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Haceme hack

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Hacks Hackers. El futuro del periodismo se conjuga al ritmo de la tecnología, pero en clave hacker: compartir información.

Haceme hack
Que un blog llegue a más lectores que un diario o que una cuenta personal de Twitter tenga más repercusión mediática que una primicia radial es una realidad cotidiana que silenciosamente confirma una muerte anunciada. Llamémosla el fin del periodismo: dicho como provocación y como punto de partida. Las razones son muchas y de diferente índole, la que nos concierne ahora es posiblemente la más técnica: cómo Internet puso en crisis el paradigma según el cual un grupo reducido tiene la exclusividad de producir información y el resto solamente la recibe. El panorama es inédito y la posibilidad de explorar nuevas plataformas y formatos resulta un desafío interesante. Hacks Hackers surge de esa necesidad: reinventar el periodismo a partir de nuevas herramientas. Es el entusiasmo y no la piedad, entonces, lo que los llevó a formular un slogan que sintetice esa búsqueda: “El periodismo no se colgó, solamente está cambiando su sistema operativo”.
“Había un mundo desde mediados de 2006 ó 2007 que venía diciendo que el periodismo tenía que cambiar, que había otras cosas para hacer y otras plataformas para desarrollar, entonces era necesario acercarse al mundo tecnológico. En Estados Unidos un grupo de personas creó una organización, que ahora ya existe en varios países, con la intención de juntar periodistas y hackers”, cuenta Mariano Blejman, hacker y periodista, y uno de los fundadores del capítulo Hacks Hackers de Buenos Aires, que ya es el quinto con mayor número de miembros en el mundo. “Hack quiere decir recortar, que es lo que hacen los periodistas, recortar la realidad, y hacker está asociado al tema de la programación. Si bien tiene un aspecto negativo y está criminalizado, en el mundo de la computación el hackeo tiene que ver con en análisis, estudio y desarrollo de software”.
Hecha la aclaración, vuelvo a aclarar: un hacker no es un delincuente cibernético dedicado a violar la privacidad de otros usuarios por diversión, sino un especialista y aficionado de la informática. Para el hacker trabajar no es una ocupación sino una pasión, y ese trabajo está atravesado por una serie de principios que hacen de la ética hacker (nética) una ética académica: el conocimiento debe ser público, el saber es una construcción comunitaria y lo que motiva la acción no es el dinero sino el aprendizaje. Será por eso que en Hacks Hackers suele ocurrir un fenómeno extraño: la gente se junta a hacer cosas. Ellos lo llaman hackatones, maratones de hackeo.
Mariano: “No tenemos una estructura: nos juntamos y hacemos algo. No hacemos charlas ni nada de eso, nosotros desarrollamos productos. Apostamos a hacer jornadas de trabajo de manera colaborativa y lo orientamos a crear productos con licencias de software libre. Nadie gana plata con esto, no lo hacemos por eso. Lo que sí tenemos son sponsors para financiar las actividades y traer gente de afuera”. Mariano interrumpe la charla, mira su computadora y teclea. Nos quedamos en silencio unos segundos y no puedo evitar la sensación de estar molestando. Por suerte vuelve a conectar y retoma: “Nuestra ideología es la acción. Yo vengo del software libre y la mayoría de los integrantes de Hacks Hackers de Buenos Aires también, entonces le dimos ese carácter acá. Pero la idea es abrirnos para que cualquiera pueda venir, y no hace falta que tengas un conocimiento previo. Justamente la idea es que no sepas nada y te vayas sabiendo algo. Un periodista viene con una idea, entonces se junta con un programador que a su vez participa de ese proyecto y desarrollan un producto. Todo lo que tenga que ver con la intersección de nuevas maneras de contar historias con datos y nuevas herramientas para contar lo que está pasando, entra en este mundo”.
Pasado & Futuro
En el año de vida que lleva esta experiencia, que más que una organización sin fines de lucro o un grupo de aficionados es un espacio concreto de creación, ya se dieron a luz una serie de proyectos surgidos y desarrollados durante las famosas hackatones. Por el momento, el trabajo de Hacks Hackers parece perfilarse como una investigación de nuestro pasado a partir de las herramientas del futuro. Entre los proyectos más importantes se encuentran Malvinas 30, que es la reconstrucción de la historia de las Malvinas en tiempo real; una plataforma de visualizaciones (líneas de tiempo y mapas) sobre el caso de Marita Verón y un trabajo que analiza la evolución de las representaciones parlamentarias a lo largo del tiempo. Pero probablemente el proyecto más ambicioso de Hacks Hackers es Mapa76, un software de investigación creado para el análisis semántico de datos sobre la última dictadura militar.
Cartografías
Mariano, impulsor de Mapa76, explica: “Hay noventa y pico de juicios en el país produciendo contenidos todos los días. Todo eso es una cantidad de información impresionante, que no hay manera de procesarla y analizarla. Lo que pensamos fue cómo hacer un sistema que pueda analizar esa información y empezamos a jugar con la extracción automática de datos. Es decir: vos entrás a la página, subís un documento, el sistema lo interpreta y detecta todos los nombres, lugares, organizaciones, centros clandestinos, etc. y vos los vas relacionando de alguna manera. La idea que estamos desarrollando es para que el sistema haga esas relaciones automáticamente. Mapa76 es una herramienta de investigación periodística, su ventaja es que trabajás sobre información que no está estructurada para estructurarla. Antes tenías que desglosar todos los documentos a mano, así fue como se hizo la base de datos del Archivo Nacional de la Memoria. El tema es que cuando tenés cientos de documentos es muy difícil clasificar toda esa información”. Ya hay un primer resultado, producto de la investigación sobre las relaciones entre los centros clandestinos de detención y las organizaciones políticas, tomando como referencia los casos de Montoneros y el PRT. Mariano me muestra un mapa generado por el sistema en el que se pueden reconstruir los caminos recorridos por los desaparecidos desde el día de su detención. La conclusión es que determinados centros clandestinos operaban exclusivamente con Montoneros y otros lo hacían solamente con miembros del PRT, mientras que unos pocos tenían secuestradas a personas de ambas organizaciones. De este modo, Mapa76 permite relacionar información aislada a partir fechas, filiación política, edad, región geográfica para reconstruir casos concretos y desentrañar el modus operandi de la dictadura.
Mariano deja la computadora y se rasca la cabeza. Le pregunto por el futuro de los medios y me responde con una especulación: “El problema principal es cómo hacer un periodismo con valor agregado. Hoy el periodismo tiene mucha competencia con las redes sociales, los blogs y todo eso, cualquiera puede hacer su nota o copiar la tuya, y me parece perfecto. Pero entonces tenemos que pensar cómo hacer algo que otro no pueda hacer o que genere algo que los demás no tienen, para aprovechar todo este potencial que es realmente estimulante y volver a tener un lugar de privilegio, un valor”.

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