Nota
El partido más importante

Ella es hija de uno de los 30.000 detenidos-desaparecidos y él, hijo de un represor de la última dictadura. Ambos son hinchas de Racing. Julián Scher los reunió en el Cilindro para hablar de todo lo que nos une, además de los colores, y también de lo que no: las historias familiares, lo que sabe y lo que se arrancó, las preguntas entre ellos, las contradicciones, y las elecciones desobedientes.
Por Julián Scher
-Hubiera querido tener un papá como el tuyo.
-Me duró poco.
-Y a mí el mío me está durando demasiado.
Leonardo Miranda, hincha de Racing, está sentado sobre una silla blanca de plástico en el Recinto de Honor del Estadio Presidente Perón. Es la mañana del 24 de marzo y el viento se cuela con fuerza por la única puerta abierta. Integrante de Historias Desobedientes, el colectivo de familiares de represores que condenan el accionar de sus parientes, se le ponen los ojos vidriosos cuando le dice a Zulema Chester, también hincha de Racing, que le hubiera encantado que su papá fuera alguien como Jacobo Chester y no alguien como Ricardo Benjamín Miranda Genaro, jefe del Departamento 2 de Informaciones de Mendoza, condenado a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad desde el 22 de marzo de 2013.
Dos voces que coinciden en dos puntos: por un lado, ambas enfatizan la certeza de que la Argentina sufrió un genocidio que merece el máximo repudio por los tiempos de los tiempos; y, por el otro, ambas suscriben el afecto hacia el club que acaba de cumplir 119 años. A su vez, las separa una abismo insoslayable: ella es hija de uno de los 30.000 detenidos-desaparecidos y él, hijo de un represor de la última dictadura.
Zulema escucha a Leonardo desde el sector opuesto de la mesa, a un metro de distancia, con la mano apoyada en el sobre de papel madera donde guarda el carnet de socio eterno de Racing que recibió el 7 de diciembre de 2021 adentro del campo de juego del Cilindro. Jacobo, su viejo, trabajador del Hospital Posadas, fue secuestrado el 26 de noviembre de 1976 por el grupo de tareas que operaba en el centro clandestino de detención que funcionaba adentro del centro de salud. Zulema y su mamá reconocieron los rostros de los represores. No se los olvidaron jamás.
Se ven por primera vez en la cancha del club del que son simpatizantes. Es el sitio que podía reunirlos. Suben a paso lento hasta una de las plateas bajas. Posan para una foto. Zulema es de la Academia por su papá y lo acompañó varias veces a la tribuna de chiquita. Sintió una vez más el orgullo de la herencia cuando Racing les restituyó la condición de asociados a su viejo y a otros 45 hinchas y socios detenidos-desaparecidos por la última experiencia genocida que sufrió el país. Leonardo siguió el acto desde su Mendoza natal. Aprendió a querer esta camiseta de la mano de un amigo de la secundaria que le contagió la locura celeste y blanca. En su casa eran de River pero había algo en esa pertenencia que no encajaba. Conoció la popular de Avellaneda promediando la década del noventa cuando visitó Buenos Aires para un congreso universitario. El bautismo en la cancha lo impresionó.

Leonardo pregunta primero:
-¿Qué tan al tanto estabas de la vida de tu papá?
-Nada me era ajeno. Mi papá era algo como muy mío. Mi viejo no era un militante político. Era un buen tipo, empático con el dolor de los demás, solidario con sus compañeros y con sus amigos. Laburaba en las guardias del Hospital y hablábamos mucho de lo que pasaba en la calle. Me decía que llevara la Estrella de David adentro de la ropa porque nadie tenía por qué saber cómo pensaba o cómo me identificaba. Eso me permitió entender muchas cosas que pasaron después.
-¿Y cómo fue el día siguiente al secuestro?
-Enseguida entendimos que todo tenía que ver con el Hospital y fuimos a buscar una respuesta ahí. El Posadas estaba tomado militarmente desde el 28 de marzo de 1976 y ya había un clima enrarecido. Mamá, que también trabajaba ahí, volvía y contaba que se habían llevado a fulanito. Mi papá pensaba en cómo acercarse a la familia para ayudarla. Intentamos hablar con el director pero no nos recibió y en la comisaría tampoco tomaron la denuncia. No fue fácil.
Ahora es Zulema quien toma la posta:
-¿Cuándo te diste cuenta?
-De grande. Soy el más chico de cinco hermanos. Mi infancia fue con un papá adorable: me llevaba a pescar, jugaba a la pelota. Me crié en el Barrio Policial y crecí yendo al Círculo Policial. Yo sabía que él era un policía muy reconocido que se había retirado con la máxima jerarquía. Gran parte de mi vida la pasé teniendo un papá “normal”. La derogación de las leyes de impunidad fue el primer detonante porque desató tensiones que no existían. Pero recién en 2012, cuando empezó el juicio, caí en la realidad. Fui a ver al defensor oficial y me contó que mi padre estaba imputado por el secuestro de Antonia Campos y de José Alcaraz. Y que Martín, el hijo de ambos, de sólo nueve meses, había sido apropiado aquel 6 de diciembre de 1977. Ahí comenzó el proceso de vergüenza que me llevó al lugar de la desobediencia.
-¿Entraste alguna vez a la D2?
-Mi papá me llevó una vez cuando era jefe. Me fui a curiosear y me topé con unos calabozos con personas. Salí corriendo y nunca dije nada. Volví mucho después, cuando ya había sido declarado centro clandestino de detención, y me paré exactamente en el mismo pasillo y vi exactamente el mismo calabozo. Mi papá llegó incluso a negarme que ahí hubiera calabozos. Pero eso no es nada. En nuestra última discusión, cuando le hablé de Antonia Campos y de José Alcaraz, me respondió que cómo sabía que estaban desaparecidos, que a lo mejor estaban en una playa paradisíaca del Caribe. Y ahí te das cuenta de que no es que no te quiera a contar a vos: es que mantiene a ultranza el pacto de silencio.
«Mi papá todavía vive con la ilusión de que el proceso judicial vuelva hacia atrás. Creyó que eso iba a suceder durante el gobierno de Macri».
Leonardo miranda
Leonardo asume que está para hacer pública su historia: “Racing es la oportunidad de reconectar con la mística futbolera, es la pasión loca por los colores”. Y sigue:
-Durante mucho tiempo, creí que mi papá se podía arrepentir. Pensaba que, si entendía lo que significaba desaparecer personas, a lo mejor aparecía algo de humanidad en él. Se lo pregunté: “¿Sentís algo? ¿Te pasa algo?”. Y no. No le pasaba nada.
Zulema revolea los ojos para los cuatro puntos cardinales. Acota que nadie llega al puesto de jefe del centro clandestino de detención de la Policía de Mendoza sin formarse durante años para eso. Dicho de otro modo: Miranda Genaro no era ningún perejil. Pregunta además si las hijas de Leonardo tienen contacto con el abuelo represor. Le inquieta también el rol de la madre de Leonardo en todo esto.
-Me cuesta mucho analizar a mi mamá. Creo que no estaba de acuerdo, que algo de esta rebeldía se lo debo a ella. Que no se atrevió a más por su mandato familiar pero que, en la intimidad, hubiera deseado otra vida. La voy a visitar cada dos o tres semanas porque pienso que cada vez puede ser la última. Y siempre me abre la puerta mi papá, que está mejor que ella de salud. Pido que entiendan que no es fácil para nosotros.
Miranda Genaro, 89 años, goza de la prisión domiciliaria. El 3 de mayo de 2017, la Corte Suprema de Justicia declaró aplicable la ley 24.390, más conocida como 2×1, para el caso del represor Luis Muiña. Muiña integraba la patota que secuestró a Jacobo Chester. Un tsunami de repudio produjo la marcha atrás. Se gritó, se grita y se seguirá gritando: el único lugar para un genocida es la cárcel. El tema asoma inevitable en la conversación. Zulema respira lo más profundo que puede. Leonardo detalla:
-Es una contradicción. Adhiero a la consigna general de cárcel común pero, por mi mamá, estoy a favor de la domiciliaria para este caso. Si ella no viviera, yo estaría más cómodo con que mi papá estuviera en la cárcel. Se mezcla todo. Sí quiero que lo exoneren cuanto antes de la Policía. Es una barbaridad que siga figurando con retiro efectivo.
Zulema calla. Leonardo aguarda. En medio de ese silencio, queda espacio para una pregunta:
-¿Soñás con que se te terminen las contradicciones con este tema algún día, Leonardo?
-Sí, claro. Lo hablé mucho en terapia. Se dará con el tiempo.
-El paso del tiempo –interrumpe Zulema- no cambia las cosas.
-Pasa que mi papá todavía vive con la ilusión de que el proceso judicial vuelva hacia atrás. Creyó que eso iba a suceder durante el gobierno de Macri.
Se miran a los ojos de nuevo. De fondo, las réplicas de los trofeos que la Academia obtuvo cuando fue heptacampeón entre 1913 y 1919. Zulema gira la cabeza hacia las copas: “Racing es mi papá agarrándome de la mano para entrar a la cancha”. Luego inquiere por los archivos genocidas que no aparecen. Leonardo contesta que desde Historias Desobedientes no sólo esperan aportar a los procesos judiciales sino también contactar a otros hijos para Interrumpir los mandatos perversos y la repetición de esos mandatos en el futuro. “Varios de mis sobrinos son negacionistas porque tres de mis hermanos defienden a rajatabla a mi papá”. Zulema enfatiza: “El silencio es perpetrar hasta el día de hoy los hechos. Es terrible que sigan sin decir dónde están los cuerpos y a quiénes les entregaron a los chicos”.
Nuevo silencio, nueva oportunidad para introducir otro interrogante:
-¿Estás de acuerdo con que no puede haber ni perdón ni reconciliación con alguien como tu papá?
-Sin dudas. Si a mí me desapareciera un papá como el de Zulema, ni perdón ni olvido ni reconciliación ni nada. Es un daño a la humanidad. Es lesa humanidad. Seríamos un país más solidario y más justo si no hubieran desaparecido a tantos compañeros. Puedo volver a la vergüenza de decir que mi papá fue culpable de que las personas como Jacobo desaparecieran. Fue culpable de que este mundo no pueda estar mejor.
Zulema asiente con una mueca y acomoda la palma de la mano justo encima de donde sabe que está el carnet de su papá. El resto le sale solo:
-Es lo bueno de la vida: mientras la tenemos, podemos elegir de qué lado nos paramos. Bienvenido a este lado de la galaxia.
Nota
La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.
Por Franco Ciancaglini
Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:
- su salud era cada vez más delicada;
- los medicamentos oncológicos no llegaban;
- y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.
Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.
Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

Contaminada
María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.
Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.
La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.
Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.
Contaminada
La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.
Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.
Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:
- “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
- “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».
Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”
Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.
En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”
Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:
- “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
- Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.
Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.
Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.



Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”
El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

Abandonada
Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.
Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.
Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».
Sino miren este video.
María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”
El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.
Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.
Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.
Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”
Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”
La respuesta era obvia: mal.
Insurgente
Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.
Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.
El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».
Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.
Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.
Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.
Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.
Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.
La muerte es el abandono.
La muerte es el olvido.
Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.
odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.
Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.
Mary: gracias.
Hasta mañana.
Nota
Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.
Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año.
El camino de la in-justicia
En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia.
La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.
Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero.
Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10.
Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo.
Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.
La pericia tendrá como objetivos precisar:
-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;
-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil;
-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.
-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.
El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena.
Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.
Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.
Nota
De la idea al audio: taller de creación de podcast
Todos los jueves de agosto, presencial o virtual. Más info e inscripción en [email protected]
Taller: ¡Autogestioná tu Podcast!
De la idea al audio: taller de creación de podcast
Aprendé a crear y producir tu podcast desde cero, con herramientas concretas para llevar adelante tu proyecto de manera independiente.
¿Cómo hacer sonar una idea? Desde el concepto al formato, desde la idea al sonido. Vamos a recorrer todo el proceso: planificación, producción, grabación, edición, distribución y promoción.
Vas a poder evaluar el potencial de tu proyecto, desarrollar tu historia o propuesta, pensar el orden narrativo, trabajar la realización sonora y la gestión de contenidos en plataformas. Te compartiremos recursos y claves para que puedas diseñar tu propio podcast.
¿A quién está dirigido?
A personas que comunican, enseñan o impulsan proyectos desde el formato podcast. Tanto para quienes quieren empezar como para quienes buscan profesionalizar su práctica.
Contenidos:
- El lenguaje sonoro, sus recursos narrativos y el universo del podcast. De la idea a la forma: cómo pensar contenido y formato en conjunto. Etapas y roles en la producción.
- Producción periodística, guionado y realización sonora. Estrategias de publicación y difusión.
- Herramientas prácticas para la creación radiofónica y sonora.
Modalidad: presencial y online por Zoom
Duración: 4 encuentros de 3 horas cada uno
No se requiere experiencia previa.
Docente:
Mariano Randazzo, comunicador y realizador sonoro con más de 30 años de experiencia en radio. Trabaja en medios comunitarios, públicos y privados. Participó en más de 20 proyectos de podcast, ocupando distintos roles de producción. También es docente y capacitador.




- ArtesHace 3 semanas
Vieron eso!?: magia en podcast, en vivo, y la insolente frivolidad
- #NiUnaMásHace 4 semanas
Acto trans por más democracia
- Derechos HumanosHace 2 semanas
#140: otro nieto recuperado
- Derechos HumanosHace 1 semana
Nueve relatores de Naciones Unidas ante “el grave deterioro de las libertades fundamentales” en Argentina
- Derechos HumanosHace 2 semanas
Tilcara: violencia, desalojo y recuperación de tierras de una comunidad originaria