CABA
Qué es la rebeldía
María Galindo, intelectual y activista boliviana. Es la fundadora del colectivo Mujeres Creando que lucha contra el patriarcado el Bolivia, y crea salida para mujeres azotadas por la violencia. El feminismo como una lucha antisistémica. Por qué hay que desempoderarse y no empoderarse: “Frente al poder no te empoderas: te rebelas”. Qué es el feminismo intuitivo. La ruptura de mandatos coloniales y patriarcales. Y por qué la categoría “género” diluye la potencia del sujeto político en los feminismos.

Si el mundo no tuviera a María Galindo, habría que inventarla. Es una artista, intelectual, activista y creadora boliviana que ha llenado calles, plazas y gobiernos de acciones artísticas de alta política. Sus grafitis en las paredes y en las almas tienen una caligrafía inconfundible y tienen ideas que rompen los moldes y los sometimientos. Es fundadora de Mujeres Creando, grupo que en La Paz tiene una sede maravillosa llamada La Virgen de los Deseos. Y una radio, con ese mismo proyecto político: Radio Deseo. Sus obras la llevan permanentemente a exhibiciones y bienales del mundo, pero además es autora de libros emblemáticos como Ninguna mujer nace para puta y A despatriarcar, entre tantos. Algunas de sus frases: “Indias, putas y lesbianas, juntas, revueltas y hermanadas”, “El femicidio es un crimen de Estado patriarcal”, “Ni las tierras ni las mujeres somos territorios de conquista”, “No necesitamos derechos: necesitamos utopías”.
María Galindo, queremos preguntarte: ¿qué es el feminismo?
No es una pregunta fácil. El feminismo no es un proyecto de derechos para las mujeres, que es con lo que se sigue domesticando al feminismo. El feminismo es una lucha antisistémica de un sujeto muy complejo que va mucho más allá de las mujeres. Es brutal que haya feminismos que pretendan llamarse feminismos y excluyan a las mujeres en prostitución. Es brutal que haya feminismos que pretendan llamarse feminismos y excluyan a las mujeres trans. El sujeto de los feminismos que está renaciendo en esta parte del mundo, es un sujeto desde abajo, no es un feminismo que está surgiendo desde arriba. Desde las mujeres pobres, desde las transgresoras. Yo hablo mucho de un feminismo intuitivo, que no es un feminismo que te nace porque te enseñaron feminismo: te nace de la ruptura de los mandatos que cargó tu madre, nace de leer el cuerpo de ella, nace de leer la calle, te nace de leer la indignación que sientes ante el feminicidio. Hay un feminismo intuitivo en estas tierras muy potente que nace de las intuiciones y de las lecturas irreverentes de este momento histórico desde diferentes sectores de mujeres. El feminismo es la lucha por la despatriarcalización de las sociedades en las que vivimos, que es absolutamente urgente. Yo lo entiendo así: como una lucha por la despatriarcalización de la sociedad, que en sí funciona como utopía.
De-generar y des-empoderar
El feminismo en los últimos años trajo algunos términos como empoderamiento, por ejemplo.
La teoría del empoderamiento no es una teoría que está naciendo desde el movimiento, sino que es una herramienta de disciplinamiento que nace de las instituciones que necesitan disciplinarnos. Es una teoría que se ha lanzado para las mujeres, para las, les, los indígenas, para las personas con discapacidad, es decir: para todos esos y esas otras, esos subalternos. Si el problema es el poder lo que necesitamos es desempoderamiento. ¿Por qué no hay talleres de desempoderamiento para banqueros, para patrones, para padres que se consideran cabeza de familia? Nos gusta mucho más hablar de desempoderamiento, que obviamente no se va a dar porque todos quienes están en una estructura de poder se aferran al poder. La teoría de empoderamiento es la ficción que nos venden de que lo que nos falta es poder, y no nos falta poder.
¿Y qué hacemos les otres?
Nos rebelamos. Frente al poder no te empoderas, frente al poder te rebelas. La propuesta es la de nuestros abuelos y ancestros. La rebelión, la subversión, la ruptura. Por ejemplo, en Bolivia las políticas de empoderamiento, que probablemente se den en Argentina también, frente a las crisis provocadas por el neoliberalismo, fue endeudar a las mujeres. Yo te empodero con quinientos dólares para que te conviertas en deudora y creas que no eres una desempleada, sino que eres una emprendedora. Son ficciones que se crean. Lo que hay que hacer primero es desmontar todas estas maquinarias. Definitivamente. Las jerarquías sociales son muchas y son múltiples, no es un mundo tan maniqueo en el que estamos. El capitalismo neoliberal tiene la capacidad de organizar las sociedades en jerarquías minúsculas que compensan a todos los de abajo en relación al que está más abajo. Entonces pensá lo que representa un boliviano, una boliviana, en Buenos Aires, representa una categoría inferior que lo puedes patear. Qué representa el senegalés. Es decir, hay una estructuración jerárquica permanente. Jerarquía que están funcionando para amortiguar el costo de subsistencia y que están funcionando como compensación para sostenerte en el lugar que estás. Por ejemplo: los hombres tienen en las mujeres la amortiguación del lugar de sumisión en el que están. Ojo con eso: nosotras decimos que el machismo es la debilidad de los hombres, y no su fortaleza.
Hablamos de empoderamiento. Otra de las palabras es “género”
También me río. El léxico, la jerga del género, se ha metido desde los barrios populares hasta las altas esferas burocráticas de todos los estados. Esto no es casual, toda esta inflamación de la categoría de género está insuflada con dólares de los organismos internacionales para confundir a los movimientos, y a los movimientos feministas por encima de todo. Se usa género como sinónimo de mujer pero se borra la palabra mujer, por lo tanto utilizando la palabra género se elimina al sujeto. Y cuando tú eliminas al sujeto, eliminas la posibilidad de luchar porque solo el sujeto se emancipa, no emancipas el género. Es Carmen la que se emancipa. Es Juan. No el género. Entonces el género sobre todo se está usando como una dilución del sujeto. Es importante que las mujeres y las feministas no nos dejemos confundir: no es el género lo que queremos cambiar, lo que queremos cambiar es el sistema capitalista, patriarcal, colonial. Que quede claro. La categoría de género nace en la psiquiatría, por si acaso, y se transfiere luego a la lucha feminista. Hay montones de teóricas que trabajan dentro de los feminismos sin la categoría de género y hay otras tantas que trabajan con la categoría de género, pero hay mucho trabajo institucional desde el género para simplemente confundir, edulcorar y disolver la bronca.

Tecnocracias de género
A veces se complejiza mucho el lenguaje como si fuera algo de especialistas, para confundir, como en la economía. ¿Pasa eso?
Pasa mucho en el feminismo. Cuántas maestrías en género hay, carísimas, y hay en América Latina funcionando lo que en Mujeres Creando hemos llamado la “tecnocracia de género”, que son grupos grandes de mujeres mayormente profesionalizadas, formadas en la categoría de género, para utilizarla en función del mejor desempeño del modelo neoliberal. Por si acaso, hay neoliberalismo de género, hay género y desarrollo, hay políticas de subalternización de las mujeres que llevan el apellido de género. Hay mucho por lo que desconfiar.
A raíz de eso, ¿qué pensás sobre las leyes de cupo?
Es una receta que está bajando desde arriba a todos lados. Nosotras la hemos cuestionado muchísimo porque la ley de cupo es cuota biológica, que tiene la prohibición o el límite de no ser una cuota ideológica. Una mujer no está ahí por lo que piensa sino por lo que es portadora. En Bolivia, y se ufanan muchísimo, está saliendo un parlamento con el 54% de mujeres: el más alto de la historia y uno de los índices más altos en América Latina. Para maldita cosa ha servido eso. No despenalizaron el aborto y, por supuesto, no atendieron la necesidad de una comisión parlamentaria y de auditoría jurídica sobre feminicidios, porque la impunidad es uno de los problemas más grandes. Mientras una mujer es más pobre, menos acceso a justicia tiene. Es así. La cuota es una cuota biológica que tiene que ver con lanzar a las mujeres, que somos un nuevo sujeto político, el mensaje de que “tienen que ser parte del sistema”. Ahí viene esta otra palabrota: inclusión. De las personas con discapacidad, de las trans, de las mujeres. ¡No queremos inclusión, queremos revolución! Queremos cambio estructural. El neoliberalismo puede incluir a mujeres y no modificarse, puede incluir indígenas y no modificar sus estructuras. Estas edulcoraciones tienen que ver con domesticarnos. Las mujeres estamos construyendo utopías políticas que no pueden ser reabsorbidas por el sistema de cupos, pero justamente crean el sistema de cupos para reabsorber esa fuerza rebelde de las mujeres. Creo que todas estas clarificaciones son hoy urgentes, fundamentales.
Recuperar la rebeldía
¿Cómo se lleva esta rebelión con tiempos políticas e institucionales que son otros y aparece un fantasma, por lo menos acá, que es hacerle el juego a la derecha?
No tengo la respuesta, pero observo un fenómeno que me parece fabuloso y ahí los feminismos nos están dando lecciones. La rebelión es en lo cotidinano: sí o sí. Está en el territorio donde trabajas, en tu casa, en el sector donde estás organizada, en el medio de comunicación. No es que está en Plaza de Mayo: la rebelión está en el mercado, en la cama, en la escuela, en la oficina, en la fábrica, en el taller. Está en todos lados. Creo que las feministas estamos logrando plantear eso. Ahora, hoy en día, el sistema político formal, de partidos, ni en Bolivia, Brasil, Argentina, Chile, están ofreciendo ninguna propuesta real para la sociedad que estamos construyendo y soñamos. Lo único que están ofreciéndonos son medidas de contingencia más graves o menos graves y nos están ofreciendo expropiación de la política. Ellos dicen: “Lo que es política lo estamos haciendo nosotros, y ustedes tranquilitos, que les vamos a dar el subsidio, el bono”. Hay un momento donde esta rebelión cotidiana, esta organización cotidiana de la vida, en torno a qué queremos comer, libertades sexuales, cómo queremos distribuir nuestro tiempo, las ganancias en este grupo, hay un momento en que eso va a rebalsar los límites de donde estamos actuando hacia la gestión de todo. Las soluciones están saliendo de la gente. Y yo creo que son soluciones profundas, tanto en Argentina como Bolivia. Las fábricas recuperadas es una demostración didáctica de que se puede. Y sobre el juego a la derecha: para mí la derecha son los terratenientes que están depredando el bosque amazónico. Y ellos están con Evo.
¿Cuáles son las acciones que llevan adelante desde Mujeres Creando?
Nosotras hacemos política concreta. Le llamamos así. Porque hay toda una discusión sobre ideología, pero luego tienes lunes, martes… ¿Y qué pasa? Disputamos los sentidos de justicia al Estado boliviano a través de la atención de mujeres todos los días: somos una fábrica de producción de justicia. Somos una pequeña fábrica de producción de cooperativa. Tenemos la radio. Lo que hacemos es traducir el discurso en algo que se puede tocar, comer, beber y disfrutar hoy. Porque también hay una novedad muy importante que trae el feminismo: la revolución no es una revolución finalista, que no la vas a ver, que va a ser dentro de cuarenta años. La revolución es algo que necesita sentir esa felicidad ahora, porque ahorita es tu vida. Hacemos acciones espectaculares, nosotras no organizamos marchas. Te voy a contar una que fue divertidísima: hubo una denuncia de acoso sexual por una periodista en el canal estatal boliviano contra el director. La ministra de Comunicación: oídos sordos. Fuimos al canal, le dijimos al guardia de la puerta que teníamos una entrevista. Éramos como 20. Luego nos metimos al set de noticias. Obviamente que el canal dejó de emitir. Dijimos: “No nos movemos de aquí hasta que renuncie el director”. Llegaron los medios al canal estatal: no los pudieron no dejar entrar. Los medios entraron a cubrir que las Mujeres Creando habían tomado el canal estatal. Pensábamos: ¿cuánto tiempo vamos a estar aquí? Estuvimos media hora: en media hora renunció el director. Muchas gracias, hasta luego, nos fuimos. Eso es política concreta.
¿Qué es la política?
La política es eso que nos han quitado. Los partidos políticos han privatizado la política. Hay que desprivatizar la política. Por otro lado, el patriarcado nos dice que política es lo público, lo colectivo, la discusión de la colectividad de la puerta de la casa para afuera. Y las feministas decimos: la política es la discusión de lo colectivo de la puerta de la casa para afuera y de la puerta de la casa para adentro, y de la puerta de la cama para adentro también. Entonces política es la cama, el disfrute de tu cuerpo, de tus decisiones, de tus libertades sexuales, la distribución del espacio dentro de la casa, la distribución de las decisiones colectivas. Todo es política. No podemos permitir que nos la privaticen.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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