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Explotación & marketing: ¿Sabe dónde trabaja su hijo?

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Los call centers ya emplean a 50.000 personas, sobre todo jóvenes, en condiciones de presión y precariedad enfermantes, como resultado de un trabajo donde lo que vale es la obediencia más que la productividad, mientras se le miente a los clientes para garantizar ventas. De las promesas de marketing internacional a la realidad de garaje. Los modos de organización, incluido un sindicato horizontal, narrados a lavaca por algunos de los que no se resignan al cerebro teleperforado.

Primer acto: Lucas, 21 años, está feliz. Logró ingresar en un call center de Buenos Aires llamado Sprayette (en el aviso figuraba como un contact center internacional, suena mejor) y va a ganar 650 pesos vendiéndoles a lectores españoles, en castellano neutro, la suscripción para el diario El País de Madrid. El País contrató a un call center español, que subcontrató a Sprayette de Argentina, que subcontrató a una agencia de colocaciones bonaerense, que convocó a Lucas. Tal vez logre convertirse en un team leader o en un supervisor.
Segundo acto: Lucas descubre que las posibilidades de vender una suscripción son de 1 contra 80, pero se esfuerza en castellano neutro. Sus jefes lo rodean cada vez que hace un contacto, gesticulan a su alrededor y le piden que mienta para convencer a los españoles. Lucas obedece, y miente. Ellos celebran. Luego le hacen pagar, como a todos los demás, parte del regalo de cumpleaños para un supervisor: un equipo de DVD. Que los cumpla feliz. Lucas al menos aquí no vio lo que cuenta Sebastián, de Atento: una rubia hermosa, estudiante universitaria, metódica y cumplidora, haciéndose pis encima para no perder una llamada, por miedo a pedir ir al baño.
Intermedio: Al mes siguiente Lucas y sus compañeros reciben una pequeña sorpresa al cobrar su primer salario. Descubren que los 650 pesos se transformaron en 490.
Tercer acto: Lucas va a reclamar por el salario. Le contestan: “¿De qué te quejás? Por lo menos te pagamos en fecha”. Lucas, 21 años, no está feliz.
Break: Lucas y sus compañeros comienzan a hacer cosas impropias, como no querer participar en los cumpleaños de los supervisores, ni comer la torta que les convidan durante el “break”, el descanso de 15 minutos. Peor aún, empiezan a no festejar las ventas (actividad que suele ser acompañada con un griterío y aplausos agitados por los jefes y supervisores).
Cuarto acto: Sprayette decide presionar a una empleada para que se vaya, por su “poca onda”. El truco consiste en cambiarle el turno a esa joven que tiene un niño de 3 años y vive en Ituzaingó. Ella no puede cambiar de turno, la presionan hasta que renuncia. Lucas se indigna, se enoja, y toma una decisión que hace que la jefa de plataforma (la jefa de los supervisores) lo mire sonriendo y le diga en un castellano no precisamente neutro: “Andate, pendejo”.
Para comprender esta historia que Lucas relató a lavca y la evolución que tuvo luego, tal vez convenga repasar algo de lo que ocurre en el oficio con más crecimiento de la Argentina: el de operadores de call centers, o telemarketers (6.000 en el 2004, casi 50.000 actualmente). Ellos en una de sus páginas web prefieren autodenominarse Teleperforados, mientras otros están creando un Sindicato de Teleoperadores como para poder decidir, entre otras cosas, qué cumpleaños celebrar y cuál es la torta que quieren comer.
Por lo pronto, conviene aclarar que Lucas tiene 21 años pero no se llama Lucas, y que prefiere reservar su verdadera identidad, para evitar represalias.
Outsourcing, multiculturalismo y capacitación
Los avisos son impactantes: «Cubecorp Argentina incorporará a su Contact Center, candidatos para desempeñarse en sus funciones de representantes de Venta Telefónica. Formará parte de campañas de venta al mercado español para servicios de luz y gas. Requisitos: – Manejo de PC – Experiencia en posiciones similares (no excluyente) – Excelente manejo de relaciones interpersonales Ofrecemos: – Excelentes condiciones de contratación – Capacitación y desarrollo personal – Horarios part y full time – Ambiente de trabajo multicultural y profesional Zona de trabajo: Zona Norte de Buenos Aires, Pacheco Argentina, Buenos Aires Somos una compañía dedicada a proveer servicios de outsourcing informático a empresas en la Argentina y demás países de Latinoamérica».
Anuncios como este se encuentran por decenas en los sitios de búsqueda de empleo, o en los clasificados de los diarios. Algunos están directamente escritos en inglés. Las empresas se comenzaron a autodenominar «contact center» para escaparle al nombre call center (centro de llamados). Pertenecer a un centro internacional de contactos tiene ostensiblemente más glamour que ser un vendedor telefónico. De paso, la denominación tiene un costado sindical: los telefónicos tienen un mejor convenio que los empleados de comercio, donde en general encuadran a los teleoperadores. De todos modos, ninguno de estos marcos legales contemplan debidamente enfermedades típicas del oficio, como tendinitis, fuertes dolores de espalda y de cabeza, pérdida de la vista y la audición, agotamiento, o lo que los trabajadores de call centers definen como trituración cerebral.
¿Qué vende un call center?
Lucas, antes de Sprayette, trabajó en lo que llaman “un call center de garaje”, que se define por ser una pieza, sótano o literalmente un garaje “que ni luz tiene a veces”, con una sala con computadoras. “Y un vivo que descubrió el negocio” refiere Lucas.
Negocio poco iluminado, oscuro. «Era mi primer call center, me entusiasmé un montón: primero la entrevista, después la capacitación, y hacían mucho énfasis en la calidad de los productos, en la seriedad de la empresa, en el rol de los gerentes, en la capacitación permanente. Los que te capacitaban te decían ‘yo empecé como vendedor y ahora estoy en recursos humanos, nunca pensé que iba a hacer algo así, capacitándolos a ustedes’. Te daba una sensación de movimiento, de ascenso, de calidad», recuerda Lucas mientras su hija de un año le habla en un raro idioma que él parece comprender.
American Lab decía ser una empresa de laboratorios estéticos de California con sede en Florida, Estados Unidos. En 2001 abrió su primer call center en Buenos Aires. El negocio era fantástico porque, según decían, habían descubierto que los argentinos eran muy buenos para vender. Abrieron otro.
«En la entrevista nos decían que estaban muy felices trabajando en una casa antigua y reciclada de la zona norte de Belgrano. Que los productos eran maravillosos porque eran todos naturales. Que el público eran latinos de los Estados Unidos, muy simpáticos y amables, que te hacías amigo de ellos y que después te llamaban para comprarte, con lo cual, hacías mucha plata». Lucas pronto decodificó es que la primer venta se la habían realizado a él mismo: «El primer producto que vende un call center es su propia imagen», describe.
Al poco tiempo descubrió la verdad: American Lab no tiene ningún laboratorio en California, ni un call center en Florida, ni productos maravillosos y naturales. «Lo segundo que me vendieron son las condiciones de trabajo: me dijeron que iba a estar en blanco a los tres meses pero después se tardaron seis y muy poca gente llegaba a ese tiempo, la mayoría se iba o lo echaban a los 3 o 4 meses».
Según lo que vio Lucas en American Lab y luego en Sprayette, las personas que trabajan en call centers son:
* Estudiantes que ingresan porque las seis horas de trabajo que les proponen les dejan tiempo suficiente para estudiar, y no les piden experiencia previa. La mayoría son estudiantes de las carreras de Marketing, Publicidad, Ciencias de la Comunicación, Economía, e incluso Filosofía, Sociología y Derecho, a quienes les prometen que podrán ganar experiencia en lo de ellos y ascender a puestos mejores.
* Madres solteras, mujeres divorciadas, promedio de 30 años, que toman este trabajo con la idea de tener tiempo y dinero para cuidar y criar a sus hijos. “Trabajé también con mujeres profesionales, incluso abogadas que necesitaban más ingresos”.
* Inmigrantes que ingresan en los call centers de venta a España o a países latinoamericanos. Peruanos, bolivianos, colombianos o paraguayos que, por no tener papeles o por pura discriminación, no tienen otra chance. Completan el mapa los adultos que quedaron fuera del mercado laboral y ven esta posibilidad como último recurso.
Elecciones
¿Por qué se elige un call center como lugar donde buscar empleo? Porque justamente no hay mucha elección. Lucas: «Lo peor es que todos vamos a trabajar el primer día con la satisfacción de que estamos en algo serio, importante, digno. Por lo menos los inmigrantes no están en un taller esclavo 16 horas, las madres no están en un bar de mala muerte doce horas, donde las manosean y las explotan, el estudiante no esta en Mc Donalds, y así».
Agrega: «Mientras tanto tu familia piensa que trabajás para Telefónica, que estás en un lugar de futuro que progresa al ritmo de las telecomunicaciones. Lo que termina pasando es que también vos le vendés a tu familia y a tus amigos la imagen que el call center te vende a vos», concluye Lucas.
Tal vez forma parte de un mapa sociológico. Los trabajadores de call centers se criaron con las promesas primermundistas sobre la globalización, la competitividad, ganadores y perdedores en la sociedad de la información, el flujo veloz de datos y mercancías, trabajadores del conocimiento conectados en red, más libres, calificados y bien pagos, y demás balbuceos que tuvieron su momento de éxtasis –localmente- durante el menemismo.
Las familias invirtieron lo que pudieron en preparar a sus hijos, agendarlos y formatearlos para esa lógica, que termina mostrando esta faceta del outosourcing y el marketing internacional, desde un garaje oscuro, en negro, tercerizado y sin cobertura legal.
“Y aunque el lugar sea lindo, lo que ves es un desfasaje entre el lugar supuestamente internacional e importante, y lo sordo y extenuado que quedás por un sueldo ínfimo”, dice Lucas.
Pis encima
Atento Argentina es una empresa creada por el Grupo Telefónica para que funcione como call center (curiosidades de la época de la concentración: Sprayette también pertenece a dicho grupo). La necesidad de este tipo de sub empresas puede explicarse con un argumento obvio: «Atento fue creada por Telefónica con el único objetivo de precarizar las condiciones laborales de los trabajadores. Crearon un fraude para no contratarnos directamente», denuncian los trabajadores.
Sebastián trabaja en Atento, tiene 29 años y estudió para ser docente. Su relato echa luz sobre las condiciones de trabajo: «Tuve muchos oficios en mi vida: limpié baños, fui docente en escuelas en donde los pibes más que aprender matemáticas necesitaban afecto, vendí revistas en el tren y hasta fui personal trainer. Así y todo podía estudiar y rendir bien. El cansancio era físico y natural. El único trabajo que me quebró fue este», dice con la mirada perdida.
«Me quebró la cantidad de llamadas que hay que atender en pocos segundos –si no lo hacés la empresa te descuenta 50 pesos-, me quebró esa presión y también ver a otros compañeros mal. Por ejemplo una chica de 20 años, estudiante, muy bonita, muy inteligente, la típica niña prodigio, me tocó verla hacerse pis en el lugar de trabajo por miedo de ir al baño…», cuenta con angustia.
Atento inició una lucha hace casi tres años por mejores condiciones y para defender a los trabajadores que sistemáticamente son despedidos sin causa. Antes de 2003 trabajan 4.500 personas divididas en las sedes de Atento Martínez, Barracas y Mar del Plata. Según explica Carolina, compañera de Sebastián, la empresa empezó a ‘arreglar’ con trabajadores por sueldos de mil pesos. A los de Barracas, en su mayoría jóvenes de la zona sur, les ofrecían ir a trabar a Martínez, con lo que los obligaban a renunciar. Así quedaron apenas 500 trabajadores. El vaciamiento se efectivizó en junio de 2003. Un mes después Atento ya empezaba nuevamente a contratar pero con nuevas condiciones: 200 pesos menos de salario básico. Para la inauguración de esa nueva etapa, la empresa invitó a Néstor Kirchner y decoró con plantas, flores y alfombras el edificio. Sin embargo, ni bien terminó el acto, quitaron toda la escenografía: “Ni las flores dejaron”, cuentan los chicos.
Según explican, es política de la empresa cambiar, rotar, renovar a los trabajadores y sobre todo a los que tengan más potencial de organizar alguna revuelta. En esta empresa, los trabajadores llevan en su haber tres tomas del edificio y siguen de pie ahora no solo contra la opresión de la empresa sino también tratando de huir de partidos políticos de izquierda que intentan regimentar al resto (en esta lógica, se sabe, los que no quieren ser regimentados son acusados por los partidos como “oficialistas”, “contrarrevolucionarios” y floridos adjetivos de ese tipo).
Sebastián cuenta una de sus teorías: “En Atento nunca estás en paz y nunca estás en conflicto. En otros lugares trabajás hasta que llega el conflicto, hay paro, dura un día o dos. Negociás con el patrón, termina el conflicto y volvés a trabajar bien. Acá nunca estás en conflicto salvo cuando hay despidos masivos: se organiza la pelea por la reincorporación pero cuando termina no estás en paz, seguís presionado, siempre en conflicto con este trabajo”.
Carolina cuenta que la reprobaron en un parcial que rindió justo cuando fue la última toma de Atento de la que ella participó hace casi un mes. Razones del bochazo: “No pude pensar bien, estaba saliendo de una situación de encierro y de violencia y pienso, pucha yo quiero que acá mejoren las cosas pero también me quiero recibir…”.
Puse mucho de mi vida
El trabajo implica una presión enferma física y mental, y un dilema referido a la propia identidad: “Tenemos otras vocaciones e intereses y estamos peleando por ser telefónicos. Y la verdad es que nadie quiere ser telefónico por deseo propio”, confiesa Carolina. Agrega: “Muchas veces me preguntan ¿de qué trabajas? Y aunque no me da vergüenza, no puedo sentirme orgullosa de mi trabajo. Además soy millones de cosas antes de trabajar en un call center”.
Sebastián se suma: “No sé si quiero ser telefónico, pero es la herramienta que veo como para que mi ahijado no trabaje en un call center así. Que sea un oficio como el de carpintero. Por mí, que desaparezcan, pero como no va a pasar, nos queda pelear”.
Según las estimaciones oficiosas en estos lugares cerca del 70% de los trabajadores padecen desde problemas psiquiátricos, pérdida de la audición, nódulos en la garganta, tendinitis, hasta enfermedades de la espalda y de la vista, entre otras, donde ya ni enumeran lo que parece natural: el estrés, el agotamiento. Lucas: “Las propias empresas pusieron el límite de 6 horas no por solidarias ni por bondadosas, sino porque saben que más allá la persona ya no sirve para nada, y su rendimiento cae totalmente”.
El último caso que sucedió en Atento le tocó a una joven asmática: “Pusieron el aire acondicionado muy caliente y despidió unas partículas tóxicas: se le cerraron los bronquios, se desmayó, no podía respirar bien y se la llevó una ambulancia que tardó media hora en llegar. Estuvo dos días internada porque no se le cortaba eso que había respirado. Todos los que nos quedamos teníamos un dolor de cabeza terrible por ese olor que estuvimos respirando”, recuerda Cristina.
Sebastián responde por qué vale la pena quedarse y no renunciar: “Yo puse mucho de mi vida acá. Quiero que esto sea un trabajo digno”.
Último acto
Detalles de la vida de Lucas en Sprayette:
* La diferencia entre el sueldo prometido y el real se debe a que era muy difícil la campaña de suscribir a españoles al diario El País. “Al hablarte de 650 pesos metían gente. Cuando nos encontramos con 490, los de Sprayette nos mandaron a la agencia, y viceversa”.
* Lucas calcula la proporción en contra de 80 a 1 para encontrar a un lector de El País. “Pese a que es el diario más leído, con 500.000 ejemplares, hay 40 millones de españoles. Cuando encontrábamos a un lector del diario, los supervisores se nos venían encima para que les dijéramos cualquier cosa con tal de asegurar la venta. Nos pedían que mintiéramos. Les decíamos que por el diario de 1 euro les íbamos a descontar 70 céntimos por día de su cuenta bancaria. En realidad, se les iba a cobrar todo junto, pero era un modo de engatusarlos. Si lo lograbas, los supervisores empezaban a gritar y aplaudir: ¡grande, puto, hicimos la venta!
* De la venta por un total de 100 euros (400 pesos aproximadamente) al teleoperador le quedan, limpios, 3 pesos.
 El mal humor de muchos teleoperadores los alejó de tales festejos. Durante el cumpleaños del supervisor al que le regalaron el DVD con el dinero que obligaron a poner a todos, los encerraron en la plataforma para obligarlos a celebrar y no tener su break aparte.
* Comenzó la presión con una de las jovenes teleoperadoras, obligándola a cambiar de turno, cosa que ella no podía hacer. Sus compañeros la incitaron a seguir trabajando en su turno hasta que ella dijo: “Basta, no quiero pelearla más”, y se dio por renunciada.
* La jefa de plataforma apareció sonriendo “como sobrándonos” cuenta Lucas, para borrar de la pizarra el nombre de esa joven y de otra que en realidad había pedido día de estudio. Lucas discutió con esta mujer, y finalmente él mismo se borró de la pizarra. “Estaba perdiendo mi propio trabajo, pero no pude aguantar el modo en que se reía de nosotros, cómo nos estaba sobrando”.
* “Le dije que alguna vez se iba a acordar de toda la gente que estaba jodiendo. Me contestó: Andate, pendejo”.
Algo está pasando
El fin de la historia es paradójico. Lucas consiguió trabajo en Atento, donde ha confirmado que la lógica de estas empresas responde a un molde nuevo: “La productividad no está medida en relación a las ventas, sino a la obediencia del operador. Lo importante para ellos es que cumplas el tiempo de entrada, de salida, el tiempo del break. No se valoran tus ventas, sino tu nivel de conexión a la máquina y de docilidad. Me cuesta encontrarle explicación, pero se ve que la productividad para ellos es que después de un tiempo te destruyeron el cerebro, y directamente te conectás todo el tiempo, levantás llamadas al ritmo que ellos quieren, y la ventaja es que no tenés otra cosa en la cabeza”.
Más detalles. Atento, para evitar los conflictos con los empleados que piden el pase al convenio de telefónicos, está transfiriendo sus propias tareas de call center de las telefónicas, a Action Line, por ejemplo, mientras recibe campañas de otro tipo de empresas (lo cual evitaría que se la considere una subsididaria de una “empresa telefónica”).
El negocio promete seguir adelante. Lucas cuenta que el Banco Río, con 40 operadores propios, logró la venta del 40% de sus productos bancarios. “Ahora hacen la apuesta de contratar a Action Line, para poner 100 telemarketers”.
Pero existe otra parte de la historia. “Se está armando un Sindicato de Teleoperadores por afuera de Foetra, el sindicato telefónico. Foetra es un sindicato de empresa, nació con la vieja Entel y quedó con Telecom y Telefónica. Tiene 12.000 afiliados en todo el país. Para muchos chicos la gran reivindicación es entrar a Foetra, ser reconocidos como telefónicos, pero muchos pensamos que lo mejor es armar un sindicato aparte, nuestro. En lugar de algo burocratizado donde las decisiones se toman en otro lugar que no es un call center, que las decisiones sean entre los que verdaderamente trabajan en estos sitios”.
El Sindicato tiene su página web www.sindicatodeteleoperadores.com (la otra página que registra esta realidad es www.teleperforados.com.ar)
“El sindicato está abierto a los que quieren pelear por estar en Foetra. Que cada uno elija. Yo creo que es mejor un sindicato aparte, porque lo de Foetra encima no es un convenio, sino un subconvenio de los telefónicos: por eso nadie va a cobrar como un telefónico ni en ese sindicato. Tampoco Foetra intenta que los demás call centers pasen a ser telefónicos, para no tener lío con el Sindicato de empleados de comercio de Armando Cavalieri. Ellos intercambian cuotas sindicales, mientras nosotros miramos. Bueno, ahora no miramos más”.
El Sindicato editó una revista llamada Algo está pasando, tiene 400 afiliados solamente en Córdoba (donde nació) y 1.000 en todo el país. Cuenta Lucas: “Es horizontal, porque las decisiones se toman en asamblea. Y es independiente de los partidos y sindicatos. Los partidos salieron a decir que somos kirchneristas, patronales y mil millones de cosas para tirarlo abajo. Pero nadie puede decir eso, cualquiera puede participar en las reuniones y verlo. En Capital, los encuentros se hacen los viernes a las 6 de la tarde, en Libertad 70, un estudio de abogados que colabora con el proyecto”.
La nueva organización, además busca romper varios moldes sindicales: “No está previsto que el sindicato, si fuera reconocido, cobre cuota sindical obligatoria. Voluntaria, o nada. Ni va a haber ningún puesto rentado. Queremos romper el negocio de los sindicatos, y hacer nuestra propia experiencia, sin dejar que haya otros por encima que quieran decidir por nosotros”, dice Lucas actualizando esta nueva parte de su historia, que recién está empezando.

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado

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Todo lo que se narra a continuación sucedió mientras, en el Congreso, la policía reprimía a mansalva a jubilados, periodistas –incluido Lucas Pedulla, integrante de lavaca– y personas que se acercan a movilizarse cada miércoles. Fin.

Crónica de Franco Ciancaglini. Fotos de Sebastian Smok.

La historia comienza así: el partido del gobierno La Libertad Avanza organizó un acto de cierre de la campaña del vocero presidencial y candidato a legislador porteño Manuel Adorni, en Plaza Mitre, Recoleta.

El montaje del escenario afirma: “Adorni es Milei”.

Se espera que ambas personalidades estén y hablen hoy.

Pero falta para eso.

Media hora antes de la convocatoria, en distintas esquinas de la avenida Libertador, hay grupos de personas que, muy organizadas, esperan.

En las esquinas la mayoría va vestida de negro pero, en un acto de magia política, luego se las verá llegar a la plaza con la misma remera violeta, puesta arriba de sus verdaderas remeras o incluso de buzos y camperas.

Un notero de TN primero y luego de C5N hablaron con estas personas, que confesaron haber sido convocadas para trabajar en “prevención” bajo la promesa de una paga de 25 mil pesos.
El Whatsapp de la convocatoria, revelado a cámara por uno de ellos, decía: “Ahy (sic) un acto político de 17 a 21. 25 mil pesos. El que quiere se anota”.

Finalmente no era para prevención, sino para “presencia”.

Pero lo peor no es nada de esto, sino que finalmente no les pagaron los 25 mil, sino que quisieron darles 10 mil; ante la presión, algunos recibieron 20 y otros, nada: “Porque no me quiero poner la remera esa sucia no me quieren pagar”, denunció el más sincero ante las cámaras.

Fin.

Lo cierto es que estas columnas de unas 50 personas cada una fueron las que lograron ocupar una plaza Mitre que estaba semivacía.

Temprano, los remera violeta se negaban a hablar con la prensa, aún disciplinados por la promesa de la paga. Luego, ante la deflación de lo prometido descargaron su bronca ante las cámaras dejando en evidencia cómo trabaja el puntero Sebastián Pareja en la provincia de Buenos Aires, de donde provenían estas personas, para el cierre de una campaña porteña.

Alicia es jubilada pero no está marchando alrededor del Congreso, sino que está acá, colándose entre los violetas para saltear unas vallas y pasar más rápido hacia el sector del escenario. Hace un año y medio que se afilió al partido en la Comuna 13 Belgrano, Núñez. Habla de Milei como obnubilada, apurando su paso como ansiosa por la posibilidad de verlo en vivo. Faltan, al menos, dos horas.

Describe a Milei como un “bocho en economía” y se ríe al recordar que en la última elección, hace dos años, votó al actual jefe de gobierno, Jorge Macri. Está claro que no repetirá voto: “Está la ciudad muy abandonada. Mucho linyera, ratas por todos lados. En mis 82 años nunca había visto ratas en la ciudad”. Voto cantado: Adorni, a quien define como “alguien muy correcto”.

Sobre el otro Macri, el Mauricio, dice que “en su momento gobernó bien” pero ahora lo ve fuera de escena. No está al tanto de sus últimas apariciones contra Caputo, Karina y al propio Presidente, o no le interesan.

Alicia prefiere no hablar más y busca un lugar cerca del escenario para ver a su Presidente.

Lucía y Paula, también jubiladas, vinieron de Vicente López y prefieren mirar la escena desde atrás de todo. Es que llevan dos perritos de raza, o de diseño: Coca y Cola. ¿Qué les gusta de Milei? “Te puede gustar o no pero él habla desde el sentimiento. De lo que sentimos muchos”, dice Paula. Lucía suma: “Me gusta porque va a fondo”.

Sobre Mauricio Macri: “Yo lo voté. Ahora, de política no entiendo mucho, pero me da un poco de tristeza porque creo que tienen (con Milei) más coincidencias. Pero tiene que haber una oposición con responsabilidad. Tal vez Macri sea la oposición”.

Marta también es jubilada de 87 años bien llevados. Por qué vino acá (y no al Congreso): “Porque quiero escuchar quiero informarme quiero saber. Son tantos años de lo otro, que esto merece una oportunidad”.

Sigue sola: “El tono no me gusta. Cuando dice malas palabras es un mal ejemplo para la juventud”.

Qué le pedirías al gobierno a nivel Ciudad: “Por favor que saque las villas. La 31 es infernal”. Se pregunta y se responde: “¿Porque avanzaron tanto? Porque les han dado plata”.

¿Marra? “Sí, me gusta. Qué paso ahí, no sé. Me gusta, te soy sincera, pero ahora hay que unir fuerzas”.

¿Está de acuerdo con la medida anti-inmigratoria? “¿Vos te podés hacer ciudadano dinamarqués, o paraguayo? Acá entran todos. Los chorros, los burros. Y si no les gusta que se vuelvan a sus países”.

¿Y la pobreza? Marta cambie el eje: “Basta de decir ‘hagan lío’. Francisco se terminó. Basta de decir la iglesia de los pobres. Pepe Mujica era comunista. Se han hecho ricos con los pobres”.  

Precisamente Mujica pareciera que no. Ella: “No sé. Déjame dudar. Pero basta”.

¿Qué representa para vos Mujica y qué Milei? “Apoyo a Milei y lo nuevo. Y que dios nos ayude”.

¿Y si sale mal? “Creo que ya no voy a estar con vida. Que se arreglen los que quedan”.

Fin.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Fotos: Sebastian Smok

A su lado hay un joven con una pala gigante. Posa sonriente para decenas de cámaras. Parece haber logrado su objetivo: llamar la atención.

Se llama Santiago y se tomó dos colectivos desde “la zona más fea de la provincia”, Florencio Varela, donde vive. Tiene 21 años, camisa manga larga a cuadros y una enorme mochila roja sobre la que ató un pañuelo celeste.

Cuenta sobre el sentido de la pala: “Hay que trabajar en este país. Nada se puede conseguir gratis. Todo es trabajo en la vida”.

De qué trabaja: “Soy Rappi y Pedidos YA”. ¿Cuánto gana? “Un poco, mi mamá me decía: muy bien Santiago, ese dinero lo sacaste de tus esfuerzos”. No dice números. Y finalmente revela que ahora ya no trabaja.

Al joven de la pala lo interrumpe Franco, otro joven, vestido de traje, que quiere sacarse una foto con el instrumento. Me da la cámara y posa de mil maneras para fotos que luego subirá a su Instagram. Franco Vera, sabré después, es un joven militante que ha irrumpido hace pocos meses en el colegio Nicolás Avellaneda de Palermo –estando él domiciliado en el conurbano- para postularse como Presidente del centro de estudiantes de la institución.

Franco Vera es de estatura pequeña pero en el debate del centro de estudiantes miró a sus contendientes de la lista oficialista, asociada al peronismo, y al ver que eran 8 personas dijo: “Yo estoy solo pero me la aguanto”. Primera gran ovación del público que recién lo conocía en un debate que ganó con comodidad con palabras clave como fútbol, Messi, Dios, diversidad.

Su lista, hasta antes del debate compuesta por él solo, se llama Ruge el cambio.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Franco Vera, candidato a presidente por la lista Ruge el cambio del centro de estudiantes del colegio Nicolás Avellaneda.

Ahora tiene una decena de seguidores, más después de su segunda jugada: hacerle una cámara oculta a la directora. En la cámara, subida a las redes, se ve cómo la mujer lo apercibe por una serie de hechos difíciles de entender desde afuera, supuestas actitudes de Franco desde que llegó al colegio. Es cierto, se lo nota sobre excitado y concentrado en su carrera estudiantil. Y si bien el video no lo muestra, él asegura que el objetivo de la directora es censurar a Ruge el Cambio para que no se presente –y gane- las elecciones del centro.
Así utilizó la cámara oculta para denunciar la censura institucional.

Su historia merece un documental aparte, que no entra en esta nota. Sobre la elección porteña, él no puede votar. Y pese a las preguntas sobre la actualidad él hablará como representante de los jóvenes de LLA en tono candidato y pedirá que sea a través de videos: “Menos Estado es menos peso al sector público. O sea… Si una persona no capacitada no nos sirve, ¿para qué lo vamos a tener como empleado? Necesitamos tener personas capacitadas. Hay que aprender en esta batalla cultural que los que nos gobiernan son personas normales, no son entes superiores, no tienen título de nobleza”.

¿Los Menem no serán parte? A Franco no le entra una bala: “Los jóvenes somos el cambio” responde en casete y mostrando su sonrisa de dientes con aparatos. Corta la charla para seguir sacándose fotos que subirá tanto a su Instagram como al de la agrupación Ruge el cambio, actividad que le sale muy bien: durante la tarde noche logrará cosechar selfies con personajes como el Gordo Dan o el diputado Martín… Menem.

Fin.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Lila Lemoine apareció vestida de playera de YPF.

Otras celebridades que se llevan las miradas:

El Zorro con la bandera de Argentina.

Mickey Mouse con un cartel que dice “Aguante Adorni”.

Lila Lemoine vestida como playera de YPF.

Una mujer que tiene tatuada en la cara, justo arriba de su ceja, la palabra “Castrate”. Hay que acercarse bien para entender bien de qué va… o no tanto. En su cachete izquierdo amplía las siguientes consignas:

  • Castrá
  • Adoptá callejeritos
  • Educá
  • No compres
  • No + piroctenia

Son tatuajes.

En la cara.

Fin.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado

Franco Carcedo es autor de un libro recién salido del horno que se llama Milei: Conexiones filosóficas. Lo escribió junto a su esposa en La Pampa, donde vive, de donde llegó hoy 7AM y a donde vuelve hoy mismo a las 22. Vino, además de para ver a Adorni y Milei con el objetivo concreto de vender su libro. Lleva 5 ejemplares en la mano, y cuenta que ya vendió otros 5. “Es un camión”, anuncia. Y cuenta sobre su contenido: “El libro relaciona distintos acontecimientos que sucedieron durante la vida de Javier Milei, lo que hizo y muchas veces lo que dijo y dice”. ¿Un ejemplo?

Lo que sigue es literal y no está trucado ni escrito maliciosamente: es parte del libro editado por la editorial Dunken, que cualquiera puede comprar. Dice Franco: “Cuando habla de la felicidad él sin saberlo está hablando de algo que dijo Oscar Wilde en 1888”. ¿Cómo? “Cuando Milei dice que la felicidad es no tenerle miedo a la muerte. Oscar Wilde dice algo parecido”.

La pido mejor hojear el contenido; al inicio hay dos citas. Una de Napoleón que dice: “Los hombres excepcionales son parte de un momento excepcional”. Y otra de Javier Milei: “No seré reconocido como economista sino como rockstar”. Ahí nos vamos entendiendo.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Franco Carcedo y su libro.

En el libro, profundiza Franco, “hay referencias a Nietzche, Maquiavelo, hay cosas de Spinoza… y la frutilla del postre”. Atención: “La cita de Wilde de la felicidad es de 1888. Milei en 1998 funda una banda que se llama Everest. ¿Sabés cuantos metros tiene el Everest? 8848.88”. Ante mi mirada atónita, Franco Carceda prosigue: “Pero hay más. El día que nació Milei se jugó un partido amistoso para homenajear a Arsenio Erico (futbolista paraguayo muy querido en Independiente). En ese partido debutan Bianchi, Carrascosa y César Laraignée. Ese día nació Milei”.

¿Y entonces? Franco Carceda repite: “El día que nació Milei ellos debutan con la casaca argentina”.

¿Pero cuál sería la conexión filosófica: “Es algo piola porque Milei es fanático de Boca y Bianchi es casi el máximo ídolo de Boca, con Riquelme y Palermo, ponele”.

Vuelvo a pedirle el libro. Sobre el nacimiento de Milei, se informa también que nació el mismo día que el guardameta ruso «Araña» Yasín (¡dos arqueros!) y que se editó un álbum del conjunto Jackson 5 de donde saltaría a la fama Michael Jackson.

Fin.

Equivalencias y bebidas.

Una señora envía videos a un grupo y le responden “como quisiera estar ahí”, “cuidate” y le ponen emojis de un león.

Una nena con la careta de Milei y una motosierra posa para las fotos mientras la mamá, al lado, tiene una careta de Adorni, un caniche y muchos pañuelos celestes atados a la mochila, como si los hubiera llevado para hacerse unos pesos.

Un remera violeta grita “viva la libertad” y otros remera violeta, alrededor, lo miran y estallan en carcajadas. Él también.

Franco Vera me contará luego, orgulloso y dolorido, que le tocó la mano a Milei pero que eso le costó que, literalmente, que los seguridad lo tiraran al piso y le pisaran la cabeza: “Estoy bendecido”.

Suena en el escenario un tema con acordes punk cuya letra asegura que Milei es “el último punk” y “el último superhéroe de la libertad”; eso significa que están al caer el Presidente y también Adorni, a quien nadie parece esperar demasiado. Menos que nadie, los remera violeta.

Aparece más allá otro contingente de remeras violetas que ahora llevan bengalas violetas y tocan bombos violetas, siguiendo a una bandera sostenida por jóvenes prolijos y sonrientes sin remera violeta.

La inscripción de la bandera en la cabecera dice «Jóvenes LLA» y otra atrás “Lugano”. La entrada es de cancha: se canta “el domingo cueste lo que cueste” y “un minuto de silencio para Macri que está muerto”.

Otro de los hits son “El que no salta es radical” y uno que cambia la palabra “Perón” por “León”.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado

Un hombre de 40 y pico, vestido de traje, es el que saca las canciones y agita.

Lidera a la barra hasta meterla en el centro mismo del escenario.

Mientras este cronista anota otras cosas, como la presencia de francotiradores en las terrazas de Recoleta y al lado del escenario, se ve que el hombre sale del tumulto, ofuscado.

Le han robado el celular.

Habla con una persona de seguridad, que abre las manos en señal de “no puedo hacer nada”.

El hombre está visiblemente afectado, dice “no lo puedo creer” y pide un celular para “dar de baja las tarjetas”.

Consigue una cómplice, a quien le confesará lo que él cree es la razón del robo:

-Es que está lleno de negros.

Fin.

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