CABA
Ojos que nos ven
Chicos de la secundaria de la escuela de gestión social Creciendo Juntos, de Moreno y del colegio primario N° 58 de Villa Corina, Avellaneda, dieron forma a esta propuesta de pensar juntos el tema que despierta los fantasmas más autoritarios: la inseguridad, el delito y la criminalización de la pobreza. Éstas son sus propuestas.Los chicos se ríen.
De los políticos y de la policía. De la televisión y de muchos adultos. De Mirtha Legrand y de Susana Giménez.
Y se ponen serios.
Cuando hablan de droga, delincuentes, racismo, contradicciones y rarezas del mundo. Ana Luz logra una fusión: con un marcador se pinta en la mano “Quiero reír” pero se fotografía seria. Empieza la fiesta, a partir de un disparador: la frase Ningún pibe nace para chorro. Leandro quiere que le escriban “dignidad” en el cuello. Jonathan y Nahuel arman dos carteles que se leen juntos: “Soy pibe, no chorro”. Ludmila se escribe en la mano “Libertad”. Para ella. Y para alguien muy cercano que está preso. A Juan se le ocurre algo que Ana Luz le deletrea en los brazos: “Queremos futuro”.
La actualidad tiene un problema idiomático: se quedó sin palabras que sirvan para entender lo que pasa. Pero está llena de ruido y vacío. Estos chicos de Moreno, Gran Buenos Aires, de la escuela Creciendo Juntos, no son esa actualidad. No integran la farándula de opinadores, funcionarios, políticos, ni locutores. Por eso, a un costado de la canchita de la escuela, lejos de la droga mediática y en el medio de la realidad, dicen demasiado con sus risas, con su seriedad y con lo que eligen escribirse sobre la piel.
Un país al revés
Por distintas razones políticas, económicas, in-culturales y policiales los chicos jóvenes y pobres de Argentina, desde los 12 años o antes todavía, y principalmente los varones (según lo reconocen las propias chicas), se han visto instalados en el universo para resolver un problema llamado “vida”, en las condiciones más inhóspitas que cualquier enemigo podría imaginarles. Enumeración mínima de obstáculos y amenazas:
Racismo.
Rechazo.
Falta de opciones de futuro.
Peor: falta de opciones de presente.
Incertidumbre propia.
Indiferencia ajena.
Criminalización.
Precarización de sus vidas.
Pero en la escuela Creciendo Juntos, de Moreno, están Jonathan, Alejandro, Maxi, Juan, Ana Luz, Ludmila, Brian, Nahuel, Bárbara y Leandro, todos entre 14 y 17 años. Nacidos en menemlandia, criados en la crisis 2001, crecidos en el kirchnerismo, rindiendo lo que se llevaron a diciembre. Barrio de trabajadores. Oficios familiares: carniceros, empleados de empresas basureras, empleadas domésticas, enfermeras, vendedores ambulantes…
La primera referencia implica un reconocimiento a la coherencia de la Policía Bonaerense. “Nosotros mismos tuvimos problemas cuando fuimos al centro de Moreno porque se recordaba La noche de los lápices. Tres de los chicos quedaron separados del grupo y los enganchó la policía. Por la ropa. Bah, por la cara” dice Ana Luz.
1977: siete estudiantes de La Plata desaparecieron en manos de la Bonaerense por su reclamo de boleto escolar.
2009: los chicos que van a conmemorar aquello, son abordados por la misma policía por “portación de cara” . “Los tipos se creen dioses, discutieron hasta con los profesores”, cuenta Leandro.
Detalles de los “delitos” cometidos: son chicos morenos, de ojos grandes, sonrisas enormes (que no suelen dispensar a las fuerzas uniformadas). La ropa: holgada al ritmo de la cultura hip hop. Prendas amplias y coloridas que parecen ayudar a ocupar más el espacio. Zapatillas y, a veces, gorrita con visera. En una era que necesita hacerlos invisibles, ellos tratan de hacerse ver. “Se piensan que somos chorritos, que vamos a hacer una macana” dice Nahuel, que es grandote y rubión. ¿Él también siente el racismo? “Claro, porque el problema es cómo te quieren ver”. Racismo amplio y generoso, puede incluir a los rubios: la condición es que sean pobres. Y depende de una discapacidad: creerse superior al otro. Nahuel: “Te miran mal”. Brian: “Te ven pasar y dicen: mirá ese negro de mierda”. Ana Luz: “La policía también es racista contra los chicos y les dice negros”.
Jonathan pronuncia en voz baja, por pura experiencia, la misma noción a la que han llegado los más lúcidos pensadores sobre la dinámica de esta época: “Te tratan como si fueras nada”.
¿Qué es que te miren mal? Juan: “Con desconfianza, cruzan la calle, o si van adelante tuyo caminan más rápido”. Los chicos empiezan a reírse del miedo que provocan. Maxi: “Paran y te dejan pasar”. Alejandro: “Están perseguidos”.
Hace unos días Jonathan y un amigo pasaron por una casa donde una mujer se había desmayado y estaba tirada en el piso. El marido no la podía levantar para llevarla al hospital y las ambulancias son artefactos inexistentes para estos barrios. “Lo quisimos ayudar y el tipo nos cerró la puerta. Le dije: ‘eh, amigo, no somos chorros’. Al final nos dejó levantarla, más preocupado por que le sacáramos algo que por la esposa. La subimos al auto y nos dio una propina diciendo ‘gracias por ser solidarios’”. Los chicos se quedan callados después del relato.
Bárbara lo piensa bien. “A mí me pasó de ver a alguien y decir ‘me van a robar’. Pero te agarra porque estás mirando la tele y te meten miedo todo el tiempo. Y siempre es con los pobres. Borrachos, drogadictos, violentos y malvivientes”. Los chicos se ríen. “Y te llenan la cabeza”. Alejandro: “Pelean para ver cuál canal es el más mentiroso”. Diálogo:
–Hay canales que mienten a favor del gobierno, y dicen que Cristina es una genia, pero no te muestran que no cumple lo que promete. Los de la contra dicen que está todo mal y que Narváez y Macri son divinos. Todos mienten.
–Le hacen mala fama a la villa, para que parezca que son todos chorros. Y es mentira.
–El de Palermo capaz que anda de maletín y es un superchorro.
–No te muestran a los que roban a lo grande, pero si un pibe robó o mató te lo pasan cada dos minutos. Es para que no te enteres de las cosas que hacen los políticos y los que tienen guita. Yo miro canales deportivos. O los de música.
Alejandro: “La tele la uso para jugar a la playstation. Más que los noticieros miro Botineras”. Todos se ríen. ¿Quiénes son los que miran más televisión? Coincidencia general: “La gente grande. Se matan. Pero muy pocas cosas valen la pena”. Les pido un ejemplo. Respuesta unánime: Los Simpson.
Me hacen recordar algo que pensó un escritor y filósofo polaco que vivió en este raro país hace medio siglo. Witold Gombrowicz en su Diario Argentino escribe como si fuera hoy:
“Hablo solamente de la juventud porque la característica de Argentina es una belleza joven y ‘baja’, próxima al suelo, y no se la encuentra en cantidades apreciables en las capas medias o superiores. Aquí únicamente el vulgo es distinguido. Sólo el pueblo es aristócrata. Únicamente la juventud es infalible. Es un país al revés, donde el pillo vendedor de una revista literaria tiene más estilo que todos los colaboradores de esa revista, donde los salones –plutocráticos o intelectuales– espantan por su insipidez, donde al límite de la treintena ocurre la catástrofe, la total transformación de la juventud en una madurez por lo general poco interesante. Argentina, junto con toda América, es joven porque muere joven”.
Rap de Villa Corina
Tienen 12 años y ya saben lo que es la impunidad. Les pregunto si entienden qué significa. Gustavo, el más locuaz, fachero y decidido del grupo, me aviva: “Un grupo vino al barrio una noche y mató como a quince pibes. Eran hijos de policías. Disparaban desde el auto, a matar. Decían que así iban a limpiar a los delincuentes. Al otro día todos fuimos a tirar piedras a la comisaría, pero lo único que hicieron fue meter preso a uno de los pibes que protestaba.”
Lo cuenta como si se tratara de una leyenda urbana, pero no. Sucedió el 14 de agosto de 2007 y la crónica periodística registra una protesta vecinal por el asesinato de 8 adolescentes. “Los vecinos afirmaron que los jóvenes asesinados fueron baleados desde vehículos que llegan hasta la zona y disparan a mansalva contra las personas. Esos vehículos estarían ocupados por gente fuertemente armada que inclusive porta chalecos antibala. Ante lo que consideran falta de respuestas por parte de la policía, los vecinos se reunieron y manifestaron frente a la sede de la comisaría. Arrojaron piedras contra el frente e incluso provocaron heridas a cuatro efectivos policiales que intentaron frenar la ira de los más exaltados. En tanto, los uniformados procedieron a aprehender a una de las personas que arrojaron piedras”.
Estamos en la sala de computación de la escuela primaria n° 58 de Villa Corina, a sólo 7 kilómetros de la Capital, en un complejo habitacional con más de 88 torres en donde se hacinan unas 7.000 personas, aunque se calcula que otro tanto vive en las casas que rodean ese barrio concebido en 1973 por José López Rega. También se calcula que el 80 por ciento de esa población malvive con planes sociales. Estamos con Gladys, Gabriel, Gustavo, Lucas, Nilda, Belén, Luana y Nicolás. Chicos de 12 años que ya saben lo que es la política. Lo explican cuando pregunto qué le dirían a un candidato si lo tuvieran enfrente. Con paciencia Gustavo, el galán del grupo, me despabila: “Ya tuvimos uno enfrente: a Kirchner. Vino para las elecciones, re custodiado y caminó por acá, dando la mano. Cuando se la dio a mi mamá le preguntó: ‘¿Qué necesitás?’ Ella le dijo: trabajo. Tenía al lado a una chica que anotaba todo en una carpeta. Ese día inauguró un semáforo que ya no anda más”.
Gabriel, el rapado que está sentado a su lado, completa la lección: “Yo en cambio le pedí a Cacho un Sega. Eso te lo dan”.
Fue en 2009, durante la última campaña electoral, cuando Néstor Kirchner, candidato a diputado bonaerense, recorrió a pie las calles del barrio junto al intendente de Avellaneda, Baldomero Cacho Álvarez de Oliveira.
Los chicos están en la clase del taller de edición musical y muestran orgullosos las pistas que han logrado diseñar para lo que imaginan será un rap poderoso. La charla, entonces, incluye la ceremonia de escuchar el tema El Niño, de Mustafá Yoda, cuya letra los chicos repiten completa y en voz baja, como un latido. Dice ese estribillo:
Bebés nacen borrachos
y el vino es más barato que la leche
quieren que no piense, sospeche
aparatos de la mente arrebatan
tu futuro en tu presente
el niño llora, el niño siente.
¿A qué le tienen miedo?
A que me roben (Gladys).
A que nos maten, como pasó con los chicos esa noche (Gustavo).
¿Qué le dirías a la policía?
Nada, porque si les hablás te pegan una patada en el orto (Gabriel).
¿Y a la justicia?
Menos, si ellos arreglan con la policía (Gustavo).
¿Y a la tele?
Nada, porque no escuchan. El noticiero vino acá cuando pasó lo de la comisaría y decían cualquier cosa (Gustavo).
Luana cuenta que para conseguir trabajo su padre debe ocultar que vive donde vive. Uno quiere ser albañil, otro basurero, Gladys enfermera, Gustavo futbolista. Uno de los chicos da un consejo: “La escuela secundaria tiene que cambiar, mi hermana no aprende nada. Uno de los profesores vendía droga y lo metieron preso”. ¿Familiares detenidos? “Mi papá cayó con el hermano de ella, porque iban borrachos en el colectivo. Ahora cambió un montón, trabaja y va a la iglesia evangelista”. Gustavo: “Yo también voy”.
¿Por qué alguien sale a robar?
Por la droga (Todos).
¿Hay mucha droga en este barrio?
La que quieras. Hay de 50, de 20, de 5.
¿Qué piensan cuando escuchan la palabra inseguridad?
En la droga. En la policía.
¿En el barrio hay mucha policía?
Hay, pero hacé de cuenta que no hay nada, porque no hacen nada.
Los chicos de Villa Corina están ahora tramando un sueño: un rap que hable de todo esto. Que lo grabe Mustafá. Que diga que ningún pibe nace para chorro.
¿Por qué robar?
Cada dato da para un libro. La escuela pública se ha convertido en un sistema de exclusión. La mitad de los chicos que entran al secundario no lo terminan: 430.000, 180.000 de los cuales son de la provincia de Buenos Aires. Casi el 40 por ciento de los desocupados tiene menos de 25 años. Sólo se trata de buscar: muertes evitables, desnutrición, violencia familiar, abusos. Las cárceles están saturadas de jóvenes pobres. Los desaparecidos en democracia, fuera del caso de Julio López, son chicos como Luciano Arruga, Iván Torres, Diego Duarte, Miguel Bru. Y unos 2.800 fusilados. Si Rodolfo Walsh escribió en su Carta Abierta que el mayor crimen de los militares no eran los asesinatos, torturas y desapariciones, sino el plan económico que sometía a millones de personas a la “miseria planificada”, hoy se ven las dos cosas: quiénes son sujetos actuales de las violaciones a los derechos humanos y cómo estos chicos intentan sobrevivir a los resultados de aquella planificación. Puede pensarse: ¿estos chicos están más cerca de que se cumplan o de que se violen sus derechos? ¿De la salud o de la enfermedad? ¿Del trabajo o de la precarización?
Sigue la ronda de charla en Moreno.
–El pibe que se droga y roba lo hace por los de arriba, que son los que dejan que haya narcotráfico. Si quieren solucionar el problema, hay que solucionarlo arriba.
–También se roba por necesidad.
–Otro problema es la junta. Te juntás mal y te jodiste.
–Y depende a veces de la familia. Padres separados, borrachos, qué sé yo.
–O empieza porque el pibe se droga, se envicia, y tiene que salir a buscar plata. Mi primo se empezó a drogar a los 8 años. Tengo una bocha de primos chorros.
–El que sale a buscar trabajo no encuentra, y si encuentra le pagan mal, o lo tratan mal. ¿Qué hace? Lo piensa.
–Todo el día no podés estar de vago. Te desesperás. Buscás plata.
–Y a algunos pibes les gusta robar.
Los chicos cuentan el caso de un conocido del barrio al que la familia cuidaba, le compraba buena ropa. “Pero se drogaba y salía a robar, tenía cosas, pero quería más”. Ana Luz: “Le pasaba igual que a los políticos, están llenos de plata y siguen robando”. Alejandro: “Pero no se drogan”. Risas de todos. Alejandro: “Bueno, pero usan la mejor”.
Bárbara: “Encima Susana Giménez y Mirtha Legrand dijeron que tiene que haber más represión, como que vengan los militares”. Otro de los chicos: “Son boludas. La policía está en combinación con los chorros. Es corrupta. Más policía ponés, más robos tenés, y más narcotráfico, pero todos se hacen los pelotudos” .
Juan pregunta si hay algún político honesto. Uno grita “¡Duhalde!” y todos se ríen como si miraran a Los Simpson. Nahuel se anima a más: “Hitler”. Le pregunto a Brian por qué eligió escribirse la palabra “Rescatémonos”, tan apta para naufragios. “Para que entendamos lo que estamos haciendo. Los que se drogan, los que no. Y los políticos”.
Ana Luz quiere ser diseñadora. Nahuel, trabajar de basurero. Alejandro no lo pensó: va a ir a vender a los trenes con su papá. Le gustaría dibujar. Maxi quiere ser profesor de educación física. Brian, trabajar en el Servicio Penitenciario. Y Ludmila piensa estudiar Derecho. “Pero no para abogada. Para jueza”. Nahuel quiere agregar otro lema: “Busco novia urgenteeeee”.
¿Qué cosas les importan? Otra unanimidad: los amigos. No es el concepto de amistad en yunta, de grupito, sino algo que los adultos de Creciendo Juntos ven como novedoso. “Es la amistad del grupo grande, donde todos intervienen, incluso los de distintas edades”. Nahuel anuncia: “Tener amigos es bueno para la salud”. Ludmila había escrito “Libertad”. Uno de los chicos dice: “No sé para qué me sirve”. Alejandro le responde: “Para decir lo que pienso, para elegir lo que quiero”.
¿Te sentís libre?
–Sí –dice, con total naturalidad. Se queda mirándome.
¿Y tenés miedo?
–¡No!– contesta riéndose.
¿Será que se nos mezclaron cosas que están relacionadas? ¿Ser libre no tendrá que ver con superar el miedo? Alejandro eligió dos palabras para pintarse sobre las venas. “Queremos vivir”. Para los que entiendan que “vivir” es algo un poco más complejo que “no estar muerto”, algo que supera las ofertas del mercado y los medios, es todo un proyecto de acción. El desafío que los chicos están proponiendo –y nos proponemos– es ése: cómo hacer cosas a la altura de ese plan apasionante que los chicos diseñaron, pensando el mundo con marcador grueso.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

- Revista MuHace 3 semanas
Mu 205: Hay futuro
- CABAHace 2 semanas
Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”
- #NiUnaMásHace 2 semanas
Femicidios en julio: la noticia es el horror
- ActualidadHace 2 semanas
Mendoza movilizada: sábado de caravanazo contra la minera San Jorge
- ActualidadHace 3 semanas
Mapuches en Neuquén: 10.000 personas movilizadas contra la represión y en apoyo a las comunidades originarias