Nota
19 y 20: un juicio para el futuro
El clima en la sala durante la primera audiencia. Los raros comentarios de los abogados de los acusados, lo que dicen los familiares. Funcionarios políticos y policías en el banquillo. Cómo comprender lo que se juzga.
“Por fin” era la frase con que familiares de las víctimas de la represión del 19 y 20 se unían en un abrazo, con más sonrisas que caras largas. A 12 años de la revuelta que cambió el país, comenzó este lunes 24 de febrero el juicio que investiga cinco homicidios, y las heridas y lesiones provocadas a 117 personas, todo ocurrido en Capital Federal durante la madrugada del 19 y el día 20 de diciembre de 2001. La causa principal involucra a responsables del Ejecutivo y altos mandos policiales, algo inédito en la justicia argentina; y otras causas conexas buscan determinar la responsabilidad de 11 efectivos policiales como autores materiales.
Se estima que el juicio – que tiene más de 550 testigos- durará todo el 2014 y parte del año que viene, a un ritmo de dos jornadas semanales: los miércoles y viernes desde las 9 hasta las 17.
“La responsabilidad política también es penal”
La jornada arrancó con una hora y 22 minutos de retraso, a la espera de que se organizaran las acreditaciones y la sala se llenara. “Si esperamos 12 años, una hora más no es nada”, ironizaba Verónica Cárdenas, la hija de Jorge Cárdenas, el primer asesinado de la secuencia represiva, un caso clave –se verá- aunque su muerte no se juzga en estas audiencias.
Ya antes, en los pasillos de Comodoro Py, el director ejecutivo del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Gastón Chillier, adelantaba a lavaca la estrategia de la querella: “Se busca juzgar a los responsables políticos de quienes dieron las órdenes del operativo, quienes tenían el deber de controlar y monitorear el desempeño de las fuerzas de seguridad. La responsabilidad no se debe cortar por el hilo más delgado, que son los policías que apretaron el gatillo. La responsabilidad política también es penal”.
La frase describe la situación del ex Secretario de Seguridad, Enrique Mathov, el ex jefe de la Policía Federal, Rubén Santos, el entonces Superintendente de Seguridad Metropolitana, Raúl Andreotti, y el director general de operaciones Norberto Gaudiero, acusados de homicidio culposo. Las muertes que se investigan son las de Diego Lamagna (27), Gastón Riva (31), Carlos Almirón (23) y Gustavo Benedetto (23), Alberto Márquez (58) y de 117 lesiones culposas (traducción: 80 heridos por balas de plomo).
Es la primera vez en la historia argentina que se va a juzgar a funcionarios políticos por delitos que cometió la policía en el marco de una represión. “Pero sigue siendo un problema que el juicio se produzca 12 años después”, dice Chillier. “Eso habla que todavía hay mucho por hacer en materia de justicia cuando se trata de investigar a poderosos”.
El gran ausente de la lista de juzgados, señalado unánimemente por los familiares en la sala, es el ex presidente Fernando de la Rúa, sobreseído por el juez federal Claudio Bonadio en marzo de 2012; si la Corte Suprema de Justicia no decide lo contrario (el trámite fue apelado por la querella) sólo comparecerá para declarar como uno más de los 580 testigos. Si decide lo contrario, De la Rúa podrá ser uno de los acusados.
La acusación
Los argumentos que conectan las muertes con los responsables del operativo se basa en el abuso de autoridad, la violación de los deberes de funcionario público y la ruptura del principio de confianza: no se podía confiar el día 20 en una policía que ya el 19 había matado al menos a una persona (Jorge Cárdenas) con bala de plomo. Para ello, durante la lectura de los requerimientos de elevación a juicio se citaron una serie de testigos – muchos propios efectivos de la fuerza- que identificaron, en líneas generales, las siguientes responsabilidades:
- Enrique Mathov: según los testimonios mantuvo una reunión el día 19 de diciembre de 2001 con el Ministro del Interior, Ramón Mestre (el otro funcionario del Ejecutivo en la causa, fallecido en 2003), el jefe de la Policía Santos, el subjefe Andreozzi, Raúl Andreotti y los jefes de Prefectura y Gendarmería. Los testigos señalaron su “persistencia” en la orden de desalojar la Plaza de Mayo “a cualquier precio” y caracterizaron su “dureza”.
- El entonces jefe de la Policía Federal, Rubén Santos, también formó parte de esa reunión y habría sido uno de los más activos impulsores para concreción del operativo en esos términos. Si Mathov estaba encargado de la coordinación y supervisión, Santos era el brazo ejecutor. Según las pruebas reunidas fue quien dio la orden de desalojar la Plaza de Mayo el 20 de diciembre. Se consideró su conducta “imprudente”, ya que sólo “incrementó riesgos”.
- Raúl Andreotti, en aquel momento Superintendente de Seguridad Metropolitana, al igual que el director general de operaciones Norberto Gaudiero son señalados por haber coordinado el operativo desde la Sala de Operaciones, ordenando “envíos de personal” a determinados puntos de la ciudad, de un modo que provocó más violencia, heridos y muerte.
Homicidios
Las acusaciones más graves caen sobre cuatro ex integrantes de Asuntos Internos de la Policía Federal, acusados como coautores de homicidio simple por la muerte de Alberto Márquez y de homicidio en grado de tentativa por las heridas a Paula Simonetti y Martín Galli. Martín aún tiene una bala alojada en la cabeza. Los acusados son Carlos José López, Eugenio Figueroa, Roberto Juárez y Orlando Oliveiro, quienes aquel 20 de diciembre a las 19 horas bajaron de tres autómoviles – una camioneta Ford Ranger gris, un Fiat Palio colorado y un Peugeot 504 blanco-y efectuaron disparos de escopeta 1270 con munición de plomo hacia un grupo de manifestantes que estaba descansando en la plazoleta entre Cerrito, Sarmiento y Perón.
Las otras causas conexas elevadas a juicio investigan al policía federal Omar Bellante de encubrir el crimen de Gustavo Benedetto, asesinado por un disparo que provino desde el interior del banco HSBC de Avenida de Mayo y Maipú, cuyo autor sería el jefe seguridad del banco, teniente coronel Jorge Varando, quien fue absuelto anteriormente; y el accionar de otros ocho policías hoy presentes en distintas causas, por lesiones, vejaciones o encubrimientos: Jorge Daniel Toma, Carlos Alberto Loforte, Víctor Manuel Belloni, Sebastián Leoneardo Saporitti, Mario Andrés Seia, Ariel Gonzalo Firpo Castro y Horacio Bautista Berardi.
Las madres juntas
“Acá estamos todas las madres juntas”, abrazó la madre de Plaza de Mayo Tati Almeida a la madre de Gastón Riva, en las vísperas de la audiencia. Todo transcurrió en la sala más grande del Tribunal, conocida como Sala AMIA por haber sido construida para aquel juicio, a cargo del Tribunal Oral Federal N° 6.
Como Tati, muchos de los presentes en el subsuelo de la sala no sólo eran familiares sino protagonistas de las jornadas del 19 y 20: muchos jóvenes de entre 30 y 35 años. Entre ellos se mezclaron los padres y madres, gente de la agrupación HIJOS, políticos como Pablo Ferreyra y Luis D´Elia, el periodista y presidente del CELS Horacio Verbitstky, el director ejecutivo de dicha entidad Gastón Chillier, Leonardo Santillán (hermano de Darío, el piquetero asesinado el 20 de junio de 2002), Pablo Pimentel de la Asamblea por los Derechos Humanos (APDH) de La Matanza, entre otros.
Muerte en el Congreso
Antes del comienzo de la audiencia tuvieron lugar una serie de reencuentros en forma de abrazos entre los distintos familiares de las víctimas. “¡Tanto tiempo!”, saludaba la familia de Jorge Cárdenas a los Lamagna, los Benedetto o los Riva. El caso de Cárdenas, si bien no estaba siendo juzgado, fue uno de los pilares argumentativos para la causa que investiga a los mandos jerárquicos: Jorge murió en las escalinatas del Congreso la madrugada del 19 de diciembre, un día antes de la represión sistemática que provocó la mayoría de las muertes. Las querellas y los fiscales argumentaron que este hecho es suficiente para determinar el cese del “principio de confianza” en los efectivos policiales. Es decir: la policía había actuado con armas de fuego un día antes de impartir las órdenes para un violento operativo. La viuda de Jorge, Blanca, recuerda de aquel domingo: “Ese día salimos en auto a recorrer Merlo, a ver qué estaba pasando. Llorabas. Estaba todo vaciado, la gente como loca. Cuando volvimos nos pusimos a mirar la tele, los saqueos… Entonces mi marido dice: ‘¿qué hago acá sentado?’ y salió con uno de los chicos”.
El chico mide metro ochenta y pico y su contextura supera a la de los gendarmes de la sala. Juan Manuel Cárdenas tiene una remera blanca con una foto de su padre asesinado, el cuerpo tirado en las escalinatas del Congreso Nacional. “Por más justicia que haya, a mi marido no lo tengo más”, dice Blanca. “Pero estoy hoy con esta gente para que esto no vuelva a ocurrir”.
Verónica Cárdenas, hija de Jorge, aquel 19 se quedó cuidando una farmacia por el temor a los saqueos. Dice que la audiencia de hoy es “muy emocionante” y que cree en la justicia a pesar de todo. Su pie no deja de golpetear el suelo: está nerviosa. La audiencia está por empezar y pide una pastilla para aguantar la presión. Son las 11:18 de la mañana.
Se sienta el Tribunal representado por José Martínez Sobrino, Javier Anzoátegui y Rodrigo Giménez Uriburu. La fiscalía está compuesta por los fiscales Mauricio Viera y los ayudantes Fernando Fiszer y Santiago Vismara.
Primero se realizó la lectura del requerimiento de elevación a juicio de la causa que investiga a Mathov, Santos, Andreotti y Gaudiero, en el cual los fiscales Horacio Comparatore – ya fallecido- y Patricio Evers explicaron la conexión entre la orden del Poder Ejecutivo de desalojar Plaza de Mayo y el recrudecimiento de la violencia del accionar policial. Luego de esto se leyeron parte de los requerimientos realizados por las dos querellas en la causa de Mathov: la del CELS que patrocina a las familias de Diego Lamagna y Gastón Riva, a cargo de Rodrigo Borda, y la que representa el abogado de derechos humanos Rodolfo Yanzón.
El perdigón y el tachito
Si bien hoy se leyeron los requerimientos de elevación a juicio, en alguno de ellos – y en los pasillos también- se hizo referencia a los argumentos de la defensa de los funcionarios acusados. La estrategia trata de separar el “qué” y el “cómo”: plantear que el alcance de una orden no puede tener consecuencias penales. Sobre esto, lavaca pudo escuchar a uno de los abogados defensores explicándole gráficamente a otro hombre durante el cuarto intermedio: “Es como si estás acá sentado y te acusan de algo que pasa allá afuera a 80 cuadras”. Este abogado mencionaba además detalles técnicos de las pruebas aportadas por la querella: “Vos sabés que el perdigón cuando sale…”.
Otro comentario informal escuchado: “El tiro está en dirección descendente. ¿Qué tenían un tachito para subirse y tirar desde ahí?”, frase acompañada de un gesto que señala a un edificio imaginario, como si el tiro hubiese provenido desde otro lado y no desde el cordón policial.
Más allá de esta informalidad, según relató el abogado Borda, del CELS, las defensas efectivamente se dirigen al “cómo”: dicen que las muertes son hechos no esclarecidos (quién fue, en qué momento) y que no hay pruebas suficientes para determinar quién dio las órdenes.
Mientras hablaba De la Rúa
Otro de los abogados querellantes, Maximiliano Medina rebate la tesis de la defensa en diálogo con lavaca: “Hay un cúmulo importantísimo de pruebas que tienen que ver con testimoniales, con pericias, con cruces de llamadas, con documentos, videos, que dan cuenta no sólo de la represión sino del circuito de las órdenes políticas y jerárquicas de la policía, para poder probar la responsabilidad no sólo de quienes dispararon, sino de quienes dieron las órdenes”.
Por ejemplo: un peritaje audiovisual estableció que entre las 16 y las 16:30 fueron baleados Gastón Riva, Diego Lamagna, Carlos Almirón y Gustavo Benedetto en las inmediaciones de Plaza de Mayo; ese intervalo coincide con un mensaje televisivo de De la Rúa que ocupó las transmisiones de televisión.
El Estado y la protesta social
Pero además de las posibles condenas, ¿qué lecturas se pueden de hacer del juicio que acaba de comenzar hoy? Así como la crisis de 2001 fue un motor de cambios en materia democrática, el sello penal a la represión estatal de la protesta social más grande de este siglo no puede sino dejar antecedentes.
Dice Chillier: “Acá llegamos y aún tanto tiempo después, la idea es resignificar lo que sucedió en aquel momento, que fue un punto de inflexión en materia de protesta social, de cómo el Estado actúa frente a la protesta social, del rol de la sociedad frente a decisiones ilegítimas como fue la declaración del Estado de Sitio… Durante la gestión del presidente Kirchner se decidieron nuevas reglas sobre cómo debían actuar las fuerzas de seguridad, pero lamentablemente hace algunos años empezaron a perforarse esas políticas. De hecho en los últimos años todavía hay muertos en distintos contextos de protesta, por lo cual me parece que todo este juicio sirve para poner sobre la mesa las responsabilidades de los funcionarios, pero también cómo debe actuar el Estado frente a la protesta social. Para discutir las políticas represivas que consideramos violatorias de reglas democráticas y de derechos humanos, hacen falta condenas. Y discutir la responsabilidad penal de los funcionarios que dan esas órdenes”.
Nota
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Entradas por Alternativa Teatral
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Sábado 14 de septiembre, 20 hs
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Regresar, a través de sus objetos, al cuarto de la infancia; aquel sitio que alberga aún el recuerdo, las memorias, los deseos de otros proyectados sobre nosotros.
Una foto. Una pequeña bailarina clásica llamativamente gorda es el disparador para preguntarnos ¿Qué tiene que cambiar para que el cuerpo de una niña sea suficiente?
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Domingo 15 de septiembre, 18 hs
MARYTA DE HUMAHUACA
KILLA RAYMI (la Fiesta de la Luna)
Maryta de Humahuaca, cantora indígena, jujeña, llega a Buenos Aires para presentar sus nuevas canciones en una ceremonia con artistas invitadas.
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Viernes 20 de septiembre, 21 hs.
Maca Mona Mu
Nos invita a recibir la Primavera
presentando su disco Ruca.
Canciones enhebradas a través del elemento fuego para iluminar, abrigar, cocinar y encender nuestros sentidos.
La voz de Maca Mona Mu narra emociones íntimas que exponen la nueva sensibilidad de esta época.
Sábado 21 de septiembre, 20.30 hs
SER EVA, por Eva Basterra Seoane
Textos y canciones para no olvidar, el arte para testimoniar y celebrar la vida.
La Eva artista, la que se rebela, la que se entrega, la lucha, la que grita, la que muerde, la que sueña, la que vive.
Un encuentro mensual, con una invitada especial en cada ocasión. En esta oportunidad: Graciela Daleo, docente, investigadora, sobreviviente de la ESMA.
Eva es escritora, cantora, murguera, feminista, hija de Víctor Basterra y Laura Seoane, sobrevivientes de la ESMA. El testimonio de Victor fue crucial en el Juicio a las Juntas Militares, inmortalizado en un texto de Jorge Luis Borges.
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Domingo 22 de septiembre, 16 hs
FESTIVAL MOSTRES E INFANCIAS
¡Primer Festival para Infancias libres y Todo Tipo de Familias, porque deseamos que crezcan en toda su diversidad!
Habrá:
-Ronda de Lectura con hadas travas madrinas: Susy Shock, Luz Ventura, Eugi
-Juegos participativos y Juegos cooperativos: Amarella y Amarellita.
-Talleres organizados por la Editorial Muchas Nueces.
-Música en vivo: La Banda de les Mostres, Susy Shock, Sofia Dieguez, Lelé Música, Amarella, Mika De Frankfurt, ¡y más amigues!
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Nota
Diez años después: comienza el juicio por el femicidio de Nancy Fernández
Comienza este martes el juicio por el asesinato de Nancy Fernández que se extenderá entre el 3 y el 6 de septiembre en el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 7 de San Isidro. Por Anabella Arrascaeta.
Nancy tenía 36 años cuando el 2 de mayo de 2014 fue encontrada en su casa semidesnuda, violada y asfixiada. Venía reclamando justicia por su hija, Micaela Fernández (14), que un año antes había sido secuestrada, violada y asesinada (ambas en la foto de portada). Sin embargo, se caratuló el caso de Micaela como suicidio. El acusado es Juan Carlos Corvalán, conocido narco de la zona. Nancy y Micaela eran parte de la comunidad qom Yecthakay, de Tigre.
Esta historia, situada en el Municipio de Tigre, se teje entre muertes e impunidades. El crimen de Micaela Fernández fue caratulado como suicidio, y sigue impune. Este martes comienza entonces el juicio por el asesinato de su madre, Nancy Fernández, que se extenderá hasta el viernes 6 de septiembre en el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 7 de San Isidro. Hay un solo imputado por el femicidio: Juan Carlos Corvalán, narco de la zona.
El entramado detrás de estas muertes sigue aún sin visibilizarse.
Nancy Fernández, de la comunidad qom del Tigre. La asesinaron porque seguía denunciando que el caso de su hija Micaela no había sido un suicidio, sino un asesinato (Foto de Canal Abierto)
Los crímenes
En 2013, cuando Micaela Fernández desapareció, su madre Nancy fue a la Comisaría 6ª de Talar pero no le quisieron tomar la denuncia; había sido secuestrada y violada por varios hombres. Cuando su hija apareció días después, con golpes, cortes en la cara y el pelo cortado, Nancy insistió en denunciar lo sucedido y otra vez volvieron a negarle ese derecho. En una entrevista con la TV Pública, Nancy reveló que la policía la llevó a la comisaria, donde la ataron y golpearon. Cuenta Nancy en el video: “India de mierda, me dijeron, te callás la boca, no vas a hablar vos”.
El 17 de febrero de 2013 Micaela apareció asesinada en la casa de Dante “Pato” Cenizo. Tenía un tiro en la cabeza. La investigación de su muerte estuvo a cargo del fiscal Diego Molina Pico, de la Fiscalía de El Talar, que a los pocos meses archivó la causa caratulada como suicidio. Dante “Pato” Cenizo solo estuvo preso por venta de drogas.
Un año después, mientras Nancy, reclamaba justicia y denunciaba la complicidad policial en la trama, la encontraron en su casa semidesnuda, violada y asfixiada. Ahora, diez años después, su muerte llega a Tribunales.
El reclamo de justicia
Nancy y su familia son parte de la comunidad Qom Yecthakay del partido de Tigre. Micaela tenía una hermana: Lisette Fernández, que tenía 12 años cuando asesinaron a su hermana, y 13 cuando asesinaron a su mamá. Cuando cumplió la mayoría de edad tomó el reclamo de justicia y se rodeó de las organizaciones que desde el territorio acompañan los reclamos por los femicidios locales.
La misma red que acompaña por ejemplo el reclamo de justicia por Luna Ortiz (asesinada en 2017 cuando tenía 19 años) estará presente en los Tribunales acompañando a Lisette.
“Es importante el acompañamiento porque es una causa fuerte. Esta red de mafia territorial se creía que al matar a Nancy y al morir su abuelo Eugenio de tristeza, Lisette no iba a hacer nada por su corta edad, pero cuando cumplió los 19 años decidió salir como particular damnificada, y es importante levantar junto a ella el pedido de justicia”, dice a lavaca Marisa Rodríguez, mamá de Luna Ortiz y miembro de la red que acompaña el pedido de justicia por Nancy y Micaela.
Marisa Rodríguez, la mamá de Luna Ortiz, junto a Lisette, hija de Nancy y hermana de Micaela que retomó el reclamo de justicia ante la audiencia que comenzará este martes 3.
Esa red garantiza por ejemplo que durante esta semana Lisette tenga cómo trasladarse al juicio, y se quede a dormir cerca de Tribunales. También organiza que la joven tenga la comida para la semana y las actividades de acompañamiento que sucederán en la calle mientras el proceso transcurre, además del claro apoyo y contención.
El juicio marca la posibilidad de empezar a desarmar el entramado de impunidad. Un primer paso en un largo camino que se inicia por juzgar como femicidio el crimen de Nancy, y que después pueda dar lugar a lo que todavía no se hizo increíblemente: vincular la muerte de Nancy con el crimen de su hija Micaela, y poder poner luz en la trama de responsabilidades y complicidades que mantuvieron durante 10 años sus femicidios sin justicia.
Nota
Talento eterno
Ricardo Talento –actor, director, dramaturgo y docente, fundador del Circuito Cultural Barracas y uno de los principales impulsores del teatro comunitario– se “mudó de casa”, como dicen las Madres de Plaza de Mayo cuando alguna de ellas parte hacia otras dimensiones. El recuerdo de Luis Zarranz, periodista, escritor y autor de del libro Actores Sociales, de Lavaca Editora: una investigación, descripción y guía sobre una experiencia de una profundidad única en el mundo, con Ricardo Talento como uno de sus emblemas. En esa obra Luis explica el rol del teatro comunitario en la reconstrucción del tejido social tras la dictadura, hasta el presente. Y en esta nota cuenta sus batallas, sus conceptos, lo que fue capaz de crear con la mirada siempre puesta en lo grupal. Su debate tanto con el liberalismo como con el progresismo sobre lo que significa el arte como producción social y autogestiva. La definición de la palabra “talento” que le falta a los diccionarios. El retrato de un imprescindible que supo combinar alegría, entusiasmo y comunidad.
Por Luis Zarranz
(foto de portada publicada por la Asociación Argentina de Actores y Actrices)
Ricardo Talento tuvo un apellido que le calzaba justo. Su virtud no estaba solo en su capacidad actoral o dramaturga sino en algo más trascendental y difícil de hallar: la potencia para generar proyectos artísticos comunitarios a lo largo y ancho del país.
En ningún lugar de eso que llamamos mundo existe algo similar –en términos de extensión, recorrido, articulación, transformación y hecho cultural– como el teatro comunitario argentino. ¿Qué es? Teatro de y para vecinos y vecinas. En nuestro país, más de sesenta grupos conforman una red nacional de enorme vitalidad en la que se fusionan conceptos tales como comunidad, arte, identidad, celebración, autogestión y juego: todo como parte de una unidad teatral.
Sin embargo, lo que hace más interesante aún al teatro comunitario es la generosidad fundacional con la que creció. Y es precisamente ahí donde emerge la figura de Talento junto con la de Adhemar Bianchi como directores de los dos primeros grupos del país: fueron ellos quienes durante los días aciagos del 2001 salieron por los barrios a propalar el encuentro de vecinos a través del arte, lo que permitió que surgieran diversos grupos hasta en los lugares más inimaginables del país.
Eso es Talento.
A partir de ese impulso, en pueblos de no más de seiscientos habitantes, por ejemplo, comenzaron a surgir grupos de teatro comunitario en los que participaba buena parte de la comunidad: la vieja estación de tren abandonada pasaba ser un escenario para una función, lxs vecinxs contaban ellxs mismxs la historia del lugar, es decir su historia.
Talento vio allí el hecho cultural en toda su dimensión transformadora.
Antes, mucho antes, en la década del setenta había participado en el Centro de Cultura Nacional José Podestá, en el grupo La Podestá y en el Grupo de Teatro Cumpa. En 1987 comenzó a dirigir al grupo de teatreros Los Calandracas. Finalmente, en 1996, en plena sobredosis menemista, fundó el Circuito Cultural Barracas y, junto a Adhemar, creó “El Fulgor Argentino Club Social y Deportivo”, la gran obra del primer grupo de teatro comunitario, Catalinas Sur de La Boca, hermano mayor del Circuito de Barracas.
Imagen de la actual versión de El fulgor argentino, espectáculo organizado y creado en1996 por Ricardo Talento y Adhemar Bianchi, cuyo éxito lo renueva año año. Foto Lina Etchesuri
Pero todo el párrafo anterior engendra un error: nada de lo que haya hecho Talento podría conjugarse en singular. Sus iniciativas siempre propiciaron el encuentro con el/la otro/a para, a partir de allí, crear proyectos de índole grupal.
Su nombre y apellido nunca fueron un nombre propio sino sustantivos colectivos. Por eso le preocupaba tanto combatir la aparente capacidad individual de un artista. Ese fue su verdadero arte: dialogar con la época para transformarla en comunidad: “Creemos que el arte es un derecho de todos. El mundo liberal creó la figura del artista como para decir que están los que se permiten desarrollar su actividad y tienen un don. Están diciendo que otros no lo tienen. Y, además, que se trata exclusivamente de una producción personal. Es un nefasto concepto liberal y hay otro del progresismo: la idea del arte como herramienta, como una utilidad. Nosotros creemos que en sí es transformador”.
Eso es Talento.
Así, en 2001, bajo su dirección, el Circuito Cultural Barracas parió una de sus emblemáticas obras: El casamiento de Anita y Mirko. Un casamiento como una excusa para generar un espacio de encuentro, intercambio y diversión que amortiguara la crisis neoliberal que, como un tsunami, arrasaba con todo. La fórmula que crearon lxs vecinxs fue medicina para curar el agobio, la desesperación y el desencuentro. Y fue también un éxito teatral que lleva veinte años ininterrumpidos de funciones agotadas sábado tras sábado, con más de 70 vecinxs actores en escena.
El Casamiento de Anita y Mirco, obra y experiencia emblemática del Circuito Cultural Barracas desde 2001, otra muestra de la capacidad de Ricardo para reunir lo social y lo artístico y hacer una fiesta (literal y divertidísima) que comparten y actúan con el público más de 70 vecinas y vecinos del barrio. Foto Lina Etchesuri para lavaca .
Hace un tiempo, en una charla para una nota de lavaca, Talento me dijo: “En todo estos años cambió el clima político y el social, pero sigue esa necesidad de jugar, aunque sea por dos horas, a que no tenemos paranoia el uno del otro. En el fondo, el Casamiento es una ficción: ficcionamos que nos conocemos, que nos podemos divertir juntos, que podemos compartir una mesa sin que nos conozcamos. No es poca cosa”.
Eso es Talento.
Más Talento: “El teatro es la última ceremonia humana que le queda al ser humano. Cuando la comunidad la toma, vuelve a darle encarnadura, sentido. Porque a veces el teatro se vuelve una ceremonia hueca, no de comunicación sino de exhibición: de habilidades, de construcciones artísticas. Una de las cosas por la cual el teatro comunitario tiene tanta repercusión en el público es porque al tomarlo la comunidad vuelve a tener sentido esta ceremonia celebrativa. El vecino produce con otro vecino, que es el espectador: hay empatía y todos juntos estamos participando de un hecho colectivo”.
Así, con esas pócimas, Talento supo dialogar y protagonizar su tiempo: con otros/as: “Creatividad significa cómo puede imaginarse uno de otra manera, cómo puede modificar el entorno y puede construir política. Estás desarrollando prácticas a nivel comunitario, de construcción política, partiendo de la posibilidad de imaginar de otra manera. Y ejercerla, además, porque no es que lo decís teóricamente y después te vas a tu casa solo. No, lo estás ejerciendo todo el día en la práctica, con otros”.
Cómplices y compinches. Adhemar Bianchi y Ricardo Talento, creadores de espacios de encuentro, intercambio y diversión para escaparle a la desesperación y los desencuentros. Foto LAVACA
Pocas veces palabra y acción se sintieron tan a gusto: eso sí es Talento.
Otra vez, cuando participó del Foro Social de Porto Alegre puso en discusión la frase “Otro mundo es posible”, leiv motiv de esos encuentros. Talento planteó dos cosas: primero que nada iba a ser posible si no éramos capaces de imaginarlo. Y, segundo, que no había que plantear otro mundo posible sino este, el de aquí y ahora, el que se manifiesta en el más político de los ámbitos: el cotidiano.
Eso es Talento.
Hay personas que dejan una huella tan imborrable de su paso por el mundo que resulta imposible mencionarlos en pasado, su tiempo es tan actual que siempre están en presente: eso es también es Talento. Y, por eso mismo, siempre están y estarán vivas: cada vez que un grupo de teatro comunitario se junte, cada vez que empiece una función, cada vez que surja otro grupo más, Ricardo Talento estará ahí, como parte inescindible de esa acción.
La Real Academia Española, que poco sabe del mundo real, admite tres definiciones de “talento”: “1) inteligencia (capacidad de entender). 2) aptitud (capacidad para el desempeño de algo). 3) Persona inteligente o apta para determinada ocupación”.
Le falta la más trascendental de las definiciones: “Talento: sustantivo colectivo teatral y comunitario”.
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