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Retrato de una época

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Eduardo Vasco Murúa. Presidente del Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas, su currículum incluye 31 causas judiciales, varias detenciones y un amigo: el Papa. ▶ SERGIO CIANCAGLINI

Retrato de una épocaAntes de cumplir los 30 años Eduardo Murúa, el Vasco, ya era totalmente canoso. A los 55, este taurino sigue empecinado en darle sentido al zodíaco arremetiendo de cabeza en distintas situaciones. Así logró que le abran 31 causas por usurpación, que le acondicionen las canas con cachiporras y culatas en incontables rounds, y que se lo pueda considerar un virtuoso en el arte de ir preso.

Ejemplos:

Murúa fue golpeado y detenido en junio al ocupar Industrias RB de Martínez con los trabajadores para hacer cumplir la Ley de Expropiación de esa fábrica de la que los desalojaron tras 16 años de trabajo.

El 24 de marzo se había presentado en el portón del Parque de la Memoria con 22 integrantes del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER), para impedir que entrase allí Barak Obama, ganándose un hospedaje en la Comisaría 51° junto a su compañero Emilio Carrasco.

En abril hubo amenaza de detención no concretada cuando se instaló en el Ministerio de Energía reclamando contra los tarifazos cometidos por el ministro Juan José Aranguren.

Una a favor: su charla de 100 minutos en Santa Marta, Vaticano, con el Papa Francisco. Ocurrió el 23 de febrero, cuatro días antes de la audiencia de 22 minutos del Papa con el presidente Macri. Murúa cuenta que Francisco le dijo: “Nunca vi tanto gorila junto en un gobierno”.

Estas andanzas suelen tener una causa: el trabajo. Mientras una parte de la curiosa etnia local sostiene que el problema es que los argentinos no quieren trabajar, Murúa es uno de los tantos ejemplos de lo contrario.

De Lorenzo a las velas

La oficina del Vasco Murúa en IMPA tiene un cartel fileteado de Juan Domingo Perón, una foto de Eva y otra foto de ambos. Hay mate, cigarrillos, y trabajadores que pasan saludando. A los 12 años (1973) Murúa entró en la Unión de Estudiantes Secundarios. Su padre era peronista y funcionario en Lanús. El golpe del 76 y una visita fallida de los grupos de tareas hicieron que papá Eduardo mudase la familia a Chivilcoy, donde correteó veladores de cerámica.

Vuelta la democracia, el joven Murúa se incorporó a Intransigencia y Movilización, trabajó en una metalúrgica porteña, y se afilió a la UOM, oponiéndose a la conducción de Lorenzo Miguel. Conoció a Francisco Gutiérrez, el Barba, quien le presentó a Guillermo Robledo. Menemismo en los 90, ola de despidos: “La desesperación hacía que los compañeros aceptaran cualquier arreglo o indemnización. Había que buscar otro modo de lucha. Por una experiencia en Quilmes pensamos lo de la cooperativa,  ocupando la fábrica para hacerla producir”.

En 1998 Industrias Metalúrgicas y Plásticas Argentinas (IMPA) era una cooperativa más de forma que de fondo, regenteada por un Consejo que funcionaba como tantas patronales de la época: directivos ricos de empresas vaciadas y fundidas. Murúa colaboró con los trabajadores, ocuparon IMPA, desplazaron a la directiva, y como les habían cortado hasta la luz, votaron la incoroporación del hombre canoso a la cooperativa iluminados por las velas.

Empezaron de nuevo. Recuperaron la relación con proveedores y clientes que confiaron en ellos porque los conocían. A parir de 2000 IMPA fue un espaldarazo para empresas recuperadas por flamantes cooperativas sin patrón, a las que aportó recursos concretos en medio de la mayor crisis de la biografía argentina. “Nos atacaba la izquierda diciendo que éramos patrones, los sindicalistas, la derecha, los progres, los medios. Pero había que seguir”.

Murúa incrementó su estadística de usurpaciones al colaborar con la recuperación de otras empresas, con un saldo: “Hasta ahora no perdimos ni un conflicto”.

El lema del movimiento fue Ocupar, Resistir y Producir. Se aclara a los funcionarios culturales que la frase no pertenece a Jorge Luis Borges.

Ocupando la Rosada

En casos como Crometal (Berazategui) los trabajadores echaron a la policía, fueron a su vez desalojados, y volvieron a ocupar la fábrica hasta que la expropiación fue celebrada en fiesta pública. “En uno de esos choques me metieron un balazo que me agujereó la campera”. En la clínica IMECC de Almagro, las fuerzas del orden arrojaron a Murúa y sus compañeros por una ventana. “Suerte que era en planta baja. Al rato llegó el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde como depositario judicial del edificio, y ganamos”.

Hubo también ocupaciones de despachos, como el de la Comisión de Desarrollo Económico de la Legislatura, que facilitó la expropiación de Gráfica Patricios, o del juzgado de Juan Gutiérrez Cabello por Textiles Pigüé. “El juez era divino. En un momento saqué la llave de la puerta y me dice: ‘¿Los muchachos que están afuera me están puteando? ¿Y usted me está tomando el despacho?’. Pero teníamos razón, él lo sabía, y por eso la planta quedó para los trabajadores”. 

El movimiento tuvo un encuentro en octubre de 2004 con Néstor Kirchner. “Llevé una carpeta explicando que crear un puesto de trabajo costaba un millón de pesos en ese momento. Pero con solamente cien mil por trabajador, se podían recuperar las fábricas cerradas. Proponíamos un fondo de reconversión tecnológica como préstamo para nuevas maquinarias, y una ley para las expropiaciones definitivas. Kirchner nos dijo: ‘La plata está, y lo de la ley arreglalo con Alberto Fernández’. Planteamos que estábamos contra el pago de la deuda, y que hubiera 2.500 procesados por reclamos sociales. Patricio Griffin, del INAES, dijo que no era tema del Presidente sino de la justicia”.

Marzo de 2005: todo seguía en la nada. Murúa fue a una reunión con Oscar Parrilli, secretario general de Presidencia, quien lo hizo atender por Juan Bontempo. Afuera, los trabajadores de IMPA y el MNER arrojaban papeles de aluminio en un acto objetivamente brillante. Como no había respuesta Murúa dijo: “Avisale a Parrilli que me quedo aquí, en su despacho, hasta que salga alguna solución, que es lo que discutimos en asamblea”. Estaba con Robledo y el entonces abogado del MNER y legislador kirchnerista, Diego Kravetz: “Ese directamente se escapó”. A las dos de la madrugada, con promesa de futura reunión, Murúa y Robledo salieron de la Rosada y la relación con el oficialismo caducó. Kravetz mantuvo la coherencia fonética: de Néstor (Kirchner) con los años pasó a Néstor (Grindetti), intendente de Lanús investigado por los Panamá Papers. Es hoy su secretario de Seguridad, nada menos.

Vuelve Murúa al tema K: “El gobierno anterior apostó a intervenir, dividir y debilitar a los movimientos sociales. Usaron los derechos humanos, pero la única forma de asumir los 70 es romper con el plan impuesto por la dictadura, que es la planificación de la miseria para convertirnos en una sociedad con riqueza concentrada, saqueo de los recursos, fuga de capitales, injusticias. Acá no hay pobres, hay robados: millones a los que les roban la parte de la torta que les corresponde. Eso no cambió, y era el compromiso de los 70, no los discursos sobre derechos humanos. Quieren que los pueblos sean mendigos, que les pidas y te den, no que los cuestiones. No les importaba la crítica de derecha ni izquierda, sino la del movimiento social. Te decían: ‘Pero las condiciones, el momento, no se puede’. Má sí: si no se podía te hubieras ido”. Por ideas como esa es que muchos kirchneristas no lo saludarán en el próximo Día del Amigo.

Más palos: “Los que aceptaron en la etapa anterior los armados desde el Estado para dividirnos han cometido un error histórico y lamentable. La Ley de Expropiación la mataron por una modificacioncita de la Ley de Quiebras que no le sirve a nadie. El fondo para capital de trabajo se regaló a cambio de subsidios ínfimos, y el fondo de reconversión tecnológica lo dejaron morir. Tiraron todo para atrás haciendo cosas que solo le sirven al Estado para frenar nuestras luchas”. Un concepto: “Fue un plan para desmovilizar lo social. Para mí el único lugar que tenemos es la calle. Atrapados en la lógica institucional, no tenemos destino”.

Cuestión de fe

El papa Francisco recibió a Murúa y a Guillermo Robledo a quienes conoce desde 2002. Guillermo es fundador del Movimiento Helder Cámara por la paz entre las religiones y los pueblos.   “El Papa nos preguntó sobre las elecciones y Cristina: ‘¿Qué quiso hacer esta señora?’. Dijimos que el pueblo trató de frenar la cosa después de la primera vuelta, pero el propio gobierno parecía que jugaba a perder, o a que Scioli ganara por poco para controlarlo. Así les fue. Apoyamos a Scioli, que incluso vino a IMPA para anunciar la creación de un Ministerio de la Economía Popular. Era el mal menor. Le contamos también a Francisco la situación actual del país. ‘¿Qué me viene a pedir este señor?’, dijo por Macri. Comenté que la política es endeudarnos. ‘Por buen puerto viene’, contestó. Y dijo: ‘Ustedes son jóvenes, pero yo viví el 55 y tengo el presentimiento de que hay un clima similar, de revancha contra los pobres y los humildes’. Y mencionó algo más, que nunca conté: ‘Nunca vi tanto gorila junto en un gobierno’. No hablaba enojado, sino preocupado y triste”.

Sobre las cúpulas sindicales: “Francisco dijo: ‘Olvidate, solo se puede confiar en los movimientos sociales’. Yo contesté: ‘Ojo, porque en el entramado con el Estado pueden convertirse en algo meramente reivindicativo’”.

Murúa no cree en Dios. “Pero nos llevamos bien con Francisco”. Le regaló un frasco de dulce La Salamandra, joya recuperada por sus trabajadores para evitar el vaciamiento a manos de Cristóbal López. El Papa bendijo rosarios, camisetas del MNER y el cuaderno enviado por la contadora Julia Taborda con la contabilidad de IMPA.

“Cuando volvimos pasó lo de Obama que nos parecía, como trabajadores, una afrenta al pueblo argentino. Cuando los de la Embajada y la seguridad gringa, muy educadamente, dijeron que nos teníamos que ir de la entrada al Parque de la Memoria, les respondí: ‘Los que se tendrían que ir son ustedes’. Pero esa vez en la comisaría nos trataron bien”.

Cálculo: “Cuando tomamos el Ministerio de Energía explicamos que al trabajador formal le dan aumento de salario menor a la inflación, pero al autogestionado directamente le quitan el dinero del bolsillo, con la recesión y los tarifazos. No podemos trasladar los aumentos a precios, como hacen los monopolios. Nos rompen cualquier plan de negocios, y nos convierten en muertos sociales”.

Panorama: “¿Por qué nadie plantea hacer un bloque con los 3 millones de trabajadores de la economía popular, 4 millones de las pymes y 4 millones del Estado, o sea 11 millones que son la demanda agregada de los 500.000 trabajadores de las mutinacionales? Somos los que pagamos para que las corporaciones concentren cada vez más riqueza que creamos nosotros, y nos roban”.   

Murúa cree que estos tiempos son violentos. “Una jueza declaró abstracta la ley de expropiación de RB. Eso es violento. Y encima reprimen al que reclama. Habrá que seguir. No solo movilizarse, sino quedarse en las oficinas, ministerios, donde sea, a lo Gandhi, pacíficamente, hasta que te resuelvan las cosas. De última, que nos metan a todos presos. Pero por favor: que alguien nos explique por qué”, dice este señor mientras bajo sus canas sigue bullendo un proyecto insólito: que el trabajo digno sea posible.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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