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De la 1 al 130: historia de Abuelas y nietxs

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Desde Tatiana, la primera nieta recuperada por Abuelas de Plaza de Mayo hasta la restitución de Javier, nieto 130, historias que revelan qué mecanismos se activan en cada recuperación. Las investigaciones, las dudas, la identidad, los silencios, el deseo. La memoria en tiempos de olvido. Cómo se puede correr los límites de lo posible, y hasta de lo científico, para vencer a la mentira. Por Lucas Pedulla
Cuando Santiago Bidegain se asomó a ver quién aplaudía afuera de su casa en Capilla del Monte, Córdoba, notó que era una mujer que no había visto nunca en su vida.
-¿Puedo pasar?- le preguntó.
La mujer entró. Le explicó que era la amiga de una asistente social de la Comisión Nacional de Identidad (CONADI) y le dejó dos números de teléfono: “Necesitan que te contactes con ellos. Tienen una información para darte”. Santiago llamó al día siguiente. Su pulsación aumentó. “Tenemos una información para darte”, le repitieron. “Acercate a la sede de Abuelas en Córdoba. ¿Cuándo podrías viajar?”. Santiago respondió: el martes 25 de octubre.
Santiago asoció: después de la insistencia de sus amigos, de su pareja, de su padre adoptivo antes de morir; después de tener la certeza interna durante toda su vida, de saber que había nacido en 1977; que había sido encontrado en la esquina de Ramallo y Grecia, a tres cuadras de la ESMA; y que quizá hubiera alguien, algún hermano, algún tío o alguna abuela buscándolo a él, se decidió, y en 2006 se acercó a Abuelas de Plaza de Mayo en Córdoba a dejar una muestra de sangre. Pero la muestra le dijo que no, aunque había un 17 por ciento de coincidencia, la respuesta fue no, hasta que se pidió los días en el trabajo, y solo, el 25 de octubre de 2016, se acercó y lo atendieron y le dijeron que su muestra – ahora sí- había dado una coincidencia del 99,9 por ciento con la familia Darroux Mijalchuk y, como si fuera poco, que tenía un tío que lo estaba buscando hacía 40 años.
Santiago escuchó. Le dieron el teléfono de su tío, a quien también le comunicaron la noticia, pero a quien le recomendaron que esperara el llamado. A Santiago le dieron otra información: su mamá, Elena Mijalchuk, había desaparecido estando embarazada. Se quebró. No podía llamar a nadie. Fue entonces que en su casa, en Capilla del Monte, sonó el teléfono.
Atendió Vanina, su compañera.
-Hola, ¿está Javi? –preguntó la voz.
-¿De parte de quién? –contestó Vanina, nerviosa, aunque sabía que sólo una persona en el mundo podía llamar a esa casa y preguntar por Javi, y no por Santi.
La voz dijo:
-Del tío Roberto.
Después de 40 años, Roberto había encontrado a su sobrino.
A Javier Matías Darroux Mijalchuk.
Al nieto 130.

1. El antídoto

a historia de cada recuperación es un abrazo, pero también la de un latido de una institución que lleva 42 años de regar las noticias más conmovedoras en tono social, histórico y político. El número dicta 130, y aún faltan otras 300, pero desde diciembre de 2015 la comunicación de Abuelas se convirtió en algo más que estadísticas: un antídoto de energía vital contra lo que podemos llamar macrismo; el intento de cercamiento no sólo de nuestros bienes comunes y nuestros cuerpos, sino también de nuestra memoria. Un espejo: el 28 de diciembre de 2017, Abuelas anunció la restitución de la nieta 127, hija de Carlos Poblete y María del Carmen Moyano, cuando aún dolía la represión a las protestas contra la reforma previsional de una semana atrás.
“Hoy cerramos el año con una noticia feliz”, anunció ese día Estela de Carlotto.
Y no mentía.
Cada recuperación es una enseñanza de cómo evitar que el país se convierta en un desierto.
De la 1 al 130: historia de Abuelas y nietxs

2. Primera

La primera caricia restituida por Abuelas en Argentina es Tatiana Ruarte Britos, en 1980. Dos años antes, las Abuelas habían confirmado el fallecimiento de Emiliano Ginés Scotto, de 11 meses, hijo de Marta Ester Scotto y Juan Antonio Ginés, asesinados el 14 de octubre de 1977. El bebé había nacido con Síndrome de Down y había sido entregado a unos vecinos, que lo llevaron al Tribunal de Menores N°1 de Lomas de Zamora, a cargo de la jueza Delia Pons. Las Abuelas denuncian que la jueza nunca intentó localizar a sus familiares y lo envió a Casa Cuna, en La Plata, como NN, a pesar de que sabía su identidad. Emiliano murió diez meses después.
En 1979, gracias a la organización brasilera CLAMOR, las Abuelas localizaron en Chile a Anatole Boris y Victoria Eva Julien Grisonas, hijo e hija de Victoria Lucía Grisonas y Mario Roger Julien, secuestrados y desaparecidos el 26 de septiembre de 1976.
En 1980 llegó la restitución de Tatiana y de su hermana, Laura Jotar Britos, el primer encuentro de Abuelas en el país. Tatiana habla desde el ex centro clandestino, hoy Espacio para la Memoria Virrey Ceballos: “Fue el primer caso donde las Abuelas no sabían qué hacer”.

3. La erre

Tatiana nació en democracia, el 11 de julio de 1973, en Córdoba. Es hija de Mirta Britos Acevedo y de Oscar Ruarte, militantes de la FAL-22 y del PRT-ERP. Al tiempo, se separaron. Tatiana viajó con su madre a Villa Ballester, conurbano bonaerense. Su papá fue secuestrado el 17 de agosto de 1976 en Córdoba. Su mamá había formado pareja con Alberto Jotar. En agosto del 77 nació su media hermana, Laura. Les secuestraron dos meses después. “Estábamos yendo a casa: ella, mi hermanita y yo. Mi mamá ve el operativo en la puerta. Sigue de largo. La siguen. Llegamos a la Plaza Mitre y ahí empieza a despedirse. Tengo la visión de varios tipos vestidos de fajina, trata de irse pero la interceptan y la encapuchan y se la llevan. Quedamos varias horas en la plaza. Enfrente había un comercio, cuyos empleados hacen la denuncia a la policía sobre dos nenas abandonadas. A las horas pasa un patrullero, nos levanta y nos lleva a la comisaría”.
Tatiana tenía cuatro años. Laura, dos meses y medio. Fueron internadas en distintos institutos hasta que fueron dadas en guarda al matrimonio Sfiligoy, con intervención del Juzgado de Menores de San Martín, en 1978. Las Abuelas llegaron a ellas el 19 de marzo de 1980.
Tatiana cuenta: “Un cura tercermundista, amigo de mi mamá adoptiva sospechó que podíamos ser hijas de desaparecidos. Hizo la denuncia desde Canadá y activó la alarma. Digo que Abuelas no sabían qué hacer porque nuestros padres adoptivos nunca se opusieron a la historia y, a su vez, veían que estábamos bien. Entonces se dio una adopción simple, donde no se cortan los lazos de sangre, pero seguimos viviendo con ellos. Hay 14 casos similares en Abuelas. Se llevaban muy bien con mi abuela paterna. Viajábamos a Córdoba. Me llevaban a Abuelas y conocía a otros nietos. Es difícil de transmitir porque generalmente se conoce la figura de los apropiadores, que no permiten que se tenga contacto con la familia biológica. Lo que sí me reconoció mi mamá fue que nuestra historia previa no le cerraba. Fue tres veces a preguntarle al juez, y las tres veces el juez le dijo: ‘Señora, estas nenas no tienen familia’. Eso abre todo otro capítulo: la Justicia se encargó de omitir, negar y no investigar, porque encima yo sabía mi nombre completo. Era anotada como NN o Tatiana Duarte, porque no me salía la erre de mi apellido. Se supone que, ante esos datos, el juez puede y debe investigar. Como en muchos casos, no se hizo”.
Eso fue lo que hizo Abuelas.

4. Límites

Lorena Battistiol explica que el área más antigua que funciona en Abuelas es la de Investigación: “Fue el origen de la búsqueda”. Con su hermana Flavia se acercaron en 2000. Son hijas de Juana Matilde Colayago y Egidio Battistiol, desaparecidos el 31 de agosto del 1977. Juana estaba embarazada de seis meses. Lorena comenzó a pensar el archivo de la institución: algunas abuelas empezaban a fallecer, y con ellas se perdía una memoria oral. Hoy funciona un equipo que realiza entrevistas a familiares: hay más de 2.000 realizadas.
La dimensión de la búsqueda: “Investigaban muy artesanalmente, casi de forma detectivesca, con info que aportaba la sociedad: papelitos debajo de las puertas, llamados por teléfono, personas que decían que nunca habían visto a su vecina embarazada y de repente aparecía con un bebé. Y eran muy activas: amas de casa, profesionales, docentes. Y en esa combinación encontraron la fuerza: una sabía sacar fotos, otra manejar. Todo muy doméstico, pero así se acercaban a las casas, hacían fotos, y con información iban al juez a hacer la denuncia”.
Esa lucha también corrió los límites de la ciencia y de la justicia. La pregunta que transformó lo posible: ¿se puede usar sangre de las abuelas y familiares para reconocer a los nietos robados? Construyeron la respuesta visitando academias, investigadores, científicos y crearon así algo único: el “índice de abuelidad”, que garantizaba un 99,99 por ciento de eficacia en la determinación de parentesco. El Poder Judicial lo tomó como prueba y lo aplicó por primera vez en 1984. Mientras, los casos de robos de bebés quedaban fuera de la aplicación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final y eso significaba el único resquicio para obtener algo de justicia. Entre 1986 y 2003 (año de la derogación de las leyes) hubo 18 condenas por 13 casos de robo de bebés. La causa más emblemática, el “Plan sistemático de apropiación de menores”, finalizó en 2012: se investigaron 35 casos -25 de ellos eran nietos restituidos-, declararon 200 testigos y el genocida Jorge Rafael Videla fue sentenciado a 50 años de prisión.
Desde el Estado, en 1987 se había creado el Banco Nacional de Datos Genéticos, y en 1992, la CONADI, dos organismos con un rol fundamental en las restituciones. Ambos combinan el trabajo con las áreas en Abuelas, donde trabajan, entre todas las filiales del país, más de 100 personas.
En el nuevo siglo, Tatiana se sumó a Abuelas para acercar su aporte como psicóloga a una nueva área en formación: Presentación Espontánea, a la que ya comenzaban a llegar jóvenes de 20 años con dudas sobre su identidad. También allí Javier Matías se acercó en 2006.

5. Los genes

En 1999 Javier viajó a Córdoba. Estudió un tiempo Filosofía y, luego, Turismo, escapando de su vida. Su mamá adoptiva había fallecido cuando tenía cinco, y entre las discusiones con su papá y su abuelo (“él más tirado a la derecha y yo, a la izquierda”), había una intuición de algo que no encajaba. El abuelo remataba toda discusión con una misma frase: “Son los genes, querido”.
Javier Matías lo confirmaría. En 2006, la muestra había dado negativa porque estaba incompleto su perfil genético. Diez años después ocurrió que el perfil se completó con una muestra de su abuela paterna gracias a que el avance tecnológico permitió que se pudieran comparar 15 marcadores genéticos en lugar de 5.
Decidieron esperar a que actuara la Justicia. “Si mi tío denunciaba antes de 1984, se hubiera vinculado la desaparición forzada con el terrorismo de Estado. La hace en 1999. CONADI arma cuatro legajos de búsqueda: mi madre, mi padre, mi hermana o mi hermano y yo. Pero no tienen la misma fuerza de citar a declarar que puede tener un juez”. Lorena explica que los trámites llevaban años, pero la creación de la Unidad Especializada para Casos de Apropiación de Niños durante el Terrorismo de Estado, a cargo del fiscal Pablo Parenti, agilizó los tiempos. Javier Matías: “Todavía hacen falta piezas”. Por eso, quiso hacer pública su historia.
Lo último que sabe de su papá Juan Manuel es por el relato de algunos familiares. Un primo vio cómo lo subían a un Chevy azul metalizado a comienzos de diciembre de 1977. “Por mi mamá no se conoce ninguna militancia, pero se llamaba Elena y se hacía llamar Alicia. Su padre era comunista. Cuando mi padre está secuestrado, escribe un ayuda memoria con preguntas que reflejan que no era una típica ama de casa”. El relato de los hechos es confuso: según cuenta, Elena habría recibido una carta de Juan Manuel para encontrarse el 26 de diciembre en Capital Federal. “Coordina que vaya a esa esquina conmigo y que nos van a sacar del país. No sabemos. Mi papá tenía instrucción militar. Trabajó en Prefectura. Hay diferentes hipótesis que manejamos de cuál pudo haber sido la situación. Lo que pedimos es que la Marina desclasifique los archivos para ver qué había de mi viejo, para poder saber algo de verdad”.
Elena estaba embarazada de dos meses. Desde ese momento, ambos están desaparecidos. Javier Matías apareció a tres cuadras de la ESMA. Allí comenzó su tránsito a ser Santiago Bidegain. “En mi caso la adopción fue legal. Lo que no se respetó es que, cuando se encuentra un NN, antes de darlo en adopción plena, hay una obligación de parte de la Justicia de publicar fotos del niño y tratar de buscar a los familiares biológicos. Eso no se hizo”.
La jueza que intervino en su adopción fue María Romilda Servini de Cubría, quien no aceptó ser entrevistada para esta nota.

6. Lo sistémico y lo colectivo

No es casual que las voces de esta nota sean nietos y nietas. Gabriel Corvalán habla de un traspaso generacional. Tenía dos años cuando su mamá, Mónica Delgado, y su papá, Eduardo Corvalán, fueron secuestrados, el 22 de julio de 1976. Militaban en el ERP-22. En 2009, el Equipo Argentino de Antropología Forense identificó los restos de Eduardo.
Su mamá sigue desaparecida. Estaba embarazada de tres meses. Gabriel se enteró recién en 2006, cuando conoció a compañeros de militancia de su papá. Durante los 90, la CONADI había intentado contactarse con la familia, sin éxito. Junto con su hermana, Mariana, se criaron con sus abuelos maternos. Según la segunda mujer de su abuelo, que vivía al momento de la revelación, no sabía nada. Él no le creyó. Así se acercó por primera vez a Abuelas, para buscar a su mamá y a su hermana o hermano, después de toda una vida que sintetiza en un dato: “Fuimos a un colegio católico donde el cura que nos entrevistó nos dijo que una de las condiciones para ingresar era que no podíamos decir que éramos hijos de desaparecidos”.
Tatiana explica que ese cambio de noción es pasar de lo individual a lo sistémico: “Javier Matías cuenta que hizo el click cuando dejó de pensar en él y que, más allá de saber si era o no hijo de desaparecidos, podía haber un familiar, alguien, buscándolo. Ahí el eje está puesto en el otro. Y a nosotros también nos pasó: darnos cuenta de que quizá no podíamos salvar lo que sucedió en nuestras vidas, pero que sí podíamos salvar la forma de dejar de sufrir. ¿Cómo se sale de ese sufrimiento continuo que uno puede llevar toda la vida? Personalmente, la primera batalla fue contra mí misma: me niego a ser víctima. Y es una decisión. No todos la pueden hacer. El trabajo es diario. Y por eso también en Abuelas se creó un área de Fortalecimiento, que es de apoyo, desde trámites por sus identidades hasta la complejidad personal. Pero todo este engranaje, a su vez, no es posible sin la intervención de una enorme cantidad de gente que trabaja en pos de la búsqueda de Abuelas. Funciona porque hay un deseo atrás, que nos motoriza, y que no se detiene”.

7. Sumar

Javier Matías inició todos los trámites para cambiarse el nombre. Vanina se va acostumbrando: le dice Matisan. Sus amigos le siguen llamando Tango, por Tanguito Feroz. Es hincha fanático de San Lorenzo y cuenta que siempre odió las fotos y la exposición.
¿Cómo te llevás con tu terremoto?
A lo largo de mi vida fui adoptado muchas veces. Ahora me adoptó una enorme familia con conciencia social y militante, acorde a mi proceso y mi tiempo actual, en medio de un gobierno negacionista. Sumar a mantener la memoria, a incentivar no sólo a los jóvenes que nacieron entre el 76 y el 83 sino a todas las familias que tienen dudas, es una responsabilidad civil. No podemos mirar para otro lado.

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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