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Teoría Mondongo. Todo lo que hay que hacer con el feminismo para enfrentar al fascismo

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Post ley de aborto, post Ministerio, post pandemia, pos Encuentro Plurinacional: ¿qué (no) decimos cuando decimos feminismo, hoy? Miradas desde los territorios argentinos hasta Irán, repasando las principales imagenes, preguntas y experiencias que ya están cocinando nuevas prácticas, ante un enemigo urgente que nos sube al ring: la extrema derecha. ¿Cómo hacemos para pelearle? ¿Por qué el mondongo? Por Claudia Acuña y Anabella Arrascaeta.

1. Mientras escribimos esta nota estamos recibiendo decenas de videos que registran a las  mujeres que se paran de a dos en las calles de Irán, con los brazos abiertos en cruz. Quienes pasan comprenden sin palabras qué significa ese gesto y aceptan esa invitación a desafiar en público las leyes del régimen. Están así protagonizando algo histórico: la revolución de los abrazos. Recordamos así que hace menos de un mes escribimos en las calles de Buenos Aires. “Al fascismo lo enfrentamos con abrazos”. Volvemos a escuchar, entonces, las palabras de las personas con quienes hablamos de los desafíos de esta época con esta sensibilidad y con esta emoción, y a la vez con esta convicción de que no es acá y que es ahora. No es solo en Argentina ni somos solo nosotras, pero es ya.

2. Hablamos, concretamente, de un problema político urgente y de un desafío que para decirlo rápido llamaremos “epistemológico”. Ponemos el dedo en esta brasa con la esperanza de debatir, sin eufemismos, aquello que nos interroga: ¿cómo enfrentar al fascismo en tiempos en los que la palabra “feminismo” se ha vaciado y no parece ya alcanzar para definir lo que necesitamos para defender lo conquistado y lograr todo aquello que debemos proteger, reparar y crear?  

3. Al grano: la primera en señalarnos que el término “feminismo” se estaba quedando sin filo fue la teórica trans Marlene Wayar. Sigue ese hilo la artista Susy Shock: “No estamos diciendo que el feminismo se agotó, pero sí que cuando usamos la palabra “feminismo” ya estamos diciendo más cosas. Quizá necesitamos una nueva metáfora que incluya al feminismo, desde ya, pero que también lo proteja de las corrupciones teóricas y prácticas”.

4. Escuchamos, entonces, a mujeres que escuchan. Lo primero que notamos es la diversidad de términos que utilizan para referir a los mismo: “transfemismo” (Susana García, psicóloga), “feminismos” (Corina Milán, directora de escuela e integrante de la Asamblea No a la mina de Esquel;  Edtih Garay del Movimiento de Empresas Recuperadas; Dolores, vicepresidenta del centro de Estudiantes del colegio Carlos Pellegrini), “perspectivas de género” en el desarrollo de líneas de trabajo institucionales (Larisa Kejval, directora de la Carrera de Comunicación de la UBA), e incluso quienes manifiestan que se reconocen en las prácticas más que en esas palabras. 

5. “Para mí el feminismo es una postura, es una forma de vida, y hay muchas más feministas de las que se auto perciben. Cualquier mujer que pelea porque sus hijas tengan una oportunidad, una vida mejor, que defienda sus derechos, o que pelea para saber qué pasó con su hija o cualquier otra mujer, es feminista aunque no use esa palabra”, dirá Majo Bernal, delegada del sindicato de televisión SATSAID e integrante de la Comisión de Género de la Multisectorial Audiovisual. Otra señal: Dolores, vicepresidente del Centro de Estudiantes del Colegio Carlos Pellegrini: “Hasta hace dos semanas te decía que no sabía qué era el feminismo, me encontraba muy perdida, muy desencontrada con el movimiento. Por suerte fui al Encuentro Plurinacional de Mujeres y pude sentir que todo tenía un curso”.

6. La frase de Dolores suma un factor a analizar: los dos años sin en el Encuentro Nacional, la cita anual en la cual durante 35 años se ha bordado la trama que sostiene al movimiento. Su interrupción nos advierte uno de los temas sociales menos debatidos y más traumáticos para las relaciones sociales: la pandemia.

7. Larisa Keyval: “En este regreso a la presencialidad, volvimos a habitar la universidad este año, y una de las cosas que empezamos a detectar en múltiples espacios, por conversaciones con docentes y con estudiantes, es cierta dificultad, sobre todo en los más jóvenes, de construir lazos. Algunos indicadores: las aulas son más silenciosas, los pasillos un poco menos habitados. A propósito de esto hicimos un foro estudiantil para pensar, expectativas, experiencias, horizontes, de la transversalización de las perspectivas de género en la carrera, y surgieron dos cosas: por un lado no fue muy masivo como esperábamos, lo cual lo tomamos como dato y lo llevamos al propio foro para pensarlo conjuntamente con las y los estudiantes. ¿Por qué?, ¿Qué pasa?”

8. Sigue: “Y ahí apareció la segunda cuestión: lo que hay es mucho temor, mucha dificultad en la post pandemia para dialogar con el otro, con la otra, sobre todo en estudiantes de los primeros años; esto sumado a la fuerza individualiza te del neoliberalismo. Vemos esto en Sociales: la dificultad para procesar la diferencia social, el diálogo con la otra persona, que es la condición mínima para el debate, para procesar lo diferente. Intuimos, no tenemos la certeza, que está pasando en otros espacios sociales. Creo que no podemos pensar esto sin la pandemia y sin las consecuencias del aislamiento en los últimos años. Del encierro, probablemente, ha surgido un tipo de vinculación social muy mediado por la tecnología. Por supuesto, también hay un montón de estudiantes participando en las agrupaciones, pero nos estamos preocupando un poco más por aquellas y aquellos que no están cobijados en la dinámica de alguna organización estudiantil, que en Sociales tiene mucha presencia”. 

9. Corina Milán: “Creo que estamos viviendo tiempos muy violentos, muy hostiles, peligrosos casi. El mundo está virando hacia la derecha, los discursos mediáticos, los discursos públicos se han tensionado mucho, y eso se nota en la interacción social y se nota mucho en la escuela. Quienes estamos al frente de instituciones escolares públicas trabajamos de cara a la comunidad, y todas las problemáticas sociales de las familias de la comunidad ingresan a la escuela, estallan en la escuela; y hay que abordarlas, acompañarlas, tramitarlas, gestionar todo tipo de ayudas. Mi termómetro es ese: desde antes de la pandemia -por lo menos en Chubut que es en donde vivimos, la crisis social, económica, política, es muy profunda- estamos estallando”.

10. Sigue: “La pandemia vino a profundizar los problemas y la post pandemia ni hablar: un tendal de vínculos sociales muy lesionados, un empobrecimiento general, lo cual genera un terreno fértil para que se habiliten discursos que parecen de otros tiempos y son una locura. Mucho mal humor social, mucha tensión, y la violencia que es estructural en nuestra sociedad está subida de tono y está muy filtrada en las interacciones sociales comunes y mínimas. De hecho uno de los grandes desafíos en la escuela es trabajar con eso, desmontando los discursos, las prácticas, los intercambios violentos que están a la orden del día, todo el tiempo atravesando nuestra vida personal y nuestra ida pública”.

11. Como toda época de naufragio estructural sobre el océano de la crisis flotan elementos de diferentes orígenes. La sensación de gobierno del caos quizá, es el resultado del desorden que produce la mezcla indiscriminada de urgencias de actualidad y ancestralidad. Corina Milán: “Lo que está pasando en nuestra Patagonia es el resultado de causas que nunca han sido resueltas, de grandes deudas históricas con los pueblos originarios, vinculadas con su reconocimiento cultural, de su identidad, con la resolución de planteos territoriales legítimos. Nunca se resuelve, nunca se termina de cumplir con la Constitución, con las leyes que protegen sus derechos, y pasan cosas como las que han pasado hace poco en Villa Mascardi: se demoniza a los pueblos originarios; las mujeres han sido especialmente atacadas en la última represión en Bariloche, presas, separadas de sus hijos, teniendo que parir en condiciones pésimas. Lo que ha ocurrido invita a reeditar los discursos del Nunca Más. Hoy por hoy se siguen viviendo atropellos a los derechos humanos, y las principales víctimas son las mujeres mapuches”. 

12. Majo Bernal: “Lo que nos está amenazando, acechando, es un colonialismo recalcitrante. Hay un rebrote de enamoramiento de la mirada de los países centrales europeizantes que nos vuelve a poner en un lugar de colonia de pensamiento. Y hace que retornen estas ideas que habíamos pensado superadas. Por ahí en Europa se pueden considerar más fervientemente fascistas, pero acá son una pálida versión colonial de una derecha vernácula, bastante poco convincente, porque no es una derecha basada en una política real -que no me gusta ni comparto, aunque puedo descifrar el mundo que ven sus ojos- pero lo que nosotros tenemos son versiones bastante más berretas, que son ventajeras, que no tienen verdadero sustento sino que se van acomodando y respondiendo a las cosas que le molestan. Y una de las cosas que le molestan es el feminismo. Pero un feminismo que ellos se imaginan, y que no tiene nada que ver con lo que somos nosotras”. 

13. Edith Garay: “Si me preguntás hoy cómo veo el fascismo y dónde lo veo una respuesta desde lo actual sería: cuando hablamos de Milei, cuando hablamos de Macri, cuando vemos en la tele a Viviana Canosa. Es una representación para mí de lo que es el fascismo hoy en nuestro país: una ultra derecha, que lo único que quiere es el no reconocimiento de los feminismos. Digo esto desde mi perspectiva y de lo que estuve hablando con mis compañeras ayer”. 

14. Susana García: “En mi opinión el narcisismo es el gran mal de la época. Una forma de narcisismo escéptico que nos pone en un alto riesgo de seguir ciegamente a líderes fatales”.

15. Dolores: “Me gustaría más llamarlos por lo que son: partidos de derecha radicalizados, fenómenos sociales que se están produciendo en todo el mundo y que a nosotros nos repercuten. No sé si veo fascismo como tal porque creo que para llegar a ver el fascismo se necesita un aparato político de por medio que hoy esos sectores no están teniendo, por eso no veo el fascismo, pero si veo un avance de los sectores radicalizados de la derecha extremista en nuestro país. Pero ojo: no lo veo en las calles, lo veo más que nada en las redes sociales. Son movimientos que se caracterizan por estar en redes sociales. Aparecen masivamente en manifestaciones, en momentos críticos y polémicos, como durante el 2020 en las marchas anti cuarentena y antivacuna. Creo que la calle pertenece a otros sectores sociales que no son la derecha y sus aliados”. 

16. Larisa analiza así el dilema actual: “Tenemos que definir si estamos en una situación en la que la palabra “feminismo” no interpela o si lo que hay es temor de juntarse, de organizarse, de salir. Lo que aparece en la conversación, como diagnóstico, es que por un lado no está habiendo una demanda articuladora tan potente como fue la del aborto legal, seguro y gratuito, y si bien en esa demanda los feminismos pusimos mucho más que el reclamo por la ley, me parece que sintetizó un montón de cuestiones de rechazo a la sociedad patriarcal, pero era una demanda clara y fuerte. Ahora un poco pasa lo que sucede con todos los procesos políticos, una vez que se institucionalizan en el marco jurídico, en el marco del Estado, aparecen otras luchas, pero ya no tienen esa potencia aglutinadora y las fuerzas se dispersan un poco. Creo que también había una cantidad de rechazo a las demandas feministas que no eran expresadas y el cuestionamiento tiene que ver con una equiparación “feminismo igual progresismo”, por lo tanto, carente de potencia política, de potencia transformadora. 

17. La pregunta sigue siendo la de siempre: ¿qué hacer? Corina: “Hay que seguir dando esa batalla. Cuando trabajamos con las violencias que sufren las chicas en la escuela, las familias, todavía sigue siendo un desierto de abordajes, de gestiones, de políticas, del problema de qué hacemos con los varones violentos, cómo reeducamos, cómo cambiamos las cosas, para que se corte con este círculo de violencias y podamos pensar en otro tipo de vínculos. Esos son debates que, además, suelen tener posturas muy diferentes y muy radicalizadas en algunos grupos feministas. Por ahí la lucha contra esa violencia queda en repudiar, en escrachar, en tratar de borrar del mundo a los violentos, lo cual se comprende desde un lugar de solidaridad emocional, pero yo me veo en la obligación de hacerme esas preguntas como educadora, como responsable de una escuela pública, porque además muchas veces tengo que gestionar, buscar salidas, soluciones, metodologías de trabajo con estudiantes de distintos géneros que son víctimas de violencia, o que  ejercen violencia. Hay desafíos por pensar, por trabajar. Todo el tiempo la sociedad está mandando mensajes de violencia de distintas maneras. El patriarcado sigue muy fuerte en términos culturales, reproduciendo prácticas machistas que abonan la violencia contra las mujeres y las disidencias, y vamos muy de atrás corriendo contra eso. Hay mucho por hacer a nivel educativo, político, justicia, a nivel leyes.  Me hago estas preguntas, me las he hecho abordando casos. ¿Qué hacemos? Desde la escuela hacemos todo lo que podemos con las herramientas de la ESI, pero siguen faltando protocolos, políticas desde las distintas instituciones para realmente erradicar la violencia. Estamos luchando con un tenedor contra un gigante. Falta un montón de pensamiento de ideas, y de recursos”. 

18. Edith: “La tarea es con todas, todos y todes adentro; es una sociedad que sea lo más justa posible. Lo más justa posible en el trabajo, lo más justa posible en cuanto es la remuneración de ese trabajo, en la paternidad y la maternidad compartida con los quehaceres de la casa y  los roles de cuidado, y te hablo del cuidado de las niñeces y de adultos mayores. Por ahí lo que nos pasa es que ahora estamos re empoderadas, pero nos vamos a laburar y dejamos a los pibes con otras mujeres, y los padres de esas criaturas siguen en la misma. Las empresas recuperadas tenemos la posibilidad de ser el eslabón para demostrar que si otra economía es posible también otra forma de producción es posible. Tenemos una re tarea todavía para hacer”. 

19. Majo: “Creo que nosotras estamos en una lucha en la que todo suma. No me gusta decir la palabra pelea, pero no encuentro una mejor. Estamos en una búsqueda, en un reclamo, en donde todas sumamos, y donde sumar la perspectiva de género es empezar a vernos con todas nuestras diferencias y eso es lo que nos va a hacer más fuertes”.  

20. Susana: “Comprender a lo que llamamos “feminismo” como una fuerza de respeto y cuidado de las distintas formas de vida en su sentido más amplio. Ligado profundamente a la soberanía sanitaria, alimentaria, a la defensa de nuestros derechos y al compromiso en el cuidado de les más vulnerables. Respeto por la diversidad interior, en la comunidad, en el planeta, que más que habitarlo, somos. Con ausencia de fanatismos y actitud de pensamiento crítico: me pregunto, reflexiono, cuestiono. Elijo dónde quiero estar, con quién, resistiendo el dejarme arrastrar por la corriente. Una actitud de cuidado, respeto, escucha profunda de otres y de mi propia voz. Empoderarnos sin pisar a nadie, en la alegría del poder compartido. Cada une desde su lugar sosteniendo la trama, A ver si estamos a tiempo de reparar”. 

21. Dolores: “El feminismo se tiene que encargar primero de cuidar sus intereses, de pelear por reformas transfeministas, encontrar objetivos claros, y ocuparse particularmente de que los derechos obtenidos no sean quitados y los que faltan conquistar se conquisten en las calles: creo que el feminismo puede hacer propia la calle cuando nosotras querramos. La disputa al fascismo es en las calles”.

24. Será, por último, Susy Shock quien nos recuerde que en un encuentro en el que se hartó de que traten de evangelizarla sobre género, decidió refugiarse en el taller  para infancias que transcurría en el patio. Jugaban a crear un mundo nuevo y estaban imaginando qué cosas habría que llevar para hacerlo hermoso y divertido. La ronda fue girando y tirando palabras, hasta que una nena sorprendió con su pedido: “Mondongo”. La cara de asco recorrió al grupo, que comenzó a cuestionar si aquel mundo a crear debería incluir eso que sólo ella quería. Fue entonces cuando un niño nos dijo: “Si a ella le gusta tenemos que llevarlo”. Susy dirá que encontró así lo que necesitamos para darle la potencia que requieren estos tiempos a lo que por ahora llamamos feminismo. 

23. Continuará…

El colectivo boliviano Mujeres Creando presenta el diplomado de «De quienes luchan para quienes luchan» sobre Epistemología Feminista.
Con auspicio de la Universidad de México, comienza a principios de 2023 y tiene cupos limitados. Postulate hasta el 30 de noviembre en dequieneslucha@gmail.com

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El 3J, diez años después: “El país está preso del Poder Judicial”

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Un 3 de junio sin movilización en la ciudad de Buenos Aires (pasó para el 4) pero sí en el resto del país, encontró sin embargo a integrantes de Familias Víctimas de Femicidios y Desapariciones en la Plaza de Mayo con dos enormes pancartas que rodearon la Pirámide con los nombres escritos a mano de las mujeres asesinadas en 2024 (317) y lo que va del 2025 (116). La actividad en Plaza de Mayo se sumó a los actos y marchas realizados en Mar del Plata, Rosario, Córdoba, Salta, Jujuy, Mendoza, Santa Fe y Tucumán, entre otros lugares del país. Lo que dicen las familias sobre lo narco, el poder judicial, y de dónde se saca fuerza para seguir.

El 3J, diez años después: “El país está preso del Poder Judicial”

“Estamos otra vez acá. No es la primera vez ni va a ser la última, pero estamos acá visibilizando lo que nos pasa, como lo tratamos de hacer todos los años, todos los meses, todos los minutos de nuestras vidas” dijo en Plaza de Mayo Marta Montero, la madre de Lucía Pérez, junto a la Pirámide donde Familias Víctimas de Femicidios instalaron dos pancartas que rodearon totalmente ese monumento, con los nombres de las mujeres asesinadas en 2024 (317) y estos meses de 2025 (116). La actividad en Plaza de Mayo se sumó a los actos y marchas realizados en Mar del Plata, Rosario, Córdoba, Salta, Jujuy, Mendoza, Santa Fe y Tucumán, entre otras.

El 3J, diez años después: “El país está preso del Poder Judicial”

A su lado estaba Susana Reyes, la madre de Cecilia Basaldúa, que agregó: “Yo estoy acá para que paren de matarnos y para que se haga justicia por todas las que nos faltan. No queremos que haya más mueres, hay mucha complicidad policial, judicial, política y estamos cansadas, pero vamos a seguir peleando y reclamando para que esto cambie en algún momento.  

Mónica Ferreyra es la madre de otra joven asesinada, Araceli Fulles: “Ojalá nadie tenga que sentir el dolor que sentimos nosotras. Lo único que queremos es justicia. Pero te encontrás con un Poder Judicial y encima con una política de dejar que los narcotraficantes entren al país. Cada vez hay más narcos en la calle, que venden más droga, y usan a las chicas que se las entregan por drogas, y después las descartan. En el caso de mi hija todos los que la mataron están sueltos, y eso que a tres les dieron perpetua. Pero no cumplieron ni un año y los soltaron. El que la mató es narcotraficante. Ahí te das cuenta de cómo es que funciona el Poder Judicial”.

El 3J, diez años después: “El país está preso del Poder Judicial”

Guillermo Pérez, el padre de Lucía Pérez: “Uno ve lo de Maradona y la jueza, y la justicia parece un chiste. En el caso nuestro van a hacer otro juicio, ya van como seis. Cada vez que pueden le degradan la pena a los que también fueron narcos que vendía droga en la puerta del colegio al que iba mi hija. Pero hubo un juicio, tuvieron que anularlo, hicieron otro, también lo mandan para atrás. Un jury (juicio político) que fue un escándalo. Y casi nunca se logra justicia. Somos un país que está preso del Poder Judicial. Un país sin justicia, o con una justicia que sigue siendo un chiste”.

Susana: “Es cierto, el caso de Cecilia está impune hace cinco años porque metieron preso a un perejil, un chico que pasó dos años en la cárcel y era evidente que no tenía nada que ver. Lo tuvieron que liberar porque la fiscal Paula Kelm no tenía una sola prueba en su contra, fue vergonzoso, todo armado por la fiscal, por la policía, o sea que es una violencia permanente de la justicia contra la gente”.

El 3J, diez años después: “El país está preso del Poder Judicial”

Marta saludó a personas y familias que se acercaron al ver los carteles, incluso familiares de otra mujer asesinada en 2017 que terminaron participando del encuentro. Dijo Marta: “No queremos ni una más, ni una mujer muerta más. Las cifras son espantosas y vamos a seguir luchando aunque a veces parezca una utopía. Pero creemos que algún día lo vamos a lograr”.

Susana comentó que hasta la figura de femicidio pretende ser eliminada. Marta: “Claro, es lo que están haciendo en el nuevo juicio por lo de mi hija. Quieren romper todos los derechos, y el Estado no se quiere hacer cargo de nada. Lo que busca es la impunidad en estos casos, y así tenemos casi 450 mujeres muertas en menos de un año y medio, que los nombres de cada una están en estos carteles. Yo decía que creo en la utopía, pero también sé que nuestra lucha será infinita”.

El 3J, diez años después: “El país está preso del Poder Judicial”

En esa especie de infierno al que son sometidas las familias, ¿de dónde se saca fuerzas para seguir?

Susana: “Del amor que nos dejaron nuestras hijas, de la gente que nos acompaña y de nosotras mismas que nos contenemos para estar juntas y poder seguir adelante”.

Mónica: “Aparte del amor que nos dejaron, también es el amor por hacer justicia. Es como que la impotencia y el dolor, en lugar de frenarnos, nos dan fuerza para seguir pensando que queremos justicia para nuestras hijas”.

Guillermo: “Si no hay justicia, seguiremos en la lucha. Esa es la respuesta que tenemos que dar, pase lo que pase”.

Marta: “Nunca se las vamos a hacer fácil. Nunca nos vamos a dar por vencidos. Que nunca crean que nos han ganado. Es cierto, la fuerza la tenemos del amor y de seguir adelante siempre por la memoria de nuestras hijas”.    

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A 10 años del 3J: quién grita hoy contra los femicidios, el ajuste y la crueldad

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El aniversario del grito masivo encuentra dos escenarios muy diferentes: con actividades y movilizaciones que cada año suman más participación en las provincias y con una convocatoria en CABA que posterga un día el Ni Una Menos para sumarse al reclamo de las y los jubilados.

Las cifras de víctimas de femicidios siguen siendo tan alarmantes como las que despertaron el Ni Una Menos hace una década, cuando el asesinato de Chiara Páez, la adolescente santafesina de 14 años, impulsó la primera convocatoria el 3 de junio de 2015. Sin embargo, mientras el gobierno de Javier Milei desmantela programas, recorta presupuestos destinados a prevenir las violencias, niega los crímenes por motivos de género, busca derogar la figura de femicidio y hasta “celebra” en redes sociales que supuestamente “bajaron los homicidios de mujeres” la convocatoria de este año marca un síntoma.

En la Ciudad de Buenos Aires, las asambleas, las organizaciones políticas y sindicales nucleadas en la asamblea Ni Una Menos decidieron cambiar la fecha de la movilización al Congreso de la Nación para el miércoles 4 de junio, para unirse a las y los jubilados que reclaman desde hace meses contra el ajuste y la crueldad libertaria. En el resto del país, se mantiene el 3 de junio como fecha de encuentro y marchas. Ese día, también habrá acciones puntuales en territorio.

A 10 años del 3J: quién grita hoy contra los femicidios, el ajuste y la crueldad

Familias Víctimas de Femicidios en una de sus acciones el 3J de 2023.

3J federal

Las Familias de Víctimas de Femicidios y Desapariciones –que llegarán con mucho esfuerzo desde diferentes puntos de la Argentina– realizarán el 3 de junio una asamblea abierta a las 12, en Plaza de Mayo, donde compartirán sus testimonios, sus difíciles caminos en busca de justicia y se abrazarán en el grito de “Ni una Más”. Al terminar el encuentro, caminarán hasta el Congreso de la Nación para sumarse a la actividad que organiza Atravesadxs por el Femicidio, otra de las organizaciones que reúne a familiares de víctimas. Este año, Atravesadxs realizará una intervención fotográfica sobre la plaza entre las 9 y las 17.

La socióloga Marisa Fournier, integrante de la colectiva Conurbanas Transfeministas, cuenta que en las asambleas que realizaron en el oeste y noroeste bonaerense para definir las acciones para esta fecha apareció el cansancio, pero también la fuerza. “Entonces nos preguntamos: ¿cómo insuflamos la energía militante feminista y la creatividad?”, sintetiza.

En este contexto creían que era necesario hacer algo el propio 3 de junio y en el territorio, más allá de que la movilización este convocada para el 4, porque “el año pasado muchas decidieron no apostar a lo territorial y la marcha de CABA fue muy flaca”. En ese sentido, explica: “Nos parece muy saludable y estratégico enlazar con esta resistencia histórica que están llevando adelante nuestros viejos y nuestras viejas”.

También veían conveniente salir de la declamación o la denuncia y pensar en algo que reconforte y genere más red.

“Decidimos no hacer marchas locales ni documento, y realizar una intervención para el 3J en San Miguel, uno de los municipios más hostiles en políticas de género”, explica Fournier. La propuesta es fruto de una articulación entre Conurbanas, la cooperativa Frida Kahlo, Acción Territorial Rebelde (ATR), La Colmena y trabajadoras de organizaciones territoriales. Se realizará en la plaza principal, frente a la Municipalidad. Habrá fuego en forma de velas o antorchas, y se va a recuperar una intervención que creó Sandra Posadino, llamada PREnDAs, en la que cada prenda representará la forma en que fue cometido el femicidio. “Este 3 de junio, recuperamos el arte y la performatividad como parte de nuestros lenguajes”, asegura Fournier.

En Córdoba, también se están organizando actividades para conmemorar el 3J, incluyendo la marcha en la ciudad y acciones puntuales en otras localidades para “recordar a las que nos faltan en el territorio”.

María Eugenia Marengo, integrante del Movimiento Plurinacional Disidente y Feminista de Capilla del Monte, reconoce que “está difícil, cuesta salir”, por eso pensaron en una modalidad de encuentro que dé lugar a la palabra y a compartir lo que se está sintiendo. “La idea es recordar estos 10 años, colocar afiches con una especie de cartografía de las luchas y abrazarnos en tiempos difíciles”, cuenta sobre la actividad que harán junto con la Asamblea Multisectorial Punilla Norte y el Movimiento Popular La Dignidad. La “mateada transfeminista” comienza a las 15, en Alem 767, Barrio Balumba, Capilla del Monte.

Bajo el lema “No hay nada que festejar”, en Mendoza llaman a marchar a las 18 en el KM 0 de la ciudad capital, en San Martín y Garibaldi. “A una década de aquella primera marcha que marcó nuestras vidas, nos volvemos a reunir para hacer memoria, abrazarnos y exigir justicia”, dicen en la convocatoria. Piden llevar vestimenta negra y flores para armar un gran altar para las víctimas de la violencia machista.

La integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto en Salta, Sofía Fernández, cuenta que entre las consignas de este 3J está “el pedido de aparición con vida de las 13 mujeres desaparecidas que tiene la provincia”. Reclamarán a la Justicia por las malas actuaciones en los casos de violencia desde las 9.30 en la Ciudad Judicial y también exigirán la suspensión de jueces y juezas denunciados por violencia que hoy siguen ejerciendo en esos fueros. Luego, el encuentro será en la Plaza 9 de Julio desde las 16, donde habrá intervenciones artísticas, talleres, radio abierta, un ritual a la Pachamama, para marchar a las 18.

En Jujuy, la convocatoria recuerda que solo en mayo la provincia tuvo tres mujeres víctimas de femicidio –Angelina González, Paola Vargas y Tamara Fierro– y llaman a concentrarse en la Plaza Belgrano a las 17.

En Santa Fe, mujeres y disidencias se reunirán en la Plaza del Soldado a las 17 bajo la consigna “Ni un derecho menos”, mientras que en Rosario la convocatoria de la Asamblea Lesbotrasfeminista Rosario y ATE, entre otros grupos, es a las 17, en la plaza 25 de Mayo, desde donde se movilizarán hacia la plaza San Martín para leer el documento conjunto.

Y en Tucumán, desde las 17 en Plaza Irigoyen, habrá intervenciones artísticas y radio abierta; luego se marchará a Plaza Independencia.

4J en la Ciudad

Una de las cosas que se repiten es la necesidad de recuperar la potencia y representatividad que supo tener la convocatoria del 3J en la ciudad de Buenos Aires. Por esa razón las organizaciones políticas, gremios y sindicatos convocaron a  movilizarse el miércoles en lugar del martes 3. “Tenemos que volver a la calle, generar asambleas plurales, recuperar la vitalidad de un movimiento que puede articular”, asegura Clarisa Gamberra, secretaria de Género y Diversidad de ATE Nacional, quien destaca que “la agenda urgente es la del trabajo. Sufrimos una violencia inédita: más precarias, más pobres, trabajando más horas, perseguidas y endeudadas”.

En el mismo sentido, Patricia González, secretaria de Género e Igualdad de Oportunidades de AEFIP MDN, remarcó: “Este año llamamos a movilizar el 4, pero las seccionales adhieren según la convocatoria de cada provincia”.

Y agregó algo que señalaron muchas: “Hay cansancio, el año pasado la convocatoria fue baja y generó frustración”.

Femicidios en la mira  

En lo que va de 2025, el Observatorio Lucía Pérez registró 116 femicidios y transfemicidios, y en 2024, contabilizó 317 casos. Los datos recientes de la Oficina de la Mujer (OM) de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, basados en el Registro Nacional de Femicidios de la Justicia Argentina, son algo más bajos: 247 víctimas letales de violencia de género. Un número similar al que dieron en 2023, cuando hubo 250 víctimas, y se mantiene dentro del promedio histórico desde 2017.

¿Bajaron los femicidios como intenta instalar el Gobierno? En este sentido, organizaciones de familias de víctimas advierten que detrás de las estadísticas oficiales hay casos que no son tenidos en cuenta porque no tienen esa carátula y, al cambiar esa figura legal por otras –como abandono de persona, violación agravada o abuso sexual seguido de muerte–, los casos dejan de ser contabilizados.

Un ejemplo es el caso de Lucía Pérez. Para Casación hubo abuso sexual, pero no femicidio, por lo que ordena imponer una nueva pena para Matías Farías, sin esa carátula. “Usan la causa de mi hija para eliminar la figura de femicidio”, denunció Marta Montero, su madre, luego de que la Cámara cambiara la calificación inicial.

Hay otros casos similares relacionados con asesinatos en el contexto de narcocriminalidad o femicidios territoriales. Por nombrar solo algunos:

  • a Luna Ortiz la drogaron, la alcoholizaron y la trasladaron en un raid donde fue intercambiada como mercancía. Un día después, encontraron su cuerpo sin vida. La causa se caratuló como “homicidio imprudente”.
  • Carla Soggiu apareció muerta tras activar el botón antipánico, que no funcionó. Para la Justicia, murió ahogada.
  • Luana Ludueña fue asesinada por Diego Concha, quien fue condenado por abuso sexual seguido de homicidio, pero sin el agravante por violencia de género.
  • En el caso de Griselda Blanco, el empresario acusado fue condenado por homicidio, pero sin la carátula de femicidio.

El método que aplica el gobierno en cada lugar donde pasa su “motosierra” es el mismo: primero, ningunear y desprestigiar, para luego, desmantelar. Negar los femicidios o decir que bajaron ayuda a justificar el ajuste y el cierre de programas.

El 3 y el 4 de junio se vienen dos días de abrazo colectivo frente a la avanzada antiderechos y a quienes buscan instalar que las feministas y transfeministas ya no tienen agenda o que “se pasaron tres pueblos”.

“¿De qué están hablando?”, se enoja la socióloga Marisa Fournier. “Esto es parte de la avanzada derechista y la reacción conservadora. Por eso, enlazar luchas es fundamental y estratégico”, asegura la integrante de la colectiva Conurbanas y pide: “Hay que fortalecer esa red que somos y que siempre fuimos”.

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Caso Lucía Pérez: matar al femicidio

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La audiencia realizada en Mar del Plata para determinar la pena de Matías Farías por el crimen de Lucía Pérez reveló las contradicciones de un sistema judicial que lleva nueve años sin resolver el caso. El tribunal enfrenta el desafío de aplicar una condena bajo un delito que según Casación pasó a ser un «acceso carnal agravado», mientras la querella insiste en que se trata de un femicidio. La definición del abogado Juan Pablo Gallego: «Lo que hizo Casación fue matar el femicidio de Lucía, y eso es lo que tratamos de impedir en todas las instancias posibles». Los cruces entre la defensa y la acusación que dejan al descubierto las tensiones en torno a la violencia machista y la impunidad.

Por Claudia Acuña (Desde Mar del Plata) (En la imagen de portada, los padres de la menor asesinada junto a Familiares de Víctimas de Femicidio y de la Campaña Somos Lucía).

La audiencia de admisión de pruebas para establecer la pena que le corresponde a Matías Farías por el crimen de Lucía Pérez tuvo características tan inauditas como lo es esta nueva etapa de la intervención del Poder Judicial. El presidente del tribunal, Javier Riquert, tuvo que dar explicaciones para que se comprendiera lo incomprensible de este nuevo proceso judicial, que ya lleva nueve años (el femicidio ocurrió el 9 de octubre de 2016) y ha sufrido tres sentencias diferentes y un juicio anulado.

Caso Lucía Pérez: matar al femicidio

El tribunal: el presidente Javier Riquert en el centro, Federico Cecchi y Paula Soulé. No pueden juzgar por femicidio por orden de Casación. La querella sigue denominando al crimen de Lucía como un femicidio.

Riquert explicó que el Tribunal de Casación —responsable de cambiar el delito por el que fue juzgado Farías, de femicidio a acceso carnal agravado— ordenó que se realizara esta instancia judicial de «cesura», dedicada exclusivamente a determinar la pena, que en este caso puede oscilar entre 8 y 20 años de prisión. Para definir cuánto corresponde dentro de ese rango, el tribunal —integrado por jueces de tres fueros distintos: Riquert, Federico Cecchi y Paula Soulé— debe analizar atenuantes y agravantes.

Caso Lucía Pérez: matar al femicidio

En primera fila escuchan Marta Montero y Guillermo Pérez, los padres de Lucía, junto a su otro hijo, Matías. El abogado de la familia es Juan Pablo Gallego (en el centro de la imagen) con el fiscal Carlos Russo a su izquierda.

Por ello, tanto la acusación —representada por la querella de la familia de Lucía, a cargo del doctor Juan Pablo Gallego, y el fiscal Carlos Russo— como la defensa oficial de la doctora Laura Solari, presentaron sus solicitudes de prueba. Riquert también aclaró que era necesario cumplir con este requisito para que las apelaciones presentadas pudieran ser evaluadas y resueltas. En síntesis: se trataba de un trámite imprescindible para que las objeciones a este nuevo fallo prosperaran. Sin embargo, todo indica que lo que se inicia con este capítulo no será un mero formalismo.

Lo que siguió fue una puja por el control del relato de lo ocurrido. Acostumbrada a dominar las audiencias con su estilo incisivo, la doctora Solari intentó impugnar todas las pruebas solicitadas por la querella, que incluían una inspección ocular en la escena del crimen, la declaración de testigos clave del segundo juicio y el testimonio de una posible víctima de Farías, quien —ante la noticia del nuevo fallo— había expresado en redes sociales su temor por su posible liberación. El doctor Gallego, por su parte, destacó la contradicción de que la defensora se opusiera a la inspección ocular pero solicitara como prueba las fotos de la inspección realizada por el tribunal que había condenado a Farías por femicidio y a prisión perpetua. La paradoja la resolvió la secretaria del tribunal: no había registros fotográficos ni videos de aquella diligencia en el expediente.

Caso Lucía Pérez: matar al femicidio

De azul, la abogada de Farías, Laura Solari: la puja por el control del relato del crimen de Lucía Pérez.

Tras varios cruces infructuosos para la defensa, el presidente del tribunal esbozó el posible rumbo: tres jornadas de debate, en las que se presentarían pruebas, se visitaría la escena del crimen y se daría a conocer el monto de la condena. La fecha se anunciaría en los próximos días, junto con la resolución sobre la admisión de las pruebas solicitadas.

En el ambiente quedó flotando el anticipo de lo que se debatirá: por un lado, el negacionismo de la violencia de género; por el otro, la insistencia en que el crimen de Lucía fue un femicidio, aunque este tribunal no pueda reconocerlo por orden de Casación. «Aunque los jueces vean un femicidio, no pueden juzgarlo», declaró Gallego a las puertas del tribunal marplatense. «Lo que hizo Casación fue matar el femicidio de Lucía, y eso es lo que tratamos de impedir en todas las instancias posibles».

Caso Lucía Pérez: matar al femicidio

Familiares de Víctimas de Femicidios con integrantes de la Campaña Somos Lucía, escuchan lo que les explica el abogado de la familia Juan Pablo Gallego: «Lo que hizo Casación fue matar el femicidio de Lucía, y eso es lo que tratamos de impedir en todas las instancias posibles».

Mientras el abogado hablaba ante el grupo de Familias Víctimas de Femicidios e integrantes de la Campaña Somos Lucía —que acompañaban a la familia en la calle soportando el viento helado y la lluvia—, un grito inesperado irrumpió: «Yo compartí la cárcel con ese monstruo, y la pasé muy mal». La voz, quebrada, pertenecía a un joven de jeans y campera negra, que la lanzó con paso apresurado antes de ingresar al edificio donde, se supone, se imparte justicia.

Caso Lucía Pérez: matar al femicidio

El acompañamiento en la calle pese al frío marplatense y judicial.

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El abrazo y la espera: habrá tres nuevas audiencias.

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