CABA
Comunicación popular: medios de pie
Uno de los tantos talleres que formaron parte del Encuentro Nacional de Educadores Populares organizado por Barrios de Pie, permitió que integrantes de movimientos sociales dieran cátedra sobre los medios. Entre todos, cambiaron títulos de diarios, cuestionaron la agenda mediática y esbozaron hipótesis sobre cómo luchar por el derecho a la comunicación y a la verdad.
Piqueteros hablando sobre comunicación en la facultad de Filosofía.
La combinación es un hallazgo que podría dejar por el suelo a los estudiosos y a los estudiantes del tema, y abre debates que se sabe desde donde parten, pero nadie sabe aún hasta dónde pueden llegar.
El hecho se verificó durante el Encuentro Nacional de Educadores Populares organizado por el Movimiento Barrios de Pie en la Facultad de Filosofía y Letras, del barrio de Caballito, Buenos Aires.
Con sus pecheras identificatorias, gorros de lana, madres con bebés en una mano y mamadera en la otra, militantes territoriales, universitarios traslúcidos y un bochinche lleno de vida, Barrios de Pie dedicó dos días -el 25 y 26 de julio- a debatir diversos temas entre lo cuales se incluyó la comunicación, como para diferenciarse de los medios comerciales en los cuales ese tipo de reflexión jamás corre el riesgo de ocurrir. Los resultados están a la vista.
En el aula 144 de Filosofía, unas 50 personas provenientes de distintos barrios y provincias plantearon sus experiencias desde los pupitres. En el frente del aula, dos integrantes de la agencia Cono Sur -Emanuel y Pablo, estudiantes de Comunicación de la Universidad de Buenos Aires- habían pegado sobre los pizarrones algunos recortes periodísticos de los diarios Clarín y Página/12. Resultó visible la inexistencia de otros periódicos, siquiera como punto de referencia.
Emanuel planteó una consulta: ¿cómo nos enteramos de las noticias? ¿a través de qué medios? Respuestas variadas: como muchos de los que estaban allí se dedican a temas de comunicación, leen y escuchan todo lo que pueden. Se mencionó a varios canales de televisión. Un cordobés expuso que, de acuerdo a su experiencia en la provincia, los medios tradicionales tienen legitimidad y peso en los barrios: los vecinos empiezan por creerles, de modo no muy crítico.
Otro integrante de Barrios de Pie explicó que algunas veces, los vecinos veían en televisión acontecimientos que ellos mismos habían protagonizado (movilizaciones, actos de protesta) y tendían a creer más en el mensaje distorsionado por el medio, que en lo que ellos mismos habían vivido. «Los medios disfrazan las cosas, pero se hace difícil hacerlo ver» dijo. Hubo varias menciones a la esquizofrenia que significa creer más en lo que reproducen otros que en la propia experiencia.
Desde el medio del aula, una señora mencionó que actualmente los periodistas no expresan lo que piensan, para mantener su trabajo. (Agregados: algunos sí dicen lo que piensan, aunque se trate de pensamientos de psicópatas. Y en otros casos simplemente no piensan, para poder amoldarse. Lo curioso es que últimamente cada vez que se habla de los periodistas -sobre todo de los medios gráficos- se los describe como uno de los sectores con menor libertad de expresión, o capacidad para decir la verdad, de la sociedad argentina).
La señora pronunció otra frase: «Lo mejor es no pertenecer a estos medios», y cuando dijo «medios» hizo con sus dedos el signo de comillas. Sobre los medios por los que se informa, contó que busca mucho en Internet.
Más al fondo, un joven reconoció que se está derritiendo la tendencia a buscar medios o programas que definió como «progres», y citó un ejemplo emblemático: «Hay varios casos de supuestos progres. CQC, (Caiga quien caiga, programa de televisión) por ejemplo, ya pasó, ya fue. No se entiende qué hacen. En este país ya no sirve más todo ese chistecito boludo con el microfonito. Para mí están en la otra vereda».
Por el aula corrían diagramas sobre la concentración mediática, que muestran cómo entre el Grupo Clarín y Telefónica acaparan una desmesurada cantidad de medios, sin contar a muchos que no les pertenecen directa u oficialmente, pero que quedan atrapados por el misma lógica de concentración.
Emanuel y Pablo señalaron los recortes de diarios pegados en el pizarrón y propusieron un ejercicio: ¿cómo titularíamos nosotros las mismas noticias? Tomaron como referencia a lo que los medios consideraron «el evento» de la semana: el viaje del presidente argentino a los Estados Unidos.
Uno de los recortes era una tapa de Página/12. Foto de Kirchner y Bush tomada durante el encuentro, en un jardín de la Casa Blanca, detrás de unas rosas rojas, en pose afectuosa. Título: «Con el fondo hay que pelear hasta la última moneda». Desde lejos no se veía a quién atribuían la frase encomillada, aunque de cerca se observaba que se la adjudican al señor Bush, según voceros argentinos. Nada de esto es información sobre la reunión ni sobre la inédita combatividad del señor Bush, sino trascendidos de lo que dicen que allí se dijo.
En páginas interiores, otro título con una foto similar: Como dos amigos que vienen del sur.
Otro de Página/12, también encomillado: «Construir un país normal«, oración supuestamente atribuida a Kirchner.
Clarín: Kirchner les pidió tiempo a los empresarios de EE.UU.
Uno del diario U, que se reparte en las universidades: Balance positivo de la gira de Kirchner.
Los grupos se dividieron y comenzaron a idear cómo editarían esas mismas noticias.
Mientras duró ese trabajo grupal, Pascual Caliccio -uno de los encargados de la prensa de Barrios de Pie- contó a lavaca que el viernes el acto convocado bajo dos lemas, «No al ALCA» y «Educación para todos» frente a la cancillería, había sido un éxito, con más de 4.000 asistentes que marcharon por el centro. «Para nosotros es importante: no estamos pidiendo subsidios, sino educación».
El dato no es menor en un país donde alguna vez un movimiento popular reclamó: «Alpargatas sí, libros no». Al margen del anecdotario, hoy ya resulta más evidente que la relación entre alpargatas y libros es crucial. O entre necesidades y derechos: funcionan juntos. De lo contrario, lo que funciona es el sometimiento de las personas.
Pascual rescató la experiencia de la Escuelita Piquetera, (ver nota en lavaca) y de la cantidad de áreas que cubre el movimiento con talleres y actividades de toda clase: Salud, Género, Derechos Humanos, Comunicación, Juventud. Todo como parte de un vasto trabajo barrial cuya imagen más cotidiana es la de los comedores populares. Ahí mismo, en Filosofía, cada una de estas áreas realizaba sus propios encuentros.
Como los grupos continuaban discutiendo propuestas, Pascual aclaró que el movimiento tiene una relación política con la agrupación Patria Libre «que nosotros no ocultamos» y recordó que alguna vez Barrios de Pie se llamó «CTA de los Barrios» por la Confederación de Trabajadores Argentinos. El señor Luis D’Elía -cuenta Pascual- les impidió mantener esa denominación. Puede deducirse que esto generó dos ventajas a la larga: un nombre más bello, y que se separaran del señor D’Elía y los suyos.
Vuelta a la reunión.
Uno de los grupos había tomado la frase «Construir un país normal». Contaron que primero pensaron en la definición de la normalidad. Dijo un vocero del grupo: «¿Lo normal es que haya hambre o dolor? Después, pensamos que para nosotros sería normal que existan leyes, que exista la educación». Conclusión, decidieron cambiar el título por: «Construyamos un país normal». Al apropiarse de la frase le dieron a la palabra «normalidad» el sentido que ellos querían. Es una vieja historia: el significado de las palabras lo dan quienes se adueñan de ellas. Cambiaron apenas una palabra y cambiaron todo, sin necesidad de ser pomposos.
Otro grupo -con aspecto mucho más universitario que el anterior- tomó el título de Página/12 con la supuesta frase de Bush («Con el Fondo hay que pelear hasta la última moneda») y las rosas. Propusieron incluir imagen de Bush y Kirchner dentro de un corazón con el título: «Deuda de amor». Otra variante: una imagen con Bush como diablo (con cuernitos y tridente) y el título «Amistades peligrosas». Otro: «No hay que pagar ni una moneda» con la foto dentro de un círculo de prohibición, cruzado por una barra roja. Y otro: «Si el diablo te acaricia».
Pablo, en el pizarrón, señaló el detalle de que la foto de los mandatarios y las rosas era de Presidencia de la Nación. Cuestionó a Página/12 como un diario que alguna vez fue progresista, que estuvo contra el poder, pero ya no. Pablo y Emanuel también cuestionaron muchas veces de qué modo los medios son los que imponen la agenda de temas, los asuntos de los que quieren que hable la sociedad.
Un joven del fondo (la gente de los barrios eligió, en general, irse hacia el fondo del aula) despachó todo un editorial sobre la actitud de los medios: «Siempre nos muestran a los piqueteros cuando hay corte de rutas, de calles, cuando hay conflicto. Pero jamás se vio en un noticiero o en estos diarios a los comedores trabajando, a lo que se hace todos los días con los compañeros». De ese sector salió una idea que apenas alcanzó a diseñarse como trazo grueso, y que acaso fue una de las más brillantes de ese día: dedicar el mismo espacio que los diarios daban a las noticias sobre el viaje presidencial a describir los barrios: las actividades, las historias, los logros, las dificultades, la vida.
Estos participantes rompieron una paradoja del encuentro: ahí se cuestionaba la agenda impuesta por los medios, reproduciendo la misma agenda: «el evento» del viaje de Kirchner a los Estados Unidos, pero para criticarlo. Pablo acertó al cuestionar, por ejemplo, que todos los diarios se basaban sólo en trascendidos y en rumores. Pero los concurrentes tampoco se podían basar para hacer su ejercicio en ninguna información real, salvo la crítica genérica a lo conocido: Estados Unidos se comporta -más que nunca- como un imperialismo de guerra y criminal, con el cual todo acercamiento romántico intentado por los dirigentes argentinos suele terminar del mismo modo, y ya se sabe quién paga las facturas de las rosas.
Pablo insistió en esa línea antioficialista: «Uno, Bush, copó el petróleo invadiendo Irak y matando gente inocente. El otro, Kirchner, lo entregó y fue cómplice del neoliberalismo durante todos estos años». Debe decirse que las frases opositoras sonaron oxigenantes en medio del actual ambiente viciado de un oficialismo bastante más estúpido de lo que el propio gobierno merece.
Pero de todos modos, al proponer la crítica a Bush-Kirchner ¿no se estaba obedeciendo la agenda oficialista y mediática?
Pablo acertó también al plantear que los medios transmiten muchas veces mensajes cerrados, resueltos, absolutos, que no permiten críticas. Cuando se dice «lo bueno» o «lo malo», postuló Pablo, sólo se simplifica realidades mucho más complejas. «Nos quitan palabras». Pocos minutos después de esta crítica se estaba proponiendo inventar eslogans (simplificaciones de palabras) contra el ALCA. Por lo tanto ¿es bueno o es malo simplificar? (con perdón de la pregunta simplificadora).
Otro argumento interesante de Pablo es la conocida idea de que los medios construyen su mensaje desde la óptica de un ciudadano que no participa. Esa situación cambió el 19 y 20 de diciembre: «Los medios fueron desbordados por un discurso que no era el que ellos buscaban imponer. Era el de las personas movilizándose». Otro argumento: «Una cosa es cada uno guardado en su casa, y otra es cada uno volcado a la organización popular».
El aula seguía escuchando. Pablo encontró otro ejemplo sobre cómo los medios esfuman la realidad: «Todos informan sobre tránsito. Cada vez más aparecen en las radios esos informes. Pero puede ser un pozo o una manifestación. Y que haya piqueteros o que haya que asfaltar no es lo mismo». Es interesante: baches, barricadas, cortes por refacciones, cortes por piquetes, todo en la misma bolsa. Las radios ven a la resistencia social como un problema de interrupción de la circulación.
Pablo mencionó lo que publican los diarios, y se preguntó por qué nadie dice «no al ALCA». Cuando redundó por cuarta vez en ese argumento, un militante de Barrios de Pie elevó la voz para cortarlo: «No es que no se le ocurre a nadie, no se le ocurre a esos medios a los que les importa tres carajos todo lo que nos importa a nosotros. No tenemos medios masivos. Todos los medios populares son barriales o comunitarios. Entonces el desafío es ir creando una agencia popular de noticias, y también el desafío es ver cómo ir construyendo una comunicación popular». Toda una propuesta para debatir en algún otro encuentro. Por ejemplo: ¿hablar de comunicación popular implica hablar de «una» agencia de noticias?
Emanuel y Pablo retomaron la palabra para mencionar cómo un tema -la seguridad- termina inyectando miedo en la sociedad y la ingenuidad de creer que con más policía mejorarán las cosas, cuando la experiencia demuestra que a más policía, más inseguridad.
Una joven de San Miguel contó cómo se les ocurrió hacer el boletín Piqueter@s para no tener que seguir respondiendo a la pregunta vecinal: «¿Por qué siguen rompiendo las pelotas con los piquetes?». Otro integrante de Barrios de Pie describió los que considera grandes desafíos para los medios que quieren ser populares: «El tema es cómo se ven reflejados los propios compañeros en esos medios. ¿Cómo se hace para ser participativo? Hay que romper la técnica de los grandes medios y construir una cosa nueva. No existe la comunicación piquetera. Pero así como en el movimiento la cosa va de la base hacia arriba, con la comunicación tenemos que hacer lo mismo, ir de abajo hacia arriba construyendo, continuando con nuestras experiencias, a ver qué podemos hacer».
Pascual intervino y sus palabras empalmaron con algo que estaba escrito en el pizarrón: «red de corresponsales». Su idea es que el propio Movimiento está teniendo más experiencias de las que es capaz de centralizar, y apostó a que eso continúe: «Hay un enorme poder de creatividad en el territorio, en cada lugar, y se podría tener la misma llegada que los medios grandes en esos lugares». Se habló de «ganar la calle» y las paredes de los barrios como herramienta de comunicación. Los integrantes de Cono Sur propusieron que se tomen paredes en los barrios con preguntas del tipo «¿qué opina de la educación?» o «¿qué opina de los piqueteros?» y que los propios vecinos vayan escribiendo sus respuestas en las paredes.
Más allá de las buenas intenciones de la propuesta, se puede maliciar que el resultado será muy poco respetuoso de tal solemnidad comunicativa. Acaso sospechando el mismo problema Pablo dijo: «Con un grupo que se dedique a organizar a los vecinos, claro». Esto retrotrae al viejo dilema político sobre cuál es el sentido de organizar la espontaneidad. Otra propuesta de Pablo fue que todo el mundo lleve un marcador encima, como forma de escribir en micros, trenes y paredes, los mensajes que exige una comunicación popular.
Desde el fondo, un joven de barba replicó: «Habría que ver en qué medida ese tipo de acciones individuales sirven sino consolidan organización o sino forman parte de una acción colectiva más amplia». Celeste, militante de Red Ecoalternativa, que colabora con Cono Sur, dijo que el problema es que los medios masivos imponen una agenda común, y que por eso hay que lograr otra agenda, otros contenidos, e incluso «perderle el miedo al soporte» (el soporte sobre el cual se transmiten los mensajes). Una conclusión que alguien pronunció en voz alta, cuando la reunión empezaba a levantarse: «Nosotros podemos terminar siendo más masivos que los medios masivos».
El joven de barba, uno de los del fondo, tenía algo más para decir: «Lo que no hay que olvidarse es de que tenemos que defender el derecho a la comunicación, y el derecho a la expresión. Así como defendemos la salud y todos los otros temas: la misma lucha». Pocas palabras, y de las sabias.
Hubo un aplauso para cerrar una experiencia que, en demasiados sentidos, recién parece estar comenzando.
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
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