Sigamos en contacto

CABA

La prensa terrorista II

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

El caso de Alejandrina Barry Mata. Su imagen fue usada en 1977 para desinformar sobre una serie de operativos realizados en Uruguay en los que fueron secuestradas, torturadas y desaparecidas varias personas. Ahora demanda a Editorial Atlántida por encubrimiento y complicidad.

Memoria, verdad, justicia. No es una consigna, sino una trompada. Representa la violencia del silencio que corta la respuesta de Alejandrina con una sola palabra.
¿Qué te acordás de aquel día?
Nada.
¿Y de tu vida antes de aquel día?
Nada.
 
En la mesa hay una foto con marco de madera lustrada y marrón, protegida con un vidrio. La sacó de su cartera un rato antes y la colocó al lado de la taza de café y al costado de la carpeta donde guarda los recortes. En esa foto, una joven pareja mira con ternura hacia la cámara. Es el único recuerdo que Alejandrina tiene de sus padres. Hasta la adolescencia, creyó que habían muerto en un accidente de auto. Fue la mujer de su abuelo la que, con saña, le escupió una frase que abrió la puerta de la historia que desde entonces está tratando de reconstruir. “Tus padres eran terroristas”, le gritó. Y aunque la frase fue un insulto, Alejandrina la escuchó como una llave. “Comencé a indagar. Mi abuela materna hasta el día de hoy no quiere decirme ni una palabra. Pero alguien me habló de una foto mía que había aparecido en una revista. Un amigo me acompañó al archivo. Durante mucho tiempo pensé que había sido el del Congreso, pero hace poco me di cuenta de que era el de la Biblioteca Nacional. Fue tal el shock que tuve cuando encontré los recortes que ni sabía dónde había estado. Lo único que recordaba es que lloré a mares. Y que en un momento algo se me revolvió bien adentro y lo que era dolor se transformó en otra cosa más fuerte, muy fuerte. Ese día decidí que iba a ser militante”.
Lo que Alejandrina descubrió en aquel archivo eran los recortes de tres publicaciones de una misma editorial: Atlántida.
El de la revista Gente la mostraba con un vestido a lunares y un saquito de lana. La volanta decía: “Esto también es terrorismo”. La nota, correspondiente a la edición del 5 de enero de 1978, comenzaba así:
“Alejandra tiene una medalla con su nombre colgada del cuello. Tiene también un vestido a pintas blancas y coloradas, un chaleco de lana celeste y una muñeca con un pañuelo en la cabeza. La muñeca está vestida con un retazo del vestido de Alejandra. Tiene también zapatos blancos. Pero nada más tiene en el mundo Alejandra. Nada más, excepto un apellido (Barry) y otro apellido (Matta), que sus padres ocultaron hace algunos años cuando dejaron de ser un hombre y una mujer y se convirtieron en dos terroristas. En dos asesinos”.
 
La revista Somos la exponía acompañada del título “Los hijos del terror” y en una nota sin firma, aunque precedida por la consigna “de un enviado especial”. En la de Para Ti está sentada, jugando.
Ahora esos tres recortes acompañan la denuncia que esta semana Alejandrina presentó ante el Juzgado Federal en lo Criminal N° 12, del doctor Sergio Torres. Acusa a Editorial Atlántida por encubrimiento y participación en los delitos de privación ilegal de la libertad y homicidio. Intenta así recuperar su vida. Alejandrina me mira entonces con ese tipo de mirada que dejan inútiles las palabras. La nena que está en los recortes también.
Los Barry de Adrogué
El abuelo Alfredo era abogado y titular adjunto de Derecho Agrario y Minero en la UBA. El otro adjunto era José Alfredo Martínez de Hoz. Don Barry había aprovechado para hacer un posgrado en Oxford cuando su primera mujer decidió enrolarse como enfermera voluntaria durante la Segunda Guerra Mundial. Juntos tuvieron tres hijos, que llamaban siempre por sus nombres en inglés George (Jorge), John Alex (Juan Alejandro) y Henry (Enrique). Los tres jugaban al rugby en el club Pucará y comenzaron la carrera de Derecho. Allí se integraron a Montoneros desafiando, entre otras cosas, el férreo antiperonismo de Don Barry.
La saga familiar fue reconstruida en el libro Los Barry de Adrogué, de Mónica Mendoza y Eduardo Espinoza, donde se cuenta también la historia de Susana Mata. Susy, como todos los de Adrogué la conocían, se casó con Juan Alejandro y juntos compartieron esa joven vida de militancia que los llevó a él a convertirse en el secretario político de Montoneros y a ella a desplazar a la vieja conducción del sindicato docente de la zona.
Alejandrina, la hija de Susy y Juan Alejandro, nació el 19 de mayo de 1975 en la cárcel de Olmos. Cuenta que su mamá cayó porque llamó a una compañera por teléfono y, por el tono de voz, se dio cuenta de que algo malo le estaba pasando. “No la voy a dejar sola”, dijo y fue a buscarla a la casa donde se estaba realizando uno de los operativos de cacería que siguió al pase a la clandestinidad de Montoneros. A Susana la llevaron primero a la Brigada de Investigaciones, que luego fue conocida como Pozo de Banfield. Según las denuncias registradas en la causa que investiga lo ocurrido en ese centro clandestino, una docena de militantes sufrieron el mismo destino en noviembre de 1974: fueron capturados por la Triple A, torturados en la Brigada y luego “legalizados” y trasladados a Olmos. Algunos, como en el caso de Susana, consiguieron ser liberados pocos meses antes del golpe.
Ya en dictadura, el primero de los Barry secuestrado y desaparecido fue el menor, Enrique, en octubre de 1976. Lo llevaron a él, a su mujer (también desaparecida) y a su pequeño hijo Agustín, que la familia encontró después en la Casa Cuna. Lo habían abandonado en las escaleras.
Fue entonces cuando Juan Alejandro, Susana y la pequeña Alejandrina partieron rumbo a Uruguay con los documentos que les habían prestado unos amigos del barrio. Él tenía 30 años, ella 29. Alejandrina no había cumplido los 3.
El operativo conjunto
Hacia fines de 1977 la dictadura uruguaya estaba preocupada por la inminente visita de una misión extranjera de juristas integrada por los abogados Joaquim Martínez Bjorkman (Federación Internacional de los Derechos del Hombre), Robert Goldman (Sociedad Americana de Derecho Internacional) y Jean Louis Weil (Ministerio Internacional de Juristas Católicos). Quizá por ese marco, las llamadas Fuerzas Conjuntas uruguayas se tomaron el trabajo de documentar todas las acciones llevadas a cabo en esos días. Según revela uno de los documentos desclasificados del Departamento de Estado norteamericano, la Embajada de Estados Unidos en Uruguay informó especialmente, en diciembre de 1977, sobre una serie de redadas llevadas a cabo entre el 15 y 16 de diciembre donde “fueron capturados ocho Montoneros”, dice el informe.
Los operativos comenzaron el 15 de diciembre con la persecución por la ruta Interbalnearia de una camioneta Mehari en la que viajaban el ex diputado peronista Jaime Dri y Juan Alejandro. Los vehículos militares cortaron el paso y chocaron a la Mehari, que volcó sobre la cuneta. Cuando intentaban escapar, Barry murió acribillado y Dri fue herido en las dos piernas.
Ese mismo 15 de diciembre, en Lagomar, mientras esperaban el colectivo en la ruta, fueron secuestrados Rosario Quiroga y Rolando Pisarello. Al día siguiente, los militares avanzaron sobre la casa de Rosario, donde vivía el grupo de militantes exiliados. De allí secuestraron a María del Huerto Milesi de Pisarello, a María Laura Pisarello y a las tres hijas de Rosario Quiroga (María Paula, María Elvira y María Virginia). En el operativo resultó muerta Susana. Y de allí se llevaron a Alejandrina.
En otro procedimiento realizado el mismo día fue detenido el pianista argentino Miguel Angel Estrella junto con Raquel Odasso, Luisa Olivera y Jaime Brancoy. Todos ellos fueron luego procesados por el Juzgado Militar N° 2 y detenidos y torturados en el Penal de Libertad y en el de Punta de Rieles.
En su comunicado N° 1378, la Oficina de Prensa de las Fuerzas Conjuntas uruguayas informa la parte “legalizada” de lo sucedido. Da cuenta de la muerte de Susana y Juan Alejandro y de la detención de Estrella, Odasso, Olivera y Brancoy. Nada dice del resto, que fue trasladado clandestinamente a la ESMA. Según el testimonio de Rosario Quiroga, ese grupo fue llevado a una “residencia en Carrasco, con apariencia de castillo medieval” y en cuyo sótano los alojaron. Allí fueron torturados. Luego, en una habitación Rosario logra identificar a varios militares argentinos y algunos uruguayos que le comunicaron que iba a ser trasladada a la ESMA. Días después fue el propio Alfredo Astiz quien dejó en un internado a las tres hijas de Rosario. En tanto, Jaime Dri, Rolando Pisarello, su esposa, María Milesi, y la hija de ambos, María Laura, fueron también transportados en avión el 18 de diciembre de 1977 a la ESMA.
El falso abandono
La misma Oficina de Prensa de los militares uruguayos “amplía el comunicado” con el parte N° 1380 para informar los datos completos de “los sediciosos muertos” e informa que la niña Alejandrina “fue entregada por la Justicia Militar a sus abuelos paternos para su traslado a Argentina”. Ese comunicado es el que reproducen dos agencias internacionales: Asociated Press y France Press, que los medios argentinos La Nación y La Opinión publican en sus ediciones del 23 de diciembre de 1977. Las tres notas publicadas en los medios de Editorial Atlántida son posteriores, pero ignoran el hecho de que Alejandrina ya estaba con su familia y en Argentina. Hacen eje, en cambio, en su “abandono”:
La revista Somos asegura en el copete: “La niña espera que alguien la reclame” y en la nota muestra la foto de Alejandrina junto a la de la Mehari acribillada. También da cuenta de la detención de Miguel Ángel Estrella de una manera especial. Dice textualmente: “pianista tucumano, 33 años, homosexual”.
La revista Gente títuló: “Alejandra está sola”. Muestra fotos de la casa donde se produjeron los secuestros y de un supuesto botín de guerra, con grandes ametralladoras. “que se encontraba a pocos metros de la cuna de Alejandra”.
Cuenta hoy Alejandrina que cuando leyó ese texto, tan burdo, se transformó. “Mi tío me había contado que mis padres habían intentado durante mucho tiempo quedar embarazados y sé que fui una bebé deseada y querida. Me indignó tanto ver tanta mentira que decidí empezar a militar”.
La decisión de dedicarse a buscar la verdad y hacer política la llevó a un enfrentamiento con su abuela materna, pero también le posibilitó encontrar en su propio colegio secundario a profesoras que habían conocido a su mamá en sus épocas de dirigente gremial. Se fue a vivir sola, se integró al PTS, se entrevistó con Miguel Bonasso (autor de Recuerdo de la muerte, que narra la odisea de Jaime Dri y cuenta parte de la historia militante de su papá, Juan Alejandro), con Miguel Ángel Estrella y con varios de los sobrevivientes de aquella redada. Comenzó luego su trabajo social en La Matanza, donde fue incluso candidata en las últimas elecciones, y en el organismo de derechos humanos CEPRODH y la agrupación feminista Pan y Rosas. También se presentó como querellante en las causas que investigan los delitos de lesa humanidad cometidos en la ESMA y en el Pozo de Banfield. Ahora, cuando ya cumplió 35 años y encontró “la fuerza que necesitaba”, presenta su Yo Acuso contra la Editorial Atlántida. Quiere que se investigue qué rol cumplió esa editorial en el marco de un procedimiento donde fueron secuestradas, torturadas y desaparecidas personas. Quiere, también, que expliquen por qué mintieron y por qué usaron su imagen para manipular su historia. “Como las notas no están firmadas, la querella es contra todo el directorio y las personas que figuran en el staff”. Entre ellos, Samuel Chiche Gelblung (por entonces, director de la revista Gente), Agustín Agostinelli y Lucrecia Gordillo (directores de Para Ti) y Gustavo Landívar (director de la revista Somos). Lo que busca Alejandrina no es sólo que cada uno asuma su responsabilidad, sino que se investigue el hilo político que zurció aquellas tres notas. Lo que se juzgará, entonces, será nada menos que el rol que cumplió esa editorial durante la dictadura.

Portada

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Seguir leyendo

Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
Seguir leyendo

CABA

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Seguir leyendo

Lo más leido

Anticopyright lavaca. Todas nuestras notas pueden ser reproducidas libremente. Agradecemos la mención de la fuente. ©2025 Agencia lavaca.org. Riobamba 143, Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina - Editor responsable: Cooperativa de Trabajo Lavaca ltda. Número de propiedad intelectual: 50682265 - [email protected] | Tel.: +54 9 11 2632-0383

Vistas el día de hoy: 37.050