#NiUnaMás
Cartas al Presidente: diez encuentros de Familiares Sobrevivientes de Femicidios

El segundo miércoles de cada mes, madres y padres de mujeres asesinadas se reúnen en Plaza de Mayo para pedir una audiencia con Alberto Fernández. Buscan acercar medidas urgentes y concretas para contener a las víctimas, conseguir justicia y prevenir más femicidios. La mirada de los familiares como la mejor forma para entender cómo desarmar las redes de impunidad en los territorios, que incluyen al Estado. Cómo se teje la organización colectiva de otro verdadero Nunca Más.
10 encuentros.
10 miércoles a sol, lluvia o frío, en el medio de Plaza de Mayo, frente a la Casa de Gobierno donde, cada vez, se entregó un petitorio al presidente Alberto Fernández, con una serie de medidas urgentes para paliar la violencia machista, acompañar a sus sobrevivientes y reclamar una audiencia con el Estado.
10 veces el grupo de Familiares Sobrevivientes de Femicidios, conformado por madres y padres que perdieron a sus hijas, relató las experiencias que unen a cada caso en la impunidad, el dolor y también la organización colectiva que les permite sanar juntxs las heridas.
La mamá de Lucía Pérez; la de Araceli Fulles; los padres de Luna Ortíz; los de Cecilia Basaldúa, Carla Soggiu, Agustina Fredes, Natalia Melman, Khaterine Moscoso, Camila Flores, Melina Romero, Luciana Sequeira y muchos otros fueron gestando este ritual que exige al Estado considerar a los femicidios como una cuestión de derechos humanos que merece ser tratada de forma prioritaria y de manera concreta.
El sinsabor de cada segundo miércoles del mes –día en el que se dan cita– continúa ante el silencio oficial y las pobres medidas que se generan desde el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Disidencias, cuya ministra recibió al grupo de familiares una única vez, al octavo encuentro.
Las medidas que el Grupo de familiares reclama no fueron contempladas por esa cartera, que sigue demorando las ayudas económicas necesarias para sostener los juicios –que implican abogades, pericias especiales y apoyo ante situaciones de extrema vulnerabilidad– ni reconocer a les sobrevivientes como parte de las víctimas que genera la pandemia de femicidios en Argentina. Al cierre de esta edición el Observatorio Lucía Pérez registraba 170 mujeres asesinadas durante este 2021.
Entre las urgencias se cuentan los casos de les huérfanes que quedan a resguardo de las propias familias que soportan el dolor de la pérdida, ante una mal aplicada Ley Brisa que llega tarde y mal, tal cual demuestra el caso de Nancy Segura en Mar del Plata.
Entre las urgencias se cuentan, también, la necesidad de contar con una mirada que despatriarcalice a la justicia machista desde sus entrañas, con capacitaciones pero también con gestos políticos a la altura de la impunidad que soportan las familias con juicios misóginos, como demuestra la causa de Lucía Pérez en Mar del Plata, o de Luna Ortíz en Tigre.
Entre las urgencias que abruman a las familias está la de desarmar la red de impunidad compuesa por funcionarios del Estado –policías, jueces, fiscales–, como demuestran todos los casos y con particular anuencia en algunas provincias como Jujuy –donde Iara Rueda fue asesinada el 23 de septiembre de 2020-, Tucumán, donde la violencia machista proviene de altas esferas del poder político, o Santiago del Estero, provincia récord en femicidiosde acuerdo a su cantidad de habitantes, donde el 16 de junio el hijo de un comisario mató a Luciana Sequeira.
Entre las urgencias se reclaman políticas que pisen los territorios, de manera igualitaria, evitando las complicidades locales y los viajes que debe hacer una familia para desenredar esa trama, como los que hacen Susana y Daniel a Capilla del Monte para saber qué pasó con su hija Cecilia.
Y así, cada caso, cada miércoles, se va demostrando al ritmo de la impunidad cuáles son las necesidades reales de estas familias que representan la voz de miles y miles de mujeres a lo largo del país, acaso como un germen de organización que remite a la construcción colectiva de la verdad, la memoria y la justicia de esta época, pensando en un futuro que no sea tan lejano.
Solo es cuestión de escuchar y de actuar a la altura de esta Historia.
Esta es la sencilla carta que espera ser respondida:
Señor Presidente de la Nación Argentina
Doctor Alberto Fernández
Nosotras, familias sobreviviente de femicidios nos dirigimos a usted para reiterar con respeto y esperanza el pedido de audiencia. Creemos necesario y urgente ser escuchados por usted.
Desde ya, muchas gracias.
#NiUnaMás
La venda en los ojos: la justicia frente al abuso sexual contra niñas y niños
El 42% de las denuncias de violencia sexual corresponden a menores de 17 años en la ciudad de Buenos Aires. El ministerio de Justicia bonaerense reveló que entre 2017 y 2022, de más de 96.000 causas por abuso sexual, 6 de cada 10 tuvieron como víctimas a menores y se duplicó el número de denuncias: el 80% fueron mujeres, principalmente niñas y adolescentes de entre 12 y 17 años. ¿Cómo recibe el Poder Judicial a las infancias que se atreven a denunciar abusos? Las víctimas convertidas en “culpables” de un delito que padece a nivel mundial entre el 15 y el 20% de la niñez. La campaña conservadora y oficial: desestimar denuncias y motosierra. Lo que no quiere ver la justicia. Cómo encarar estos casos, y la enseñanza de Luna. Por Evangelina Bucari.
(más…)#NiUnaMás
Cecilia Basaldúa: el cuerpo desaparecido

Daniel y Susana denunciaron que desapareció el cuerpo de su hija, Cecilia Basaldúa, que reclamaban para realizar nuevas pericias. La historia de lo ocurrido y el rol de la fiscal de Córdoba Paula Kelm “que hizo todo lo posible para que los asesinos de Cecilia sigan hoy libres e impunes”.
Por Claudia Acuña
El 7 de noviembre Cecilia Basaldúa hubiese cumplido 42 años y no hay festejo porque no hay Cecilia: la desaparecieron, violaron y mataron en abril del año 2020, en Capilla del Monte y en pleno aislamiento por la pandemia de Covid. Su familia, como cada año, reunió amistades y familiares de otras víctimas de femicidios territoriales –el padre de Natalia Melman, el hermano de Laura Iglesias– en el mural que la recuerda en su barrio de Belgrano. Fue ese el marco elegido por Daniel y Susana, los padres de Cecilia, para compartir lo que significa buscar justicia para este tipo de crímenes. Con la voz partida por el dolor narró cómo fue la última reunión con la nueva fiscal responsable de la investigación: es la cuarta. La primera – Paula Kelm– desvió las pruebas para atrapar a un perejil, que fue liberado en el juicio oral y así la investigación del femicidio de Cecilia volvió en punto cero; el segundo estaba a meses de jubilarse y pidió varias licencias para acortar su salida; el tercero –Nelson Lingua– no aprobó el examen para ocupar el puesto y, finalmente, desde hace pocos meses, llegó ésta –Sabrina Ardiles– quien los recibió junto a dos investigadores judiciales y los abogados de la familia. Antes se habían reunido con el ministro de Justicia de la provincia de Córdoba, Julián López, quien le expresó el apoyo para “cualquier cosa que necesiten”. Fue entonces cuando Daniel y Susana creyeron que había llegado el momento de trasladar el cuerpo de su hija hasta Capital, donde viven y, además, habían logrado conseguir que se realice una pericia clave para la causa y que siempre, en estos cinco años, les negaron. Fue la joven investigadora judicial quien soltó la noticia: el cuerpo de Cecilia no está.

Gustavo Melmann, que sigue buscando justicia por su hija Natalia, junto a Daniel Basaldúa y Susana Reyes, los padres de Cecilia.
Según pudo reconstruir la familia después del shock que les produjo la noticia, fue en 2021 –cuando todavía estaban vigentes varias restricciones originadas por la pandemia– cuando el cuerpo fue retirado de la morgue judicial, a pesar de que Daniel y Susana habían presentado un escrito solicitando lo retuvieran allí hasta que se realicen las pruebas por ellos requeridas. La fiscal Kelm no respondió a ese pedido ni notificó a la familia de lo que luego ordenó: retirar el cuerpo de la morgue y enterrarlo.
¿Dónde? La familia está ahora esperando una respuesta formal y sospechando que deberán hacer luego las pruebas necesarias para probar la identidad, pero no dudan al afirmar que con esta medida han desaparecido el cuerpo de su hija durante varios años y definitivamente las pruebas que podía aportar su análisis.
A su lado está Gustavo Melmann, en el padre de Natalia, asesinada en 4 de febrero de 2001 en Miramar, quien desde entonces está esperando que el Poder Judicial realice el análisis de ADN del principal sospechoso de su crimen: un policía local. Por el femicidio de Natalia fueron condenados a prisión perpetua otros tres efectivos policiales. Uno ya goza de prisión domiciliaria. Falta el cuarto, el del rango más alto.
Melmann cuenta que se enteró de la desaparición de Cecilia Basaldúa por su sobrina, quien había ido al secundario con ella. “Fue el primero que nos llamó”, recuerda Daniel. También rememora que no entendió por qué le ofrecía conseguir urgente a un abogado “si yo la estaba buscando viva. Hoy me doy cuenta de mi ingenuidad”.
El silencio entre quienes los rodean es un grito de impotencia.
Daniel y Susana lo sienten y responden: “Nosotros no vamos a parar. Nada nos va a detener. Ningún golpe, por más artero que sea, va a impedir que sigamos exigiendo justicia. Elegimos contar esto hoy, rodeados de la familia y los amigos, porque son ustedes quienes nos dan fuerza. Que estén hoy acá, con nosotros, es lo que nos ayuda a no parar hasta ver a los responsables presos, y esto incluye a la fiscal Kelm, que hizo todo lo posible para que los asesinos de Cecilia sigan hoy libres e impunes”.

Los padres y hermanos de Cecilia, junto al mural que la recuerda en el barrio de Belgrano.
#NiUnaMás
Femicidios, cifras y vidas: lo que Bullrich oculta

Por el Observatorio de violencia patriarcal Lucía Pérez
Todas las administraciones del Estado se han adjudicado falsamente la baja de femicidios y la ministra de Seguridad Patricia Bullrich acaba de rendirle tributo a esta tradición. Pero las cifras del Observatorio Lucía Pérez, construidas a partir de casos judiciales, denuncias y relevamientos provinciales, demuestran una realidad diferente.
Antes de los números, una aclaración: el 2023 fue el primer año en que el Estado nacional publicó estadísticas criminales sin clasificar. Lo hizo con un archivo Excel desordenado que abarcaba una década, sin distinguir delitos ni consolidar provincias. Algunas jurisdicciones directamente no informaron datos en categorías sensibles, como violaciones. Así, la ciudadanía no puede verificar ni auditar los números oficiales.
En ese vacío, las declaraciones de Bullrich remiten a una lógica conocida: la de la inflación. Como con los precios, la diferencia entre los números oficiales y la vida real se amplía cuando se manipula o se oculta información.
Por eso, este Observatorio público y autogestionado carga 12 padrones de manera diaria. Para realizar un seguimiento estructural de la violencia machista, y también para controlar el rol del Estado.
A diferencia de los 178 registrados que mencionó la ministra, el Observatorio Lucía Pérez contabiliza 217 femicidios y travesticidios en lo que va del 2025. Estos son las cifras que pueden verse y verificarse, ya que el OLP es un padrón público:

Otro dato que se oculta es el que representan los femicidios cometidos y sufridos por integrantes de fuerzas de seguridad, que están bajo la responsabilidad de la ministra.
En 2025, el primer femicidio del año fue el de una mujer policía asesinada con su arma reglamentaria (Guadalupe Mena). Y el último, ocurrido apenas el 26, también: Daiana Raquel Da Rosa.
Si bien existen medidas para en estos casos limitar su acceso por parte de los uniformados por “representar un riesgo inminente para la víctima”, como indica la resolución 471/2020 del Ministerio de Seguridad de la Nación, los datos muestran que esto no siempre se cumple. Según el relevamiento de funcionarios denunciados por violencia de género del Observatorio Lucía Pérez, 71 de ellos pertenecen a las fuerzas de seguridad. Es decir que muy probamente porten armas.
Armas reglamentarias, vínculos jerárquicos y falta de sanción disciplinaria conforman una trama donde la violencia institucional se reproduce dentro y fuera de las comisarías. ¿Y Bullrich?
Más preguntas que emergen: ¿cómo se mide el porcentaje de crueldad? Los “narcofemicidios” de Lara, Brenda y Morena muestran una violencia cada vez más planificada y asociada a redes delictivas con complicidad del Estado.
Otra cifra invisibilizada en este crimen social que es un femicidio es la de las infancias huérfanas. En lo que va de 2025, el Observatorio registra 139 infancias huérfanas por femicidios. En todo 2024 fueron 173. Y detrás de cada una hay un Estado que sigue sin garantizar la Ley Brisa, que establece una reparación económica y acompañamiento a hijas e hijos de víctimas de femicidio.
Mientras la violencia machista sigue cobrando vidas, multiplicando huérfanos y exponiendo la precariedad institucional, el Estado tergiversa y oculta.
La pregunta es: ¿por qué?

Revista MuHace 3 semanasMu 208: Lara Brenda Morena

#NiUnaMásHace 4 semanasUn mes sin Brenda, Lara y Morena: lo que se sabe de la trama narcofemicida

Soberanía AlimentariaHace 3 semanasMiryam Gorban: hasta siempre, maestra

Derechos HumanosHace 4 semanasEstela, 95 años y 140 nietos recuperados: ¡que los cumplas feliz!

#NiUnaMásHace 4 semanasTransfemicidio en Neuquén: reclaman justicia por Azul, la trabajadora estatal por la que se declararon dos días de duelo




































