CABA
Vacunados: Pandemia, laboratorios y enigmas
Referente de la Cámara de Biotecnología (donde confluyen las grandes empresas de transgénicos y agrotóxicos). Productor de películas taquilleras como Relatos salvajes. Dueño de publicaciones progresistas como Le Monde Diplomatique. Impulsor de la soja y el trigo genéticamente modificados, y del acuerdo porcino con China. Involucrado, además, en el desarrollo argentino de una vacuna contra el coronavirus. Quién es Hugo Sigman, el megamillonario amigo de ministros, y cuál es su plan de salud. Por Darío Aranda.

- Por Darío Aranda
El 12 de agosto fue el día más público de Hugo Sigman. Todos los diarios del país publicaron su foto como el gran promotor de la vacuna contra el coronavirus a partir de la alianza de su laboratorio mAbxience con la multinacional británico-sueco AstraZeneca/Universidad de Oxford y el millonario mexicano Carlos Slim.
“Argentina producirá la vacuna de Oxford”, señaló Página12. “La Argentina fabricará una vacuna contra el coronavirus”, afirmó Clarín.
Obviaron mencionar un hecho muy grave: la multinacional AstraZeneca cuenta con inmunidad legal si su vacuna provoca efectos no deseados.
¿Sustentable?
Cuando se ingresa al sitio web hugosigman.com.ar aparece un título con letras blancas y grandes que aclara, por si hiciera falta, “soy Hugo Sigman”. En su portada sobresalen ocho fotos de él, tres de ellas con su esposa (Silvia Gold), socia y cofundadora de la empresa Chemo, antesala del hoy conocido Grupo Insud. Siempre aparece con una amplia sonrisa, saco y camisa, bigote prolijo.
Allí relata su historia, de 76 años, que fue repetida hasta el hartazgo en la prensa amiga. Se lo define como “progresista”, con pasado en el Partido Comunista, al igual que su suegro (Roberto Gold, el real capitalista detrás del imperio que luego Sigman amplió geométricamente). Según la revista Forbes, la fortuna de Sigman-Gold alcanza los 2000 millones de dólares.
En su relato destaca su rol de “emprendedor”, la “responsabilidad social” de sus empresas y el tinte cultural de su perfil: Le Monde Diplomatique Cono Sur es su nave insignia de periodismo ABC1 (clase media acomodada), donde muy rara vez se escriben críticas al modelo transgénico que reina el país desde 1996.
Quizá tenga relación el rol protagónico de Sigman al frente de la Cámara Argentina de Biotecnología (CAB), espacio empresario donde confluyen millonarios locales aliados de las compañías internacionales como Bayer-Monsanto, Syngenta y Corteva, entre otras. Desde allí elaboran política públicas que los sucesivos gobiernos adoptaron como propios. Publicitan las bondades del modelo transgénico y niegan las consecuencias del uso de agrotóxicos.
Sigman es dueño y tiene participación accionaria en las compañías farmacéuticas Chemo, Exeltis, mAbxience, Xiromed, Sinergium Biotech, Elea Phoenix, Maprimed e Inmunova. En el sector del agronegocio, es dueño y tiene participación accionaria en Bioceres, Biogénesis Bagó, Garruchos Agropecuaria, Pomera Maderas y la Cabaña Los Murmullos.
En una entrevista en el diario El Cronista, de marzo pasado y publicitada desde su propia web personal, afirma que invierte en Argentina a pesar de las crisis económica como un acto de “rebeldía” y que lleva “a la Argentina en las venas”. En la misma entrevista reconoce que tiene domicilio fiscal en España porque allí paga menos impuestos.
En sus discursos públicos, y en su propia página web, el empresario se muestra preocupado por el cuidado ambiental y la “sustentabilidad”, pero en los hechos impulsa un modelo agropecuario con sobradas pruebas de arrasar los territorios: millones de hectáreas desmontadas, desalojos de campesinos e indígenas, concentración de tierras en pocas manos y ríos, suelos y personas afectadas por los químicos del agro.
“Argentina tiene una enorme oportunidad en biotecnología”, afirmó Sigman en agosto de 2019, cuando recibió el “Premio Clarín Rural a la trayectoria”, durante la 133 Exposición Rural de Palermo. Sigman es “embajador de buena voluntad del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), espacio de lobby del agronegocio. En agosto pasado participó en un foro virtual sobre el futuro del agro, organizado por el IICA, en el que llamó a invertir en ciencia para el agronegocio y remarcó la importancia de la “vinculación pública-privada”, eufemismo que busca la inversión del Estado para negocios privados, con promesas de bienestar para todos.
Sigman tiene participación accionaria en Bioceres, una empresa “nacional” donde figuran empresarios como Gustavo Grobocopatel y referentes de la Asociación de Productores de Siembra Directa (Aapresid). Con amplios subsidios estatales, nunca precisados de manera clara, impulsa nuevos transgénicos. Su estrella, con la estrecha colaboración de la científica del Conicet Raquel Chan, es la una semilla de soja supuestamente resistente a la sequía, que ya fue aprobada en Argentina, Paraguay, Brasil y Estados Unidos.
Bioceres y Raquel Chan también lograron el visto bueno oficial para utilizar una semilla que ningún país se animó a aprobar: un trigo transgénico resistente a sequía. Ya tuvo luz verde de la cuestionada Comisión Nacional de Biotecnología (Conabia, donde las mismas empresas aprueban sus productos, sin participación de científicos independientes). Sólo resta la firma de la Dirección de Mercados (área que espera el visto bueno de Brasil, principal comprador del trigo argentino).
De avanzar con el trigo, los argentinos serán los primeros en comer pan transgénico (y todos los derivados de la harina). Medio centenar de organizaciones sociales denunciaron que no existen pruebas independientes de inocuidad de ese trigo y lanzaron la campaña “no se metan con nuestro pan”, donde puntualizan los peligros de ese cultivo y la ingesta en humanos.
El millonario remarca una y otra vez la importancia de la ciencia, tanto desde Bioceres como desde la Cámara de Biotecnología siempre mantuvo vínculo estrecho con el Ministerio de Ciencia y el Conicet, el mayor ámbito de ciencia del país. En febrero de 2017, la directora de Innovación y Desarrollo Tecnológico del Grupo Insud, Graciela Ciccia, ingresó al directorio del Conicet, cargo que aún mantiene a pesar del cambio de Gobierno.
“El sector productivo, con un lugar en el Conicet”, festejó la revista Fortuna (dedicada al sector empresario) en marzo de 2017. El Grupo Sigman emitió incluso un comunicado celebrando el nombramiento. Ciccia, al igual que Sigman, es miembro fundadora de la Cámara Argentina de Biotecnología.
Sigman tiene excelente relación y acceso directo al Ministerio de Ciencia, tanto en la gestión de Lino Barañao como en la de Roberto Salvarezza, funcionario que impulsa el agro transgénico, el fracking petrolero y la megaminería. También es dueño de la compañía Pomera Maderas e impulsa el monocultivo de árboles, con similares consecuencias al de soja. Desmontes y desalojos.
En marzo pasado, en declaraciones en el diario El Cronista, llamó a avanzar con más hectáreas de ese monocultivo. “Con un poco de inteligencia se generaría mucha inversión en el sector forestal porque hay situaciones excepcionales. Nosotros cortamos un eucaliptos a los siete u ocho años, tres veces menos tiempo que en los países nórdicos. Hay una oportunidad si el Gobierno se sienta con el sector y encuentra los estímulos necesarios para que se exporte e industrialice. Los proyectos científicos que hay detrás de la madera y celulosa son extraordinarios. Tenemos enormes condiciones de crecer porque tenemos las condiciones naturales”, propuso.
Desde Biogénesis Bagó, su empresa de “sanidad animal”, Sigman es uno de los impulsores del acuerdo con China para la instalación de megagranjas porcinas. La iniciativa, donde interviene también el canciller Felipe Solá (autor de la aprobación de la primera soja transgénica en 1996), mereció el rechazo de amplios sectores socioambientales, académicos y políticos por sus impactos ambientales, sanitarios y hasta económicos (por la dependencia con China).
Sigman, tan preocupado por el ambiente en sus expresiones públicas y su sitio web, no se refirió al acuerdo con China, ni mucho menos al impacto de los transgénicos ni de los agrotóxicos.
La salud como negocio
«Ojalá haya muchos Sigman”, dijo sin dudarlo el ministro de Salud, Ginés González García, en declaraciones radiales el 21 de agosto, luego del anuncio del avance con la vacuna. Y expresó su “admiración” hacia el millonario.
El Ministro fue la voz oficial más explícita respecto al rol protagónico del empresario ante la pandemia. Según la versión oficial, el Estado adquirirá once millones de dosis, a un precio estimado de entre 3 y 4 dólares. El Gobierno presentó el avance en la vacuna de forma triunfalista, como si fuera la solución a la pandemia. Y los medios, tanto oficialistas como opositores, replicaron sin dudar. Los “periodistas científicos” inflaron el pecho por la importancia de la “ciencia nacional” (a pesar de ser un desarrollo de la multinacional británica AstraZeneca) y destacaban las bondades (aún no probadas) de la vacuna.
Una de las pocas críticas de medios comerciales provino del diario La Nación. El 20 de agosto difundió que Sigman tenía el monopolio durante diez años de las vacunas contra la gripe. Recordó su vinculación al ex ministro de salud nacional y actual gobernador de Tucumán, Juan Manzur, vínculo que (vacuna mediante), se mantuvo siempre presente y redituable.
En el libro Los dueños del futuro (2017), los periodistas Alejandro Galliano y Hernán Vanoli dan cuenta de cómo Sigman se alimentó de las arcas del Estado para que crezcan sus empresas: “Durante la pandemia de gripe A H1N1 de 2009, Sigman le propuso al gobierno argentino, a través del entonces ministro de Salud Juan Manzur, un proyecto de transferencia de tecnologías farmacéuticas a cambio de la concesión de un monopolio provisorio. La licitación se presentó privilegiando a Sigman como ‘autor de la iniciativa’, con el compromiso de adquirir todas las vacunas producidas. El acuerdo se hizo con la multinacional Novartis, que tendría un monopolio de tres años sobre la vacuna antigripal, mientras transfería la tecnología a Elea y Biogénesis Bagó, a través de una empresa creada a tal fin: Sinergium Biotech. Pasados los tres años, Sinergium sería la fabricante exclusiva”.
Los autores recuerdan que en 2012 la Organización Mundial de la Salud (OMS) desconoció a la gripe A como pandemia.
El negocio farmacéutico ya estaba hecho.
¿Vacuna?
Matías Blaustein es doctor en ciencias biológicas e investigador del Conicet. Recuerda que el Gobierno también había anunciado en julio “con bombos y platillos” el acuerdo con la multinacional Pfizer para testear su potencial vacuna en la Argentina. Luego hizo lo propio con la vacuna de Oxford-AstraZeneca. Lo primero que Blaustein hace son preguntas: “¿La vacuna es una realidad o es una promesa a testear?” Y cita a Anthony Fauci, uno de los principales referentes estadounidenses en enfermedades infecciosas, quien advirtió sobre el riesgo de aprobar vacunas prematuramente, poniendo en riesgo el ulterior desarrollo de vacunas seguras y efectivas. “Al día de hoy, todavía no sabemos de ningún desarrollo al que se pueda ya considerar como vacuna. No sabemos aún si efectivamente generan inmunidad, no sabemos aún si generan efectos secundarios importantes en la salud”, explica.
Describe que se ha instalado una necesidad social alrededor del desarrollo de la vacuna y que conviven expectativas populares genuinas como también un importante bombardeo mediático asociado al propio interés corporativo.
Segunda pregunta de Blaustein. Cuando se dice que Argentina producirá la vacuna, ¿a qué “Argentina” nos referimos?”. Él mismo se responde: “La megacorporación AstraZeneca y el cerebro empresarial Sigman vienen haciendo formidables negocios con nuestros gobiernos. Las empresas del Grupo Sigman se enriquecían a lo largo de los sucesivos gobiernos sobre la base de los agronegocio, la actividad forestal, la ganadería y el lucro con la salud. Hace unos días auspiciaban el acuerdo con China para impulsar las megafactorías de chanchos ¿Era éste el sueño al que aspirábamos? ¿Pueden ser nuestros salvadores hoy quienes hasta ayer se enriquecían construyendo un modelo agroganadero, forestal y farmacéutico que no es otra cosa que el caldo de cultivo de los actuales incendios, contaminaciones, epidemias y pandemias?”.
Recuerda que muchas vacunas a lo largo de la historia fueron de crucial importancia para evitar epidemias y salvar vidas. Pero también pide cautela con la información que se difunde: “Intentar no incurrir ni en planteos antivacunas asociados a falsas premisas que aseguran que las vacunas contienen chips, como tampoco recaer en la euforia de las soluciones mágicas, anunciando o propagandizando que una potencial vacuna ya funciona, ya es segura y efectiva, cuando restan muchos ensayos para poder saber tal cosa”.
Impunidad
Blaustein detalla que existen más de 80 vacunas con testeos en animales y 35 en humanos. Ocho de ellas en fase tres, con testeo en unas decenas de miles de personas. Las más avanzadas fueron desarrolladas mediante nuevas estrategias biotecnológicas que consisten en introducir parte del material genético del virus patogénico en las células de las personas. Detalla las versiones basadas en ARN (ácido ribonucleico), en ADN (ácido desoxiribonucléico) y las basadas en “virus recombinantes” (como las de Oxford/AstraZeneca y la de Rusia).
Y alerta: “Cualquiera sea la estrategia empleada para producir una vacuna implica la posibilidad de que la misma no sea efectiva, es decir que no genere inmunidad. Los testeos realizados hasta el momento implican evaluar si cada potencial vacuna genera anticuerpos, células de memoria, pero se desconoce aún si genera inmunidad efectiva contra el virus, tanto a corto como a largo plazo”. Y retruca: “A su vez, implica la posibilidad de que genere potenciales efectos secundarios adversos”.
Remarca un aspecto silenciado del acuerdo con AstraZeneca: “La compañía no se hará responsable de potenciales demandas por efectos secundarios a largo plazo”.
Gonzalo Moyano Balbis tiene un amplío currículum, tanto en el área médica como de militancia social. Es epidemiólogo, especialista en bioética y responsable de la Red de Medicamentos de la Asociación Latinoamericana de Medicina Social (Alames). Señala sus dudas respecto a las vacunas para el Covid-19: “Hay muchas cosas que no son claras, entre ellas la capacidad de mutación que tiene el virus, y no están claros los riesgos. Estas dudas tienen relación con los cortos tiempos que se están utilizando en este caso, cuando las pruebas en humanos siempre llevan más tiempo. De una vacuna en tiempos acelerados, y con solo 1.100 personas de prueba, no puede saberse su efectividad y mucho menos sus efectos colaterales”, alerta Moyano Balbis. Y lo vincula a la cláusula legal que fijó la multinacional: “El Gobierno asumió el compromiso legal de no iniciar acciones judiciales contra la empresa si luego se descubren efectos no deseados en el largo plazo”.
La agencia de noticias Reuters confirma lo denunciado por Blaustein y Moyano Balbis: “AstraZeneca recibió protección contra futuras demandas de responsabilidad por productos relacionados con su vacuna Covid-19”. En su artículo del 30 de julio citó al ejecutivo de la empresa Ruud Dobber: “Esta es una situación única en la que nosotros, como compañía, simplemente no podemos asumir el riesgo si en cuatro años la vacuna está mostrando efectos secundarios. Para la mayoría de los países es aceptable asumir ese riesgo sobre sus hombros porque es de interés nacional”.
Esteban Corley, director de mAbxience (la empresa de Sigman), reconoció que aún no está confirmada la efectividad de la vacuna, pero anunció que igualmente comenzarán la su producción “para ganar tiempo”. Prometió que, en caso de no tener la autorización final, las vacunas se destruirán.
Ciencia hegemónica
El manejo de la decisión político-empresarial del desarrollo de la nueva vacuna deja al descubierto una forma hegemónica y extrema de entender la ciencia. “Se afianza un discurso neopositivista muy influyente, una ciencia que se asume como garante del progreso, que se presenta como artífice del desarrollo, pero incapaz de formular crítica alguna a los nocivos efectos que ciertos avances de la tecnociencia generan en cuerpos. Los expertos tienen la capacidad de criticar el dióxido de cloro, pero nada parecen saber sobre los efectos tóxicos del herbicida glifosato; denuncian el riesgo del movimiento antivacunas pero no se los escuchó intervenir acerca de las corporaciones asociadas al lucro de la salud, del agronegocio, el negocio forestal o las granjas porcinas”, cuestiona Blaustein. Sigue: “Una pandemia como la de hoy no se puede explicar si no es en relación con un origen zoonótico asociado al modelo extractivista, si no se tematiza el tráfico y consumo de animales, si no se habla del desmonte y desplazamiento de animales y personas a grandes centros urbanos, si no se incorpora la variable del hacinamiento en grandes urbes donde parte de la población no tiene acceso al agua, a una vivienda adecuada, a elementos de higiene o a la salud. El debate no puede ser solamente qué tipo de vacuna ni quién la genera”.
Acaso hablar de Sigman implica visibilizar esas causas que, a través del agronegocio y la cría industrial de animales, generan estas enfermedades y muertes.
En línea con lo que plantean movimientos socioambientales y pueblos indígenas, el académico advierte: “Enfrentamos un problema realmente grave que no comienza ni termina con esta pandemia. El cuestionamiento de este sistema-mundo capitalista, extractivista, colonial y patriarcal debe necesariamente incorporar muchas más voces. En tanto las y los de abajo no tengan voz, las cosas irán de mal en peor”.
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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