#NiUnaMás
El cuarto de Lucía: una instalación artística en la rambla de Mar del Plata
Este domingo se estrenará El cuarto de Lucía, arte contra la violencia femicida, una instalación que reproducirá de forma fiel el cuarto de la joven asesinada en octubre de 2016, en la rambla emblemática de la ciudad balnearia, precisamente el día en que la joven cumpliría 21 años. “Se trata de un espacio íntimo expuesto en el espacio público que intenta, así, transmitir y compartir el dolor que representa para cada familia esos crímenes y, a la vez, el espacio de los sueños convertido con esa ausencia en pesadilla”, explica la familia. La acción se planificó en 15 días entre una charla de Marta Montero, mamá de Lucía, con la periodista y escritora Claudia Acuña, a partir de la que se conformó un equipo de trabajo con el Teatro Auditorium, Almacenes Culturales y la Campaña Nacional Somos Lucía. En esta charla con lavaca, Marta explica qué implica la instalación y cómo convertir el dolor en arte.

“Lo que vamos a mostrar este fin de semana es otro lugar, otra visión. Porque vamos a mostrar el cuarto de una adolescente, como lo tiene cualquier adolescente, que va a poder verse reflejada en ese cuarto, y que quizá esté atravesando una situación de violencia. Cualquier adolescente tiene ese mundo de pensamiento y de maravillas, y es lo que vamos a poner en valor para que sea mirado por otros ojos, por gente que sale a caminar, con nietos, con sobrinos, o sola. Es poder pensar que Lucía no hacía otra cosa más que cualquier adolescente, y ahí podemos empezar a poner otra mirada y a generar empatía con la víctima. Es una forma también de enseñarnos cómo poder salir adelante y tener herramientas en la vida”.
Marta Montero, mamá de Lucía Pérez, habla de un evento histórico que ocurrirá este domingo en la rambla de Mar del Plata: allí, en el lugar más emblemático de la ciudad balnearia, se estrenará Los ojos de Lucía, arte contra la violencia femicida, una instalación que reproducirá de forma fiel el cuarto de la joven de 16 años asesinada en octubre de 2016.
“Se trata de un espacio íntimo expuesto en el espacio público que intenta, así, transmitir y compartir el dolor que representa para cada familia esos crímenes y, a la vez, el espacio de los sueños convertido con esa ausencia en pesadilla”, explicó la familia.
La idea brotó de una conversación de Marta con la escritora y periodista Claudia Acuña, fundadora de MU. Luego, Marta habló con el programa Almacenes Culturales, de la municipalidad de General Pueyrredón, que acercó la propuesta a la dirección del mítico Teatro Auditorium. Así se conformó un equipo de trabajo que, junto a la Campaña Nacional Somos Lucía y la Revista MU, logró concretarlo en 15 días y se estrenará este domingo a las 17 horas.
Esa fecha, 14 de febrero, coincide con el día de cumpleaños de Lucía.
Y dice Marta: “Lucía cumpliría 21 años este domingo. Recordarla de esta manera, y ver su cuarto así a cuatro años de su muerte, es muy emblemático para nosotros. La gente va a ver una habitación que perteneció a una adolescente de 16 años que no está con nosotros, pero cuando estuvo, este era su deseo, su anhelo, su amor. Esa es la luz de Lucía, porque no hacemos más que trabajar desde el amor. Por eso, estoy feliz y agradecida».
La presión social
No hay día que Marta Montero no esté poniendo el cuerpo, acompañando a otras familias y visibilizando qué implica la violencia machista. El miércoles, Marta realizó junto a otras familias el encuentro de Familiares Sobrevivientes de Femicidios frente a los Tribunales de Mar del Plata. Ella es una de las fundadores de ese colectivo que comenzó a tejerse en diciembre de 2019, en Plaza de Mayo, y cada segundo miércoles de cada mes, donde se reunían madres, padres y hermanas de niñas y mujeres asesinadas. El encuentro del miércoles había sido convocado previo al femicidio de Úrsula Bahillo, en Rojas, de forma simultánea en Plaza de Mayo, Mar del Plata, San Martín, Moreno, Palpalá (Jujuy) y Capilla del Monte (Córdoba). El colectivo ya entregó cinco cartas al presidente Alberto Fernández con pedido de audiencia.
Las acciones de esta semana llegaban con la conmoción del femicidio de Úrsula, la inacción estatal y judicial, y la represión a sus amigas, lo que concitó la cobertura de medios comerciales a las diversas actividades. Marta cuenta el diálogo que tenía con cada periodista: “Yo no voy a usar a una muerta. A Úrsula le hicieron la misma salvajada que a las otras 43 que nos mataron en los 42 días que vamos años: todas tenían denuncias, las violaron, las quemaron. ¿A nadie le llamó la atención? ¿No se dan cuenta de lo que está pasando?”.
Marta conecta el encuentro del miércoles con la movilización a Tribunales de la familia de Claudia Repetto, la mujer de 53 años asesinada por su expareja, Ricardo Rodríguez, en Mar del Plata en marzo del año pasado. Marcharon porque Rodríguez iba a ser trasladado a prestar declaración indagatoria. La llegada implicó algunos momentos de tensión que terminó con la Infantería reprimiendo con balas de goma. Había niños pequeños. Las balas pararon después de la intervención de las madres. Lograron, además, que la causa se recaratule como femicidio.
Marta subraya: “Hay una presión social muy grande. Hay mujeres con mucha espalda bancando esto, y a nosotras no nos banca nadie, ni con plata ni con políticos. Estamos en la puerta de poder exigir otras cosas. Es tan grande la presión que vamos a lograr que el Presidente no sólo nos escuche, sino que empiecen a trabajar. Pero no desde sus ministerios, sino desde la voz y la mirada de otras mujeres. Que sepa lo que necesitamos: una pulsera no sirve, una restricción no sirve, una mujer encerrada no sirve. Ya lo probaron y nos siguen matando. Nos tienen que escuchar, porque ya mucho está fallando de parte de ellos”.

Otro lenguaje
El mediodía del 8 de octubre de 2016, Lucía llegó hasta la puerta de su colegio, donde estaba estacionada una camioneta dedicada a la venta de droga. Fue la última vez que la vieron con vida. Por su crimen fueron acusados Juan Pablo Offidani, Matías Gabriel Farías y Alejandro Maciel. El 26 de noviembre de 2018 el Tribunal Oral N.º 1 de esa ciudad, integrado por los jueces Aldo Carnevale, Pablo Viñas y Facundo Gómez Urso, condenó a Offidani y Maciel por el delito de tenencia de drogas con intención de venta, y absolvió a todos por el abuso sexual y el femicidio. Tras una larga y sostenida lucha social ese fallo fue anulado el 12 de agosto de 2020. Ahora, el Poder Judicial deberá realizar un nuevo juicio, que hasta hoy no tiene fecha de inicio.
Marta se enteró esta semana que el juez Viñas sigue teniendo injerencia en la causa, por lo que requirieron a la Cámara de Casación. También se enteró que los jueces Viñas y Gómez Urso serían los que tomarían intervención en la causa por el femicidio de Natalia Melmann, ocurrido hace 20 años el 4 de febrero 2001. La familia Melmann pidió que se los aparte. Dice Marta: “Acá está pasando algo más siniestro: no es sólo que estos siniestros no pueden estar, sino que hay que hablar de complot, de intereses y de mafias metidas”.
Por ese motivo, la instalación artística de este domingo en la rambla, dice Marta, implicará otro lenguaje. “Estoy muy feliz y agradecida porque es pensar desde el amor que tengo con ella, que muchas personas tienen con ella y que tienen con nosotros también”.
Marta pide agradecer personalmente a quienes forman parte del equipo de trabajo de la instalación: Campaña Nacional Somos Lucía Marcelo Marán, director del Teatro Auditorio; Hector Martiarena, de Almacenes Culturales; Alejandra Vilar, escenógrafa; Juan Ignacio Echeverría, escenógrafo; Natalia Benciarte, muralista; Claudia Acuña, escritora y periodista; Sebastián Smok, diseñador de lavaca.
El cuarto de Lucía, arte contra la violencia femicida
Inauguración: domingo 14 de febrero desde las 17 hs. en la rambla de Mar del Plata, en la recova del ingreso al teatro Auditorium.
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La venda en los ojos: la justicia frente al abuso sexual contra niñas y niños
El 42% de las denuncias de violencia sexual corresponden a menores de 17 años en la ciudad de Buenos Aires. El ministerio de Justicia bonaerense reveló que entre 2017 y 2022, de más de 96.000 causas por abuso sexual, 6 de cada 10 tuvieron como víctimas a menores y se duplicó el número de denuncias: el 80% fueron mujeres, principalmente niñas y adolescentes de entre 12 y 17 años. ¿Cómo recibe el Poder Judicial a las infancias que se atreven a denunciar abusos? Las víctimas convertidas en “culpables” de un delito que padece a nivel mundial entre el 15 y el 20% de la niñez. La campaña conservadora y oficial: desestimar denuncias y motosierra. Lo que no quiere ver la justicia. Cómo encarar estos casos, y la enseñanza de Luna. Por Evangelina Bucari.
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Cecilia Basaldúa: el cuerpo desaparecido

Daniel y Susana denunciaron que desapareció el cuerpo de su hija, Cecilia Basaldúa, que reclamaban para realizar nuevas pericias. La historia de lo ocurrido y el rol de la fiscal de Córdoba Paula Kelm “que hizo todo lo posible para que los asesinos de Cecilia sigan hoy libres e impunes”.
Por Claudia Acuña
El 7 de noviembre Cecilia Basaldúa hubiese cumplido 42 años y no hay festejo porque no hay Cecilia: la desaparecieron, violaron y mataron en abril del año 2020, en Capilla del Monte y en pleno aislamiento por la pandemia de Covid. Su familia, como cada año, reunió amistades y familiares de otras víctimas de femicidios territoriales –el padre de Natalia Melman, el hermano de Laura Iglesias– en el mural que la recuerda en su barrio de Belgrano. Fue ese el marco elegido por Daniel y Susana, los padres de Cecilia, para compartir lo que significa buscar justicia para este tipo de crímenes. Con la voz partida por el dolor narró cómo fue la última reunión con la nueva fiscal responsable de la investigación: es la cuarta. La primera – Paula Kelm– desvió las pruebas para atrapar a un perejil, que fue liberado en el juicio oral y así la investigación del femicidio de Cecilia volvió en punto cero; el segundo estaba a meses de jubilarse y pidió varias licencias para acortar su salida; el tercero –Nelson Lingua– no aprobó el examen para ocupar el puesto y, finalmente, desde hace pocos meses, llegó ésta –Sabrina Ardiles– quien los recibió junto a dos investigadores judiciales y los abogados de la familia. Antes se habían reunido con el ministro de Justicia de la provincia de Córdoba, Julián López, quien le expresó el apoyo para “cualquier cosa que necesiten”. Fue entonces cuando Daniel y Susana creyeron que había llegado el momento de trasladar el cuerpo de su hija hasta Capital, donde viven y, además, habían logrado conseguir que se realice una pericia clave para la causa y que siempre, en estos cinco años, les negaron. Fue la joven investigadora judicial quien soltó la noticia: el cuerpo de Cecilia no está.

Gustavo Melmann, que sigue buscando justicia por su hija Natalia, junto a Daniel Basaldúa y Susana Reyes, los padres de Cecilia.
Según pudo reconstruir la familia después del shock que les produjo la noticia, fue en 2021 –cuando todavía estaban vigentes varias restricciones originadas por la pandemia– cuando el cuerpo fue retirado de la morgue judicial, a pesar de que Daniel y Susana habían presentado un escrito solicitando lo retuvieran allí hasta que se realicen las pruebas por ellos requeridas. La fiscal Kelm no respondió a ese pedido ni notificó a la familia de lo que luego ordenó: retirar el cuerpo de la morgue y enterrarlo.
¿Dónde? La familia está ahora esperando una respuesta formal y sospechando que deberán hacer luego las pruebas necesarias para probar la identidad, pero no dudan al afirmar que con esta medida han desaparecido el cuerpo de su hija durante varios años y definitivamente las pruebas que podía aportar su análisis.
A su lado está Gustavo Melmann, en el padre de Natalia, asesinada en 4 de febrero de 2001 en Miramar, quien desde entonces está esperando que el Poder Judicial realice el análisis de ADN del principal sospechoso de su crimen: un policía local. Por el femicidio de Natalia fueron condenados a prisión perpetua otros tres efectivos policiales. Uno ya goza de prisión domiciliaria. Falta el cuarto, el del rango más alto.
Melmann cuenta que se enteró de la desaparición de Cecilia Basaldúa por su sobrina, quien había ido al secundario con ella. “Fue el primero que nos llamó”, recuerda Daniel. También rememora que no entendió por qué le ofrecía conseguir urgente a un abogado “si yo la estaba buscando viva. Hoy me doy cuenta de mi ingenuidad”.
El silencio entre quienes los rodean es un grito de impotencia.
Daniel y Susana lo sienten y responden: “Nosotros no vamos a parar. Nada nos va a detener. Ningún golpe, por más artero que sea, va a impedir que sigamos exigiendo justicia. Elegimos contar esto hoy, rodeados de la familia y los amigos, porque son ustedes quienes nos dan fuerza. Que estén hoy acá, con nosotros, es lo que nos ayuda a no parar hasta ver a los responsables presos, y esto incluye a la fiscal Kelm, que hizo todo lo posible para que los asesinos de Cecilia sigan hoy libres e impunes”.

Los padres y hermanos de Cecilia, junto al mural que la recuerda en el barrio de Belgrano.
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Femicidios, cifras y vidas: lo que Bullrich oculta

Por el Observatorio de violencia patriarcal Lucía Pérez
Todas las administraciones del Estado se han adjudicado falsamente la baja de femicidios y la ministra de Seguridad Patricia Bullrich acaba de rendirle tributo a esta tradición. Pero las cifras del Observatorio Lucía Pérez, construidas a partir de casos judiciales, denuncias y relevamientos provinciales, demuestran una realidad diferente.
Antes de los números, una aclaración: el 2023 fue el primer año en que el Estado nacional publicó estadísticas criminales sin clasificar. Lo hizo con un archivo Excel desordenado que abarcaba una década, sin distinguir delitos ni consolidar provincias. Algunas jurisdicciones directamente no informaron datos en categorías sensibles, como violaciones. Así, la ciudadanía no puede verificar ni auditar los números oficiales.
En ese vacío, las declaraciones de Bullrich remiten a una lógica conocida: la de la inflación. Como con los precios, la diferencia entre los números oficiales y la vida real se amplía cuando se manipula o se oculta información.
Por eso, este Observatorio público y autogestionado carga 12 padrones de manera diaria. Para realizar un seguimiento estructural de la violencia machista, y también para controlar el rol del Estado.
A diferencia de los 178 registrados que mencionó la ministra, el Observatorio Lucía Pérez contabiliza 217 femicidios y travesticidios en lo que va del 2025. Estos son las cifras que pueden verse y verificarse, ya que el OLP es un padrón público:

Otro dato que se oculta es el que representan los femicidios cometidos y sufridos por integrantes de fuerzas de seguridad, que están bajo la responsabilidad de la ministra.
En 2025, el primer femicidio del año fue el de una mujer policía asesinada con su arma reglamentaria (Guadalupe Mena). Y el último, ocurrido apenas el 26, también: Daiana Raquel Da Rosa.
Si bien existen medidas para en estos casos limitar su acceso por parte de los uniformados por “representar un riesgo inminente para la víctima”, como indica la resolución 471/2020 del Ministerio de Seguridad de la Nación, los datos muestran que esto no siempre se cumple. Según el relevamiento de funcionarios denunciados por violencia de género del Observatorio Lucía Pérez, 71 de ellos pertenecen a las fuerzas de seguridad. Es decir que muy probamente porten armas.
Armas reglamentarias, vínculos jerárquicos y falta de sanción disciplinaria conforman una trama donde la violencia institucional se reproduce dentro y fuera de las comisarías. ¿Y Bullrich?
Más preguntas que emergen: ¿cómo se mide el porcentaje de crueldad? Los “narcofemicidios” de Lara, Brenda y Morena muestran una violencia cada vez más planificada y asociada a redes delictivas con complicidad del Estado.
Otra cifra invisibilizada en este crimen social que es un femicidio es la de las infancias huérfanas. En lo que va de 2025, el Observatorio registra 139 infancias huérfanas por femicidios. En todo 2024 fueron 173. Y detrás de cada una hay un Estado que sigue sin garantizar la Ley Brisa, que establece una reparación económica y acompañamiento a hijas e hijos de víctimas de femicidio.
Mientras la violencia machista sigue cobrando vidas, multiplicando huérfanos y exponiendo la precariedad institucional, el Estado tergiversa y oculta.
La pregunta es: ¿por qué?

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