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Veto confirmado contra el financiamiento universitario: el triunfo de la derrota y el fracaso del éxito

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El resultado: 160 votos en la Cámara de Diputados intentaron mantener la Ley de Finaciamiento Universitario contra 84 a favor del veto dictado por Javier Milei, y 5 abstenciones. La primera reacción: este jueves habrá paro en las universidades del país y proseguirán las tomas estudiantiles. Detalles de la jornada, lo que plantean desde los gremios universitarios, dos frases de un diputado del PRO, y un final ya clásico con la policía capturando a unas 10 personas –varias de ellas menores que fueron liberadas– con un saldo hacia la noche de 6 detenidos por el enfrentamiento con un libertario y supuesta “resistencia a la autoridad”. Entre aparentes triunfos y posibles derrotas políticas, en la calle un jubilado brindó a lavaca un breve editorial de tres palabas mirando hacia el Congreso: “Nadie está ganando”.  

Por Anabella Arrascaeta, Sergio Ciancaglini, Lucas Pedulla. Fotos: Fotos Juan Valeiro/lavaca.org

El empleado del Congreso murmura la información: “Sale el veto temprano”. La consulta: “¿En serio?”. La respuesta: “Y… la casta”.

Eran las 11 de la mañana. A las 15.30 el veto estaba confirmado. Ganaron la votación quienes intentaron sostener la Ley de Financiamiento Universitario por 160 a 84 (con 5 abstenciones) pero la perdieron al no alcanzar los 2/3 necesarios de los votos para frenar el veto de Javier Milei.

Hubo 27 oradores. Votaron por la Ley UP, UCR, FIT, Encuentro Federal, Coalición Cívica, los diputados de Santa Cruz y la ex LLA Lourdes Arrieta, y en favor del veto principalmente LLA, PRO, los llamados “radicales con peluca” que antes habían apoyado la Ley y esta vez votaron en contra, salvo un oportuno ausente, y el apoyo de los supuestos peronistas que obedecen al gobernador tucumano Jaldo y al catamarqueño Jalil, que negoció algo con la Casa Rosada y ordenó a su diputada Fernanda Ávila (secretaria de Minería durante el gobierno anterior) no bajar al recinto.   

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Fotos: Tadeo Bourbon para lavaca

La empresa de demolición

La diputada Arrieta era profusamente entrevistada mientras en las pantallas del Salón de los Pasos Perdidos se veía a Miguel Ángel Pichetto cuestionando el veto de Milei: “Creen que ganan, pero en realidad pierden, inevitablemente pierden, como perdieron con un sector muy importante de la sociedad argentina que son los jubilados”.

Sobre el programa económico el legislador activó las metáforas: “Es un barco sin luces en el mar, un tren que no llega a ninguna estación, una sociedad anónima de destrucción masiva de lo poco que nos queda de un poco de bienestar del Estado argentino. Una empresa de demolición S.A».

Un rato más tarde el diputgado deUP Eduardo Valdés recordó que Alejandro Finocchiaro (del PRO, ministro de Educación durante el macrismo) fue profesor y decano en la Universidad de La Matanza. Finocchiaro, al ser aludido, pidió la palabra porque no estaba en la lista de oradores, y dijo un par de cosas reveladoras. “Si en una disputa de poder yo tengo que elegir entre votar con el populismo que ha dejado el efecto devastador de una guerra en la RA, o un gobierno que me habla de prosperidad, de libertad, de hacer grande a la Argentina de vuelta, señor presidente, yo me corto la mano antes de votar con el kirchnerismo”. La oración muestra el fondo del sentido de su voto, aunque es poco probable que se corte la mano, promesa que también viene incumpliendo el primer mandatario.

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Luego Finocchiaro admitió algo más complicado todavía: “Acá estamos hablando de una disputa de poder y de un mensaje que este recinto va a dar a los mercados internacionales, a los inversores que tanto necesitamos y a las consultoras de riesgo«. Traducción posible: el veto no tiene ningún componente propositivo, educativo o de futuro, sino la intención de pagar deuda externa y, supuestamente, mostrar el déficit cero como imán para posibles inversiones. Dijo luego Leopoldo Moreau (UP) a lavaca: “Finocchiaro fue el más sincero. Dijo que votaba para cumplir con los mercados. El tema no es la Universidad pública, ni cumplir con la sociedad argentina, sino si se cumple con el FMI y los acreedores privados y los inversores invisibles. Digo esto porque por un lado no hay inversores, y por otro se están yendo empresas muy importantes del país”.

La falta de llegada de dólares indica que en el exterior no se ve con serenidad el nivel de conflictividad que genera el propio gobierno (cosa que hasta un ex aliado como Pichetto había advertido) y eso explica la salida de los lingotes de oro para poner como garantía de futuros préstamos. En varios sentidos, los triunfos oficialistas podrían incubar sus derrotas de los próximos tiempos. En el Salón de los Pasos Perdidos Arrieta era desplazada de las cámaras por Fernando Iglesias, hasta que Martín Menem llamó a votar.

Tras el voto, flotó una idea: el gobierno se maneja con vetos, que luego no encuentran en Diputados los 2/3 para frenarlos. Esa es la política, que a la vez consolida una minoría parlamentaria que en cada votación depende de nuevos arreglos y negocios que a la vez van cebando cada vez más a diputados sinuosos.

¿Qué gana el PRO con todo esto? No se sabe del todo el contenido de los últimos encuentros entre el asesor y cerebro oficial, Santiago Caputo, y el dirigente y ex empresario Mauricio Macri. Alguien menciona en Diputados: “Al PRO ya no le queda otro camino que alinearse tras Milei”. También cunde la teoría sobre la intención de Macri de colocar ministros propios que expandan su poder y capacidad negociadora, y compensen a su enemiga interna Patricia Bullrich, convalidando la política de casta tan poco casta del actual oficialismo.  

En cualquier caso, el macrismo queda incluido en esa noción de que quienes creen que ganan algo, tal vez están quemándolo todo.

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El aumento que los docentes niegan

El gobierno había anunciado la noche anterior un aumento del 6,8% a docentes y no docentes de las universidades, como para diluir la conflictividad ante el día de la votación, cosa que repitieron todos los diputados que votaron por el veto. Una curiosidad: el gobierno suele reclamar que quienes piden fondos expliquen de dónde saldrán (como si no fuese el propio gobierno el encargado de tal tarea), pero en este caso aplican el 6,8 sin que se conozca el origen, pero demostrando, al revés de lo que decía Milei, que sí hay plata, que usan en equipos bélicos obsoletos o en alimentar a los servicios de espionaje interno, por nombrar dos cosas.

Francisca Staiti, Secretaria General de CONADU Histórica diría más tarde a lavaca: “Lanzamos este paro de 24 horas para mañana jueves como reacción inmediata de repudio al veto, porque era necesario responder ante esta atrocidad. Mañana hay reunión del Frente Sindical para analizar la situación y en un rato tenemos reunión de la mesa de CONADU Histórica en el mismo sentido.

¿Qué diferencia hay entre lo que anunció el gobierno ayer y lo que proponía la ley?

Nosotros teníamos paritarias docentes y no docentes en paritarias diferentes, porque tenemos un convenio colectivo de trabajo diferente. Paritábamos sin ser considerados empleados estatales porque no lo somos. La lógica de este gobierno es ponernos en la misma paritaria a docentes y no docentes y la pauta salarial que están intentando imponer es la de empleado público.

¿Y ahora?

La situación actual es que nuestra paritaria está desvirtuada, en enero recibimos 0% de aumento, por eso necesitamos una paritaria que contemple recomponer salarios. La ley decía que nuestro salario se recomponga de acuerdo al índice inflacionario, que es como veníamos paritando hasta ahora: con el gobierno anterior hacia final de 2023 logramos equiparar. Hoy estamos 60% por debajo. El aumento que anunciaron no soluciona el tema, porque la ley lo que hacía era recuperar.

En el comunicado de ayer se habla de un retroactivo, ¿no es así?

No hay retroactivo. Lo que hay es un 6,8% de recomposición, como el de los empleados estatales.

El retroactivo lo anuncian sobre la la garantía salarial.

¿Qué es?

La garantía salarial docente es lo que garantiza que ningún docente cobre menos que la canasta básica, eso es lo que publicó ayer Capital Humano, no sabemos cuál es el monto, si se va a tomar de referencia la canasta básica o si se va a tomar el decreto que ya existe de garantía salarial que se aplica a docentes en la paritaria nacional. Pero sobre eso hay un agravante: ese decreto está firmado el 22 de agosto pero no tiene fondos para pagarlo. Ahora no sabemos si va a pasar lo mismo: hacen un anuncio pero Economía no habilita los fondos para el pago.

¿Hay diálogo?

No hay negociación abierta. El lunes publicaron un comunicado diciendo “a pesar del rechazo…” pero el lunes no hubo reunión de paritaria si no mesa técnica. Hay una manipulación de información por parte del gobierno. Los comunicados más que una señal a los docentes eran un mensaje a diputados y diputadas para la negociación.

¿Cómo se sigue?

Creo que lejos de frenar el conflicto lo que hicieron fue tirarle leña al fuego. Hay tomas, marchas. Creo que los diputados y diputadas que apoyaron el veto no midieron las consecuencias del conflicto universitario.

Oscar Vallejos, Secretario Adjunto de CONADU Histórica, sobre la diferencia entre lo que planteaba la ley y lo que dieron, planteó a lavaca: «La ley fijaba que debía salvarse la diferencia entre salario e inflación que es del 63,5%. Para salvar esa diferencia, hay que aplicar un 35% aproximadamente sobre el salario de septiembre. Entonces nos equiparan con la administración pública central, pero sin recomposición. Y nos quedamos con una diferencia en contra del 63,5%”.

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Con la ley vetada, el conflicto sigue abierto.

La diputada Vanina Biasi (que además es trabajadora no docente universitaria) explicó: “Hemos visto las conductas de los diputados, diputadas y senadores, que son capaces de venderse por un puesto en cualquier momento. No queremos naturalizar que el método de la coima, el método de comprar a un diputado, sea el que se instale dentro del Congreso de la Nación sin que nadie diga nada. Ahora la pelota está en el campo de la lucha estudiantil y docente. Allí está lo principal”.

Daniel Arroyo (UP): “Se ha instalado muy fuerte que se cambie el voto de un mes para otro. Con una minoría instalan leyes, pero es un mecanismo no puede funcionar en el tiempo. Políticamente hay que construir una mayoría todavía más amplia para evitar todo esto. El fondo es que hay cada vez más gente en comedores y merenderos, hambre, pobreza y familias cada vez más endeudadas porque no les alcanza para pagar lo cotidiano. Van pateando hacia adelante. El tema del endeudamiento familiar es uno de los problemas críticos para el futuro”.
Al cierre de esta edición se conocía la siguiente nómina de detenidos: Sebastián Alejandro Boero, un ciudadano extranjero aparentemente canadiense, Emanuel Fernandez Morandi, Alan Javier Moreno, Jorge Ezequiel Benítez, Roberto Mariano Gómez.

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Milei como acrónimo

Afuera, la calle no es la misma de la semana pasada. A la masividad de aquella foto de dron con una Plaza de los Dos Congresos colmada se contrapone otra: algunas universidades y centros de estudiantes, sectores de izquierda, organizaciones piqueteras y los jubilados, quizá el sujeto más activo desde diciembre a la fecha. Hoy es miércoles, y como cada semana realizan la ronda alrededor del Congreso, pero antes hay asamblea: “La CGT y las CTA, ¿dónde están? El Hospital Bonaparte y los jubilados les enseñamos a luchar. Esa es la salida. Coordinarnos. Coordinar todas las luchas. Algunos dicen que soy optimista, pero creo profundamente en la fuerza que tenemos. Vamos a vencer. Gracias compañeras”.

La ovacionan.

Alrededor hay carteles de los más variados:

  • “No al veto contra el futuro. Por el derecho a la universidad pública y gratuita”.
  • “Obreros y estudiantes como en el Cordobazo”.
  • “Diputados, los estamos mirando”.
  • “Construyan caniles para los diputados que ratifican el veto del enano fascista”.
  • “Si no sos cobarde ponete de este lado”.
  • “Las canas no se manchan”.
  • “Milei: vetate de Argentina y dejá mi educación tranquila”.
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Otra jubilada tiene un cartel con un acrónimo con Milei:

  • Mentiroso.
  • Incapaz.
  • Lunático.
  • Estafador.
  • Indeseable.

Sobre Callao y Rivadavia, se sientan tres estudiantes: Yasmín (28), Eze (22) y Sofía (26). Son estudiantes de Psicología en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y llevan una bandera que dice: “Psico no finge demencia”. Eze responde qué significa: “Es una respuesta. El coordinador de la carrera, que es radical, a los estudiantes de primer año les dijo que este es un contexto en el que hay que fingir demencia. Le decimos que ni pedo”.

Sofi cita a Charly García en su canción “Bancate ese defecto”, del siempre actual Clics modernos: “Están pasando demasiadas cosas raras para que todo pueda seguir tan normal. La demencia es un tipo de diagnóstico, y se popularizó hasta banalizarla, hacer como que no pasa nada. Pero no, acá estamos: no nos vamos a resignar con que a Milei lo votó la mayoría, con que hay que quedarse en casa, porque no vamos a entregar nuestro futuro”.

Yasmín y una lectura: “Hay un sentido común que se está creando de quedarnos en casa con nuestros malestares y las noticias que recibimos de la realidad, tristes, a la espera de votar el año que viene mientras los elefantes pasan por atrás. Tenemos que organizarnos y dejar de pensarnos como sujetos atomizados. Dejar de ser individuos para pasar a ser sujetos activos, sin esperar que otros resuelvan los problemas por nosotros”. 

En la plazoleta del Congreso, estudiantes de la Universidad Nacional de las Artes (UNA) demuestran que una protesta también puede ser artística y poética. Un grupo del departamento de Folklore baila tango. Iván (21) y Camila (23) son una de esas parejas: él se vino a estudiar de Chaco y ella, de Río Gallegos. “Quieren a la gente analfabeta -dice Camila-. Por eso son tan crueles. La única forma que tengo de estudiar es la universidad pública: si tuviera que pagar el alquiler, el pasaje de colectivo, más la universidad, no podría”. Suma Iván: “Hoy no te alcanza ni siquiera para comprarte algo para comer”.

Sentadas sobre el cordón, un grupo de estudiantes de la licenciatura de Artes Escénicas tiene una clase abierta de la materia de Dibujo, y están ilustrando la protesta. Julia, 24 años: “Anoche hicimos una vigilia, porque la preocupación es por el presupuesto. Si siguen así no vamos a poder seguir cursando”. Maira, 30 años: “El arte es la base de todo, el dibujo, la ciencia. Todo tiene que ver con la creatividad. Es fundamental ponderar eso, hacerlo visible”. Maira y la crueldad de esta época: “Es una cuestión de poder”. Julia suma: “Quieren ir contra la cultura, la creación de conocimiento y el pensamiento crítico”.

¿Quién gana?

A minutos de la votación, sobre Rivadavia, una de las que espera es Daniela Calarco, militante del MTR-Votemos Luchar (Movimiento Teresa Rodríguez), una de las 33 personas detenidas el día de las protestas contra la Ley Bases. Mientras espera definiciones sobre la causa, sigue saliendo a la calle: “Es obligación seguir estando porque defendemos los mismos derechos. Es profundo el convencimiento que teníamos todas las personas detenidas de que lo que hacíamos era lo correcto. Por eso nos seguimos encontrando en el lugar de lucha que es la calle. Les salió el tiro por la culata: donde no había organización sólo generaron más organización y resistencia”. 

Tras la votación, las organizaciones que quedan empiezan a desmovilizar. Algunos cantan el himno, otros insultan a la policía. La presencia de efectivos infiltrados y provocadores libertarios provocan corridas que los obligan a esconderse en un local de venta de empanadas sobre Callao. De a poco se acercan las motos policiales, con su consecuente kit de gases, detenciones y cacería. Uno de los detenidos se identifica como canadiense y, como puede, expresa en español: “Yo no estaba haciendo nada”. Otro es Roberto de la Cruz Gómez, quien ya había sido detenido durante la Ley Bases. 

Al cierre de la tarde, llega un comunicado de sindicatos docentes universitarios, con firma de CONADU Histórica, CONADU, FEDUN, CTERA, FAGDUT, FATUN y UDA, convocando a un paro el jueves para “consolidar” un “plan de lucha en defensa del salario y el presupuesto universitario”. Subraya que la voluntad popular fue “defraudada” y que “la democracia ha cedido al manejo antirrepublicano de gobernar por decreto del Gobierno Nacional”. Alerta por la conformación de “una alianza política que es incapaz de conmoverse ante el sufrimiento de las grandes mayoría”. Y cierra: “Este Frente Sindical manifiesta nuevamente la voluntad de luchar para defender la universidad pública, la salud y la educación pública, las jubilaciones dignas, por niñeces protegidas y un país igualitario”. 

Queda para los días posteriores el análisis de qué ganó el Gobierno con esta votación. Luis, un jubilado de 75 años, uno de los que fue gaseado hace poco en los miércoles de ronda, lo pone en duda con una sonrisa. Tiene dos carteles. Uno dice: “Queso para las ratas”, y sobre el cartón tiene pegados dos pedazos de queso en dos ratoneras. El otro: “Si votaste a Milei cortate las…”, y le sigue el símbolo de una tijera y dos bolas navideñas grises.

“Esto me da ánimo -dice, sosteniendo la sonrisa-. ¿Por qué? Imaginate, con 8000 pesos por día estoy muerto, pero sigo gracias al cariño que me da la gente. Hace un mes Bullrich me lastimó. Éramos 15 y 20, pero mirá todos los que somos ahora. ¡La gente hasta me aplaude! Y no lo digo por ego, o por ser fanfarrón, mirá: el otro día, cuando fui al Bonaparte, llevaba un cartel que decía ‘Milei, pedí turno y hacete atender acá’. Antes no podía salir con carteles, pero ahora todos me sacan fotos”.

Mira al Congreso: “Piensan que están ganando, pero no. Nadie está ganando”. 

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Al gran pueblo argentino, ¿salud?

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“10 años de formación. 68hs por semana. $797.061 por mes. $2930 por hora”. El cálculo no sólo es un afiche de color amarillo, sino también una síntesis de la situación de residentes del Hospital Garrahan, el centro pediátrico de excelencia en Argentina, quienes organizaron este jueves una marcha desde la institución hasta el Ministerio de Salud. 

por Lucas Pedulla/ Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Al gran pueblo argentino, ¿salud?

Los residentes son médicos egresados que continúan su formación y que, en este caso, eligieron el Hospital Garrahan como lugar de residencia, de donde egresan 70 pediatras por año. El reclamo viene desde 2024 y alertaron que siguen sin respuestas, pese a que perciben un salario por debajo de la línea de pobreza realizando seis guardias al mes de 24 horas cada una: “Es algo incompatible con la vida -denunciaron-. Nos estamos formando para atender a sus niños. Esto no va por ningún partido político: es nuestro sueldo”. 

Al gran pueblo argentino, ¿salud?

La gente marchó por la calle, pero el protocolo no se aplicó: una exclusividad para jubilados.

La movilización fue parte de un plan de lucha que incluyó un paro sin guardias de cuatro jornadas, que empujó al Gobierno a dictar una conciliación obligatoria por 15 días para dejar sin efecto las próximas medidas de fuerza. “No es una decisión fácil, pero sí necesaria”, explican desde la Asamblea de Residentes del Garrahan. “Estamos luchando por condiciones laborales dignas, por nuestros derechos y por una salud pública de calidad”.

Al gran pueblo argentino, ¿salud?

La marcha comenzó con el Himno Nacional Argentino, y las lágrimas brotaban al entonar “al gran pueblo argentino, salud”, la gran frase de cabecera de esta convocatoria. 

  • “Sin residentes no hay hospital”, 
  • “16 horas de trabajo = 1 docena de empanadas”, 
  • “Soy bioquímica residente y cobro $2930 la hora” 

Así fueron algunos de los cientos de carteles que se multiplicaron en manos jóvenes que eligieron la salud pública y quieren lo obvio: un sueldo digno.

Al gran pueblo argentino, ¿salud?

La propaganda manda en el cartel.

En el Ministerio, la marcha se encontró con la movilización contra los recortes para personas con discapacidad, que saludaron: “Unidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode”. Allí también llegó una familia que no era trabajadora del hospital, sino simplemente usuaria, con un niño de cinco años que tenía un cartel que resumía todo: “A mi mamá la salvó el Garrahan”. Esa vida es, también, lo que hoy salieron a la calle a defender.

Al gran pueblo argentino, ¿salud?

Compartimos uno de los comunicados que repartieron, escrito por la Asamblea de Residentes del Garrahan (@asamblearesidentesgarrahan, en Instagram).

“Somos residentes. Médicos recibidos que decidimos continuar nuestra formación especializándonos en Pediatría y elegimos este hospital para hacerlo.

Somos quienes probablemente te hayan atendido en la guardia, en los consultorios y en las salas de internación.

Nos formamos día a día, cuidando pacientes, acompañando familias, aprendiendo de cada historia. Hoy el sistema que debería fortalecernos nos está dejando atrás. No dejamos de esta en los consultorios porque queramos, sino porque no podemos más. Nuestros salarios no alcanzan. Trabajamos jornadas extensas, con enormes responsabilidades, por ingresos que no nos permiten vivir dignamente.

Esta medida es el último recurso de quienes queremos seguir en este hospital, sin tener que abandonarlo para sobrevivir. La salud pública también se cuida cuidando a quienes la sostenemos.

Estar lejos de nuestras guardias, de los consultorios, de nuestros pacientes nos duele. Pero esta lucha también es por ellos y paa ellos. Porque in residentes no hay formación continua, y sin formación continua no hay futuro para el sistema de salud. 

Defendemos la salud pública, incluso cuando nos toca hacerlo desde la calle”.

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Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón

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El despliegue policial fue otra vez inusitado: gendarmes, prefectos, policías federales y aeroportuarios contra jubilados empujados a la pobreza extrema, cuyo medio de transporte no son la motorizada o los hidrantes, sino los bastones y las sillas de ruedas. Un rato antes, en el Polo Científico, hubo un acto contra el cientificidio producido por un estado que desmantela y desfinancia incluso emblemas de salud como el Hospital Garrahan.

En el caso de Congreso, nuevamente el acompañamiento a los jubilados reflejó una heterogeneidad creciente: curas, organizaciones territoriales, algunos –pocos– sindicatos, organismos de derechos humanos. Y el formato repitió un esquema coreográfico que optimizó el de la semana pasada: el movimiento, por la vereda y la calle, desorientó a las fuerzas que, aun siendo más en proporción, no daban a tiempo de evitar los cortes que lograba una marcha que no se detenía nunca. Esa estrategia también evitó choques directos, aunque los federales se armaron con máscaras para gasear en cualquier momento, gusto del que no se privaron tampoco con la prensa: al menos 18 personas heridas, fue el conteo de la Comisión Provincial por la Memoria. De todos modos, el piquete mayor fue el realizado por la propia ministra Bullrich y sus tropas, que aislaron al Congreso durante todo el día, cortaron Rivadavia, Callao, Combate de los Pozos, Hipólito Yrigoyen y la estación Congreso del subte A, para detener una marcha que, de hacerse, significa una vuelta alrededor del palacio legislativo de unos 20 minutos. De este modo, se instala un caos durante todo el día como para encender las ínfulas represivas. Volvió a escucharse un viejo cántico: “Policía Federal, la vergüenza nacional”.  

Crónica de otra jornada con una pregunta que se respondió entre precios de empanadas, medicamentos y bifes de costilla: ¿qué guardan los jubilados bajo el colchón?

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi

Fotos: Sebastián Smock y lavaca.org

Es miércoles otra vez y todo se dispone más o menos como siempre.

Por allá el Congreso, vallado en cada esquina, de imposible acceso salvo para las fuerzas federales que utilizan las oficinas anexas del Palacio que –según la Constitución– debería votar la prórroga de la moratoria o los aumentos de los haberes de las personas jubiladas que están a minutos de reprimir.

Por acá los medios, autogestivos y privados, con máscaras de gas para evitar los químicos bullrichistas, en una naturalización de las condiciones bajo las que debe trabajar el periodismo.

Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón

Antonio Becerra, fotógrafo del diario Tiempo Argentino.

El conflicto es visible.

De un lado mujeres y hombres jubilados, muchas veces con bastones, otras con sillas de ruedas, siempre con carteles manuscritos que suelen ser un símbolo del presente.

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Medios de transporte para reclamar por los derechos.

Enfrente, la policía Federal, la Aeroportuaria (?), la Gendarmería (?), la Prefectura (?), dedicadas a estos operativos caóticos, costosísimos, que revelan que la voluntad oficialista no es que haya orden, sino que haya represión.

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Otros medios de transporte.

La danza del Congreso

Sin embargo es miércoles otra vez y la manifestación comienza, pero si la semana pasada ya había sido distinta, porque jubilados, sacerdotes, militantes barriales, sindicalistas, organismos de derechos humanos, socorristas y vecinos se desplazaron en una coreografía que hizo mover hasta el cansancio a las llamadas fuerzas de la ley, este miércoles la performance se optimiza, ganando en eficacia y poesía. 

Porque comienzan sobre la plaza, dejan atrás los cordones de las fuerzas sin bajar a la calle, caminan sobre la vereda, cantan “qué feo debe ser pegarle a un jubilado para poder comer”, bordean la calle Hipólito Yrigoyen, llegan hasta la otra punta en Luis Sáenz Peña, doblan en U hacia Avenida Rivadavia, y de repente bajan a la calle, porque a los efectivos (?) no le dan los pies para caminar tan rápido y evitarlo, y entonces cuando llega la PSA la columna pasa de nuevo sobre la vereda cantando “qué vergüenza pegarle a un jubilado por dos pesos con cincuenta”, y vuelven hacia Yrigoyen, y bajan a la calle, hasta que llega Gendarmería corriendo, y entonces vuelven a la vereda, y llegan hasta Sáenz Peña –otra vez– y bajan a la calle –otra  vez– y cortan la calle, y de las motos y los autos suenan bocinas, y los manifestantes saludan riéndose como niños, porque la desorientación federal es total, hasta que llega la Federal, y se suben a la vereda, y así sucesivamente.

Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón

Crearon un cauce.

Una marcha infinita.

Una invitación a que el próximo miércoles las gotas que van confluyendo en esta ceremonia semanal sean cada vez más.

Cientificidio, motosierra y licuadora

El mismo día, en 15 ciudades del país se realizaron actos en los que participaron miles de científicos contra lo que llamaron “cientificidio”. El hecho se plasma en la motosierra sumada a la licuadora, aplicada a entidades como el Conicet (Consejo Nacional de Actividades Científicas y Técnicas) y la Agencia Nacional de Promoción Científica.

Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón

Foto: lavaca.org

Investigaciones y proyectos de todo tipo –desde estudios sobre cáncer hasta resistencia a los antibióticos– son amputados por la motosierra, mientras la licuadora se aplica a salarios que en muchos casos han sufrido pérdidas del 40% durante esta etapa que el gobierno “libertario” define como un éxito.  

Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón

FotoCobertura colaborativa / RAICYT

En Buenos Aires la concentración se realizó en el Polo Científico (en Palermo), ante una situación que quienes trabajan en ciencia definen como desesperante, por el grado de destrucción y vaciamiento que sufre una actividad crucial.

El planteo fue: «Desde el estudio de la pandemiahasta la producción de alimentos, desde la historia argentina hasta la transición energética, desde las desigualdades sociales hasta la nanotecnología, desde la literatura hasta la biomedicina: no hay agenda de futuro sin ciencia». Los organizadores informaron además: “El poder adquisitivo de salarios y becas cayó un 40%, alcanzando niveles históricos mínimos, comparables a los de 2001”. Ya se han perdido 4.000 puestos de trabajo. La llamada “fuga de cerebros” se ha convertido en otro regalo que Argentina hace al mundo: no solo los recursos naturales sino también los humanos pasan a estar de remate. Los científicos plantean: “El gobierno ha implementado una política de aniquilación de aquello que llevó décadas construir”.

Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón

Foto Cobertura colaborativa / RAICYT

Las y los manifestantes se inspiraron en El Eternauta, con máscaras y la consigna “Nadie se salva solo”. Hace más de un año y medio las marchas de jubilados están planteando el mismo tipo de cuestiones y mostrando un camino que parece haber inspirado también al Polo Científico.

Una diferencia notable es que las máscaras de jubilados, periodistas y fotógrafos en Congreso son previas a la serie de Netflix, muchas veces caseras y precarias, y consecuencia de que son literal y semanalmente atacados con gases tóxicos, cosa que ha ocurrido hasta con niñas.

En el caso del Polo Científico, los atuendos están muy bien hechos y son simbólicos, ya que no han sufrido ataques físicos como los jubilados (aunque si siguen reclamando seriamente tal vez lo logren).

 

Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón
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Ataques a jubilados y fotógrafos

Volviendo a la marcha de jubilados, las fuerzas federales (Gendarmería, Prefectura, Policía Federal y de Seguridad Aeroportuaria) comandadas por Patricia Bullrich mostraron ya no solo su cara represiva, sino también una improvisación inusitada. Un decálogo de postales de desconciertos y abusos: 

1) Al vallar todo el Congreso –incumpliendo su propio protocolo antipiquete y cortando el tránsito en Avenida Rivadavia, Callao, Riobamba e Hipólito Yrigoyen– , generaron un peligro latente porque la gente debía caminar un tramo sobre Callao por la calle, pegada a los autos. 

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2) No dejaban cruzar a la gente por la senda peatonal de Rivadavia y Callao y tampoco explicaban el por qué. Solo ganaron reproches e insultos, también, de las personas que no estaban reclamando por las jubilaciones. Por ejemplo, automovilistas.

3) Armaron una barricada en medio de la Plaza de los Dos Congresos, sin ningún sentido (dentro de la plaza no hay calles que despejar). 

4) Armaron otra barricada en medio de la vereda, a la altura de Rivadavia al 1771, entre Callao y Rodríguez Peña. Es decir: la policía hacía un piquete que impedía que los transeúntes fueran por la vereda, obligándolos a bajar a la calle. Al rato se dieron cuenta del absurdo y se movieron, entre risotadas e insultos.  

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5) Volvieron a gasear a la prensa. Antonio Becerra, fotógrafo de Tiempo Argentino, fue uno de los más afectados.

6) Según registró la Comisión Provincial por la Memoria hubo al menos 18 personas heridas. 

7) Para seguir visibilizando su reclamo, un puñado de no más de veinte jubilados empezaron un semaforazo en la esquina de Montevideo y Rivadavia. Cuando se ponía en rojo el semáforo sobre Rivadavia, saltaban a la calle a reclamar e informar frente a los automovilistas. Cuando cambiaba al verde, subían. Así una y otra vez, hasta que llegó un ejército de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) les impidió hasta eso. 

8) La mayoría de los efectivos de todas las fuerzas no llevaban identificación.

9) Cuando se les pregunta el por qué, muestran otro de sus protocolos: se ríen socarronamente. 

10) Un dato no menor: quienes se ríen, están con trajes blindados y armados hasta los dientes.

Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón

 Los jubilados que usan máscaras no lo hacen para parecerse a El Eternauta, sino porque son literal y semanalmente atacados con gases tóxicos por la policía, y además por fuerzas de presencia inentendible en la plaza de Congreso: Gendarmería, Prefectura y Policía Aeroportuaria.

El colchón y las empanadas

Entre dólares en colchones y empanadas caras, hay un problema central que tiene menos prensa: la jubilación mínima sigue siendo de $296.481, a la que se suma un bono extra que desde marzo de 2024 yace congelado en $70.000, con lo que el haber llega a $ 366.481.

Armando tiene 74 años y es de Barracas. “Los dólares del colchón y las empanadas de Darín son métodos de distracción, de engaño hacia la gente, que se ve que les sirve porque tienen adeptos y ganan elecciones. Me pregunto cómo pueden lograrlo con el deterioro que están haciendo y con la maldad que tienen, porque no aumentar nuestras jubilaciones lo festejan como una victoria”. 

Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón

¿Qué tiene usted en el colchón? “Lo único que me queda es el elástico”, dice y ríe por primera vez. Se pone serio: “Siempre que tuve un sope lo tuve que gastar. Y ahora ni eso. He sabido estar mejor, pero no ahora. Tengo el esófago de Barret, una enfermedad por la que debo tomar tres remedios todos los días y este gobierno me quitó el más caro, que antes era gratuito. No puedo pagar 50.000 pesos así que mi doctora me bajó la dosis a la mitad”.

Delia sostiene un cartel que denuncia lo que cobra un senador (9 millones de pesos) y exige “basta” y que los jubilados sean “los primeros”. 

Cuenta su modo de supervivencia: “Cobro la mínima, 366 mil. Pago de alquiler casi 200 mil, y 100 mil de expensas. Sacá la cuenta de lo que me sobra para todo el resto del mes. Después la luz, el gas; lo que nos dicen es ‘no vivas, no vivas más’; o sea ¿me tengo que suicidar? Eso es lo que van a lograr, y chau”.

Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón

Estela y Lidia tienen 63 y 72 años. Están juntas y enojadas. “Los medios de comunicación son cómplices de que el gobierno nos trate como el repulgue de la empanada, obviando los temas importantes, como es esta protesta. Todo el mundo hablando de Darín, o mostrando sus colchones con el fin de disfrazar la realidad”.

Ven lo positivo de las empanadas: “Es importante que un artista como él haya hablado, porque aunque nosotras comamos en lugares más baratos, no dejamos de sufrir”.

¿Qué se sufre? “Lo que no tenemos en el colchón porque no tenemos ni en la heladera. Ya no estamos cocinando de noche. Ya pasó para nosotros lo de las 4 comidas. No existe más”. 

Liliana –70 años, de Sarandí–, Sandra –63, de Quilmes– y Elba –72, también Quilmes– son tres amigas de zona sur del conurbano que tienen la bandera argentina como capas de superheroínas. Liliana se ríe para no llorar de lo que hay debajo de su colchón: “Deudas y cuentas, bien abajo de la almohada, esa que todas las noches no te deja dormir. Hasta el servicio de televisión tenemos que cambiar porque no alcanza. ¿Comer?, por Dios”.

Sandra come al mediodía: “A la noche matecocido, nomás”.

Elba fue a la mañana a hacer mandados porque a la noche viene su nieto a cenar: “Una hora estuve mirando precios. Me decidí por un bife de costilla, medio flacucho: $11.500 el kilo, para que coma bien el nene”. Liliana dice: “Bueno, ¿ves? Yo carne ya no”. Elba suma: “Y yo no voy al doctor porque me va a dar un remedio que no voy a poder comprar –dice y se señala la boca–. Todos los días rezo para que Dios me cuide los dientes”.

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Efecto del gas pimienta.

Ricardo, 68 años, trabajó de todo –chofer de colectivos, montador, en una tejeduría de San Martín–, y cuenta que hace cuatro meses lo operaron de cáncer de próstata. “No me alcanza ni para los medicamentos, hijo”, dice, con los ojos como dos espejos. “Estoy acá porque Dios, quizá, me permite vivir un poquito más”. Su mujer trabaja y banca la situación, pero tuvieron que ir cambiando el menú: otro aceite, otras carnes, otra verdura, otro tomate, otros huevos. “Me entendés, hijo, todo hizo que nuestra vida se deteriorara en un sentido de dignidad de la mesa”. No pensó que después de jubilarse estaría de nuevo en las calles, pero acá está, con fe y esperanza de que Argentina pueda cambiar: “Ustedes tienen que razonar, la juventud, porque van a ser los más damnificados. Dios te ayude, hijo”.

Pasó otra marcha y pasó otro miércoles. Y llega un nuevo parte desde el Hospital Ramos Mejía, donde Pablo Grillo permanece internado desde aquel miércoles 12 de marzo cuando fue baleado por un gendarme con el impacto de un proyectil de gas apuntado a su cabeza. “Continúa estable en terapia intensiva. Desde Neurocirugía, su cuadro está controlado y su evolución es positiva. Desde Terapia Intensiva, se le están administrando antibióticos por la detección de una infección en vías urinarias. Está siendo monitoreado y su estado, por el momento, está controlado”.

La jubilación mínima sigue siendo de 366 mil pesos: salvo excepciones, no alcanza para comprarse un colchón. Más de cinco millones de jubiladas y jubilados hoy cobran eso. 

Y por eso, también, seguirá esta marcha que parece infinita. El próximo miércoles.

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Represión y reacción

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(Por Claudia Acuña)

Con las cámaras en alto y sentados en el asfalto (imagen de portada), más de cuarenta reporteros y reporteras gráficas lograron que liberen al fotógrafo Tomás Cuesta y se desestimen varios de los cargos que querían atribuirle a Javier Iglesias, otro de los fotógrafos arbitrariamente detenido al finalizar la ronda de los miércoles de las y los jubilados en el Congreso. También fueron apresados Pablo Luna, jubilado ex trabajador de YPF y Leandro Cruzado, integrante del Club Antifascista, quienes según la fiscalía Este –a cargo de iniciar la causa judicial– podrían recuperar la libertad mañana al mediodía.

Como todos los miércoles la prensa fue blanco de gases y palos por parte de las fuerzas de seguridad, que en esta oportunidad intentaron dar un paso más: el video que muestra la detención de Tomás Cuesta (al final de este artículo) es la evidencia de la brutalidad de su accionar. Cuesta, quien habitualmente trabaja para medios internacionales, estaba cubriendo la ronda para la organización Amnistía Internacional, que en estos días está elaborando un informe sobre  la represión estatal a la protesta de jubilados enviando a Buenos Aires a una especialista de la oficina central de esa oenegé, desde Inglaterra.

Represión y reacción

Uno de los detenidos del miércoles: jubilados y la prensa en la mira.

Javier Iglesias es un fotógrafo independiente que cubría la protesta para medios especializados en temas de represión estatal. Ambos fueron derribados al piso, ambos soportaron la rodilla de un gendarme en la mejilla para aplastarles así la cabeza contra las baldosas, ambos fueron esposados y trasladados al estacionamiento situado exactamente enfrente del ingreso al Senado de la Nación. El contraste se hizo aún más evidente cuando los dos fotógrafos fueron obligados a pararse en el paredón de la playa de estacionamiento mirando hacia el frente: lo que veían desde esa posición era el Palacio, símbolo de la representación democrática. Quizá porque el oficio es exactamente ese –saber mirar– los y las fotógrafas que llegaron hasta allí para conocer la situación de sus colegas decidieron hacer entonces un camarazo con sentada: no iban a naturalizar  otro miércoles de impunidad. El momento, además, era muy sensible: acababan de llegar las noticias del resultado de la nueva operación al reportero Pablo Grillo, a quien una descarga de Gendarmería lo hiriera de gravedad y le dejara como secuela una hidrocefalia que hoy obligó a colocarle una válvula para drenar el líquido del cerebro al abdomen.  

Represión y reacción

Otro de los detenidos. Foto publicada en Tiempo Argentino.

El primero en sumarse a la plantada fue el secretario general de Sipreba, Agustín Lecchi. “Todos los miércoles jubilados y periodistas somos el blanco de la represión. No nos vamos a mover de acá hasta que tengamos una respuesta”. También personal de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad se presentó tanto en el estacionamiento como en la fiscalía para conocer la situación y los argumentos que, supuestamente, justificaban las detenciones. Finalmente llegaron los representantes políticos: el diputado Germán Martínez –presidente del bloque de diputados de Unión por la Patria- la senadora Silvina García Larraburu y el senador Mariano Recalde: en ese orden. En tanto, la fiscalía aceptó revisar “pruebas”: comprobó así que no había ningún video ni declaración policial que justificaran la detención de Tomás Cuesta y ordenó su liberación. Los tres restantes debían esperar la decisión del juzgado, por que la fiscalía ya había validado las detenciones en un trámite más rápido que el pedido de explicaciones.

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“La clave fue la reacción”, sintetiza uno de los colegas de Tomás, que comunicó inmediatamente la noticia a su mamá que en estos días está trabajando en el Festival de Cannes: es la jefa regional de la agencia internacional de noticias Associated Press.

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Un signo de los tiempos: Detenidos sin explicación, contra la pared, en un estacionamiento usado por la policía ubicado exactamente frente al así llamado Honorable Senado de la Nación Argentina.

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