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Lo que dice el mar. Maca Mona Mu y su disco Kelp
Kelp es un alga marina crucial para la vida en el planeta, y Maca se sumergió en esos temas cuando entendió todo ante una ola. Datos sobre un disco sustancioso: las orquestaciones musicales y vitales para no perder de vista la creatividad y el juego. Por Julián Melone.
“Hay belleza en todo pero vivimos en un mundo muy hostil, y nos quedamos con lo pesado”.
Bienvenides a la dimensión creativa de Maca Mona Mu.
Al igual que escuchar su música, conversar con ella es energizante.
Significa compartir, sumergirse en las profundidades del pensamiento y del sentir.
El tiempo se vuelve un estorbo relativo y no es posible irse por las ramas, porque todo tiene que ver con todo.
Las olas y el tiempo
Esa profundidad es a lo que nos invita musicalmente su nuevo álbum Kelp, en homenaje a unas algas que funcionan como pulmones marítimos y se encargan, con poco marketing, de sostener la vida en el planeta.
Maca no siempre tuvo la misma relación con el agua. En su infancia citadina, el vínculo era meramente utilitario y no iba más allá del agua de la canilla o la bañadera. Después conoció el mar, y a pesar de respetarlo, mantenía distancia. Solo se metía un poco, con los pies bien enraizados en la arena.
Pero un día, sentada en la playas frente al oleaje, comenzó el diálogo real con el agua.
“Estaba escribiendo muy enojada por algo que me estaba pasando, y en el texto me preguntaba ‘cuando vengan las olas [las olas de la vida], ¿voy a dejarme mojar o voy a salir corriendo otra vez?’. Termino de escribir la pregunta ¡y viene el mar, me lleva puesta y me borra el texto! Y fue como ‘ah, ok. Estamos hablando, amigo’”.
El único testigo de aquel momento es un cuaderno completamente arrugado que aún conserva entre todas las reliquias artesanales cargadas de mística que pueblan su reciente casa.
No fue el único momento de certeza lumínica, como a ella le gusta denominar a esos episodios: en Miramar consiguió respirar al ritmo de las olas y entendió que todos somos una sola cosa. La emoción fue incontrolable. Lloró desconsoladamente y vio como sus lágrimas volvían a la fuente –o mejor dicho, lo sintió. Pero si iba a hacer un disco sobre el agua, la coherencia que se prometió a sí misma desde chiquita la obligaba a adentrarse en nuevos procesos. Fue así que aprendió a nadar, superando el miedo a las profundidades. “Todo es otro lenguaje adentro del agua. Los bordes se difuminan. Lo que es cercano parece lejano, lo pesado parece liviano. Y cuando te ponés rígido, te ahogás. El objetivo personal era dejarme sostener y no estar dando manotazos rígidos. Me ayudó mucho a ablandarme y desarmarme”.
Fue con ese espíritu que encaró su proyecto musical más ambicioso hasta la fecha.
En Kelp florecen nuevas ideas, producto (en sus palabras) de haber cedido el control y permitirse una mayor interacción con sus colegas de estudio y gira. El álbum pone una vara altísima a su carrera. Un pop sustancioso, lleno de capas sonoras que intenta no preocuparse tanto por la canción sino por la experiencia de escucharla. Lleno de melodías hermosas y orquestaciones que generarían la consagración mundial inmediata de cualquier artista estadounidense, hace gala de una delicadeza irregular que fluye constantemente, con una abrumadora ambientación de auriculares.
Y por supuesto, subyacente en la poesía y en distorsiones burbujeantes, el mensaje invisible. “Me flasheó mucho pensar que uno considera que lo invisible no existe. Al alga kelp y los bosques subacuáticos no los conoce mucha gente. Pero lo invisible es real”.
Animales sueltos
Para llegar a Kelp podemos trazar un punto de inicio arbitrario en su infancia, durante unos ejercicios particulares junto a su hermana en el cuarto que compartían. El objetivo era poder enfrentar y procesar algunas cosas heavys de la familia desde lo que llama “la dimensión creativa”. Dirá ella: “En realidad es un entrenamiento para afilar las antenas. En la vida cotidiana hay un montón de disparadores creativos; lo que pasa es que si vivimos en modo automático, no los registramos”.
“La dimensión creativa” es también el nombre que Maca les da a sus talleres de creatividad. En elllos, acompaña el proceso de artistas de distintas áreas al servicio del autoconocimiento. No se trata de un seminario donde se adquiere una poción mágica que asegura la creatividad, sino de un proceso de germinación. Maca: “Es parecido a cómo trabajo mis procesos creativos: vemos cómo los materiales de la vida nos van invitando a crear y eso nos va transformando. Es sincerarse y compartir, encontrando las palabras clave para que nos guíen y convoquen a la nueva obra, al nuevo proyecto. Y a partir de ahí ver como resuena e invita a hacer un cambio. Vamos acompañando esos procesos en grupo y se dan muchos compartires sinceros, con una intimidad y profundidad que me gusta cuidar”.
¿Cómo es ese trabajo de crear? “El proceso artístico creativo tiene que ver con lo personal, pero no es vivir en un frasco o en una nube de pedos. Muches artistas tendemos a quedarnos en una frecuencia más volada, pero no puedo separar arte y vivir como independientes. Desde chica me dieron ganas de ser coherente con ese todo; una coherencia de estar viviendo artísticamente, y ver qué hay para transformar. Eso me empuja día a día”.
Dos gatos interrumpen para presentarse: Orfeo, un morocho confianzudo, y Marai, una rubia más precavida con los intrusos: “Ella es de San Luis, me la encontré en una gira hace nueve años –relata–. Y bueno, ya se aporteñó”. No son los únicos espíritus animales presentes en el departamento de Maca. Mono es el niño que juega en el calendario Maya, y Maca es mono espectral azul. Solo uno de sus tantos conocimientos en el mundo místico no–cristiano.
Maca sabe y piensa mucho sobre lo intangible. El reloj avanza mientras ella habla del ciclo de la vida y la muerte, de la necesidad del conflicto, del Riachuelo, de robots e infancias sabias. De pronto deja de estar nublado y el aire se vuelve más ligero. Al igual que en su música, su relato tiene la sonrisa y la energía del propósito: “Me puse Mona como un recordatorio de ‘No te olvides: esto es un juego’”.
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