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Cotorra: Iara Aranzazu Quiroga, activista trans

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Dice que toma el legado de las activistas travestis para cambiar a la sociedad. Trabaja, estudia y baila para cambiarse también a ella y a su movimiento. De una infancia dura en la calle a la proyección de los sueños.  MARÍA DEL CARMEN VARELA.

Una travesti todo terreno. Así se define Iara Aranzazu Quiroga. “Si bien no encajo en ningún lugar, constantemente reivindico que soy una travesti. No soy una mujer trans, si bien soy una feminidad tampoco me molesta que trascienda una masculinidad sobre mí. No soy ninguna de las dos cosas: soy lo que quiero ser”, afirma Iara mientras se peina y se maquilla para participar del ciclo mensual Cotorras que transcurre los primeros jueves de cada mes en el espacio cultural Mu Trinchera Boutique en el barrio de Congreso.

Sobre vivir

Con 30 años, Iara es activista en Paraná; baila, le gusta cocinar, coser, actúa en una miniserie que va por la segunda temporada, actúa en una comparsa, estudia en la Universidad y sueña con armar un refugio para chicas trans y travestis. Desde hace seis meses Iara tiene un empleo formal en la Municipalidad, que pudo concretar con otras compañeras gracias a un proyecto para realizar un relevamiento de la población trans. “Hay alrededor de noventa chicas trans en Paraná, que no es la cantidad exacta de personas trans que viven en la ciudad. Hicimos relevamiento en la calle, nos faltó recorrer un poco más. En Paraná tenemos la mayor cantidad de chicas trans sobrevivientes. Veníamos exigiendo el cupo laboral y salió el proyecto de inserción laboral que no es lo mismo, porque no tiene una exigencia para el Estado. El proyecto de inserción invita al Estado a que, si puede, quiere, tiene ganas, incorpore a una chica trans para trabajar”. En este momento, Iara trabaja en el Programa de Servicios Alimentarios y Copas de Leche de la Municipalidad. “Hace poco vivimos la desgracia de tener dos travesticidios. Una era amiga mía -Jésica Benavidez-, de 33 años, y otra la escritora Lucía ´La Loba´ Mansilla, de 37 años”.
Iara tenía 13 años cuando se fue de la casa. Su padre le dijo que ese hogar no era un circo para que se “disfrazara de mujer” y le dio a elegir: quedarse y vestirse de varón, o irse si decidía lo contrario. Iara partió y se llevó dos polleras que le habían regalado a su hermana para Navidad y unas alpargatas para hacer juego. “Elegí lo que quería. Fue lo primero que me salió en el momento, de querer ser yo, mostrar una feminidad, querer ser travesti y no poder, y tener que estar reprimida, sin el acompañamiento de mi papá. Mi mamá lo supo desde siempre y me acompañó. Crecí de golpe. Hoy por hoy sé que las cosas que viví fueron porque vivimos en una sociedad hipócrita, nefasta, machista. No había necesidad de tanto dolor para una infancia”, reflexiona ahora.
En la calle conoció a otra niña que también había sido expulsada de su casa. “Encontré una amiga, una hermana, Ayelén, de trece años también. Ella tenía habilidades para sobrevivir en la calle que yo no tenía. Si bien yo vengo de una familia muy humilde, nunca había tenido la necesidad de dormir en la calle o de rebuscármelas para comer, hasta ese momento. A ella se le había muerto la mamá cuando tenía 7 años. Nos metimos en un cabaret y teníamos donde comer y dormir durante quince días, un mes, teníamos una habitación que era nuestra. Una vez volvimos cada una a su casa a buscar cosas y nos volvieron a echar y nos fuimos a vivir debajo de un muelle. Llegamos y conseguimos un colchón de dos plazas. Yo me fui a atender a un cliente (Nota de la Redacción: así los nombra) y cuando volví Ayelén había armado como un departamento, con cajones había armado un mueblecito, había traído platos, cuchillos, y hasta había puesto cortinas”.  En la intemperie, tenían un hogar. “En la tragedia, construir la belleza, insistir en la belleza”, dice Marlene Wayar, anfitriona de las Cotorras. Iara sigue: “Cuando querés algo, te aferrás a eso y podés salir de donde sea: siempre hay alguien que te va a dar una mano y te va a ayudar a levantar”.

El cuchicheo

La actuación es otra de las facetas de Iara. Un domingo a la tarde, en el taller audiovisual que transcurre en la biblioteca Pedro Lemebel, estaba con otras compañeras travestis y a su amigo transformista Leo Holl se le ocurrió la idea de encarar una miniserie haciendo un rejunte de diferentes amigas y conocidas, extrayendo aspectos de la personalidad de cada una para crear los personajes. Así nació Avenida Amenos, una miniserie escrita y protagonizada por chicas travestis y trans, cuyos capítulos se pueden ver por Youtube y pronto se emitirán por un canal público de Paraná. La producción está a cargo del Grupo Transmedia Argentina y cuenta historias de vida de chicas travestis, los obstáculos que atraviesan, la negligencia estatal, la discriminación y la violencia. Ya obtuvieron algunos premios que las incentivaron a arrancar con la segunda temporada. “Yo soy una caradura, me gusta hacer todo lo que hago porque es lo que quiero hacer. No le tengo miedo a nada”, dirá Iara. En la noche de Cotorras, Iara demostró sus habilidades en la danza, cuando vestida de odalisca bailó y se lució con brillos, tules y movimiento de caderas. En Paraná toma clases de danza y organiza shows con otras bailarinas. Uno de ellos es La ruta de los sabores, noches temáticas en las que se visten de odaliscas o gitanas, ofrecen un menú especial y explican el origen de los ingredientes. Los concurrentes pagan una entrada y funciona como comedor libre. “Hay mesas redondas donde conviven todas las clases sociales. Una vez una señora dijo ‘mirá el trava’. ‘La travesti, señora, por favor’, le dije yo. A mí me encanta que la gente cuchichee porque me hace sentir importante”.
Hace poco decidió entrar a la Universidad y empezar a estudiar Trabajo Social. “Un compañero con el que militábamos en una agrupación llamada Aquelarre me contó que estaba estudiando. Le pregunté qué estudiaba y me dijo Licenciatura en Trabajo Social. Le pregunté de qué se trataba y me empezó a contar qué  era el trabajo social y yo pensé: es lo que yo hago pero sin título. Me preguntó si yo quería ser su tesis y le dije que sí pero que yo también quería estudiar. Ahora estoy estudiando en una universidad re inclusiva, tenemos baños sin género, pero ahora no sé si quiero ser trabajadora social: yo creo que para ser trabajadora social no necesitás el título. Me parece un poco patético hablar en la comunidad trans de Marx, Platón y la mar en  coche, teorías de hace mil años. Prefiero hacer cosas que tengan soluciones ahora, antes que estudiar el pasado”.

Cotorra: Iara Aranzazu Quiroga, activista trans

Foto: Lina Etchesuri


La Ley de Matrimonio Igualitario le parece valiosa, aunque asegura: “El cambio somos nosotras, no pasa por un papel”. Y agrega: “Hay muchas personas que desean mostrarle al mundo que se aman, y será que nosotras las travestis mayormente no soñamos con una familia, un casamiento de vestido blanco, un hogar”. Con respecto a la Ley de Identidad de Género, dice: “Hoy en día tenemos la generación del DNI, que vive mucho mejor porque una gran parte de los padres están acompañando a sus hijes y nos les están desamparando, pero falta mucho. Podemos prevenir a otras personas y que no pasen lo mismo que nos tocó vivir a muchas. Si bien sufrí violencia policial y otras violencias por las que he pasado, no fue tan severa como lo que vivieron otras generaciones anteriores a la mía. En Paraná está la esquina donde pasás y te gritan de todo, las que no se meten con nadie y están paraditas cerca de la terminal porque corren al lado del policía, y después están las de allá atrás. Yo pertenezco a las de allá atrás”.
Una de las frases acuñadas por Marlene da cuenta de que “el primer objeto de arte a construir debería ser una misma”. Iara sigue trabajando en su construcción personal y en la colectiva.  Agradece el aporte de otras compañeras en el devenir trava que la sostiene y moldea: “Rescato un montón de cosas de compañeras trans que dieron mucho. Yo creo que tengo que poner mi propio granito de arena para que su lucha no sea en vano, como Lohana Berkins, Diana Sacayán, Maite Amaya. Me repugna saber que en su infancia fueron prostituidas por el sistema y hoy son utilizadas por el mismo sistema capitalista que las tiene como objetos. También la Susy, la Marlene, el aporte de cada una nos marcó el camino para que nosotras podamos seguir cambiando a la sociedad”.

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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