Nota
Ramonet: El otro eje del mal
Didáctico como siempre, Ramonet traza la tríada con la que el imperio somete: la económica, la informativa y la militar. Una maquinaria que cuenta «con la cooperación de los principales medios de comunicación (tales como CNN, el Financial Times, el Wall Street Journal y The Economist), los cuales son imitados por periodistas de todo el mundo».
(por Ignacio Ramonet) Necesitamos entender claramente que el neoliberalismo está atacando el orden social existente en tres frentes. El frente económico, que es el más importante debido a las consecuencias que tiene para toda la humanidad, está dirigido por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial de Comercio (OMC): estas tres organizaciones forman el verdadero eje del mal[i]. Este abominable triunvirato ha inducido un descalabro masivo y busca imponer una agenda económica basada sobre la preeminencia del sector privado y los mercados, y sobre la ganancia. Basta considerar hechos tales como el fraude que rodea la quiebra de Enron, la crisis monetaria de Turquía, el colapso de Argentina y la devastación ambiental, Para acabar de echarle sal a la herida, la conferencia internacional para el desarrollo, que tendrá lugar este mes en Monterrey, México, recomendará indudablemente que el sector privado dirija y supervise el desarrollo de las naciones del Sur [ii]. Es escandaloso que nuestros dirigentes, particularmente aquellos que representan a la Unión Europea, se rehúsen a actuar a favor de la liberación y el desarrollo de las dos terceras partes de la humanidad que se encuentran sumidas en la pobreza.
Lo que se necesita es la condonación total de la deuda de los países del Tercer Mundo, crear un sistema justo que controle la amortización de las deudas de estas naciones, garantizar que las condiciones de financiación sean adecuadas y que se utilice para el desarrollo, garantizar que las naciones ricas destinen por lo menos el 0,7% de sus presupuestos a financiar este desarrollo, restaurar el equilibrio comercial entre el Norte y el Sur, implementar políticas que aseguren que cada país tenga soberanía sobre su seguridad alimentaria, regular la irracionalidad del flujo mundial de capitales, ilegalizar el secreto bancario, abolir los paraísos fiscales, y crear un sistema de impuestos a las transacciones financieras internacionales.
El segundo frente es el ideológico, que es silencioso e invisible. Hay todo un montaje cuyo objetivo es convencer a la humanidad de que la globalización traerá la felicidad universal. Para la consecución de este objetivo se cuenta con la activa colaboración de las universidades, los centros de investigación (tales como la Heritage Foundation, el American Enterprise Institute y el Cato Institute) y la cooperación de los principales medios de comunicación (tales como CNN, el Financial Times, el Wall Street Journal y The Economist), los cuales son imitados por periodistas de todo el mundo. Armados con el monopolio de la información, los guerreros ideológicos de la globalización han constituido una dictadura que depende de la complicidad pasiva de aquellos a quienes subordina [iii].
La manipulación de los medios de comunicación se inició oficialmente cuando el Pentágono abrió la Oficina de Influencia Estratégica, inmediatamente después de los ataques del 11 de septiembre. La función explícitamente orwelliana de esta oficina es la de diseminar información engañosa con el fin de hacerle un lavado de cerebro a la prensa internacional e «influenciar la opinión pública y los dirigentes políticos, tanto en los países amigos como en los poco amistosos» [iv]. Lo cual nos hace recordar los oscuros años del macartismo y de la guerra fría, cuando MacCarthy actuaba como un ministro virtual de desinformación y propaganda, que operaba bajo la guía del Departamento de Estado de los Estados unidos y fue acusado de propagar una «versión oficial de la verdad». Actividad que siempre ha estado asociada con las más grotescas dictaduras del mundo.
El tercer frente es el militar. La ofensiva que se inició después del 11 de septiembre busca suministrar al movimiento de la globalización un aparato de seguridad que sea muy efectivo. Estados Unidos estuvo tentado de asignarle la responsabilidad a la OTAN, pero decidió asumirla totalmente, pues tiene los medios para hacerlo con espectacular eficacia. La guerra en Afganistán contra los talibanes y Al Qaeda convenció a Washington de que sería fútil, dado el tamaño de la tarea, pedir algo más que ayuda simbólica a sus principales aliados militares (tales como Inglaterra y Francia) – o aún a la OTAN [v].
Washington decidió no consultar a sus aliados antes de declarar que su ataque contra Irak era inminente, demostrando su desdén por ellos. El alto nivel inicial de las protestas europeas ha venido perdiendo volumen, y no han sido tenidas en cuenta por la administración Bush. Se supone que los vasallos se arrodillen para suplicar ya que USA aspira a ejercer un poder político absoluto. «De alguna manera es el proto-Estado global,» anota el periodista William Pfaff. «Los Estados Unidos son ya potencialmente la cabeza de una versión moderna de un imperio universal – un imperio deseado cuyos miembros son voluntarios» [vi].
El imperio norteamericano quiere imponer la globalización neoliberal como una realidad. Todos los que se opongan deben tener conciencia plena de que Estados Unidos los combatirá. La era del respeto a los derechos humanos se terminó, como lo podemos ver en las vergonzosas condiciones que se aplican en la colonia penal de Guantánamo en Cuba, donde muchos europeos (incluyendo franceses, ingleses y españoles) han sido confinados en jaulas. El eje del mal, constituido por el FMI, el BM y la OMC, había ocultado su verdadera naturaleza. Pero ahora puede verse lo que realmente es.
Notas
[i].- En su Mensaje sobre el Estado de la Nación del 29 de enero de 2001, el Presidente de los Estados Unidos, George W. Bush se refirió a un «eje del Mal» – Irak, Irán y Corea del Norte.
[ii].- Ver el «Borrador de las conclusiones de la Conferencia Internacional para la Financiación del Desarrollo», Asamblea General de las Naciones Unidas, enero 30 de 2002, document A/AC.257/L.13.
[iii].- Ver Ignacio Ramonet: Propagandes silencieuses; Galilée, Paris, 2000. [iv].- International Herald Tribune, febrero 20 de 2002.
[v].- Ver Ignacio Ramonet, Guerres du XXIe siècle, Galilée, Paris, marzo 2002. [vi].- International Herald Tribune, enero 7 de 2002.
Nota
Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.
Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo.
Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.
Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.
Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.
Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.
El video de 3,50 minutos
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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