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El hombre de la vaca, el nuevo micro radial. Hugo López hizo la invitación y el azar le puso el nombre al proyecto radial que, desde fines de abril, lavaca pondrá a disposición de radios comunitarias y medios sociales que quieran reproducirlo. El objetivo es difundir información y opinión sobre la salud mental y compartir humor y otras alegrías. El título es un homenaje a Omar Viñole, el hombre que paseaba su vaca por los símbolos del poder en los años 30.

Muuuchas graciasQueridas personas y otros artefactos humanos, animales, vegetales, extraterrestres, objetas y objetos, seres imaginarios o reales, más todos los no nombrados hasta aquí, & afines, que lean la presente y se anoten como oyentes: les escribimos para contarles cómo dos historias se traman y confabulan de un modo tan sorprendente que no se sabe si están hechas de prodigio, de bosta, o de la sutil mezcla de tales elementos, y otros por el estilo.
Evacuando en La Prensa
Hugo López es un paciente externo del Hospital Borda, integra experiencias de salud y creación como el Frente de Artistas del Borda, Cooperanza y La Colifata, y propuso a la Cooperativa Lavaca realizar juntos un nuevo programa de radio. En el vaivén de nombres de tal idea apareció en el suplemento cultural del diario Perfil la asombrosa historia de Omar Viñole, escritor, agitador público, veterinario, místico, vanguardista y luchador (no como ahora, donde cualquier gritón se considera un “luchador social”, sino literalmente: hizo catch en el Luna Park).
En los años 30, Década Infame, mientras Enrique Discépolo escribía Cambalache, aquel sujeto atrevido, divertido, delirante o visionario iba de traje, corbata y vaca (vaca explícita, cuatro patas, rumiante, muuu, etc.), a recorrer corrales ajenos (La Prensa, Jockey Club, Congreso Nacional, Academia de Letras) a denunciar un sistema y una corrupción que enriquecía a unos pocos mientras la mayoría quedaba “sin pan y sin trabajo” frase de un cuadro pintado a fines del siglo XIX por Ernesto de la Cárcova. Frente a la racionalidad del poder, el supuesto delirio de Viñole era una especie de derecho humano, un acto de dignidad y de comunicación.
Viñole se llamó a sí mismo El hombre de la vaca, y mientras hacía sus denuncias la tambera respondía defecando y meando abnegadamente las veredas de tales Honorables Instituciones, mientras emitía mugidos con los que cualquiera podía estar de acuerdo. Se juntaban decenas o centenas de curiosos, muertos (o vivos) de la risa, hasta que aparecía la policía, que una vez detuvo a la vaca. Ocurrió durante la inolvidable visita a La Prensa, cuando Viñole manifestó sus opiniones sobre los medios de comunicación, y la vaca también.
El proyecto radial de Hugo López y esta cooperativa empezaba a encontrar su nombre.
Las bolas de Viñole
Viñole (1904-1967) escribió sus aventuras y sus ideas político-místico-filosóficas en el libro El hombre de la vaca. Ya hay un sitio en Facebook que rastrea sus desventuras, y blogs que lo recuerdan. Escribió más de 50 obras, como Cabalgando en un silbido (Panfleto); La guerra bacteriológica o el exterminio de la humanidad por infecciones (Ensayo técnico, acaso de absoluta actualidad); y otros “panfletos” como Jesús en una casa de departamentos; La camiseta del jefe de policía; El vademécum del perfecto diputado (¿alguien lo consigue?); Veronal, o la vaca que tomaba cocaína; El hombre que se depiló la ingle; o La Caligrafía de los juanetes en la arena de Mar del Plata, entre tantos.
Algunos estudios (como los del alemán Dieter Reichhardt) ubican a Viñole como un olvidado vanguardista, en línea con celebridades como Macedonio Fernández y Oliverio Girondo. Sus aparentes disparates provocaron risas, desprecio, y defensas notables como la de la escritora Norah Lange, quien ante un comentario sarcástico sobre “el de la vaca” contestó: “¡No! el de las bolas que se necesitan para andar con la vaca”. El chileno Pablo Neruda relató en su Confieso que he vivido que Viñole lo saludó en Buenos Aires diciéndole “¡Viñole!” al propio Neruda: “Como en este restaurante hay muchos que me conocen sólo por el nombre, y como varios me quieren dar una paliza, yo prefiero que te la den a ti”, le confesó al poeta.
Un Jesús anarquista
Viñole sostenía que Jesús fue el primer anarquista, escribió que “la sociología económica es una plaga vergonzante salida del vientre del capitalismo”, y que el marxismo no es más que un platonismo al revés. Denunció la pérdida del poder crítico de las sociedades y las personas. Era un puritano medio frenético (al menos en lo que escribía), pero también un crítico implacable de la Iglesia y los militares. Sobre la “bendición de las armas” ilustró: “Frailes elevando esas manos gomosas con uñas lustradas, bendiciendo un instrumento de matanza anónima que licuará la carne angélica de toda criatura. Es una caricatura, porque tú sabes que Cristo no está allí”, le decía a la vaca.
El hombre de la vaca relata que fue al Congreso, previa inoculación de un laxante (recordemos que era veterinario) con lo que el animal “pasaba su líquida tarjeta de visita, verde”. Habían matado poco antes (julio de 1935) a Enzo Bordabehere, senador que junto a Lisandro de la Torre venía denunciando los pactos y negociados oligárquicos. “La crisis del sistema parlamentario en el mundo Occidental, tenía su más viva caricatura en el recinto legislativo argentino” escribió Viñole, agregando que lo que ocurría “avergonzaba a los hombres de trabajo, no encanallados por la tentación de robar a las arcas, porque sabían que todo egreso ha de salir de las propias lonjas carnales de los de abajo”. En el congreso mundial de escritores del Pen Club la policía lo frenó:
-¿A dónde va usted con esa vaca?
-A ofrecerle la oportunidad de que asista al Circo, que es este picadero de asnos perversos y mentes a gas pobre.
¿Cuál es la mayor estupidez?
En El hombre de la vaca relata su visita a un matutino, siempre en tercera persona. “La Prensa fue el diario históricamente imperialista de la república. Pues, allí mismo, la vaca desata su vientre y mancha la vereda entre las carcajadas de innúmera cantidad de peatones. En un abrir y cerrar de ojos el Hombre de la vaca se vio rodeado de policías y de agentes secretos, que intentaron agredirlo, a cuyo efecto, con la suprema dignidad de un filósofo inmutable preguntó: ‘¿Pero soy yo el que perturbo, o es la vaca? Si es la vaca, ¡que la lleven detenida!’”. La policía se la llevó a la comisaría, de donde Viñolo tuvo que rescatarla. Un párrafo para comparar con los medios actuales. Luego de decir que La Prensa que fue “el alcaloide permanente de los argentinos”, escribe: “Todos los pueblos tienen un tipo de mastodonte de las crónicas, que ejercen en las masas la misma labor negrera, apoyando los consorcios y las finanzas, y dan, racionadamente, el pasto mental que atosigue a las masas. Este acto de apostólico sarcasmo del Hombre de la vaca quedará como una latente burla en la persona de su más encumbrada estupidez: la prensa de las oligarquías internacionales”.
Un paseo por la calle Florida puso a Viñolo delante del Jockey Club: “Hermana vaca: allí adentro está toda la gente de ‘cogote gordo’ de la ganadería argentina que ha mercado con las lonjas y los costillares de tus hermanas, vendidas a los frigoríficos sajones”. La vaca depositó lo suyo en la vereda de lo que su hermano calificó como “institución montada en el menosprecio al pueblo”.
En el Luna Park intervino en un torneo, con sus 114 kilos y la vaca atada (en el ring side). Le ganó al ruso Martín Zikoff y perdió con El Estrangulador de Calcuta, mientras le hablaba a la vaca sobre “los treinta mil crápulas que vienen a vernos risueñamente y son dignos de la más alta lástima”.
Hugo toma la palabra
Viñole fue un inclasificable que, deslumbrado ante el peronismo, abandonó sus intervenciones callejeras. Luego se hizo franciscano, puso una Escuela de Meditación y se enclaustró en el Tigre. Se desgarraba ante el dolor y la miseria del otro. Tal vez allí resida una de las principales diferencias con nuestro amigo Hugo López: Hugo es el otro, uno de los tantos “otros” que ahora ya no se consuelan con ser retratados en cuadros, ensayos y panfletos, sino que asumen el protagonismo de la propia vida. Hugo no habla con vacas ni se dirige a una eternidad indescifrable. Habla con todos nosotros para crear convivencia, ideas, y salud. Ambos rescatan a figuras como Diógenes y Gandhi. Pero lo que en Viñole era sarcasmo, grandilocuencia y misticismo, en Hugo es humor, sencillez y humanidad.
Hugo trabajó en una imprenta del Correo, en la “cintoteca” de Radio Nacional, pasó por diversas crisis mentales y él mismo pidió en un momento ser internado. Se rebeló contra las pastillas con las que pretendían curarlo. “Prefiero ser un viejo loco y no un viejo pelotudo” informa. Le diagnosticaron “alienación mental” y se enojó. “El psiquiatra me dijo: ‘si yo supiera lo que tenés, me hacen un altar en la iglesia. Al final me puso ‘excitación psicomotriz’”. Cree que la enfermedad lo salvó de la muerte: “En los 70 yo hubiera sido un desaparecido”.
Saliendo de una de sus recaídas en el abismal sufrimiento que es la locura, Hugo conoció la experiencia de La Colifata y tantas instituciones que plantean la terapia fuera del shock eléctrico, el chaleco, el encierro y el sometimiento, y ponen en discusión qué son salud y enfermedad, cuando se transforman en mercancías o en etiquetas de control social. De eso también hablará el programa encabezado por este hombre de 77 años, que luce tan joven: “No te creas. Tengo patas de gallo en los pulmones y canas en el páncreas”.
Además de la experiencia radial, intervino con sus compadres colifatos en videos, en una película de Francis Ford Coppola (Tetro), y en publicidades para España. Fue presentador tres veces de los recitales en Argentina de Manu Chao. “En el de All Boys dije que Manu Chao es una luz que a veces alumbra el oscuro camino de la vida”. En medio del silencio Hugo agregó: “¡¡Y esta va a ser una noche de la reputa madre que lo parió!!”. En esas presentaciones también cantó temas propios como Soy malo (“que revienten todos, todo es para mi, que se mueran todos, todo es para mi”), o el brillante Rock de la Desmanicomialización, que tendrá su versión para El hombre de lavaca radial.
“El programa lo estamos pensando a partir de la nueva Ley de Salud Mental (26.657), pero también va a ser sobre salud en general. Mens sana in corpore sano, ¿no?” dice Hugo. “La Ley es buenísima, pero nadie la conoce”. El programa se emitirá desde abril, a través de micros, informes, entrevistas y una serie de espacios que estarán a disposición de las redes de radios comunitarias, universitarias y otras que quieran reproducirlo, como ocurre ya con Decí Mu. “La comunicación es una cosa extraordinaria, primero, porque te saca los miedos”. Hugo asegura que uno de los negocios más exitosos del mundo actual, sería la Universidad de la Corrupción: “La inventé la vez pasada. Con materias como ‘Avaricia’, ‘Usura’, ‘Cómo estafar’, ‘Desprenderse del sentimiento’, ‘Depravaciones’, todo a través de psicólogos, sociólogos, psiquiatras, teólogos y proctólogos que te enseñan cómo acceder al dinero en poco tiempo. La parte médica y de laboratorios es un doctorado. Alderete está en Jubilaciones. ‘Cómo matar gente’ tiene a Bush padre y a Bush hijo como titulares de cátedra.
Hugo vuelve a su entusiasmo más nuevo: “Hacer radio va a ser una posibilidad más de expresarse sin temor, sin ofender, decir lo que uno cree que se puede transformar, salir de la angustia, divertirnos, y aportar algo para que las cosas mejoren. Y si hacés eso, sentís que estás vivo”.
Un abrazo sin miedo, y sin necesidad de laxantes.
Atentamente: lavaca.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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