CABA
Pura química: Villa Constitución vs. los venenos de Nitron
Hace más de dos meses que vecinos y vecinas de Villa Constitución sostienen un acampe contra la instalación de un depósito de fertilizantes. Juntaron 10 mil firmas para exigir una consulta popular. Del hito obrero en los ´70 a una asamblea en defensa de la salud y de la vida, lecciones sobre memoria, justicia, derechos humanos, poder, democracia y por qué el verdadero veneno es el modelo productivo. POR LUCAS PEDULLA
Todo comenzó con un cartel que parecía salido de una película de ciencia ficción: “Próximamente, Nitron”.
Los vecinos y las vecinas de Villa Constitución, una ciudad de 47 mil habitantes, a 55 kilómetros de Rosario, lo vieron una mañana frente a la Zona Franca Santafesina, un perímetro libre de impuestos para “facilitar inversiones”.
A los pocos días, y a través de algunos medios locales, se enteraron de lo que ese cartel presagiaba: una “importante inversión” de 40 millones de dólares para un proyecto de depósito y fraccionamiento de más de 160 mil toneladas de fertilizantes, en un galpón emplazado a tan solo 340 metros de la zona urbana y a 200 de la planta de Acindar. La preocupación creció cuando descubrieron que Nitron se presentaba como la empresa líder “en comercialización de químicos y fertilizantes para la agricultura”.
Lo que sigue podría ser leído como un relato de ciencia ficción por quien considerara extraña una trama de intereses económicos y políticos mezclados con la defensa del medio ambiente, un acampe, una asamblea que juntó 10 mil firmas (un tercio del padrón electoral del municipio) para exigir una consulta popular, y una movilización de 2.000 personas que sorprendió a propios y ajenos en un distrito que marcó en los setenta uno de los hitos de la lucha obrera en Argentina y sufrió la brutal represión de la dictadura.
Pero no es ciencia ficción.
Es la defensa de la vida frente a un sistema de muerte.
Carrió, Trump y acampe
En 1994, la ley nacional 24331 fijó a la Zona Franca Santafesina como un ámbito “con un régimen fiscal diferenciado” para “impulsar el comercio y la actividad industrial exportadora”. Los vecinos cuentan que esa decisión se produjo para impulsar la inversión en medio de la crisis menemista. La abogada del movimiento, Bárbara Chazarreta, explica a MU la situación: a través de licitación pública, las casi 57 hectáreas y los 674 metros de frente costero fueron adjudicados por 30 años a Zofravilla S.A. para su desarrollo, gestión y explotación. Para operar en las zonas francas es requisito la inscripción en los registros aduaneros como Usuario Directo.
El presidente de Zofravilla S.A. es Guillermo Misiano, que también figura como dueño de PTP Group, principal usuario directo. Su nombre saltó a las portadas de varios medios cuando la diputada Elisa Carrió lo denunció en 2016 por contrabando y evasión. PTP Group se presenta como “un holding de capitales argentinos” especializado en la operación de terminales portuarias y prestación de servicios logísticos integrales en América Latina. Consolidó su presencia a lo largo de la estratégica Hidrovía Paraná-Paraguay en un tramo de 1.500 kilómetros.
Pero PTP trepó a la escena nacional cuando el diario contrainformativo Clarín la mencionó en junio de 2017 como un actor central en “la primera inversión tras el viaje de Macri a Estados Unidos”. Presentándola como un logro desatado tras la visita del Presidente a Donald Trump, se anunciaba que PTP había firmado en Nueva York un acuerdo con Nitron Group para instalarse en la zona franca con una inversión conjunta de 40 millones de dólares en los próximos cinco años. Según sus previsiones, la empresa buscaba utilizar 15 hectáreas de PTP para almacenar 200 mil toneladas de fertilizantes sólidos y líquidos, aunque según la Municipalidad, la autorización provincial es solo para fertilizantes sólidos. El ingreso de camiones fue el empujón para el comienzo del acampe.
Nitron fue fundada en 1982, tiene sede en Connecticut (Estados Unidos) y se presenta como la empresa “líder mundial en comercialización de químicos y fertilizantes para la agricultura” con una facturación de más de 1.600 millones de dólares. Concentra el 35% del mercado. Su principal destino es Sudamérica. Pero un extraño dato surge de su página web: tiene poco más de 100 empleados en el mundo.
La proporción se ajusta a nivel local: según la documentación presentada ante la Provincia, el depósito de Villa Constitución emplearía solo a seis personas.
¿Progreso y desarrollo?
El temor a la democracia
Corría 2017. Los vecinos comenzaron a pedir información y lograron que el 17 de octubre se realizara una audiencia pública en el barrio Palmar, uno de los más próximos a la Zona Franca. Miguel Ángel Alfaro, 52 años, vecino de Villa Constitución, recuerda: “Fueron más de 500 personas. Expusieron funcionarios del gobierno local, del provincial, pero la empresa no se presentó: mandó una nota intimidatoria que nos amenazaba con juicio”.
La audiencia pública sirvió a los vecinos para mostrar un rechazo general y exponer un modus operandi político. Alfaro: “La empresa presentó el estudio de impacto ambiental diez días después de la audiencia, las autoridades sabían, y no nos dijeron nada. Recién en enero nos enteramos por los medios de que lo habían aprobado”. Aparecieron entonces las primeras irregularidades: “En el estudio citaban como uso del suelo un decreto del gobierno anterior para zonificar la Zona Franca y así ponerlo de uso industrial. Técnicamente, no corresponde, pero así arrancaron el proceso”. Los vecinos presentaron una medida de amparo. Las acciones, mientras, sumaban adhesiones: “Las plazas se iban llenando. Un día convocamos una asamblea, y de la noche a la mañana nos dimos cuenta de que teníamos 500 personas discutiendo después de la aprobación del estudio de impacto”.
Víctor Secreto, médico general: “Cuando salimos de la audiencia entendimos dos cosas. Primero, que la lucha era justa y tenía un importante apoyo social. El salón rebalsó y hubo que sacar los parlantes a la calle. Y segundo, observamos la trama entre la provincia, el municipio y la empresa. Ahí supimos que, si no era a través de la voluntad popular, esto no tenía sentido. Por eso impulsamos la consulta popular”.
Necesitaban juntar 3.900 firmas, el 10 por ciento del padrón. “En un mes y medio juntamos 10 mil. La gente pasó entonces de la firma a poner el cuerpo en asambleas. Fue un punto de quiebre importantísimo”.
Comenzaron nuevos obstáculos. Chazarreta: “Cuando entregamos las firmas, con una gran movilización, nos dimos cuenta de que la ordenanza de la consulta no estaba reglamentada. La Municipalidad hizo propuestas restrictivas con certificaciones de firmas y burocracia pura. Mientras, tanto el Concejo Deliberante como el Colegio de Abogados manifestaban que tenía que ser vinculante y obligatoria”.
Volvieron a juntar firmas para su reglamentación. La respuesta fue que la consulta era muy cara. “No sería un gasto excesivo: sería poner 112 urnas, y no gastar 6 millones de pesos como nos dijeron. No tiene que ver con lo económico, sino con empezar a cambiar los modos de democracia de todos los ciudadanos. Ese es el temor que tienen”.
El año 2018 siguió con actividades, asambleas, festivales, pintadas de murales y charlas en las que participaron expertos como Damián Verzeñassi (de la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario) y Damián Marino (Universidad Nacional de La Plata). Pero el 2019 les trajo otra sorpresa: la habilitación comercial provisoria a PTP. Pidieron una nueva reunión. “Habían entrado 20 camiones. Queríamos saber si eso era legal o no. Allí el intendente dijo barbaridades. Una fue cuando le dijimos que la empresa solo declaraba seis puestos de trabajo: dijo que no importaba, porque eso solo era lo que decía en los papeles. ¿Cómo puede decir eso? El Estado parecía la nada misma”.
Política tóxica
El intendente Jorge Berti recibe a MU en su despacho. También está presente la secretaria de Ordenamiento Territorial del municipio, Paola Bagnera. Berti dice: “Si estuviese convencido de que allí hay veneno, yo voy y me crucifico en la puerta de la entrada. Mi hija vive a 300 metros. Acá hay una confusión porque la gente habla de agrotóxico. Pero el fertilizante no es agroquímico. Muchos hacen dibujos del avión fumigando y no tiene nada que ver. No somos eruditos para saber sobre las cosas, pero todos nos dijeron que no, la Provincia entre ellas. Por eso acudimos a entes oficiales”.
Con el glifosato ocurrió lo mismo: el Estado lo avaló y los primeros en alertar fueron los vecinos.
Bagnera: Son expresiones de dudas y preocupaciones. Hasta que eso no se revierta en términos legislativos, los municipios vamos a acatar lo que existe, y ahí nuestro ámbito de control es la Secretaría de Medio Ambiente de la provincia.
¿Por qué piensan que generó tanto rechazo?
Berti: Es un tema muy sensible por el tema oncológico. Quién no tiene algún enfermo en la familia, o por cuestiones de discapacidad. Estamos tratando de diseñar estadísticas que nos digan a ver si hay un pico descontextualizado del resto de la provincia. La cuestión es cómo minimizás, con estudios de impacto ambiental, la contaminación, porque, si no, es imposible la subsistencia humana: cualquier desarrollo genera contaminación. Acá nadie te puede decir que hay una cuestión corruptiva. Todos saben quiénes somos y cómo vivimos. Escuchamos, pero también hay que dejar que las instituciones funcionen. Si no, cada cosa que hagamos vamos a tener que salir a pedir permiso a todo el mundo.
Diez mil personas firmaron por la consulta. ¿Usted no la convoca porque es cara?
Berti: No pasa porque sea cara. La cuestión es que hay que darle un marco de legalidad. No podemos poner buzones en la plaza. Tiene que haber una seriedad que lo amerite. Y, además, no sería vinculante, porque la habilitación ya la dio la provincia. Sería como sacarnos el problema de encima. No queremos que sea una simple ventaja política.
El veneno es el modelo
Consultado por MU, el director del Instituto de Salud Socioambiental de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario y director de la Práctica Final de la carrera de Medicina, Damián Verzeñassi, resalta un aspecto importante: “Es obvio que nadie pretende que su fábrica, depósito, empresa, sufra un accidente, pero ocurren. Es clave identificar eso, ya que los permisos otorgados para el funcionamiento de este depósito, en principio, de acopio y fraccionamiento, no hacen referencia a las características específicas de los compuestos que se utilizarán. El riesgo que presentan los fertilizantes a base de nitrógeno, fósforo y potasio (los que comercializa Nitron) depende de las proporciones de cada uno de esos compuestos (160 mil toneladas en este caso). No podemos olvidar los desastres que son parte del prontuario de las empresas de fertilizantes”.
Más preguntas: “Y aunque estuviese garantizado que jamás se produciría un desastre en la planta, ¿cuál es el impacto en la salud de los vecinos que pueden generar las emisiones de material particulado de la carga y descarga del producto? ¿Y la emisión de gases de combustión por los vehículos dentro y fuera del predio? El mismo estudio de impacto aprobado por las autoridades provinciales reconoce el riesgo de derrames, fuga o vuelco. Y también de incendios, con la consiguiente emanación de gases tóxicos”.
Más datos: “Según estudios, el 32% de los accidentes industriales con fertilizantes involucrados se produce en sitios de almacenamiento. Un 8% en transporte, un 16% en suministro y un 10% en la zona general de la planta. Eso demuestra que un 66% de los accidentes con fertilizantes se dan fuera del ámbito de la producción”.
Verzeñassi también indaga sobre las ideas que avalan la vida tóxica: “No hay veneno más peligroso que un modo de pensar que prioriza las necesidades del mercado sobre el cuidado de la salud y la vida de los territorios y las comunidades. Parafraseando a Ramón Carrillo, ante esas lógicas que mercantilizan la vida e hipertecnologizan la naturaleza, los productos químicos (aun los altamente peligrosos) terminan siendo pobres venenos”.
Confusiones de estado
Volvemos a la intendencia.
Dice Bagnera: “La empresa es PTP Warrant: Nitron no presentó ningún papel. El usuario directo es PTP, que después puede estar comercializando con distintas empresas proveedoras de fertilizantes que aporten solo los productos que informaron”.
Pero el acuerdo salió en todos los diarios.
Bagnera: La empresa que genera el trámite es PTP Warrant. En ese marco, con quién comercializa después la empresa es otra instancia.
Berti: Las notas plantean que se había llegado a un acuerdo de fertilizantes sólidos y líquidos, pero la habilitación de Medio Ambiente es sólo para sólidos.
Las hojas de seguridad de los productos hablan de peligros de intoxicación.
Bagnera: Nuestra propia ingeniera ambiental dijo que para quien podría llegar a ser más peligrosa esa cuestión es para el trabajador que lo manipulara, no para lo que sucede fuera del galpón o mismo lo que podría ocurrir en el traslado.
¿De cuánto se está hablando?
Berti: Es un galpón de 7 mil metros cuadrados. El convenio era alrededor de 200 mil toneladas. 40 mil eran líquidas, pero no están habilitadas.
Hablan de desarrollo productivo: ¿cuánto empleo generaría ese depósito?
Berti: No sé… En la hoja de ruta hablan de seis.
¿Nada más que seis?
Berti: Pero eso es lo que dice una hoja, no lo que pasa en la realidad. Los vecinos nos dicen: “Ah, pero con ese criterio entonces pueden declarar una cosa en cuanto a productos y hacer otra”. No descontextualicemos: no pueden ingresar nada de lo que no ingresaron en la provincia.
Bagnera: Un ejemplo: hubo toda una intervención de la provincia en materia ambiental que tiene que ver con la ejecución de un puerto que quieren construir aquí: nosotros estamos en zona de humedales, y la empresa desmontó toda una zona de bosque nativo para poder hacerlo. Así que tuvieron que hacer convenios de reforestación.
¿Quién hizo eso?
Bagnera: La Zona Franca en función de que estaban gestionando este puerto. La provincia le pidió entonces reforestar no ese mismo sitio, por la gestión del puerto, pero sí en otro sector de la ciudad para compensar esa masa verde.
¿Esa deforestación se hizo sin que la provincia supiera?
Bagnera: Claro. Por eso se estaría recuperando, porque no se recuperó todavía.
Pero si la empresa hizo eso por sobre las autoridades locales y provinciales respecto a un bosque nativo, ¿no es posible una analogía respecto al depósito?
Bagnera: Y… eso lo podríamos pensar.
Berti: Si hicieron eso, son capaces. Pero al descubrir que se hizo, ahora tienen que responder. Si ingresaran elementos que no tienen que ver con lo que informan, también van a tener que hacer algo, porque si no van a ir a una clausura directa. Estamos muy encima.
Tejer un lugar
Al cierre de esta edición, después de casi dos meses de acampe, los vecinos mudaron la carpa de la Zona Franca a la plaza central de la ciudad, frente a la Municipalidad. El 9 de mayo sufrieron la represión de la policía santafesina mientras se manifestaban pacíficamente en rechazo al ingreso de 20 camiones con fertilizantes. Los efectivos dispararon al aire, lanzaron gases, golpearon a mujeres y jubilados y detuvieron a cuatro personas. La decisión de mudarse al corazón de la ciudad fue para dirigir el reclamo al Ejecutivo y hablar cara a cara con la comunidad para insistir con la consulta.
Los vecinos remarcan que el reclamo trasciende lo partidario. María Ángeles Aguirre, docente, lo explica de forma didáctica: “Dice que somos anti Berti, pero esto lo haríamos con cualquiera en la intendencia. Lo invitamos: nos encantaría que estuviera de nuestro lado, sería mucho más fácil para la lucha”. Los reclamos también llegan al gobernador, Miguel Lifchitz (quien había propuesto una consulta popular para reformar la Constitución pero dio marcha atrás), y la ministra de Producción, Alicia Ciciliani.
¿Qué significó el acampe durante todo este tiempo? Rodrigo Garzón, 28 años, va a la raíz: “Primero nos cuestionaban sobre por qué íbamos contra Nitron y no contra Acindar y sus metales pesados. Acá tenemos también un basural a cielo abierto. Bueno: primero luchemos para que no se sumen más contaminantes, luego veamos qué pasa. No perdemos de vista que son 160 mil toneladas de fertilizantes sólidos combinados con todo esto. Pero muchos de los que estamos acá encontramos un lugar para manifestarnos políticamente. Acá hay pibes que no tienen miedo y se encontraron con una construcción horizontal donde lo que voto, vale. Y todo eso, es la memoria del Villazo”.
Recuerdos de una gesta
La casa de Juan Actis (69) y María Inés Lauti (63) es de cuento, cálida, con techos altos y un jardín que late de verde, con enormes calabazas que salen de la tierra. Ella participó en la histórica marcha contra Nitron. Se sorprendió. “Después del Villazo y la represión, la gente ni hablaba: Villa Constitución quedó callada y no participativa. Ahora, el ver la gente reunida que bajaba de los barrios, me hizo acordar a esa época”.
Hay que ir entonces a 1970. Actis, de 20 años, había llegado del campo a Villa Constitución a los 11. Empezó a trabajar en Acindar cuando se “salvó” de la colimba. De familia peronista, los manejos de una Unión Obrera Metalúrgica (UOM) comandada primero por Augusto Vandor y, luego, por Lorenzo Miguel, símbolos de la burocracia sindical y de la derecha del peronismo, lo llevaron a un perfil independiente y combativo.
Actis habla pausado por el peso de una salud cuya historia es la historia de un país. Y la de este presente: “Nuestro movimiento arranca en el 70. Ese año hicimos una huelga en Acindar que terminó mal, en derrota. Pero un pequeño grupo empezó a trabajar de nuevo, por abajo, clandestinamente. Llevó cuatro años levantarse, con saltos cualitativos y cuantitativos. La coronación fue el 16 de marzo de 1974, el día del Villazo. Tomamos la fábrica porque querían echar a la dirigencia de la Comisión Interna: habíamos ganado las elecciones con la Lista Marrón, echando a la burocracia”.
Cuando llamaban a alguien burócrata, ¿qué le querían decir?
Traidores. La UOM recaudaba en Villa aproximadamente 100 millones de pesos por mes. Eso se iba todo para Buenos Aires: acá solo volvían 4 millones. Apenas alcanzaba para pagarle a algún empleado. No había obra social, nada. Y fue un punto clave para la instalación de un nuevo sindicalismo, democrático y participativo. Todo se resolvía en asamblea. Y para la UOM fue una patada, porque era una unidad seccional que se rebeló y les ganó.
La toma y las huelgas en las metalúrgicas estuvieron acompañadas por un apoyo masivo de toda la ciudad. Actis trae a la mesa fotos de esa época en las que se ve todo un pueblo movilizado en la plaza central. Allí está, con su barba de 24 años, junto a Alberto Piccinini, quien se convirtió en el referente de esa lucha. La represión, entonces, fue brutal. “Acá se aplicó la prueba piloto de lo que iba a pasar a nivel nacional: grupo de tareas, secuestros, bombas. El gerente de Acindar era José Alfredo Martínez de Hoz, quien luego sería ministro de Economía de la dictadura”. En la madrugada del 20 de marzo de 1975, más de 4.000 efectivos invadieron Villa Constitución en una columna de un kilómetro y medio de móviles y camiones. También participaron matones de la Triple A. Hubo más de 150 detenciones. Entre el 75 y el 78, en Villa hubo al menos 60 asesinatos y desaparecidos.
Ese día detuvieron a toda la dirección gremial. Actis estuvo preso hasta 1982. Ese mismo año recuperaron nuevamente el sindicato.
Usted habla de saltos cualitativos y cuantitativos en una época en la que queremos todo ya. Pero esto fue un proceso del 70 al 74: ¿Qué significaba eso?
Hablar de forma permanente con cada compañero y en condiciones clandestinas. Hay historiadores que hablan del Villazo como un hecho espontáneo de masas, como una pueblada en la que un día los trabajadores enloquecieron. No fue así: fue una construcción de cuatro años, con avances y retrocesos. Por eso fue uno de los movimientos que más perduraron: después de 5 años en cana, recuperamos todo.
¿Y a nivel social?
Costó, por el miedo. La gente grande, por lo que había sufrido, tiraba el tema para afuera. Pero los más jóvenes empezaron a retomarlo. Vemos lo mismo ahora con Nitron.
La semilla originaria
Esa memoria está presente en la carpa, con mayoría juvenil, donde todas y todos saben que el reclamo no se resolverá en el corto plazo. ¿Qué representó para Villa esta lucha? Las respuestas deben leerse con los puntos suspensivos de una historia que se seguirá escribiendo.
Cielo, 23: “Un crecimiento. Pasamos de ser 15 vecinos a 2.000 en la calle. Tiene que ver con todo en el país, nuestro sistema productivo. Y ocurre algo: todos opinamos, y si alguno falta, está la confianza de que lo que resuelva la asamblea es lo mejor”.
Israel, 19: “Estaba en una posición de sedentarismo. Veía que marchaban, iban a las radios, y que estaban luchando por mí. Por eso me decidí: yo tengo que ayudar”.
Ane, 29: “La pluralidad: se hablitó la palabra”.
Mariela, 31: “Yo tengo dos nenes con autismo, entonces esta lucha no es cualquier cosa. Es una búsqueda de organización. Y también la de una voz”.
Meli, 29: “Es un lugar de expresión, de herramientas. Es una familia. Lo que más rescato es que el compromiso de todos es la columna vertebral de la carpa, y eso revela la falta de Estado para la juventud. Lo veo muy reflejado acá”.
Cielo: “Y con qué poquito desde lo material: es una carpa. Pero es poder”.
Rodrigo: “Fuera Nitron fue la punta del iceberg. Empezamos a profundizar lo que discutimos: el modelo productivo, la economía. Es comunión social. Eso es poder. Y nos lleva a preguntarnos: ¿qué hacemos con todo lo que estamos aprendiendo? Toda esta lucha nos hace responsables de lo que vamos a hacer con ese conocimiento”.
Betiana Charny, 34 años, cantante y artista, cierra con una poesía: “Más allá de lo que pase con la empresa, hoy en Villa no se habla de otra cosa. No solo corrimos la agenda política, sino que sembramos una semilla que no es transgénica, sino originaria y genuina. Es como la soberanía alimentaria: sabemos que lo que abonamos es para que crezca mejor. Y ahora se viene la cosecha. Por más que la lucha nos lleve más tiempo, el impacto no solo se vio en las urnas, sino también en la calle. Y eso ya cambió la historia”.
CABA
Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.
Por Francisco Pandolfi
Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra).
La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.
La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.
Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra.
Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran:
• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.
• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.
• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.
• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.
• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.
• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.
Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:
• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.
• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.
• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.
La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.
Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.
¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?
Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.
¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?
Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.
¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?
Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.



La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.
Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.
Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.
Actualidad
Marcha de jubilados: balas y bolitas

Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales.
Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.
Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.
Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.
Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.
Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla.
- “Vacas gordas, jubilados flacos”.

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.
Números y un café
Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.
Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.
De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.
Abus en la calle
Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.
En la marcha hubo muchos carteles al respecto:
- No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
- Ni veto ni represión: fuera el FMI
- No al veto a las leyes en jubilaciones
- No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei).
Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”.

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.
Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.
Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”.

Jubilado hablándole a la pared.
Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”.
Vallas a donde vayas
El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.
Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”.

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.
Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.
La violencia y las bolitas
Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando.

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar).
La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

¿Qué escudan los escudos?
Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”.
Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.
Sin embargo, la gente no se fue.
La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió.
“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.
Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.
De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.
Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:
–Juguemos a las bolitas.
Todos se rieron, por el absurdo de la situación.
De nuevo, frente al horror, la creatividad social.
Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre


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