CABA
Malcomidos: México y el coronavirus
Desde Ciudad de México, algunas conclusiones que dejó el paso del virus en un país con alta letalidad. El rol de la comida industrial en los contagios y la principal causa que, según las investigaciones, explica las muertes: la mala alimentación. Por Eliana Gilet.

La enfermedad producida por el nuevo coronavirus mató en sus primeros cuatro meses de actividad en México a más personas de las que murieron por homicidio (35.588 personas) y feminicidio (1.010 casos) durante todo el año anterior. Esta nueva ola de muertes en un país que vive una guerra no declarada contra su propia población tiene, sin embargo, un carácter distinto: fue causada por la comida.
Anticuerpos mestizos
Tanto México como buena parte de los países del sur global (América, África y algunos países asiáticos, como Irán) tuvieron un “comienzo lento” de la pandemia gracias, según el doctor y científico Julio Granados, a los obstáculos que tuvo el virus en la estructura genética mestiza de nuestras poblaciones. Así lo explica: “El mosaico de genes que somos provoca una dinámica de infección más atenuada del Covid-19”. Granados plantea que las poblaciones heterogéneas, genéticamente variadas (como son las de todos los países colonizados alguna vez por los europeos) ofrecieron una barrera de transmisión al virus, enlenteciendo su avance y conteniendo el desarrollo de las fases más graves de la enfermedad.
Granados es uno de los principales expertos en inmuno-genética de México, activo en el Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán de la Ciudad de México, con más de cuatro décadas investigando el complejo principal de histocompatibilidad (MHC) que fue descubierto por su maestro, el colombiano Edmond Yunis. Así, el análisis de la estructura genética de la población mexicana revela que los ancestros sobrevivientes a las pestes europeas (12 millones de mexicanos murieron en 1545 a causa del cocoliztli, un tipo de fiebre hemorrágica) heredaron un conjunto de genes reguladores de la respuesta inmune “con un alto grado de eficiencia, que perdura hasta nuestros días”. Esta afirmación del doctor Granados abre una explicación de la pandemia en clave latinoamericana (no todos somos iguales ante el mismo virus) y abona la explicación del inicio lento de las pandemias en el sur global, mientras las curvas europeas se dispararon desde los primeros casos.
Desde la llegada del virus Granados viene estudiando qué tanto incide el fortalecido mestizo en el desarrollo de la enfermedad, dividiendo al país por regiones según su estructura demográfica. Lo que busca saber ahora es cuánto pesa la variable de resistencia genética frente a otras (como el clima) para atenuar su desenlace en México. Para eso, se precisa la matemática.
En el Instituto de Investigaciones en Matemática Aplicada y Sistemas de la Universidad Nacional nos recibe el doctor en matemática Gustavo Cruz Pacheco. Cruz Pacheco tiene vasta experiencia: fue uno de los científicos que participaron en la elaboración de la estrategia de contención de la antigua pandemia (la H1N1) que tuvo su epicentro en esta capital en 2009. Ahora comanda el equipo que tiene la capacidad de producir la información que Granados necesita.
Cruz Pacheco analizó como científico independiente que las cifras oficiales –“las únicas que tenemos”– son consistentes y que efectivamente la política aplicada en México ha logrado bajar el ritmo de contagio en la capital mexicana. En otras palabras, México logró aplanar la curva. “Nuestras medidas del aplanamiento de la curva de contagios coinciden bastante con las que reporta la Secretaría de Salud”, asegura. Ahora, trabaja para saber qué tanto influyó el distanciamiento social en ello y qué tanto tuvieron que ver las otras variables que están en juego.
Pero, si la curva se “aplanó” en la capital (principal epicentro de la pandemia en México) reduciendo la cantidad de gente infectada, entonces, ¿de dónde vino la alta letalidad que se cobró el virus?

El virus chatarra
Si a los países europeos los complicó tener poblaciones longevas, en México la complicación causada por el nuevo coronavirus provino de la “epidemia silenciosa” de diabetes que vive desde hace tres décadas. Mientras por ejemplo en Italia, la mediana de edad de los fallecidos por Covid-19 ronda los 80 años, en México es de 57 años. Además, la pandemia ha registrado una sobrerrepresentación de muerte en personas entre 30 y 40 años.
Según la “calculadora de riesgos” presentada a comienzos de mayo por el Instituto Mexicano del Seguro Social, la diabetes aumenta 2,18% la posibilidad de sufrir un cuadro grave al contagiarse con Covid-19. Desde hace años se sabe que la diabetes es la segunda causa de muerte en el país –motivó la declaración de “emergencia epidemiológica” en el año 2016– algo reciente en términos históricos, cuyo inicio está marcado por un cambio en las reglas comerciales del continente.
En la década de 1980, antes de que el Tratado de Libre Comercio (Tlcan) entrara a destruir las barreras nacionales entre los países del norte de América, el “perfil epidemiológico” de los mexicanos (antes incluso de las miles de muertes violentas) estaba dominado por enfermedades infecciosas de corta duración. “Hoy tenemos un predominio de enfermedades crónicas que han causado en estos años la mitad de la mortalidad en México, vinculadas a una mala alimentación”. La cita está tomada de una de las conferencias que cada tarde encabeza Hugo López Gatell, el subsecretario de Salud mexicano.
La afirmación se sustenta en la información generada en las encuestas nacionales de salud y nutrición, que han probado la relación entre el alto consumo de alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas con la enorme prevalencia de estas enfermedades. Lo mismo señaló la Organización Panamericana de la Salud en sus reportes de consumo de ultra-procesados y también del índice de masa corporal en la población, en los que México ostenta un peligroso primer lugar.
Sigue López Gatell en misma conferencia del 5 de julio: “El proceso de alimentación no es solamente una responsabilidad individual. Es responsabilidad de este ambiente nutricional que ha sido desarrollado para favorecer los negocios de estos productos y no para favorecer la salud. El sobrepeso y la obesidad se deben a que durante los últimos 30 o 40 años usted ha tenido a disposición comida de mala calidad”.
Alejandro Calvillo es director de la organización civil El poder del consumidor, una de las principales denunciantes de esta situación, y abonó en el mismo sentido: “Lo que aumenta el riesgo en México y los daños del Covid-19 es la obesidad, así como la diabetes y la hipertensión asociadas a ella, que tiene que ver con un cambio brutal que se dio en los últimos treinta años de abandono de la dieta tradicional para incorporar alimentos y bebidas ultraprocesados. Sin duda, las corporaciones de comida chatarra tienen una alta responsabilidad en esta situación”.
El consumo de maíz y frijol –pilares de la cocina mexicana tradicional– fue progresiva y exitosamente reemplazado por productos industrializados como, por ejemplo, los que se presentan como cereales (y no lo son) sino que son “harina con azúcar”. Los beneficiados de este cambio han sido “las grandes empresas trasnacionales que han hecho en México sus mayores negocios del mundo”, respondie Calvillo y aporta datos: Pepsi-Co tiene una de las mayores ventas de frituras en el país por habitante, lo mismo Coca-Cola que tiene en México “una de las mayores ventas de sus productos por persona del mundo”. Femsa es la empresa mexicana que la embotella en el país, dueña de la cadena de tiendas llamadas Oxxo, que Calvillo señaló como “un vector de enfermedad”.
La segunda corporación mexicana que ha contribuido con este doloroso panorama es Bimbo, la del osito blanco: su CEO, Daniel Servitije, ocupa el puesto 36 en la lista Forbes de los hombres más ricos del mundo.
Calvillo señala que el poder de las corporaciones ha “topado con pared” ante los nuevos funcionarios de áreas claves del Gobierno Federal, que han conformado un espacio llamado Grupo Intersecretarial de Salud, Alimentación, Medio ambiente y Competitividad (Gisamac), que tampoco nació con la pandemia, pero cobró bríos con ella. Lo integran tanto López Gatell como el equipo del secretario de Medio Ambiente, Víctor Toledo, responsable de haber promovido la suspensión de importación de glifosato al país y anunciado un programa para su eliminación hacia 2024.
Mientras este grupo gana respaldo para meter la nariz en la pospandemia, del otro lado, el Tmec (la renegociación del Tlcan) fortaleció el poder de las corporaciones frente al Estado, al eliminar el mecanismo de solución de controversias, que se resolverán en cortes de Estados Unidos. La reciente disposición de etiquetas frontales en los alimentos aparece en el horizonte como el primer round de esta pelea, en el novedoso campo de lucha que la pandemia nos abrió: la comida.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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