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#AbortoLegalYa: arrancaron las exposiciones y la calle se tiñó de verde

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El debate por la legalización del aborto llegó al Congreso por primera vez en la historia argentina. Diputadas y diputados ya discuten el proyecto en una sesión que durará hasta el jueves mientras, afuera, ya se tiñó todo de verde. Qué dicen las jóvenes que llegan de las provincias. Testimonios y fotos de una calle que palpita una jornada para la historia.
Son las once y veinte y Liliana está parada sobre Callao y Mitre, a media cuadra de Avenida Rivadavia y del Congreso nacional, con un puñado de pañuelos verdes con el logo de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito que vende a 50 pesos. Es de Ciudad Evita, partido de La Matanza, y se tomó el 180 que viene de Laferrere para combinar con la línea A de subte tal como lo viene haciendo junto a su hijo desde hace un mes.“Militamos la ley todos los días”, dice en medio de una calle que se va poblando mientras, adentro del recinto, comenzó por primera vez en la historia argentina el debate por la Interrupción Voluntaria del Embarazo.
“Esperemos que salga”, dice Liliana. “Hace mucho que estamos esperando. Tenemos que estar a favor de que las chicas pobres no se mueran porque tienen que abortar en cualquier lado. Y tiene que salir la ley para que lo puedan hacer en los hospitales, como las ricas que tienen plata y por eso pagan y no corren ningún riesgo”.
Liliana se interrumpe porque, desde Rivadavia, llega un canto de mujeres del MST: «Vamos ya, ya ya: aquí estamos cantando juntas por el aborto legal». 
Liliana canta.
Luego, como hace un mes, sigue vendiendo y militando.

#AbortoLegalYa: arrancaron las exposiciones y la calle se tiñó de verde

Foto: Martina Perosa

Verde que late

“La calle está preciosa”, le dice una joven con el pañuelo verde atado al cuello a otra joven con el pañuelo verde atado a la mochila. A metros suyo, una cronista del canal de noticias C5N reporta el estado de la calle con el pañuelo verde atado en la muñeca.
Sobre Rivadavia, la marea continua y se diversifican los gacebos. Hay banderas y carpas de la Asociación Gremial Docente (AGD-UBA), el sindicato Ademys, Las Rojas, una carpa de Católicas por el Derecho a Decidir, otra del Movimiento Evita, carteles del Partido Obrero, del Frente Popular Darío Santillán, de Libres del Sur.
También hay una de la Unión Cívica Radical (UCR). Allí está Belén Pérez, vicepresidenta de la Juventud Radical Nacional: llegó el lunes desde Misiones para presentar al Congreso un petitorio de juventudes políticas argentinas a favor de la legalización del aborto. “En Misiones tenemos la tasa de embarazo adolescente más alta de Argentina, cinco puntos arriba del promedio nacional. La Educación Sexual Integral no existe, como en las 24 provincias. Sin embargo, por los números que tenemos, la mayoría de la población está a favor del aborto legal, seguro y gratuito”.
Pérez apunta que la provincia tiene muchos problemas de salud y un sistema concentrado en la capital misionera. “Son tantas las mujeres que no llegan y se mueren pariendo que es hora que la salud pública se ocupe de ellas, de las jóvenes, de las niñas. El debate cuesta: las únicas juventudes que planteamos una posición política fueron las organizaciones de izquierda y las nuestras. Pero celebramos que el debate llegue: nunca lo habíamos discutido siquiera en nuestra propia organización”.
-¿A qué se debe este color heterogéneo en la calle?
-No hay grieta. Los derechos humanos no tienen partidos políticos. Tienen razones. Y, en esa, estamos todos juntos.

#AbortoLegalYa: arrancaron las exposiciones y la calle se tiñó de verde

Foto: Martina Perosa

El salto a la historia

Sol tiene 14. Su hermana, Catalina, de 12. Llegaron con Carolina, su madre, desde Mar del Plata. Viajaron seis horas en tren: salieron a las 23. “Siendo ilegal, hay abortos igual: sólo pedimos que sea legal para que no mueren más mujeres. También exigimos educación sexual integral, porque no tenemos”, dicen, juntas, Sol y Catalina.
En la calle, los gremios ya se están instalando. Las metrodelegadas rotarán durante todo el día para garantizar una vigilia permanente en la calle. Las docentes de La Matanza vendrán en tres micros y, a lo largo del día, se irán sumando. El Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBa) armó un gacebo para acompañar con herramientas y recursos la cobertura que lxs trabajadorxs de prensa realicen tanto dentro como fuera del Congreso.  Las trabajadoras estatales sumarán una batucada y adelantaron a lavaca que, en articulación con la CTA, garantizarán unas 20 compañeras por gremio en la noche.
En la calle, también, está la secretaria de Género e Igualdad de Oportunidades de la CTA Autónoma, Alejandra Angriman: “Nuestra central votó en su segundo congreso el apoyo al aborto, en 1999, pero no ha sido un debate sencillo ni con las compañeras mujeres ni con los varones. Pero, al día de hoy, tenemos una convicción profunda de la necesidad de que se legalice en Argentina, sobre todo porque es muy claro que no es aborto sí o no, sino que deje de ser candestino. Es un tema de derechos humanos”.
Angriman dice a lavaca que no serán menos de 70 trabajadorxs durante la madrugada. “Y seremos más a partir de las 2. Es un salto cualitativo el debate dentro de la organización, y tiene que ver con evitar que sigan muriendo mujeres en la clandestinidad. Ese es el punto clave: todos estamos a favor de la vida”.

#AbortoLegalYa: arrancaron las exposiciones y la calle se tiñó de verde

Foto: Martina Perosa

La marea ya es tsunami

Se llaman Candela, Cati, Sofi, María, Flor, Agus y Valen. Todas tienen 17 años, todas vinieron de Banfield, zona sur del conurbano bonaerense. Patricia, la mamá de Candela, las trajo en tren hasta Constitución, luego por la línea C de subte, se bajaron en Avenida de Mayo y caminaron hasta el Congreso. Todas tienen carteles. Y dicen:

  • «Es mi PROpia VIDA».
  • «Somos más fuertes que un Nokia 3310».
  • «Cuando tu violencia es ley, mi revolución es orden».
  • «Sobrevivir a un aborto es cuestión de clase».
  • «Saquen sus rosarios de nuestros ovarios».
  • «Las ricas abortan, las pobres mueren».

Todas, también, hablan. Y dicen:

  • “No queremos que más mujeres mueran por algo así”.
  • “El aborto es una realidad que pasa. No se está discutiendo si aborto sí o no, sino la muerte de personas pobres que no tienen cómo sobrevivir”.
  • “En nuestro colegio la directora compara al feminismo con el comunismo y el nazismo. No tenemos voz. No podemos expresar nuestras opiniones políticas”.
  • “Dice que es un colegio y que no podemos imponer un ideal. No nos dejaron bajar con el pañuelo verde porque dijeron que era como si alguien, el día de mañana, quisiera bajar con un pañuelo con una esvástica. Literal”.
  • “Sólo contestamos que no teníamos problemas en dar charlas para explicar a las más chicas, así que propusimos jornadas en todo el colegio para que participen”.
  • “Para que se entienda: no estamos tratando de matar gente, sino defendiendo la vida. Es un derecho que debemos tener todas: decidir sobre nuestros cuerpos”.
  • “Eso es el verde para nosotras: libertad”.
  • “El verde es expresión”.
  • “El verde es el fin de las muertes”.
  • “El verde es vida”.

Todas se abrazan.
Adentro del Congreso, sigue el debate.
Afuera, en la calle, sigue la revolución. 

#AbortoLegalYa: arrancaron las exposiciones y la calle se tiñó de verde

Foto: Martina Perosa

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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

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Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.

Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Darío Santillán.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Maximiliano Kosteki

Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.

El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.

Siguen faltando los responsables políticos.

Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.   

Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

Entradas por Alternativa Teatral

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