Sigamos en contacto

Nota

Dilemas y novedades en los MTD: el día después de los subsidios

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

“Los movimientos que construyeron sólo a partir de los planes, están en peligro de muerte” fue una de las frases pronunciadas en Allen, Río Negro, durante un encuentro que permitió observar de qué modo varios MTD consideran que puede encararse una subsistencia autónoma. ¿Los subsidios estatales para los desocupados serán eternos? ¿Los piqueteros pueden independizarse de esas dádivas? ¿De qué modo? Y en ese caso, ¿qué ocurrirá con quienes se acercan sólo por los 150 pesos de los planes? Los valores en juego, los riesgos, los enigmas, y algunas descripciones descarnadas sobre la actualidad de esos movimientos.

Los MTD de Allen y Cipolletti, Río Negro, invitaron a una Ronda de pensamiento a la que asistieron integrantes del MTD de Solano y el Colectivo Situaciones, entre otros.
Neka, de Solano planteó que «los movimientos que construyeron sólo a partir de los planes, hoy están en peligro de muerte» y relató descarnadamente varios de los conflictos que atraviesa el propio MTD de Solano, ante el dilema de abrirse al barrio y a otras experiencias, o correr el riesgo de convertirse en un grupo cerrado, sectario y burocratizado.
«Estamos definiendo entre todos qué será el movimiento más allá de los planes», dijo. «El horizonte de mayor radicalidad hoy en día consiste en no reproducir un sistema que sabemos que está destruido. Ese es el centro del conflicto cotidiano». Uno de los puntos de debate es qué hacer con los excedentes económicos que generan los proyectos productivos.
Allen y Cipolletti comparten la visión sobre el ocaso de los planes. Ya no organizan cortes ni piquetes reclamándolos: «Nuestra idea no es construir a partir de los planes, sino gestar la base material de la autonomía con nuestros propios proyectos». Las marchas y piquetes se concentran entonces en lograr que el Estado cumpla con lo acordado respecto a diversos emprendimientos productivos. Más allá, los movimientos se abren a experiencias de autogestión en los barrios que incluyen proyectos como los de salud y educación, la incorporación de gente que trabaja pese a no tener plan, y la inclusión también de trabajadores formales que apuestan a un nuevo horizonte.
Uno de los argumentos: «De nosotros parte construir nuestro propio futuro. Porque el gobierno no nos va a solucionar la vida. Ni ahora ni nunca».

La idea de hornear pan en un lava vajilla puede parecer estrambótica, pero en Río Negro el invento funcionó. El horno está en el MTD (Movimiento de Trabajadores Desocupados) de Allen, surgido de una mezcla de necesidad e ingenio. El resultado es un pan casi adictivo.
El artefacto, además, tuvo cría. En Allen muestran orgullosos a los visitantes el nuevo horno rotativo, metálico, levemente marciano y con puerta transparente, capaz de preparar más de 50 kilos de pan en 25 minutos, que se obtuvo tras arduas negociaciones con funcionarios, y un piquete en la ruta 22.
En Cipolletti otro MTD cambió su nombre (ahora se llama Movimiento de Trabajadores por la Dignidad) aunque funciona articulado con el de Allen, y tiene también un viejo lava vajillas reciclado como horno. En ambos casos, estos «desocupados» consiguieron los lava vajillas antes de que la Universidad del Comahue los tirara a la basura (lo que genera cierta perplejidad acerca de dónde residen el conocimiento y el saber).

En Río Negro, el pan en un símbolo de otra cosa. Esos MTD capaces de cortar rutas y reconvertir hornos, buscan ahora reconvertirse a sí mismos. Reflexionan sobre qué son, qué hacen, cómo luchan, de qué modo se relacionan o se enfrentan con el gobierno, qué quieren construir.
Se preguntan acerca del futuro.
Tienen una idea entre ceja y ceja: lograr que la autonomía que reivindican como corazón de su organización no sea sólo una idea de acción, sino una realidad material, a través de proyectos productivos que no los hagan depender de los planes para desocupados que regula el Estado. Consideran que se trata de una especie en extinción (los planes, aunque tampoco parecen atribuirle un gran futuro al Estado).
Con ese tipo de temas en agenda, organizaron una Ronda de pensamiento en Allen a la que llegaron algunos visitantes desde Buenos Aires, incluyendo integrantes del MTD de Solano y del Colectivo Situaciones.
Se trató de un encuentro de ideas y de afecto. El lugar, la escuela de uno de los barrios más populares y populosos de Allen, con nombre de deseo: El Progreso.
Los bancos de la escuela se pusieron en ronda. También había rueda de mate. Varias jóvenes del movimiento hicieron una pequeña presentación y saludo. Magdalena dijo: «Estábamos tan entusiasmados con la visita, que no organizamos nada. Así que el que quiera puede tomar la dirección de todo esto. Pero que sepa que nadie le va a dar bola».
Estaban Orlando, Neka y Mava, del MTD de Solano, Patricia del MTD de Cipolletti, Diego, Verónica y el Ruso, del Colectivo Situaciones, Víctor, de Alerta Salta, La Fogata y habitué de la Ronda de Pensamiento Autónomo de Roca Negra, un integrante de lavaca y los anfitriones: Oscar, Carlos, Vasco, Magdalena, Carmen, Vilma, Mirtha, María Esther, Sandra entre tantos otros miembros de los talleres productivos del MTD de Allen.

Uno de los dueños de casa empezó a hacer girar la ronda. «Hay quienes plantean que la autonomía es fundamentalmente una cuestión territorial. Me parece que el desafío es más grande, y que construir autonomía implica también la apertura hacia otros sectores. Sería un error no atender cuál es el proyecto del gobierno hoy, qué quiere hacer con nosotros. O no tener debatido qué es lo que nosotros queremos hacer, hacia dónde vamos».
Neka, de Solano, mencionó su alegría por el encuentro y diseñó un análisis de la actualidad de los movimientos, con un diagnóstico:

«Desde que empezó este gobierno lo vivimos con expectativa por algunas cosas, y prevenciones frente a otras, sobre todo la cooptación institucional que se comienza a dar.
«Una de las cosas que se ve muy fuertemente, por lo menos en Buenos Aires, es que aquellos movimientos que se plantearon construir solo a partir de los planes, hoy están en peligro de muerte.

Dicho esto, pasó a definiciones sobre lo que ocurre en el MTD de Solano que podrían definirse como descarnadas (aunque cada lector puede elegir el adjetivo que prefiera).
«Es un tiempo de muchos conflictos internos. Nos planteamos: ¿qué hay más allá de los planes? ¿qué hay en estas maneras de convivir, relacionarnos y hacer nuestra experiencia? Esas preguntas nos van poniendo en contacto con nuestras contradicciones personales y grupales.
«Tenemos debates y peleas, algunos muy desagradables. Estamos construyendo algo de manera horizontal, democrática, autónoma, con valores como la libertad, pero muchas veces en la práctica cotidiana salta el egoísmo, la lucha del uno contra el otro, qué es lo tuyo, qué es lo mío. Yo veo que sale muy fuerte el tema del poder. De quién es el movimiento, para quién, para qué. Si está abierto al barrio o no. Si hacemos educación popular, ¿para quién es? ¿para los chicos del movimiento solamente? ¿para los que tienen plan?
«Muchos pensamos que si el movimiento no se abre a una realidad barrial, a pensar un proyecto de salud, de educación, de trabajo -de trabajo creativo y no alienante- nos podemos convertir en una isla o en un grupo cerrado y sectario.
«Estamos en ese debate, y tenemos peleas muy fuertes. Nada es fácil ni color de rosa. Lo que nos pone contentos es que a la vez hay mucha gente de realidades diferentes con la que se va armando una red de ideas y de prácticas.
«Además de discutir qué será del movimiento más allá de los planes, también nos planteamos cómo producir, sin reproducir al capitalismo. Esa es una discusión permanente.

Carlos, de Allen, dijo que el gobierno de Kirchner disparó una crisis dentro de los movimientos y la obligación de volver a trabajar sobre principios. «Es un momento crítico, porque no sabemos si esto termina en una revuelta -algo que llama la atención, produce un cambio y cierta organización- o en una revolución, que implica un cambio social y un cambio de mentalidad. Para mí hay una crisis del sistema: y habrá que ver cómo van a salir parados los distintos movimientos».
Los mates seguían circulando; afuera los chicos habían organizado un partido de fútbol bajo un clima que un porteño podría calificar como frío, pero piadoso.

También de Allen, Oscar -un joven que ha pasado los 50- mencionó que la explosión de los movimientos sociales dispuestos a luchar contra lo establecido generó expectativas de algo nuevo en el país. La resultante fueron los planes -dijo- que generaron «cierta dependencia, o cierta relación con el gobierno. Aunque lo único que muestran los planes es la irresponsabilidad total de los gobiernos al no poder generar lo esencial, lo básico, que es el trabajo». Oscar es de los que usan la palabra responsabilidad como capacidad de dar respuesta. Luego dijo:
«Hoy sabemos que esto no tiene una solución. A través del tiempo vamos descubriendo que el gobierno no nos va a dar respuesta. Ya no tiene solución ni para los jóvenes, que no consiguen trabajo aunque tengan títulos o capacitación. Menos todavía los de más de 40 ó 50 años. Ni en las empresas privadas, ni en el Estado.
«Vamos descubriendo esas cosas, y si miramos el futuro, nos damos cuenta de que no hay. El gobierno no nos da un futuro. no hay para nosotros nada. Nada.
«Ahí nos preguntamos. ¿Qué va a pasar con nosotros? ¿Vamos a seguir viviendo del asistencialismo, de los 150 pesos, para forjarnos un futuro? ¿Eso vamos a hacer por nuestros hijos?
«Algunos tienen la ilusión de que el gobierno tiene soluciones, pero no. No tiene cómo solucionar nada. Y si el gobierno no va a resolver las cosas, tenemos que pensar, ¿cómo las vamos a resolver nosotros?
«De nosotros parte construir nuestro propio futuro. Porque el gobierno -puedo estar equivocado- no nos va a solucionar la vida. Ni ahora ni nunca».

Patricia, de Cipolletti, agregó temas: «»La lucha contra los vicios del capitalismo dentro de nuestros movimientos es muy fuerte». ¿Por ejemplo? – le consultaron. «El egoísmo; me salvo yo y no me importa el otro; la falta de compañerismo a veces. Son cosas que se hablan, se hacen talleres, y en los dichos todos estamos de acuerdo pero en la práctica cotidiana hacemos agua. No es general, pero ocurre. Ha habido muchas crisis, rupturas. Yo sé que no hay un camino marcado, pero me gustaría charlar sobre cómo construir una nueva subjetividad. Los movimientos estamos muy metidos hacia adentro, como decía Neka, y me parece que esa lucha es más fuerte que la que podamos tener hacia fuera».

Oscar dijo que hay una palabra clave: confusión. «El gobierno aparece con una actitud como bondadosa. Pero ¿cómo podemos mantener nuestra autonomía pese a esa relación? Dan plata para proyectos, y aparece la producción, la productividad, y la competencia. El gobierno piensa distinto que nosotros. Quiere que produzcamos para el mercado. Ahí nosotros paramos y decimos: No. Nosotros vamos a tomar esto sin perder nuestros principios». Patricia propuso «que hablen los de afuera».
Uno de los visitantes sugirió que nadie tenía por qué esperar ninguna respuesta. «La respuesta está en ustedes. De todos modos, aunque parezca una paradoja, entender que uno está confundido es un signo de claridad. Los que verdaderamente están confundidos son los que creen que tienen la verdad y ninguna incertidumbre. Todo eso ha provocado confusión y mentira. La gran novedad es poder preguntarse colectivamente las cosas. La duda es más compleja, pero los que se permiten dudar, discutir, admitir la incertidumbre, tienen razón. Sobre los debates, a veces se les tiene miedo. Antes que discusiones duras, uno preferiría conversaciones agradables. Pero estos debates muestran que además de galpones, panaderías y emprendimientos, lo que construyen estos movimientos son formas de ser. Nuevos tipos de relación, de formas de actuar. De ahí van a salir las respuestas».

Neka estuvo de acuerdo: «Nos estamos proponiendo ser personas y comunidades diferentes. El horizonte de mayor radicalidad hoy en día consiste en eso: no reproducir un sistema que sabemos que está destruido. Ese es el centro del conflicto cotidiano».
¿Por qué? «Porque aprendimos a vivir con esas ideas de que tener éxito por encima de los demás, de tener poder. A nosotros nos pasa. Los compañeros del área de administración a veces se convierten en los que dominan el mundo del movimiento. ‘Tengo el control, tengo tu plan’. Eso hay que ir erradicándolo. Tenemos que aceptar que podemos reproducir esas actitudes, pero es un desafío que venimos pasando bastante bien. En ese debate estamos. Es muy doloroso. Pero si logramos construir desde aquí, desde lo que nos pasa, unos cuantos pensamos que ese va a ser el horizonte».
Oscar: «Es cierto. Nosotros tenemos el horno rotatorio nuevo, pero ahí aparece la discusión: ¿de qué vale tener un emprendimiento, o muchos, si no cambiamos acá?» dijo tocándose la cabeza. «La discusión empieza cuando podemos pasar a tener cosas grandes, incluidas las máquinas de costura. Vamos a tener una elaboración importante de productos, porque además los compañeros saben trabajar y producir. Ahí hablamos de no perder nuestros principios. Si llegamos a pensar que tener el horno es más importante que lo que nosotros hacemos, nos vamos a equivocar».
Vasco: «Muchos ven los proyectos y piensan en cuánto vamos a ganar, pero es riesgoso pensar en eso, si afecta nuestra forma de crear, de ser capaces de organizarnos por nuestra cuenta, de seguir con la libertad que tenemos actualmente de decidir qué queremos hacer, cómo y para quién. El problema no es económico. Lo principal del movimiento no es la capacidad de producción, que es importantísima, sino que estamos construyendo nuestro propio pensamiento. Lo que tenemos en la cabeza. Cómo queremos encarar nuestra vida, si queremos mantener nuestra rebeldía o nos disciplinamos a lo que el gobierno quiere. Si nos subordinamos a las tentaciones del mercado. Ahí está lo más valioso que estamos construyendo. El pensamiento colectivo. Si eso está, bienvenidas sean todas las crisis y todos los desafíos».
Su idea se sintetizó luego de este modo: «Si vamos a hablar de territorio, el más importante es la subjetividad: los valores, el pensamiento, los sueños. El territorio es la vida».

Magdalena es una de las más recientes integrantes del MTD, al que entró hace siete meses. «Me parece que primero nos dejaron afuera, y ahora nos quieren meter adentro del sistema capitalista. Incluirnos para decirnos qué es lo que tenemos que hacer con nuestras vidas y nuestros valores. Lo que discutimos es si tenemos que seguir construyendo la horzontalidad y la autonomía».
Diego, del Colectivo Situaciones, entró en la charla contando una historia: «Un antropólogo ve a unos indios que hacen la danza de la lluvia, y les pregunta si realmente creen que bailando van a hacer llover. Para el antropólogo era una estupidez total: ¿cómo creer que bailando se va a hacer llover? Pero le contestaron: ‘No, bailando nos estamos organizando, estamos festejando, y estamos produciendo lazos entre nosotros. Cuando venga la lluvia nos va a encontrar de otra manera».
Sobre la sensación de confusión, propuso: «El 19 y 20 aparecieron puntos de lucha y de discusión en todos lados. Hubo muchas experiencias, y me parece que tenemos el primer gobierno que supo leer el 19 y 20. Idalia, una compañera del MTD, decía que el gobierno empezó a entrar en el terreno de los movimientos, ofreciendo plata, posibilidades. Desarmando la danza.
Eso genera confusión. Nos están diciendo: ‘muchachos, gracias, ustedes lograron mucho, vuélvanse a casa, acá tienen unos pesos’. Me hace acordar al cuento de los indios, porque de última lo que no hay que hacer es dejar de bailar».
Diego dijo que es más fácil construir la autonomía contra un gobierno que reprime, o que es abiertamente oligárquico: «Ahí el compañerismo es más fácil de lograr. Pero cuando el gobierno toma el propio discurso de los movimientos, cambia la cuestión. Este gobierno es medio complicado. Habla en nuestro nombre, pero su objetivo es destruirnos. Hay dos salidas que me parecen demasiado fáciles. De un lado, los llamados duros, que salen a combatir al gobierno para ganar cartel. Y del otro los que aceptan todo lo que les da el gobierno. Son posiciones que están arriesgando todo lo que se pudo construir. Me parece una mejor actitud la que se dijo antes: ser capaces de sostener las verdaderas preguntas. Quiénes somos, por qué estamos acá, cómo seguir organizándonos. Seguir bailando. Me parece que eso es lo que tiene más valor. Sostener incluso la confusión, pero no olvidarse del valor de lo que se está construyendo bien desde abajo». «Porque esa es la otra cosa que me parece impresionante. Los que se suponía que estaban sin vida, en vez de pedir meramente inclusión, de pedir solamente trabajo, lanzan la pregunta sobre qué es vivir. Qué es la vida. Ese es un valor gigante, y está el desafío de cómo sostenerlo e los próximos tiempos».
Una consulta específica de los MTD patagónicos a los bonaerenses, fue cómo se hizo con los proyectos que generaban diferencias de ingresos para sus integrantes. Mava tomó la cuestión: «Se discutió qué pasaba. Algunos pensaron que iba a tener más ingreso el que trabajara en proyectos como el bar de Filosofía (en dicha facultad de Buenos Aires, el lugar ha sido entregado en concesión al MTD; Mava es una de las que trabaja en el lugar). Pero no nos gustaba mucho esa idea de esa desigualdad. ¿Por qué van a ganar más que los que están en el barrio, en salud, en la biblioteca o en la panadería? Es un proyecto de todos. Entonces acordamos que todos seguiríamos ganando lo mismo, y que el excedente se vuelca para los proyectos».
Oscar le dijo: «Imaginate que esa cuestión es sumamente importante para nosotros. No todos piensan igual. Si estás ganando 150 pesos y por ahí podés pasar a ganar 400 o 500, hay que tener mucha solidaridad y estar muy mentalizado para decir ‘voy a compartir con los otros proyectos’. Nos gustaría que nos contaran los entretelones, porque debe haber sido muy discutido».
Mava contestó: «Tuvo que ver con una discusión colectiva», y Neka recordó que el asunto tenía historia preia: «En realidad ya veníamos de antes. Muchos compañeros cobrábamos hasta 300 pesos como capacitadores, en un plan de la provincia de Buenos Aires. Hubo una gran discusión porque eso iba a generar una desigualdad. Al final hubo consenso y se decidió que los que cobraban 300 iban a repartir 150 en el fondo comunitario. Nunca hubo ni un compañero que no lo aceptara, o que se haya quedado con los 300. Lo del bar fue lo mismo. Hoy además se están vendiendo sandalias, zapatos, artículos de cuero, remeras, y todo eso va al fondo productivo y se planifica qué se va a hacer. Porque puede haber alguien con una necesidad especial. Se decide en función de las necesidades más urgentes. Y se cubre a los que están sin trabajo y sin planes».

En la ronda hubo otra pregunta para Neka, sobre su comentario acerca del riesgo de que el movimiento se convierta en una isla, o en un grupo sectario. «Es un riesgo. Estamos construyendo un movimiento autónomo, con prácticas horizontales, pero muchas veces los criterios que acordamos para funcionar como colectivo se vuelven tan rígidos que se tornan reglas. Y esas reglas terminan convirtiendo a la organización en un espacio jerarquizado y burocratizado que no se diferencia mucho de otros espacios, como ser un partido político. De pronto se juzga a los compañeros, no por lo que hacen o por el aspecto humano, sino por la regla. La mirada tiene que ser mucho más integral».
«Otro debate que tenemos: hay proyectos del barrio, como las murgas, donde participan hijos de papás que no participan en el movimiento. Como hay un aporte económico del movimiento, eso genera discusión: ¿por qué hay que aportar para hijos de personas a las que no les calienta el movimiento? Pero entonces el debate es: ¿qué movimiento queremos construir? ¿Queremos trabajar con el barrio, o no nos interesa? Ahora tenemos la posibilidad de concretar la creación de una escuela, para avanzar en la alfabetización, y aparece el tema. ¿Para quién va a ser? Uno podría plantear también si sólo desde los planes podemos construir organización, o si podemos generar además otros espacios como el educativo o el de salud, con los que también se construye organización. Y nos abre mucho más a otras realidades».
El Vasco señaló otro conflicto, que reside en la salida de integrantes del movimiento, sino en lo que describió como un estado de apatía y de negación: «La apatía es muy fuerte. Creo que los planes son nefastos y generaron toda una cultura. Hay compañeros que cuando se les dice que hay posibilidades ciertas de que los planes se caigan, o se limiten, hasta se niegan a discutirlo. Es un bloqueo. Y no es que no tengan apego a lo colectivo. Trabajan como el que más, o participan en cualquier lucha, pero cuando se habla de ese tema, aparece una cerrazón enorme. Hay confusión, chatura. Es distinto si se trata de salir a pelear a la calle. En fin, los planes generan una mentalidad asistencialista, de dependencia hacia el Estado. Incluso, una forma de lucha que creo que se ha agotado precisamente por eso».

Breve aclaración (para entender este aspecto de lo conversado, que implica un fuerte cambio en los estilos de acción). Los MTD perciben que los planes no tienen futuro. En Allen cuentan que los apoyos estatales para emprendimientos productivos se hacen bajo el acuerdo explícito de ir reduciendo hasta anular los planes de las personas incluidas en tales proyectos. El recorte es generalizado en todo el país: en Allen ven cómo se afeitan las barbas de los vecinos de otros movimientos piqueteros, y ponen las suyas en remojo.
Pero lo principal es otra cosa, dicen a coro:
«Nuestro proyecto no es seguir construyendo sobre la base de planes. Lo mismo pasa en Solano que ya no sale a la calle a reclamar por planes. Hacemos un esfuerzo para reconvertir a los movimientos. Se trata de ir gestando la base material de la autonomía a través de proyectos diversos, incluyendo en los movimientos a los trabajadores formales, sosteniendo un trabajo más abierto y contenedor de otros sectores sociales, y profundizando el trabajo territorial, por ejemplo».
En el caso de Allen, además de la panadería hay cría de conejos, gallinas, proyecto de huerta y vivero, dos talleres de costura, dos de tejido, uno de fabricación de dulces, conservas, fabricación de licores y construcción (que está edificando galpones e instalaciones de otros proyectos, como el educativo).
Entre los proyectos «no sustentables» se encuentra el plan de erradicación del analfabetismo «Yo sí puedo», el área de salud, una guardería infantil, dos comedores, dos merenderos, un plan de ayuda para el primario. Los proyectos estrictamente económicos: ¿son sutentables en el tiempo? Actualmente todos los proyectos, salvo los asistenciales, tienen un excedente económico, y cada uno de ellos decide qué sector del MTD apoyar. A la vez, cada emprendimiento aprobado por el ministerio de Desarrollo, tiene sus cálculos de costos y plazos para convertirse en rentables. El de panadería, por ejemplo, de aquí a seis meses debería estar permitiendo un ingreso de unos 300 pesos mensuales para unos 12 integrantes. Ya existe el acuerdo para que todas las escuelas de Allen compren el pan de sus comedores al MTD.
«La idea general no es simplemente productiva. Implica una apertura hacia el trabajo social y territorial; los proyectos van a tener que sustentarse también con los vecinos del barrio» explica el Vasco, «a partir de la idea de la autogestión».
Pero si efectivamente se cortaran los planes, ¿qué haría un MTD como el de Allen? ¿Entraría en una dinámica de cortes y reclamos?
Respuesta: «Todas las organizaciones piqueteras han salido a hacer ese reclamo. Nuestra idea, queda dicho, no es seguir construyendo en base a los planes, sino seguir gestando la base material de la autonomía».
Otra aclaración. El corte de la ruta 22 permitió acelerar el otorgamiento del subsidio para el proyecto de panadería, pero ese es el único monto recibido hasta ahora (ni siquiera se implementó la segunda parte acordada, destinada a la compra de insumos). El MTD está poniendo en marcha el emprendimiento por sus propios medios. «Esto lo aclaramos porque el gobierno en el fondo quiere hacer pura propaganda, está macaneando, y va a terminar diciéndole a muchos movimientos: les dimos la oportunidad y no hicieron nada».

Volviendo a la Ronda, Oscar retomó el tema de la apatía que observa en muchos de sus compañeros: «Tal vez sea más fácil trabajar cuatro horas y cobrar 150 pesos, que empezar a pensar en entrar a un proyecto productivo, que exige iniciativa y responsabilidad. Por ahí pasa el miedo, a lo mejor».
Discutir las cosas colectivamente tampoco es una solución automática. «A veces en las asambleas hay unos silencios que son de lo más comunicativos. Los compañeros no quieren hablar -graficó el Vasco- y el ambiente se pone más cerrado que culo de muñeca de porcelana. Así como otras veces las asambleas son entusiastas, participativas, y votamos reverendas cagadas».
Como todas las rondas, esta no terminó con una conclusión, documento, ni con una verdad revelada, sino con múltiples conversaciones y comentarios. Hubo también algunos encuentros posteriores entre los visitantes y anfitriones: anecdotario frondoso, y mucho buen humor. Alguien contó, por ejemplo, la vez que los MTD sureños fueron a apoyar la ocupación de tierras por parte de unas familias y se toparon con la policía, conducida por un comisario que propuso que propuso evitar enfrentamientos con una consigna: «Tenemos que estar todos juntos para luchar contra el ALCA». De todos modos el terreno fue ocupado, en ese paraje llamado La Angustia. También se recordó la historia de unos militantes italianos que fueron confudidos con periodistas de la RAI, lo cual aceleró notablemente algunas decisiones municipales con respecto a reclamos del MTD.
Algunas reflexiones posteriores a la Ronda.
Y una última frase para agendar.
Oscar:
«Estos encuentros te ayudan a pensar el momento. Tenemos que tomar lo que nos dan sin perder nuestra autonomía. Lamentablemente algunos la han negociado. Negociaron sus principios. Hay movimientos que nunca van a dejar de luchar. Nosotros planteamos la lucha ahora de un modo diferente, desde el trabajo y la responsabilidad. Otros creen que la lucha pasa exclusivamente por el corte de ruta y el piquete. A mí me parece que no es así. El panorama ahora es demostrarnos a nosotros mismos que somos capaces.
«Hay que cambiar una mentalidad. Están los que quieren quedarse atados a los planes. Trabajar cuatro horas, cobrar 150 pesos, y listo. Yo digo: antes trabajaron toda la vida para otra persona, ahora pueden construir algo por sí mismos, en un grupo o movimiento. Algo distinto, no seguir dependiendo del Estado. ¿Qué va a pasar con esos compañeros de aquí en más? Lamentablemente me parece que algunos van a quedar en el camino. Y otros seguirán, pero con decisión de defender la autonomía».
Carlos:
«Una reunión como esta va a ir generando impacto dentro del movimiento. Hay lazos afectivos con las organizaciones y los compañeros que vinieron, y la posibilidad de irradiar experiencias. Acá a veces sentimos la soledad. Encima a nivel político nos miran a distancia, porque saben que nuestra posición es no transar ni negociar.
«Hay que pensar en los proyectos y a la vez en cómo sustentarlos con valores distintos al sistema de explotación. Con nuevas formas de relación.
«Pero eso es ya. El futuro ya llegó. No podemos pensar si viene el Estado de bienestar. Hay que buscar una economía alternativa, acompañándola con espacios de reflexión. Podemos tener los mejores galpones o las mejores máquinas, pero si no logramos también esa lucha contra el egoísmo y por el compañerismo, vamos a estar un poco complicados.
«Lo más destacable para mí es que hay muchos compañeros que no tienen planes, y trabajan en el movimiento. Jóvenes que empiezan a ver las cosas de modo diferente. Eso es lo que se viene a futuro.
Magdalena:
«Yo entré hace pocos meses, estudio enfermería, no tengo trabajo y vine solamente por el plan de 150 pesos para trabajar cuatro horas. Pero después de compartir con los compañeros muchas experiencias entendí que no solo vale lo del plan, sino que hay algo mucho más importante: la construcción de nuevos valores. Y me me sentí parte de este proyecto abierto.
«Nosotros fuimos desplazados de la sociedad. No se nos dio una oportunidad. Unos por viejos a los que nadie toma. Otros por jóvenes sin experiencia. Todo para no permitirte la dignidad del trabajo. Pero seguimos peleando contra los valores egoístas del capitalismo. A veces me parece que ahora quieren incluirnos de nuevo en el sistema, porque nos ven como peligrosos: pensamos distinto. Y es cierto. Creemos en otras cosas, creemos que están equivocados, y que lo único que han producido es miseria, hambre, egoísmo, maltrato entre las personas.
«Yo no sé qué pasará. Nadie sabe. Yo sigo estudiando, y voy a seguir aquí. Lo que sabemos es que seguimos para adelante.
«¿Sabés qué pasa? Nos dieron por muertos, pero estamos vivos».

Nota

Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Más allá de tu vereda.

Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse. 

No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.

El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.

El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto. 

En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.

Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.

Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”. 

Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.

Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”. 

Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.

Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.

Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.

Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.

Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.

«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».

Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración. 

Hay orgullo.

Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera. 

Jorgelina: “Hagamos más radios”.

Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.

Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:

“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.

Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental: 

“Más allá de tu vereda,

hay otra realidad,

atrás de tu puerta”.

Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva: 

“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle, 

allí seguiremos estando”.

Seguir leyendo

Nota

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.

Por Franco Ciancaglini

Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:

  • su salud era cada vez más delicada;
  • los medicamentos oncológicos no llegaban;
  • y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.

Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.

Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Mary junto a Nora Cortiñas.

Contaminada

María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.

Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.

La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.

Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.

Contaminada

La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.

Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.

Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
En Plaza de Mayo, con una bandera contra la megaminería contaminente en Chubut.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:

  • “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
  • “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
    También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».

Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”

Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.

En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Lidia y Mary, durante el acampe del Malón de la Paz en Buenos Aires, hace dos años.

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”

Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:

  • “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
  • Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.

Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.

Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.

Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”

El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Carlos Ponce, Mary y Lidia Campos: una amistad atravesada por la lucha ambiental del sur del país.

Abandonada

Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.

Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.

Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».

Sino miren este video.

María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”

El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.

Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.

Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.

Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”

Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”

La respuesta era obvia: mal.

Insurgente

Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.

Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.

El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».

Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.

Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Un cartelito que le hicieron tras su muerte, Clarisa y Agus, que lo dice todo: «Se lo hicimos porque ella era doña cartelitos, y lo dejamos con ella».

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.

Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.

Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.

Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.

La muerte es el abandono.

La muerte es el olvido.

Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.

odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.

Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.

Mary: gracias.

Hasta mañana.

Seguir leyendo

Nota

Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.

Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año. 

El camino de la in-justicia

En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia. 

La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.

Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero. 

Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10. 

Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo. 

Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.

 La pericia tendrá como objetivos precisar:

-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;

-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil; 

-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.

-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.

El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena. 

Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.

Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.

Seguir leyendo

Lo más leido

Anticopyright lavaca. Todas nuestras notas pueden ser reproducidas libremente. Agradecemos la mención de la fuente.

Vistas el día de hoy: 37.011