminar´, y acá estoy”. Después fue la propia Alejandra quien le insistió a su hijo Tomás para que no abandonara la escuela tras repetir dos veces primer año en el turno mañana. Ahora, madre e hijo estudian en la nocturna – ella está en tercer año y él en primero- y ambos vinieron a la marcha para defender su escuela ya que, debido a la Resolución 4.055, el año que viene el Comercial 12 tendría que cerrar tres de los ocho cursos que tiene en el turno noche: los dos primeros años y un segundo, dejando sin vacante a casi 90 estudiantes.
Los argumentos del gobierno porteño para justificar la decisión son casi un calco de los utilizados en la igualmente rechazada Unicaba: poca inscripción de estudiantes y planes de estudio desactualizados. Sin embargo, al igual que sucedió con la Universidad Docente, los directivos y docentes de las escuelas aseguran que ambos argumentos son falaces. “Nosotros venimos presentando proyectos desde 2013 para adecuarnos a la Nueva Escuela Secundaria y nunca fueron tenidos en cuenta”, asegura Laura Vesci, vicerrectora del turno noche del Comercial 12. “Es más, este lunes presentamos uno y lo dejaron tirado en el escritorio, maltrataron a la directora y a los supervisores”, comenta.
Para Vesci también es falso que los nocturnos tengan pocos inscriptos. “A nosotros nos sobra matrícula. Tenemos entre 20 y 30 estudiantes por curso”, retruca, y señala las limitaciones de hacer política educativa desde una planilla de Excel. “Acá los señores del gobierno se han fijado en la inscripción online, pero el turno noche no se inscribe por internet, se inscribe con papeles en la puerta de la escuela. Entran y los atendemos nosotros”, explica.
Este rasgo es resaltado por los propios estudiantes. “Los profesores y los preceptores siempre te contienen”, agradece Malena, que llegó a la nocturna empujada por la crisis económica. Sin plata en casa, su mamá tuvo que salir a trabajar y a ella, que estudiaba durante el día, le tocó quedarse en casa limpiando y cuidando a su hermana menor. “Tenía hasta pensado dejar la escuela pero me contaron que estaba el Comercial 12, fui y me trataron muy bien”, cuenta. Ahora está en tercer año y ya tiene claro que, cuando termine el secundario, va a anotarse en Física. “Yo me gradúo el año que viene pero vengo a luchar por los que vienen después. Hay chicos que tuvieron que dejar la escuela para ir a trabajar pero tienen pensado volver y yo no les quiero decir ´No, mirá, se cerró´. En todos lados te piden estudios y yo no quiero terminar en Rappi, Glovo y todas esas empresas que te explotan, porque parece que lo hacen para eso: para que terminemos como mano de obra barata. Piden títulos pero después nos sacan estas oportunidades a nosotros”.
Sospechosos o geniales
La decisión de cerrar progresivamente colegios y cursos del turno noche afecta también a cientos de docentes, preceptores y trabajadores de maestranza que quedarían sin trabajo ya que, pese a que desde el gobierno argumentan que a los titulares de los cargos que están a la noche los van a reubicar en los otros turnos, eso implica que desplazarán a otros docentes que no titularizaron y que trabajan desde hace años en los turnos mañana y tarde. “En el Comercial 12 son alrededor de 20 docentes, más los preceptores y las tutorías. Y eso solo en nuestro colegio, donde tenemos ocho cursos a la noche, imagínate los que tiene más”, advierte Jorge, uno de los preceptores.
Silvia Rocca trabaja hace 30 años en el Comercial 12 y todavía no le entra en la cabeza la resolución 4.055. “¿Cómo podés pasar a la historia cerrando escuelas?”, pregunta y no encuentra respuesta. Silvia fue docente en el turno noche durante mucho tiempo y sabe su importancia. “La escuela nocturna requiere una potencia especial del docente”, asegura. “Tenés que estar despierto porque los chicos vienen cansados y vienen de fracasos reiterados. Nosotros vemos llegar chicos con muchísimos problemas, hasta con actitudes que en la calle serían sospechosas para algunos sectores, y acá nos damos cuenta que son pibes geniales”, explica.
Silvia ahora se encarga de coordinar en la escuela el proyecto Jóvenes y Memoria – Programa que trabaja sobre el pasado reciente y la vulneración de los derechos en democracia- y cuenta lo difícil que resulta mandar a los estudiantes a hacer entrevistas al barrio. “Pensé que me ibas a asaltar”, les suelen decir los entrevistados, quienes recién cambian de actitud cuando los chicos les comentan que están haciendo un trabajo práctico. “La escuela secundaria les está dando a los jóvenes la oportunidad que la sociedad no les da y que puede ser lo mejor que tenemos para ellos. ¿Si no vienen a la escuela, qué les estamos dejando?” pregunta nuevamente.
La diferencia es que, esta vez, Silvia tiene clara la respuesta.
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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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