CABA
Primavera.qom
Redactaron su propia ley, designaron autoridades y definieron los objetivos de la comunidad. En el medio: iglesia, gendarmes, recuerdos de la represión y nuevo nombre para la comunidad. Una crónica de Darío Aranda.“Traé botas y abrigo”. Fueron los únicos pedidos del colectivo de militantes y profesionales que invitaron a viajar a la comunidad qom. Tenían sus motivos: el 25 de junio, día de la elección que Félix Díaz ganó por 610 votos contra 369 (a Cristino Sanabria, hijo del antiguo cacique) hubo heladas, cielo nublado y lluvia, con los caminos intransitables.
Pero el invierno parece haber cedido. Sol fuerte, ni una nube. Calor. El viejo Renault 19 sale del pueblo, hace diez minutos sobre la ruta nacional 86, (la misma que cortaron el 25 de julio de 2010 para exigir su territorio, y que terminó con la represión y asesinato de Roberto López, abuelo qom). Pastos altos y árboles añejos de ambos lados. Monte que se mantiene indemne. Ni soja, ni ganadería intensiva. La explicación es simple: se trata de territorio qom.
Una casilla de Gendarmería Nacional al costado de la ruta. Cuatro efectivos. Guardia de 24 horas al día. Es la entrada a la casa de Félix Díaz y Amanda Asijak, referentes de la lucha comunitaria. Ambas vidas corren peligro desde que se erigieron como críticos a Insfrán, desde que dejaron al descubierto a nivel nacional cuál es el rostro del kirchnerismo en las provincias feudales.
“Maten al indio”, denunciaron los qom que se escuchó de boca de la policía provincial el día de la represión. Idénticas palabras se escucharon en la sede del Partido Justicialista de Laguna Blanca, una casa vidriada, impecable, blanca, de dos plantas. El objetivo era Díaz. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) exigió al estado nacional que proteja a la comunidad. El puesto de Gendarmería es una respuesta al pedido de la CIDH.
Los gendarmes piden los nombres y DNI de los visitantes. Anotan y abren el paso. Saben que se está cumpliendo con el mandato de la mesa de diálogo del Ministerio del Interior. Incluso se ofrecen a hacer de remís verde oliva en su camión doble tracción.
El camino zigzagueante, con zonas anegadas, rastros de las lluvias pasadas. El mismo paisaje que se observaba desde la ruta. Monte bajo, muchas aves y ranchos humildes que se dejan ver entre árboles lejanos. Mujeres que caminan al costado del camino con sus hijos a cuestas, muchas bicicletas y ciclomotores que llevan niños como racimos.
La previa
La asamblea aún no comienza. Una decena de qom hacen una previa afuera, ronda de sillas de plástico, al sol. Aceptan una rápida entrevista. No es necesario preguntar, quieren contar.
“Fue un susto grande, muy fea la situación (la represión). Reclamamos nuestra tierra para los hijos y nietos”. (Celestina Toledo, 64 años, cinco hijos, once nietos).
“Primero no iba (al corte), pero más después era mucho el sufrir, olvidados. Encima nos balean. Dijimos ya no, hasta acá señor”. (Pascual Godoy, 63 años, siete hijos, de baja estatura y delgado).
“Ofrecieron 200 pesos por persona para que no voten a Félix. Muchos agarraron, pero votaron bien”. (Mabel Poli, joven qom, sonrisa pícara, sobre el día de la elección).
La asamblea
El salón del CIC es amplio, unos diez metros de largo y cinco de ancho. Ventanales a un lado, puertas vidriadas al frente. Bancos largos y sillas de madera. Todas las mujeres, que suman un tercio de los asistentes, están sentadas del lado derecho. Ningún hombre en esas filas. Ellos ocupan el resto de la sala.
Al frente, una mesa larga con computadoras que proyectan en tamaño cine la letra del estatuto que exige el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) para otorgar la personería jurídica a la comunidad. La exigencia estatal, “blanca”, no fue tomada por la comunidad como una carga, sino como la posibilidad de una refundación y por eso decidieron llamarla la “ley qom”, redactada por todos y que regirá el futuro de la comunidad.
Como facilitadoras en la escritura colaboran Patricia Bruyn, abogada especializada en derecho indígena. Verónica Hullipan y Miriam Liempe, por CTA Pueblos Originarios. Y, claro, Félix Díaz, alto, delgado, voz calma y firme.
Dios y Perón
Todo listo para arrancar la asamblea. Y, de pronto, la sorpresa para los ajenos a la comunidad. Un hombre de unos 40 años, delgado, no muy alto, prolija camisa blanca, toma el micrófono y comienza una arenga, con gran énfasis. Mueve el puño derecho para arriba y abajo, habla fuerte, siempre en idioma qom. Los asistentes miran al piso, escuchan atentos, en silencio. Las únicas palabras en castellano son, en distintos momentos de la alocución: aleluya, bendito seas Dios, amén. El hombre de camisa blanca es pastor evangelista y está orando, casi a los gritos.
La gran mayoría de los qom son evangelistas. La asamblea se abrió (y cerrará) con una oración.
Los ancianos se sientan adelante. Toman la palabra y se los escucha. Hablan en idioma qom, muchas veces por largos minutos, nada altera el silencio de la concurrencia.
Todos entienden y hablan qom. Las intervenciones intercalan idiomas. Los foráneos entienden a medias, preguntan, pero las explicaciones también son a medias, muy respetuosas, pero a medias. Está claro que se discute el futuro qom y lo importante es que los qom entiendan, no los visitantes.
Tienen razón.
Los ancianos recuerdan hasta dónde era territorio qom. Son mucho más que las 5180 hectáreas que solicitan en la actualidad. Incluye gran parte del Parque Nacional Río Pilcomayo. Dejan todo asentado. Germen de futuros reclamos territoriales.
Aunque son creyentes, también hay espacio para la autocrítica. Dicen que la Iglesia perjudicó su cultura. El “no matarás” atentó contra su su forma de subsistencia, la caza. El “amarás a tu prójimo” los volvió dóciles al avance criollo. Varios interlocutores, en qom, mencionaron a Perón. Parecieran hablar con agradecimiento de él, muchos se autoreconocen peronistas, por eso el voto histórico a Insfrán es algo naturalizado.
Sangre
Una mujer toma la palabra. No más de 40 años. Cabello lacio, largo. Gesticula con las manos. Habla en qom, pero se entiende que su discurso es de queja. Los hombres escuchan, las mujeres asienten con la cabeza. Intercala palabras en castellano: “No puede ser, mis hijos son qom, hablan qom”. El discurso conmueve. Algunas mujeres lloran. Habla no menos de 15 minutos. Cuando termina, las mujeres aplauden, los hombres asienten.
Los visitantes quieren saber qué pasó. Se percibe algo importante, pero no se comprende. Díaz se apiada y explica. Cuenta que la mujer está casada con un criollo. Relata que sufre la discriminación de parte de su familia política, que le hablan de “indios de mierda”, pero ella los enfrenta, defiende al Pueblo Qom y que le retruca a su suegra: “Tus nietos tienen sangre Qom”. El reclamo ante la asamblea es por qué los hijos de mujeres qom, que se casaron con criollos, no tienen derecho a la tierra. Plantea que es injusto, y que hay que cambiarlo. Este es el día y lugar, el momento de la redacción de la ley qom.
Se intercalan discursos en diferentes idiomas. Varios hombres, dos mujeres. Díaz modera. Se llega a consenso. En la nueva ley de la comunidad todos los hijos de vientre qom tendrán derecho al territorio. Todos aplauden. Democracia real, con efectos prácticos inmediatos.
La asamblea fue larga, desde las 11 hasta las 18. Ninguno se fue. Algunos se levantaban unos minutos, tomaban aire afuera y al rato volvían a entrar. Sólo se compartieron tortas fritas y medio sandwich por persona.
No faltaron las posturas enfrentadas ni los discursos extensos, como en toda asamblea. El principal punto fue el territorio, lo que es regla de todos los pueblos indígenas. Segundo: que se haga justicia por la represión del 23 de noviembre. Tercero: que se respeten los derechos humanos básicos.
Originario
El último día la asamblea fue al aire libre, en el patio del CIC, multitudinaria. Se repitieron las lógicas de los días anteriores.
Algunos acuerdos ya vigentes en la ley qom:
La máxima autoridad será el “Qarashe” (“líder junto a su pueblo”).
Se eligió por unanimidad a Félix Díaz. Mandato de diez años. Su accionar será supervisado por seis consejos (de ancianos, ancianas, hombres, mujeres, de hombres jóvenes y de mujeres jóvenes).
Cada consejo estará conformado por cinco personas.
La asamblea será “la autoridad máxima y soberana de la comunidad”. Tienen voz y voto todos los miembros de la comunidad mayores de 16 años.
Se deja sin validez la antigua forma de organización “impuesta” por la burocracia estatal. No tendrá más vigencia la “Asociación Civil Comunidad La Primavera”, que era sostenida por el gobierno provincial y nacional. “Es totalmente ajena a nuestra forma propia de organización y sólo ha sido funcional para privarnos de nuestras libertades y derechos”, explica la nueva ley qom.
Se luchará por mantener la cultura e identidad qom.
Se ejercerá el control de los recursos naturales de la comunidad.
Y, advierten en el mismo estatuto, que se realizará todas las acciones necesarias para la recuperación, y la restitución, de los territorios que fueron ocupados por el Estado o terceros sin el consentimiento de la comunidad.
La comunidad tiene nuevo nombre. No será más sólo “La Primavera”, que fue impuesta por criollos en referencia a un paraje vecino. Se recuperó el nombre original: “Potae Napocná-Navogoh”. Traducido: “Puño de oso hormiguero – La Primavera”.
El último día llegaron los técnicos del INAI, Emiliano De Lorenzo y Clarisa Martínez. Debían dar el visto bueno a todo lo actuado. Lo hicieron. Dijeron: “hay voluntad política” para que la personería jurídica sea aprobada. El trámite demandará, como máximo, dos meses, prometieron. Por las dudas, Patricia Bruyn recordó: “Es un compromiso asumido en la mesa de diálogo en el Ministerio del Interior. No hay margen para no otorgar la personería jurídica, herramienta para avanzar en la discusión del territorio”.
En la asamblea qom se mencionó reiteradas veces que la personería jurídica es un requisito solicitado por el Estado nacional y un derecho de la comunidad, pero de ninguna manera un condicionante para no reconocerse como comunidad y exigir el cumplimiento de derechos.
A un año del comienzo del corte en la ruta 86; a ocho meses de la represión que unió a la Policía, el Poder Judicial y el gobierno provincial (luego se sumó, aliado a Insfrán, el gobierno nacional) y a un mes de la elección que eligió a Félix Díaz como su líder, la comunidad qom Potae Napocná-Navogoh tuvo su asamblea de refundación, redactó su ley, eligió sus autoridades y se mostró de pie, en lucha. Quizá sin saberlo, en Laguna Blanca, el pequeño pueblo del noreste de Formosa, el Pueblo Qom escribe la historia grande de los pueblos indígenas. Puso un límite a un gobernador feudal y le recordó al gobierno nacional que los pueblos originarios también tienen derechos humanos.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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