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Cuatro muertes adolescentes: pasado y futuro a dos años de una masacre policial

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Se cumple el segundo aniversario de la masacre en la que fueron asesinados Aníbal Suárez (22), Camila López (13), Danilo Sansone (13) y Gonzalo Domínguez (14) tras una brutal balacera de efectivos de la Bonaerense en San Miguel del Monte. La única sobreviviente fue Rocío Quagliarello, después de estar 25 días internada. La causa por la persecución, el homicidio y el encubrimiento fue elevada a juicio en marzo, y ahora el Tribunal Oral en lo Criminal N°4 de La Plata debe fijar la fecha de inicio del proceso. Serán juzgados 23 policías y el exsecretario de Seguridad del municipio, Carlos Martínez. En el pueblo, las familias abrirán una casa de derechos humanos para acompañar y orientar a familias que sufren la violencia policial. Yanina Zarzoso, mamá de Camila, dice a lavaca: “Toda la justicia depende de la lucha de las familias”.

Cuatro muertes adolescentes: pasado y futuro a dos años de una masacre policial

“Arderá la memoria. Arderá el amor. Hasta que todo sea como lo soñamos, como en realidad pudo haber sido”. El afiche está en el centro de la Plaza de Lxs Pibxs, en San Miguel del Monte, en medio de dos recipientes que cobijan un fuego desde las ocho de la mañana hasta las ocho de la noche. “Sin poder convocar a una marcha por la pandemia, prendimos un fuego que simboliza la importancia de mantener encendida la memoria”, dice Yanina Zarzoso, a dos años de una masacre cuya noción no termina de reflejar el horror de lo que significó el 20 de mayo de 2019.         

Yanina es la mamá de Camila López (13). Hace dos años, su hija viajaba en el Fiat 147 Spazio que conducía Aníbal Suárez (22) y en el que también viajaban Danilo Sansone (13), Gonzalo Domínguez (14) y Rocío Quagliarello (15), que chocó contra un camión en la colectora de entrada de la Ruta 3, tras una brutal balacera de efectivos de la Policía Bonaerense, en una “persecusión inmotivada”, como la describió el propio juez de la causa, Eduardo Silva Pelossi. Rocío fue la única sobreviviente: pasó 24 días internada en el Hospital El Cruce, de Florencio Varela.

“Es muy triste y muy difícil”, dice Yanina, en diálogo con lavaca. “Si bien todos los días cuestan y el dolor está presente, lo particular de esta fecha es que revive todo ese momento, esa madrugada, y duele muchísimo, pero también entendemos que tenemos que tener fuerza, como venimos haciendo todo este tiempo, porque toda justicia depende de nosotros y de nuestra lucha”.

Cuatro muertes adolescentes: pasado y futuro a dos años de una masacre policial
Las familias encendieron dos fuegos en la plaza central de San Miguel del Monte, de las 8 de la mañana hasta las 8 de la noche, para que cada persona se acerque a recordar a lxs chicxs. «Es para mantener viva la llama de la memoria», dice Yanina.

Yanina subraya que la causa judicial no dejó de moverse nunca. En marzo, el juez Silva Pelossi elevó a juicio oral la causa: serán juzgados 23 efectivos y el exfuncionario Carlos Martínez, expolicía, que se desempeñaba como secretario de Seguridad del municipio al momento de la masacre. El debate estará a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°4, que aún debe fijar la fecha del proceso. Yanina: “La justicia es lenta en sí, y con la pandemia más todavía, no sabemos cuándo puede llegar a ser el juicio. Esperamos que pueda ser este año, o principios del que viene, pero sabemos que es un avance comparándola con otras causas que tardan en llegar. Para mí dos años es un montón, pero es un paso enorme”.

Por el tramo central de la causa (la persecución, el asesinato y el encubrimiento), hay 24 imputados:

  • Por homicidio agravado: el capitán Rubén Alberto García y los oficiales Manuel Monreal, Leonardo Ecilape y Mariano Alejandro Ibáñez. Son los policías que iban en los patrulleros que persiguieron y dispararon contra el Fiat 147. Enferentan la acusación de «homicidio agravado por abuso de función como miembro de las fuerzas policiales calificado por el empleo de armas de fuego, y violación de los deberes de funcionario público».
  • Por falsedad ideológica de instrumento público, encubrimiento agravado, abuso de autoridad y violación de los deberes de funcionario público: Marcelo Idarreta, José Domínguez, Melina Bianco, José Durán, Maia Valiente, Cristian Alberto Righero, Juan Manuel Gutiérrez, Julio Micucci y Nadia Genaro.
  • Por encubrimiento agravado, incumplimiento y violación de los deberes de funcionario público: Florencia Stankevicius, Mario Mistretta, Evelin Van Monleghey, Camila Galarza, Marisol Rizzo, Sergio Servia y Héctor Enrique Ángel, además del ex secretario de Seguridad de San Miguel del Monte, Claudio Martínez.
  • Por violación de los deberes de funcionario público:  Julieta Aguilera Rearte, Nelson Rodríguez y Raúl Mauregui.

Aún hay otras causas pendientes, como el expediente que investiga la responsabilidad de la exintendenta Sandra Mayol, acusada de encubrimiento, que tramita en la Unidad Funcional de Instrucción N°3 de La Plata. “Más allá de ese retraso, las familias seguimos denunciando su responsabilidad política”, dice Yanina.

Sobre la causa principal, las familias apuntan que la celeridad en el proceso de instrucción y elevación a juicio se debe a varios factores: “Por un lado se debe a que eran chicos muy chicos. La repercusión que tuvo en los medios colaboró un montón. Y, fundamentalmente, nuestra lucha. No podemos permitirnos el detener un solo día sin lucha, porque del no parar de moverse y de seguir reclamando depende el movimiento de la justicia. Y vuelvo a que eran nenes: eso impactó mucho, porque casos así pasan todos los días. No hay casos aislados. Hoy sigue muriendo gente en manos de la policía, y lamentablemente muchos no salen a la luz”.

Las familias subrayan en todas las conversaciones que la celeridad también se debe al pueblo de Monte, donde el rápido accionar de los vecinos permitió que la trama de encubrimiento que empezaba a cubrir al caso desde las primeras horas -con el aval político de los principales funcionarios de la intendencia de entonces- quedara al descubierto:

  • Un vecino encontró los casquillos de los disparos y se los dio a un familiar.
  • El camionero contra el que impactó el auto se negó a firmar el acta de la declaración porque los policías escribieron “estruendos” cuando él había dicho disparos, por lo que fue a declarar a sede fiscal.
  • En las primeras semanas, más de 38 vecinos se acercaron a testimoniar.
  • Y el empleado municipal del Centro de Monitoreo difundió los videos de las cámaras de seguridad que demostraban la persecución a los tiros, sin ningún motivo, hecho por el cual fue suspendido por la Municipalidad.

Dice Yanina: “Con el pueblo voy a estar siempre agradecida, porque llegamos a esta instancia, también, gracias a los testimonios de la gente del propio pueblo. En relación a la policía, es parte de nuestra lucha ir apaciguando el dolor, y estamos por inaugurar una Casa de Derechos Humanos, llamada Madres del Pueblo, porque desde que pasó todo esto recibimos nuevas denuncias de violencia”.

Como en su momento reflejó MU (ver la nota Operación Masacre, publicada en la edición 136 de nuestra revista), la Masacre fue el corolario brutal de un accionar sistemático de abusos y hostigamientos de la Bonaerense sobre los jóvenes en Monte, que se traducían en golpizas, detenciones arbitrarias, amenazas y torturas, en un contexto de saturación policial en el municipio que las familias cuestionaban por innecesario, y que sólo fue aprovechado por la exintendenta Mayol para campaña política. Las denuncias también fueron constatadas por la Comisión Provincial por la Memoria (CPM).

Concluye Yanina: “En Monte es sumamente necesario. Desde que pasó todo, me cansé de recibir gente que dicen que le pasan cosas con la policía. A las nuevas familias nosotros las orientamos, las acompañamos, con organizaciones que también nos acompañan. Las orientamos desde el amor y la experiencia, para que no vuelva a pasar. La casa es para eso: vamos a llevarla adelante las familias para apoyar a otros familiares. No queremos que esto pase nunca más”.

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Desde que se inició este año desde el Observatorio de Violencia Patriarcal Lucía Pérez registramos 100 femicidios, casi 1 por día. 

La víctimas fueron desde mujeres de 83 años, como Ana Angélica Gareri, en Córdoba, a una adolescente como Pamela Romero, de 16, en Chaco; y una bebé de 3 años en González Catán. 

En este 2025 ya registramos 85 tentativas de femicidio.

En el 2025 registramos en todo el país 77 marchas y movilizaciones que se organizaron para exigir justicia por crímenes femicidas. 

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En nuestro padrón de funcionarios denunciados por violencia de género, podés encontrar el registro clasificado por institución estatal y provincia. Hasta la fecha, tenemos contabilizados 161 funcionarios del Poder Ejecutivo, 120 del Poder Judicial, 72 del Poder Legislativo, 71 de las fuerzas de seguridad y 71 de la Iglesia Católica. 

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En el padrón que compila datos oficiales sobre denuncias de violencia de género, podés encontrar datos sobre cantidad de denuncias por localidad y la frecuencia con que la recibimos. Un ejemplo: este mes la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de la Nación informó que durante el primer trimestre de este año recibió un promedio de 11 denuncias por día de violencia contra las infancias.

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Otro: el Ministerio Público Fiscal de Salta informó que no alcanzan al 1% las denuncias por violencia de género que son falsas.

En nuestro padrón de desaparecidas ya registramos 49 denuncias.

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Lo que revela toda esta información sistematizada y actualizada es el resultado que hoy se hace notorio con una cifra: 100.

Más información en www.observatorioluciaperez.org

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5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

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Pasaron cinco años del femicidio de Cecilia Basaldúa en Capilla del Monte. Tres años de un juicio que absolvió a un imputado sin pruebas. Cuatro fiscales, cuatro policías presos y numerosas movilizaciones, desde Buenos hasta Córdoba, para exigir la verdad, ese compromiso que aún es la certeza que falta.

Fotos y crónica de María Eugenia Morengo para cdmnoticias.com.ar

25 de abril. Cruz del Eje. El GPS calcula unos 2 kilómetros. La entrada a la ciudad está envuelta de un aire viscoso. Una avenida se extiende en silencio y después de atravesarla, la llegada a los Tribunales se convierte en un ritual: una reminiscencia de lo que fue, una promesa de lo que debe ser. El pedido por Verdad y Justicia, es una demanda que crece. Cada letra se ubica en el mismo lugar que ocuparon tres años atrás. Las escaleras de la justicia cruzdelejeña son de un cemento gastado. Raspan, duelen.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

¿Qué pasó en Capilla del Monte? El papá y la mamá de Cecilia, Daniel Basaldúa y Susana Reyes, están cargados de bolsas, llenas de carteles con el rostro de su hija, multiplicado. Son como una red que se estira a lo largo de esos 868 kilómetros que conectan a Buenos Aires con el noroeste de Córdoba. El camino recurrente que transitan para llegar a la verdad..

Sin previo aviso, adentro del edificio de Tribunales Daniel y Susana se anuncian. Quieren ver al todavía fiscal Nelson Lingua, quien aún está a cargo de la investigación de la causa, antes de que asuma como nueva fiscal, Sabrina Ardiles. Afuera todavía se respira la niebla. La espera alerta a los policías. Quieren saber si van a venir más personas.

      – Lo hacemos para cuidarlos –dice la mujer de uniforme.

Piden datos, intentan tomar nota de lo que es una rutina inventada.

–La policía a nosotros no nos cuida –reacciona Susana y en un intercambio sin sentido, se alejan.

Silvia Rivero es la prosecretaria de la fiscalía, se acerca afuera y los llama. El fiscal se hizo un lugar en la agenda del día viernes. Adentro, el reflejo del piso de tribunales es como un espejo que se extiende, entre mocasines, tacos, alpargatas y zapatillas.

La preocupación de la familia es evidente. El recibimiento del fiscal es cordial. Se explica ante los recientes cambios que pronostican para el mes de mayo a Sabrina Ardiles, como la persona que estará sentada en el mismo sillón inmenso de cuerina, desde donde ahora, les habla Lingua. La dra. Rivero, también explica, y confirma que nunca se dejó de investigar. La necesidad de la confianza es una tregua durante esa hora de reunión, los tecnicismos se suspenden y las palabras se abren en una cronología de datos, guardados en la memoria indeleble de Daniel Basaldúa.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

La medida del tiempo de la causa, son las fojas de expedientes que se acumulan. La inspección judicial realizada en el mes de agosto del año 2024, por los posibles lugares donde Cecilia pudo haber estado en Capilla del Monte antes de su muerte, dejó en evidencia la dudosa hipótesis de la anterior fiscal de Instrucción de Cosquín, Paula Kelm, quien había asegurado que Cecilia había llegado por sus propios medios al lugar donde apareció sin vida. Mientras que en el transcurso de estos años, cada vez son más los policías que estuvieron en la búsqueda e investigación, presos por violencia de género:

Adrián Luquez, ex sub comisario, detenido por amenazas con armas de fuego a su pareja. Hoy en libertad, se fue a vivir a San Luis. Ariel Zárate, ex sub comisario de la Brigada de Investigaciones de la Departamental Punilla Norte –preso por violencia de género.  Diego Concha, ex director de Defensa Civil, encargado de la búsqueda –condenado a prisión perpetua por el crimen de Luana Ludueña y por la causa de violencia de género hacia su ex mujer, y Diego Bracamonte, ex comisario departamental, a cargo del operativo de la búsqueda –preso por violencia de género.

El tiempo de la justicia es una curva enredada, en apariencia, inofensiva. El tiempo de la justicia es el de las burocracias que definen su forma de proceder. El tiempo, es de una lentitud que lastima. Las letras se vuelven a guardar.

Son las cuatro de la tarde y el sol avanza en la siesta de Capilla del Monte. En la plaza San Martín, alrededor del Jardín de la Memoria, se arman los gacebos, se pone un aguayo, se llena de flores. Rojas, amarillas, lilas, celestes, el monte aún está florecido. Contrayerba, lavanda, romero, palo amarillo, incayuyo, ruda, los sahúmos se arman. Una compañera comienza a preparar el fuego.

Más lejos, sobre la calle Pueyrredón, en la puerta de la Secretaría de Turismo, la concentración crece. Llegan de todas las direcciones. Con tambores y repiques, con banderas y ofrendas. Una combi estaciona, descienden vecinos y vecinas que subieron en Córdoba y en distintas partes del Valle de Punilla.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

La batucada suena, es un comienzo en cuenta regresiva. La marcha avanza a contramano. Hay una indignación que toma el ritmo de los tambores, trepa en el repique y todo se hace canción. La calle techada de Capilla del Monte es un anfiteatro de barricadas. Los sonidos viajan a través de la mejor acústica para el reclamo: ¡Vecino, vecina, no sea indiferente nos matan a Cecilia en la cara de la gente. Cecilia presente!

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“Este es un día especial y este lugar es especial porque tiene mucho que ver con lo que le pasó a Cecilia”, comienza Daniel en la puerta de la comisaría de Capilla del Monte, “hay muchos policías involucrados en el caso. Ya lo hemos denunciado muchas veces, pero parece que no alcanza”, dice mirando a los uniformados que permanecen parados como  granaderos.

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Daniel les recuerda que durante el año pasado, la policía de Capilla debió haber realizado  notificaciones a tres personas para declarar en los Tribunales de Cruz del Eje, pero no lo hicieron. Las testimoniales pudieron efectivizarse, porque intervinieron los abogados de la querella, Daniela Pavón y Gerardo Battistón. En ese mismo reclamo, la abogada Pavón  se acerca y también hace pública la falta de atención institucional que hay para las víctimas de violencia de género en la localidad.

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Susana, Daniel y Daniela Pavón

La familia de Ezequiel Castro, asesinado por la policía de Córdoba, se adelante y los abraza. Alguien grita que ahí mismo, en la comisaría, apareció ahorcado Jorgito Reyna, hace 12 años, atado con la manga de su campera a la reja de una ventana, pocos centímetros más alta que él. Que su causa, también sigue impune y que los golpes que tenía no fueron suficientes para demostrar  que lo habían torturado. Que a pesar de no bajar los brazos, las familias sienten que el duelo es un proceso tan profundo, como inacabado.

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Susana y Daniel permanecen frente a una multitud, observan hacia adelante y hacia atrás. Saben que la comisaría es señalar lo que siempre llega al mismo lugar: complicidad. “A las chicas les pedimos que no tengan miedo, que denuncien -acentúa Susana- que no se dejen asustar con los policías ni con nadie, nadie tiene derecho a venir a violentarnos”.

 El espacio público es un canal clave para recordar que los asesinos de Cecilia están libres, “y que muchos andan dando vueltas por acá”, dice Daniel y remarca que no dejarán de venir a Capilla del Monte, hasta que los responsables del femicidio de su hija, estén presos.

La llegada a la plaza San Martín es un círculo de candombe que la nombra. Hace cinco años que se insiste en las mismas palabras, como un tajo que se abre en el cemento, una cicatriz que se agranda en medio de la incertidumbre: ¿Qué pasó con Cecilia?

Tal es el encubrimiento que las responsabilidades se hacen obvias.

La ronda se acerca al altar. Es un asedio a la justicia que falta. Desde el micrófono se invita a dejar una ofrenda en memoria de Cecilia, a conjurar entre todas y todos ese momento, esa memoria. En el  centro de una plaza que se anochece, resuena una voz grabada -desde algún punto del Abya Yala- Lolita Chávez, lideresa maya de los pueblos K’iche de Guatemala, habla entre los yuyos que comienzan a perfumar lo que no se puede detener. Cada rama seca que se enciende se hace una intención, un pájaro que se dispara, restos del día que se van:

 “Hoy 25 de abril levantamos nuestra fuerza sagrada, y nuestro poder popular feminista. Reconociendo la memoria, la historia, el vientre en la sangre, de Cecilia Basaldúa. Ese femicidio no debe quedar en la impunidad (…). Con la fuerza de nuestras ancestras, con los fuegos sagrados que encendemos, levantamos nuestra expresión de indignación  y lo comunicamos a los cuatro puntos cardinales. Para que nunca más haya este tipo de violencias contra nuestras vidas”.

Las copleras y la poesía toman el escenario. Las y los músicos hacen de Cecilia esa canción y en el centro del caldero caliente, el humo abre el cielo: hay una memoria que se desprende y una vida que cambió de idioma.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

En medio del algarrobo que sostiene los carteles de Memoria, Verdad y Justicia, una placa de cerámica con el rostro de Cecilia, también observa. El día queda atrás y en el fondo de la noche, las palabras todavía están en suspenso, son un silencio que pronto dirá.


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