CABA
Mariano Tenconi Blanco: celebrar lo extraordinario
Acaba de cumplir 40 y ya es un reconocido dramaturgo y director. Se consagró con dos obras excelentes y exitosas: Las cautivas y La vida extraordinaria. Estudió economía y trabajó en comercialización hasta que encontró refugio en el arte. De la supuesta falta de formación a ser elogiado por la crítica, confesiones entre los cuadernos y los sueños. Por María del Carmen Varela.

Desde la infancia, le apasiona escribir. Mariano Tenconi Blanco se formó como actor, es dramaturgo, director y su nombre resuena en todo lo que se refiera a la escena teatral. Autor de obras forjadas en poco más de una década, como Montevideo es mi futuro eterno, Lima Japón Bonsai, Quiero decir te amo, La Fiera, Todo tendría sentido si no existiera la muerte, entre otras, su reconocimiento creció gracias a La vida extraordinaria y Las cautivas, dos obras entrañables que definen su estilo y lo ubican entre los jóvenes autores más destacados. Formó junto a la productora Carolina Castro y al músico y compositor Ian Shifres la Compañía Teatro Futuro, que presentó su producción teatral en Argentina, Uruguay, Chile, Perú, Colombia y España. Dirigió su primera obra a los 28 años, y a los 34 fue elegido para participar de la residencia para escritores más antigua del mundo, el International Writers Program de la Universidad de Iowa. Con sus 40 recién cumplidos en junio, asegura que el teatro argentino es el mejor de la lengua castellana.
Ciencias teatrales
«El teatro es el lugar donde me dejaron escribir”, afirma Mariano Tenconi Blanco, y por eso fue el espacio creativo que despertó su entusiasmo y al que se entregó con ganas. El niño Mariano descubrió en cuarto grado el placer de escribir. El profesor Hernán les leía el cuento El fantasma de Canterville de Oscar Wilde. La trama le resultó fascinante y le produjo el primer impulso para ponerse a escribir su propia versión en unas diez hojas que abrochó a un costado para que pareciera un libro. A los 15 años empezó a dedicarle tiempo a la lectura, escribió cuentos y poemas “y cosas que eran un espanto pero a mí me gustaban en su momento”. La faceta literaria no fue muy alentada en el entorno familiar. “Vengo de un hogar trabajador: en casa mis padres sabían que escribía pero que yo quisiera ser escritor era un lujo que no nos podíamos permitir. ‘Ya probarás si te gusta y lo harás los fines de semana’, me decían”.
Mariano estudió la carrera de Ciencias Económicas, se recibió de licenciado en Comercialización y su primer trabajo fue a los 19 años, en 2002. En plena crisis trabajar en el sector de ventas era una tarea casi imposible: “No le vendía nada a nadie”. Siguió en el área de ventas de varias empresas, consiguió un empleo donde ganaba muy bien y al tiempo renunció. “Hubo un shock en mi familia y me fui de casa”. Hizo algunas materias en Filosofía, luego en Letras. “Pero lo que yo quería era escribir”. Ese afán seguía intacto junto con las ganas de ir a ver teatro, así que tomó un curso de dramaturgia con el director teatral, dramaturgo y docente Alejandro Tantanián, luego de ver su obra Los sensuales que lo dejó embelesado. Un amigo le propuso tomar clases de teatro con el objetivo de conocer gente y divertirse. La actuación le gustó y fue probando distintos talleres hasta que hizo uno con el actor, director teatral, dramaturgo y docente Ricardo Bartís. En ese momento se animó a mostrar a sus compañeros algunas escenas que venía escribiendo y fueron recibidas con mucho entusiasmo. “Entré al teatro por la escritura. Cuando me preguntan por mi ocupación, por ejemplo en el censo, pongo director de teatro, no pongo ni dramaturgo, ni escritor. Ya siento que soy del teatro. Tuve como cinco o seis años de formación como actor, hice una obra amateur cuando era jovencito pero no me considero actor. Tampoco es algo a lo que me gustaría volver, me gustaría hacer un montón de cosas que no hice, pero no actuar”.
Una vez asomado al universo teatral, Mariano fue poniendo cada vez más el cuerpo y el alma en el oficio de contar historias. “Quizás haya gente que es consciente desde el inicio de lo que quiere hacer pero en mi caso yo lo fui descubriendo a tientas”. Después de la renuncia al puesto de ventas, Mariano estuvo poco más de un año sin trabajo, viviendo de sus ahorros. Encontró otro trabajo y en ese momento Tantanián le propuso ser su asistente de dirección en Las Islas que se estrenó a comienzos de 2011 en el Teatro Presidente Alvear. “Teatro que, dicho sea de paso, sigue cerrado. Solamente iba a cobrar dos sueldos, no es que era un trabajo por un año, pero dije: es ahora, o nunca me animo. Veremos qué pasa. Sentí como que el tren pasaba y bueno, salió bastante bien. Después de ese trabajo lo asistí a Tantanián muchas veces, él me ayudó mucho dándome trabajos y además empecé a dar clases”. Para la creación de dramaturgia utilizó la intuición. “Yo no tuve una formación académica, como muchos que van a la UNA, a la EMAD, desde el principio escribí cosas que no eran tan teatrales, o que eran pedazos de textos juntados. No había tenido la formación de un maestro, una maestra que dijera ‘vamos a leer a Tennessee Williams y vamos a analizarlo, vamos a leer las tragedias y vamos a analizarlas’, más allá de que había leido a Tennessee Williams y las tragedias, pero las había leído como lector. No conocer la estructura teatral, ni las teorías de cómo se debe escribir una buena obra, me hicieron escribir esas obras medio deformes. En mi primera obra hay largos monólogos y mi tercera obra son cartas y diarios. Fue eso, más que nada, venir de afuera del teatro y confiar en que había algo de lo que yo traía que igual podía funcionar. Después con el correr de los años, cuando uno ya se vuelve un autor, empezar a entender qué es eso y sistematizarlo, organizarlo, y quizá volverlo una marca de estilo”.
Aurora acaba de perder a su padre que vivía en Ushuaia; hasta allí fue para despedirlo. Antes de regresar, quiere ir a ver el mar. Se pone el abrigo, sale y camina con el viento en contra. El viento en la cara la hace sentir viva. Al llegar a la orilla se encuentra con una enorme ballena muerta. “Nunca vi algo tan muerto en mi vida, Pero a la vez nunca jamás vi tanta vida como en esa ballena muerta. Entiendo algo. Todo. No sé qué es. Ahí está ella. Ahí estoy yo. Estamos vivos. Siempre. Estamos muertos. Siempre. La toco. Toco a la ballena muerta. La saludo, le doy el pésame, le doy aliento, aguante, le digo hola. Cuánta vida y cuánta muerte hay en todo”, relata el personaje de Aurora. La escena de la ballena –de La vida extraordinaria escrita casi en su totalidad en el bar Varela Varelita– es una de las favoritas de Mariano. Aurora y Blanca, interpretadas por Valeria Lois y Lorena Vega, son amigas desde la infancia. Ambas viven en Ushuaia hasta que Aurora se muda a Buenos Aires y la amistad continúa a través del intercambio de cartas, poemas y recuerdos por escrito. Otro de los momentos favoritos de Mariano es cuando Blanca tiene un estallido de furia y rompe la municipalidad, “como si arremetiera contra el Estado, pero también contra cualquier hipótesis de orden”. El texto fue ganador del Concurso Nacional de Obras de Teatro en 2017. Fue estrenada en el Teatro Nacional Cervantes en 2018 y también montada en Rumania por la directora Teodora Petre, quien conoció la obra gracias a un amigo inglés que leyó la versión traducida y le dijo a Teodora: “Tenés que leerla, es una genialidad”. Ella la presentó al Teatro Nacional de Rumania, la eligieron; se lo comunicó a Mariano, él le cedió los derechos y desde el estreno siempre está a sala llena. “Admiro mucho a las dos actrices y siempre que la veo hay escenas que me gustan y me conmueven, y otras que no porque hace mucho tiempo que la estamos haciendo y no me amo tanto como para pensar ¡qué genialidad! De a ratos las veo actuar a ellas y me comuevo como si la obra no fuera mía y me acuerdo de que la obra es mía y pienso que ya está, que no tengo que mirarla más. Me sigue gustando mucho la obra y la quiero mucho”.


La francesa y la india
En Las cautivas –escrita en la habitación de un hotel en Ecuador y estrenada en 2021– los personajes se ubican en el siglo XIX. Celine (Laura Paredes) es una joven francesa a punto de casarse cuando un malón irrumpe en plena boda y la secuestra. Para socorrerla en un episodio de extremo peligro, aparece Rosalila (Lorena Vega), una india con la cara pintada y arropada con vistosos colores. Ambas construyen a través de sus relatos una historia de alianza y supervivencia. El universo masculino que aparece en sus narraciones es hostil, violento, déspota. Ambas son cautivas de esa tragedia. Ante tanta adversidad, se tienen a ellas. Dos mundos antagónicos, se aventuran en la embarcación con el único fin de unir sus orillas y una vez juntas no hay más opción que la fuga. De esta obra, Mariano cuenta que le gusta mucho el final. “Sin spoilear nada. Mucha gente puso sus ideas para que ese final sea tan conmovedor”. Hace pocos meses Editorial Losada publicó el libro Mitos y maravillas, reúne cinco de sus obras que contienen romances, amistades, aspectos fantásticos y universos femeninos. Su realización fue iniciativa del historiador del teatro y docente Jorge Dubatti. Más adelante será publicado el nuevo libro Canciones de amor para hacer la revolución, con sus obras de corte más político como Montevideo es mi futuro eterno, Lima Japón Bonsai, Las lágrimas y Walsh, todas las revoluciones juntas.
Telenovelas con la abuela
Amigas desde los 5 años en La vida extraordinaria; una joven francesa y una india, a simple vista tan opuestas, sellan un pacto de compañerismo y amor en Las cautivas; una maestra se entera de su enfermedad terminal y decide como última voluntad filmar una película porno. El mundo femenino está presente y es protagonista en la obra de Mariano. “Yo no tuve ni hermanas ni primas, fui a colegio de varones en primaria y secundaria, a colegios católicos en La Paternal, entonces de alguna forma había una ausencia de lo femenino que generaba más interés porque se volvía la zona de lo desconocido”. En la casa familiar había dos presencias femeninas importantes: su madre y su abuela, ambas uruguayas, con quienes miraba las telenovelas de la tarde. Grecia Colmenares, Andrea del Boca, Luisa Kuliok eran parte del repertorio de actrices que interpretaban lo mejor del melodrama de los 80. “Me acuerdo de mi abuela contándole el capitulo de la novela a mi mamá que no lo había visto. Yo también miraba, debía ser bastante chico y me acuerdo que en una época yo iba a la tarde a la escuela, y me la contaban a mí, o yo les preguntaba. Recuerdo que conversaba con mi abuela en torno a qué pasaba en las novelas”. De algún modo, Mariano siente que en sus obras teatrales hace algo similar: contar historias que son relatos de oreja a oreja, celebración de lo que es tan simple como trascendente.
La abuela era oriunda de Salto, al noroeste del Uruguay, y tenía un acento influenciado por el idioma portugués. Todo tendría sentido si no existiera la muerte fue escrita por Mariano en pleno duelo por la muerte de su abuela. “Presumo que lo que hubo fue una suerte de desplazamiento a contar otra cosa, porque algo que me provoca tristeza no sé si lo considero para la ficción, pero sí había algo de esa energía del duelo que evidentemente estaba atravesándome y que yo sabía que de alguna forma podía santificarla con la escritura”.
¿Cómo brotan las ideas? ¿Hay un método? “Muchas veces hay algo que me atraviesa que tiene que ver con cuestiones sociopolíticas o personales, pero trato que después se vuelva teatro. No me interesa tanto que eso esté en primer plano sino que en todo caso sea una energía fértil para después producir ficción”. Otras ideas aparecen haciendo una de sus prácticas favoritas: la lectura. “Encuentro en otros libros o en otros autores y autoras las ideas. Muchas veces me ha pasado, a veces soy muy conciente de qué cosa tienen algunos libros, pero a veces me voy olvidando y capaz que años después releo un libro y digo: pero esta frase la puse literal, yo pensé que era mía y dije qué buena esta frase y no, la había sacado literalmente de otro libro. Entonces también muchas ideas aparecen leyendo y en algún punto se mezclan y ya no sé qué saqué de qué lugar y qué se me ocurrió a mí”.
Los cuadernos son elementos fundamentales para su quehacer laboral y lo acompañan a donde vaya. Después pasa todo a la computadora y si tiene que estar muchas horas frente a la pantalla, no lo padece. “Es puro placer, aun los días en los que no escribo nada o avanzo muy lento o paso toda la noche y escribí una carilla sola y me doy cuenta de que no me funciona tampoco esa carilla y la voy a tener que borrar. Aun cuando pasa eso, es pura felicidad. Me pone más nervioso si no encuentro una escena cuando estamos ensayando porque el tiempo siempre es acotado, tenés una fecha de estreno, la responsabilidad ante un grupo. Por supuesto que uno tiene derecho como director a estar en la búsqueda pero no quiero que mis actrices y actores consideren que no tenemos rumbo. Es más intenso, contradictorio y estresante el proceso de dirección por millones de cosas que no dependen de uno, cosas que tienen que estar listas para una fecha, o un actor al que de pronto se le movió una fecha de rodaje y no está un día que vos lo necesitabas entonces tenés que rearmar todo. Disfruto mucho de los ensayos pero disfruto mucho más cuando ya terminamos y dejo de ensayar. En cambio escribir casi que necesito estar haciéndolo siempre, no disfruto tanto la vida si no estoy escribiendo”.
La Fiera fue la primera obra que la Compañía Teatro Futuro –Mariano, Carolina y Ian– hicieron juntos. La obra cuenta la historia de una mujer que en la noche asesina hombres. Es una mujer-tigre que ejerce la misión de la venganza. Este trío creativo analiza cada aspecto de la puesta en marcha de una obra teatral “porque no narra lo mismo una obra que está hecha en un teatro comercial, que en uno oficial en Corrientes o en La Boca, o en un teatro independiente que entran 20 o uno en el que entran 150, entonces hay que pensar no solo en términos económicos sino también estéticos: qué obra, con qué artistas, en qué lugar”. El año pasado comenzaron a producir obras que no están escritas ni dirigidas por Mariano. Arrancaron con Una casa llena de agua, la primera obra de teatro de Tamara Tenenbaum. La leyeron, les gustó y le propusieron producirla ellos. Junto a Tamara eligieron a Violeta Urtizberea como actriz y Tamara, Violeta y Carolina eligieron a la actriz, directora, dramaturga y docente Andrea Garrote para que la dirija.
Venga a ver teatro
Mariano tuvo la posibilidad de viajar a distintas partes del mundo, especialmente en Latinoamérica, y cree que lo que sucede en Argentina con el teatro no es habitual en otras ciudades. Las temporadas son más cortas, acá pueden durar años y el fervor por el teatro es notable y sostenido.
“Diría que hay una tradición muy fuerte del teatro de todo tipo, teatro de texto, de revistas, cómico, de obras experimentales, político, de montaje de clásicos. Una oferta muy variada que hizo que los porteños y las porteñas estén muy cerca del teatro, y siento que es un fenómeno que existe por el público y por los artistas. El Estado acompaña pero menos de lo que debería. Yo creo que no se dan cuenta del tesoro que es el teatro de Buenos Aires. Quizá gastan el tiempo en otras cosas, en lugar de pensar eso. El otro día, por ejemplo, leía que alguien en Twitter había pedido una recomendación turística de la Argentina para no hacer los paseos obvios y una persona respondía que si hablaban español, fueran a ver teatro porque el teatro que está acá no está en ningún lado”.
Propuesta de promoción: “Habiendo conocido bastante teatro en España y en Latinoamérica de México para abajo, yo estoy seguro de que el teatro de Buenos Aires es el mejor teatro que hay en lengua castellana. Sería genial poder promoverlo: ¿Usted quiere ver el mejor teatro? Venga a Buenos Aires. Se alquila un hotel en Avenida Corrientes, se va a ver tres obras en el Abasto, dos en Corrientes, dos en el Cervantes, dos comerciales y en diez días vio ocho o diez obras y encima, baratísimo. Con lo que ven una obra en Londres ven diez acá. El teatro es el patrimonio mayúsculo de la ciudad de Buenos Aires”.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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