CABA
Lo que se dice estilo
¿Por qué perdió Argentina? ¿Por qué ganó España? ¿Por qué los medios hablan sólo de ganar y de perder? Ariel Scher propone en este texto una mirada sobre el juego de España. De campeones del mundo en 2010 a perder en primera ronda cuatro años después, y ahora a golear en un amistoso, cuál es el secreto que perdura más allá de los resultados.
Por Ariel Scher* para lavaca.org
Un amigo español que mira y piensa los partidos de fútbol que se juegan en el centro y en los costados de la Tierra avisa que, luego de mirar y de pensar el triunfo de la selección de su país sobre Argentina, tiene una duda sola: no está seguro de si el mediocampista Koke, uno de los constructores de esa victoria, juega como el mediocampista que maneja los hilos del equipo de su hijo menor o si es el mediocampista que maneja los hilos del equipo de su hijo menor quien juega como el mediocampista Koke. No le asoma ni una duda de otra cosa: los dos juegan como juegan porque son futbolistas españoles y porque el fútbol de España, en las buenas y en las malas, hace rato que es dueño de un estilo.
«El estilo es todo», suele enfatizar Jorge Valdano, alguien que creció en un país, la Argentina, en el que el fútbol, a pesar de que abultaba problemas estructurales diversos, guardaba la memoria y verificaba en más de un presente la existencia de un estilo. Y es alguien, además, que migró a otro país, a España, donde fue testigo, como jugador, como entrenador y como dirigente, de la modelación de un estilo. «La forma de ganar de España es un duro golpe a la vanidad argentina», evaluó César Luis Menotti, justo uno de los mentores de Valdano, pero no en la instancia de un trompazo deportivo de marzo del 2018 sino ya en el 2011, en horas en las que la Argentina procuraba resurgir de otro trompazo mundialista, cuando lamentaba una ecuación invertida: consideró que la España que obtuvo el título mundial en Sudáfrica 2010 jugaba como lo hacía Argentina muchos años antes y que, por el contrario, Argentina había embrutecido su juego hasta volverlo parecido al de la España de tiempos viejos.
Mientras mira y piensa todos los partidos que puede, el amigo español desmenuza su mirada y su pensamiento sobre la España de los seis goles y asegura que lo reconocible no radica en los seis goles ni tampoco residiría en la eventualidad de no haber metido ninguno. Miles y miles de seguidores de fútbol en el planeta que vibraron por televisión y, por supuesto, los jugadores argentinos que enfrentaron a España el martes en el estadio Wanda de Madrid reconocieron lo mismo: un abordaje del juego, una posición en la cancha, una relación con la pelota, una paciencia distintiva, una convicción con los ojos en el otro arco, un modo de ser sobre el césped. En la gloria del 2010 o en el desencanto de migrar del Mundial de Brasil en la primera rueda cuatro años después, España perduró en eso: un estilo. No el único estilo posible. Sí un estilo.
Es que un estilo no es sinónimo de un esquema o de un sistema. Un estilo es un sello, una suma de marcas, una continuidad de huellas que dibujan tan nítidamente a algo o a alguien que hasta tornan factible que esquemas y sistemas en mutación quepan dentro de él. Algunos de los goles que España consiguió frente a la Argentina -los últimos, en especial- no representan emblemas del juego de España pero se dieron, más allá de la contribución de los errores adversarios, dentro de un desempeño en el que el estilo nunca se esfumó. La historia de la forja del estilo futbolístico de España (una idea a la que, por supuesto, no le ponen la firma ni todos los equipos ni todos los mediocampistan que habitan en España) que reconocen miles de televidentes, jugadores que se paran del otro lado y, ni hablar, el amigo que mira y piensa partidos en España fue narrada muchas veces: el antecedente largo de un fútbol furioso, sin pausa y sin reivindicación del arte, la gravitación del gran Johan Cruyff y la escuela holandesa en el Barcelona que rompe con ese antecedente, la consolidación de esa escuela en divisiones mayores y menores, la interpretación magistral de esa escuela a través de cracks como Xavi, Iniesta, Busquets o Piqué, la profundización de esa herencia en los años del Barcelona esculpido por Pep Guardiola, el traslado de esa matriz a otros clubes y a la selección nacional bajo la mano de los entrenadores Luis Aragonés y Vicente Del Bosque, la persistencia en todo eso cuando el estilo no fue suficiente para vencer y, a tono con la vulgaridad mediática de tantas geografías (una vulgaridad que llueve e inunda en la Argentina), hubo embates (los seguirá habiendo) contra esa larga, dinámica y bella construcción.
Hace poco, después de una tarde sonriente del Manchester City, su espacio de estos días, Guardiola sostuvo: «Estoy contento por cómo hemos jugado. Podemos ganar, empatar o perder, pero el estilo siempre es importante». Más de una vez lo proclamó con la misma desenvoltura: «El estilo es más importante que los éxitos». Primera lectura: sabe Guardiola como sabe tanta gente que el éxito, ganar partidos, disfrutar de campeonatos, es una perspectiva no descartable con esquemas sólidos, sistemas que rueden y, más que nada, con conjunción de buenos jugadores y que no por eso hay estilo. Segunda lectura: asume Guardiola lo que, por encima de su deseo gigante de victoria y de su condición de competidor voraz, proponía Cruyff, su maestro, un convencido de que se puede ser campeón sin enarbolar un estilo, pero, inclusive así, no hay nada como tener estilo: «Hay muchos buenos entrenadores pero pocos buenos maestros. Hay entrenadores que consiguen resultados, pero es lo único que consiguen, no dejan nada en el alma de nadie. Enseñanzas, legado, estilo».
Una de esas declaraciones de Guardiola germinó en los minutos que continuaron a un partido feliz del City contra el Manchester United, su antagonista más clásico. Precisamente, en los vestuarios del Manchester United alguien estampó esta frase: «No hay mejor medalla que ser aclamado por tu estilo». A Marcelo Bielsa, otro reivindicador del estilo, nada de lo que vivió en ese vestuario, cuando dirigió a su Athletic Club triunfal, lo impresionó tanto como esa frase. El estilo ni asegura vueltas olímpicas ni caídas estrepitosas porque su sentido es otro: una definición, una cédula de identidad, algo vecino a una declaración de principios.
Bielsa aportó cal y cemento para que Chile comenzara con los cimientos de un estilo de juego que sostuvo durante unas cuantas temporadas. Pero allí hay una de las exigencias del estilo: la edificación requiere tiempo, un ciclo educativo, decir y ejercer en mil sitios y con unos cuantos maestros «el fútbol es ésto» o, aunque sea, «queremos que el fútbol sea ésto», una apuesta ideológica que no se siembra en un soplido ni en dos ni en tres. Jorge Sampaoli, el actual director técnico argentino, le añadió ladrillos a esa obra, fue clave en la solidificación del estilo y se dio el gusto de, estilo contra estilo, conducir a Chile en el 2-0 con el que dejó a España afuera del Mundial brasileño. Parece complejo que Sampaoli, quien sufrió una manifestación del esplendor del estilo de España en el tránsito hacia el Mundial de Rusia, pueda, en lo inmediato, fundar o retomar un estilo para la Argentina en tanto le toque actuar en un escenario institucional, futbolístico y comunicacional en el que, con aspiraciones y con cachetazos, todo es urgente. A Vittorio Pozzo, entrenador y fundador de un estilo del fútbol en Italia, le tocó perder por 5 a 1 contra Austria en uno de sus primeras presentaciones al frente de la selección de su país. Unos cuantos años después -en el contexto del fascismo, pero esa es otra historia- lideró la aventura en la que, con un estilo propio, Italia se convirtió en bicampeón mundial. Dinámica es la existencia: Austria, contraparte en este caso, se distanció de los perfiles que le cincelaba Hugo Meisl, su orientador, el técnico de aquel 5-1 y un empecinado arquitecto del estilo, y diluyó su peso en el escenario del fútbol internacional.
Leer a las apuradas y sólo con criterio coyuntural a un resultado 1-6 suele ser un pasaporte al error según comprueban los archivos del fútbol. Ausente en los mundiales entre 1934 y 1958, Argentina jugaba al fútbol con un estilo. El 1-6 ante Checoslovaquia en el tercer y doloroso partido del Mundial de Suecia rompió el estilo. Eso quedó plasmado en la Memoria de la Asociación del Fútbol Argentino de ese año: «El Consejo Directivo que finaliza su mandato y que tuvo la responsabilidad de la conducción en este amargo trance, ni la rehuye ni la distribuye. Señala, solamente, que una superioridad no demostrada alentaba a todos. Los hechos evidenciaron la necesidad de rectificar conceptos, modificar sistemas y adecuar la marcha al ritmo que fijan nuevas concepciones sobre el fútbol. Quienes sucedan en la acción tendrán que llevar a cabo la tarea». El intento de «adecuar la marcha al ritmo que fijan nuevas concepciones sobre el fútbol» no significó agregar elementos sino distanciarse del estilo e ingresar en una etapa de desconcierto que, como otras etapas desconcertantes del deporte y de la vida, tampoco sería eterna.
Paradojas del fútbol o de lo que sea, a la Argentina, que encadena el mérito de tres subcampeonatos en competiciones internacionales, que ilumina con Lionel Messi cada porvenir haya o no haya estilo y que conserva el derecho a ir por otro sueño en el Mundial que espera, se le extravió el estilo hace rato. El amigo español que mira y piensa fútbol también mira y piensa esa realidad sin comprender por completo. Al cabo, recuerda que cuando algunos argentinos le consultaron a Guardiola cómo jugaba su Barcelona, no necesitó contestar con un teorema y sólo empleó tres palabras: «Como jugaban ustedes».
Por eso el amigo español que mira y piensa partidos puede dudar entre el mediocampista Koke y el mediocampista que maneja los hilos del equipo de su hijo menor. Por eso sabe de lo que habla. Ya lo sintetizó Andrés Iniesta, artista español del concepto y de la pelota, cuando le preguntaron qué es el estilo: «El estilo es algo que no se cambia».
*Ariel Scher es periodista y escritor. Su especialidad es el cruce entre literatura y fútbol. Después de una decena de títulos, está por editar el libro de cuentos Todos mientras Diego, que ya se puede reservar con descuento si se lo compra durante marzo: ttps://goo.gl/EMbPR7
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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