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De encuentros y desencuentros: por dónde pasa la nueva agenda feminista

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En otro año sin Encuentro Nacional de Mujeres, hablamos con quienes no abandonaron la calle, las puebladas, la denuncia por medidas concretas, el reclamo de emergencia por los femicidos, la lucha contra la impunidad. Los nuevos derechos y las nuevas revoluciones que vienen a sacudir el –supuesto– parate de la pandemia y la cooptación de los discursos y las prácticas. Por Anabella Arrascaeta.

De encuentros y desencuentros: por dónde pasa la nueva agenda feminista

El edificio de la Corte Suprema de Justicia de la Nación está vallado. Y cerrado. En las escalinatas hay parados diez policías. Sobre las rejas, una al lado de otra, las fotos de Lucía Pérez forman una larga fila. Su mirada apunta a la calle Talcahuano donde sobre el cemento se están pintando los nombres de mujeres, travestis y trans asesinadas. En el centro, aúlla escrita otra palabra: “justicia”. A cinco años del femicidio de la joven marplatense, los carteles exigen nueva fecha de nuevo juicio y fecha del jury a los jueces que pretendieron consagrar la impunidad en primera instancia. 

El cielo está gris, hace frio, y la calle está caliente: lo siente el cuerpo al sentarse sobre el asfalto. A las cuatro de la tarde se arma una ronda que deriva en una especie de asamblea de treinta personas se dispone a escucharse. Hay integrantes de la Asociación de Trabajadorxs del Estado (ATE), de la CTA Autónoma, de Metrodelegades, de los colectivos Nosotras Proponemos, Historias Desobedientes y Fin de Un Mundo; hay también periodistas, fotógrafes y personas autoconvocadas. Mientras tanto, en Mar del Plata se marcha y en La Plata hay otra asamblea.

La palabra circula una a una, sin pausa. 

Es feriado, 8 de octubre, y este fin de semana largo debería haberse desarrollado el Encuentro Plurinacional de mujeres, lesbianas, travestis, trans, intersex y no binaries en la provincia de San Luis. 

No sucedió, pero acá estamos. 

Pandemia de femicidios

«Acá, el año pasado no existió la pandemia porque fue el año que más movilizaciones tuvimos, sobretodo en el octubre de cinco femicidios en 40 días”, dice Miriam Morales desde Jujuy. “Había una convulsión social muy grande que movilizó a gente que jamás había marchado, sobre todo  las jóvenes. Se organizaban en barrios. Había mucha movilización espontánea”.

Miriam Morales es una de las fundadoras de la Multisectorial de Mujeres de la provincia y define lo que pasó como “una pueblada” que no tuvo repercusión a nivel nacional. “Acá estaba todo explotado e incendiado y eso no llegó a Buenos Aires: debería haberse hecho una jornada nacional. Eso no sucedió y (el gobernador Gerardo) Morales se recompuso de esos golpes, porque nosotras señalamos claramente a los responsables: el Ministro de Salud con sus declaraciones culpabilizando a las víctimas, la presidenta del Consejo Provincial de la Mujer que hacía puro marketing, y el gobernador”.  

Mientras marchaban y marchaban organizaron un encuentro de promotoras territoriales. Lo hicieron aún en plena pandemia: “A nosotras nos superaba la pandemia del femicidio”, dice Miriam y cuenta que participaron 15 organizaciones: “Fue muy amplio, pero no tan heterogéneo como son los Encuentros”. Relata que su mamá estuvo en el primer Encuentro en 1986, y ella participa desde hace más de veinticinco años; su hija fue por primera vez en 2019 a La Plata, el último presencial hasta ahora. “Nosotras aprendimos a organizarnos con la forma de los Encuentros: de manera horizontal y  democrática. Si bien algunas estamos desde un principio, no hay una cuestión verticalista. Nos han enseñado, más que nada, a que circule la palabra, y a que se pueda expresar hasta la última compañera”. 

Este año tampoco hubo Encuentro, pero no dejaron de estar en la calle. Miriam prefiere no llamar “encuentro feminista” porque dice que “no van solamente feministas, va quien quiera ir y volver distinta, y probablemente vuelve feminista”. Desde las calles entiende que la gran bandera que debe levantarse es la de poner freno a la violencia femicida. “El tema siguen siendo los femicidios y la violencia de género. Debería pensarse como agenda común de los feminismos pero el problema es político. No se está pudiendo por una cuestión política, porque para quien está junto a las mujeres, sobre todo las organizaciones en los barrios, está a la vista que es la gran necesidad que tenemos. Desde la Multisectorial de Mujeres empezamos en 2007 con el pedido de Declaración de Emergencia, las cifras siguen siendo una muerta por día en Argentina, y esta situación merece un shock de medidas mucho más fuertes de lo que se está haciendo”. 

En Jujuy lograron que se sancione la Ley de Emergencia y que la misma lleve el nombre de Iara Rueda, la joven asesinada en Palpalá (ver MU 157: La máquina femicida), pero denuncian que no tiene presupuesto. 

La falta de cuerpo

«El Encuentro viene a marcar la agenda del resto del año y del año siguiente, y eso nos está faltando hace dos años”, dice a MU Natalia Tangona, de la Mesa Marcos Paz por el Derecho al Aborto que estuvo en el encuentro regional que se hizo en La Plata, una de las convocatorias que se replicaron en distintos puntos del país. Lo que vio: “Estamos medio segregadas, muchos espacios han perdido militantes, se ha perdido la contundencia de la convocatoria. Además nos faltan las marchas. Hay ausencia de encuentro feminista en las calles. Se ve también en el marcar agendas comunes. Estamos cada una metida en su territorio, lo cual por un lado es positivo, porque a veces perdemos el eje de lo cotidiano de cada territorio, pero nos falta la conexión, unir todas estas cuestiones, enlazarlas para avanzar en masa. Tenemos que volver a armarnos de estrategias de encuentro. Falta cuerpo porque además la virtualidad condiciona el debate y el diálogo: todo queda como una ponencia, cada una expone lo suyo. No es lo mismo”.  

En 2019, en La Plata, donde se estimó que hubo medio millón de personas, el pedido de la urgente Ley de Aborto Legal, Seguro y
Gratuito fue un estruendo. Un año después fue ley.  Pero en agosto de este año una mujer murió a causa de un aborto clandestino e inseguro. Fue justamente en Marcos Paz, a 60 kilómetros del Congreso de la Nación. La mujer vivía en una zona rural que no tiene nombre, a 30 cuadras aproximadamente del Hospital Municipal donde funciona un equipo de acceso a abortos legales. “Lo primero que pensamos cuando nos enteramos fue: en otro momento hubiéramos salido a prender fuego todo. Venimos de dos años de laburar muchísimo el territorio, y de construir un equipo interdisciplinario con perspectiva de género en el hospital”, cuenta Natalia. 

“Lo que falló no fue el hecho de que no hubiera posibilidad de abortar en Marcos Paz sino el sistema sanitario en su construcción y en su concepción. Esta mujer no quería ir al hospital, no quería que quedara registro, tenía miedo de ir, de acceder a la salud pública. Tanto tiempo peleando una ley para que el aborto fuera gratuito y seguro en el hospital público y no nos pusimos a pensar que podía haber gente que no iba a querer ir al hospital. Fue muy doloroso. Tomás dimensión de lo que falta y de lo complejo que es, no alcanza un equipo interdisciplinario en el hospital, no alcanza con pegar carteles en el centro de la ciudad. Se necesita un cambio del modelo médico, de la visión de salud que se tiene en el municipio”.

Para Natalia ese cambio empieza con “voluntad política” la cual ve “muy difícil en estos territorios rurales, muchas veces conservadores. No conciben a la salud como derecho humano, tienen una mirada de un servicio que se da a quien te aporta un voto, y en tanto no se considere a la salud sexual  reproductiva y no reproductiva como un derecho, tendremos que seguir remando en dulce de leche”. 

Cuando tras la muerte se reunieron con el Municipio, la respuesta que recibieron fue evasiva: “Dijeron que los excedía porque fue la mujer la no quería ir al hospital. Pero no hay un cuestionamiento sobre el porqué de esta situación y sobre que el Estado tiene que ser garante de derechos”, reflexiona. Mientras tanto, reciben en promedio 1 o 2 consultas por día al whatsapp que impulsaron desde la Mesa Marcos Paz por el Derecho al Aborto por embarazos no deseados en pandemia. 

Se reunieron también con el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires donde notan voluntad política pero también límites concretos de acción: entienden que “el cuello de botella para todas las políticas públicas son los municipios: son niveles distintos de interpretación y aplicación de las políticas”. Con el Ministerio hablaron además del femicidio de Vanesa Carreño, asesinada por su ex pareja Carlos Soruco Fernández delante de sus hijes de 5 y 3 años, en febrero de este año. “Ocurrió a pocos días del femicidio de Úrsula Bahillo en Rojas. Allá se instalaron un mes, pero acá no vino ninguna funcionaria del Ministerio”. Vanesa era boliviana, y su femicidio, dice Natalia, “dejó a la vista la falta de perspectiva intercultural que hay en la política de género. A las compañeras bolivianas no las entienden, no se animan ni a ir al hospital a hacer una constatación de lesiones. Se tienen que enfrentar al poder hegemónico médico y al poder hegemónico y discriminador que hay en la comisaria”. Les hijes de Vanesa están con su abuela, una mujer de más de 70 años que debió salir a trabajar a las quintas de la zona para poder darle leche a sus nietes. 

Pañuelo y ¿transformación?

«Las mujeres que asistieron  las 11 millones de personas que fueron a los comedores del país no pudieron parar o guardarse”, dice Vanina Biasi del Partido Obrero y del Plenario de Trabajadoras desde donde impulsaron encuentros regionales junto a otras organizaciones. ¿Qué lee del presente? “Hay un gran sector que se llena la boca de feminismo pero escuchar, indignarse, volverse sorora con la otra: eso no lo veo. Al contrario, hay un intento de callarlas, de silenciarlas. Por ejemplo a las mujeres del movimiento piquetero, el sector que más se movilizó, a quienes la situación las empujó a estar en la calle”.

Para Vanina la experiencia de la construcción común que fue la ley por el aborto no tiene “muchas posibilidades hoy de reconstruirse”. Alerta: “Quizás ayuda a separar la paja del trigo. No le quiero dar una carga solamente negativa a esta situación. Hay una parte de ellas que hoy gobiernan con mucho pañuelo verde y pocas políticas que transformen. Tenemos otras agendas que parece que no reúnen tantos consensos como el aborto legal que igual nos costó 35 años de lucha y 2 millones de personas en la calle”. 

La agenda que debería impulsarse, según Vanina, es diversa. Enumera: el ingreso salarial de las mujeres, el hambre y la pobreza, los salarios de las trabajadoras de casas particulares, la implementación efectiva de la ley de Educación Sexual Integral, la separación de la Iglesia del Estado y el abuso sexual en las iglesias. “Ojala construyéramos la agenda común más amplia que se pueda detrás del programa que defiende a las mujeres de este país y no agendas minoritarias que solo representan a pocas con las que intenta distraernos el gobierno nacional”, sueña. “Tenemos el enorme desafío de lograr instalar una agenda que represente a una mayoría de las mujeres, y para eso tiene que ser una agenda de clase”. 

Discutir desde adentro

«Es difícil la construcción de lo común cuando no están todas las voces”, dice desde Salta Carla Morales Ríos, artista y activista trans. “Acá a la gente le cuesta hablar, hay que juntarse, animarse, acompañarse un montón. Por ejemplo la ley de cupo laboral trans: no entró nadie a trabajar. ¿Qué hacemos con las leyes que siguen saliendo y no se implementan? Hay que exigirle al Estado, y para poder hacerlo tenemos que juntarnos nosotras: la construcción es con las compañeras”.

Carla denunció junto a Juan Carlos García al ex sacerdote Emilio Raimundo Lamas por violaciones en la parroquia de Rosario de Lerma, Salta, cuando eran niñxs. Recientemente la Corte de Justicia de Salta falló a favor de la prescripción de estos delitos garantizando la impunidad. Carla sintió un gran silencio alrededor del tema, pero no la detiene. “Decidí llegar hasta el final. Quiero llegar a un juicio para que Lamas y los jueces estén escuchándo mi verdad”.

“Acá el feminismo del oficialismo está bastante callado”, dice. “Hay un miedo a hablar en contra de Fernández. Cuando estaba Macri yo decía: ‘tiene que venir Fernández’, pero no por eso me voy a quedar callada. Hay que interpelar a las compañeras del Ministerio de Mujeres y Género donde hay un presupuesto que no se está usando y en Salta, por ejemplo, las condiciones de les compañeres trans es pésima. La desigualdad, la precariedad, el catolicismo es mucho más grande acá. Y el oficialismo se calla”. 

Carla no se veía representada en los políticos y políticas y tomó la decisión, en la previa a las PASO, de ser candidata. “No hay representatividad y eso significa que de acá a 4 años no voy a  tener quien me represente y eso para mí es un problema enorme: es gente que no me ofrece ni da nada”. Se presentó entonces ella misma como candidata a diputada nacional por la provincia de Salta por el Nuevo MÁS y aunque no llegó a la cifra necesaria para participar de las generales, obtuvo 4.000 votos que la motivan a seguir. “Pensar una transformación desde adentro es empezar a buscar otras formas. Discutirlo todo, también la política, y también desde adentro”. 

La clase del género

Cuando Silvia León, secretaria de Género de la CTAA Nacional y parte de ATE habla con MU lo hace desde el Encuentro de Mujeres y Diversidades de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE). “El feminismo nos nutre a nosotras como dirigentes de las organizaciones sindicales, en la lucha de clase. Nos nutrimos con la lucha que construimos con las compañeras en los feminismos”.

Para Silvia es importante poder construir una agenda desde las trabajadoras transversalmente con todas las centrales sindicales. Desde esa perspectiva considera central “la posibilidad de tener trabajo, empleo y jubilación con salarios dignos” para poder construir vida digna y autonomía. Silvia define lo importante como “terminar con todo tipo de violencia que genera este modelo patriarcal y capitalista” por eso enumera entre los temas que las atraviesan: los femicidios, los cuidados, las violencias laborales, la violencia institucional y la violencia política, también dentro de las propias organizaciones, y un cambio del modelo productivo que incluya la defensa de la vida, la defensa del territorio, del medio ambiente y los cuerpos. 

“Se requieren políticas públicas más profundas de las que se están llevando adelante, con presupuesto y que incluyan una reforma de la justicia”, dice Silvia que participó en la previa del Día de la Lealtad de un encuentro de mujeres sindicalistas. “Ahí vimos que el trabajo y el hambre son agendas comunes. Desde el feminismo tenemos que volver a ver como aglutinamos y reconstruimos”.

Silvia forma parte de un espacio afín al gobierno por eso no esquiva el “atravesamiento político” sobre el que dice que hay que “saber cómo surfear, poniendo en agenda, priorizando nuestros intereses de clase y de género por sobre las tensiones políticas. Una parte de los feminismos están ligados a la gestión pero son conscientes de los límites de la gestión en la medida de que no construyamos masividad en la calle, ese consenso se va amasando lentamente en el feminismo”.

Marca también un punto de inflexión en lo que fueron las elecciones primarias. “Resultaron un alerta para repensar los límites de la gestión”, dice y agrega que después de las elecciones de noviembre confía en que se pueda “construir agenda común y nuevas epopeyas callejeras que nos unifiquen: la fuerza popular se construye en la calle”.

Violencia en el trabajo

Leonor Cruz, Secretaria de Género de la CTAA Tucumán e integrante de la Multisectorial de Mujeres y Diversidades de Tucumán, habla desde la provincia que gobernaba Manzur antes de su desembarco como Jefe de Gabinete. “Por supuesto que no ha caído bien”, dice y relata por qué: “Tucumán sigue haciendo responsable al Estado de muchos de los asesinatos y desapariciones que hubo y hay en nuestra provincia. Pero creo que ahí la estrategia es superadora porque a Manzur se lo puede convocar y él puede ir, pero el tema es que el movimiento no se quede callado con eso”. Sobre si se sintieron acompañadas desde el resto del país Leonor dice: “Tucumán es una provincia especial. Siempre nos ha costado poder instalar nacionalmente algunas agendas, por ejemplo Alperovich. Mucho del movimiento se quedó callado y después habló. Sobre Bussi nos decían ‘me enteré ahora’, hagamos algo. Pero el movimiento siempre acompaña, de alguna manera o de otra”. 

Desde las calles de la provincia alerta sobre cuáles son las agendas que marcan el pulso de los feminismos: “Una de las cuestiones que está atravesando fuertemente la agenda de Tucumán tiene que ver con los femicidios y la justicia. Y otro tema que venimos denunciando son los abusos en el poder, y la impunidad que el poder tiene: tenemos un Alperovich, un Bussi, y bien gracias”. 

Leonor suma también su mirada de sindicalista: “Ahí la agenda tiene que ver con la participación real de las mujeres en los cargos: paridad, toma de decisión, espacios políticos. Ahí el movimiento sindicalista ha podido unificarse más allá de cualquier interna”. 

Otros temas urgentes que nombra Leonor: reforma judicial, cuidados, precarización laboral y la violencia dentro de los espacios de trabajo. “Hoy las más precarizadas somos las mujeres, y ni hablar las diversidades”. ¿Se cumple el cupo laboral travesti trans en Tucumán? “Que yo tenga entendido, no. En Argentina somos adelantados en leyes respecto a la erradicación de la violencia, el tema es que la justicia no actúa como debe actuar, y el Estado no ejecuta políticas públicas reales con presupuestos reales. Tenemos un Ministerio de las Mujeres que por ejemplo capacita promotoras de género. Bien, gracias, es lo que venimos haciendo hace 200 años en los barrios. ¿Y qué más?”. 

Otra alerta: “Entender que el patriarcado no es igual para todas, y que la primera violencia que sufrimos las mujeres en los barrios populares es justamente la pobreza, y que eso desata justamente un montón de otras cosas”. Diagnóstico: “El Ministerio de las Mujeres intenta poner una agenda que le interesa al Ministerio. De cuidados, el tema sindical, las promotoras de géneros, la diversidad. Pero hay que tratar de encontrar un feminismo que pueda englobarnos a todas, si no vamos a perder la batalla. Parece que ganamos el aborto y se terminaron las reivindicaciones de las mujeres. Muchas están dentro de la estructura del Frente. Esa es la complejidad en la que estamos. Hasta que el feminismo no debata la construcción de poder real vamos a seguir repitiendo la única estructura de poder que conocemos, que es la patriarcal y capitalista. La que nos enseñó que la otra es una competencia. Estos son los debates profundos, y confío mucho en que nosotras los vamos a dar: espero que tengamos la inteligencia, la sabiduría y la sororidad, la fraternidad y todo lo necesario para poder escucharnos, y avanzar”.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Actualidad

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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