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Sin venenos

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La UTT irrumpió como un sindicato fuerte durante los años del macrismo. A fuerza de verdurazos, instaló en la ciudad un tema que se viene sembrando en cada vez más hectáreas de Argentina: cómo producir sin transgénicos ni agrotóxicos. También, reveló quiénes son los que producen alimentos, y cuáles son los verdaderos costos. La tierra, la salud, las próximas generaciones, y las actuales: por qué decimos que hay otro modelo. SERGIO CIANCAGLINI

Los buenos deseos son artefactos extraños. Deseos para sí, o para las próximas y prójimos que integran el vecindario humano. Un viejo vals del supuesto autor de la Marcha peronista planteaba hace ya 80 años que tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor. Un refrán español era menos lírico: salud y pesetas, lo demás son puñetas.
Los deseos de los revolucionarios franceses fueron: libertad, fraternidad, igualdad. Los progresistas desean el progreso, los pueblos originarios el buen vivir, los ecologistas un ambiente no contaminado, hay quienes desean la revolución, o la contrarevolución. Un deseo bastante generalizado afecta las cuentas corrientes de varias industrias: la paz.
Muchos desean prosperidad, otros prefieren desear la tranquilidad, o el respeto, la buena convivencia. La justicia es otro deseo sobre un asunto que muchas veces parece en vías de extinción. Como el de un trabajo digno y una vida en consecuencia. Todo ese universo deseante desea desear el bien de las generaciones futuras.
La agroecología es una actividad que, más que desear, pone en práctica muchos de esos deseos, los cultiva, para que la realidad suene como algo mejor que un viejo vals. Parte de una idea: producir sin venenos. Al hacerlo, está generando todo un cambio de paradigmas. Genera salud de los suelos, el agua, los animales, cultivos y personas. No busca matar malezas ni plagas sino que las evita con asociaciones de cultivos, suelos sanos, corredores biológicos. Desaparece la jerga bélica rural. La salud no bajo el paradigma de “curar” (en una sociedad cada vez más medicada y farmacológica) sino el de la prevención según el viejo Hipócrates que sostenía: “Que el alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento”. Los productores se liberan de la amenaza del veneno, tanto ellos como sus familias. Venenos que son posiblemente cancerígenos (glifosato, según la OMS, la justicia norteamericana que ya falló en tres juicios, y el sentido común) y que han disparado en todo el territorio transgénico, además del cáncer, enfermedades de tiroides, hipertensión, de piel, respiratorias, abortos a repetición, nacimientos de bebés malformados.

Sin venenos

Lo que crece

a agroecología aporta prosperidad (dinero) reduciendo costos para los productores entre un 50 y 80% o más, según cotice el dólar. Eso implica justicia: los productores de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) por ejemplo, organizaron un sistema de comercialización que duplicó y hasta triplicó las ganancias de agricultorxs, evitando los intermediarios y sin encarecer el producto. Para los consumidores, la prosperidad, la igualdad y hasta el derecho humano a la alimentación se ven facilitados por poder comprar algo inusual, alimentos sanos, al mismo precio que los convencionales o menos (la UTT logró un milagro, sostener los precios por semestres enteros en plena plaga inflacionaria).
En los campos más grandes de producción extensiva como La Aurora, de Juan Kiehr (considerado emblema agroecológico a nivel mundial por la FAO) se reproducen los buenos deseos convertidos en realidades cada vez más contagiosas. Crece, por ejemplo, la RENAMA (Red Nacional de Municipios y Comunidades que fomentan la Agroecología) creada por el ingeniero agrónomo Eduardo Cerdá que cuenta con 15 municipios adheridos, 300 productores y calculan unas 80.000 hectáreas de campos ya volcados o en transición agroecológica. Uno de los municipios es el de Gualeguaychú, que insertó su adhesión a la RENAMA en el marco de un Plan de Alimentación Sana, Segura y Soberana, brindando tierras fiscales para la producción de familias integrantes de la UTT.

Re-generar

La experiencia agroecológica aporta libertad al romper la subordinación de la agricultura a las corporaciones; justicia, al mejorar el nivel de vida de lxs agricultorxs; igualdad, en el sentido de no generar relaciones sociales de poder entre quienes producen, y ostensiblemente fraternidad: la recuperación de lo grupal, lo colectivo y comunitario, para trabajar, producir, intercambiar y explorar, como se ve tanto en la UTT como en los grupos de producción de Guaminí, Lincoln, Bolívar, Trenque Lauquen, muchos de ellos conectados a su vez con la Granja Naturaleza Viva de Guadalupe Norte, Santa Fe, en la que Remo Vénica, Irmina Kleiner y el ingeniero agrónomo Enrique Vénica son referencia crucial para comprender un modo de producción agroecológica que además agrega valor e industrializa productos, dándoles trabajo digno a 15 familias en 200 hectáreas (el modelo de monocultivo transgénico necesita una persona cada 500 hectáreas, a lo sumo).
El enfoque agroecológico de la producción involucra otro tema escaso y deseable: la ética. Explica el ingeniero agrónomo Santiago Sarandón, creador de la primera cátedra de Agroecología del país, en la Universidad de La Plata ante la pregunta sobre quiénes se oponen a esta idea: “Los que fabrican y venden insumos, los que asesoran en el uso de insumos, el statu quo de las universidades, los intereses de las empresas que ofrecen viajes, congresos, reconocimiento. Pero apareció un actor inesperado: los pueblos. La gente que dijo: basta, este modelo resulta insoportable. Y ahí aparecen los elementos de la agroecología que le dan un sentido profundo: el componente fuertemente ético, y la búsqueda de lo socialmente justo. ¿Podemos como generación usufructuar los recursos y degradarlos para ganar dinero, a costa de las generaciones futuras? Porque esas generaciones hoy no están aquí, pero es a las que estamos dañando inexorablemente. La agroecología está proponiendo desarrollar sistemas compatibles con ambas cosas: que la generación actual pueda vivir, ganar dinero, hacer su vida, y que a la vez deje un ambiente de calidad a las generaciones que vienen”.
El aspecto socialmente justo que menciona Sarandón: “La agroecología reivindica como bueno al modelo del agricultor familiar, que reúne al 70% de los agricultores del país, y es responsable de la elaboración del 70% de los alimentos que se consumen. Esa gente tiene que seguir en el campo, hay que generarle buenas condiciones porque ahí está el futuro”.
¿Por qué estos temas son inexistentes en la autodenominada “agenda política”? “Lo ambiental en general está ausente. Los políticos no lo ven. Como piensan en períodos electorales de dos o cuatro años, les interesa tener la soja, sacar plata de ahí, repartirla y no hacerse problema. Ese modelo se está cayendo a pedazos, pero no lo ven”.

Sin venenos

El verdurazo

La UTT es el gremio campesino más grande del país. Ganó presencia callejera con los feriazos y verdurazos (varios de ellos reprimidos entusiastamente por las llamadas “fuerzas del orden”) y ya ha instlado tres verdulerías agroecológicas y un mercado de abastecimiento en Avellaneda. En 2015 una familia inició la producción agroecológica. Hoy son 120 y han creado el Consultorio Técnico Popular (Cotepo) para mostrar de qué modo es posible producir sin pesticidas ni fertilizantes.
La organización, por su lado, fue de las grandes impulsoras del Foro Nacional por un Programa Agrario, Soberano y Popular realizado en mayo. Zulma Molloja, una de las voceras de la UTT: “Necesitamos exigir una ley de acceso a la tierra. No queremos que nos regalen la tierra, queremos pagarla. Pagarla en cuotas en vez de pagar un alquiler. Hacer el trabajo de la tierra que siempre hemos querido, que siempre hemos anhelado y vivir dignamente con nuestros hijos”.
Rosalía Pellegrini, otra de las referentes de la UTT plantea el deseo con otro formato: “Siempre tuvimos un sueño. Cuando vos ves una villa, un asentamiento, pensás: ¿cuánta salida, cuánta proyección de una vida digna puede haber si están uno encima del otro, sin laburo? Los hijos tampoco tendrán vivienda y es muy difícil pensar una salida sana, sin todas las problemáticas de drogadicción y todo lo demás que tenemos entre los más pobres. En cambio, hay una tierra riquísima para producir, buenas condiciones naturales, y una posibilidad enorme de construir fuentes de trabajo en un sector que casi siempre tiene raíces campesinas. Fijate el panorama que se abriría”.
El ingeniero Damián Pettovello fue parte del agronegocio (trabajó incluso para Bayer) hasta que comprendió que eso le estaba matando el alma, y también el cuerpo al declarársele un melanoma que por suerte superó. Con Facundo Alvira impulsan Tekoporá, proyecto de enseñanza y difusión. “Lo agroecológico no es solo lo productivo. Es una forma de vida que promueve el bien común para ser socialmente justa y que tiene que ser económica y financieramente viable. Y regenerativa del suelo, al revés que el sistema actual que es degenerativo, porque se lleva puestos a los recursos y a las comunidades. Estamos ante un vaciamiento de los sistemas de vida, entonces lo agroecológico es algo que viene a replicar lo vivo, y eso te conecta también con la soberanía alimentaria, tecnológica y energética. Y con el respeto”.
Irmina Kleiner hace una síntesis: “suelo sano, plantas sanas, personas sanas”. Su marido, Remo Vénica, plantea: “Todo esto que se está logrando es una maravilla. No sé si es una revolución, pero sí sé que es una re-evolución”.

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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