CABA
Cabaret Trash: creación y arte desde los escombros del mundo

El dúo Las Chicas de Humo, conformado por les performes Dafne Rojas Mansilla y Maxy Beccia Krilich, gestaron esta varieté en plena pandemia y la presentaron en el espacio cultural Planta. Combinando tiempo, realidad y ficción con otro dúo, Iván Lee e Ignacio Castoldi, músicos de jazz, pensaron un ciclo que esta vez contó con la presencia de Naty Menstrual y Mika de Frankfurt. Una obra que cuenta cómo el arte es capaz de correr por las calles solitarias con glitter y en tacones, por el honor de encender una chispa en medio de la oscuridad.

Esto parece una secta, Socorro, vámonos de acá. No, parece un frigorífico, ¿están todos muertos, Lola? Pero ¿los muertos parpadean? ¿Te acordás cuando se tiraban alcohol? No importa que sea gente muerta, hagamos un show, como antes.
Así arranca “Cabaret Trash”, con las anfitrionas de la noche: Lola y SocorroSoyMaxy que –como las Chicas de Humo, fanáticas del cantante mexicano Emmanuel y su famosa canción en los 90- recorren la sala un tanto desconcertadas al ver personas sentadas en sillas, con tapabocas y hasta comiendo y bebiendo. Sobrevivientes. Estamos en la era del Covid-50 y ambas llegaron a los tumbos recorriendo las calles desiertas de Parque Patricios, sin perder los tacos y el glamour. Hay gente, hay un espacio que les alberga, hay artistas. Entonces, aún en tiempos apocalípticos, hay show.
El acontecimiento –que agotó reservas a las pocas horas de subido el flyer a las redes- sucede en Planta, espacio cultural ubicado en Inclán y Jujuy, la casa artística del bailarín y coreógrafo Juan Onofri Barbato y la actriz y dramaturga Elisa Carricajo. Unos minutos antes del inicio, Juan abre la puerta, indica los lugares a lxs asistentxs, toma el micrófono, da la bienvenida, hace un repaso del protocolo y más tarde se ubica detrás del mostrador para preparar los vasos de cerveza, vino y fernet. Asomada y sonriente desde la cocina, Elisa colabora con el despacho de la rica comida que ofrece Planta esa noche: falafel y pan de queso. “Estamos muy agradecides y emocionades de estar en Planta”, enfatiza Dafne Rojas Mansilla, la actriz y performer que junto a Maxy Beccia Krilich conforman el dúo las Chicas de Humo – Lola y SocorroSoyMaxy- y gestaron la varieté en plena pandemia. Combinaron tiempo, realidad y ficción con otro dúo: Iván Lee e Ignacio Castoldi, músicos de jazz y convivientes, primero Iván y luego Nacho, de Dafne en Casa Chile, una casona de artistas en el barrio de Balvanera, por donde han pasado pintoras, tarotistas y acróbatas. Es hogar, lugar de inspiración y, durante la cuarentena, fue también sala de ensayo y de experimentación.

En una charla con lavaca, Maxy argumenta: “Dicen que hay gente que es esencial y gente que no. Lxs artistxs no lo somos. Entonces estamos resistiendo. Pero todes somos esenciales en la vida. Nos dijeron: a casa sin chistar, y nos tuvimos que quedar en casa hasta que nos dijeron: bueno, ahora pueden salir. Nosotres nos preguntamos ¿por qué nos tenemos que quedar en casa? Si hay misas. En el under estamos acostumbrades a que sean 10, 4, 1, no actuamos para 60, 100, o mil personas. Parecía que en la cultura se había apagado el cuestionamiento y la duda. Casi nadie lo hacía y es nuestro trabajo cuestionar y dudar. No puede ser que nadie diga nada. ¿Qué vamos a hacer? ¿Cuánto tiempo va a pasar hasta que podamos trabajar? ¿Qué otros planes hay?”.
Maxy se autodefine en su instagram como actuante, mostra, neurodiversa, cofundadora y actriz en Las Burdas (tributo a Urdapilleta, Tortonese y Batato) y, por supuesto, Chica de Humo. También es host en la fiesta Jolie en el espacio cultural Feliza y en la Tropikinky. Junto a Dafne y para transmutar el enojo que les provocaba la obligatoriedad del encierro, decidieron hacer algunas manifestaciones artísticas en un contexto adverso, apelando a los recursos que tenían a mano. Hicieron streaming desde el baño del taller de chapa y pintura del padre de Maxy en Almagro y en el patio de Casa Chile. En cuarentena estricta, “estábamos corriendo mostreadas por la calle y siempre nos paraba la policía, pero no nos alcanzaba porque corríamos más rápido”.
Agrega Dafne: “Fue difícil. Nos preguntábamos de dónde íbamos a sacar plata, qué iba a pasar con los espacios. Yo salí a hacer mensajería en bicicleta, a vender juguetes sexuales. Viví un mes de eso. Después surgió la posibilidad de actuar en la vidriera de un espacio cultural en La Paternal. El primer show de Cabaret Trash lo hicimos en el taller del papá de Maxy en noviembre”. La segunda presentación fue en la vereda de Pista Urbana, en San Telmo, la tercera en Planta y con invitades de lujo: la actriz, performer, artista plástica y escritora Naty Menstrual y el actor Manuel Fanego con su personaje Mika de Frankfurt.

En Pista Urbana, dos hombres se levantaron y se fueron molestos por escuchar a Maxy hablando en lenguaje inclusivo. Dafne reflexiona: “Vengo pensando en la endogamia artística en la que vivimos, la cultura marica se mueve entre la cultura marica, los jazzeros en sus antros de jazz, la gente del circo con gente del circo. Está bueno poder mezclarnos. En Pista Urbana hubo eso, público que se encontró con otra cosa. Sin duda vamos a seguir haciendo ciclos y yendo a nuestros lugares de pertenencia, pero ese fluir me interesa para trabajar”.
Iván, Nacho y Athos García componen la Jazz Band, acompañan la velada con exquisitas melodías y son presentados como “los pakis, igual los perdonamos”. Rodrigo Peiretti, con su maquillaje y sus brillos, canta temas cabareteros y enciende las palmas. Antes de irse del escenario, presenta a la doctora Rafaela Santa Fe encarnada por Maxy, quien se dirige a “los cuidadanos”, nos acusa de romantizar la pandemia y le dedica un bolero “a este bichito que vino a eliminarnos a todes”.
Llega el turno de una invitada estelar: Naty Menstrual. De gala, con vestuario resplandeciente y distinguida capelina negra, provoca carcajadas con su lírica erótica y descarada. El cortejo musical de la Jazz Band y la poesía de la artista, hicieron estallar hasta el cristal de un vaso de fernet en el fragor de los aplausos.
Después del intervalo, Lola baila, reversiona un tema de Madonna, “Vogue” y emprende un poema: “Siempre quise ser Madonna”. La segunda invitada ingresa a escena. Es Mika de Frankfurt. “Parece que el teatro ha vuelto”, se alegra Mika. Risueña y tierna, toca “un cumbia” con su acordeón y propone mover las caderas, pero cada une en su lugar, para no romper el protocolo. También entona su clásico: “Estamos tan acostumbrades a ser infelices, que ya no nos sentimos capacitades para ser felices, estamos más segures en nuestra angustia emocional, porque sabemos cómo tapar esa angustia emocional”. Con modalidad al sombrero (“porque a la gorra la mandamos a estudiar”), el Cabaret Trash va llegando a su fin.

Si lo trash remite a diseñar arte desde lo residual y descartable, este Cabaret propone celebrar la creación a partir de los escombros de un mundo asolado por pestes de diversa procedencia. Lxs protagonistas de la noche han dado muestras de que el arte todo lo resiste y es capaz de correr por las calles solitarias con glitter y en tacones, por el honor de encender una chispa en medio de la oscuridad.
Las chicas de humo emergen de las cenizas porque, donde hubo show, fuego queda.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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