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Lo viejo funciona

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Lo viejo funciona
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Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org

La frase tan famosa por estas horas y que remite a la serie El Eternauta, la sostiene en un pedazo de cartón un jubilado con remera de Independiente. Camina alrededor del Congreso de la Nación con el cartel en alto, mostrando con orgullo su obra artística, como cuando en un ring de boxeo se anuncia el round venidero:

“Lo viejo funciona Milei. Hdp. Lo viejo funciona”.

Este viajero del tiempo se llama Raúl –68 años, pañuelo de Nunca Más al cuello– y vio la serie dos veces. “Luchar sólo no sirve, entre todos tiene que ser, y por eso la serie es una ma-ra-vi-lla –dice, a minutos de una nueva marcha–. Todos tenemos que estar en la misma. Vos fijate que todos los miércoles, aunque llueva o truene o haga frío o haga calor, estamos nosotros. Somos todos viejos. Y estamos todos juntos. Ese es el mensaje que le dejamos a los jóvenes. Que no bajen los brazos. A mí por Tiktok me dicen de todo menos lindo, pero no me importa, porque no nos rendimos a pesar de la edad que tenemos. Esto es para nosotros, para mis nietos, y para los que vienen después. Ese es el mensaje”.

El viajero Raúl y la frase que hoy da vuelta al mundo –por obra y gracia de la serie basada en la historieta del desaparecido Héctor Germán Oesterheld, llevada a la pantalla por el director Bruno Stagnaro– está hecha sobre una caja de pizza, con marcador negro. 

Porque lo viejo, también, es creativo.

Lo viejo funciona

Lo viejo sirve

Otro viajero es Rubén, 72 años, que observa la viñeta de este Congreso distópico. “Está lleno de cascarudos”, dice, en otra referencia a la historia creada por HGO junto al dibujante Francisco Solano López en 1957, aunque lo que rodea al palacio no son seres alienígenas que siguen órdenes de un Mano o de un Ello, sino gendarmes, prefectos, policías federales y aeroportuarios. “Solos no gana nadie, y por eso todo lo tenemos que hacer en equipo –apunta–. Pero todavía no estamos con la capacidad de juntarnos y unificarnos para pegarle al Gobierno con un solo puño. Si no nos juntamos, los cascarudos siempre nos van a ganar. Y siendo ateo traigo a colación a Francisco, con esto de que lo viejo funciona, porque él le dijo a los jóvenes: ‘Ustedes corran, pero nosotros enseñamos el camino’”.

Ana María, 75 años, jubilada de ceremonial en el Ministerio de Trabajo, también relaciona a la serie con un cartel: “Hay una batalla de los jubilados sin armas y con hambre contra los cascarudos los miércoles aquí. Nadie se salva solo”. Ella es de la generación de los setenta, leyó la historieta entonces, y hoy trajo el cartel porque los miércoles tendrían que ser multitudinarios: “A los viejos nos están matando, nos sacan los remedios, y nadie puede vivir con 360.000 pesos como viven 5 millones de personas. Lo viejo sirve porque lucha”. 

Eduardo López, 68 años, pechera blanca de Sindicato de Jubiladxs, albañil, no vio El Eternauta pero su hija sí, y se emociona porque ella –“Fue ella”, remarca– quien unió la historia con lo que él siempre le contó: «Los Montoneros, la gloriosa jotape, el día que ganó Cámpora y sacamos a todos los presos, los 30.000 desaparecidos, la lucha de las Madres. Había mucha conciencia y hoy tiran droga en los barrios para que los pibes no piensen. Pero vamos a salir, más temprano que tarde vamos a tener la Argentina que tuvimos».

Lo viejo acciona

La creatividad no sólo pasa por hacer lo que nadie está haciendo (poner el cuerpo sistemáticamente, semana a semana) sino también desde el plasmar las ideas. 

Se lee en carteles y banderas enunciados comos estos: 

  • “Gobierno de ideas cortas, necesita bastones largos”.
  • A más represión, mayor resistencia. Pimienta y gas son para cocinar”.
  • “Las canas no le tienen miedo a los canas”

Roxana tiene una cartulina celeste que dice: “El bono está congelado como el corazón de Milei”. Su argumento: “Este gobierno es criminal, y no sólo con nosotros, es general; con los científicos, con la soberanía, están entregando todo. No es un Presidente, es un títere del poder. No hay otra que unirnos y eso significa que los miércoles deberíamos ser muchos más. Que esté de moda El Eternauta nos tiene que obligar a ver que si hoy un jubilado no tiene para comprarse un remedio, imaginate para ir al teatro, o al cine. Ni hablar para ahorrar algo. No hay acceso a lo más básico que es la alimentación. Y encima nos pegan. 

¿Qué ve de El Eternauta en este presente? “La lucha por salvarse solo, veo a mucha gente que no le importa el otro, pero también la contraposición de asociarse, de mancomunar los esfuerzos para salvarnos todos, los destellos de solidaridad que hacen que sigamos movilizándonos y seguir luchándola. No hay otro camino que el pueblo se levante, porque no contamos con el apoyo de legisladores ni jueces ni periodistas ni sindicatos. Pareciera que cada uno hoy cuida su quintita y así seguro no vamos a mejorar. Para cuidar a la patria, nos tenemos que unir”.

Miguel, 86 años, y otro cartel: “Como pizza, están vendiendo a la Argentina en porciones”. El dibujo es de una grande que podría ser de muzzarella, sino estuviera clavada con banderas de Estados Unidos, Inglaterra e Israel. “Estamos cagados de hambre, y los que no lo están es porque los ayudan sus hijos -dice, sin vueltas-. ¿Cuánto gana un jubilado? ¿Qué hacemos con 300 mil pesos? En el gobierno están los herederos de la Revolución del 55, que volvieron en los 90, en 2001, con Macri y ahora en el gobierno de Milei. Esta es la triste historia de la pobre Argentina”. Y agrega: “¿El Eternauta? ¿Ir a un teatro? Escuchame una cosa: hasta que estaba Cristina, iba dos veces por semana a la pizzería con mi pareja, me tomaba una birra, me comía una pizza y hasta me podía ir a un telo. Desde Macri para acá, no puedo hacer nada de eso. Y hoy ni siquiera te dan los preservativos gratis”.

Lo viejo funciona

Lo viejo enseña

Dalma, 67 años, jubilada de la ANSES, y una puesta en valor: “Siempre se dice que somos unos viejos meados, que no servimos para nada, y todo el tiempo nos quieren desvalorizar. Pero vos fijate que pasaron 40 años y una historia no perdió su valor». El mensaje de esta viajera: «A los jóvenes que se sumen a la lucha. Que no nos miren como bichos extraños. O que hagan su camino propio, pero hay que andar, sin esperar que nos marquen qué hacer. Y que la lucha no está en las redes, que es donde capaz nos ven, sino acá en la calle”.

Rubén, 77 años, jubilado autónomo, la escucha y se suma: “La inteligencia está en nuestra cabeza, y no en una computadora detrás de un vidrio. La semana pasada en España hubo un apagón masivo por el consumo de energía, ¿de qué sirvió entonces la inteligencia artificial?”. Su mensaje, traído en el tiempo cada miércoles, busca construir canastas y maples: «Falta solidaridad, memoria y mucho pero mucho producto de gallina. Nosotros somos los que ponemos todos los días, y las compañeras el doble que nosotros».

Yiyi, 67 años, profesora de arte, leyó la historieta en su juventud y todavía no sabe si quiere verla para conservar el recuerdo de la “buena literatura”, dice, y subraya: “Hay que recuperar la identidad como pueblo, que se ve en la juntada de amigos, en el truco. Hay algo ahí de la clase media que tiene que volver a poner el cuerpo”. Como otra viajera del tiempo, deja una enseñanza: “Salir del algoritmo para salir a la calle, pero no sólo para venir acá y pelear con nosotros, sino también a actividades de debate, o hasta bailar tango. Vivir”.

Las asociaciones con El Eternauta no sólo aparecen en las palabras de jubiladas y jubilados. Aparecen en los cascos de los laburantes de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad que registra una nueva represión de parte de las Fuerzas. Se ven en las máscaras de quienes integran la Comisión por la Memoria, que inspecciona cada una de las protestas. Figuran en las antiparras y anteojeras de las y los fotoperiodistas que intentan resguardarse de otro lanzamiento de gases.

Pero la ronda, como siempre, es reprimida: 58 personas heridas, según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM). Hay fotógrafos y periodistas que por un tiempo largo no vivieron en el país y se sorprenden de la escena: “¿Es siempre así?”, preguntan, ante colegas que son atendidos por profesionales del Cuerpo de Evacuación de Primeros Auxilios (CEPA) por gases, ante jubilados que muestran heridas sangrantes en brazos y muñecas, o ante el cura villero Paco Olveira con un corte profundo en su ceja derecha. “No sé si fue un palazo o con el escudo”, dice Paco, quien fue arrastrado por un cordón de cascarudos federales al tratar de evitar la detención de una persona. “Ante el gas que nos tiran, hay que seguir respondiendo con justicia social”, afirma el Padre.

La jornada concluye, de todas formas, con cortes de calle y semaforazos. Y, como cada miércoles, las jubiladas y los jubilados saludan a los cascarudos federales: “Acá estamos los meados, los cagados y los gaseados, y acá estaremos el miércoles que viene”.

Hoy también se cumplen nueve semanas de la brutal represión del 12 de marzo, y desde el hospital Ramos Mejía llega la mejor de las noticias: después de 55 días en terapia intensiva, Pablo Grillo salió a pasear por el hospital. “No fue a hacerse ningún estudio ni chequeo, salió a disfrutar un poco de aire fresco y recorrer los balcones”, cuentan familiares y amigos. “La alegría es total. El agradecimiento es eterno”, agregan. 

Pablo salió de su habitación de terapia intensiva, por primera vez desde aquel 12 de marzo donde un gendarme le fracturó el cráneo con una granada de gas lacrimógeno cuando estaba ejerciendo su oficio de fotógrafo. 

Pablo salió de su habitación un miércoles por la tarde. 

No podría haber sido de otra manera.

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Marcha de jubilados: Boca, peronismo, CGT, traiciones y una asamblea mirando el futuro

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Un miércoles con marchas separadas, y gente buscando recuperar la iniciativa, la creatividad y la fuerza de reunirse. Imágenes sobre Boca, el peronismo, las traiciones, la CGT, el Garrahan con aumentos, y algunas ideas para salir del corralito.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla

Fotos: Juan Valeiro

“Miércoles de jubilados”, anuncia un grafiti pintado de rojo en medio de la plaza de los dos Congresos. La proclama denota una costumbre. Lo habitual. Algo que se hizo norma y, como tal, tiene su costado positivo y otro que no tanto. 

Este “miércoles de jubilados” tiene algo particular, distinto al resto, que rompe la costumbre, lo habitual, lo normal: esta vez, un grupo convoca a las 14, otro a las 15 (como venía sucediendo) y otro a las 17. En conjunto (y separados) forman una síntesis de lo que es hoy la fragmentación de las luchas en Argentina.

Marcha de jubilados: Boca, peronismo, CGT, traiciones y una asamblea mirando el futuro

La calle y lo colectivo.

La organización de Jubilados Insurgentes es la que llega primero. Pasadas las 14, ya andan haciendo semaforazos y marchando alrededor de la plaza. Las canciones, esta vez, sobre todo apuntan a la CGT (Confederación General del Trabajo), que en esta misma jornada eligió su nueva conducción hasta 2029, que seguirá en forma de triunvirato: Octavio Argüello (Camioneros), Jorge Solá (Seguro) y Cristian Jerónimo (empleados del vidrio). La elección llega en medio de los crecientes rumores por parte del Gobierno nacional de avanzar con una reforma laboral. 

Boca River y el recibo

Armando, vecino de Barracas, tiene 75 años y dos esperanzas: “La primera es ganarle a River el domingo”. Boca –su Boca– siempre le genera ilusión, aunque la situación del equipo a veces lo tira para atrás: “Ver a algunos jugadores me la quita”.

Cualquier comparación con la política no es mera coincidencia, se ríe, y por eso cuenta lo otro que lo esperanza: “Venir a marchar todos los miércoles”. Su jubilación ya no le alcanza y pregunta si hace falta mostrar su recibo: “Son 390 mil pesos en la mano”, dice, moviendo la cabeza. “Se hace re imposible. Por eso venimos: aunque nos den un palazo en las elecciones, vamos a seguir luchando”.

Marcha de jubilados: Boca, peronismo, CGT, traiciones y una asamblea mirando el futuro

Asamblea a megáfono abierto.

Su análisis: “El peronismo no está unido porque hay mucho traidor. Hay una CGT quieta, que hoy se renovó, pero muchos sindicatos no aportaron nada. Recién ahora el Garrahan consiguió algo, pero a los jubilados nos siguen pisando. Encuentro el déficit en la falta de unión del pueblo porque somos pocos los que venimos todos los miércoles. Necesitamos más apoyo. El único apoyo es la prensa”.

Se pregunta por qué no hay más políticos que acompañen: “Si ellos nos representan, ¿por qué no pelean con nosotros? Como dijo Perón, con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes. Por eso perdimos: pelean por un cargo pero cuando hay que salir a pelear de verdad, no los veo”.

Entre Boca y la CGT, Armando mueve la cabeza. Pero mantiene su esperanza.

Asamblea en el corralito

Una vez que los jubilados terminan de dar la primera de las varias vueltas que hoy se caminan, proponen algo no habitual, no normal, distinto, “porque algo diferente tenemos que hacer, así no va más”. Un concepto que representa una buena dosis de sabiduría: “Es bueno reconocer cuando no sabemos bien qué hacer”.

Marcha de jubilados: Boca, peronismo, CGT, traiciones y una asamblea mirando el futuro

Zulema agarra el megáfono y dirige la batuta. En 3, 2, 1 se arma una asamblea espontánea en la calle con un objetivo: “Que hable quien tenga alguna propuesta concreta para pensar qué hacemos y definir cómo seguimos, coordinados, para que no quede cada uno con su librito”.

Así empieza a pasarse el megáfono de mano en mano, como un ejercicio de democracia participativa en peligro de extinción.

Uno invita a reunirse “todos juntos” en la CTA Autónoma, este próximo viernes y pensar “entre espacios que pensamos distinto un plan de lucha común a encauzar”.

Otra dice que ya no alcanza con esta concentración de los miércoles, que hay que pensar “acciones más allá de esta vuelta a la plaza que nos obliga a hacer este gobierno cada miércoles y entre vallas”. Alguien agrega: “Esto parece un corralito. Cortan todo el tránsito del centro y nos dejan adentro para que marchemos”.  

Otro aporte: “Pero no podemos irnos de acá, lugar emblema de nuestra resistencia; quizás hay que buscar otro espacio, pero en las inmediaciones del Congreso”.

Marcha de jubilados: Boca, peronismo, CGT, traiciones y una asamblea mirando el futuro

Nunca se deja de marchar.

Un jubilado propone ir a Tribunales. Pero ni bien termina de formular la idea, plantea el primer problema: “Aunque claro, ir allá a las 5 de la tarde no tiene sentido, ahí a partir de las 3 no queda nadie”. 

La CGT y el aumento al Garrahan

Alguien sugiere aprovechar que la CGT tiene nueva conducción y marchar hacia allá “por lo menos un miércoles”. No termina de formular la iniciativa que llueven los insultos a la Central sindical. “Pongan a quien pongan es lo mismo, porque el problema es la dirección que tienen y ya sabemos que van a pactar por la reforma laboral. Son unos traidores”. Debe aclararse que la definición de “traidores” es la más suave y elegante que se propinó a la central sindical.   

Otro se envalentona: “¿Alguien cree que ahora nos van acompañar? No vinieron nunca a luchar con nosotros, son ellos quienes nos empujaron a venir acá por las nuestras, porque les importamos tres carajos. Esta mañana solo cambiaron figuritas”.

Marcha de jubilados: Boca, peronismo, CGT, traiciones y una asamblea mirando el futuro

Le da pie a un jubilado con el pelo color ceniza que en menos de tres minutos resume la historia del sindicalismo argentino y hace un homenaje: “Hoy se cumplen 50 años de la muerte de Agustín Tosco, uno de los referentes del Cordobazo, que logró evitar lo que buscaba la dictadura: implementar la jornada laboral de 12 horas. Con este gobierno estamos retrocediendo medio siglo”.

Tras el desahogo contra la CGT, el enojo sigue: “Ayer se conoció el aumento a los trabajadores del Garrahan y hoy ellos tendrían que haber mandado alguna delegación solidarizándose con nosotros. Su aumento fue un logro colectivo por tantos espacios que los apoyamos”.

Obelisco y tres ideas

La asamblea vuelve al tenor inicial propositivo. “Otra opción es concentrarnos en el Obelisco”, dice uno, pero otra con más canas y experiencia le recuerda: “Enfrente hay una base de la Policía de la Ciudad. No es el punto más estratégico”.

Marcha de jubilados: Boca, peronismo, CGT, traiciones y una asamblea mirando el futuro

Acuerdan tres puntos:

1) seguir viniendo al Congreso, pero seguir pensando el cómo y el dónde;

2) hacer otras acciones por fuera del Palacio Legislativo;

3) pensar nuevas estrategias para el próximo miércoles.  

Termina la asamblea espontánea y Zulema de Jubilados Insurgentes le dice a lavaca: “Todavía no decidimos nada en concreto, será un proceso de pensar qué es lo mejor. Lo que se viene es muy groso y el gobierno está envalentonado con la última elección, por eso no queremos dejar que se asienten, este tiempo es clave para seguir reclamando por nuestros derechos. Nuestra responsabilidad es no dejar este espacio vacío que venimos llenando hace tanto”.

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Marcha de jubilados: “Hay que creer en las calles”

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La noticia del día: el próximo 18 de noviembre fue citado a indagatoria el policía Pablo Alexis Aldama, sospechoso de haber agredido a la jubilada Beatriz Blanco (foto principal) haciéndola golpear de nuca contra la vereda. Fue algo de lo mucho que dejó este miércoles en el que jubiladas y jubilados marcharon pese a la habitual fumigación de gas pimienta por parte de las fuerzas de seguridad, que vallaron toda la zona de Congreso impidiendo el tránsito. Reflexiones pos electorales, propuestas de exportación, dilemas complejos, carteles lúcidos, cómo combatir el EPOC, y la certeza de seguir en la calle.

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

Beatriz Blanco (en la foto de portada) es la jubilada que fue gaseada y empujada por la Policía Federal el 12 de marzo pasado –el mismo día que el fotógrafo Pablo Grillo fue atacado por una granada de gas lacrimógeno, y Jonathan Navarro por un disparo que le hizo perder la vista de un ojo–.

La imagen de Beatriz golpeándose la nuca contra el suelo dio la vuelta al mundo por lo violento: le causó un traumatismo encéfalo craneano, una herida cortante y problemas oculares permanentes.  

Marcha de jubilados: “Hay que creer en las calles”

Foto: Juan Valeiro/ lavaca.org

Pero está viva para contarla. Beatriz tiene 82 años y un empuje que no merma ni con un golpe ni con una elección adversa. Este miércoles –como siempre– vuelve a caminar con su bastón cobrizo entre manifestantes y fuerzas de seguridad –federales, gendarmes y policía porteña–.

Sobre el domingo: “La gente ya no cree en soluciones porque ya no cree en nada, hace mucho que no se le da nada. Y además tiene miedo, y eso se nota en que cada vez hay menos gente involucrada, con temor a la represión, a quedarse sin laburo, y ahora encima a que le suban las horas de trabajo. Se van corriendo los límites, así estamos”.

Pero hay un lado positivo del “así estamos” de Beatriz. Este martes 28 de octubre el Juzgado Criminal y Correccional Federal 1 llamó a declarar al presunto policía que la agredió: “Existiendo en autos motivo bastante para sospechar que Pablo Alexis Aldama ha participado en la comisión de un delito de acción pública, cíteselo a los efectos de recibirle declaración indagatoria, fijando audiencia para el día martes 18 de noviembre de 2025”.

Dice Beatriz: “Lo quiero ver, le quiero hablar y decirle gracias. Gracias por pegarme, gracias por romperme la cabeza y el ojo; y gracias por romperme la cadera”. Lo dice con su voz suave y tranquila de siempre, y enfila con su bastón hacia la marcha.  

“Será largo lo que viene”

Detrás de Beatriz la Policía Federal va cercando a la gente que reclama en la vereda sobre la plaza de los Dos Congresos a la altura de Rivadavia y Callao, y la intima a pasar del otro lado de la valla.

Marcha de jubilados: “Hay que creer en las calles”

La frontera en Congreso. Foto: Juan Valeiro/ lavaca.org

Un hombre –con un gorro en el que se lee “jubilado testarudo”–, se acerca a Beatriz y suspira: “Será largo esto, muy largo”. No habla de hoy sino de lo que vendrá. Habla de la época. Mientras, los federales se acercan un poco más. La mayoría sin identificación. Se arrima otro jubilado y se arma una especie de asamblea que reflexiona sobre los comicios recientes: “Nos va a costar un pulmón o dos todo lo que viene, todas las reformas que el gobierno intentará hacer”. Otra voz plantea entre el sonido de redoblantes y trompetas: “La mayoría del pueblo eligió seguir estando mal por miedo a que se descontrole todo esta semana”. 

La Policía Federal termina de acorralar a los pocos manifestantes –y a los muchos fotógrafos– que aún quedan del lado del Congreso hasta terminar de cerrar la hilera de vallas. A la tensión le sigue una serie de gaseadas que deja a 11 personas heridas, según la Comisión Provincial por la Memoria.

Otra jubilada, señalando a la policía: “A esta gente la compadezco: sus dirigentes haciéndose los guapos en canales de stream y ellos acá poniendo el cuerpo”. 

Marcha de jubilados: “Hay que creer en las calles”

Geopolítica. Foto: lavaca.org

La pierna de Fernando

Fernando Quintero caminaba por la vereda y fue atropellado hace 9 años por un colectivo que había perdido el rumbo. Le amputaron la pierna derecha.

“Pero hace cuatro meses me sacaron la pensión” cuenta a lavaca, y al contarlo se le inundan los ojos celestes. Fue una segunda amputación.

¿Cuánto era la pensión? “263.000 pesos”.

¿Y cómo sigue la cuestión? “Me dieron un turno para que un médico certifique que no tengo una pierna. El turno es para abril”. Todo ocurre en órbita de la ANDIS, agencia de discapacidad de notoriedad pública. Gracias a la aplicación de este tipo de motosierra, el gobierno sostiene que logra equilibrio fiscal.

Tal vez esta foto sirva para que alguien certifique antes de abril que a Fernando Quintero le falta la pierna derecha. Y que le devuelvan la pensión.

Marcha de jubilados: “Hay que creer en las calles”

Fernando Quintero. Le amputaron una pierna, y la motosierra oficial también le mutiló la pensión de 260.000 pesos. Lo citaron en abril, para certificar que le falta la pierna derecha. Así se logra el equilibrio fiscal. Foto: Juan Valeiro/ lavaca.org

“Llenar las calles de pasos”

Mientras tanto, dos drones de las fuerzas de seguridad sobrevuelan la escena. Filman desde arriba lo que expresa otro jubilado en un cartel: “Derrotados son los que dejan de luchar”. 

También graban a Carlos, 73 años , con un cartón en las manos pensando en lo que pasó en las elecciones, pero sobre todo mirando a futuro: “Acá no se rinde nadie”. Lo justifica cuando habla: “Por un resultado electoral en contra no se desarma el reclamo. Al contrario. Hasta que no haya una mejora en los remedios y en las jubilaciones esto va a seguir y se va a incrementar porque seguirán mandándose cagadas. Yo confío en que el pueblo va a reaccionar”.

Marcha de jubilados: “Hay que creer en las calles”

Jubilado gaseado. Hubo un total de 11 heridos. Foto: Juan Valeiro/ lavaca.org

Alicia, de Jubilados Insurgentes, resume cómo estamos: “En las ciudades inundadas, como Bahía Blanca, Milei no les dio un peso y ganó igual. Es difícil de comprender. Somos masoquistas”. 

Y comparte su alternativa: “Hay solo una salida: llenar la calle de pasos”.

Motosierra, medios y comercio exterior

Eduardo tiene 79 años, cumple 80 el 30 de marzo. Leva un gorro piluso y un cartel que es una propuesta de comercio exterior: “La solución argentina: exportar libertarios a los Estados Unidos ¡hasta agotar el stock!”

Marcha de jubilados: “Hay que creer en las calles”

Eduardo. A los 9 años lo mandaron del colegio a su casa porque se producía el bombardeo de las FF.AA a Plaza de Mayo. «Así que estamos acostumbrados, siempre peleando».Foto: Juan Valeiro/ lavaca.org

Es un hombre de sonrisa fácil: “Los medios de comunicación hacen un aporte importante a la confusión, a que la agente no razone. Te dicen que es mejor esto que lo otro, pero no está muy claro qué es lo que está bien o lo que está mal. Te hablan del peronismo, y yo pregunto: ¿se entiende qué es el peronismo? Entonces es difícil. Por eso lo que me parece importante es seguir acá, sin resignarse, tratando de lograr lo mejor”.

Cree que es una época complicada. “Pero mirá: cuando yo tenía 9 años iba al colegio que está frente a Plaza Lavalle, al lado del Colón. Y un día nos mandaron a todos para casa. Habían empezado el bombardeo a Plaza de Mayo de 1955. Duró cuatro horas. Mataron como a 300 personas o más que iban por la calle tranquilamente. Uno no se puede olvidar nunca de algo así. De cómo mataron. Pero se peleó, se peleó después cuando fue la proscripción, cuando estuvieron los militares, cuando estuvo Menem, después en el 2001”.

Fernando trabajó en mil oficios. Fue empelado en casas de cambio, vendedor en comercios, y tuvo un oficio por el que merecería un lugar en el gabinete nacional: vendía y reparaba motosierras en el Once. “Pero eso me enfermaba, por el humo de los motores”. Tuvo otro negocio de venta de repuestos de autos. “Pero me fundí en la época de Menem, con todo lo importado”.

Pone una mano en el hombro del cronista: “Así que estamos acostumbrados. Siempre peleando”.

Marcha de jubilados: “Hay que creer en las calles”

Cacerola y máscara antigas. Foto: Juan Valeiro/ lavaca.org

Un camino entre quienes piensan parecido

Rubén y Mario integran el Movimiento Activo de Trabajadores y Jubilados (MATyJ). “Hay una clase media y un sector muy pobre con miedo a perder lo poco que tiene”, piensan. Recuerdan la época de Carlos Menem: “En el 95 le llamamos el ‘voto cuota’, muchos sectores votaron por miedo a que todo explote”.

Keiko, también de Jubilados Insurgentes: “El peronismo no tiene programa. La Libertad Avanza tiene: te vamos a hacer mierda. Es su programa. ¿Y los otros? ‘Freno a Milei’, te dicen. Eso no es un programa. Hasta Menem tuvo una propuesta, con salariazo y revolución productiva, que después fue todo mentira. Y otra cosa: ¿cómo el candidato va a ser Taiana, que tiene mi edad? ¿Por qué no ponen a otro pibe como vos?”. Alguien la escucha y observa: “La derecha sí se renueva”.

Marcha de jubilados: “Hay que creer en las calles”

Foto: Juan Valeiro/ lavaca.org

El sacerdote Francisco Olveira, o padre Paco, está frente a la policía. Piensa dos cosas: “Una es que el apoyo de Trump y Estados Unidos influyó mucho porque hasta yo, si no pensara como pienso, votaría a Milei porque la sensación era que se iba todo a la mierda, lo cual no quita que eso ocurra, pero más adelante”.

¿Y lo otro? “Lo otro es que hay muchos hijos de puta, con perdón de las chicas de AMMAR que quiero mucho, que les importa un carajo el 3% de Karina, que promulguen leyes sin financiamiento, lo que le hacen a la gente del Garrahan, a los jubilados, a las personas con discapacidad”. Sintetiza: “Muchos que solo votan a otro hijo de puta”. 

El padre vive en el asentamiento Esperanza, en Merlo, oeste del conurbano. “Los sectores más pobres que habían votado a Milei se dieron vuelta, salvo este sector que te marco. Te cuento un ejemplo: la provincia está completando una obra que tenían que hacer las ISU (Integración Socio Urbana) a nivel nacional, y un vecino que es mileísta sacó fotos trucadas diciendo que como habían perdido las elecciones, se estaban llevando las máquinas”.

Paco mastica bronca, pero dice que la salida es seguir estando en la calle. ¿Y hacia dentro? “Me gustaría que Bregman y Grabois se sentaran a charlar. Debería ser un camino, entre quienes pensamos más o menos lo mismo. Pero no sé si pueda darse en nuestra Patria”. 

Marcha de jubilados: “Hay que creer en las calles”

Foto: Juan Valeiro/ lavaca.org

“Si tirás la toalla, perdemos”

Guillermo, 77 años y vecino de Ituzaingó, es jubilado metalúrgico. Estuvo algunos miércoles sin venir porque tiene EPOC y está medicado. Tiene un cartel con dos palabras: “Voto luchar”. Piensa que hay mucha gente que sabe que está mal, pero no quiere estar peor: “Saben que el peronismo no es alternativa porque no luchó en dos años. La CGT, tampoco. Pero la izquierda algo creció: siempre está acá y eso se paga. Conozco muchos peronistas: hay gente enojada con su dirigencia, porque perdieron y se dividieron más: se peleaban por octubre, ahora se van a pelear por las elecciones de 2027, pero no están peleando con la gente acá. Si hubieran hecho algo, ganaban con todo el apoyo”. 

-¿Por qué seguís viniendo con tu EPOC y todo este contexto?

-Venir acá te cura, te da pila, es un remedio. Te mantiene ligado con tu realidad. ¿Voy a sentarme en una silla de paja a ver cómo pasan los vecinos por la ventana? ¡Me pego un tiro! Hay que creer en la lucha, creer en las calles. Hay que subir al ring aunque te caguen a sopapos, porque si tirás la toalla, perdemos. Nosotros vamos por el round final.

Marcha de jubilados: “Hay que creer en las calles”

Imagen en la plaza de Congreso.Foto: lavaca.org

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Mapumundi: Lef y una cartografía de la situación mapuche

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Lefxaru Nawel es ciudadano argentino de nacionalidad mapuche, werken (vocero) de la comunidad, abogado, profesor universitario, rockero y papá, entre otras cosas. Fue uno de los detenidos en julio por reclamar que se cumplan las leyes. Su mirada sobre el gobierno de las corporaciones, Occidente, el fin del cinismo, los cascarudos, el racismo y el odio, el progreso, el fracking, la pobreza, el agua, Vaca Muerta, la democracia y algunos datos sobre las utopías y el futuro. Por Sergio Ciancaglini.

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