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De Vaca Muerta a las energías renovables: realidades y debates sobre una transición energética que incluya naturaleza, territorios y personas

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Las últimas noticias energéticas profundizan la eterna promesa del extractivismo petrolero, que se derrite al calor de la realidad y los vaivenes de los mercados. El año récord de fracking. El Plan Gas y los nuevos acuerdos con Bolsonaro. Las voces que apuntan qué significa el debate sobre una transición energética, y qué tiene que tenerse en cuenta para llevarla a cabo: descentralización, energías alternativas y cambio de paradigma. Lo que está en juego: los mercados o la naturaleza, los territorios y las personas que en ellos viven.

De Vaca Muerta a las energías renovables: realidades y debates sobre una transición energética que incluya naturaleza, territorios y personas

“Al comienzo de la pandemia hablábamos de la posibilidad de generar otra conciencia respecto a la matriz de producción. Por eso es frustrante ver que hoy se vuelve a caer en la misma política extractiva de siempre”.

El joven vocero de la lof Newen Mapu en Neuquén, Lefxaru Nahuel, resume en una frase las últimas noticias que volvieron a poner a Vaca Muerta como parte central del motor energético y productivo del país. Por un lado, el Plan Gas anunciado por el presidente Alberto Fernández que les asegura a las empresas privadas que operan en la región un horizonte de negocios a contramano de las denuncias por contaminación. Por otro, la media sanción del Aporte Solidario de las Grandes Fortunas que prevé que un 25% de la recaudación se destine a la exploración, desarrollo y producción de gas a través de la empresa IESA (ex Enarsa), en articulación con YPF.

“La explotación de Vaca Muerta se anuncia desde hace casi una década como el eje de la política energética y productiva del país”, observó en un comunicado el Observatorio Petrolero Sur. “Sin embargo, hasta el momento no dio los resultados esperados, pese a los tarifazos y los cuantiosos incentivos estatales. Después de cortos periodos de expansión, la extracción se ralentizó o cayó, sea por la baja del precio internacional o por restricciones en la implementación de incentivos. También está lejos de cumplir las expectativas como dinamizador del sector productivo, los encadenamientos han sido escasos y dependientes de las inversiones hidrocarburíferas apalancadas en subsidios”.

El nuevo avance gubernamental sobre la actividad omite además los impactos socioambientales de la aplicación masiva del fracking, en un territorio que ya está temblando por los sismos. “Al comienzo de la pandemia bajaron, pero reaparecieron con el comienzo de la actividad: hubo un sismo muy importante que se sintió en Neuquén Capital”, grafica la investigadora y docente de la Universidad Nacional del Comahue, Lorena Riffo. “Si un sismo se siente en los pueblos cercanos ya es gravísimo, pero si llega la capital ya nadie se puede hacer el desentendido”.

Según el diagnóstico de la empresa NCS Multistage, durante noviembre se realizaron 545 etapas de fractura en los pozos de Vaca Muerta: no sólo representa un incremento del 58% respecto de octubre, sino que hay remontarse a noviembre de 2019 para un dato similar. YPF fue la empresa que más fracturas sumó durante el mes, con 232.

El alerta de las comunidades también tuvo resonancia a nivel internacional: en 2018, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU exhortó a Argentina a “reconsiderar la explotación a gran escala de combustibles fósiles no convencionales mediante el fracking en la región de Vaca Muerta”.

Nada de eso ocurrió.

Qué energía

Los anuncios gubernamentales sobre Vaca Muerta vuelven a poner en debate la matriz energética argentina. El ingeniero Jorge Chemes, del Taller Ecologista de Rosario, una organización que hace 35 años investiga y realiza espacios de formación y divulgación sobre defensa y preservación del ambiente, apunta un término: la transición energética, un concepto hoy en disputa, no sólo por los territorios y las comunidades, sino también por las corporaciones privadas. “Hay una transición corporativa y otra popular”, dice Chemes. “La corporativa no sólo es llevada adelante por grandes multinacionales, sino que es una lógica que llevan adelante oenegés, estados provinciales, que coloca a la energía en la esfera de los mercados, imprimiéndole una lógica de mercancía. Por otro lado, la transición popular plantea a la energía como derecho y como satisfactora de necesidades básicas”.

Chemes apunta que la visión corporativa busca la rentabilidad económica bajo una racionalidad de mercado: “Contempla ciertos puentes energéticos como los llamados combustibles de transición. Quienes se asientan en esta posición entienden que el gas del fracking es un combustible necesario para transicionar a otras matrices energéticas. Sin embargo, la transición popular entiende que es necesario la diversificación no sólo desde una lógica física y materialista, ya que esa posición no alcanza porque es fundamental migrar a otra lógica de consumo para abastecer la demanda. Así como están los picos de extracción de bienes comunes, no existe en la naturaleza los bienes necesarios para generar energía bajo una lógica de crecimiento de forma infinita”.

La lógica de crecimiento atada a la visión de mercado tampoco tiene un destino exitoso asegurado. El Observatorio Petrolero Sur menciona dos riesgos: las inversiones en dólares que se retiran del país tan rápido como llegan ante el mínimo inconveniente con los subsidios estatales, y el inestable devenir del precio internacional del crudo. Un ejemplo: en abril el valor de referencia para el crudo en Estados Unidos (WTI) llegó a números negativos por primera vez en su historia.

La investigadora Riffo, por su parte, reflexiona: “Todos los gobiernos están haciendo girar una rueda de acumulación sin discutir para dónde va la matriz. Y aquí entra el rol de los hidrocarburos como insumo energético en esa rueda de capital: los combustibles fósiles, en general, son los que permitieron el desarrollo masivo del capitalismo en los últimos 70 u 80 años, y cuando te ponés a pensar en el problema del insumo energético y en la discusión de qué energía queremos, no se problematiza el para qué de esa energía. Porque si vamos a cambiar la matriz energética a otra fuente bajo una misma lógica de acumulación sin satisfacer las necesidades de la población, vamos a seguir en el mismo camino de necesitar mucha energía que alimente esa voracidad”.

La voracidad, precisa Riffo, no tiene en cuenta los impactos naturales (derrames, sismos, incendios en pozos) ni tampoco los derechos laborales. “Entre 2018 y 2019 hubo al menos 8 muertes de trabajadores, cuyas empresas salieron a decir que fueron ´errores humanos´. Puede ser que hayan sido errores, pero estaban trabajando en condiciones paupérrimas, sin francos, con condiciones de seguridad pésimas. Esas cuestiones también se producen con el aval sindical, que debería proteger los derechos de los trabajadores. La provincia no tiene capacidad de control, con yacimientos lejos de zonas urbanas concentradas, y todo queda en manos de las empresas, que hacen lo que quieren”.

En ese sentido, como un eje central de una posible transición acorde a las necesidades de las comunidades, Chemes plantea la descolonización del proceso de pensamiento. “Hay que pensar proyectos y desarrollos de forma local, desde el sur, y con un modo distinto de relacionarnos con la naturaleza, y allí el pensamiento de los pueblos originarios es clave para pensar nuestra relación: que haya una participación real de los proyectos de energía y sacarla de la mano de ´los expertos´ como los únicos que pueden opinar. Como país nos cuesta salir de una visión desarrollista de pensar que el único modo de gambetear estas constantes crisis económicas son a partir del endeudamiento o de la explotación de los bienes comunes”.

Por eso, la descentralización aparece como un nuevo paradigma respecto al debate de la transición: “Estamos acostumbrados a generar energía en grandes megaproyectos, y la descentralización busca generar dinámicas donde la energía se genere de forma más cercana a los puntos de consumo”.

Hacia otro paradigma

En 2019, seis integrantes de la lof Campo Maripe, en Neuquén, llegaron a juicio acusados por “usurpación” en el corazón de Vaca Muerta. El detalle era que esa comunidad vivía en ese territorio desde 1920. En 2013, luego de que la Legislatura neuquina aprobara con represión el pacto de Chevron-YPF, la comunidad se organizó para defender sus tierras y exigir que se cumplan las leyes nacionales e internacionales.

En 2017, MU viajó a Campo Maripe y habló con los referentes de la comunidad. El entoces lonko Albino Campo describía así qué significa el fracking: “Aquí hay una sola torre trabajando, que permitimos como gesto de buena voluntad para que haya diálogo. En toda el área hay unas 300 o 400 perforaciones trabajando. Habían planificado 1.800, pero lo hemos podido detener. No estamos en contra de la actividad petrolera, pero queremos que se nos consulte como lo exige la ley. No a mí como lonko: a toda la comunidad”. El juez de Garantías Gustavo Ravizzoli los absolvió, ya que consideró que no puede haber usurpación en un territorio que habitan ancestralmente

Desde la lof Newen Mapu, en Neuquén, Lefxaru Nahuel plantea una ecuación más sencilla: “El 25% del llamado Aporte Solidario, en vez de ir al fracking, podría ir a energías renovables. Nosotros tenemos que levantarnos a las 5 de la mañana a trabajar la tierra porque a las 11 o 12 ya no se banca el sol. Es un territorio donde sol y viento abundan. Es increíble que no se utilicen esos recursos. Si lo comparás con otro país, Argentina no ha producido capacidad eólica en estos años. Eso es lo desesperante: la nula inversión en energías renovables y que se profundice la matriz extractiva”.

Chemes pone como ejemplo de otros modelos una experiencia que el municipio de San Martín de los Andes realizó junto al INTA para aprovechar un subproducto de la lana de oveja como aislante térmico de viviendas. “Es una propuesta interesante que construye otra forma de vincularse con la comunidad”, apunta. Otro caso se dio en Armstrong, en Santa Fe, con la Cooperativa de Provisión de Obras y Servicios, que logró desarrollar un parque de energía solar: con los ahorros energéticos que lograron con la instalación de 50 paneles en techos de diversas viviendas, crearon un Fondo Solidario para comprar nuevos paneles y equipar así al resto de la comunidad. Chemes: “Eso significa entender a la energía como satisfactor de derecho, sin proponer un esquema en el que las familias tengan que ´colgarse´ de la energía para tener condiciones de vida dignas. Es poder imprimirle un enfoque social”.

Por el contrario, la Multisectorial contra el Fracking en Neuquén subrayó que, desde 2013 a 2019, la provincia empeoró su situación económica y se endeudó en dólares. Lefxaru: “En Neuquén hay mandatos constitucionales sobre cómo se deben utilizar los recursos hidrocarburíferos, y que esas utilidades deben ser utilizadas en diversificación productiva. No ocurrió nunca, mientras las empresas que sacan petróleo no son de acá. Cuando las comunidades, como el caso del municipio de Vista Alegre, sacan ordenanzas para declarar a los territorios libres de fracking, ahí sí les declaran la inconstitucionalidad porque dicen que no tienen competencia en materia energética”.

El caso de Vista Alegre, en Neuquén, citado por Lefxaru: “Es una zona productiva de chacras, y lo grave es que el petróleo ha ampliado sus fronteras de expansión y ocupó tierras que son orillas de ríos y lagos. Lo preocupante es que no sólo no se van a lugares donde hay tierras ociosas, sino que compiten con ciudades, pobladas, zonas productivas y zonas de agua”. Los efectos y las consecuencias socioambientales de la matriz extractiva se extienden por diversos territorios, cuya disputa, como se apuntó, se traduce en persecuciones judiciales, represiones y efectos nocivos sobre la salud de las personas y la degradación del ambiente. La creciente sojización en los campos argentinos (más de 17 millones de hectáreas) y el intento de aprobar la megaminería en provincias donde la sociedad la rechaza son dos casos.

El joven mapuche responsabiliza de la contaminación no sólo a las empresas, sino a los gobiernos provinciales y nacionales: “Al agotar el agua, la tierra y contaminar el aire, también impiden cualquier perspectiva de superación a futuro”. Es llamativo: en el caso de la minería, las asambleas de Chubut y Mendoza denuncian exactamente lo mismo. Y así como en las calles de Chubut ya comenzó la represión a vecinos y vecinas que defienden el agua y la vida, en el caso de las comunidades mapuche son directamente hostigadas y criminalizadas. Cuenta Lefxaru: “Vaca Muerta venía bajando el perfil, y era necesario dejar de inflarla para generar expectativas que no es capaz de cumplir. Pero en los sucesivos gobiernos hubo unanimidad en el extractivismo”.

La única grieta (o fracking, en términos energéticos) parece estar más bien entre la sociedad y la naturaleza como un todo, y el mercado. ¿Cómo se inclinará esa balanza? Cierra el joven mapuche: “Son, sobre todo, las nuevas generaciones las que tienen que cuestionar que el país, sea del color que sea, repite esta receta que no lleva al trabajo. La explotación de los recursos naturales no da resultado: es necesario cambiar el paradigma”.

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

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Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.

Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla

Fotos Juan Valeiro

El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.

Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.

Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.

Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.

La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”. 

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:

  1. “Que no te vendan gato por león”.
  2. “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”. 

Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:

Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.

Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.  

Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.

Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.

Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.

La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.

Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.

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La Ley del Cáncer: avanza un proyecto que permite fumigaciones con agrotóxicos a 10 metros de viviendas

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Una Ley Nacional que proviene del sector del agronegocio avanza en la Cámara de Diputados, impulsada por la UCR y la Coalición Cívica. Se trata de la norma que regula, entre otras cosas, la aplicación de agrotóxicos. El punto clave de este proyecto legislativo figura en el artículo 9, donde se establecen distancias mínimas para fumigar desde los 10 metros para aplicaciones terrestres y con drones, y 45 metros para aplicaciones aéreas. La primera reunión informativa contó solo con oradores promotores de la iniciativa y solo dos voces críticas; crónica de esa reunión y la opinión del médico Damián Verzeñassi, la enfermera del Garrahan Meche Méndez, el abogado Marcos Filardi y Sabrina Ortíz, vecina fumigada y abogada que acaba de presentar un escrito para convocar a audiencias públicas y foros de debate para evitar que se apruebe esta Ley que prioriza el negocio a la salud social y medioambiental. FRANCISCO PANDOLFI

Esta semana se presentó en la Cámara de Diputados el proyecto de ley nacional “de presupuestos mínimos de protección ambiental para la aplicación de productos fitosanitarios”. Es decir, de agrotóxicos.

El proyecto fue escrito por la Red de Buenas Prácticas Agrícolas, integrada por más de 80 instituciones públicas y privadas vinculadas con el agronegocio, y dentro del recinto encabezan la iniciativa los diputados Atilio Benedetti (UCR – Entre Ríos), presidente de la Comisión de Agricultura en la Cámara de Diputados, y Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica). La nueva norma ya cuenta con el acompañamiento de 32 legisladores, entre un abanico variopinto que engloba a La Libertad Avanza, Unión por la Patria, UCR, PRO, Coalición Cívica, Encuentro Federal, entre otros partidos. 

El punto clave de este proyecto legislativo figura en el artículo 9, donde se establecen distancias mínimas para fumigar desde los 10 metros para aplicaciones terrestres y con drones, y 45 metros para aplicaciones aéreas.

La Ley del Cáncer: avanza un proyecto que permite fumigaciones con agrotóxicos a 10 metros de viviendas
Atilio Benedetti, UCR-Entre Ríos, principal promotor del proyecto, expone en la reunión del pasado martes.

Exposiciones sin consenso

El martes pasado se llevó a cabo una primera reunión informativa en la cual las y los oradores sólo fueron personas, organismos y corporaciones a favor de la iniciativa.

En la comisión conjunta realizada entre Agricultura y Ganadería y Recursos Naturales y Conservación de Ambiente Humano hubo entidades gubernamentales, de productores, de ingenieros agrónomos, de acopiadores, de empresas de tecnología agropecuaria y ONG a favor de la ley. Maximiliano Ferraro expresó que “el proyecto no tiene una mirada sectorial”. Y que “nace de un diálogo. Un diálogo y consenso, que podemos ampliar”.

Sin embargo, se dijo, no hubo invitaciones a voces disonantes.

Las únicas dos ponencias que no se alinearon al lobby de la producción con plaguicidas fueron el diputado Juan Carlos Giordano (Izquierda Socialista – FIT Unidad) y su par Blanca Osuna (Unión por la Patria). Dijo Giordano: “Deben darle espacio a quienes estamos en contra de esta ley. Hay una lista de un montón de organizaciones que quieren venir a exponer las barbaridades que ocurren por el uso de agrotóxicos. Fumigar a 10 metros de ninguna manera puede ser una buena práctica agropecuaria”. Dijo Osuna: “Es indispensable escuchar voces de otros sectores, estamos en falta si no. Los expertos científicos deben estar acá, están ausentes en este proyecto. Primero debe estar la salud, luego la producción”.

La evidencia del modelo

Tras el encuentro del martes, distintos actores se manifestaron en contra del proyecto. Damián Verzeñassi es médico generalista y es el director del Instituto de Salud Socioambiental de la Universidad Nacional de Rosario, desde donde se hicieron desde 2010 a 2019 más de 40 campamentos sanitarios en diversos pueblos de Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba para  relevar puerta a puerta la situación de la salud en localidades fumigadas. ¿Qué demostraron esos resultados? Que en las comunidades rurales se multiplicaban los trastornos endócrinos, los abortos espontáneos, las malformaciones y el cáncer. Opina Damián: “Si se aprueba esta ley permitiría que se fumigue a 10 metros con productos que pueden generar cáncer de mama, cáncer de tiroides, alteraciones endocrinas en las glándulas, disminución de la capacidad de nuestro sistema inmunológico de defendernos. Por ejemplo, el herbicida atrazina está prohibido en 37 países, pero en Argentina está autorizada. Este tipo de cosas avala la ley que quieren aprobar”.

Sin embargo, el diputado por la Libertad Avanza Pablo Ansaloni, que proviene de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE) dijo en la reunión informativa: “Desde nuestra actividad, que la vengo ejerciendo durante 30 años, manipulamos el cereal y estamos en contacto todos los días con el fitosanitario. Podemos dar fe que no tenemos ningún enfermo”.

Meche Méndez es enfermera de Cuidados Paliativos del Hospital Garrahan y desde hace años viene dando una pelea (casi en soledad) para que exista una historia clínica ambiental que pueda demostrar la relación de los agrotóxicos con las enfermedades. Le dice a lavaca: “El sistema de salud sigue sin considerar el daño, en muchos casos irreparable, que los tóxicos utilizados desde hace décadas en el modelo extractivo están produciendo en el ambiente, los territorios y por ende en los cuerpos de quienes los habitamos, atendiendo los síntomas y/o la enfermedad una vez producida, pero sin asociarlo cómo posibles causa”.

Sobre el proyecto de ley, analiza Méndez: “Sólo puedo compartir mi absoluto rechazo. Ya está comprobadísimo por la ciencia sin conflicto de interés que la deriva (movimiento de plaguicidas en el aire) no tiene control, que los venenos enferman y matan. Necesitamos medidas aún más protectoras de las que tenemos actualmente y sobre todo dejar de usar esos tóxicos. Hago un llamado urgente a los profesionales de la salud, a las sociedades científicas supuestamente comprometidas con la salud y el ambiente a que se expidan y rechacen esta posibilidad criminal de echar venenos a 10 metros”. Remata: “Se sabe que produce cáncer, malformaciones, daños genéticos, un montón de enfermedades y síntomas. Esto no puede salir de la Cámara de Diputados”.

María Luisa Chomiak, de Chaco, es la única diputada de Unión por la Patria que acompañó con su firma este proyecto. Argumentó: “Lo suscribí porque se necesita tener esta discusión. Toda iniciativa es perfectible y no hay nada más importante que la salud. Si se prioriza esto, celebro que estemos discutiendo este tema”. Sin embargo, en el proyecto no figura que la reducción de las distancias va en sentido contrario al principio de «no regresión en materia ambiental» que establece la Ley General de Ambiente y tratados internacionales como el Acuerdo de Escazú. Ni tampoco informa las pruebas científicas ya demostradas sobre la consecuencia de los plaguicidas: desde los efectos letales del glifosato en embriones anfibios, constatado por el ex titular del Conicet Andrés Carrasco, hasta los estudios de Delia Aiassa en la Universidad de Río Cuarto sobre daño genético, que comprobaron el riesgo aumentado de contraer cáncer. A partir de estas investigaciones hubo fallos judiciales en distintos puntos del país prohibiendo las fumigaciones terrestres a menos de 1.095 metros y las aéreas a menos de 3.000.

Antecedentes que enferman

Una de esas localidades es Pergamino, al norte de la provincia de Buenos Aires. Allí vive Sabrina Ortiz, una de las tantas personas que se enfermó por agrotóxicos. Perdió un embarazo de casi 6 meses y tuvo dos ACV. Sabrina tiene una particularidad notable: como no encontraba abogados que la defendieran, estudió Derecho y se recibió. Fue amenazada; le mataron a su perro como amedrentamiento. Después de años de denuncias y estudios científicos, la Justicia federal confirmó que el 3 de diciembre de 2025 comenzará el juicio oral contra tres productores agroindustriales por delitos de contaminación ambiental, según la Ley de Residuos Peligrosos (N° 24.051). En la causa se documentaron daños a la salud vinculados a la exposición crónica a sustancias como glifosato, atrazina y clorpirifós. 

Sabrina, junto a varios colegas, acaba de presentar un escrito colectivo de abogadas y abogados de Pueblos Fumigados en donde solicitaron a las presidencias de las comisiones de Agricultura y Ganadería y de Recursos Naturales de la Cámara de Diputados de la Nación que convoquen audiencias públicas, foros y videochats de debate antes de tratar el proyecto de ley.

Marco Filardi es abogado especialista en derechos humanos y temas ambientales y es parte de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Facultad de Medicina de la UBA. Le dice a lavaca: “Esta norma manda un mensaje a todas las provincias de que este (10 metros fumigación terrestre y dron, y 45 metros aérea) es el estándar mínimo, el piso ambiental y eso no lo podemos aceptar. Gran parte de nuestra población está expuesta cotidiana, sistemática y estructuralmente a la aplicación de más de 7.000 formulados comerciales con autorización vigente por el Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) en una cantidad de más o menos 500, 600 millones de litros de agrotóxicos al año. Tenemos el triste privilegio de ser el país que más agrotóxicos por persona y por año usa en el mundo y los resultados están en los cuerpos, están en los territorios”.

Desde los impulsores de la iniciativa no contactaron a científicos, ni profesionales de la salud, ni abogados, ni a ninguna de las organizaciones ambientales. Como por ejemplo la coordinadora “Por una vida sin agrotóxicos Basta es Basta”, de Entre Ríos, que se moviliza todos los martes desde 2018 frente a la Casa de Gobierno en Paraná. “La ley nacional es un ‘copy-paste’ de la que ya tenemos acá, aprobada a finales de 2024 y en la que habilitan fumigar a 5 metros de los cuerpos de agua, a 10 de las plantas urbanas y a 15 de las escuelas rurales. Ellos se amparan en las buenas prácticas agrícolas sin basarse en ninguna evidencia científica, a diferencia de todos los trabajos publicados en Argentina y en el mundo donde se demuestra el impacto que tiene el uso de los venenos sobre la salud y los ecosistemas, más allá de la dosis y la distancia. Lo que genera el daño es la presencia del veneno y si hay evidencia científica ya está: no hay más que hablar”.

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