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Diario del aborto en el Senado 18-7-2018

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Los que venden fetos para andar en Lamborghini. Youtube como fuente de información. Los power point como centro de una escena anacrónica. Las citas a Hitler, Salomón y Galileo Galilei. Las teorías conspirativas. El piquete en el Senado. Los argumentos y datos concretos: la realidad en el Norte, NOA y NEA. Las preguntas que dejaron en offside a los antiderechos. El rol de la Iglesia. Y el progresismo. Todo parece estar en debate en el Salón Illia del Congreso de la Nación, menos la realidad de las mujeres que reclaman #AbortoLegalYa. Otra crónica imperdible de Pablo Marchetti para lavaca.org

Por Pablo Marchetti

Casi diez horas, 24 expositores, un cambio de escenario, peleas, gritos y, como siempre, nada de aplausos. Afuera hacía un día gris, frío, con llovizna. Frente al Congreso, un par de miles de personas pedían Aborto Legal Ya. Desde adentro, cada tanto, se escuchaban los bombos y los gritos. En la puerta de entrada al Senado, una mujer de alrededor de 40 años, sola, miraba a cada una de las personas que entraban y les mostraba un cartel con la foto de un feto y la leyenda: “Cuidemos las 2 vidas”. Esto es el Senado de la Nación, este es el debate por el aborto legal. Bienvenidas y bienvenidos a la locura que rige la realidad.

Del Plan Andinia al Plan Fetidia

“Yo a los 17, 18 años empecé a militar en esta causa hermosa que es el justicialismo. Una de las primeras cosas que aprendí como peronista fue que debíamos vivir en una comunidad organizada, donde todos debíamos aportar algo. Todos menos los niños. Los únicos privilegiados son los niños, decía el General Perón. Son los únicos que no aportan, reciben. Si se aprueba esta ley los niños van a tener el derecho a ser eliminados”.
José Antonio Quarracino se autodefine como filósofo. Así se presenta. Su exposición atravesó algunas cuestiones que podrían definirse como “filosóficas”. Dijo, por ejemplo: “En este proyecto desaparece el esposo y padre. Me llama la atención que diga que en las primeras 14 semanas el aborto es un derecho. Y después es un crimen. Una gran contradicción, es bipolar esto”.
Más que en la filosofía, la presentación de Quarracino se basó en la geopolítica: “El proyecto de ley no dice nada sobre qué se hace con el resto de los fetos. Una de las fundaciones que financia esto es la Fundación Internacional de Paternidad Planificada. Que tiene problemas en Estados Unidos porque se descubrió que se dedica al comercio de restos de fetos”.
El comercio de fetos, que sería el gran negocio para legalizar el aborto, fue tratado por varios expositores. Pero ninguno lo hizo con la profundidad ni la dedicación con que lo hizo Quarracino. “Esta fundación está prohibida en Estados Unidos y el FBI está tras ellos. Pueden encontrar en YouTube un montón de denuncias y cámaras ocultas que muestran cómo operan. Una directora de un centro dice que necesita vender rápido porque se tiene que comprar un Lamborghini”.
“En este proyecto de ley no se dice si a los fetos se los entierra o se los tira a la basura”, continuó Quarracino, denunciando lo que evidentemente es un punto oscuro de la ley. Y explicó por qué: “El tema del aborto empieza en 1966, como un emprendimiento privado impulsado Rockefeller III. Dice que la paz está en peligro porque viene mucha gente al mundo. Se lo hace firmar a 30 líderes mundiales, entre ellos al Mariscal Tito. Y transforma un problema privado en un problema de Estado. Lo que siempre hacen las oligarquías”.
Y sigue: “Este dogma lo toma luego Henry Kissinger. Después lo asume la ONU. El sustento ético de este dogma es el derecho de la mujer. Pero los oligarcas son vivos. Y hacen que los Estados se hagan cargo”. Y explicó que esta usina ideológica se financia a través de la Fundación Ford, que a su vez financia a entidades locales como el CELS, Católicas Por el Derecho a Decidir y la Fundación Huésped.
Quarracino dijo que tenía pruebas sobre todo lo que estaba diciendo y mientras hablaba agitaba unos papeles que parecerían tener toda la información. De todos modos, lo más conveniente sería buscar en  YouTube, que es un medio serio y donde se publican las denuncias que hacen tambalear al poder financiero internacional.
A la hora de las preguntas, el senador Alfredo Luenzo preguntó: “Mire, yo estoy de acuerdo en que los oligarcas son vivos y que le hacen pagar al Estado sus planes. Ahora, si se trata de un plan de negocios con órganos de fetos, ¿no le parece que es mejor la ilegalidad para hacer esto? Parece que estuviera hablando del Plan Andinia”.
Quarracino siguió hablando del plan macabro del imperialismo para el control de la población y el tráficos de órganos de fetos. Pero no dijo nada sobre la conveniencia o no de la legalidad del aborto para llevar adelante este plan macabro. Eso sí, hay que reconocer que tampoco dijo nada sobre otro plan macabro: el que están llevando adelante los judíos para quedarse con la Patagonia.

El salón machirulo

La audiencia de hoy tuvo un cambio de escenario. Esta vez se realizó en el Illia, otro de los salones que tiene el Senado en el Palacio del Congreso Nacional. Hablar de un salón del Senado significa hablar de un salón señorial, de un siglo atrás, por lo menos. A diferencia del de la audiencia de ayer, en el salón Illia no predomina el mármol.
Hay columnas, eso sí. Como en todo el Palacio, como en todo edificio imponente que se precie. Pero aquí hay columnas de material con yesería trabajada y pintura. Y, como contraste, mucha madera. El trabajo en madera de los pisos es realmente sofisticado. El Illia es alto, muy alto. Y en el medio hay un piso (los pisos en sí son altos) que terminan en un gran balcón que da al Illia desde el piso de arriba.
Cada una de las paredes del Illia tiene cuadros con retratos de senadores. Son retratos con marcos dorados, con mucha ornamenta. Cada uno de los retratos son ovales y tienen la imagen de un señor, un senador, casi todos con bigotes y barbas sofisticados, muy cuidados, que hoy serían de hípster.
Son once retratos en la parte de abajo, donde se desarrolla la charla. Y once retratos en la parte de arriba, donde está el balcón que da al centro del salón. En total son veintidós retratos de señores mirando atentamente el debate sobre una ley que trata sobre algo que sucede en el cuerpo de las mujeres.
Veintidós señores. Casi el plantel completo de la Selección. Sólo falta Willy Caballero. O Sampaoli. Bueno, está Illia en un busto dorado, en un rincón. Pobre Illia, ser estandarte de ese salón machirulo.

Give me the Power Point

“El aborto es el genocidio más grande de la historia”, dice el doctor Roque Carrero Valenzuela, del Colegio Médico de Tucumán, en un claro llamado a la mesura y al diálogo civilizado.
“Esta es una medida foránea y seguirla sería incurrir en el delito de traición a la Patria”, continuó Carrero Valenzuela. “Siguiendo el razonamiento de los abortistas, Hitler no debería haber sido juzgado porque no incurrió en genocidio, sino que hizo una contribución al control de natalidad de la población”.
Carrero Valenzuela tiene puesta una corbata color celeste antiderecho. Y en la solapa de su saco azul, un pin con la bandera argentina que combina con su corbata. “Señores senadores, ustedes tienen hoy, como Salomón, la espada entre sus manos”, advierte. Lo que no dice es que él también tiene un arma entre sus manos: un powerpoint.
Si los pueblos tienen los representantes que se merecen, esos representantes reciben los powerpoint que se merecen. Lo bueno de asistir a las audiencias por la legalización del aborto es que se sale con varios conocimientos nuevos. Uno de ellos es la crítica y el análisis estético del powerpoint.
El powerpoint de Carrero Valenzuela tiene colores y efectos de apertura de cada una de las palabras. También hay una gran variedad de tipografías. Parece el video de una cumpleaños de 15 de hace 10 años. “Si decimos que el bebé en el vientre de la madre no es una persona, también podemos decir que un ser humano adulto no es una persona”, dice el médico, mientras corre el powerpoint.
“Señores senadores, les pido por favor que no aprueben esta ley”, concluye Carrero Valenzuela. No queda claro cuál es el pedido a las señoras senadoras. Eso sí, los retratos de los 22 señores que están en las paredes del Salón Illia deben sentirse muy honrados.

Miss Florencio Varela

“En Florencio Varela el programa de educación sexual está fracasando”, dijo la doctora María de Urranza, médica obstetra del Hospital de Florencio Varela, pañuelo-bufanda celeste anti derecho al cuello. La doctora nombra permanentemente su lugar de origen, para que se entienda que sabe de qué habla cuando se habla de pobreza y de la salud pública.
“Nos quieren convencer que lo mejor para la mujer humilde es no tener hijos, y mi experiencia en Florencio Varela indica otra cosa”, continuó la doctora. “Si las mujeres tuvieran recursos para cuidar a sus hijos habría cero muertes por abortos clandestinos. Al menos esa es mi experiencia en Florencio Varela”.
La doctora también habló de riesgos: “El misoprostol produce estallido uterino, y cuando pasa esto hay que sacar el útero. He visto muchos casos así en Florencio Varela”. Y de necesidades básicas: “En Florencio Varela no hay camas y a muchas mujeres tenemos que atenderlas en sus partos en camillas. Así que si se legalizara el aborto habría que hacer otra sección para atender a esas mujeres”.
“El aborto existe, acá la pregunta es qué hacemos con las mujeres que abortan de manera clandestina, porque no siempre la maternidad es deseada”, cuestionó la senadora por Mendoza Pamela Verasay. Y De Urranza respondió: “Creo que hay muchas cosas que existen, como el trabajo infantil. Y que no por eso habría que legalizarlas”.
La doctora también aseguró que la mayoría de los médicos argentinos estaba en contra del aborto. La senadora Verasay quiso saber de dónde sacaba ese dato. “No se hizo una encuesta, pero sé que en la provincia de Buenos Aires el 70% de los ginecólogos sería objetor de conciencia”, respondió la doctora. Tampoco dijo de dónde sacó esa información, pero esta vez la respuesta era sencilla: la sacó de Florencio Varela.

La publinota

Fondo celeste, tipografía grande, diseño moderno, alguna palabra destacada en blanco, y la leyenda: “Políticas públicas para salvar las 2 vidas”. Corte. Otra leyenda: “La legalización del aborto no disminuye la mortalidad materna”. Corte. Otra leyenda: “Ante un embarazo no deseado, el aborto no es solución”.
Hay que reconocer que el doctor Pablo de la Torre, pediatra del hospital de San Miguel, provincia de Buenos Aires, se llevó el premio mayor a la presentación en powerpoint. Lejos de sus colegas con diseños vetustos, efectos demodés y tipografías básicas, lo del pediatra fue sorprendente.
En realidad, toda su presentación pareció, más que una ponencia, un espacio publicitario cedido a la Municipalidad de San Miguel. De la Torre habló de las bondades de los planes Camino de la Embarazada ó 1.000 Días, con apoyo psicológico a la mujer desde que recibe la noticia de que está embarazada.
Con el desarrollo de los planes, el powerpoint incorporaba fotos con mujeres embarazadas haciendo yoga, niños jugando y demás beneficios de esos que se consiguen en San Miguel. “Esto lo hicimos sólo con recursos del municipio, imaginen si tuviéramos apoyo de la provincia o de la Nación”, dijo.
La exposición cerró con un broche de oro a todo powerpoint y una leyenda: “Con políticas públicas y compromiso nacional, salvar las 2 vidas es posible”. Me imagino que después de ver eso, fueron muchos los presentes que decidieron mudarse a San Miguel.

La línea histórica

“Hay una obsesión de la Iglesia con lo sexual”, dijo la ex diputada nacional y actual diputada por el Parlasur, María Luisa Storani. “El arzobispo de La Plata ya salió a pedirle al presidente Macri que, si se aprueba la ley en el Senado, la vete. A pesar de que el presidente adelantó que no la va a vetar. Estamos en tiempos de obispos”.
Storani trazó una línea histórica que tuvo siempre a la Iglesia en contra: reforma universitaria, divorcio vincular, matrimonio igualitario, aborto. “Cuando se trató el divorcio, monseñor Ogñenovich lanzó una cruzada en contra, a pesar de que obispos como Hesayne le dijeron que no se había manifestado así contra los crímenes de la dictadura”.
“En 1987, Monseñor Laguna dijo que los católicos no tenían derecho a imponer cosas a quienes no profesaban su credo”, recordó Storani. “Como mujer y militante feminista me asombra ver cómo hay senadoras y senadores que se opusieron a la Ley de Educación Sexual, que hoy ponderan esa ley para oponerse a la legalización del aborto. O ese proyecto de adopción que presentaron ahora”.
La senadora María Cristina del Valle Fiore Viñuales salió al cruce de Storani: “Lamento mucho sus dichos sobre la Iglesia y su descalificación a un senador que no está, que es el autor del proyecto de adopción”. Fiore Viñuales pretendía una disculpa o una rectificación por parte de la ex diputada.
“Reitero absolutamente todo lo que dije”, respondió Storani. “Soy una mujer política, militante de la UCR y del movimiento de mujeres, feminista, y tengo todo el derecho del mundo a decir lo que pienso. Esta es una discusión política”. La discusión con Fiore Viñuales duró un rato.
Luego Storani, que tenía en una muñeca el pañuelo verde de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, recordó que en Rosario había bajado a cero la mortalidad por abortos gracias al protocolo que se había implementado. Además, explicó que la provincia de Santa Fe estaba fabricando misoprostol, la droga con la que, además, se hacían el 90% de los abortos en Uruguay.
“Basta de decir que las mujeres tenemos que ser madres”, Concluyó Storani. “Dejen que las mujeres decidamos nosotras”.

La inseguridad del útero

“Es común que la madre al comienzo no quiera a su bebé”, dice el abogado Octavio Lo Prete, de estricta corbata azul, trazando un paralelismo entre lo que puede pasar con un embarazo no deseado y la crisis de una madre. “En lo personal, me pongo en la piel de esas mujeres y las comprendo”. Pero la comprensión de Lo Prete tiene sus límites.
“Se dice que con esta ley quien no quiera abortar no va a abortar, y eso es mentira, porque una ley tiene una función docente, y con esta ley se está incentivando a las mujeres a abortar”, dice Lo Prete. “Además, el proyecto da amplios poderes a la madre y no protege al niño. El proyecto dice 30 veces la palabra ‘mujer’ y ninguna la palabra ‘niño’. ¿Dónde queda en este proyecto la protección de los niños?”
Para incorporar un tema de agenda cotidiana y de interés público, Lo Cane decide hablar de un flagelo que tiene en vilo a la sociedad argentina: la inseguridad. “Este proyecto va a producir que la inseguridad llegue al seno materno, pues el útero será un lugar peligroso para el niño”, dice el abogado. O sea, con el aborto legal, el útero dejará de ser Zurich y se transformará en Berazategui.
“¿Progresismo no es estar del lado del más débil?”, se pregunta Lo Cane que, además de ser experto en saber lo que siente una mujer embarazada, también sabe mucho de progresismo. Y para el final lee una palabras del presidente uruguayo Tabaré Vázquez en contra del aborto. Pero tiene que interrumpir su lectura porque se le llenan los ojos de lágrimas y se le entrecorta la voz.
Lo Cane se emociona. Por suerte, enseguida se repone y puede terminar su ponencia con voz firme: “Señores senadores, los exhorto a trabajar por la vida. Sean progresistas en serio”, concluye.

Una provincia modelo

La presentación de Verónica Vergara de la Fuente, del Colegio de Médicos de La Rioja, fue muy extensa. Y muy reveladora. “En mi provincia el año pasado no hubo una sola muerte materna por causa del aborto. Y esto no se logró legalizando, sino trabajando”, aseguró.
Antes hizo dos maniobras muy astutas. Primero habló de óvulo y espermatozoide, una forma porno de llamar la atención en el Senado. Siguió con la transferencia de código genético, se metió en el hit antiderecho (“¿cuándo comienza la vida?”) y la remató a lo grande: con un powerpoint.
“El embarazo no es una enfermedad, entonces esto no es un problema de salud pública”, dijo. “Como médicos, queremos defender la vida. Y la vida de una persona comienza en la concepción. Si no es una persona, como se dijo aquí, ¿alguien me puede decir a qué especie pertenece?”
En el powerpoint mostró que en su provincia hubo “179 muertes por cáncer de mama y 86 por cáncer de útero, contra sólo dos por aborto”. Y reclamó entonces “enfocar sobre el verdadero problema de causa de muerte materna”. Igual esos datos son de hace algunos años.
Ahora las cosas cambiaron en La Rioja. O al menos eso es lo que dijo Vergara. “En mi provincia en los últimos cinco años no hubo ni un solo caso de muerte por abortos. Esto no se logró legalizando, sino trabajando. Este proyecto no habla de la maternidad vulnerable, que es donde más trabajamos en La Rioja”. Y mostró un montón de datos de la provincia en un powerpoint con muchos colores.
Ya está. Se los ganó. La quieren, la necesitan. Los antiderecho encontraron un estandarte, un ejemplo a seguir. El abortismo encontró una bestia negra. Vergara se tuvo que quedar un rato largo respondiendo las preguntas de unos y otros.
Hasta que llegó el momento cúlmine. El hit máximo. El “una que sepamos todos”. Esa canción por la que hace un par de décadas todo el mundo sacaba encendedores. Y hace una década sacaba celulares. Llegó el momento de hablar de objeción de conciencia. “Es discriminatorio, hay que respetar la libertad de culto”, dijo.
La senadora María de los Ángeles Sacnún tuvo algunos reparos con las palabras de Vergara. “La Rioja encabeza el ránking de embarazos de menores”, le dijo. Y Vergara respondió: “Estamos apenas un poco por encima de la media nacional”. “Usted le negó a Giselle Brizuela un aborto legal, lo mismo que a una niña de 13 años violada”, dijo la senadora, y la médica respondió: “No obstaculicé nada”.
No entiendo de qué se quejan.

La película de Pino

Hubo una acción performática artístico-política muy interesante durante la sesión. La palabra “interesante” da muy pedorra, lo sé. Pero fue eso: interesante. Una combinación entre un golpe de efecto muy certero desde el punto de vista del impacto, pero un tanto ingenuo desde la linealidad política.
En general no está bueno analizar las cosas desde una linealidad tan extrema. Excepto que tu objetivo no sea artístico ni comunicacional, sino que se trate de convencer a senadoras y senadores de la Nación. De todos modos fue una acción complementaria entre dos intervenciones no coordinadas pero absolutamente complementarias. Y esto terminó potenciando a ambas. O creando un nuevo espacio. Porque eso fue lo que pasó.
Pino Solanas había estado un rato el martes 17. Un rato, mirando, escuchando, haciéndose ver. Como Federico Pinedo, como Alfredo de Ángeli, por nombrar a algunos de los senadores más conocidos en la ciudad de Buenos Aires. Los famosos. Ayer vino, se sentó un rato y pidió la palabra a la hora de las preguntas, luego de la exposición de la médica Verónica Vergara de la Fuente. Pino no preguntó nada. Simplemente habló.
“Señor presidente, quiero expresar mi disconformidad porque esta gente nos está llamando asesinos o genocidas –arrancó Solanas-. Y me parece bien que haya un debate, pero creo que no se puede dar en estos términos. No puede haber agresión como la está habiendo”.
“Acá escuchamos a todo el mundo, la idea de este debate es justamente discutir, que cada uno exponga sus ideas”, fue la respuesta a Solanas. “¿Cuál es su pregunta, señor senador?” “Mi pregunta la voy a hacer luego de que diga algunas cosas”, agregó Solanas. Y siguió hablando.
Pino hizo una defensa del aborto legal, dijo que el aborto existía de todos modos, que era ridículo hablar de crimen pues en todo caso había víctimas, no culpables, que a nadie se le ocurriría equiparar al aborto con un crimen, que la pena no era la misma, y que acá se trataba de derechos. Y siguió diciendo que era injusta y fuera de lugar la acusación de “criminales” y “genocidas” de los anti derecho.
La discusión siguió durante un rato. Vergara de la Fuente miraba, esperando la pregunta de Pino. Después de un intercambio de palabras y de gritos, Solanas dijo: “Nada más señor presidente”, sin hacer ninguna pregunta. Y se retiró. La película terminó. Fin.

Moderazo al mentón

Médico por la vida, bufanda celeste antiderecho, camisa celeste abogado clásico, corbata azul y… ¡campera! Azul, por supuesto. Azul marino, oscuro. Pero no saco. ¡Campera! No, no combina. De ninguna manera. No me queda claro si el doctor Jorge Ramacciotti adscribe a una informalidad con capacidades diferentes o a una elegancia con capacidades diferentes. O si simplemente usa campera porque afuera llueve.
“Tenemos que reconocer que hubo fanatismo de ambos lados”, arranca, contemporizador. “Es momento de reconocer que las militantes a favor del aborto han cumplido con el objetivo de instalar un tema muy importante en la sociedad, un debate que nos debíamos. Reconozco y valoro que se instaló el tema. Pero…”
El idilio y la buena onda no podían durar mucho. Lo bueno es que cuando Ramacciotti clavó el “pero” nos advirtió claramente lo que podía llegar a venirse. Más bien, lo que se vino: “Pero esa visión es sesgada. Hay otras alternativas al aborto, que no gozan de buena prensa ni de financiamiento internacional, como el que da la Fundación Ford. Ford, que en los años 70 controlaba la natalidad esterilizando a miles de mujeres en América latina”.
La alternativa de Ramacciotti incluye contención, acompañamiento y justicia social. ¿Vieron que era fácil? No entiendo cómo es que no se le ocurrió a nadie antes.

El sanitarista

“Las mujeres tienen menos derechos que los hombres. Y las mujeres pobres tienen menos derechos que las demás mujeres”. Víctor Urbani es médico sanitarista. Nació en Mendoza pero durante seis años fue ministro de Salud de Jujuy. Y arrancó relativizando muchos de los datos que se venían dando: “Unicef recomienda hacer mediciones quinquenales sobre muerte materna, porque entre un año y otro los datos pueden cambiar mucho”.
Urbani hizo un minucioso relato basado en experiencias personales: “Una mujer de unos 35 años, cuatro o cinco hijos, sin opción de cuándo tener relaciones sexuales, de pronto se encuentra con un embarazo no deseado. Decide abortar y va a una comadrona, que se lo hace con alguno de los muchos métodos que se usan: perejil, un hueso de pollo, etc. Se siente mal y no va al médico por vergüenza o porque es ilegal. Muere. El médico que la ve no pone ‘aborto’ como causa de muerte”.
Esta realidad cambia mucho de acuerdo a la zona del país en donde sucede. Sigue Urbani: “En el norte, NOA y NEA, hay 340 muertes registradas sobre 100 mil abortos. Contra 8 de la Ciudad de Buenos Aires y 1 de los países en los que el aborto es legal. El promedio en la Argentina es de 109, pero como vemos, hay realidades muy distintas de acuerdo a las zonas”.
“Obviamente, esos 8 casos de CABA son de la villa, no de Recoleta –continúa Urbani-. Pero aún estando en la villa, hay hospitales muy cercanos. El aborto es un problema de salud. Y quienes creen que no debería haber un programa especial por aborto, les digo que en la Argentina hay más complicaciones por aborto que por diabetes o tuberculosis. Y sin embargo existen programas por diabetes o tuberculosis”.
Por último, Urbani se refirió a los problemas que podría generar a las experiencias en otros países donde se legalizó el aborto. “No quiero irme a Europa, me voy a referir a lo que ocurre hoy en Uruguay. El 98% de los abortos son medicamentosos. Y apenas un 3% tuvo problemas con el misoprostol”.
Vamo’ arriba, vo.

Palabra de Galileo

La intervención de Urbani generó muchas preguntas y varios reproches por parte de los senadores anti derecho. Urbani rebatió cada uno de los argumentos que se le plantearon. Y lo hizo con información, con cifras, con conocimiento. En un momento, el médico sanitarista habló de la enorme injerencia que estaba teniendo la Iglesia Católica en el debate sobre la ley.
“El Papa, nuestro papa, vive a pocas cuadras de clínicas y hospitales donde se realizan abortos legales”, contó Urbani, tratando de quitarle dramatismo al asunto. “De todos modos les recuerdo que Galileo Galilei fue preso por decir que la Tierra giraba alrededor del sol. Y la Iglesia tardó 360 años en reconocer este error”.
Cansada de que se le refutaran uno a uno sus argumentos, la senadora por La Rioja Olga Inés Brizuela sacó el ancho de espadas. “Galileo Galilei decía que la vida comienza desde la concepción”, afirmó, muy segura. Como podría haber dicho Arquímedes, Isaac Newton, Albert Einstein o Carlos Gardel. Da lo mismo. Total, andá a chequearlo a la concha de tu madre. Y recordá que no podés abortar. Ni siquiera el chequeo de una información.

Los métodos piqueteros

¿Qué decir de la performance de Daiana Asquini, representante del Partido Piquetero? Por un lado, un piquete en la Cámara de Senadores es algo que siempre se agradece. Y en ese sentido no se puede negar que rompió con la monotonía. Fue una rareza, una anomalía. Y eso, en un lugar así, siempre es bienvenido.
Por otro, el contenido del discurso fue más que discutible. Básicamente (y esto es una lectura absolutamente personal, de más está decirlo) porque no hay una comprensión de la transversalidad que atraviesa este debate. El discurso de Asquini fue violentamente anti Macri, como si se estuviera discutiendo el acuerdo con el FMI. Y lo que se discute es la legalización del aborto. Una discusión que abrió Macri en el Congreso.
Ya sé, la discusión fue impulsada por el movimiento de mujeres. Pero en términos institucionales fue Macri. Y si bien hubo mayoría de legisladores del PRO que estuvieron en contra, hubo muchos que estuvieron a favor. Y muchos de ellos fueron decisivos para la media sanción en Diputados. Lospennato y Lipovetsky, por nombrar los más notorios. Por no hablar de ministros. Pero todo eso es retórica. La cuestión política central, en esta coyuntura, es otra.
En el debate en el Senado no se trata de discutir entre nosotros. Se trata de convencer a los senadores de que voten una ley que, hasta hace algunos meses (o semanas, o días) nadie pensó que podían llegar a votar. Y en esa coyuntura, lo único que importa es ser inteligente para lograr consenso. Excepto que lo que importe no sea aprobar la ley sino tener un minuto de fama mediática y crecer políticamente a partir de allí. En ese sentido, la intervención no pareció ser de lo más inteligente.
Claro que, como decía, se trató de una performance explosiva. Y sirvió de complemento ideal con lo que había planteado Pino Solanas. Porque las palabras de Asquini generaron una reacción inmediata de varios senadores y varias senadoras. “No vamos a tolerar esta violencia”, dijeron. O sea: ¿puedo tratar a alguien de “genocida” pero no puedo soportar que venga alguien a criticarme? En ese sentido, fue un buen ejercicio práctico sobre convivencia y diálogo.
Por lo demás, lo del comienzo: como hecho estético, como momento disruptivo, como estimulante y para evitar la modorra, siempre es bueno que haya un piquete en la Cámara de Senadores y en cualquier lugar del Congreso de la Nación. En ese sentido, entonces, se agradece el momento de fama del Partido Piquetero.

Hipócratas Hipocráticos

“Estamos en un momento histórico en la Argentina, frente a un cambio de paradigma en materia de derecho, y la universidad pública no puede estar ajena a este cambio –aseguró el doctor Ricardo Nidd, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario-. Y así como ahora estamos discutiendo el aborto legal, tenemos otras discusiones pendientes, como el cannabis medicinal”.
Nidd vino a relativizar algunas cuestiones que se tienen por ciertas y hasta por sagradas, como el Juramento Hipocrático. “Es una metáfora –explicó-. No creo que hoy haya alguien que jure por Apolo, Aslepio, Higía y Panacea, como indica el Juramento Hipocrático. Como tampoco hay una verdad objetiva para definir cuándo comienza la vida humana”.
También pidió separar lo que es justo de lo que es legal: “La amnistía a los militares fue legal a pesar de que fue algo aberrante. Y las Madres de Plaza de Mayo fueron un ejemplo de resistencia, a pesar de que eran ilegales”. Por último, habló de la objeción de conciencia: “Debe ser personal, las instituciones no tienen conciencia, son las personas las que la tienen”.

Feticidio nazi

“El aborto es un tema moral”, dice Siro de Martini, doctor en Ciencias Jurídicas por la Universidad Católica Argentina y miembro titular de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales. “Nuestra Constitución dice que la vida humana empieza con la concepción”.
“Tratar diferente a los no nacidos es incurrir en discriminación arbitraria –continúa De Martini-. En una época fueron los negros o los judíos; hoy los discriminados arbitrariamente son los niños por nacer. Si no hay derecho a matar a un adulto, no hay derecho a matar a un niño por nacer”.
El senador Alfredo Lorenzo protestó por los dichos de De Martini. “Nosotros no hacemos un proyecto de muerte –explicó-. Por otra parte, la discusión sobre el número de abortos que se hacen en la Argentina me hace acordar a cuando se discute el número de desaparecidos. Mientras no haya un número oficial, no puede decirse cuántos son en realidad”.
De Martini afirmó que cree que el número de 500 mil abortos es algo que “les conviene a los abortistas”. Y aseguró: “Si se legaliza y se registran 100 mil abortos por año, van a decir ‘vieron, bajamos la cifra al 20%’.” Y agregó: “Estamos mal, pero con esta ley vamos a estar mucho peor. Creo que tenemos que rechazar esta ley y después del 8 de agosto empezar a pensar proyectos para cuidar a las madres”.
Según De Martini “existe una ola abortista en todo el mundo” que, según él, hay que combatir. “La Organización Mundial de la Salud y Unicef son abortistas, siempre hacen recomendaciones a favor del aborto. Pero ellos no pueden imponer nada en la legislación argentina. Sí condicionarnos con algunos créditos internacionales, pero eso ya lo sabemos”. Y concluyó: “Es mentira que somos todos partidarios de la vida. Este proyecto trae muerte”.

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Daniel Solano: la Corte Suprema confirmó la detención de los siete policías condenados por homicidio

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Los siete policías condenados a prisión perpetua por el asesinato de Daniel Solano, el joven salteño de 27 años desaparecido en Choele Choel el 5 de noviembre de 2011, fueron detenidos tras el rechazo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación a un recurso de queja de los efectivos, y así deberán empezar a cumplir la pena en prisión por primera vez desde la sentencia. El juicio concluyó el 1 de agosto de 2018, pero desde entonces los oficiales Sandro Berthe, Pablo Bender, Juan Barrera, Pablo Albarrán Cárcamo, Pablo Quidel, Diego Cuello y Héctor Martínez estaban en libertad, a la espera de la resolución de la Corte. “Nunca los sacaron de la policía: tenían libertad, cobrando sueldo y portando armas”, dice Leandro Aparicio, uno de los abogados de la familia Solano, que subrayó su “satisfacción” por el fallo: “Uno está golpeado, pero esto da energías para poder avanzar. No hay muchos casos que se detengan a 7 policías”.

La desaparición de Daniel se produjo tras un episodio de violencia policial en la vereda de un boliche de la ciudad. Antes había reclamado por su sueldo y el de sus compañeros como trabajadores rurales de la empresa Agrocosecha, tercerizada de Expofrut Argentina. Aparicio: “Fue un homicidio más allá de la desaparición, y fue un homicidio en un contexto de trata de personas, que está denunciada en la justicia federal de Roca, como está denunciado el narcotráfico, pero la causa no se mueve como se debería. Está parada. Pero esto va a servir para darle un impulso a toda esas cuestiones pendientes”.

Pedidos de justicia por Daniel Solano en 2012, a meses de su asesinato.

Entre esas cuestiones, en abril habrá audiencias por la acusación a otros cuatro policías, entre ellos Tomás Vega, a quien la familia lo señala como el “nexo” con la empresa: “Vega estuvo cuando le pegaban a Solano en el boliche. Vio todo eso. Y fue el que estuvo a cargo de la investigación los primeros día de la desaparición”.

Daniel sigue desaparecido. Gualberto, su papá, murió en medio del juicio, sin poder llegar a la sentencia por homicidio, y fue el principal motor de la causa que denunció la desaparición forzada y la connivencia judicial y estatal bajo un reclamo concreto que repitió una y otra vez a lo largo de seis años y medio: “Quiero encontrar el cuerpo y llevarlo”. No se detuvo un día: hizo huelgas de hambre, inició acampes y se encadenó al juzgado para exigir respuestas. Así reveló la trama de explotación laboral en Río Negro, la corrupción judicial que cubrió el caso y logró la detención de los oficiales que hoy están presos. Aparicio lo recuerda: “Nosotros tenemos esperanza de que el cuerpo aparezca. Algún policía capaz que se puede quebrar, o Vega mismo, sabiendo lo que se viene, puede dar información. Hemos hecho lo imposible para que aparezca el cuerpo”.

Compartimos la investigación de MU sobre este caso:

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Sí, podemos: 20 años del No a la Mina de Esquel

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Esquel está cumpliendo 20 años del histórico plebiscito en el que por más del 81% de los sufragios la comunidad votó «No a la Mina» y rechazó así la instalación de la megaminería en la región. A qué le dijeron que «Sí», desde la nota histórica que se hizo desde MU en uno de los tantos viajes, el primero, a la madre de muchas batallas.

El 23 de marzo se cumplieron 20 años del rechazo a la megaminería en Esquel, símbolo de lucha contra los proyectos contaminantes, inconsultos, impuestos en silencio y con violencia, y símbolo también de la democracia participativa, la organización y una lucha que se contagió a otros lugares del país.

En estos días hubo recitales, charlas, caminatas, marcha el 23 de marzo, y este domingo culminará la celebración con un ascenso al cerro Calfu Mahuida, un modo de simbolizar ese contacto permanente de la comunidad de Esquel con la naturaleza.

La historia viva cuenta que un puñado de vecinas y vecinos, que fueron cada vez más, comenzaron a reunirse, a estudiar la situación, a ir a escuelas, clubes, barios, difundiendo capilarmente, en una movilización a la vez inmensa, lo que se estaba tramando para hundir a Esquel en la megaminería. El 4 de diciembre de 2002 fue la primera marcha que reunió a más de 6.000 personas. Nunca desde entonces se dejó de marchar el 4 de cada mes.

Esa creación de movilización involucró otro hecho histórico: se había formado la Asamblea No a la Mina, grupo apartidario, horizontal, democrático, diverso, expresión de las nuevas formas de organización social que emergían en el país tras la crisis de 2001.  

El mecanismo asambleario en el que participaba todo el que quisiera, llevó a presionar la situación hasta obtener la posibilidad de la que se celebraron ahora 20 años: el 23 de marzo de 2003 se realizó un plebiscito en el que la comunidad rechazó por más del 81% de los votos al proyecto que intentaban imponer la empresa Meridian Gold y el Estado. Esquel hizo nacer aquel No, pero además generó un contagio en diferentes lugares en que se manifestaban  conflictos ambientales en todo el país (Gualeguaychú, Famatina, Andalgalá, como emblemas de una actitud ciudadana no ha dejado de crecer hasta hoy frente a diferentes situaciones territoriales, de salud, y hasta de derechos humanos). Se ponía en foco al modelo extractivo.

Desde aquellos años Esquel ha pasado por situaciones de todo tipo que han sido reflejadas tanto en lavaca.org como en la revista MU:

  • la intención de dar vuelta la decisión de la población a través de campañas de acción psicológica y desinformación;
  • el espionaje a vecinas y vecinos que integraban la Asamblea, por parte de la AFI, como forma de amedrentamiento y control social;
  • las presiones políticas y hasta laborales que sufría toda persona involucrada con el proceso asambleario;
  • el contagio fundamental de la acción de Esquel a toda Chubut, que se pobló de asambleas en todo el territorio, incluyendo a las comunidades de pueblos originarios, siempre rechazando los proyectos y negociados minero-estatales;
  • las trampas legislativas detectadas cuando se obtuvo la foto del diputado Gustavo Muñiz (del Frente para la Victoria) chateando por celular con el gerente Gastón Berardi de Yamana Gold, la empresa que había asumido el proyecto para impedir y ningunear la Iniciativa Popular presentada por la ciudadanía para que se convirtiera en Ley;
  • las represiones a los manifestantes en Rawson, cuando la lucha debió concentrarse en la capital provincial; el acoso mediático a toda esta movida en defensa de la naturaleza por parte de buena parte del sistema mediático, dependiente de pautas publicitarias estatales y privadas.
  • Y, por nombrar algo de lo más relevante en los últimos tiempos, el Chubutazo, o “Chubutaguazo”, con que la provincia movilizada logró dar vuelta de un modo comovedor en 2020 un nuevo intento de legislación que bajo el disfraz de una “zonificación” provincial buscaba lo de siempre: ir por la minería. La ciudadanía logró tumbar esa intentona y reponer la ley que prohíbe los megaproyectos extractivos.
  • Otro detalle de estos tiempos: ya hay una tercera generación de integrantes de las asambleas participando plenamente, un sub-17 que demuestra el alcance de todo lo que se ha realizado, también desde el punto de vista inter-generacional.

Esquel fue el nacimiento de la resistencia de Chubut, que no significa solamente un rechazo al saqueo y la contaminación, un No, sino también múltiples Sí:

  • Sí: sí a la vida.
  • Sí a la reivindicación por la positiva de otras formas de producción que no impliquen la destrucción.
  • Sí a la necesidad de licencia social para cualquier proyecto, de cuidado de ambiente como forma de preservación de la vida y el trabajo.
  • Sí a nuevas formas de relación entre lo humano y la naturaleza. A nuevas relaciones también entre las personas para plasmar la idea de que el agua vale más que el oro, y de que el futuro es posible.

Como homenaje a todo eso aquí puede verse la primera de las notas publicadas en MU sobre la asamblea de Esquel: “La madre del No”, para conocer esa experiencia histórica hecha de resistencia, inteligencia, generosidad y, también, alegría.  

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Nota

24 de marzo de 2023: Que la memoria (los) ilumine

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Crónica de un nuevo 24 de marzo desde la voz de la gente, que habla de todo: de cuánto estaba el chori la marcha pasada a cuánto está hoy; de la pesificación de los fondos jubilatorios y de las elecciones por venir; de las dos marchas, y de la realidad. La necesidad de seguir enfrentando al fascismo, ¿cada vez más presente?, y la energía que da la calle. El recuerdo de Hebe, la presencia y las palabras de Nora Cortiñas, la partida sin condena de Carlos Blaquier. Lo pendiente: los juicios aún en curso, la falta de respuestas del Poder Judicial y de la política, les desparecides de hoy. La presencia de niñas y niños como herencia de una sana costumbre: memoria, verdad y justicia, ahora y siempre.

Y si de vos
me dijeran que no exististe,
les gritaría que me quedan,
tus ojos tristes,
tu caminar lento,
tu sonrisa apenas esbozada,
tu caricia leve,
y una espera,
una larga espera
de la que no volveremos
nunca,
o tal vez sí…

“Octubre 1976”, de Ana María Ponce, desaparecida.
24 de marzo de 2023: una de las intervenciones callejeras con el Nunca Más como bandera. Foto: Sol Tunni

Ahora es marzo de 2023.

24 de marzo de 2023.

Un pibe alto camina lento, con ojos tristes; el frente y el dorsal de su musculosa negra, cuenta: “Son 30.000 y uno es mi abuelo”. Al lado, su mamá, camina lento, con una sonrisa apenas esbozada. Su musculosa gris, cuenta: “Son 30.000 y uno es mi papá”. Caminan lento porque hay un océano de cabezas, pies y corazones que se dirigen desde el Congreso de la Nación hacia Plaza de Mayo, a reivindicar la Memoria, la Verdad y la Justicia, a 47 años de la noche más sombría.

El pibe alto se llama Thomas Aballay y sostiene un cartel que contiene la foto de su abuelo, cuya sonrisa es tan ancha que parece desbordarse de la imagen. Se lee: “Jorge Oscar Tanco, detenido desaparecido, 16/09/1976”. Dice: “Pertenezco a la agrupación de Nietos de desaparecidos, conmueve un montón estar acá. El Nunca Más no debe quedar en el aire, por eso hay que seguir luchando”. Lo escucha su mamá, Maika Tanco, la hija de Jorge. Plantea deudas de esta democracia en relación a los castigos por los crímenes de lesa humanidad: “Necesitamos hablar no sólo del pasado, sino del presente y del futuro. La cárcel para los genocidas debe ser definitiva; cárcel común, no que estén en sus casas. Además, los juicios están retrasados. En los últimos cuatro años no hubo adelantos significativos y eso quedó manifiesto en que el empresario Carlos Blaquier acaba de morir sin ser juzgado por su complicidad con la dictadura. 47 años después, no es justicia. Y él ni siquiera la tuvo; falleció como inocente, y no lo fue”.

Lo que plantea Maika, minutos después lo confirman en números desde Sobrevivientes, Familiares Compañerxs y Amigxs del Centro Clandestino de Detención «El Olimpo”, emplazado en el barrio porteño de Floresta: “Hoy, 8 de cada 10 condenados por delitos de lesa humanidad están en sus casas cumpliendo las penas que debieran completar en cárcel común”. Desde que se reabrieron los juicios, entre 2006 y 2022 hubo 283 sentencias dictadas, 1115 personas condenadas y 171 absueltas. Hay 15 juicios en curso y 75 causas aguardan fecha de debate. En relación a la falta de celeridad, se debe a la escasez de tribunales orales disponibles. Un ejemplo es el proceso judicial por las violaciones de derechos humanos en el Centro Clandestino “Puente 12”, en La Matanza. El debate, pactado para principios de 2022, recién comenzará el próximo 3 de abril “por cuestiones de agenda”.

Como el mundial

El olor a humo que emana de decenas de parrillas acompañan toda la marcha. Hay olor a chori, hay olor a un pueblo que, pese a ser una fecha que evoca la peor de las crueldades, se hermana, se abraza. Se trata de una fecha para encontrarse y reencontrarse, con unx mismo y con el resto. El barro que se multiplica con el paso de las horas en varios sectores de la Plaza de Mayo refleja la masividad de la cita ineludible. Hay mil banderas de organizaciones sociales, de partidos, de sindicatos; pasacalles, stencils, graffitis viejos y que acaban de nacer; bombos, cánticos, intervenciones artísticas; hay sueños compartidos: “La importancia de estar acá es mostrar que la derecha, los milicos, la policía, no tiene la cancha libre; desearía que fueran menos, pero no lo son, siguen teniendo mucho poder. Entonces, la única defensa que tenemos es la calle”, alza Cecilia, 69 años, de Florida Norte. Y profundiza: “Hay que apuntar a la igualdad social como eje; tenemos alimentos para millones de personas, pero la mitad de nuestra población infantil es pobre. Alguien se la está llevando y es contra ellos que debemos pelear”.

Antes de empezar a marchar, Norita Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, le dice a la lavaca que está “con mucha fuerza para seguir pidiendo Memoria, Verdad y Justicia”; le dice que “el país está cada día peor, porque este gobierno, gobierna para los ricos, y hay que resistir en la calle”; le dice que pasó su cumpleaños (93, el 22 de marzo) “muy feliz, llena de abrazos y de afecto, pero la felicidad nunca es completa y será así hasta encontrar a Gustavo (su hijo, desaparecido)”; dice que el compromiso “debe ser hasta morir” y antes de terminar la charla, en medio de un intenso calor, propone ir tomar una cerveza al final de la jornada.

Lucía Iérmoli tiene 35 años y está embarazada de seis meses. “Las conquistas hay que defenderlas acá, contra el poder concentrado que sigue creciendo. No estar un día como hoy marcaría una ausencia. Que reviente de gente esta plaza es un logro de todas, de todos. No sé cuántos lugares en el mundo tienen un día que reivindique la memoria”, dice, con voz tierna y con Vera en la panza, que también sigue creciendo. A su lado, su amiga Alejandra Spinetta, 59 años, agrega: “No se puede no estar acá; si uno falta, si no se compromete, es dejarle el lugar para que avance la derecha”.

A unos metros, Laura, de 66, está contenta. Muestra una vitalidad que está recuperando, a medida que avanzan las horas: “Es mi primera movilización después de la pandemia; estuve muy enferma, durante muchos años, pero hoy sentía que debía estar con mi pueblo y no me arrepiento: me llena de energía”.

Detrás, una imagen bellísima que retrata a Hebe de Bonafini, en el primer 24 sin su presencia física. Está con sus dos hijos, chiquitos, ambos desaparecidos. Una frase acompaña el cuadro, a 40 años de la recuperación de la democracia: “El día que me muera no me tienen que llorar. Hagan una fiesta en la calle, porque hice lo que quise y peleé con todo como quise”.

Retrato de Hebe de Bonafini: símbolo de lucha y de una época. Foto: Sol Tunni

El 24 de marzo de 1995 a las 6 de la mañana llegó al mundo Victoria Rossi. “Victoria por la frase del Che, de ‘hasta la victoria siempre’, por el concepto del triunfo del pueblo”, rememora Viqui, a metros de la Catedral vallada, en su cumpleaños 28. “A partir de que empecé a militar en el centro de estudiantes del secundario, sentí que los 24 de marzo ya no había lugar para festejos personales, sí para abrazos, sí para estar con mi gente, pero desde un lado más colectivo”. Su mamá y su papá, militantes de izquierda, venían a las marchas mucho antes de que se decretara feriado, allá por 2022: “Desde chiquita fui consciente del valor que tenía esta fecha y me acuerdo que en cuarto grado fue el último cumple que festejé en la escuela. Sin embargo, estar acá es lo más importante en este día; un año no vine y algo me faltó. Decidí que esa sensación no la quiero sentir más”. Y asocia: “Más allá de que esto no sea una celebración, vivo un 24 de marzo como lo más parecido a ganar un campeonato del mundo, porque hay un gran motivo para juntarse: hay orgas, partidos, familias, parejas, gente que va de la mano con quien quiere y eso tiene que ver con la búsqueda de la libertad por la que peleaban las y los desaparecidos”.

Ideas de ayer a hoy

Un hombre cuarentón camina de la mano de su hija. Ambos tienen puesta el mismo modelo de remera que exige “Juicio y castigo”. La diferencia es que una es talle X y la otra es talle S. Expresa Lucas: “Estamos acá por dos motivos: por responsabilidad social y porque mi papá es uno de los 30 mil”. ¿Qué utopías de su viejo hay que traer al presente? “Nunca dejar de hacer política seria y trabajar mucho en los barrios”. Se va a seguir marchando, siempre de la mano de su hija. En su espalda, de su mochila cuelga un pañuelo blanco que denuncia: “Pablo Córdoba, desaparecido”.

Ana Valverde escucha atentamente el documento leído por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia. Tiene 72 años, milita hace 54 y lleva bien alto un cartel con la foto y el nombre de Patricia Gaitán, desaparecida por la última dictadura cívico militar eclesiástica. “La principal pelea de los 70 que hay que dar hoy es cómo lograr la unidad de las y los laburantes”. Dice que es jubilada y protesta porque “el gobierno nacional acaba de confiscar el fondo de garantía de sustentabilidad que estaba en dólares y que por un DNU lo pesificó. Esto no perjudica a quienes ahora somos jubilados, sino también a ustedes, los más jóvenes”.

–¿Vos aportás? –me pregunta.
–Sí.
–Bueno, te acaban de afanar.

Un pasacalle grita: “30.000 razones contra el FMI”; un cartel pegado con engrudo sigue la línea: “Basta de extorsiones del FMI”; desde arriba del escenario, en el documento que leen los organismos de derechos humanos, se agita: “El Poder económico es el gran ausente de este proceso, y su impunidad la seguimos pagando como pueblo, porque nos siguen sometiendo a la miseria, buscando un enriquecimiento sin límites y sin importar los costos”. Abajo, la inflación arrasa. Alberto es de Avellaneda y atiende una parrilla que instaló en la esquina de Avenida de Mayo y Carlos Pellegrini: “En la marcha pasada, el chori estaba 150 pesos, cobrándolo caro; hoy, yo lo tengo 700, como barato; en otros puestos está hasta 900”. A 50 metros, Viviana está sentada en un banquito. En el piso, sobre una lona, expone pañuelos blancos y azules, con la consigna “Nunca Más”. “El año pasado estaban 250 pesos, hoy 500”. Agrega: “Fue muy floja la venta, hoy se vendió mucho menos que en 2022”.

La primera actividad que arranca el 24, a media mañana, y la que cierra, a eso de las 20, se da en Plaza de los Dos Congresos. Es un festival por la memoria donde cantan bandas de heavy metal, que se organiza desde hace 16 años. Quien presenta a las bandas se llama Fernando Ricart, tiene 52 años, un pelo larguísimo y un padrino que estuvo detenido desaparecido: “Se lo llevaron por ser delegado, como si eso fuera un delito. Estuvo un mes y medio desaparecido, pero el daño que le hicieron fue para siempre. Se lo llevaron siendo uno, y me devolvieron a otra persona. Nunca se recuperó”. Andrés, 39 años, escucha la música pesada junto a su hijo de 6. Lleva una remera que se pregunta qué hicieron con Santiago Maldonado. Le pregunto qué ideas de la militancia de los 70 serían importantes que hoy sean prioridad: “Se perdió la perspectiva de un cambio revolucionario real; el peronismo tiene su eje en la Justicia, como si no fuera parte de este sistema que hay que cambiar de raíz; mientras que la izquierda partidaria sigue en la pelotudez, discutiendo en el Congreso sobre concepciones marxistas de hace tiempo, sin pensar en el cambio social actual”.

Rocío y Darío viajaron desde Tandil junto a su hijo Amadeo, de un año recién cumplido, para sentir en vivo y en directo la marcha que tantos años recorrieron cuando vivían en Buenos Aires. “La memoria se construye desde la cuna y las Madres y las Abuelas son la escuela”, recuerda ella. “La mejor manera de reivindicar a las y los desaparecidos es seguir su camino: el trabajo de base que se hacía en esos años”, recuerda él, que al igual que su bebé lleva puesta una remera de Diego Maradona. A su lado está Belén, una amiga de la pareja que por primera vez es parte de esta movilización: “En Tandil es diferente; hay un espacio fuerte y comprometido con los derechos humanos, pero es una ciudad mayormente oligarca; para mí es muy fuerte estar acá. Más que nunca debemos mantener viva la memoria y para eso hay que movernos”.

Memoria en este momento

Hay un graffiti recién pintado en la estación de subte Lima, de la línea A, que reza: “Memoria en este momento”.

Aparece también en paredes, en carteles y en diversos reclamos. Elizabeth tiene 70 años y lleva colgado un cartel que pide “Libertad a Assange, una verdad sin mordaza”. Lo relaciona con el 24 de marzo: “En el caso de Julian, se condena la libertad de expresión, no hay derecho a la información de la población y se expone cómo se persigue a la gente cuando se descubren los secretos de los gobiernos”. Detrás de ella, un stencil negro exhorta: “Abran los archivos secretos de la Dictadura”. Elizabeth tiene tres compañeros desaparecidos: Mónica Epstein, Hernán Abriata y Klaus Zleschank. “De ellos, además de recordarlos, hay que seguir su ejemplo: militar por una mejor redistribución de los ingresos”.

El recorrido desde la 9 de Julio hasta la Plaza de Mayo está acompañado por afiches de la organización La Poderosa con un encabezado: “40 años alimentando la democracia”. Se da en el marco de un proyecto de ley que impulsa el conglomerado de asambleas villeras para que se reconozca con un salario a las más de 70 mil cocineras comunitarias que trabajan en el país sin percibir un salario. ¿Qué implica el reconocimiento laboral? “Un salario ligado al Mínimo Vital y Móvil como base; acceso al aguinaldo, vacaciones, seguridad social, cobertura contra riesgos en el trabajo por enfermedades y maternidad, por invalidez y vida, retiro, acceso a la jubilación y guarderías”, expresan desde el movimiento.

Uno de esos afiches lo tiene a su lado Francisca, que vive en la calle y ahora está delante de un kiosco de diarios cerrado. Tiene una bandeja de arroz por la mitad y una voz que pide escucha: “Se la pasa muy difícil acá”. Y en un puñado de palabras, esgrime una deuda sustancial de la democracia: “Pensemos, ¿cuántos políticos en los últimos años hablaron de la situación de calle, de las villas? Eso dice mucho de cómo estamos”.

Detrás de su lente, la mirada de Oswald, colombiano de 41 años que hace 14 vive en Argentina, fotografía a un pueblo que recuerda sin parar. “Es imposible estar acá y no compararlo con mi país. Allá, pese a que no hubo una dictadura tan marcada, la serie de gobiernos de derecha y los paramilitares han desaparecido a más gente que en cualquier dictadura del cono sur”. Añade: “Por eso es tan importante valorar lo que se consiguió acá. En mi país, el miedo y la violencia aún imposibilita la unión de familiares de víctimas para reclamar en conjunto. En el último tiempo la juventud comienza a jugar un rol clave y para esto la Argentina es un ejemplo a seguir”.

Sobre Avenida de Mayo, un gazebo contiene a un grupo de “peruanos autoconvocadxs” que vocifera por la “dictadura que vive Perú”. Más de 60 caras se alternan con cintas de luto negro, en un antimemorial que estremece. Son las “víctimas del Estado Peruano”. Merly tiene 36 años, nació en Parcona Ica y hace 20 vive en Argentina. “Estamos acá porque también queremos decir Nunca Más. Las muertes tienen rostro y la mayoría son de pueblos originarios, del sur del país”.

Carolina, de 23, muestra su juventud caminando rápido, para no perderle pisada a sus amigos que van un poco más adelante. “Recordar a los desaparecidos de la dictadura es luchar por los desaparecidos de hoy. La derecha sigue avanzando y no lo podemos permitir”. A pocos metros de la Plaza de Mayo, donde desemboca la enorme movilización, Daniela, de 35, vende hamburguesas veganas. En el frente de su heladerita de telgopor está pegado un cartel con los colores de la diversidad, que se pregunta: ¿Dónde mierda está Tehuel? “No se puede aceptar tener desaparecides en democracia. El Estado define de quién se ocupa y de quién no, discriminando a las identidades trans. El racismo sigue, nunca se fue”.

¿Dónde está Tehuel?. Foto: Sol Tunni

Pablo está a pasos de la Pirámide de Mayo. Tiene 36 años, una militancia desde la juventud y un miedo que le recorre el cuerpo: “La democracia vuelve a estar en riesgo; las voces que la amenazan vuelven a tener más peso, que se traducen en persecución, en proscripción, en prohibición”. Suma: “Sufrimos salarios de miseria que sólo lo podremos dar vuelta con una transformación obrera y un pacto social que resguarde un piso que la derecha busca perforar. Para esto, hay que poner el cuerpo como en los 70, porque salvo en determinados momentos como el 2001 o la reforma jubilatoria del macrismo, no pudimos hacerlo en unidad”. A su lado, lo escucha Fidel, su hijo de 8 años.

–¿Por qué estás acá? –le pregunto a Fidel.

–Por la desaparición de los compañeros.

La tarde empieza a caer, la multitud a desconcentrarse y, mientras las paredes siguen pintando preguntas, también se escuchan versos que alimentan la memoria.

Se que algún día dejaré de pertenecer al mundo,
y nunca más podré escribir,
ni hacer el amor,
ni disfrazar la naturaleza con un poema,
ni viajar en los libros,
ni exponer mis ideas.
Por eso en este poema dejo, mar, cielo y luna
mariposas, besos y sirenas,
y me dejo a mí,
porque cuando muera seguiré viviendo en estos
versos.

“Poema para no morir”, de José Beláustegui, desaparecido.
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LA NUEVA MU. Lo que está en juego

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