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Comunicación popular: medios de pie

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Uno de los tantos talleres que formaron parte del Encuentro Nacional de Educadores Populares organizado por Barrios de Pie, permitió que integrantes de movimientos sociales dieran cátedra sobre los medios. Entre todos, cambiaron títulos de diarios, cuestionaron la agenda mediática y esbozaron hipótesis sobre cómo luchar por el derecho a la comunicación y a la verdad.

Piqueteros hablando sobre comunicación en la facultad de Filosofía.

La combinación es un hallazgo que podría dejar por el suelo a los estudiosos y a los estudiantes del tema, y abre debates que se sabe desde donde parten, pero nadie sabe aún hasta dónde pueden llegar.

El hecho se verificó durante el Encuentro Nacional de Educadores Populares organizado por el Movimiento Barrios de Pie en la Facultad de Filosofía y Letras, del barrio de Caballito, Buenos Aires.

Con sus pecheras identificatorias, gorros de lana, madres con bebés en una mano y mamadera en la otra, militantes territoriales, universitarios traslúcidos y un bochinche lleno de vida, Barrios de Pie dedicó dos días -el 25 y 26 de julio- a debatir diversos temas entre lo cuales se incluyó la comunicación, como para diferenciarse de los medios comerciales en los cuales ese tipo de reflexión jamás corre el riesgo de ocurrir. Los resultados están a la vista.

En el aula 144 de Filosofía, unas 50 personas provenientes de distintos barrios y provincias plantearon sus experiencias desde los pupitres. En el frente del aula, dos integrantes de la agencia Cono Sur -Emanuel y Pablo, estudiantes de Comunicación de la Universidad de Buenos Aires- habían pegado sobre los pizarrones algunos recortes periodísticos de los diarios Clarín y Página/12. Resultó visible la inexistencia de otros periódicos, siquiera como punto de referencia.

Emanuel planteó una consulta: ¿cómo nos enteramos de las noticias? ¿a través de qué medios? Respuestas variadas: como muchos de los que estaban allí se dedican a temas de comunicación, leen y escuchan todo lo que pueden. Se mencionó a varios canales de televisión. Un cordobés expuso que, de acuerdo a su experiencia en la provincia, los medios tradicionales tienen legitimidad y peso en los barrios: los vecinos empiezan por creerles, de modo no muy crítico.

Otro integrante de Barrios de Pie explicó que algunas veces, los vecinos veían en televisión acontecimientos que ellos mismos habían protagonizado (movilizaciones, actos de protesta) y tendían a creer más en el mensaje distorsionado por el medio, que en lo que ellos mismos habían vivido. «Los medios disfrazan las cosas, pero se hace difícil hacerlo ver» dijo. Hubo varias menciones a la esquizofrenia que significa creer más en lo que reproducen otros que en la propia experiencia.

Desde el medio del aula, una señora mencionó que actualmente los periodistas no expresan lo que piensan, para mantener su trabajo. (Agregados: algunos sí dicen lo que piensan, aunque se trate de pensamientos de psicópatas. Y en otros casos simplemente no piensan, para poder amoldarse. Lo curioso es que últimamente cada vez que se habla de los periodistas -sobre todo de los medios gráficos- se los describe como uno de los sectores con menor libertad de expresión, o capacidad para decir la verdad, de la sociedad argentina).

La señora pronunció otra frase: «Lo mejor es no pertenecer a estos medios», y cuando dijo «medios» hizo con sus dedos el signo de comillas. Sobre los medios por los que se informa, contó que busca mucho en Internet.

Más al fondo, un joven reconoció que se está derritiendo la tendencia a buscar medios o programas que definió como «progres», y citó un ejemplo emblemático: «Hay varios casos de supuestos progres. CQC, (Caiga quien caiga, programa de televisión) por ejemplo, ya pasó, ya fue. No se entiende qué hacen. En este país ya no sirve más todo ese chistecito boludo con el microfonito. Para mí están en la otra vereda».

Por el aula corrían diagramas sobre la concentración mediática, que muestran cómo entre el Grupo Clarín y Telefónica acaparan una desmesurada cantidad de medios, sin contar a muchos que no les pertenecen directa u oficialmente, pero que quedan atrapados por el misma lógica de concentración.

Emanuel y Pablo señalaron los recortes de diarios pegados en el pizarrón y propusieron un ejercicio: ¿cómo titularíamos nosotros las mismas noticias? Tomaron como referencia a lo que los medios consideraron «el evento» de la semana: el viaje del presidente argentino a los Estados Unidos.

Uno de los recortes era una tapa de Página/12. Foto de Kirchner y Bush tomada durante el encuentro, en un jardín de la Casa Blanca, detrás de unas rosas rojas, en pose afectuosa. Título: «Con el fondo hay que pelear hasta la última moneda». Desde lejos no se veía a quién atribuían la frase encomillada, aunque de cerca se observaba que se la adjudican al señor Bush, según voceros argentinos. Nada de esto es información sobre la reunión ni sobre la inédita combatividad del señor Bush, sino trascendidos de lo que dicen que allí se dijo.

En páginas interiores, otro título con una foto similar: Como dos amigos que vienen del sur.

Otro de Página/12, también encomillado: «Construir un país normal«, oración supuestamente atribuida a Kirchner.

Clarín: Kirchner les pidió tiempo a los empresarios de EE.UU.

Uno del diario U, que se reparte en las universidades: Balance positivo de la gira de Kirchner.

Los grupos se dividieron y comenzaron a idear cómo editarían esas mismas noticias.

Mientras duró ese trabajo grupal, Pascual Caliccio -uno de los encargados de la prensa de Barrios de Pie- contó a lavaca que el viernes el acto convocado bajo dos lemas, «No al ALCA» y «Educación para todos» frente a la cancillería, había sido un éxito, con más de 4.000 asistentes que marcharon por el centro. «Para nosotros es importante: no estamos pidiendo subsidios, sino educación».

El dato no es menor en un país donde alguna vez un movimiento popular reclamó: «Alpargatas sí, libros no». Al margen del anecdotario, hoy ya resulta más evidente que la relación entre alpargatas y libros es crucial. O entre necesidades y derechos: funcionan juntos. De lo contrario, lo que funciona es el sometimiento de las personas.

Pascual rescató la experiencia de la Escuelita Piquetera, (ver nota en lavaca) y de la cantidad de áreas que cubre el movimiento con talleres y actividades de toda clase: Salud, Género, Derechos Humanos, Comunicación, Juventud. Todo como parte de un vasto trabajo barrial cuya imagen más cotidiana es la de los comedores populares. Ahí mismo, en Filosofía, cada una de estas áreas realizaba sus propios encuentros.

Como los grupos continuaban discutiendo propuestas, Pascual aclaró que el movimiento tiene una relación política con la agrupación Patria Libre «que nosotros no ocultamos» y recordó que alguna vez Barrios de Pie se llamó «CTA de los Barrios» por la Confederación de Trabajadores Argentinos. El señor Luis D’Elía -cuenta Pascual- les impidió mantener esa denominación. Puede deducirse que esto generó dos ventajas a la larga: un nombre más bello, y que se separaran del señor D’Elía y los suyos.

Vuelta a la reunión.

Uno de los grupos había tomado la frase «Construir un país normal». Contaron que primero pensaron en la definición de la normalidad. Dijo un vocero del grupo: «¿Lo normal es que haya hambre o dolor? Después, pensamos que para nosotros sería normal que existan leyes, que exista la educación». Conclusión, decidieron cambiar el título por: «Construyamos un país normal». Al apropiarse de la frase le dieron a la palabra «normalidad» el sentido que ellos querían. Es una vieja historia: el significado de las palabras lo dan quienes se adueñan de ellas. Cambiaron apenas una palabra y cambiaron todo, sin necesidad de ser pomposos.

Otro grupo -con aspecto mucho más universitario que el anterior- tomó el título de Página/12 con la supuesta frase de Bush («Con el Fondo hay que pelear hasta la última moneda») y las rosas. Propusieron incluir imagen de Bush y Kirchner dentro de un corazón con el título: «Deuda de amor». Otra variante: una imagen con Bush como diablo (con cuernitos y tridente) y el título «Amistades peligrosas». Otro: «No hay que pagar ni una moneda» con la foto dentro de un círculo de prohibición, cruzado por una barra roja. Y otro: «Si el diablo te acaricia».

Pablo, en el pizarrón, señaló el detalle de que la foto de los mandatarios y las rosas era de Presidencia de la Nación. Cuestionó a Página/12 como un diario que alguna vez fue progresista, que estuvo contra el poder, pero ya no. Pablo y Emanuel también cuestionaron muchas veces de qué modo los medios son los que imponen la agenda de temas, los asuntos de los que quieren que hable la sociedad.

Un joven del fondo (la gente de los barrios eligió, en general, irse hacia el fondo del aula) despachó todo un editorial sobre la actitud de los medios: «Siempre nos muestran a los piqueteros cuando hay corte de rutas, de calles, cuando hay conflicto. Pero jamás se vio en un noticiero o en estos diarios a los comedores trabajando, a lo que se hace todos los días con los compañeros». De ese sector salió una idea que apenas alcanzó a diseñarse como trazo grueso, y que acaso fue una de las más brillantes de ese día: dedicar el mismo espacio que los diarios daban a las noticias sobre el viaje presidencial a describir los barrios: las actividades, las historias, los logros, las dificultades, la vida.

Estos participantes rompieron una paradoja del encuentro: ahí se cuestionaba la agenda impuesta por los medios, reproduciendo la misma agenda: «el evento» del viaje de Kirchner a los Estados Unidos, pero para criticarlo. Pablo acertó al cuestionar, por ejemplo, que todos los diarios se basaban sólo en trascendidos y en rumores. Pero los concurrentes tampoco se podían basar para hacer su ejercicio en ninguna información real, salvo la crítica genérica a lo conocido: Estados Unidos se comporta -más que nunca- como un imperialismo de guerra y criminal, con el cual todo acercamiento romántico intentado por los dirigentes argentinos suele terminar del mismo modo, y ya se sabe quién paga las facturas de las rosas.

Pablo insistió en esa línea antioficialista: «Uno, Bush, copó el petróleo invadiendo Irak y matando gente inocente. El otro, Kirchner, lo entregó y fue cómplice del neoliberalismo durante todos estos años». Debe decirse que las frases opositoras sonaron oxigenantes en medio del actual ambiente viciado de un oficialismo bastante más estúpido de lo que el propio gobierno merece.

Pero de todos modos, al proponer la crítica a Bush-Kirchner ¿no se estaba obedeciendo la agenda oficialista y mediática?

Pablo acertó también al plantear que los medios transmiten muchas veces mensajes cerrados, resueltos, absolutos, que no permiten críticas. Cuando se dice «lo bueno» o «lo malo», postuló Pablo, sólo se simplifica realidades mucho más complejas. «Nos quitan palabras». Pocos minutos después de esta crítica se estaba proponiendo inventar eslogans (simplificaciones de palabras) contra el ALCA. Por lo tanto ¿es bueno o es malo simplificar? (con perdón de la pregunta simplificadora).

Otro argumento interesante de Pablo es la conocida idea de que los medios construyen su mensaje desde la óptica de un ciudadano que no participa. Esa situación cambió el 19 y 20 de diciembre: «Los medios fueron desbordados por un discurso que no era el que ellos buscaban imponer. Era el de las personas movilizándose». Otro argumento: «Una cosa es cada uno guardado en su casa, y otra es cada uno volcado a la organización popular».

El aula seguía escuchando. Pablo encontró otro ejemplo sobre cómo los medios esfuman la realidad: «Todos informan sobre tránsito. Cada vez más aparecen en las radios esos informes. Pero puede ser un pozo o una manifestación. Y que haya piqueteros o que haya que asfaltar no es lo mismo». Es interesante: baches, barricadas, cortes por refacciones, cortes por piquetes, todo en la misma bolsa. Las radios ven a la resistencia social como un problema de interrupción de la circulación.

Pablo mencionó lo que publican los diarios, y se preguntó por qué nadie dice «no al ALCA». Cuando redundó por cuarta vez en ese argumento, un militante de Barrios de Pie elevó la voz para cortarlo: «No es que no se le ocurre a nadie, no se le ocurre a esos medios a los que les importa tres carajos todo lo que nos importa a nosotros. No tenemos medios masivos. Todos los medios populares son barriales o comunitarios. Entonces el desafío es ir creando una agencia popular de noticias, y también el desafío es ver cómo ir construyendo una comunicación popular». Toda una propuesta para debatir en algún otro encuentro. Por ejemplo: ¿hablar de comunicación popular implica hablar de «una» agencia de noticias?

Emanuel y Pablo retomaron la palabra para mencionar cómo un tema -la seguridad- termina inyectando miedo en la sociedad y la ingenuidad de creer que con más policía mejorarán las cosas, cuando la experiencia demuestra que a más policía, más inseguridad.

Una joven de San Miguel contó cómo se les ocurrió hacer el boletín Piqueter@s para no tener que seguir respondiendo a la pregunta vecinal: «¿Por qué siguen rompiendo las pelotas con los piquetes?». Otro integrante de Barrios de Pie describió los que considera grandes desafíos para los medios que quieren ser populares: «El tema es cómo se ven reflejados los propios compañeros en esos medios. ¿Cómo se hace para ser participativo? Hay que romper la técnica de los grandes medios y construir una cosa nueva. No existe la comunicación piquetera. Pero así como en el movimiento la cosa va de la base hacia arriba, con la comunicación tenemos que hacer lo mismo, ir de abajo hacia arriba construyendo, continuando con nuestras experiencias, a ver qué podemos hacer».

Pascual intervino y sus palabras empalmaron con algo que estaba escrito en el pizarrón: «red de corresponsales». Su idea es que el propio Movimiento está teniendo más experiencias de las que es capaz de centralizar, y apostó a que eso continúe: «Hay un enorme poder de creatividad en el territorio, en cada lugar, y se podría tener la misma llegada que los medios grandes en esos lugares». Se habló de «ganar la calle» y las paredes de los barrios como herramienta de comunicación. Los integrantes de Cono Sur propusieron que se tomen paredes en los barrios con preguntas del tipo «¿qué opina de la educación?» o «¿qué opina de los piqueteros?» y que los propios vecinos vayan escribiendo sus respuestas en las paredes.

Más allá de las buenas intenciones de la propuesta, se puede maliciar que el resultado será muy poco respetuoso de tal solemnidad comunicativa. Acaso sospechando el mismo problema Pablo dijo: «Con un grupo que se dedique a organizar a los vecinos, claro». Esto retrotrae al viejo dilema político sobre cuál es el sentido de organizar la espontaneidad. Otra propuesta de Pablo fue que todo el mundo lleve un marcador encima, como forma de escribir en micros, trenes y paredes, los mensajes que exige una comunicación popular.

Desde el fondo, un joven de barba replicó: «Habría que ver en qué medida ese tipo de acciones individuales sirven sino consolidan organización o sino forman parte de una acción colectiva más amplia». Celeste, militante de Red Ecoalternativa, que colabora con Cono Sur, dijo que el problema es que los medios masivos imponen una agenda común, y que por eso hay que lograr otra agenda, otros contenidos, e incluso «perderle el miedo al soporte» (el soporte sobre el cual se transmiten los mensajes). Una conclusión que alguien pronunció en voz alta, cuando la reunión empezaba a levantarse: «Nosotros podemos terminar siendo más masivos que los medios masivos».

El joven de barba, uno de los del fondo, tenía algo más para decir: «Lo que no hay que olvidarse es de que tenemos que defender el derecho a la comunicación, y el derecho a la expresión. Así como defendemos la salud y todos los otros temas: la misma lucha». Pocas palabras, y de las sabias.

Hubo un aplauso para cerrar una experiencia que, en demasiados sentidos, recién parece estar comenzando.

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Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

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Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.

Por Francisco Pandolfi

Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra). 

La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.

La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.

Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra. 

Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran: 

• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.

• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.

• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.

• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.

• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.

• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.

Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:

• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.

• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.

• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.

La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.

Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.

¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?

Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.

¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?

Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.

¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?

Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.

La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.

Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.

Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.

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Marcha de jubilados: balas y bolitas

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Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales. 

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.

Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.

Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.  

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.

Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.

Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla. 

  • “Vacas gordas, jubilados flacos”.
Marcha de jubilados: balas y bolitas

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.

Números y un café

Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca  mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.

Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.

De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.

Abus en la calle 

Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.

En la marcha hubo muchos carteles al respecto: 

  • No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
  • Ni veto ni represión: fuera el FMI
  • No al veto a las leyes en jubilaciones
  • No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei). 

Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.

Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.

Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Jubilado hablándole a la pared.

Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”. 

Vallas a donde vayas

El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.

Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.

Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.

La violencia y las bolitas

Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar). 

La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

¿Qué escudan los escudos?

Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”. 

Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.

Sin embargo, la gente no se fue.

La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió. 

“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.

Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.

De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.

Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:

–Juguemos a las bolitas.

Todos se rieron, por el absurdo de la situación. 

De nuevo, frente al horror, la creatividad social. 

Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

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Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

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¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?

Por María del Carmen Varela

Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?

La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.

Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.

¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.

Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.

En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.

Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.

NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Miércoles 30 de julio, 21 hs

Próximas funciones: los viernes de octubre

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