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Buena vibra: Tita Print
La fórmula de esta canante mezcla ritmos e ideas que invitan a pensar y gozar al mismo tiempo. De ser sesionista al proyecto propio, editó su segundo disco y propone algo distinto en el escenario. Y es la única que toca un extraño instrumento. Por María Del Carmen Varela.
“Revolución, esa es la misión / al patriarcado ni cabida ni perdón / soy gladiadora y alzo mi bandera / es la bandera de la piba cumbiera / es el ritmo de siempre / no voy a cambiar / acá traigo mi cumbia para bailar”.
Así canta la piba de barrio que te pone a gozar al ritmo de sus canciones. Su cumbia feminista, potente, pone al cuerpo en movimiento y eleva la vibración del alma. Sus letras le cantan a lo que hace bien, al desvanecimiento de las penas, a la decisión de ponerse de pie, de plantarse, de alzar la voz y las propias armas, como una Gladiadora. Ése es el título de su nuevo CD compuesto por diez canciones de su autoría, incluida una versión remix de “Amor, amor” de Encuéntrate, su anterior disco, editado en 2015.
¿Por qué Gladiadora? Tita: “El disco se iba a llamar Lideresa; me encantaba la palabra porque existe la palabra líder pero no hay manera de llamar a una mujer que lidera. Pero después me di cuenta de que el feminismo no proponía lideresas sino otro tipo de construcción, y pensé en gladiadora, para que cada una la encuentre dentro suyo”.
Su nombre es Maira Jalil pero desde hace años se rebautizó como Tita Print. Le decían Tita, sin ningún argumento, y ella decidió adoptarlo. ¿Y Print, de dónde salió? “Tiene que ver con imprimir. Cuando empecé con la música estaba en un momento muy turbulento de mi vida en el que necesitaba poder guardar todas mis cosas buenas y replicarlas. Tita Print es como una manera de no olvidarme que tengo que imprimir de mí esa parte que me hace vibrar. No olvidarnos de replicarlo, de imprimirnos a con lo mejor de nosotras mismas”.
La cumbia la acompaña desde la infancia. Se escuchaba en su casa de Mataderos porque su padre era “un cumbiero de la vieja escuela”, que para declarar su amor le compuso una cumbia a la futura mamá de Tita. El primer recuerdo de Tita es el de su papá llevándola en taxi al jardín de infantes cantando cumbias y haciendo percusión sobre el volante. Durante la adolescencia le tomó el gustito al rock, empezó a estudiar en la Escuela Popular de Música de Avellaneda y se especializó en música latinoamericana. Cantó ritmos afroperuanos, afrobolivianos, y cuando llegó el momento de elegir el ritmo que la representaba, volvió al primer amor: la cumbia.
Después de recibirse en la EMPA trabajó como instrumentista y haciendo coros con las Black and Blues, León Gieco, Miranda y Axel. “El último trabajo que hice fue el de Axel, y cuando terminó sentí que ya mi etapa de instrumentista para tocar la música de otros artistas había finalizado. La terminé con una alegría total, colgué los botines sintiéndome orgullosa y tuve ganas de ponerme a hacer otra cosa. Tenía música adentro, tenía cierta claridad sobre lo que quería decir y nunca me había dado esa oportunidad: siempre había tocado en grupos, componía temas pero los arreglos eran grupales”.
En 2013 arrancó con su proyecto y el primer disco que editó, Encuéntrate, dice, fue catártico: “Estaba en un momento difícil y no tenía tiempo de sentarme a componer. Compuse todo el disco grabándolo en el celular mientras caminaba por las calles. Lo grabé con una orquesta de cumbia. Después vino Gladiadora. Tuve la decisión de hablar de ciertas temáticas y militar desde mi espacio como música arriba del escenario. Instrumentalmente empecé a tocar con una banda mixta: hay un DJ, músicos y una puesta en escena performática. Y hay tres bailarines con quienes vamos contando cada canción con otros lenguajes”.
Tita es la primera mujer en el país en tocar un instrumento que, hasta que ella se lo colgó al cuello, solo tocaban hombres. Se trata del keytar o controlador, un teclado que se cuelga como una guitarra y que permite ejecutar otros sonidos y efectos. “El feminismo me hizo replantear un montón de cosas, tomé más conciencia de que el instrumento que toco es un desafío en una cancha donde la pelota la tienen los varones, la disputa de ese instrumento que en la escena de la cumbia argentina solo venían tocando los hombres”. ¿Cómo influye la oleada feminista en un ámbito tan predominantemente patriarcal como el de la cumbia? “Hay algunos cambios explícitos y otros no tanto, pero igualmente visibles. Por ejemplo, Pablo Lescano no toca más con el controlador que tiene dibujada una mujer desnuda, tal vez se le rompió pero prefiero pensar que decidió sacarlo. Y Hernán de Mala Fama habla con lenguaje inclusivo, sus propios fans lo han bardeado y él contestó que lo piola es hablar con e, subieron la bandera LGTBQ en sus conciertos. Son escenarios muy intensos, territorio de varones. Lo puede hacer Hernán porque tiene el respaldo de su carrera. Siento que se han modificado cosas, no todas las que se deberían modificar. Hay un montón de lugares donde no ha llegado. Estamos acostumbrades a que las canciones puedan decir cualquier barbaridad. Les artistas tenemos que proponer que haya otro tipo de letras”.
Eso hace Tita en el tema Santa Trava, que habla de una santa travesti que otorga la posibilidad de elegir lo que cada une quiera ser y ser felices en la diversidad. “Fue muy emotivo y difícil para mí hablar de un colectivo al cual no pertenezco y apareció esta idea de que no hay santas travas. Todo el mundo piensa que tiene que enseñarles, pero nadie se pone en el lugar de aprender de estas compañeras que tienen unas vidas tremendas. Aprendí mucho de ellas”, asegura Tita. Junto a un ilustrador diseñaron una estampita de la Santa Trava, que reparten en los shows.
Por primera vez va a grabar con Goza Records, el sello discográfico de Futurock que lleva la dirección artística de la cantante Barbi Recanati. En noviembre arranca la grabación, y el disco sale el año próximo.
¿Cuál es el espíritu de la cumbia que hace florecer Tita Print? “Yo soy una persona muy resiliente, me gusta pasarla bien. Me gusta mucho la cumbia porque tiene eso de levantar las manos al cielo y seguir. Me parece que la pelea es por el goce que tanto se nos niega y que luchar está buenísimo pero no se nos puede ir la felicidad ni la vida en eso. Mi militancia pasa por ahí, poder luchar pero generar espacios donde poder disfrutar y tener canciones que tengan que ver con lo que estamos queriendo decir. Luchar por lo que queremos, sin dejar de gozarla”.
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