Nota
Antisionismo no es antisemitismo: otro round
Rubén Saboulard está acusado de «incitar a la violencia racial» por marchar en repudio a las invasiones en Gaza y acusar de «fascista» al estado israelí. El próximo martes 13, el juez Gabriel Letner fallará la suerte de Rubén, para quien la Delegación de Asociaciones Israelitas en Argentina (DAIA) reclama 1 año de prisión efectiva. El fiscal Rosas, en tanto, señala en su alegato:»cualquier crítica contra el estado de Israel es un ataque al pueblo judío y una incitación a la violencia racial». Rubén responde: «Parece un fallo basado en Wikipedia».
Hasta el 5 de abril, los acusantes parecían debilitados. La defensa había pedido que se incorpore a la causa el informe que sintetiza la investigación de las Naciones Unidas sobre la invasión israelita en la franja de Gaza el pasado año. El estudio lleva el nombre de Informe Goldstone, por su presidente y juez de la Corte Suprema sudafricana, Richard Goldstone, de origen judío. La ONU, luego, aprobaría por amplia mayoría el estudio que calificó de «crímenes de guerra y de lesa humanidad» al accionar israelita y señaló que no «hay garantías para que esas causas sean juzgadas por la justicia israelí por imparcial», y propone la jurisprudencia del Tribunal Internacional de La Haya. Dispara también un puñado de cifras: por ejemplo, que de las 310 escuelas de Gaza, más de 200 fueron bombardeadas.
Pateando la pelota afuera
Tras la presentación del informe, un optimista comunicado de la Asamblea que integra Saboulard señaló: «Ante el hecho casi consumado de su derrota, la fiscalía pidió una postergación del juicio hasta el día lunes 5 de abril, cuando (los fiscales) Rosas y Carestía presentarán su pedido de condena y pena y se conocerá el veredicto».
Pero llegó el lunes 5 y el fiscal Rosas, que apadrina a la Delegación de Asociaciones Israelitas en Argentina (DAIA), ratificó la acusación y pidió por un año de prisión de cumplimiento efectivo. La sentencia final será dictada por el juez Gustavo Letner el próximo martes 13 de abril, día en el que la Asamblea convoca a organizaciones sociales y a los organismos de derechos humanos. La cita es el martes a las 10 horas, en Coronel Díaz y Beruti, donde se conocerá el fallo.
A través de prédicas como la de la DAIA, los medios masivos de comunicación se han encargado de confundir antisionismo con antisemitismo. Sería noble creer que la justicia no tropezará también con estas fallidas interpretaciones, pero los antecedentes de causas similares no dan lugar al optimismo. La DAIA, en ese sentido, ha logrado procesar a cinco integrantes del F.A.R; iniciar acusaciones contra los dirigentes Luis D’Elía y Fernando Esteche, de Quebracho; y ordenar la captura internacional a Roberto Martino, del MTR. También condenó, con los argumentos que Saboulard ahora porta, a Juan Carlos Beica, de la Convergencia de Izquierda. Los procesados son quienes dirigían la convocatoria en la marcha de aquel enero de 2009.
No es sinónimo
Ezequiel Adamovsky, historiador e investigador del CONICET, escribió para lavaca en su artículo Antisionismo no es antisemitismo: «En estos días, una acción de una agrupación de izquierda en denuncia a los crímenes del Estado de Israel fue presentada en los medios como una «agresión antisemita» o «antisionista», como si ambos términos fueran sinónimos. Fue evidente la intención de los diarios y canales de TV de presentar a la izquierda en general como «antisemita» y violenta, sin la menor preocupación por contrastar la dudosa información que se filtró inicialmente. No puede aceptarse esta igualación, que muchos defensores de Israel pretenden imponer para silenciar cualquier crítica. La izquierda tiene una larga tradición de rechazo al sionismo y, al mismo tiempo, de defensa de los judíos contra toda discriminación. Nadie como la tradición de izquierda defendió y acogió en su seno a los judíos». (El artículo completo se linkea en https://www.lavaca.org/notas/antisionismo-no-es-antisemitismo/).
El fiscal Rosas y su particular criterio, aseguraron en el pedido de sentencia que «cualquier crítica contra el Estado de Israel es un ataque al pueblo judío y una incitación a la violencia racial». Saboulard cargaba el día de la marcha una bandera con un mensaje contundente: «Fuera Israel de Palestina». La «S» de Israel era una esvástica dibujada. Saboulard se defiende: «Era clarito que no estaba haciendo una apología al nazismo, sino repudiando el comportamiento nazi del Estado de Israel. El fiscal plantea que exhibir la esvástica, -más allá del sentido que vos le quieras dar- implica una apología al fascismo. Y dice: el fascismo es esencialmente antisemitismo. Mentira».
Adamovsky recuerda en su texto: «Son, sin embargo, cada vez más los judíos que comprenden que el legado cultural milenario de un pueblo no puede atarse a los intereses de un estado militarista. Prominentes intelectuales como Naomi Klein vienen denunciando un nuevo «apartheid» contra los palestinos y llamando a un boicot contra Israel. Incluso rabinos y soldados israelíes han hecho pública su oposición. Sir Gerald Kaufman, miembro del Parlamento británico, se quejó públicamente de que el gobierno israelí «explota cínicamente el sentimiento de culpa que hay entre los cristianos por la masacre de judíos durante el Holocausto» . Michael Neumann, que viene protestando por lo mismo desde hace años, considera un «escándalo» la atención que recibe el problema del antisemitismo en relación con otras formas de racismo de igual o mayor importancia. (…) Tanto Kaufman como Neumann son descendientes de víctimas del nazismo.
En Argentina son varios los que alzaron su voz contra el uso político de la memoria de los sufrimientos del pueblo judío. Entre otros, lo hizo Laura Ginsberg, familiar de una víctima del atentado a la AMIA. Más recientemente lo han hecho Néstor Kohan y el grupo No en nuestro Nombre», enumera Adamovsky.
Antecedentes
Rubén no está procesado ni sufre condenas, pero sí se mantiene imputado en 5 causas contravencionales de la Ciudad, tres de ellas por cortes de calle que no presenció. «El jefe de los fiscales de la ciudad, Germán Garabano, la tiene conmigo. Llegaron a llevarme a juicio por cortes donde no había participado», asegura Rubén.
Parece chiste (otro) que sea martes 13 el día de la sentencia. Rubén augura un fallo poco favorable: «Respecto al juez Letner, lo único que sé es que tiene con Garabano una asociación civil que se llama Unidos por la Justicia, lo cual es un elemento que demuestra que totalmente imparcial no va a ser».
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Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
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