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Adiós a Hebe, adiós a una época

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Murió Hebe de Bonafini. Exactamente dentro de dos semanas hubiera cumplido 94 años. Presidió la Asociación Madres de Plaza de Mayo y fue figura siempre relevante en distintos momentos del país. 

Es posible que cada persona ya tenga una posición totalmente formada -a favor o en contra- sobre una mujer rebelde, polémica, irritante y contradictoria. O entrañable, valiente y sincera, según quien la mire. Una de sus frases favoritas fue: «El otro soy yo». 

De las múltiples charlas y entrevistas de lavaca con Hebe, elegimos para homenajearla esta nota de abril de 2004, en la que explica su apoyo y su relación con Néstor Kirchner, a quien había tildado como fascista. Habla de la izquierda, los piqueteros, la política, los salvavidas de plomo. el ser ama de casa, la democracia. Los cartoneros y su miedo. El 19 y 20 de diciembre, su idea de la revolución, un accidente casero que la había dejado contusa. Un modo más de conocer de cerca una mente hiperactiva y frontal, y a una mujer que se supo ganar un lugar en la historia de la política y los derechos humanos. 

Hasta siempre, Hebe.

«La izquierda nunca entendió a las Madres»

Adiós a Hebe, adiós a una época

Dice que este es un momento lindo, distendido. Que siempre soñó que «uno de nuestros hijos iba a ser Presidente», pero nunca pensó que iba a suceder tan rápido. Que Kirchner es inteligente y tierno. Que los partidos de izquierda no saben ver el nuevo mundo político. Que los museos de la memoria y los juicios por la verdad son mentiras. Que pagar la deuda externa es violar los derechos humanos. Y que si no hay igualdad, la democracia no existe. Hebe, a los 75 años, sigue rompiendo paradigmas. «Las Madres siempre hicimos lo que quisimos». (Por Sergio Ciancaglini).

Hebe de Bonafini, rodeada de íconos del Che Guevara, Salvador Allende, retratos de desaparecidos y símbolos de diversas luchas antiimperialistas; después de haber homenajeado al presidente Néstor Kirchner con una alabanza que en su caso no tiene precedentes, sonríe con una placidez inédita cuando escucha la pregunta:

¿Alguna vez soñó que iba a ser oficialista?

-Me la pasé diciendo que Menem, Duhalde y Kirchner eran la misma mierda. Y después tuve que ir a decirle: «Señor presidente, me equivoqué, yo dije que usted es la misma mierda que los otros pero no: usted es totalmente distinto». Y se lo reconocí así, sinceramente. Las Madres somos muy libres para decir lo que pensamos. En un discurso, hace años, dije que alguna vez un hijo nuestro iba a cruzar la plaza, y se iba a sentar en el sillón para ser presidente. Y ahora él me contó que el 24 de marzo de 1976 ya empezó a pensar que quería llegar a presidente. Lo que no soñé es que algo así iba a ser tan rápido.

-Frente a este cambio suyo, la izquierda.

-(Interrumpe) Ah no, la izquierda nunca entendió nada. Y menos a las Madres. La izquierda tardó siete años en venir a las marchas y ahora no sé cuánto va a tardar en entender. Siempre vinieron a criticar y a querer cambiarnos el pensamiento. Y nunca les dimos bola.

¿Pero en las rondas siguen escuchando La Internacional?

-Muchas veces.

¿Cómo podría describirse entonces la posición de Madres? ¿Pragmática, al apoyar a Kirchner, o ideológica?

-Es ideológica. Las madres nos sentimos de izquierda. Pero no de los partidos de izquierda. A la vez al presidente lo veo como a alguien muy seguro, con mucha ternura, muy inteligente. Hace cosas muy fuertes. Casi utópicas. Aunque claro, tiene muchos salvavidas de plomo.

Hebe de Bonafini -la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo- camina despacio y rengueando. La más inesperada expresión de kirchnerismo explícito asegura que se sigue sintiendo revolucionaria, de izquierda, y un ama de casa.

Las amas de casa son personas que asumen tareas inhóspitas y riesgosas, que harían recular a más de un revolucionario. Por ejemplo, limpiar heladeras o enjabonar pisos. «Estaba ayudando a mi hija a limpiar la heladera, el piso estaba jabonoso, se me fue la pierna y me fracturé. Por suerte fue la tibia y no la cadera».

Ocurrió en septiembre del 2003.

Hebe -que el próximo diciembre cumplirá 76 años- comenzó a incorporar un extraño ritmo de vida a su extraño ritmo de vida.

-Atendía a la gente aquí, en la Casa de las Madres, boca arriba en una cama. A los actos iba en silla de ruedas y después, con bastones canadienses. Durante tres meses necesité asistencia permanente para todo: bañarme, mover el intestino, lavarme. De día me atendían acá las otras Madres. De noche, una enfermera. Los viernes me llevaban en ambulancia a La Plata y me quedaba con mi hija Alejandra hasta el lunes, y ahí volvía en ambulancia.

La Casa de las Madres queda en el edificio de la Universidad Popular de las Madres de Plaza de Mayo, frente a la Plaza de los Dos Congresos. Se entra por el café literario Osvaldo Bayer. Hay un timbre. No es una puerta abierta a cualquiera en un lugar donde las amenazas ya son parte de la música cotidiana. En los últimos días se trató de un «Comando 24 de marzo». Cuenta Hebe: «Son los mismos de siempre. Lo hacen para jaquear al presidente. A él también lo han amenazado, y a los ex detenidos. De todos modos no quiero que me custodien, que cuiden mi casa, acá, ni nada. Porque yo puedo tener eso, ¿y los demás qué?»

Adiós a Hebe, adiós a una época
Hebe a los dos años de edad, con su padre. (Todas las imágenes fueron elegidas por la propia Hebe para la MU nº 21, del Archivo de la Asociación Madres de Plaza de Mayo).
Adiós a Hebe, adiós a una época
La primera comunión de la futura presidenta de Madres.

El escritorio de Hebe está invadido y revuelto por la instalación de aire acondicionado en ese sector del edificio que es muy seguro, pero muy cerrado (los diarios balbucearían que se trata de un «bunker»). La conversación fluye fuera de esa oficina, pero de pronto la señora de Bonafini salta alarmada: «Me van a reventar al Che» dice cuando ve que mueven un escritorio con un busto sonriente de Ernesto Guevara, rescatado a tiempo.

Hebe habla a toda velocidad, casi nunca duda, y propone que la charla sea «cariñosita». Tiene una mirada de una inteligencia y un sentido del humor que no suelen emerger durante sus arengas públicas. Una curiosidad: jamás, en más de una hora de charla, mencionó a Kirchner por su nombre. Sólo habló de «él» o de «el presidente».

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El casamiento con Humberto «Toto» Bonafini. Contaba Hebe: «Una vecina me prestó el traje de novia».
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En San Clemente, con marido e hijos mayores. Jorge y Raúl, que años después serían desaparecidos.
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Hebe y el bautismo de la hija menor, Alejandra, junto a sus dos hijos.

-¿Quiénes son esos salvavidas de plomo del gobierno?

-Scioli, Lavagna, Duhalde, gobernadores como Solá o Romero. Nosotras creemos que es un tipo (Kirchner) que está muy bien, con gente que trabaja muy bien, pero estos otros son un desastre, el fascismo total, pero bueno, él tuvo que juntar aliados para llegar a donde llegó. Creemos que es muy inteligente y que está haciendo un muy buen trabajo.

¿Cómo analiza a la situación política?

-Tiene varias partes. En derechos humanos el presidente ha hecho cosas totalmente sorpresivas y nada demagógicas. Y por otro lado está el pago de la deuda, que para nosotras es una violación a los derechos humanos. Cada peso de deuda que se paga es un chico que no come, o alguien sin trabajo. Con Eduardo Barcesat tenemos hecho un trabajo que demuestra que la deuda ya fue pagada una vez y media. Vamos a llevárselo al presidente.

-A quien usted trataba como uno más de esos que llama fascistas.

-Sí, y por eso se lo reconocí personalmente. «Yo dije que usted es la misma mierda que los otros, pero por lo pronto aquí no vi a ningún policía». En la época de De la Rúa, además, en la Casa Rosada me amenazaron de muerte.

¿Cómo ocurrió?

-Había ido a llevar un pedido de audiencia y un tipo de civil me dice en voz baja: «¿No sabés que te vamos a reventar, hija de puta?» y yo le grité «¡Decímelo en voz alta!» pero se dio vuelta y se mandó a mudar. Y ahora estaba en la Casa Rosada con un presidente que nos atendía, estaba de acuerdo con nosotras y que, además, era distinto. Hizo cosas muy rápido. El documento de identidad gratuito para todos los chicos me pareció una cosa extraordinaria. Y el descabezamiento de las cúpulas militares y policiales. Hacía reuniones con los organismos de derechos humanos a las que nosotras no queríamos ir. Pero después me llamaba a mi casa y me contaba lo que habían hablado. Me dio un lugar que yo no me había imaginado. Llamarme a mi casa.

-Todo un romance político.

-Más que romance, es mutuo respeto. Me invitó, por ejemplo, al Salón Blanco cuando la hermana presentó unos planes sociales. Yo estaba atrás, sin querer llamar la atención porque soy una persona muy discreta.

-Hebe

-En serio. Fijate que me estaba yendo, cuando me llamaron diciendo «no te vayas que el presidente quiere verte» y él dio toda la vuelta al Salón Blanco para saludarme. Una gran gentileza. Y digo: si hay una cosa diferente, una pequeña puerta abierta, tenemos que mantenerla así, con una relación con el presidente. Yo le dije: nunca le voy a mentir, le guste o no le guste, y espero que usted no me mienta. Si me miente vengo y lo denuncio. Y él dijo: no voy a mentir.

Yo le cuento todo lo que hago. Que tenemos relación con algunos grupos piqueteros como para que nadie le diga «mirá lo que hacen las Madres». Le cuento también que la Universidad es ilegal.

¿Ilegal?

-Claro, no la tengo legalizada ni le pienso pedir un peso a nadie. Los títulos que damos no son oficiales. Son títulos de amor y de lucha, y por suerte a los que salen de aquí les dan trabajo. Ahora nos han ofrecido desde la Sorbona, de Paris, hacer algunas cosas con la Universidad, así que capaz que crece para otros lados. A veces pensamos legalizar una parte. Nos han ofrecido hacer una carrera de Derecho con Derecho Internacional Público, pero no podés recibirte de abogado sin un título válido. También nos ofrecieron una carrera paramédica. Pero es como cuando crías un hijo: no hay un libro que te explique todo. Esto es un hijo de cuatro años largos, tenés dudas, cosas que te andan mal, o bien, muchos que te dan consejos, o se quieren quedar con una parte, pero bueno: seguimos. Y el presidente sabe todo. Para mi es un momento muy lindo, distendido. Antes me agredían todo el tiempo y ahora, abren las vallas especialmente los jueves para que hagamos la ronda. Imaginate.

Adiós a Hebe, adiós a una época
Marchas de Madres en 1978. Se ve a Hebe, Juanita Pargament, Adelina Alaye y aparece alzando a un niño Nora Cortiñas, quien después integraría Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora.

-Si antes opinaba que Kirchner era lo mismo que Duhalde, ¿era por un prejuicio suyo? ¿O tenía razón, y Kirchner cambió?

-Era un prejuicio mío. Yo decía: peronismo es fascismo puro. No conocía a peronistas de izquierda. Sé que había muchos, pero los mataron a todos. No había visto resurgir a ninguno con las ideas como las del presidente, que reivindicó a los ‘70, a nuestros hijos y su lucha. Todo eso me parece increíble.

¿Nunca otro presidente intentó acercarse?

-Con Alfonsín estuvimos dos veces.

¿Pasó algo?

-No, un tipo muy mentiroso, Alfonsín. Nos dijo que había desaparecidos con vida y le dijimos que los recuperara. Después nos recibió de nuevo y nos mostró unos papelitos que parecían de supermercado. Eran del Ejército contestando que no tenían ningún desaparecido. ¿Y qué le iban a contestar? Era ridículo. Después, nos citó a las madres de todo el país. Vinimos de todas partes y él se había ido. No nos recibió. Ahí tomamos la casa de gobierno durante 24 horas.

Con Menem no estuvimos nunca, y con De la Rúa tampoco. Le pedimos, pero nunca nos atendió y encima, cuando fui a la Casa Rosada me amenazaron. Le sacamos fotos al tipo, pero el gobierno no hizo nada. Así que nunca nos reunimos con otros presidentes.

-Pero sí con Rodríguez Sáa.

-Eso no fue un presidente, fue un aborto de la naturaleza.

¿Y cómo vive el cuestionamiento que le hace la izquierda?

-¡Tenés que ve los mails que me mandan! Una maravilla. Ni te hablo de los partidos trotskystas, dicen de todo de mí. Ya les tengo lástima, se la pasan discutiendo en los cafés, pero solamente pueden repetir lo que estudiaron en un libro porque no saben ver el nuevo mundo político.

Nos pasó siempre. Venían a decirnos lo que teníamos que hacer. Y siempre hicimos lo que quisimos. El PC (Partido Comunista) en una época decía: «Las madres no saben hacer política. Videla y Viola son democráticos». Yo no me olvido de eso. Pero ojo, estoy hablando de la izquierda organizada en partidos. No la otra, la cantidad de gente que es de izquierda como me siento yo, pero no está en ningún partido. ¿Y sabés por qué? Porque los partidos mienten. No entienden nada de política. Me acuerdo cuando dijeron que el 19 y 20 de diciembre hubo una revolución, y organizaron una gira diciendo que estaban juntando comida para mandar compañeros a luchar al monte. ¿A qué monte? ¡A Palermo! Me venían a preguntar de afuera, y me daba vergüenza. Todo una gran mentira.

¿Pero cree que el 19 y 20 fue un hecho revolucionario?

-Claro, fue un acto revolucionario, pero no una revolución. Y también era mentira lo de «piquete y cacerola, la lucha es una sola».

¿También?

-Claro, porque no era una sola lucha. Estaba el mismo enemigo, pero no es lo mismo que tengas nueve hijos que se te mueren de hambre, que tener 10.000 dólares en el corralito.

¿Cómo vivieron esos días?

-Terminamos en el hospital. Nos pegaron a lo bestia. Fuimos a la Plaza, nos pusimos brazo con brazo y empezaron a atacarnos con palos y los caballos. A mi me cruzaron la barriga a palazos. (En Crónica de un saqueo, película de Pino Solanas, toda esta situación puede verse maravillosamente filmada). Nosotras gritábamos: «La plaza es de las madres y no de los cobardes».

Adiós a Hebe, adiós a una época
Plaza de Mayo en 1983, inundada de Madres.
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Hebe en otra marcha, en los 80. La movilización permanente.

-Hablábamos de los piquetes, ¿qué opina de las agrupaciones piqueteras?-Hay algunos que son rescatables y respetables, que han aceptado la propuesta del presidente de hacer cooperativas, emprendimientos, huertas, todo eso. Y están los que piden de todo, pero no aceptan nada. Piden plata, aumento de los planes, bolsas de comida, pero después no aceptan nada de lo que el gobierno les propone. El problema es que los partidos políticos de izquierda armaron piqueteros. Me critican por haber dicho eso. No es que digo que el hambre la generaron los partidos políticos, sino que usaron a los piqueteros, agarraron esa idea como buena para conseguir votos. Encima les fue para el diablo. Nada de votos, y cada vez tienen menos.

-Pero Hebe, no todos los piqueteros son de ese tipo.

-Y por eso te decía que colaboramos con varios de ellos y con sus emprendimientos. Pero lo que digo es que los partidos políticos no pueden tener piqueteros. La CCC tiene unos, el PO tiene otros. Cada uno tiene uno, y así se desnaturaliza el piquete. Una cosa son los piqueteros reales que van a las marchas, y otra los dirigentes. No podés tener trabajo y casa, y dirigir un piquete.

Se distorsiona todo si hay dirigentes que se la pasan hablando por televisión y tienen casa, auto y trabajo. No está mal tener esas cosas, pero no sos un piquetero. Es lo mismo que si la dirigente de los desaparecidos fuese una madre sin hijos desaparecidos.

-Otro símbolo fuerte de la relación con Kirchner fue el hecho de haberlo visitado sin el pañuelo.

-Me han dicho de todo, que le entregué el pañuelo al presidente, que ya no era una Madre. Pero la verdad es que fue pura casualidad, totalmente inocente.

-Hebe

-Mirá, unas mujeres lo habían visto al presidente. Estaban muy acicaladas y cuando me vieron me empezaron a abrazar y a dar besos, y me llenaron de rouge el pañuelo. Me pareció una falta de respeto entrar con un pañuelo sucio, y me lo saqué por eso. Ahí se armó toda la bola. Se ocupan mucho de mí.

-Los gestos pueden interpretarse.

-Es como lo de los gobernadores. Todo el mundo cree que yo empecé el lío ese (por la concurrencia al acto en la ESMA, el 24 de marzo último). Yo dije lo que pensaba. Si ellos van, nosotras no. ¿Cómo vamos a ir con tipos que ahí se blanquean? ¿Los mismos que apoyaron a la dictadura ahora son luchadores de los derechos humanos?

-El mismo 24 ustedes marcharon con los demás organismos de derechos humanos, cosa que hace años no ocurría. ¿Hay algún acercamiento?

-No, lo que pasa es que los que llamaron a la marcha no fueron los organismos sino otras agrupaciones como detenidos (ex detenidos-desaparecidos) y la Liga por los Derechos del Hombre, con los que yo tengo más relación. En el documento propusimos dos correcciones, las aceptaron, y fuimos. Lo que no hice fue ir al frente. Nunca acepté participar con los otros organismos en el frente de la marcha, porque mi lugar está con las Madres. Y tampoco acepté el sorteo para ver en qué orden se organizaba la marcha. Están todos locos. Yo no hago esas cosas, y fuimos donde se nos antojó. El lugar en el que estás tiene que definirse por lo que hacés, y no porque te sortearon.

¿Y cuál es la relación con los organismos de derechos humanos?

-La que tenemos con la Liga, con exdetenidos, pero ni con Abuelas, Familiares ni Madres Línea Fundadora. Más que nada porque han sacado solicitadas en contra mía. Yo nunca haría eso. No tenemos nada que ver. Que cada uno haga lo que quiera. Tampoco participo en ninguna comisión con el gobierno. No acepté nada de la memoria, de esto o de lo otro.

-¿Pero qué opina del museo en la ESMA?

-No estamos de acuerdo con el museo. Proponemos una escuela de arte popular, para hablar del pasado, el presente y el futuro, más que del horror. No tenemos nada que ver. Eso lo va a hacer el gobierno con los organismos. Pero yo no voy a llevar nada de mis hijos a exponer, porque te digo la verdad: no creo que vaya a ser un museo verdadero.

¿Por qué?

-Porque ya vi otros museos de los organismos, y ahí no van a estar los FAL (fusiles) que usaban nuestros hijos, ni las estrategias que usaban cuando ellos quisieron hacer la revolución. Siempre pensé en mis hijos como guerrilleros y revolucionarios, con un gran orgullo. Si en un museo no va a estar cómo fue la organización, las luchas que hubo, los hechos que realizaron, no sirve.

-Pero la mayoría de los desaparecidos eran militantes que no usaban FAL.

-No usarían FAL, pero trabajaban para la revolución, apoyaban la revolución armada. De mis dos hijos, uno alfabetizaba, y el otro estaba en la lucha armada. Pero los dos trabajaban para la revolución, y en el mismo partido.

¿Cuál era?

-Nunca lo dije ni lo voy a decir. Eran revolucionarios. El que alfabetizaba estaba abriéndole la cabeza a la gente para que piense, se comprometa, se haga revolucionaria. Y el que usó las armas es porque creía en la revolución. Un revolucionario nunca es terrorista. Es alguien que quiere el bien del pueblo para que otros vivan, coman y sean felices. El terrorista es el Estado que reprime, el otro es una respuesta prevista en la propia Constitución.

¿No cree que haya habido militantes y revolucionarios que no creían en la lucha armada?

-No, porque la revolución es siempre armada.

-Las Madres, entonces, no serían revolucionarias.

-Está bien, yo me siento revolucionaria sin haber usado nunca las armas, pero creo en la revolución armada. Hacemos actos revolucionarios. Abrir una universidad, por ejemplo.

-Buen ejemplo, y no hay armas.

-Pero eso tiene que ver con lo que uno piensa de la revolución. Con el paso a paso. Yo no sé si alguna vez habrá una revolución en este país, pero tenemos que tratar por todos los medios de ser lo más rebeldes posible. Y acá a la rebeldía se la quiere aplastar. Se habla de un chico rebelde como que es un mal pibe, y es al contrario.

Tenés a Chávez, en Venezuela, que hizo una revolución sin las armas, pero están armados por si los atacan. Fidel no anda tirando tiros. ¿Cómo se defienden sin armas?


-El argumento contrario es que la guerrilla se burocratiza y termina siendo un nuevo foco de poder concentrado y autoritario.

-Habría que probar. Lo que no se puede es copiar. Ni a Marcos, que también hizo lucha armada, ni a los cubanos, ni a Chávez, que convirtió a la policía en gente como la gente. Cada uno, cada país, hace algo diferente. Para mí hay que hacer lo más parecido a lo que querían nuestros hijos: amar el saber, decirle a la gente que se tiene que preparar para defenderse. (Hebe se adelanta mirando más de cerca, más fijamente, y en voz más baja) . Porque cuando sos ignorante, es terrible. A mi me pasó. Mi ignorancia me dejó dos soledades enormes. La de la falta de mis hijos, y la propia soledad de ser ignorante. No sabés cómo defenderte. Te avergonzás.

¿Cómo era esa ignorancia?

-Imaginate, las Madres me mandaron a un congreso en Ecuador en el 78. Yo no sabía qué era la palabra «evaluación». No sabía lo que era una «síntesis». Si escuchaba no escribía. Si escribía no escuchaba. Me habían regalado una agenda, y no sabía para qué carajo servía. Te lo juro, no te rías. Se la regalé a mi hija. En la perra vida había usado algo así. Y eso te da mucha soledad, te sentís indefenso.

-Me reía porque yo tampoco sé usar las agendas. En todo caso, usted era un ama de casa.

-Y sigo siendo. El otro día me tenían que hacer una nota por radio, querían llamarme al mediodía y yo dije: «pero si te atiendo a esa hora, se me puede quemar la comida». El tipo no entendía nada. Debía creer que yo vivo sentada en un sillón con un negro que me abanica.

-Al reivindicar la lucha armada se puede pensar que la está proponiendo como un programa para los jóvenes actuales. ¿Es así?

-No, para nada. Los chicos de hoy están lejos de eso. Y además hubo errores en aquella época. Pero como no están los que hicieron la revolución, yo no soy quién para decir que hubo cosas que no estaban bien. Había mucha ingenuidad. Qué sé yo: mi nuera andaba de acá para allá con una raqueta de tenis con un embute.

Adiós a Hebe, adiós a una época
Hebe en su casa de La Plata, eligiendo fotos de su vida para la revista MU 21.

-Embute.

-Claro, volantes y papeles que llevaba escondidos en la raqueta. Y salía a cada rato. Yo le decía: «María Elena, ¿quién te va a creer que vas a jugar un partido de tenis cada dos horas? Si te están mirando, saben que estás haciendo algo. Esto que te cuento es una pavada, si querés, pero te muestra la ingenuidad.

-En las cosas cotidianas se entiende mejor la realidad que en los discursos.

-Mirá, en la casa de mi hijo estaba la imprenta para los volantes y publicaciones del partido. Hicieron un pozo para ponerla. Sacaron tierra hasta matarse. Todos los vecinos sabían que algo pasaba porque había un tolderío y un lío que ni te cuento. Después le pidieron a mi marido que sacara la tierra. Mi marido no tenía auto, y consiguió que le prestaran uno. Era anaranjado. Mi hijo decía: «Papá, ¿no conseguiste otro color?» todo el mundo veía cómo cargaban bolsones de tierra en un auto anaranjado y entraban paquetes y bolsas con los materiales para la imprenta. Bueno, esa también es la historia. Y capaz que me equivoco, pero no creo que esa historia esté en el museo. (Hebe recuerda lo del museo, y se le frunce la nariz) Además: ¿cuántas veces vas a un museo? Una, y gracias. En cambio a una escuela de arte popular vas todo el tiempo porque siempre puede haber cosas distintas, bailes, música, pintura, teatro. Para museo ya es suficiente con nosotras, que somos viejas.

-Ustedes se entusiasman con Kirchner, pero hasta hace poco planteaban que la democracia es poco menos que inservible. ¿Cambió esa noción?

-Es que no conocemos la democracia. Mirá, para mí la democracia es igualdad. Y mientras yo pase por una esquina y vea a los pibes comiendo las basuras que tiran de una casa o un restaurante, para mí la democracia no sirve para una mierda. (Hebe vuelve a adelantarse, como confesando algo) ¿Vos sabés que yo a los chicos de la calle, a los cartoneros, no les pregunto nada nunca? Pero no porque no me animo, sino porque le tengo miedo a la respuesta.

¿Qué imagina?

-Qué sé yo. A veces, a la noche, pasaba y los saludaba. La gente los esquiva, esconden la cartera. Pero los cartoneros son más buenos que nosotros. Entonces les decía: qué tal, buenas noches. Y uno un día me dijo: «buenas noches para usted que va a dormir en una cama, para mí no, porque me voy a cagar de frío». Me quedé dura. Por eso nunca les pregunto nada. Le tengo miedo a la respuesta.

Para mí, eso es lo peor. Es mucho más preocupante que un pibe se prostituya, que si sueltan a Etchecolatz o lo condenan. Me importa un culo eso (Miguel Etchecolatz, ex comisario de la bonaerense y mano de obra barata del general Ramón Camps, recientemente condenado a siete años de prisión por violaciones a los derechos humanos).

�Qué opina de esa condena?

-Lo que dije: me importa un culo. Pasaron muchos años, no voy a andar atrás de esos juicios. Lo que quiero es formación, trabajo, educación, he entregado lugares y apoyado a los piqueteros de Roca Negra (fábrica abandonada, en Lanús, ocupada principalmente por el MTD de Solano).
Yo no tengo que ir a esos juicios. Los juicios de la verdad son una mentira. Se burlan. Todo el mundo quedó deprimido con la condena a Etchecolatz porque fueron nada más que siete años. Yo entonces ni voy, porque lo que querría es agarrar un palo y pegarle en la cabeza. Los tipos encima te miran con sorna.

¿Pero decir que son una mentira?

-Son mentiras. Por eso se llaman de la verdad. Porque si fueran juicios de verdad, tendrían castigo. ¿Eso qué es? ¿Que el tipo que torturó a mi hijo diga «sí, lo torturé» y después se vaya a su casa, yo a la mía y el juez a la suya? ¡Por favor! No se puede hacer eso. Capaz que soy muy rígida, muy dura, por eso no me quieren.

-Salvo en el gobierno.

-Es que hay que reconocer la valentía del presidente cuando dijo «proceda» a Bendini (jefe del Ejército) para que descuelgue los cuadros de Videla y Bignogne en el Colegio Militar.

-Otra vez los símbolos.

-Pero ese es u símbolo de grandeza. No me da vergüenza decirlo.

¿Cuáles era sus ideas políticas, de joven?

-Nada. Mi papá era radical. Mi hermano peronista. Imaginate los almuerzos en casa, una masacre. Papá decía: ¡Callate y no me discutas! Tenía un primo montonero (guerrilla que se declaraba peronista), que mató la Triple A (grupo parapolicial peronista, gestado por el ex ministro de Juan Perón, José López Rega).

Pobre papá, cuando fuimos a ver a Balbín (Ricardo Balbín, jefe de la Unión Cívica Radical) con Azucena Villaflor (fundadora de Madres de Plaza de Mayo, luego desaparecida) por el tema de nuestros hijos desaparecidos, Balbín nos dijo: «Yo no voy a permitir que unas mujeres de mierda me digan qué es lo que tengo que hacer. Cuando se lo conté a mi papá, decía: «No hija, es un buen hombre, vos seguramente lo trataste mal». ¡Me lo defendía a Balbín! Mi marido no tenía partido y yo me casé muy jovencita, en una época donde las mujeres hablaban de cocina. Cuando había golpes de Estado, sabías que había que salir corriendo a comprar fideos y leche para los chicos. Los hombres hablaban de política, fútbol y básquet. Y las mujeres en otra mesa, hablando de otra cosa.

-Volvamos a la actualidad: ¿este es un gobierno fuerte, o débil?

-El presidente está todos los días diciendo «ayúdenme, ayúdenme». Lo necesita. Creo que tendría que abrirse más todavía para que toda la gente que lo quiere apoyar pueda hacerlo.

-Los editoriales llaman a eso «transversalidad».

-Ah, no sé qué es eso.

-Que Kirchner se alíe a no peronistas.

-Pero son palabrejas. Es como cuando hablaban de «transparencia». Te choreaban, te afanaban, y todos hablaban de transparencia, empezando por el Frente Grande. No sé qué es transversal, esas palabras no me interesan.

¿Vota?

-Nunca. Voté de jovencita, y nunca más.

¿Ahora votaría?

-(Se queda mirando la imagen de Salvador Allende) Por ahora no. Porque no voto esas listas sábanas. Son como las redes de los pescadores. Las tirás al agua para pescar pejerreyes, truchas, pescados ricos, y después te salen sábalos, pirañas que te comen la red. Las listas sábanas son así, llenas de pirañas que te comen la red y te comen a vos. Les tengo terror.

-Usted dice que defiende la idea del socialismo.

-Sí, es una forma de vida extraordinaria.

-Pero en muchos países fracasó. ¿qué opina de ese fracaso?

-Cuando me dicen eso yo planteo bueno, se hizo mal, pero hagámoslo bien.

En ese momento se cierra la charla. Es mediodía. En la vereda de Madres se escucha un grito:

-¡María, María!

María Gutman, una de las Madres, se había desplomado sobre la vereda. Otra Madre, Elisa Landín gritaba llamando a sus compañeras. Levantaron a María, le acercaron una silla y una sombrilla para cubrirla del sol, aplastante aún a fines de marzo.

-Veníamos de hacer gimnasia acuática -cuenta Elisa.

La gimnasia sirve para reponerse de dolores y achaques diversos.

-Es hermosa la libertad que te da el agua -dice Elisa, mientras a María le traen jamón crudo para restituirle la presión. Otra Madre se acerca y dice:

-¡María, si vos estás así, qué nos queda a las de 89!

María comienza a reponerse. Hebe le arrima un trípode para apoyarse. Entra al edificio y camina muy lentamente y rodeada, hasta llegar a otra puerta tras la cual hay una cocina y una gran mesa. Ahí sientan a María.

Otras seis Madres ordenan vasos y cubiertos sobre el mantel. Hebe está preparando una ensalada. Elisa, más tranquila, cuenta:

-Acá almorzamos todos los días, nos desquitamos, hablamos, despotricamos. ¿Qué va a hacer? -dice con una sonrisa acuática-. Es nuestra vida.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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CABA

La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Actualidad

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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