CABA
24 de marzo: Memoria del presente
El caso de un adolescente secuestrado y desaparecido en democracia, Luciano Arruga, cuya investigación continúa vergonzosamente caratulada como “averiguación de paradero”, convocó a uno de los actos tal vez más simbólicos de los que se producen en estos días en torno al 24 de marzo: un acto en tiempo presente. Por eso vecinos de Lomas del Mirador, chicos de las escuelas primarias, figuras como Adolfo Pérez Esquivel, Nora Cortiñas (Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora), Pablo Pimentel (Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza) y Hugo Cañón (Comisión Provincial por la Memoria), por ejemplo, acompañaron a familiares de víctimas desaparecidas en democracia este viernes frente al destacamento policial cuyos integrantes hicieron desaparecer a Luciano Arruga en enero de 2009. Dato ilustrativo: no hubo funcionarios municipales, provinciales ni nacionales.
Reclutamiento de jóvenes
No hay ningún policía procesado, pero la tenacidad de familiares y amigos ha logrado desactivar el destacamento que se había instalado en medio de los pedidos mediáticos de “mano dura”, que no bajaron ningún índice delictivo pero permitieron a la Policía Bonaerense, también en Lomas del Mirador, reclutar jóvenes para delinquir en “zonas liberadas” por la propia fuerza.
Luciano fue de los que se negó. La metodología que pone en contacto al pasado y al presente se verifica en las palabras: secuestro, desaparición, torturas, zonas liberadas. El 24 de marzo encuentra al país con la posibilidad de hacer justicia ante las violaciones de derechos humanos cometidas durante la dictadura. Pero las zonas oscuras policiales que padecen principalmente los jóvenes pobres, en casos como la provincia de Buenos Aires, parecen protegidas por la impunidad política y judicial.
Paralelos de ayer a hoy

El acto
Este viernes 23 el destacamento fue de los familiares y vecinos. Las paredes del lugar fueron intervenidas por alumnos de distintas escuelas de La Matanza con recortes y collages informativos que recuerdan su oscuro pasado. Las habitaciones podían visitarse aunque parcialmente: tres de las cinco siguen siendo objeto de pericias por la causa de Luciano.
Desde las 10 de la mañana los chicos mostraron sus trabajos e hicieron el recorrido por el ex destacamento. Luego habló el presidente de la Comisión Nacional por la Memoria, Hugo Cañón, quien acopló allí su intervención institucional como repudio al golpe de 1976. Aquí se incluyen los audios de cada uno de los oradores del acto.
Luego contaron a lavaca la importancia de recordar un nuevo aniversario del golpe junto a los familiares de Luciano Arruga.
Pablo Pimentel (APDH)
[audio:https://archive.org/download/AudiosLucianoArruga/lucianoarruga-pimentel.mp3]
Adolfo Pérez Esquivel
[audio:https://archive.org/download/AudiosLucianoArruga/lucianoarruga-perezesquivel.mp3]
Vanesa Orieta (hermana de Luciano Arruga)
[audio:https://archive.org/download/AudiosLucianoArruga/lucianoarruga-vanesa.mp3]
“Cambiar la mentalidad”
Pérez Esquivel: “Esto no comienza ni termina aquí, es una etapa que tenemos que ir fortaleciendo para trabajar la conciencia colectiva y la responsabilidad social, como se hizo hoy acá con estos chicos. Lamentablemente, Luciano es un desaparecido en democracia, lo mismo que Julio López, entonces hay que tratar de evitar esto y cambiar la conciencia, la mentalidad de aquellos que todavía piensan que ése es el camino. Y superar la impunidad jurídica”.
“Todos los asesinados”
Pablo Pimentel (APDH): “El hecho de que la Comisión Provincial por la Memoria haya decidido hacer su acto institucional de repudio al golpe en este lugar, nos da una connotación y un compromiso muy fuerte. De alguna manera visibiliza a todos lo que pasó con Luciano y exige que a la justicia local que actúe en consecuencia. Es un día importante de reflexión que nos compromete a profundizar todo lo que venimos haciendo acerca de Luciano y todos los pibes asesinados por la policía”.
Otro caso: Kiki
Entre los presentes, se encontraban los amigos de Jonathan “El Kiki” Lezcano, asesinado por la policía el 8 de julio de 2009 junto a su amigo Ezequiel Blanco. Durante dos meses fueron, como Luciano, jóvenes desaparecidos. La madre de “Kiki” presentó una denuncia, recurrió a Missing Children, fue a programas de televisión. Las sospechas recaían sobre la Brigada de Investigaciones de la Comisaría 52º en la que tantas veces los habían golpeado. Incluso “Kiki” había sido amenazado: “Voy a ser tu sombra”, le habría dicho un policía. Recién el 14 de septiembre los cuerpos fueron encontrados en un cementerio; se supo que fueron enterrados como NN por orden del fiscal Facundo Cubas, del juzgado de Instrucción n°49, que recién en octubre pasado fue removido de la causa. Al reconstruir la secuencia, quedó implicado el agente de la Policía Federal Daniel Santiago Vega, pero en carácter de “testigo”.
Durante 2011 la causa había sido sencillamente cerrada, a pesar de los intentos de la querella por reactivarla. El último cartucho fue la presentación de un amparo en octubre, que logra un nuevo juez. Las pruebas salen a flote. Vega pasa de “testigo” a “imputado”. Se investiga al fiscal Cubas por la errática orden de entierro. Los amigos del “Kiki” cuentan entusiasmados estas novedades: “En febrero se hizo al ronda de testigos, que era un solo, el que había visto como le disparaban al Kiki. Ahora estamos en la etapa de las audiencias esperando con ansias la declaración de Vega”.
Del lado de afuera
Vanesa Orieta, hermana de Luciano, rompió la línea conmemorativa del acto: denunció que los familiares no tienen participación en la coordinación del espacio del ex destacamento, tal cual había sido acordado con la intendencia. Hace dos semanas, cuenta, cambiaron sin aviso la cerradura de una llave que ellos también manejaban. Se entiende por qué no hubo funcionario alguno en el acto, a pesar de la omnipresente firma del intendente Fernando Espinoza sobre el cartel que dice: “Espacio para la memoria social y cultural Luciano Arruga”.
“Hoy estamos del lado de afuera lamentablemente. Por eso llamamos la atención de todos aquellos que quieren tener una participación para que tengan en cuenta que si nosotros no entramos, ellos van a tener las manos manchadas con sangre. Es increíble que nosotros, que venimos peleando por este espacio, lo tengamos que ver de afuera, y que aquellos que no han hecho absolutamente nada por nosotros ni por la familia ni por Luciano hoy pongan tremendo cartel y que chapeen con el nombre de Luciano y que intenten hacer de esto un centro social y deportivo. No lo vamos a permitir”.
De miércoles
Vanesa no oculta a lavaca toda su bronca. Desde la desaparición de su hermano, el cierre del destacamento fue su principal reclamo. Tras años de denuncias recién en 2011 lograron forzar la promesa del intendente Fernando Espinoza, el mismo que lo había inaugurado en 2007 por pedido expreso de ciertos vecinos: lo cerraría cuando se concretara “una prueba”. Desde que se demostró que Luciano había estado allí el día de su desaparición, Espinoza demoró cerrarlo hasta el 28 de diciembre de 2011 (Vanesa define: “un día de miércoles”). Pidió “perdón” a los familiares y dijo “desconocer lo que estaba pasando”. El intendente además reconoció la desaparición de Luciano.
El cartel dice ahora que el destacamento es un “Centro social de la memoria”, con el nombre de Luciano Arruga y la firma de Espinoza. Sin embargo, los familiares y amigos de Luciano no lo sienten propio.
La propuesta
Sobre el tema del manejo del lugar, una semana atrás la intendencia cambió la cerradura de una llave que también manejaban los familiares y amigos, y los dejaron afuera. Pablo Pimentel completa a lavaca la secuencia: “Cuando yo hablé con el secretario de Gobierno municipal me dijo que habían cambiado la llave porque era la misma que tenía la policía. Yo le digo, está bien, pero ¿porque no le avisaron a los familiares? Y si tomaron la decisión política de no darles las llaves, díganle por qué”.
¿Qué proponen los familiares y amigos? Explica Vanesa: “Que este lugar sea un referente del tema de derechos humanos actuales. Que el de Luciano se convierta en un caso testigo de situaciones que no pueden ser visibles para el resto de la sociedad. Lamentablemente el poder político municipal no entiende que somos familiares de víctimas y que queremos transformar este lugar de muerte en un lugar de vida con nuestra forma de organización y de lucha. Nuestro trabajo acá tenía que ver con la reconstrucción de la memoria, con un archivo de casos, con una biblioteca de derechos humanos, tratando de crear un espacio para que los jóvenes de los barrios puedan ser integrados a un proyecto más humanizado. No queremos que se apropien de nuestro trabajo, ni del nombre de Luciano”.
Lugar para la vida
Pimentel: “Lo que ahora falta a este lugar es darle contenido, y el contenido tiene que estar sí o sí en el marco de lo que la familia y los amigos quieren: un lugar que sea de vida, de contención y de iluminación de otros jóvenes para que no vuelva a ocurrir lo que pasó. Si no está la familia en este espacio nosotros como APDH no vamos a participar”.
Cuando termina la jornada familiares y amigos se apuran a despegar las pancartas de las paredes del ex destacamento. Se van a Morón, a otro acto.
Tienen que devolver las llaves.
La pregunta
¿Cuál es la lógica de que esté cerrado el destacamento pero libres sus policías, sin proceso y cumpliendo funciones?
Vanesa Arruga: “Esa pregunta yo me la hago todos los días. A 3 años, la causa de mi hermano se mantiene como averiguación de paradero y yo siempre tengo estos pensamientos rápidos, que me surgen: si a tres años de desaparecido un chico de 16 años la justicia no pudo encontrarlo, yo no me puedo poner a hablar de la parte profesional de cada uno de los que están en esta causa. Porque tendría que decir que son paupérrimos, mediocres, que no saben cómo trabajar. Pero como yo creo que hay una intencionalidad, nos tenemos que valer de todos los artilugios que existan a nuestro alrededor para acorralar a esa justicia, y que en definitiva termine haciendo lo que tiene que hacer: reconocer que acá existió una participación de la policía para secuestrar a Luciano, torturarlo y desaparecerlo”.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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