#NiUnaMás
Crimen perpetuo: el caso de Paula Martínez
Denunció a sus violadores, ocho hombres, hace seis años. Desde entonces sufrió amenazas por parte de ellos y sus familiares. Encaró una lucha para “que no le pase a ninguna piba más”, pero en diciembre de 2021, agobiada, sin justicia ni contención estatal, se quitó la vida. Su familia sostiene el reclamo de justicia. Por Delfina Pedelacq.

El viernes 10 de diciembre del 2016 Paula Martínez, 18 años, fue a la fiesta de cumpleaños de su vecina; la cita era frente a su casa en el barrio San Rafael, Florencio Varela, pero la noche terminó en otro lugar: Paula fue drogada y trasladada a un domicilio donde fue violada por un grupo de ocho varones.
Al día siguiente hizo la denuncia en la Comisaría 2, señalando a los cinco hombres que pudo reconocer: Gonzalo Sandobal, Guillermo Chávez, Diego Domínguez, Gustavo Carbonel y Mauro Nahir Goncalves. Todos están imputados por el delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por la participación de dos o más personas, privación ilegitima de la libertad y desobediencia.
Al momento en que Paula se acercó a denunciar el hecho, los cinco violadores aparecieron en la comisaría. Así comenzó el calvario y el hostigamiento sistemático que la llevaría a quitarse la vida cinco años después, el 26 de diciembre de 2021.
El abandono de parte del Estado, del sistema judicial, de salud y la complicidad policial fueron parte de la tortura que vivió durante todo ese tiempo.
Las amenazas
La calle del barrio San Rafael está apenas asfaltada, y las veredas casi no existen. Las casas están pegadas una a otra separadas por medianeras bajas. Paula conocía a su vecina: jugaba en esa misma calle cuando eran chicas. A medida que fueron creciendo solamente se saludaban. Una semana antes del hecho que marcó la vida de Paula para siempre, la vecina se había acercado a pedirle trabajo e invitarla a su cumpleaños. En ese momento Paula se desempeñaba como promotora de venta de vehículos en Ford, a prueba para un ascenso a vendedora, y le aseguró que si le llevaba el currículum ella podría presentarlo.
Una semana después y a la tercera insistencia de la vecina para que fuera a su cumpleaños, Paula accedió. Una vez en la fiesta, Paula logró identificar que fue Guillermo Chávez quien le proporcionó una bebida adulterada que le hizo perder la conciencia. Otro hombre, Gonzalo Sandobal, la llevó hasta la calle y de ahí al domicilio de Mauro Nahir Goncalves en una camioneta blanca. Según contó Paula en su momento, durante esa noche fue filmada mientras se turnaban para violarla. Hasta la fecha, ese video clave para el juicio no apareció. Sandra Zapata, la mamá de Paula, aseguró que la extorsionaron pidiendo plata por ese material.
Después de que Paula realizara la denuncia comenzó el hostigamiento. También se profundizó el abandono judicial cuando la fiscal Claudia Brezovek se tomó licencia. Antes, alcanzó a decir que Paula mentía.
Paula estuvo más de un año encerrada sin salir de su casa –frente a lo de su vecina– y otros cuatro años esperando justicia, sin poder llevar a sus tres hijos a la escuela ni al jardín. Realizó más de 30 denuncias por amenazas, sin efecto alguno: la familia de los violadores rompía las medidas perimetrales sin ninguna consecuencia. La joven dejó dormir. A dos casas de la suya, el entorno de los violadores se juntaba por las noches. Desde allí Paula escuchaba por la ventana gritos y amenazas de muerte.
El infierno incluyó que desde una vivienda cercana balearon el frente de la casa de Paula. El abuelo, Rubén Zapata, contó que una de las veces que fue con la joven a hacer compras la esperó en la esquina del almacén hasta que vio entrar a familiares de uno de los violadores. Cuando llegó al local la tenían acorralada contra una pared. “Así era cada vez que Paula o alguien de la familia pisaba la calle”, cuenta Rubén.
Durante cinco años vivió situaciones de este tipo, hasta que no aguantó más. A los 23 años, el 26 de diciembre de 2021, su tío Walter la encontró ahorcada en su casa. “La mataron desde el día que la violaron”, dijo su madre Sandra en la Biblioteca Nacional. en la conferencia de prensa que realizaron días antes del comienzo del juicio.
“Me hubiese gustado que ella esté acá siguiendo con su pedido de justicia como todos estos años, pero estaba aterrada, tenía ataques de pánico, estaba muy agotada, no podía dormir sola y ya ni siquiera mi presencia la calmaba: tenía muchísimo miedo. Mi hija se fue de este mundo sin ninguna ayuda”, expresó Sandra, quien actualmente está viviendo en la misma casa donde su hija se suicidó. La asistencia económica y habitacional que deberían haber recibido brilla por su ausencia.
Paula, cuenta su madre, soñaba con conseguir justicia “para que sus violadores no le hagan daño a ninguna piba más”.

El recuerdo
Paula era la mayor de cuatro hermanos. Tenía tres hijos. Su familia la recuerda así: “Era amable, buena madre, trabajadora, simpática, con todas las condiciones para salir adelante”, describe su abuelo. Rubén cuenta que el trabajo que hacía Paula era “jugar en primera: nos daba orgullo y honor”. Al poco tiempo de empezar a trabajar, ya estaba vendiendo autos.
“Su personalidad era increíble” cuenta su madre mientras una vecina del barrio –que prefirió no dar su nombre– asiente y asegura que era muy simpática y que siempre estaba dispuesta a ayudar a quien lo necesitase. Sandra también cree que su hija fue una guerrera que vivió un infierno por conseguir justicia. Pero ahora es su ángel que la cuida: “El otro día le dije: hija descansá en paz, volá alto y dejá que mamá se encargue. Y acá estoy”.
La primera jornada de audiencias en el juicio que se llevó adelante en el Tribunal Oral en lo Criminal número 4 de Quilmes comenzó el 4 de abril, y contó con las declaraciones testimoniales de la madre, el abuelo y el tío de Paula. Al cierre de esta edición no se conocía la sentencia pero sí hubo una novedad: Mauro Goncalves, guardia comunal, prófugo durante los últimos cinco años para evadir la acción judicial, fue capturado. Queda pendiente el desenlace de la causa judicial de esta historia de la que puede saberse al menos una cosa irreversible: acusados, jueces y funcionarios están presentes en la sala de audiencias. Paula, no.
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38º Encuentro Plurinacional: el regreso

Por Claudia Acuña
Fotos Line Bankel
A las doce de la noche parte el micro que nos trae de regreso a Buenos Aires con el grupo de mujeres que lucen imborrables sonrisas y cachetes decorados con purpurina. La noche es para soñar y la mañana para compartir la transmisión de la asamblea que decide en qué ciudad se realizará el próximo encuentro: Córdoba.
Con el festejo llega la ceremonia que preparó la Comisión de Mística.
Estamos todas sentadas en el piso superior del micro mientras una voz encantadora nos cuenta el cuento La cabeza en la bolsa, mientras recorre el angosto pasillo mostrando las ilustraciones que dan vida a esta historia que escribió Marjorie Pouchet: la de una chica rabiosamente tímida que siempre sale a la calle con una bolsa en la cabeza, hasta que un día, regado por sus lágrimas, crece allí un jardín. ¿Qué hará entonces con esa timidez y con esas flores?
Consultar a una amiga.
Algunas compartirán en voz alta lo que ese cuento les resuena; otras sus lágrimas.
Luego, las organizadoras de la colecta para el viaje nos darán dos regalos. Cada una recibirá así una de las serigrafías creadas por el grupo de arte Vivas Nos Queremos y un pedido: que sean expuestas en lugares colectivos. El otro regalo está guardado en un sobre hecho a mano con papel reciclado. Contiene stickers, calcomanías y un papel amarillo donde nos piden que escribamos un deseo que acompañe a nuestras amigas de viaje hasta el próximo Encuentro. Una cajita de cartón recoge los mensajes y de allí cada una extraerá el suyo.
El mío:
“Seguí tus sueños, abrazá tu intuición, aferrate a tus compañeras: todo es posible”. Llegamos.

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38° Encuentro Plurinacional: Qué momento

El 38° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Travestis, Trans, Lesbianas, Intersex y No Binaries terminó este domingo con una movilización de 20 cuadras por la costanera correntina. Más de 90 mil personas participaron de estas jornadas que se vivieron una vez más como un hecho histórico y más aún ante el contexto libertario: «Qué momento/ qué momento/ a pesar de todo, les hicimos el Encuentro». Voces de distintas generaciones, desde las que fueron por primera vez a las más experimentadas, que participaron de talleres y de conversaciones para pensar y hacer otro feminismo para enfrentar al fascismo. Las canciones, las estrategias, y las opciones para el año que viene: ¿Córdoba o CABA?
Por Claudia Acuña. Fotos de Line Bankel para lavaca.org
Enviadas especiales a Corrientes.

Fotos: Line Bankel/lavaca.org
¿Cuánto son veinte cuadras de feminismo? ¿Y si esas veinte cuadras corresponden a la costanera correntina? ¿Y si se mueven durante dos horas gritando “señor, señora, no sea indiferente, nos robaron a Loan en la cara de la gente”?
A las siete y pocos minutos, la marcha de cierre del 38º Encuentro Plurinacional de Mujeres, Travestis, Trans, Lesbianas, Intersex y No Binaries partió de un parque con color emblemático: Poncho Verde. Apenas dos cuadras después ya hacía llorar a una señora asomada a la ventana y agitar los brazos a su vecina, tres pisos más arriba, mientras una tercera se atrevía a aplaudir. La multitud se detuvo para saludarlas y, con ese abrazo a distancia, la marcha se sintió bendecida.

Fotos: Line Bankel/lavaca.org
Los cálculos aritméticos dictan que se agotaron todas las plazas de alojamiento en Corrientes Capital, que la demanda desbordó hacia ciudades vecinas como Resistencia y Paso de los Libres, y que eso significa que al menos 70 mil personas llegaron a este Encuentro. Las cuentas por espacio ocupado en el asfalto correntino elevan esa cifra a 90 mil. Cualquiera haya sido la cantidad, lo que sin duda representa en este contexto lo sintetiza una palabra: demasiado. Ese fue el sentimiento que aderezó desde la apertura hasta este final, que hizo llorar a las organizadoras y cantar una y otra vez el hit de este Encuentro: “Qué momento/ qué momento/ a pesar de todo/ les hicimos el Encuentro”.

Fotos: Line Bankel/lavaca.org
Mientras un grupo de chicas de San Luis se pinta la bandera palestina en los cachetes, me cuentan que participaron del taller de antiimperialismo y de otro sobre el trabajo sexual. Dicen con seguridad que el desafío ahora es poder transmitirles a las “más jóvenes” por qué vale la pena organizarse y pelear por mantener derechos que costaron tanto conseguir y seguir batallando por otros que todavía están pendientes. “Las jóvenes tienen que ser el futuro del feminismo y es nuestra tarea que así sea”.

Fotos: Line Bankel/lavaca.org
La que habla se llama Lucía y tiene apenas 22 años. Sus amigas completan: para ellas fue el primero, pero no será el único. No les llamó la atención que existiera cierta tensión entre los aparatos políticos –“lo vemos siempre”– y hasta consideran que “está bien que se debata con pasión sobre temas importantes, como la reforma laboral, porque lo importante es hablar”, aunque sin duda sería mejor que también las escuchen.

Fotos: Line Bankel/lavaca.org
Otro grupo de chicas tucumanas –primerizas también– dirá que les interesó el taller de educación y que aprendieron mucho escuchando a mujeres de todas las edades intercambiando experiencias y opiniones. “No es habitual que podamos conversar con diferentes generaciones y todas en un plano de igualdad: no había quien se presentara como si supiera más o fuera más importante”. Otra dirá que rescató que los talleres no cerraran con conclusiones o recetas sobre lo que hay que hacer. Eran personas compartiendo preguntas y eso es lo que se llevan. Les pregunto cuáles, como ejemplo. Dirá otra: “En el taller de violencia digital alguien planteó que se nota que los varones fascistas están muy activos en las redes y sin duda organizados. Entonces se preguntó: pero ¿dónde están nuestros varones? ¿Por qué ellos consideran que si nos atacan a las mujeres no es su problema? Otra chica planteó su duda: ¿tenemos que hablarles a los varones fachos? Y si así fuera, ¿qué tendríamos que decirles? Nos dejó pensando”.

Fotos: Line Bankel/lavaca.org
Durante el recorrido de esta marcha alegre y sin sobresaltos se cruzaron algunas amenazas que llevaron a la práctica y la resolución al paso de algunas respuestas a estas preguntas. Dos opciones:
Opción No te Tenemos Miedo: cantarles “tiemblan los machistas/ América Latina va a ser toda feminista”.
Opción Defendemos lo Irrefutable: gritar “¿Dónde está Loan?”.
La inteligencia es colectiva.

Fotos: Line Bankel/lavaca.org
Mañana habrá que resolver también colectivamente la tensión interna que se encarna en la elección de la próxima sede del Encuentro: CABA o Córdoba. Hay quienes temen que en CABA monopolice el tema la prisión y proscripción de Cristina Kirchner. Otras plantean que es hora de un Cordobazo feminista. Ambas cantaron hoy sus preferencias (“que sea en CABA”, gritaban las Mumalá correntinas; “paso a paso se viene otro Cordobazo”, agitaban las cordobesas), pero la marea entera coincidía en lo importante: el poder de estar juntas sigue intacto.
La pregunta que dejó a todas pensando es qué hacer con eso.

Fotos: Line Bankel/lavaca.org


Fotos: Line Bankel/lavaca.org

Fotos: Line Bankel/lavaca.org

Fotos: Line Bankel/lavaca.org

Fotos: Line Bankel/lavaca.org
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Oraciones, entre la cruz y la raya: un ritual para presentar el nuevo libro del Observatorio Lucía Pérez

Este domingo 16 de noviembre presentamos el nuevo libro del Observatorio de Violencia Patriarcal Lucía Pérez, editado por lavaca, con una perfomance conmovedora: Oraciones, entre la cruz y la raya fue una obra de teatro danza basada en los ejes teóricos de Femicidios, narcotráfico y Estado. La puesta transformó en lenguaje poético, corporal y musical una realidad que duele y mata, de la mano de talentosas artistas.

Familias sobrevivientes de femicidios, con el libro del cual son parte: el nuevo libro del Observatorio Lucía Pérez.
Oraciones, entre la cruz y la raya: así se llamó la presentación performática del nuevo libro del Observatorio Lucía Pérez editado por lavaca y titulado Femicidios, narcotráfico y Estado.
La obra de teatro y danza indagó en los mecanismos que operan sobre los cuerpos y los territorios desde una dramaturgia que combinó texto, movimiento y música. El resultado fue una experiencia que funcionó tanto como obra artística como herramienta para hacer sentir, colectivamente, de qué hablamos cuando hablamos de femicidios.
La obra fue ideada y escrita por Claudia Acuña, también responsable de la dirección general del Observatorio Lucía Pérez. En escena, Oraciones desplegó el trabajo de las intérpretes Julieta Costa, Lola Domínguez Hayes, Lucía Harismendy, Pia Leone, Luca y Juana Torras, quienes construyeron una trama sensible entre la fragilidad y la fortaleza. La música en vivo, a cargo de Santiago Torricelli en piano, aportó un pulso emocional que atravesó toda la pieza.



El diseño sonoro siguió de la mano de Pía Leone, junto con la operación técnica de Teo Escobar y Lucas Pedulla. Y el diseño gráfico estuvo a cargo de Jonatan Ramborger (autor, también, de la tapa del libro) y Julie August.
La puesta en escena fue realizada por Julieta Costa, mientras que la dirección coreográfica estuvo a cargo de la reconocida directora y coreógrafa Carla Rímola.
Oraciones dejó en quienes asistieron la certeza de que el arte no sólo puede denunciar lo que duele, sino también abrir caminos para imaginar otras formas de vida y de cuidado.
Y también, otras formas de presentar un libro.



El Observatorio y su libro
El Observatorio Lucía Pérez es una herramienta de análisis, debate y acción creada por lavaca.org con el objetivo de profundizar el trabajo sobre formas de prevención y erradicación de la violencia patriarcal.
Cada día un equipo conformado por Claudia Acuña, Amalia Etchesuri, Anabella Arrascaeta y Pablo Lozano actualiza 12 padrones de manera autogestiva, datos que sumados al seguimiento de lo publicado en medios de todo el país son luego chequeados y precisados con fuentes judiciales y periodísticas. Se trata del único registro público del país, lo cual quiere decir que pueden consultarse las fuentes de cada dato.
Cada mes el Observatorio realiza un resumen de este diagnóstico junto a víctimas y familias sobrevivientes de femicidios. El resultado es el informe mensual que se difunde a través de organizaciones sociales y referentes de la política y la cultura que intenta pensar, más allá de las cifras, la radiografía social y política de esta violencia.


Femicidios, narcotráfico y Estado reúne ahora y por primera vez los distintos informes, investigaciones y acciones del Observatorio Lucía Pérez. Es un material que indaga a través de la articulación de textos teóricos y reportajes periodísticos las vinculaciones entre lo narco, la violencia machista, los femicidios y el rol del Estado en la trama de la impunidad.
Todo eso quedó plasmado en esta presentación-ritual colectivo para empezar a sanar una realidad que duele, y organizar la realidad que viene: aquella que queremos, deseamos y nos merecemos.
Si querés el libro escribinos al teléfono que figura en este link, y suscribite para apoyar todo lo que hacemos:

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