CABA
Un winner
Empresario modelo del modelo. Es presidente de una de las cinco empresas que lidera el ranking de exportaciones y legislador oficialista. Controla un pueblo, al sur de la provincia de Córdoba, en el que para vivir hay que someterse a una investigación policial. Compañero de Domingo Cavallo, financió su lanzamiento político. Camarada de Roberto Lavagna, obtuvo beneficios millonarios durante su gestión. Fue el candidato que impuso Kichner para saldar la interna cordobesa y el ejemplo que citó Cristina para evocar la figura del empresario nacional. Su empresa bate récords de ganancias, pero recibe subsidios, reintegros, compensaciones y desgravaciones del Estado. Un ejemplo de cómo lo viejo y lo nuevo crean ese fenómeno llamado “agronegocio” que sembró la crisis actual.
Viaja en micro, come maní que suele llevar en una bolsita, quiere bajar 20 kilos, y pesa por lo menos 1.500 millones de dólares anuales en exportaciones. Otro modo de pesarlo es su declaración de bienes: 156 millones de pesos. Es uno de los símbolos del ganador en el actual modelo económico. No es un actor: los actores interpretan a un personaje en cada obra. Él, en cambio, es un elenco de personajes simultáneos en una sola y estrafalaria película argentina llamada Actualidad. Actor que está en todas partes, y sin embargo no es célebre (lo cual es sinónimo de máximo poder).
El cordobés Roberto Daniel Urquía es:
Prototipo de la burguesía nacional y multinacional, senador kirchnerista (o cristinista), sojero, multimillonario de bajo perfil, rusófilo, agroindustrial, menemista, señor feudal, exportador global, aceitero, aceitoso, liberal, rosista, financista, cavallista, estanciero, lobbysta, dueño de un pueblo, campechano, acopiador.
Es el biodiesel, el girasol, el maní, el ferrocarril, la aduana propia, la patria contratista, los silos, la patria privatista, el puerto propio, la patria financiera, la rosca política, el management empresario internacional, el cultivo, la depredación.
No sufre dicotomías: puede ser a la vez el campo y el gobierno. Pero cuando el Gobierno denuncia a los productores, no se refiere a él, que además puede ser la industria, el transporte y las finanzas. Lo local y lo global. El Banco Mundial e Irán.
Es la alfombra roja. Y lo que se barre debajo. Es la explosión de una universidad, y de lo público.
Es pizza, champán, cordero patagónico y mentitas.
Urquía es resistente a todos los gobiernos, ministros y políticas, que lleva en la bolsita como maníes. Y está dotado de los anticuerpos que le han permitido crecer en todos los suelos, bajo cualquier clima.
Según todos los indicios, Roberto Daniel Urquía es transgénico.
Cómo funciona
Aceitera General Deheza (AGD), la obra cumbre de la familia Urquía, es parte de un club de gigantes económicos que han logrado el objetivo de redistribución de la riqueza, pero al revés: se trata de la dinámica de grupos que reunen lo viejo y lo nuevo, concentrado y poderoso, en alianza y/o complicidad con gobiernos y funcionarios de turno, que obtienen porciones crecientes de la torta de riqueza que generan la vida en sociedad y las actuales condiciones internacionales y locales de los mercados. Contar su historia no significa convertir a agd –o a Urquía– en protagonista excluyente, sino en una biopsia de esta época.
Si uno se guía por los diarios, Urquía sería un fusible de ciertas internas políticas. Fue pieza de negociación entre Néstor Kirchner y José Manuel de la Sota: Kirchner reconoció el supuesto triunfo de Juan Schiaretti como gobernador cordobés (mientras Luis Juez bramaba denunciando fraude) a cambio de incorporar a Urquía como primer candidato a diputado en las elecciones nacionales. Luego, la ya presidenta Cristina Fernández le pidió que no asumiese como diputado y se quedase en el Senado. Ahora es presidente –nada menos– de la comisión de Presupuesto y Hacienda. Su primer proyecto en ese rubro tiene un valor incalculable: la concesión de una aduana para sí mismo, para su propia empresa, en su propio pueblo.
Pero la gran clave de agd para llegar a su magnitud actual está en otros lugares, y puede llamarse –en términos económicos– “integración vertical”: el mismo grupo empresario maneja toda la secuencia de su propio negocio, desde la propiedad y arrendamientos de campos, producción de materia prima, industrialización, investigación, transporte y comercialización interna y externa, ganando en cada tramo del negocio, desmalezando competidores y consolidando su situación. Pero todas estas palabras pertenecen a los economistas. La verdadera “integración vertical”, incluye al lobby político, los juegos del poder, y la siempre vigente tecnología de la influencia para que los funcionarios –más allá de todo discurso– cumplan un rol potenciador y funcional a estas corporaciones.
¿Cómo es esa cadena de integración vertical? Estos son algunos ejemplos y datos que podrían ampliarse hasta lo enciclopédico.
Tierra y materia prima. Emporios como agd (y Cargill, Molinos Río de la Plata y tantos más) tienen sus propios campos para producir. agd posee no menos de 200.000 hectáreas: soja, maní, girasol. Urquía además tiene cerdos, pollos, todo lo que pueda criarse, y una estancia Santa Eufemia, donde le hizo un asado homenaje a Domingo Cavallo cuando cayó el gobierno de De la Rúa. Pero el volumen de sus negocios (se calcula que exporta por valor de 1.500 millones de dólares anuales) le permite salir a buscar campos que alquila al doble de su valor. Los productores medianos y chicos no pueden competirle. ¿Qué gana agd? En el volumen de sus negocios, compra insumos a precios bajos, se queda con mayor producción y elabora aceites que tienen pocas retenciones, con lo cual multiplica su ganancia. También puede comprar soja, girasol o maní a otros productores, pero a precios que impone agd: las propias retenciones hacen que los productores le vendan a menos precio. La tonelada de soja a 300 dólares se vende a 165. El negocio se va concentrando cada vez más. Allí radica una de las claves de la protesta de los pequeños y medianos productores, que no pueden competir y quedan subordinados a las corporaciones, que pueden exportar sin que las retenciones afecten la rentabilidad.
Recursos. Tras el default, agd fue la primera empresa argentina que obtuvo préstamos de la Corporación Financiera Internacional (Banco Mundial) por más de 160 millones de dólares, y con el valor del dólar más que triplicado internamente. La Corporación es la que alienta y favorece todos los proyectos mineros, pasteros, extractivos y de monocultivos en el continente, y se transformó en socia de hecho de agd. Con precios internos aplastados, créditos internacionales, dólar alto y el boom de las exportaciones oleaginosas, la redistribución de la riqueza hacia grupos como agd fue descomunal.
Transporte. agd fue de las beneficiadas con las privatizaciones menemistas. Domingo Cavallo ya en 1992 (Menem Presidente) le concesionó el ferrocarril Nuevo Central Argentino, que tiene a su cargo los trenes del ex Mitre y de la propia agd. Tal vez fue un reconocimiento a la colecta previa que habían efectuado en la Fundación Mediterránea (Urquía es miembro activo) por iniciativa de José Manuel De la Sota, de unos 3 millones de dólares destinados a que Cavallo encabezara las listas de diputados justicialistas en tiempos de Alfonsín. La concesión del ferrocarril dura “apenas” hasta el año 2022, con opción a diez más. Esto le permite a la empresa no pagar flete, pero cobrarle a los productores por el mismo. Por ese negocio recibe subsidios del Estado, por ejemplo, en el precio del gas oil. agd debe el canon de 60 millones de pesos, pero el gobierno se lo refinanció a 15 años, a la vez que aceptó contribuir con la empresa para mejorar el servicio. El Estado va a aportar 194 millones de pesos reales. La empresa declara que su aporte será de 114 millones. Ella misma será la única que auditará la parte de la inversión que ella misma realice.
Almacenamiento. agd captó que otra llave de poder estaría en el acopio, ya que el 80 % de los granos deben almacenarse antes de poder ser comercializados. Contar o no con almacenamiento propio implica cambios importantes en el destino de las ventas de los granos y la capacidad de negociación de los precios. Una especie de peaje que le cobra a los demás y que a la vez no paga. Los que no tienen capacidad de almacenamiento, reducen su poder de negociación ante los exportadores. El acopiador se ha convertido en una válvula de todo el negocio. De 6 silos que tenía en 2001, Urquía pasó a 30 complejos de silos en siete provincias, que le permiten almacenar 2,75 millones de toneladas de granos.
Gas. Urquía se hizo de la totalidad de transporte de gas del consorcio gecor. Todo va a parar a Terminal 6, planta de AGD instalada en Puerto San Martín, Sana Fe. La Unión Industrial de Córdoba, frente a la maniobra, debió gestionar la posibilidad de redireccionar 200 mil metros cúbicos diarios de gas para que las empresas puedan utilizar en el invierno. Todo a mayor costo. Algunas denuncias relacionan a gecor con el caso Skanska.
Puerto. Terminal 6 es el complejo y el puerto que posee en Santa Fe, en asociación con Bunge & Born. Allí hubo denuncias gremiales sobre presiones y maltrato a los trabajadores, y sobre falsificaciones de embarques. El gremio aceitero y la cgt de San Lorenzo revelaron, a través del relato de Sergio Barría, un trabajador despedido, el modo en que la empresa acondicionaba los tanques de embarque cereal, para que un 25 por ciento del mismo volviese a un tanque interno de la fábrica luego de quedar contabilizado por un caudalímetro, como depositado en el barco. Por otra parte, la Aduana sancionó a agd por declaraciones mal realizadas. Las sospechas sobre travesuras en las facturaciones (según convenga para pagar menos impuestos, o para cobrar mejores reintegros) son parte de la historia exportadora argentina.
Aduana. Urquía logró superar este tipo de obstáculos. Hace un mes se aprobó en el Senado la instalación de la Aduana en General Deheza. En términos prácticos, Urquía va a tener una oficina estatal en un pueblo que domina como si fuese una de sus estancias, con la posibilidad de declarar embarques y facturaciones con la libertad de un dueño de casa. La medida fue la primera que presentó como presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, ansiedad que demuestra de por sí el valor que Urquía le adjudica al “emprendimiento”. Sus compañeros oficialistas se incomodaron un tanto ante lo descarnado del lobby. Adjudican a otro senador la siguiente oración: “Llegó y ya se quiere llevar una aduana bajo el brazo”. Se lo demoraron sólo un par de meses. La orden desde la Casa Rosada, más algunos oficios de Urquía con su bolsita de maní, aceitaron la decisión. El propio Ñoño no estuvo en la sesión “por prolijidad”.
Subsidios. El gobierno subsidia a las grandes aceiteras el precio del producto. agd vende en el mercado interno apenas el 8 por ciento de su producción, pero el Estado (esto es: la sociedad) le paga la mitad del precio al público a la empresa más importante de capital nacional y la principal exportadora internacional del rubro (50 países). Aún con el precio subsidiado, ante cada cimbronazo local todo se argentiniza, y empieza el desabastecimiento de aceite. El sector agroindustrial recibe compensaciones estatales por 1.500 millones de dólares (2007). El 36% de ese dinero se concentra en cinco empresas. agd es una de ellas. Sólo en 2008 agd lleva recibidos 85.7 millones en compensaciones.
Fideicomisos. Empresas como agd consiguen más fondos al emitir fideicomisos. Agroaval – el fondo de agd- funciona como captador de inversiones para incrementar el potencial de la empresa, ofreciendo tasas de interés superiores a las bancarias. En la última de sus versiones captó 12 millones de dólares. Sobre este punto, conviene recordar que el negocio financiero trasladado a la producción agropecuaria no paga ni iva ni Ganancias ni Ingresos Brutos.
Desgravaciones. El régimen de promoción de inversiones que supuestamente destinaba 1.380 millones de pesos a las Pymes e industrias manufactureras, fue a parar en un 96% a 10 proyectos. En ese top ten, holdings como Aluar, Siderar, ypf o Cargill, entre otros, acompañaron a agd. Se supone que este incentivo fue para crear empleo. Pero por cada 283.495 pesos que recibieron estas empresas, crearon un (1) puesto de trabajo. Total de puestos creados: 3.900. Lo que se consiguió, sí, fue una mayor concentración de la economía, ya que las empresas beneficiadas eran las que tenían los mayores niveles de rentabilidad en ese momento (25% de utlidades sobre ventas, contra el 8% de las Pymes). Detalle fascinante: agd creó exactamente 15 puestos de trabajo en su planta de maní pelado. Otro: el 71 % de los proyectos aprobados fueron de empresas que tenian como consultora a Ecolatina, que había sido propiedad del entonces ministro Roberto Lavagna. agd a la cabeza.
Investigación. Mientras agd invertía 6 o 7 millones de dólares en acondicionar una planta de acopio en Tucumán, destinaba apenas 35.000 dólares en investigación. Eso fue lo que pagaba para poner en marcha investigaciones poco claras en la Universidad Nacional de Río Cuarto, haciendo trabajar para sí a la universidad pública en condiciones de inseguridad de la República de Cromañón, que provocaron la explosión de 13 bidones de hexano y la muerte de seis personas, en diciembre de 2007.
Biocombustibles. agd se lanzó de lleno al negocio. Ecofuel funciona en Terminal 6, asociada también a Bunge & Born. Ya tiene capacidad para 200.000 toneladas anuales de producción, también subsidiada. Pronto el biodiésel representará magnitudes de exportación superiores a los vinos y los lácteos juntos, mientras siguen achicándose no ya sólo los bosques sino las superficies agrarias dedicadas a la producción de alimentos. Ahora, Urquía apuesta a la producción de colza transgénica como base del futuro biocombustible. Curiosidad: las colza quedó a salvo del terremoto de las retenciones.
Estas son apenas algunas pistas para entender la integración vertical. Comprar insumos baratos, adueñarse de la materia prima, no pagar transporte ni acopio, declarar negocios sin excesivos controles, llegar a las oficinas del poder que hagan falta, conseguir subsidios para cada tramo de la actividad. A esto, curiosamente, se lo llama “iniciativa privada”. Urquía es un buen lector de diarios. Mira las polémicas a favor o en contra del campo, a favor o en contra del gobierno, y calla. Cuando no tiene maní compra mentitas, aunque sean las de Arcor.
El liberal rosista, y el oro ruso
Urquía nació en la Nochebuena de 1948, en General Deheza, 220 kilómetros al sur de Córdoba, bajo los auspicios de Capricornio. Su padre Adrián Ñoño Urquía un año después fundó Aceitera General Deheza, bajo los auspicios de sus propias obsesiones: el crecimiento de la empresa, jamás tocar un billete usado y, fuera de casa, hacer que su chofer probase la comida por temor a un posible envenenamiento. Según se sabe, los choferes sobrevivieron. “Mi padre tenía una visión descomunal para los negocios” ha dicho Urquía Jr. Tal vez eso llevó a don Adrían a convertirse en intendente de General Deheza dos veces: 1958/62 y 1973/78. El despegue definitivo de agd se produjo poco después, en 1979, a raíz de la invasión soviética a Afganistán y el bloqueo mundial de cereales que Estados Unidos le impusieron a Moscú. El único país del mundo que rompió ese bloqueo fue la Argentina, cuya dictadura ya venía teniendo inmejorables y paradójicas relaciones con la Unión Soviética, mientras los genocidas declaraban combatir “el marxismo internacional” secuestrando, matando, torturando y haciendo desaparecer miles de personas (la contrapartida soviética fue la ausencia de críticas a la Junta Militar, y la actitud del Partido Comunista Argentino que callaba incluso ante la muerte de sus propios militantes). Aceitera General Deheza y el consorcio holando argentino Nidera se convirtieron en los principales exportadores de trigo a la Unión Soviética, que agradecía pagándolo al cuádruple de su valor internacional. La relación se mantuvo durante años. Ya caído el comunismo el viceministro ruso Alexander Rustkoi, viajó personalmente a General Deheza para agradecer a la familia Urquía el apoyo de agd al presidente Boris Yeltsin, siempre tambaleando entre la pos perestroika y el vodka.
Roberto Urquía se recibió mientras tanto como contador en la Universidad de Córdoba. En 1980 tomó la presidencia del Club Acción Juvenil Tiro y Gimnasia, al poco tiempo se convirtió en concejal y en 1987 llegó a la intendencia, mientras agd crecía hasta convertirse en una de las principales exportadoras argentinas, cuestión que se consolidó durante el menemismo. Urquía pertenecía a la Unión de Centro Democrático, creada por Alvaro Alsogaray, entre otras momias conservadoras. En aquel momento se consolidó su amistad política con José Manuel De la Sota y se produjo la colecta antes mencionada para aceitar la llegada de Domingo Cavallo al peronismo, y a la Cámara de Diputados. Urquía y Cavallo habían sido compañeros de estudios en la Universidad y el entonces ministro solía visitar la planta de General Deheza. “Venía a darle consejos” dicen en el pueblo. Le dio, además, los 5.000 kilómetros de vía del Nuevo Central Argentino (que atraviesan Tucumán, Santiago del Estero, Córdoba y Santa Fe). Urquía ya tenía llegada directa a Menem. Y empezó a colgar en sus oficinas cuadros de Juan Manuel de Rosas, en lugar de escudos de la Ucedé.
Roberto, también le dicen Ñoño, fue intendente también en 1991 y en 1995, cuando logró cambiar la vida democrática del lugar; anuló la competencia electoral por la intendencia y en la sede de agd se acordó que todas las listas (radicales, peronistas y vecinalistas) irían con sus respectivos candidatos a concejales, pero lo votarían a él a intendente (como las actuales “colectoras”). Ganó con el 99 por ciento de los votos. El mecanismo rige hasta hoy, facilitándole a los vecinos la engorrosa tarea de tener que elegir a alguien.
En 1999 fue senador provincial cordobés, presidiendo la siempre poderosa Comisión de Economía, Presupuesto y Hacienda. En 2001 fue diputado provincial y presidente de la misma comisión de esa cámara. En 2003 se transformó en senador nacional. No fue un paso estruendoso, pero le sirvió para seguir atando influencias y negocios. Algo llamativo: preside el Grupo de Amistad con la República Islámica de Irán. La amistad tiene cuentas claras: agd es una de las principales exportadoras de aceite a Irán. En el Senado, Urquia entabló su relación con la entonces senadora Cristina Fernández, que empezó a elogiarlo en el núcleo duro de poder (le dicen “mesa chica”) que incluye obviamente al ex presidente Kirchner, a Raúl Zanini y a Alberto Fernández.
Urquía aparecía como una respuesta al dilema más moderno del peronismo: ¿quién sería, hoy, la “burguesía nacional”? La historia cuenta que Juan Domingo Perón estableció alianzas con dicha clase (el ministro de Economía de los 70, José Ber Gelbard, podría ser su último exponente notorio). La idea de un empresariado nacional entró en estado de coma tras el golpe de 1976, aunque la ilusión se mantuvo todavía durante el alfonsinismo. El menemismo rompió las ilusiones, y la trasnacionalización de la economía generó el pulular de ceo, gerentes y empleados de multinacionales, y no ya de “burgueses” propietarios criollos de empresas. Urquía pareció llenar el hueco, aunque en realidad la dinámica de su empresa es tan trasnacional como la de cualquiera de sus corporaciones colegas.
Pueblo Urquía
Tan preocupado por la seguridad como su padre, Urquía no le hace comer de su plato a nadie, y ni siquiera tiene chofer. Para él, la seguridad es no tener custodia. El humor cordobés indica que allí Urquía tiene 12.000 guardaespaldas: todos los habitantes del pueblo al que se entra con la sensación de entrar a agd, debajo de cañerías que cruzan la ruta como puentes, trasladando cereales de un sector a otro de la planta. Urquía tiene un hotel (La posada del labriego), mantiene el ranario creado por su padre (que degustaba “ranas toro” propias, sin necesidad de convidar al chofer), una galería y es dueño hasta del olor que emana de la planta de tratamiento de líquidos de la aceitera, por el que agd acusa injustamente a las ranas. La calle donde está agd tiene el nombre del viejo Urquía, que también lleva la escuela construida por los Urquía y dirigida por la esposa de Urquía. Los empresarios del lugar cuentan que agd controla el crecimiento de cada uno. “No quiere ninguna competencia”. La vida social es casi nula. De casa al trabajo y viceversa, salvo los domingos para ir a misa, con el propio Urquía presente. No hay pubs, teatros ni cines. El pueblo tiene una especie de sonido incorporado: los motores en eterno funcionamiento de la aceitera. La policía –imaginen a sugerencia de quién– instauró un “Registro de Identificación Voluntario” para toda persona que aspire a vivir en el pueblo. En medio año, 1.122 personas pasaron por allí. El registro es “voluntario”, pero el comisario Aldo Villarreal confirma que al que no va, lo van a buscar.
Los crujidos del modelo
Todas y cada una de las palabras aquí escritas pueden explicar, aunque ninguna por sí sola, cómo Urquía y agd –y otras corporaciones locales o multinacionales all uso nostro– están donde están. La historia de los últimos años aporta más datos. La caída de la convertibilidad en 2002 representó la oportunidad de oro para los exportadores. Con Eduardo Duhalde y la primera etapa de Néstor Kirchner en la presidencia (Roberto Lavagna ministro) se produjo la siguiente fórmula:
dólar alto + salarios internos paupérrimos + costos en pesos + bonanza internacional + precios cada vez mayores (en dólares) para petróleo, soja y demás – importaciones (incremento de alguna producción local, beneficiada por el dólar alto) = salida del infierno.
El modelo funcionó aceitadamente y generó puestos de trabajo, pero con una “distribución de la riqueza” bastante deforme: los descomunales enriquecimientos de las empresas y de las propias arcas gubernamentales tuvieron como reflejo en la vida práctica el empleo precario, bajos salarios, planes sociales miserables. Pura “doctrina del shock” diría Naomi Klein: luego del electro shock económico menemista, coronado por la Alianza en 2001, hasta lo miserable era mejor que la nada. La “redistribución de la riqueza” sonó parecida a la “teoría del derrame” de los tiempos menemistas, según la cual el enriquecimiento de los grandes termina salpicando a los que están abajo, cual si vieran llover dinero sobre sus cabezas (no fue exactamente riqueza lo que cayó sobre la sociedad).
Pero esta felicidad de dentífrico empieza a padecer caries. Las empresas comenzaron a tener ganancias estrambóticas. Sólo este año va a haber un récord de 63.500 millones de dólares de exportaciones. Como siempre, la mayor parte queda en el exterior, lo cual ya da una pista sobre las entrañas del modelo, y dónde va a parar la redistribución de la riqueza. Pero los dólares que se ingresan al país, bajan el precio de la moneda norteamericana. El Banco Central compra dólares para que el precio no caiga, y siga la fiesta exportadora, pero al hacerlo introduce pesos en el mercado. Así, hay más dinero circulando, y los precios empiezan a aumentar, como cualquiera puede percibir. Al colarse la inflación, empieza a sacudirse el modelo porque los exportadores pasan a tener costos internos mayores y ya no son tan competitivos. Además, todos los meses se verifican aumentos de las importaciones de casi un 20%, lo cual empieza a afectar a textiles, automotrices y otras empresas que trabajaban protegidas por el dólar alto. En este marco, los relativamente pequeños acomodamientos salariales hacen que los empresarios dejen de contratar, o lo hagan en condiciones aún más precarias. Y para redondear, con la crisis financiera internacional, hay más capitales que huyen de los bancos y se vuelcan a inversiones especulativas y prometedoras: edificios o soja. La concentración implica además desempleo en el campo y las ciudades, crecimiento de la pobreza, monocultivo masivo, desforestación, desindustrialización y todo un modelo de hacer y deshacer que no suele actuar por las buenas.
Ñoño Urquía es senador nacional, lo que indica, entre otras cosas, en qué estado está el llamado sistema representativo. ¿A quién representa gente como Urquía?
Dicen que ha logrado superar airosamente estas semanas conflictivas, pese a que le hicieron piquetes en sus trenes, le derramaron en las rutas el girasol y el maní de sus camiones, y lo acusaron de ser un símbolo de un modelo que parece crujir. Posiblemente lo tome a bien, porque memorizó libros de management, y cree que todo desafio es una oportunidad. Lo que mejor cruje para él son los maníes que mastica con serenidad, mientras espera el resultado de la próxima cosecha de todo lo que ha sabido sembrar.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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