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La justicia acosadora

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Jueces, fiscales y machismo. Un caso emblemático: Julio César Castro, fiscal y ex responsable de la Unidad especializada en delitos de integridad sexual, está acusado de acoso laboral. La voz de la víctima. El sumario al que accedió MU. Y las historias de otros funcionarios que abusan con poder judicial. Por Florencia Alcaraz.

La justicia acosadora

No. Esa es la palabra, el límite, que desencadena hostigamiento, maltratos, descalificación personal y laboral cuando quienes la reciben como respuesta son acosadores. Incluso en el Poder Judicial. Si persiste el “no” -ese límite- la cadena de violencias puede motorizar un patrón de acción que incluye extorsión, complicidades y silencios.

El caso del fiscal Julio César Castro, de la Fiscalía General 15, tiene todos estos ingredientes. Y suma uno más: en 2007 había sido titular de la Unidad Fiscal para la Investigación de Delitos contra la Integridad Sexual de Niñas y Niños (Ufisex). Una antinomia que propone por lo menos dos evidencias:

Las conductas machistas se reproducen en todos los ámbitos.

Las estructuras del Poder Judicial contienen funcionarios proclives al abuso de poder en términos cotidianos y con quienes los rodean, lo cual encierra una paradoja con respecto a su capacidad para juzgar la conducta de los demás. Ideas tales como “formación con perspectiva de género” quedan en simple expresión de deseos.

La historia de Castro repite la cadena de violencias que se presentan ante un “no”. Una empleada judicial, cuya identidad es reservada, dijo “no” a las insinuaciones e insistentes invitaciones de su jefe. El hombre comenzó a opinar sobre su cuerpo, direccionó sus miradas siempre hacia el mismo  lugar, como desafío y provocación.  Y ante la negativa de la mujer a tener “un vínculo más allá de lo laboral”, le quitó tareas y ordenó su traslado apenas supo que ella, además, estaba embarazada.

La denuncia se presentó ante la Mesa General de Entradas, Salidas y Archivo de Actuaciones Administrativas de la Procuración General de la Nación. La investigación avanzó por la propia tenacidad de la víctima hasta que después de cuatro años la Procuradora General de la Nación Alejandra Gils Carbó firmó, el último 28 de marzo, la resolución 672/17 donde insta a que se investiguen “todos los hechos que se relacionan con la denuncia”. La respuesta del funcionario judicial acusado  fue salir velozmente de la cancha para anticiparse: solicitó una licencia.

¿Qué esperás de esta investigación?

Que lo destituyan. Una Justicia íntegra y transparente no puede tener a una persona así, con trato con quienes trabajan. Además este caso tiene que servir como ejemplo porque hay muchísimas otras situaciones más de este tipo: jueces y fiscales se manejan con total impunidad. Espero que se termine esto.

La denunciante de Castro habla con MU después de recorrer una vez más la Procuración para conocer el estado de la causa. Ahora la investigación administrativa está en pleno curso y pronto ella será llamada a declarar. La mujer se desempeñó en la Fiscalía General 15 ante los Tribunales Orales en lo Criminal porteños por dos años: desde mayo de 2012 hasta octubre de 2014. Las situaciones de acoso sexual y laboral empezaron desde la primera entrevista. Después sobrevinieron invitaciones a llevarla a su casa, a tomar un café, a tener una relación por fuera de lo laboral “para tomar algo y conocernos un poco”. Ante todos esos pedidos y presiones, la mujer respondió negativamente  una y otra vez.

La situación era acompañada por miradas y comentarios sobre su cuerpo. “Estás muy flaquita”, opinó el fiscal Castro en cierta oportunidad. Ella vivía sus jornadas laborales en un estado de nerviosismo cotidiano. Hablando con sus compañeras y otros funcionarios judiciales, se entró de una realidad comentada en voz baja en los pasillos tribunalicios: Castro era  conocido por sus actitudes de acoso.

Embarazada castigada

Según la denunciante otras personas venían sufriendo algo similar. Una empleada había renunciado por acoso sexual y una ex pareja de Castro lo denunció por lesiones ante la Oficina de Violencia Doméstica (OVD), expediente  que se tramita en el Juzgado Criminal y Correccional 6.

La situación con la denunciante llegó al punto máximo de tensión durante la feria judicial del invierno de 2014, cuando la mujer contó en la Fiscalía que estaba embarazada. Ella había hecho uso de dos días de licencia, el 4 y 5 de agosto de ese año.

Al día siguiente Castro la increpó delante de todos sus compañerxs y cuando surgió el tema del embarazo, él dijo:“¿De dónde eras vos? Ah, de la Fiscalía 5, ¿sabés cómo te vas a volver allá vos?”.

Después de esa escena le quitaron tareas y vivió la amenaza constante del traslado. La mujer atravesó su embarazo con contracciones, pérdidas y necesitó el acompañamiento psiquiátrico para poder continuar con su vida. Cuando volvió de la licencia por maternidad fue trasladada a otra dependencia judicial por haber sido víctima de una situación de violencia machista en el ámbito del trabajo. Se encontró con una paradoja que muestra la falla de un sistema que no escucha a las víctimas: la enviaron a la Fiscalía 5 dónde Castro estaba subrogando (reemplazando a otro fiscal). Al evidenciarse el supuesto error, tuvieron que trasladarla a otro lugar.

“Cuando me enteré de que Castro quería ser juez federal me agarró un ataque, porque si cambiaba de fuero mi denuncia nunca iba a prosperar”, cuenta a MU. A fines de 2016 Castro intentó convertirse en juez de Cámara y su pliego fue tratado en la Comisión de Acuerdo del Senado de la Nación. Las senadoras María Ester Labado (FPV-Santa Cruz) y Silvia Elías de Pérez (UCR-Tucumán) manifestaron su oposición al nombramiento por considerar “graves” las acusaciones de la víctima. La denunciante estuvo en el recinto mientras se debatió el tema. En el momento de su exposición, el fiscal Castro miró a su ex empleada y dijo algo que ni siquiera fue un intento de disculpa: “No tengo problemas con vos y me siento bastante mal”. El pliego de su candidatura fue rechazado.

La investigación administrativa hoy está en manos de la titular de la Fiscalía Federal N° 1 de Mar del Plata, Laura Mazzaferri, que debe presentar un informe. Además del caso principal, en la resolución 672/17 -a la que tuvo acceso MU– también se hace mención a una sospecha de hostigamiento sexual vía Twitter, y a la denuncia de su ex pareja.

Castro rechazó las acusaciones por escrito. Actualmente está de licencia por un mes, que se tomó luego de que en marzo protagonizara un escándalo judicial durante el debate oral por el crimen de Agustín Marrero, el niño de 5 años asesinado en 2015 tras recibir una paliza en su casa del barrio porteño de Flores.

Por la muerte de Agustín estaba siendo juzgado su padrastro, como presunto autor. En la audiencia inicial Castro, como fiscal de juicio, le preguntó a la madre, también imputada por el caso, con quién vivía actualmente el niño muerto.

Zamarreos y gemidos

Este caso es clave para comprender que los acosadores también visten trajes limpios, camisas impecables, corbatas caras y cargos importantes en el Poder Judicial.

Un ejemplo: el juez de la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal de General de San Martín, Sergio Pilarche. Su pareja, la modelo y actriz Alicia Barbasola compartió en televisión durante el verano audios que retratan la violencia, las amenazas, zamarreos y moretones que sufría de su parte.

“El comportamiento del juez Sergio Pilarche es totalmente repudiable y demanda acciones reales del Poder Judicial frente a funcionarios con antecedentes de violencia de género”, dijeron en un comunicado desde la Asociación Civil Red de Mujeres. “Además del ejemplo que tendrían que dar los operadores de la justicia en el cumplimiento de la ley, el agravante irrefutable de su caso es la amenaza desde su cargo de juez y la impunidad que evidencia”, agregaron.

Otro caso es el del prosecretario de la Sala I de la Cámara Federal de Casación Penal, Roberto Pedrozo. A fines de 2013 fue denunciado por abuso sexual por una empleada de limpieza de los tribunales de Comodoro Py. Mientras lo investigaban, Pedrozo logró ser trasladado a otro sector del Poder Judicial. 

El caso sirvió para destapar otras situaciones de acoso: una alumna de la facultad de Derecho de la Universidad de Morón había sido hostigada por él ese mismo año, al rendir la materia Juicio Oral. Luego de aprobarla con un seis, Pedrozo empezó a preguntarle sobre su vida personal: si tenía novio, si seguía trabajando en una peluquería, si tenía amigas paraguayas. Hasta llegar a proponerle un trio sexual a cambio de la aprobación de la materia. Según relató la estudiante, como ella rechazó la propuesta, Pedrozo le advirtió que la materia no la iba a aprobar nunca “ni por parciales, ni por final, porque en la mesa examinadora siempre iba a estar él mismo o alguien influenciable por él, y dijo que en mi vida me iba a recibir porque sabe que es mi última materia de la carrera”.

No son casos aislados, sino historias que se pueden tejer con el mismo hilo patriarcal en todo el país. En Mendoza, el fiscal provincial del departamento de Godoy Cruz, Gustavo Fehlmann, tuvo que renunciar a su cargo de profesor universitario, después de que trascendiera en el ámbito académico y se publicara en un portal de noticias que le había enviado un mensaje por Facebook a una alumna con contenido sexual que podía interpretarse como una extorsión para aprobarla en su materia. “Cuándo voy a sentir tus gemidos amor???”, le escribió Fehlmann a su alumna según la denuncia, después de que ella rindiera un recuperatorio de Derecho Penal, en la Universidad Marcelino Champagnat. Tras la denuncia se abrió una causa por “daños y perjuicios” y el hombre tiene una prohibición de contacto sobre la joven. Según él, el mensaje era para su esposa.

Sin embargo, el gobierno impulsa en el Senado su designación como juez federal. El ministro de Justicia de la Nación, Germán Garavano, pidió a la Comisión de Acuerdos del Senado que apruebe su pliego. El CELS y la APDH presentaron impugnaciones en el Ministerio de Justicia.

“La violencia machista y el acoso laboral hacia las trabajadoras, que se presenta muchas veces con contenidos sexuales, es un preocupación y uno de los puntos centrales a abordar desde el sindicato”, señala a MU Florencia Losio, del Sitraju Nación – CTA (Sindicato de trabajadorxs judicialxs). A fines del año pasado, lograron incluir dentro del régimen para las trabajadoras del Ministerio Público Fiscal de la Nación, la licencia por violencia machista. “Aún queda mucho por hacer porque el resto del Poder Judicial y de los ministerios públicos no cuentan con este tipo de licencias, ni con oficinas especializadas que puedan atender a esta problemática”, explica.

La Secretaría de Género e Igualdad de Oportunidades de la CTA de los trabajadores, con la referencia de Estela Díaz, está armando un documento general en donde se plasman herramientas para abordar la violencia machista en el ámbito laboral. “Es un terreno donde se ha avanzado poco. Hay vacíos legales y ausencia de respuestas creativas y eficaces. La falta de perspectiva de género impacta además en el tipo de Justicia que se imparte. El machismo y el patriarcado atraviesan todas las relaciones sociales” sintetiza Losio para mostrar qué pasa del otro lado del mostrador, cuando la violencia contra las mujeres es ejercida por aquellos que supuestamente deben impartir justicia.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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