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Comunicación popular: medios de pie

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Uno de los tantos talleres que formaron parte del Encuentro Nacional de Educadores Populares organizado por Barrios de Pie, permitió que integrantes de movimientos sociales dieran cátedra sobre los medios. Entre todos, cambiaron títulos de diarios, cuestionaron la agenda mediática y esbozaron hipótesis sobre cómo luchar por el derecho a la comunicación y a la verdad.

Piqueteros hablando sobre comunicación en la facultad de Filosofía.

La combinación es un hallazgo que podría dejar por el suelo a los estudiosos y a los estudiantes del tema, y abre debates que se sabe desde donde parten, pero nadie sabe aún hasta dónde pueden llegar.

El hecho se verificó durante el Encuentro Nacional de Educadores Populares organizado por el Movimiento Barrios de Pie en la Facultad de Filosofía y Letras, del barrio de Caballito, Buenos Aires.

Con sus pecheras identificatorias, gorros de lana, madres con bebés en una mano y mamadera en la otra, militantes territoriales, universitarios traslúcidos y un bochinche lleno de vida, Barrios de Pie dedicó dos días -el 25 y 26 de julio- a debatir diversos temas entre lo cuales se incluyó la comunicación, como para diferenciarse de los medios comerciales en los cuales ese tipo de reflexión jamás corre el riesgo de ocurrir. Los resultados están a la vista.

En el aula 144 de Filosofía, unas 50 personas provenientes de distintos barrios y provincias plantearon sus experiencias desde los pupitres. En el frente del aula, dos integrantes de la agencia Cono Sur -Emanuel y Pablo, estudiantes de Comunicación de la Universidad de Buenos Aires- habían pegado sobre los pizarrones algunos recortes periodísticos de los diarios Clarín y Página/12. Resultó visible la inexistencia de otros periódicos, siquiera como punto de referencia.

Emanuel planteó una consulta: ¿cómo nos enteramos de las noticias? ¿a través de qué medios? Respuestas variadas: como muchos de los que estaban allí se dedican a temas de comunicación, leen y escuchan todo lo que pueden. Se mencionó a varios canales de televisión. Un cordobés expuso que, de acuerdo a su experiencia en la provincia, los medios tradicionales tienen legitimidad y peso en los barrios: los vecinos empiezan por creerles, de modo no muy crítico.

Otro integrante de Barrios de Pie explicó que algunas veces, los vecinos veían en televisión acontecimientos que ellos mismos habían protagonizado (movilizaciones, actos de protesta) y tendían a creer más en el mensaje distorsionado por el medio, que en lo que ellos mismos habían vivido. «Los medios disfrazan las cosas, pero se hace difícil hacerlo ver» dijo. Hubo varias menciones a la esquizofrenia que significa creer más en lo que reproducen otros que en la propia experiencia.

Desde el medio del aula, una señora mencionó que actualmente los periodistas no expresan lo que piensan, para mantener su trabajo. (Agregados: algunos sí dicen lo que piensan, aunque se trate de pensamientos de psicópatas. Y en otros casos simplemente no piensan, para poder amoldarse. Lo curioso es que últimamente cada vez que se habla de los periodistas -sobre todo de los medios gráficos- se los describe como uno de los sectores con menor libertad de expresión, o capacidad para decir la verdad, de la sociedad argentina).

La señora pronunció otra frase: «Lo mejor es no pertenecer a estos medios», y cuando dijo «medios» hizo con sus dedos el signo de comillas. Sobre los medios por los que se informa, contó que busca mucho en Internet.

Más al fondo, un joven reconoció que se está derritiendo la tendencia a buscar medios o programas que definió como «progres», y citó un ejemplo emblemático: «Hay varios casos de supuestos progres. CQC, (Caiga quien caiga, programa de televisión) por ejemplo, ya pasó, ya fue. No se entiende qué hacen. En este país ya no sirve más todo ese chistecito boludo con el microfonito. Para mí están en la otra vereda».

Por el aula corrían diagramas sobre la concentración mediática, que muestran cómo entre el Grupo Clarín y Telefónica acaparan una desmesurada cantidad de medios, sin contar a muchos que no les pertenecen directa u oficialmente, pero que quedan atrapados por el misma lógica de concentración.

Emanuel y Pablo señalaron los recortes de diarios pegados en el pizarrón y propusieron un ejercicio: ¿cómo titularíamos nosotros las mismas noticias? Tomaron como referencia a lo que los medios consideraron «el evento» de la semana: el viaje del presidente argentino a los Estados Unidos.

Uno de los recortes era una tapa de Página/12. Foto de Kirchner y Bush tomada durante el encuentro, en un jardín de la Casa Blanca, detrás de unas rosas rojas, en pose afectuosa. Título: «Con el fondo hay que pelear hasta la última moneda». Desde lejos no se veía a quién atribuían la frase encomillada, aunque de cerca se observaba que se la adjudican al señor Bush, según voceros argentinos. Nada de esto es información sobre la reunión ni sobre la inédita combatividad del señor Bush, sino trascendidos de lo que dicen que allí se dijo.

En páginas interiores, otro título con una foto similar: Como dos amigos que vienen del sur.

Otro de Página/12, también encomillado: «Construir un país normal«, oración supuestamente atribuida a Kirchner.

Clarín: Kirchner les pidió tiempo a los empresarios de EE.UU.

Uno del diario U, que se reparte en las universidades: Balance positivo de la gira de Kirchner.

Los grupos se dividieron y comenzaron a idear cómo editarían esas mismas noticias.

Mientras duró ese trabajo grupal, Pascual Caliccio -uno de los encargados de la prensa de Barrios de Pie- contó a lavaca que el viernes el acto convocado bajo dos lemas, «No al ALCA» y «Educación para todos» frente a la cancillería, había sido un éxito, con más de 4.000 asistentes que marcharon por el centro. «Para nosotros es importante: no estamos pidiendo subsidios, sino educación».

El dato no es menor en un país donde alguna vez un movimiento popular reclamó: «Alpargatas sí, libros no». Al margen del anecdotario, hoy ya resulta más evidente que la relación entre alpargatas y libros es crucial. O entre necesidades y derechos: funcionan juntos. De lo contrario, lo que funciona es el sometimiento de las personas.

Pascual rescató la experiencia de la Escuelita Piquetera, (ver nota en lavaca) y de la cantidad de áreas que cubre el movimiento con talleres y actividades de toda clase: Salud, Género, Derechos Humanos, Comunicación, Juventud. Todo como parte de un vasto trabajo barrial cuya imagen más cotidiana es la de los comedores populares. Ahí mismo, en Filosofía, cada una de estas áreas realizaba sus propios encuentros.

Como los grupos continuaban discutiendo propuestas, Pascual aclaró que el movimiento tiene una relación política con la agrupación Patria Libre «que nosotros no ocultamos» y recordó que alguna vez Barrios de Pie se llamó «CTA de los Barrios» por la Confederación de Trabajadores Argentinos. El señor Luis D’Elía -cuenta Pascual- les impidió mantener esa denominación. Puede deducirse que esto generó dos ventajas a la larga: un nombre más bello, y que se separaran del señor D’Elía y los suyos.

Vuelta a la reunión.

Uno de los grupos había tomado la frase «Construir un país normal». Contaron que primero pensaron en la definición de la normalidad. Dijo un vocero del grupo: «¿Lo normal es que haya hambre o dolor? Después, pensamos que para nosotros sería normal que existan leyes, que exista la educación». Conclusión, decidieron cambiar el título por: «Construyamos un país normal». Al apropiarse de la frase le dieron a la palabra «normalidad» el sentido que ellos querían. Es una vieja historia: el significado de las palabras lo dan quienes se adueñan de ellas. Cambiaron apenas una palabra y cambiaron todo, sin necesidad de ser pomposos.

Otro grupo -con aspecto mucho más universitario que el anterior- tomó el título de Página/12 con la supuesta frase de Bush («Con el Fondo hay que pelear hasta la última moneda») y las rosas. Propusieron incluir imagen de Bush y Kirchner dentro de un corazón con el título: «Deuda de amor». Otra variante: una imagen con Bush como diablo (con cuernitos y tridente) y el título «Amistades peligrosas». Otro: «No hay que pagar ni una moneda» con la foto dentro de un círculo de prohibición, cruzado por una barra roja. Y otro: «Si el diablo te acaricia».

Pablo, en el pizarrón, señaló el detalle de que la foto de los mandatarios y las rosas era de Presidencia de la Nación. Cuestionó a Página/12 como un diario que alguna vez fue progresista, que estuvo contra el poder, pero ya no. Pablo y Emanuel también cuestionaron muchas veces de qué modo los medios son los que imponen la agenda de temas, los asuntos de los que quieren que hable la sociedad.

Un joven del fondo (la gente de los barrios eligió, en general, irse hacia el fondo del aula) despachó todo un editorial sobre la actitud de los medios: «Siempre nos muestran a los piqueteros cuando hay corte de rutas, de calles, cuando hay conflicto. Pero jamás se vio en un noticiero o en estos diarios a los comedores trabajando, a lo que se hace todos los días con los compañeros». De ese sector salió una idea que apenas alcanzó a diseñarse como trazo grueso, y que acaso fue una de las más brillantes de ese día: dedicar el mismo espacio que los diarios daban a las noticias sobre el viaje presidencial a describir los barrios: las actividades, las historias, los logros, las dificultades, la vida.

Estos participantes rompieron una paradoja del encuentro: ahí se cuestionaba la agenda impuesta por los medios, reproduciendo la misma agenda: «el evento» del viaje de Kirchner a los Estados Unidos, pero para criticarlo. Pablo acertó al cuestionar, por ejemplo, que todos los diarios se basaban sólo en trascendidos y en rumores. Pero los concurrentes tampoco se podían basar para hacer su ejercicio en ninguna información real, salvo la crítica genérica a lo conocido: Estados Unidos se comporta -más que nunca- como un imperialismo de guerra y criminal, con el cual todo acercamiento romántico intentado por los dirigentes argentinos suele terminar del mismo modo, y ya se sabe quién paga las facturas de las rosas.

Pablo insistió en esa línea antioficialista: «Uno, Bush, copó el petróleo invadiendo Irak y matando gente inocente. El otro, Kirchner, lo entregó y fue cómplice del neoliberalismo durante todos estos años». Debe decirse que las frases opositoras sonaron oxigenantes en medio del actual ambiente viciado de un oficialismo bastante más estúpido de lo que el propio gobierno merece.

Pero de todos modos, al proponer la crítica a Bush-Kirchner ¿no se estaba obedeciendo la agenda oficialista y mediática?

Pablo acertó también al plantear que los medios transmiten muchas veces mensajes cerrados, resueltos, absolutos, que no permiten críticas. Cuando se dice «lo bueno» o «lo malo», postuló Pablo, sólo se simplifica realidades mucho más complejas. «Nos quitan palabras». Pocos minutos después de esta crítica se estaba proponiendo inventar eslogans (simplificaciones de palabras) contra el ALCA. Por lo tanto ¿es bueno o es malo simplificar? (con perdón de la pregunta simplificadora).

Otro argumento interesante de Pablo es la conocida idea de que los medios construyen su mensaje desde la óptica de un ciudadano que no participa. Esa situación cambió el 19 y 20 de diciembre: «Los medios fueron desbordados por un discurso que no era el que ellos buscaban imponer. Era el de las personas movilizándose». Otro argumento: «Una cosa es cada uno guardado en su casa, y otra es cada uno volcado a la organización popular».

El aula seguía escuchando. Pablo encontró otro ejemplo sobre cómo los medios esfuman la realidad: «Todos informan sobre tránsito. Cada vez más aparecen en las radios esos informes. Pero puede ser un pozo o una manifestación. Y que haya piqueteros o que haya que asfaltar no es lo mismo». Es interesante: baches, barricadas, cortes por refacciones, cortes por piquetes, todo en la misma bolsa. Las radios ven a la resistencia social como un problema de interrupción de la circulación.

Pablo mencionó lo que publican los diarios, y se preguntó por qué nadie dice «no al ALCA». Cuando redundó por cuarta vez en ese argumento, un militante de Barrios de Pie elevó la voz para cortarlo: «No es que no se le ocurre a nadie, no se le ocurre a esos medios a los que les importa tres carajos todo lo que nos importa a nosotros. No tenemos medios masivos. Todos los medios populares son barriales o comunitarios. Entonces el desafío es ir creando una agencia popular de noticias, y también el desafío es ver cómo ir construyendo una comunicación popular». Toda una propuesta para debatir en algún otro encuentro. Por ejemplo: ¿hablar de comunicación popular implica hablar de «una» agencia de noticias?

Emanuel y Pablo retomaron la palabra para mencionar cómo un tema -la seguridad- termina inyectando miedo en la sociedad y la ingenuidad de creer que con más policía mejorarán las cosas, cuando la experiencia demuestra que a más policía, más inseguridad.

Una joven de San Miguel contó cómo se les ocurrió hacer el boletín Piqueter@s para no tener que seguir respondiendo a la pregunta vecinal: «¿Por qué siguen rompiendo las pelotas con los piquetes?». Otro integrante de Barrios de Pie describió los que considera grandes desafíos para los medios que quieren ser populares: «El tema es cómo se ven reflejados los propios compañeros en esos medios. ¿Cómo se hace para ser participativo? Hay que romper la técnica de los grandes medios y construir una cosa nueva. No existe la comunicación piquetera. Pero así como en el movimiento la cosa va de la base hacia arriba, con la comunicación tenemos que hacer lo mismo, ir de abajo hacia arriba construyendo, continuando con nuestras experiencias, a ver qué podemos hacer».

Pascual intervino y sus palabras empalmaron con algo que estaba escrito en el pizarrón: «red de corresponsales». Su idea es que el propio Movimiento está teniendo más experiencias de las que es capaz de centralizar, y apostó a que eso continúe: «Hay un enorme poder de creatividad en el territorio, en cada lugar, y se podría tener la misma llegada que los medios grandes en esos lugares». Se habló de «ganar la calle» y las paredes de los barrios como herramienta de comunicación. Los integrantes de Cono Sur propusieron que se tomen paredes en los barrios con preguntas del tipo «¿qué opina de la educación?» o «¿qué opina de los piqueteros?» y que los propios vecinos vayan escribiendo sus respuestas en las paredes.

Más allá de las buenas intenciones de la propuesta, se puede maliciar que el resultado será muy poco respetuoso de tal solemnidad comunicativa. Acaso sospechando el mismo problema Pablo dijo: «Con un grupo que se dedique a organizar a los vecinos, claro». Esto retrotrae al viejo dilema político sobre cuál es el sentido de organizar la espontaneidad. Otra propuesta de Pablo fue que todo el mundo lleve un marcador encima, como forma de escribir en micros, trenes y paredes, los mensajes que exige una comunicación popular.

Desde el fondo, un joven de barba replicó: «Habría que ver en qué medida ese tipo de acciones individuales sirven sino consolidan organización o sino forman parte de una acción colectiva más amplia». Celeste, militante de Red Ecoalternativa, que colabora con Cono Sur, dijo que el problema es que los medios masivos imponen una agenda común, y que por eso hay que lograr otra agenda, otros contenidos, e incluso «perderle el miedo al soporte» (el soporte sobre el cual se transmiten los mensajes). Una conclusión que alguien pronunció en voz alta, cuando la reunión empezaba a levantarse: «Nosotros podemos terminar siendo más masivos que los medios masivos».

El joven de barba, uno de los del fondo, tenía algo más para decir: «Lo que no hay que olvidarse es de que tenemos que defender el derecho a la comunicación, y el derecho a la expresión. Así como defendemos la salud y todos los otros temas: la misma lucha». Pocas palabras, y de las sabias.

Hubo un aplauso para cerrar una experiencia que, en demasiados sentidos, recién parece estar comenzando.

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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