CABA
Manos a la masa: 1893, pizzería recuperada
Un grupo de 13 trabajadoras y trabajadores recuperó una pizzería porteña en medio de la cuarentena y conformó una cooperativa para mantener las fuentes de trabajo. Organización y solidaridad como respuesta al fraude y al aislamiento. Por Lucas Pedulla.

La camarera Patricia Alcázar había llegado a un punto límite. “Este es el último año”, les decía a sus cuatro hijos, después de haber trabajado 11 de sus 43 septiembres en la pizzería 1893, con el sueño de abrir una pastelería con uno de sus compañeros y huir de la angustia de salarios impagos y maltrato laboral en el negocio ubicado en el barrio porteño de Villa Crespo. La cuarentena mantuvo la incertidumbre, pero también abrió un nuevo tiempo: “Fueron tres semanas que no tuvimos trabajo, no teníamos plata, y desde un grupo de WhatsApp empezamos a movilizarnos porque necesitábamos trabajar”.
La necesidad de una respuesta urgente encontró a Patricia con sus 12 compañeros y compañeras ante una pregunta clave: qué hacer. “Porque no somos solo 13 personas, sino que atrás tenemos a nuestras familias, a nuestros hijos, o a nuestras madres de las que nos hacemos cargo, en una situación de pandemia en la que no hay trabajo. Muchos restaurantes estaban cerrando, y pensábamos: ¿vamos a quedarnos en la calle?”.
La pregunta los condujo a una respuesta barrial: la cooperativa Alé Alé, restaurante recuperado en 2013. La respuesta barrial se convirtió en una decisión colectiva: el 13 de mayo votaron en asamblea permanecer dentro de la pizzería en resguardo de sus fuentes laborales. Y la decisión se transformó en una nueva realidad: 1893 es cooperativa.
La camarera Patricia Alcázar no se fue.
Y hoy es la presidenta.

New York, Olivos & fraudes
893 es una pizzería con 25 años de historia en el barrio de Villa Crespo, ubicada en la esquina de Scalabrini Ortiz y Loyola. Pertenecía a la firma Maridani SRL, cuyo dueño es Danilo Ferraz, también propietario de Hell´s Pizza (conocida por su estilo neoyorquino) y de Morelia. En la página web de Hell´s, Ferraz se presenta como “maestro pizzero”, “creador de la pizza a la parrilla”, y miembro de la Asociación de Cocineros y Empresarios Ligados a la Gastronomía Argentina (ACELGA), organizadora de la Feria Masticar. “No sabe hacer la masa”, contrasta ese CV Ernesto Fidel de Arco, 32 años, 13 como delivery y camarero. “Solo ponía la hojita al final para la foto”.
Cristian Herrera tiene 31, es pizzero hace cinco años, y corrobora con otra imagen: “Una vez nos llevó a la Quinta de Olivos, cuando Macri era presidente. Nos tenía atrás, en la cocina, trabajando todo el día, con los brazos negros, pero él se las llevaba y las presentaba. En la Feria Masticar hacía lo mismo. Siempre él era la cara de todo”.
Cuando empezó la cuarentena, Ferraz les dijo a sus empleados que la situación era “irremontable”. De a poco empezó a introducir la mercadería de sus otras marcas.
Ernesto: “Cuando autorizaron a los comercios gastronómicos abrir después de la cuarentena estricta, él no daba señales. Por la emergencia, le insistimos y nos autorizó. Nosotros ya teníamos la llave. Nos encontramos con un local sin materia prima, y los que teníamos algunos ahorros pusimos un poquito para ir comprando muzzarella, o 2 o 3 kilos de tomates, para empezar con una producción mínima. Una vaquita”.
Se dieron cuenta de que desde febrero no sólo tenía deuda con sus salarios, sino también con los servicios, el pago del alquiler y con proveedores. Lucía Campero, 21 años, 4 como camarera: “La deuda con proveedores era millonaria. Sólo al de la muzzarela le debía 200 mil pesos. Así, al del aceite. Así, al de la harina”. Herrera: “Cuando empezó la pandemia dijo que tenía 100 mil pesos y que nos iba a repartir por semana. Lo único que yo recibí en esos días fueron 1.500 pesos”. Cuando el gobierno anunció la implementación del programa Asistencia a la Producción y el Trabajo (el pago del 50% de los salarios para pymes), cuentan que Ferraz formalizó la situación de tres compañeros que no estaban registrados. Tampoco les pagaban los aportes: “A un compañero no lo quisieron atender en el hospital porque no le pagaron la obra social”.
Con la mínima producción, empezaron a repartir los primeros y mínimos montos, pero ya desde una producción casi cien por cien autogestiva. Ernesto: “Pero como no nos pagaban, nos plantamos. Y ahí amenazó con que nos iba a traer gente de las otras pizzerías para que trabajaran acá”.
Fue el detonante.

La masa cooperativa
El 13 de mayo empezaron las guardias dentro de la pizzería. Cuentan a MU: “El dueño, mientras, nos amenazaba. Decía que nos iba a prender fuego y llamaba por teléfono ocupando la línea todo el día para que no pudiéramos tomar pedidos. El maltrato era constante. Y también, acoso: había una habitación arriba donde estaban las oficinas y constantemente invitaba a compañeras a subir. Nos denunció por usurpación y un día golpeó a dos compañeros frente a la policía: lo tuvieron que esposar para calmarlo. En medio de todo esto, su hermana reclamaba una parte de lo que nos llevábamos porque decía que su trabajo era importante: solo contestaba cosas por Facebook, pero nos reclamaba plata siendo que no cobrábamos y ella vive en un barrio privado”.
Los colmos se sucedían y entonces contactaron a Andrés Toledo, presidente de la cooperativa Alé Alé, restaurante recuperado en 2013. Ernesto solía ir a comer al lugar, y siempre se maravillaba por su producción autogestiva. Toledo los asesoró y también los puso en contacto con integrantes de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), parte del sostén de la lucha. Los valores del cooperativismo y la solidaridad del trabajo los vivieron in situ en el propio Alé Alé. “Por la denuncia de usurpación, teníamos la prohibición de comercializar. Teníamos una consigna policial en la puerta, así que si salíamos no íbamos a volver a entrar. Nos mantuvimos siete adentro, y el resto fue a trabajar a Alé Alé, que nos prestó solidariamente sus cocinas. Allí pudimos conocer cómo se trabaja de forma cooperativa, sin nadie que te atosigue”.
Uno de los que fueron a trabajar a Alé Alé es el maestro pizzero Felipe Chalal, 49 años, 22 como trabajador de 1893: “Vimos que había otra manera de trabajar. Más justa. Y es un cambio que está bueno, porque todo se valora más. Fueron muy solidarios, y no hay palabras, porque a la vez nos daban fuerzas. Y aquí estamos”. Les trabajadores ya están en gestión de los trámites de la cooperativa y recibiendo el apoyo del barrio con los pedidos que envían durante las semanas. A su vez lograron afrontar el alquiler gracias a dos créditos de la fundación La Base y la cooperativa de consumo Consol.
Lucía resume: “La experiencia fue muy intensa, nos empezamos a conocer aún más. Aprender a convivir. Pero el común fue lograr mantener los puestos de trabajo. Fuimos parte de una lucha que logró dar una opción, un lugarcito”. La presidenta Patricia está encargándose de las gestiones con los proveedores y ya proyectando la línea pastelera con el maestro Felipe, pero dentro de la cooperativa. “Antes no podíamos desarrollarnos como queríamos. Ahora va a ser más compartido”.
¿Qué significa la recuperación entre consejos de quedarse en casa y no salir? Ernesto responde sencillo: “Fue como el ‘quedate en casa’: nos quedamos y no salimos más”.
CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre


Artes
Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

“Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”. Con esa consigna trabajadorxs de las artes escénicas salieron a exigir la derogación del decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro y pone en serio riesgo al sector teatral independiente. Hubo color y calor, pese a los tiempos oscuros y fríos. El apoyo de la gente en la calle, el fondo del planteo, y la inesperada reacción de Pluto.
Por María del Carmen Varela. Fotos: Sebastián Smok

El público en la calle, sumándose al reclamo en favor del Instituto Nacional del Teatro.
La cita fue en la puerta del cine Cacodelphia, en Diagonal Roque Saenz Peña 1150, desde donde partió la colorida y ruidosa caravana que dobló por 9 de Julio y continuó por Av. Corrientes, hasta llegar a Rodriguez Peña. A las dos de la tarde el tramo de la Diagonal entre Lavalle y Corrientes fue punto de encuentro para actores, actrices, músicxs, bailarinxs, cirquerxs y zanquistas que engalanadxs con trajes de colores, vestidos de puntillas, tapados simil piel y elegantes sombreros le pusieron alegría y movimiento a una lucha que viene desde hace tiempo y se agudizó con el decreto que pone fin a a la autonomía y financiamiento del INT, entre otros organismos afectados. Una de las consignas: “Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”.

¿Quién dijo que hace frío?
Al grito de “Señor, señora no sea indiferente, estamos defendiendo el teatro independiente” la caravana de la cultura logró su objetivo. Irrumpieron sobre el carril peatonal de una Avenida Corrientes poblada de gente en plenas vacaciones de invierno y nadie quedó indiferente. Aplausos, bocinazos, brazos en alto y muchas gargantas se unieron al canto. El reparto de volantes con el logo de ENTRÁ –Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa– puso palabras al reclamo:

¿Te imaginás la calle Corrientes sin teatros?
Las luces apagadas, las pizzerías vacías
Los artistas callejeros sin público
¡Esta peatonal es orgullo nacional!
Y eso es gracias a nuestro teatro
Hoy, nuestro teatro llena la calle de música y color
en este desfile en defensa del Instituto Nacional del Teatro
que para quienes se pregunten ¿qué es y de qué sirve?
Para fomentar y garantizar que el teatro llegue a todo el país
Hace dos meses, el gobierno firmó el decreto 345 que vacía al Instituto
con argumentos falsos sobre su funcionamiento y financiación
¡Al INT, que con los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar,
produce obras, abre salas, genera trabajo y construye cultura e identidad federal!
¡El Instituto no solo implica poco gasto, sino que genera tanto valor!
¡Defendámoslo!

Las familias y el apoyo a la creación, al arte y al significado del teatro.
El teatro que habla y Pluto en marcha
Nora es una de las mujeres que no resultó indiferente. Mientras paseaba por Corrientes se topó con la caravana y se sumó con canto y aplauso. “Me resulta muy conmovedor porque están defendiendo lo más precioso que tenemos, nuestra posibilidad de seguir creando. Esta puesta en escena me emociona, es poner en escena el deseo”.
¿Vas al teatro? “Todo lo que puedo, cuando puedo pagarlo”.

Los besos vuelan.
Las niñeces se sintieron muy atraídas por la caravana y no dudaban en acercarse a saltar y aplaudir. Frente al Teatro General San Martín, hicieron una parada y allí el Teatro habló:
- Ay, ay, ay, me duele todo
- Teatro, ¿qué pasa?
- ¡Me dieron una piña en la cara! Y en la panza y en las piernas. ¡Me tiembla todo!
- ¿Por qué?
- ¡Quieren desmembrarme!
- ¿Quién?

- El teatro explicándo por megáfono la situación.
- El decreto 345 quiere vaciar mi instituto
- ¿Al instituto que produce obras y abre salas en todo el país? ¿Al instituto que genera trabajo y construye cultura e identidad?
- Sí. (El Teatro llora y casi se desvanece)
- ¡Cuidado el teatro se desmaya!

- Al teatro le da un soponcio.
- Yo les juro, no hice nada, el instituto recauda los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar, pero parece que no sirvo para nada
- ¿Qué serían las noches sin tus risas y tus lágrimas? ¿Sin tu forma de imaginar? ¿Sin que nos animes a encontrarnos?
- ¿Alguien vio un teatro? (Señalan a los distintos teatros de calle Corrientes y gritan: ahí, ahí)
- ¡Quiero vivir! (grita el Teatro).
- Si, acá estamos y nos organizamos– replican todas la voces.

Pluto junto a las familias en la calle, observando y aplaudiendo.
La escena de un Teatro golpeado pero en resistencia, revitalizado por la suma de voluntades que lo quieren vivo, se repitió en la puerta del Teatro Astral, donde mucha gente salía de una función infantil. Una vez más, muchxs se acercaron y acompañaron. Pluto, o la persona con el disfraz del famoso perro creado por Walt Disney, saludaba niñxs a su paso aprovechando la alta concurrencia del Astral.
Una vez finalizada la performance del Teatro que quiere seguir contando historias, la caravana emprendió el regreso hacia el lado del Obelisco. Y hasta Pluto decidió abandonar el teatro comercial y se sumó a la fiesta del teatro independiente, mientras otra mujer con su familia se hacía oír con cuatro palabras: “¡Que viva el teatro!”

CABA
Disparatemos: artistas al poder
Un experimento con artistas clave de la escena independiente cruzó textos y discursos políticos con música, danza, canto y perfomance en MU Trinchera Boutique. Qué nació como resultado de las Postas Culturales Sanitarias. Los cambios de percepción que implicó la pandemia, la vuelta a los escenarios, la creación de comunidades de sentido y la necesidad de encontrarse, más acá de Zuckerberg. ¿Que queremos ser, y qué no? Por Claudia Acuña.
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