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Biocombustibles: ¿el tanque o la comida?

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Hasta hace muy poco sonaba como un tema de laboratorio hasta que se transformó en el común denominador de las relaciones geopolíticas Norte-Sur. Las meditadas jugadas de ajedrez de la diplomacia mundial colocaron a los biocombustibles en el centro de la escena. Ahora, Greenpace, el titular del INTI y el Movimiento Campesino Indígena advierten sobre los riesgos de dedicar el cultivo intensivo de maíz, soja y caña de azúcar a producir otra cosa que no sea comida. Un ejemplo palpable: la relación que se tiene este tema con el precio de la carne.

 

El mes pasado, Néstor Kirchner se reunió con su par brasileño, Luis Inácio Lula Da Silva para impulsar con este énfasis las relaciones bilaterales. George Bush ya había visitado Brasilia con la misma intención. Y hace dos semanas, Al Gore -el ex vicepresidente demócrata de los Estados Unidos- se estrechó en un abrazo con el vice vernáculo, Daniel Scioli, en una fugaz visita que hizo a Buenos Aires con el fin de promocionar su idea de combatir el calentamiento global. Todas estas demostraciones de preocupación por el medio ambiente tuvieron una misma intención: estrechar lazos con los posibles países productores de maíz, soja o caña de azúcar, materia prima indispensable para el ahora llamado “biocombustible”.

A pesar del énfasis que Gore puso en su exposición, admitió que el riesgo de la bioenergía –que reduciría las emanaciones de gases que provocan el efecto invernadero- es que el precio de los alimentos suba exponencialmente y que bosques extremadamente valiosos para el ecosistema sean destruidos innecesariamente. Lo mismos peligros plantea la filial argentina de la organización ambientalista Greenpeace en el informe que acaba de publicar.

“Es necesario –sugiere el trabajo- prestar atención en el potencial riesgo que los biocombustibles empujen los precios de los insumos alimenticios, una tendencia que puede ser atractiva para los agricultores pero desastrosa para la mayoría de la población y los sectores más empobrecidos”.

 

Las lecciones de México

Greenpeace acompaña la recomendación con una descripción de lo que sucedió en México, un país con 107 millones de pobres cuya alimentación está basada en el maíz. Allí, el valor de la harina empleada para elaborar las famosas tortillas se duplicó a fines de 2006 debido a que Estados Unidos -segundo productor mundial de etanol y exportador del 80 por ciento del maíz que reciben los mexicanos-aumentó de 2,80 a 4,20 dólares la fanega. El principal motivo del aumento habría sido la especulación y la acaparamiento que generó en el mercado de granos el anuncio formulado por George Bush de que su país destinará el 50 por ciento de las plantaciones de maíz para producir etanol.

En México, el fenómeno ocasionó rápidas repercusiones políticas y culturales . El presidente Felipe Calderón debió intervenir y fijar topes a los precios de los productos elaborados a base de maíz, mientras que los periodistas especializados acuñaron un neologismo para referirse al tema: etanoinflación.

“Buena parte del sector productivo agrícola ha puesto gran interés en el desarrollo de los biocombustibles al considerarlos una oportunidad para mejorar la cotización de su producción. Es claro que la demanda por biocombustibles hará que los cultivos energéticos se valoricen, tendiendo a precios mucho más altos que los que originalmente se pagaban por esos mismos cultivos cuando su destino era la industria alimenticia”, explica el trabajo ambientalista.

 

Hipótesis argentina

En el informe, Greenpeace proyecta las consecuencias que podría traer a la Argentina un acelerado proceso de inversiones en biocombustible como consecuencia a la presión externa para que el país se convierta en proveedor de biodisel o bioetanol. Además del potencial aumento de precios en alimentos, señala que el incentivo a la expansión de las actividades agrícolas sobre ecosistemas naturales traería aparejado una masiva destrucción de bosques nativos tanto en el noroeste como en el noreste. Además, las mayores extensiones de siembras de maíz y soja intensificarían la falta de diversificación de los cultivos y los actores involucrados serán cada vez más concentrados. “Se generará una nueva etapa de un perfil agropecuario de gran escala y expulsor de población rural”, subraya el trabajo.  El estudio pone en duda, también, que con los biocombustibles se cumpla con el objetivo de asegurar un suministro energético autónomo:  “Estaremos exportando combustibles (los utilizados en la producción de biocombustibles) cuando nuestra disponibilidad de reservas fósiles comenzará a ser crítica poco después del 2010. Argentina va camino a ser un país importador de crudo y gas. Además estaremos exportando un combustible limpio (el etanol) que generará  reducciones en los países importadores habiendo consumido energía local para producirlos y habiendo realizado emisiones de gases que producen efecto invernadero localmente.”

La ONG ecologista también cuestiona que la elaboración de este tipo de combustibles sea una solución a los problemas de cambio climático en los países productores: “Debemos tener en cuenta que, por ejemplo, cada hectárea desmontada en Brasil equivale a una emisión de 500 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera. Las reducciones de emisiones que pueden generar los biocombustibles producidos en tierras desmontadas demandarán decenas o cientos de años para compensar las emisiones generadas en los desmontes. La desaparición de montes y selvas para generar tierras cultivables no sólo genera problemas en materia de biodiversidad y para las comunidades locales, también contribuye en agravar el problema del cambio climático”, sostiene el informe.

 

El costo social

“La producción y el uso de la bioenergía –advierte el trabajo- no deberían ampliar las desigualdades sociales, especialmente entre países desarrollados y en desarrollo. Las necesidades locales deberían tener prioridad por sobre el comercio global. El comercio en materia de bioenergía no debe resultar en impactos negativos en materia ambiental ni social ni debilitar la seguridad alimentaria y la soberanía.”

A pesar de todos estos cuestionamientos, Greenpeace considera que la bioenergía es parte de la solución para combatir el cambio climático. Pero propone utilizar otra materia prima para elaborarlos: residuos de aceite de cocina, restos de caña de azúcar o de la actividad forestal. “Esta forma no presenta grandes problemas”, asegura el informe.

 

La solución es el problema

A principios de año, el titular del Instituto Nacional de Tecnología Industrial, Enrique Martínez, también había elaborado un informe cuestionando a los biocombustible como remedio al mal del cambio climático. La primera objeción que Martínez planteaba sobre la producción de etanol también tenía que ver con la cuestión alimenticia. Sostenía que para conseguir un reemplazo significativo de combustibles fósiles por etanol se necesitaría afectar a una superficie tan  extensa  que deberían dejarse de utilizar tierras cultivadas para producir alimentos en favor de la fabricación de energía, en un momento donde la población mundial se expande de manera vertiginosa. El prestigioso ambientalista estadounidense Lester Brown, presidente del  Earth Policy Institute, sacó una cuenta que no deja de sorprender: para producir el etanol suficiente para llenar un tanque de combustible de cien litros se necesita la cantidad de granos que una persona come a lo largo de un año. “Como la tierra es finita, estaríamos generando un problema en vez de una solución: dejaríamos a millones de personas sin comer”, opina Martínez.

“Este planteo no es teoría pura. –explica- En la Argentina prácticamente no se produce etanol, sólo hay proyectos. Sin embargo ya tenemos instalado el problema por el contagio de las subas de precios del maíz por la expansión de los biocombustibles en los Estados Unidos: en los últimos dos años aumentó un cien por ciento. Hoy el Estado argentino está subsidiando a los productores de pollo, cerdos y ganado lechero porque el maíz subió por la gran cantidad de hectáreas que Estados Unidos dedica al cultivo del cereal para producir etanol. La estampida de la carne se debe, en parte, al aumento del alimento balanceado, que sube el precio porque se disparó el maíz”.

 

Subsidios sin fin

Este aumento geométrico de precios que Martínez caracteriza como un problema, los productores del campo y el gobierno lo ve ven como una ventaja competitiva. De hecho, hoy una de las principales fuentes de recaudación que tiene el Estado son las retenciones a los exportadores y cuanto más cueste el maíz, más dólares recibirán la Argentina. “Pero el Estado ya empezó a devolver ese dinero en subsidios a productores ganaderos para que engorden a sus animales –argumenta el presidente del INTI- . Después deberá subsidiar a los pobres y también tendrá que comprarles comida. Cuando se haga el análisis del ciclo de vida, que implica estudiar un tema desde que empieza hasta que termina, la Argentina se dará cuenta que con el etanol pierde plata.  Pero mientras tanto, unos van a ganar mucho y otros todo lo contrario. Estas cuestiones deben analizarse a escala de toda la comunidad. Hoy todos los diarios hablan de la gran oportunidad que vive el país porque sube el maíz. Es una oportunidad para hacer mal las cosas, para que aumente la brecha hacia el interior de la sociedad.”

“Lo que en verdad intenta Estados Unidos no es reemplazar el petróleo por etanol, sino  controlar el valor del crudo. Nunca podría reemplazar más del 10 ó el 15 por ciento, pero eso alcanzaría para presionar sobre el precio del barril, que había superado todos los récords. Lo que permite el etanol, también, es no modificar las estructuras de poder.  Si se produce nafta o etanol, se necesitan los mismos caños y las mismas estaciones de servicio para distribuirlo. Si, en cambio, se incentiva la energía eólica, solar o la generada por pequeñas centrales hidráulicas permitiría una producción descentralizada que podría distribuirse  de manera local, prescindiendo de las grandes destilerías.”

Además de las objeciones políticas a la producción de etanol con maíz, Martínez realiza también cuestionamientos técnicos. Señala que existen especialistas de la Universidad de Cornell que aseguran que la producción de este biocombustible arroja un balance de energía negativo. Esto quiere decir que se gastaría más energía en cultivar, cosechar y transformar el cereal en combustible que lo que devolvería después el etanol dentro de un motor. «El nivel de conversión de energía del maíz es muy bajo. Aún los defensores de la idea a ultranza, que aseguran que la ecuación es positiva, dicen que apenas llega a obtenerse un 50 por ciento más de lo que se gasta. Además, el etanol sería un pésimo negocio para Argentina: gastar energía para producir otra que se utilizará fuera del país”.

 

Nuevo impulso

Hoy en  Argentina se producen 160.000 toneladas de etanol, una cifra muy marginal para lo que representa el consumo total de combustibles. Para producirlo, se utiliza como materia prima el bagazo de la caña de azúcar, un desecho que no tiene valor calórico alguno. Estos tipos de emprendimientos surgieron durante el gobierno de Raúl Alfonsín, que se había propuesto impulsar esta tecnología. Pero hasta hoy, la industria del biocombustible en la Argentina no prosperó.

El nuevo impulso dado por los efusivos gestos diplomáticos parece indicar un peligroso cambio. Para alertar sobre sus consecuencias el Movimiento Campensino Indígena –integrado por 15.000 familias agrupadas en organizaciones campesinas de siete provincias argentinas- también elaboró un documento donde plantea su posición sobre un tema que los afecta en forma directa. Allí plantean:

  • “La expansión de los cultivos afectará a los alimentos, que serán más caros; a los suelos, que se degradarán por el uso de agroquímicos; e impulsará aún más el monocultivo para alimentar las plantas de etanol.”
  •  “Es falso que el etanol beneficie en materia ambiental. Si no cambia el modelo de derroche energético, seguirá la producción de gases de invernadero, principal responsable del cambio climático.”
  • “El papel de la región será suministrar energía barata a los países ricos, a través de políticas de como las de la colonización: apropiación de territorio, de bienes naturales y de trabajo, lo que representa mayor concentración de tierra, agua, renta y poder.”
  • “La producción de agrocombustibles pondrá en peligro la soberanía alimentaría y agravará el problema del hambre en el mundo. En México, por la exportación del maíz para etanol, hubo un aumento del 400 % en el precio del maíz.”
  • “Con los cereales que se necesitan para llenar el tanque de una camioneta se puede alimentar una familia por mucho tiempo. La mayor parte de la energía producida se consume en el cultivo y el procesado -en petróleo, riego, maquinaria, transporte-.  Hasta se puede dar saldo negativo de energía.  Y más negativo aún, si se suma la destrucción de los bienes naturales y la contaminación que las refinerías causan en las comunidades cercanas.”
  • “Las industrias y gobiernos del Norte necesitan que la producción sea en el Sur, porque no disponen de tierra o no quieren usarla para esto, y porque asumen que en esos países los problemas ambientales son obviados por gobiernos ávidos de «inversión» extranjera y de promover la agricultura intensiva de exportación.”
  • “Es un proyecto de Estados Unidos para disminuir su dependencia de las naciones petroleras, pero además, un interés propio de sus empresas de agronegocios, petroleras y automotrices, para hacer nuevos y grandes negociados.”
  • “Usar los alimentos para llenar millones de autos o para millones de estómagos. ¿Usted que elige? “

 

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Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos

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Este 24 de marzo, a 49 años del golpe, la editorial lavaca publica Escritos sobrevivientes, un libro creado junto a un grupo de personas que estuvieron secuestradas y desaparecidas en distintos centros clandestinos de represión durante la última dictadura militar. Se presenta el próximo viernes 28, pero ya podés pasar a buscarlo por MU (Riobamba 143) desde hoy. En este texto, Claudia Acuña cuenta qué representa esta obra parida en colectivo y en medio de aires negacionistas.

Por Claudia Acuña

Este libro representa muchas cosas y todas y cada una nos parecen decisivas para estos tiempos desesperados.

Ni sé por dónde comenzar a enumerarlas, así que sin orden de importancia ni cronológico enumero algunas, aunque sin duda me faltarán otras que invito a que completen quienes lo lean.

Lo primero, para mí, es reconocer el valor social, político, histórico y ético que merecen las personas detenidas-desaparecidas por la dictadura cívico militar que azotó este país desde el 24 de marzo de 1976. No olvidamos esa fecha gracias a ellas, pero no siempre se las nombra con la relevancia que han tenido para construir verdad, justicia y memoria.

A algunas de ellas he tenido el honor de escucharlas y verlas testimoniar en los juicios de lesa humanidad, pero también en los diferentes procedimientos contra la impunidad que crearon y sostuvieron para que esos juicios sucedan.

Una y otra vez.

Una y otra vez.

Una y otra vez.

Hasta lograrlo.

Solo a una pude agradecerle con palabras y lágrimas el esfuerzo, el coraje y el legado que recibíamos por su esfuerzo, pero fundamentalmente por sus vidas consagradas a hacer posible lo imposible. Fue en la puerta de los tribunales de Comodoro Py, mientras los altoparlantes transmitían la primera condena a los genocidas responsables del centro de detención clandestino y de tortura que funcionaba en la Esma. Ahora, con este libro queremos extender esas gracias a cada una, a cada uno.

Sé, porque comprendí la lección que nos daban, que no puedo afirmar que lo hicieron solo ellas, ellos. Esa es otra de las cosas que representa este libro: el saberse parte – y reconocerlo siempre- de algo más grande, más importante y más trascendente no solo del yo, sino incluso del núcleo colectivo en el que nos organizamos, reflexionamos y tomamos fuerza para resistir. Nuestras fuerzas individuales y nuestras construcciones políticas suman, activan, empujan, pero alcanzan sus objetivos cuando sincronizan con la necesidad social, con la época y con la Historia. Tienen alas porque tienen raíces y mueven al mundo hacia lugares mejores porque se sabe más grande y más poderosa que lo que nos rodea.

Eso que aquí las y los autores definen como “subjetividad sobreviviente” nos advierte eso: somos nuestros cuerpos y la sombra que proyectan, lo que hacemos y lo que soñamos, nuestras obras y nuestra imaginación, nuestros saberes y nuestra intuición, pero también y además aquellos cuerpos, proyecciones, hechos, batallas ganadas y perdidas, que nos anteceden y desbordan para fortalecernos y sostenernos de pie. Aquello que ilumina la oscuridad es la memoria sensible: de eso se trata este libro, además.

Otra: el valor de las utopías. En los momentos más aterradores hemos gritado “Aparición con vida y castigo a los culpables”. Bueno: la noticia es que hemos tenido éxito y aquí están las personas que cuando pronunciábamos esas palabras mágicas no podíamos abrazar. Algunas de ellas son las que el tercer sábado de cada mes vimos ingresar a nuestra trinchera durante el largo y desalentador año 2024. Para nosotros ese taller de escritura significó una cita con la esperanza, cada vez. Y una comprobación: el futuro se construye con el hacer colectivo, cada vez.

Por último: este no es un libro de testimonios sobre el horror de la dictadura, sino su contracara o quizá, lo que se puede pensar después de cruzar el abismo de la impunidad.

Quizá.

Me falta todavía superar la alegría de haberlo logrado, de sostener con las manos esta pequeña utopía realizada en tiempos de saqueo de recursos simbólicos y materiales, en las cuales sólo proponerlo sonaba casi irresponsable, para poder encontrar las palabras certeras, que expresen lo que representa que personas empobrecidas y violentadas podamos hacer lo que querramos financiadas sólo por el deseo y la convicción, que siempre es política.

Quizá la palabra exacta sea una sola: Argentina.

La presentación

Escritos sobrevivientes y compila una serie de textos producidos en un taller de escritura que tuvo lugar en MU durante 2024. Estos relatos abordan historias marcadas por lo que el grupo denomina «subjetividad sobreviviente». El resultado es un conjunto de textos poéticos, políticos y filosóficos, de una potencia y belleza conmovedoras.

Participan: Rufino Almeida, Margarita Fátima Cruz, Graciela Daleo, Lucía Fariña, Mercedes Joloidovsky, Eduardo Lardies, Susana Leiracha, María Alicia Milia, Claudio Niro, Silvia Irene Saladino, Stella Maris Vallejos e Inés Vázquez.

Así lo resumen sus autoras y autores: «Un grupo de compañeras y compañeros, ex detenidos desaparecidos por el terrorismo de Estado, nos reunimos en un taller de escritura para crear textos enfocados en la subjetividad sobreviviente, mientras la voz del poder alimenta el negacionismo y la reiteración del sufrimiento popular por variados medios».

El libro se presentará el próximo viernes 28 de marzo a las 20 horas en Mu Trinchera Boutique, Riobamba 143.

Podés conseguirlo desde hoy, 24 de marzo, también en MU.

Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos
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La Justicia esquiva la causa por el disparo a Pablo Grillo: “Hasta ahora no se investigó nada”

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La recuperación de Pablo “es muy rápida” pero la investigación sobre su intento de asesinato, muy lenta, o directamente inexistente. Qué dijo el padre hoy frente al Hospital Ramos Mejía donde Pablo sigue pelando por su vida, aún en terapia intensiva pero con avances prometedores, y las abogadas del caso que presentaron ante la Justicia: primero Servini de Cubría y luego el candidateado a la Corte Ariel Lijo rechazaron la causa, y ahora se sortea en la Cámara Federal de Casación a qué juez le tocará investigar a quien le disparó y a sus superiores jerárquicos. Los dichos de Adorni en conferencia de hoy, y quién cortó el diálogo con la familia; las pruebas que se pidieron y las que se aportaron; y el texto de la presentación judicial en la que la familia pide ser querellante, con las pruebas que aportamos desde decenas de medios, fotoperiodistas y organizaciones sociales.

Por Francisco Pandolfi

Pablo Grillo todavía no está fuera de peligro, pero la mejoría día a día, paulatina y constante, le permite a la familia hablar ya no sólo de su estado de salud. Hasta hoy, el único foco era la supervivencia de este fotógrafo de 35 años impactado por una granada de gas lacrimógeno, fuera de toda legalidad, por las fuerzas de inseguridad comandadas por la ministra Patricia Bullrich.

La pérdida de masa encefálica y la fractura de cráneo con la que llegó de urgencia al Hospital Ramos Mejía –el miércoles 12 de marzo, cuando se desató la represión en la marcha por las paupérrimas condiciones en las que viven las y los jubilados–; la primera operación esa misma noche en la que se bajó la presión intracraneal y se le reconstruyó algo del tejido. Las pupilas que empiezan a reaccionar bien. La merma en la sedación. Los primeros movimientos – prematuros e inesperados por los propios médicos–. Otra operación por un derrame que es revertido a tiempo. La baja de los glóbulos blancos como síntoma de la baja en la infección. Y a solo una semana del disparo, Pablo abre los ojos. Y le sacan el respirador para ver cómo reacciona y lo hace agarrándole la mano a la mamá. Y por si fuera poco le susurra las palabras más hermosas a su papá: “Hola, viejo”. 

Pablo continúa en terapia intensiva, en estado crítico, pero respondiendo bien neurológica y físicamente. “Es asombroso el nivel de avance que tuvo”, dice Fabián, su viejo, con los ojos emocionados e incrédulos por la mejoría impensada en tan poco tiempo. Esa sucesión de buenas noticias las que posibilitan a la familia convocar este viernes a una conferencia de prensa «para contar novedades en la causa judicial».

Primero, habla Fabián, su papá, sobre la salud de Pablo: “Las novedades son que está estable, por lo tanto es bueno. Está con los ojos abiertos y sigue sin respirador”.

En la conferencia de prensa convocada por la familia de Pablo Grillo, fotógrafo que fue impactado por una granada de gas lacrimógeno lanzada por las Fuerzas comandadas por Patricia Bullrich, Fabián, su papá, habló sobre la salud de su hijo.

www.lavaca.org (@revistamu.bsky.social) 2025-03-21T19:35:39.538Z

Fabián lleva puesta una remera azul, con letras blancas que dicen: “Justicia por Pablo Grillo”. Se lo nota cansado, pero más distendido. Se ríe cuando cuenta: “Tengo un video con saludos de (Ricardo) Bochini, veremos si los médicos nos permiten que se lo pasemos. Si lo escucha al Bocha, va a volver a hablar seguro Pablo”. Mantiene los pies sobre la tierra: “Todavía la situación es grave: está en terapia y con riesgo de vida. Pero en ese marco todo lo que estuvo ocurriendo es favorable. A todos nos sorprendió su evolución. Incluso los médicos manifiestan que la evolución que está teniendo es asombrosa. Es muy rápida”.

Este jueves, el vocero presidencial Manuel Adorni dijo que el diálogo con la familia quedó roto desde que el padre de Pablo acusó a Bullrich de ser cómplice. Fabián le responde: “Nosotros no cortamos nada porque nunca existió el diálogo. Lo mío fue una respuesta a una declaración mentirosa de Bullrich, por tanto si es que alguien cortó el diálogo fueron ellos. Yo estoy dispuesto a escuchar, si alguien me llama”. Y agregó: “A esta altura no lo espero (ese llamado). Espero poco. Pero demostraría que tienen todavía un grado de humanidad”. 

En relación a las mentiras de Bullrich sobre el trayecto del proyectil, expresó: “Me da vergüenza la forma en que fue acomodando la mentira. La va acomodando a medida que la realidad se lo desmiente, es hasta absurdo, burdo, grotesco: no sé que palabra utilizar”. Cuando le preguntaron si le diría algo al gendarme que, según los elementos reconstruidos hasta el momento, sería quien disparó (presuntamente, el cabo Guerrero), afirmó: “Personalmente no le diría nada. Sí lo vamos a decir de forma jurídica. El mejor diálogo que podemos tener con esta gente es en lo judicial”.

La causa, sin avances

Fabián estuvo acompañado por Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, y a Paula Litvachky, del CELS, organismos que patrocinarán legalmente a la familia, que este 21 de marzo se presentó ante el Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº 1 para ser tenida en cuenta como querellante en la investigación judicial.

Lo más importante de la causa hasta ahora: desde el 12 de marzo “no se investigó nada y reclamamos que se empiece a investigar urgente”. Las abogadas cuentan el por qué: “La causa iniciada por la denuncia de la Procuvin (Procuraduría de Violencia Institucional) que dio inicio a la instrucción estaba presentada en el Juzgado 12 de Ariel Lijo, quien se la devolvió a la Jueza Servini de Cubría, que otra vez la rechazó. Ninguno de los dos quiere hacerse cargo de la investigación. Ahora irá a sorteo para definir quién la sigue. La Cámara Federal de Casación Penal tiene que resolver”. Agregan: “Hasta ahora el Ministerio de Seguridad dijo que no hará sumarios internos por el accionar de su Fuerza, lo que refleja el encubrimiento”. 

La causa aún no tiene carátula porque no está radicada en ningún juzgado. La denuncia presentada es por tentativa de homicidio agravado, por abuso de autoridad e incumplimiento de funcionario público.

Dice Paula Litvachky, del CELS: “Es muy importante que la causa salga de este limbo judicial y se inicie el pedido de pruebas antes de que pase más tiempo”.

Dice Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos: “Esperamos que en estos primeros 9 días en los que no se hizo nada, no haya ninguna prueba que se haya destruido, modificado, alterado. Hay cámaras del Gobierno de la Ciudad que tienen un tiempo de duración determinado, o de negocios que también se van borrando y si no las pedís inmediatamente después ya no están. Es vergonzoso que un hecho así no lo esté investigando nadie”.

Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, es junto a Paula Litvachky, del CELS, la abogada que representa a la familia jurídicamente. En este video cuenta los avances de la causa judicial:

www.lavaca.org (@revistamu.bsky.social) 2025-03-21T19:54:48.310Z

Las abogadas pidieron una serie de pruebas. Las más relevantes: “Quién dio las órdenes, cómo se manifestaron esas órdenes y cuáles fueron, antes y después del impacto; cuál fue el protocolo que se aplicó, quienes integraban el equipo donde estaba incluido el cabo Guerrero y qué órdenes se le impartió a ese grupo en particular; qué armas utilizaron”. También exigen que se lo llame a indagatoria a Guerrero. “Ya hay suficientes elementos para hacerlo”.

Completa Paula Litvachky: “Hicimos una presentación con los hechos, tenemos un montón de pruebas para que se reconstruya ese tramo del operativo de modo tal que se pueda tener la responsabilidad de quién disparó y de toda la cadena jerárquica”.

Concluyen ambas: “Las pruebas están. Nunca hubo tanto registro fotográfico y audiovisual. Necesitamos el acompañamiento social para empujar a que se haga justicia y que no quieran desviar el foco de la investigación”.

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La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

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Traumatismo encéfalo craneano, herida cortante e irritación ocular: las heridas causadas a Beatriz Blanco (81 años) ya forman parte de una causa judicial que inició ella misma y también la Procuraduría de Violencia Institucional, y apunta contra dos efectivos que la gasearon y le pegaron, provocando su caída. También apunta a la responsable del operativo, la ministra Patricia Bullrich, que se desplegó el miércoles de manera feroz, pero que -plantea la denuncia- es parte de un “plan sistemático”. Beatriz fue golpeada a las 16:10, antes de los principales incidentes, mientras se manifestaba en una esquina: cómo fue el momento, según relata ella misma en la denuncia y cuenta su hija. Quién es esta jubilada que trabajó de todo. Cómo está: recuperándose, enojada y “con más fuerza que nunca”. La voz de una de sus hijas junto a quienes lucha por justicia, y paz.

Por Franco Ciancaglini.

La imagen de Beatriz Blanco cayendo en seco al suelo -tras ser gaseada y empujada por dos efectivos de la Policía Federal- dio la vuelta al mundo. 

En el video se ve el fin de una secuencia más larga que inicia cuando la Policía Federal empuja de manera violenta a jubiladas y jubilados que se encontraban haciendo el clásico semaforazo de todos los miércoles en el Congreso. 

“Ella lo que cuenta es que estaba con el grupo de jubilados, cortando Entre Ríos, para mostrar sus carteles. Y cuando el semáforo se pone verde se vuelven a la esquina. Y en ese momento vino la policía, apurando a todos los viejos a subirse a la vereda”.

La que habla es una de sus hijas, Paula.

El relato coincide con la temprana decisión de las fuerzas de abalanzarse sobre personas que hacen lo mismo todos los miércoles -un semaforazo, y luego una movilización que da la vuelta al Congreso-: Beatriz fue atacada a las 16:10. 

Esta vez, por lo especial de la fecha, los Policías iban además con el gas apretado y el palo suelto. Cualquiera que estuvo en la manifestación pudo apreciar cómo apenas una persona se acercaba a los efectivos, o incluso estando a metros, sin hacer nada, podía ser gaseado. Incluso teniendo 81 años.

La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Los camiones hidrantes fueron parte de la cacería desatada. Foto: Lina Etchesuri.

El arma y la palabra

Beatriz Blanco no está afiliada a ninguna barrabrava ni milita en ningún partido político.

Es jubilada.

Trabajó toda su vida como empleada en cooperativa de fletes, empleada cuidando niños, costurera, y de casera hasta los últimos tiempos.

Tiene tres hijas.

Una de ellas, Paula Ippolito, cuenta que junto a su madre Beatriz y su hermana Paula suelen ir juntas a las marchas. “Esta vez fue sola porque justo yo estaba operada de la rodilla. Suele ir, no va todos los miércoles pero cuando puede va”.

Beatriz ya conocía a varios y por eso se acercó al grupo de jubilados que realiza los miércoles el semaforazo. Luego de que la empujaran a la vereda, se puso a hablarle a un cordón policial, una práctica habitual de jubilados anodados ante la violencia sin sentido que ejercen las fuerzas: “Ella siempre es de ir y hablar, de decir qué están haciendo, cómo no les da vergüenza; mi mamá siempre como que quiere hacer conciencia. Ella le debería estar gritando al policía que estaba de espaldas y lo toca con el bastón como diciendo ´mirame´. Ahí el chabón se da vuelta y le tira el spray, y el otro que le pega con el palo en la cabeza”.

Ese combo, que representa un ataque, de gaseo, empujón y golpe, hace que Beatriz pierda el equilibrio instantáneamente, y caiga al suelo.

La primera pregunta es cómo está: “Se está recuperando. Está en reposo, en observación por el golpe que recibió en la cabeza. Está con mucho dolor en todo el cuerpo, con un poco de inestabilidad, con el dolor en los ojos por el gas que le tiraron. Tiene los ojos muy hinchadas: le tiraron gas directo en la cara”.

Este dato del gas directo a sus ojos explica a la vez la pérdida del equilibrio, desechando por tierra las mentiras del Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que aseguró que se “cayó sola”. También el título de la empresa La Nación que habló de que la jubilada “atacó” a la policía previo a su “caída”: “Ella le tocó con su bastón para que se diera vuelta, para que la escucharan, no golpeó a nadie. Habría que mostrar los videos enteros donde la Policía increpa primero a los jubilados para que se suban a la vereda, con la agresividad que suelen tener”.

La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Beatriz Blanco, tras los gases recibidos y el golpe posterior. Foto: Lina Etchesuri.

El caso de Beatriz es uno de los dos -junto al del fotógrafo Pablo Grillo- denunciados por la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) ante la Cámara del Crimen. En esas denuncias a las que accedió lavaca, el organismo que se encarga de monitorear a las fuerzas -en estos tiempos, con menos entusiasmo- presenta como “pruebas” distintos recortes periodísticos alrededor del ataque a Beatriz. Y solicita a la justicia que requiera al Ministerio de Seguridad el personal policial afectado a los lugares de ambos ataques, así como los datos de la “sala de operaciones” a la que reportaban los agentes a cargo del operativo.

Por otro lado, la propia familia de Beatriz presentó una denuncia contra los dos agentes de la Policía Federal y contra la propia ministra Bullrich. Narra en su presentación lo mismo que refiere su hija en esta nota: “Siendo aproximadamente las 16:10 hs me encontraba en las inmediaciones de la esquina de las avenidas Entre Ríos y Rivadavia de esta ciudad (…) cuando fui rociada con una sustancia lacerante por un efectivo de la Policía Federal. Inmediatamente después, y también a manos de un efectivo de la PFA, recibí un golpe en la cabeza, con un elemento que creo se denomina ‘tonfa’, lo que provoca mi caída al piso”.

Tras el golpe, Beatriz fue derivada al Hospital Argerich, donde diagnosticaron lo producido por el ataque: traumatismo encáfalo craneano, herida cortante e irritación ocular.

Por eso, por un lado, reclama la identificación de los dos efectivos que la atacaron, plausibles de ser responsables de “delitos de lesiones leves” agravadas por tratarse de personal de la fuerza. Y por otro, califica a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich como “autora mediata” por ser responsable del operativo y algo más: la valiente presentación habla de que estos hechos son parte de un plan sistemático.

La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Una síntesis del plan sistemático. Foto: Juan Valeiro.

“Como en los momentos más aciagos de nuestra historia, desde el Poder Ejecutivo se ha montado un Programa de Miseria Planificada cuya consecuencia natural es la Protesta Social. Y sabido es que este tipo de políticas socioeconómicas sólo resultan aplicables cuando se pone a disposición de las mismas al aparato represor del Estado”.

Firma toda esta historia la propia Beatriz, acaso poniendo en contexto lo que representan los golpes que sufrió, su historia y el futuro por el que pelea junto a sus hijas. “Nosotras somos fieles a las marchas que son para los derechos del pueblo”, cuenta Paula, una de ellas. “No militamos en ningún partido político, siempre vamos independientes y solas”, aclara por si hiciera falta.

Paula habla siempre en plural femenino, pensando en su madre y su hermana. Desde ese lugar cuenta: “Nos están sacando todo. Nos están metiendo miedo para que no salgamos a las calles. Están imponiendo todo lo que quieren imponer. Siempre estamos atentas a todas las luchas. Esto va a por todos, no es solamente por los jubilados. A mi me han robado plata con la AFJP a pesar de que ya tengo 30 años de aportes. Estos vienen por todo, por todo lo que conquistamos”.

Junto a Natalia, las jóvenes militan tocando tambores en Batuka, uno de los conjuntos que lleva el ritmo a la calle y es la banda de sonido de la protesta social y la lucha. Hoy, del lado de la víctima, Paula asegura: “Estamos luchando para que esto no vuelva a suceder. Para que tengamos memoria y el pueblo no se duerma. No tenemos miedo. Ya la verdad que queda poco por perder”.

Esta lucha incluye, claro, a Beatriz: “Está más fuerte que nunca. Está enojada, muy enojada. Pero está fuerte para seguir la lucha”.

La lucha, ahora, es por justicia: “Solamente queremos que los responsables tengan justicia, sean los policías o la ministra de Seguridad: que la justicia trabaje a favor del pueblo. Y que no salga nadie más impune”. 

¿Tenés esperanzas? “Y no. Pero hay que hacerlo igual: nos corresponde”.

La esperanza tal vez siga estando en la calle, mientras estas jóvenes sin contención psicológica ni asistencia estatal de ningún tipo enfrentan los golpes: “Estamos nosotras, las hijas, para cuidarla y para que se reponga de esto”.

¿Necesitan algo? “Sí: paz”.

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